Page 1 of 2
1 2

Venezuela: La mala educación de la UCAB

La mala educación de la UCAB

Carlos Ruperto Fermín

En el presente año 2020, se cumplen 5 años de un trágico hecho universitario venezolano, que fue censurado y olvidado por el Ministerio del Poder Popular para la Educación en Venezuela, y que fue transformado en un tópico tendencia en las populares redes sociales, llenas de amarillismo, de sensacionalismo y de sexualismo.

Yo creo que todos los venezolanos debemos reflexionar, sobre la mediocridad de la educación universitaria venezolana, en aras de sembrar un mejor futuro académico para los jóvenes bolivarianos y revolucionarios del siglo XXI.

Todos recordamos la famosa y memorable «Cervezada», realizada por estudiantes de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en el año 2015.

El alcohol hizo que la tradicional fiesta cervecera se transformara en promiscuidad, y hasta una estudiante universitaria llegó a ser filmada en medio del acto sexual, que fue realizado dentro de un salón de clases de la prestigiosa UCAB, y cuyo video explícito fue compartido en las populares redes sociales, para avivar el morbo de los internautas.

Es muy triste que una casa de estudio venezolana, como la Universidad Católica Andrés Bello, que supuestamente inculca valores católicos al estudiantado, permitió realizar una diabólica y tradicional Cervezada llena de violencia, embarazo precoz, SIDA y muerte.

Pero tras conocer el caso de prostitución universitaria dentro de las aulas de clases:

¿Acaso las autoridades rectorales de la UCAB eliminaron las promiscuas Cervezadas?

No mis hermanos, la UCAB no eliminó la tradicional Cervezada.

La aceptación de la promiscuidad estudiantil universitaria por parte de la UCAB, nos demuestra que el alcohol del Mundo es más importante que la Palabra de Dios, porque aunque eliminar la Cervezada hubiera sido una gran expresión de decencia cristiana y de seriedad académica, pues todos sabemos que la educación es un gran negocio en Venezuela, y la famosa UCAB recibe muchísimo dinero por parte de las adineradas familias venezolanas, que malgastan millones de bolívares para que las Cervezadas sigan realizándose de generación en generación, y sigan matriculando la carga de prostitución.

Por desgracia, las borracheras universitarias organizadas y financiadas por la UCAB, han sido copiadas y emuladas por otras universidades venezolanas tanto privadas como públicas, que realizan sus propias Cervezadas para imitar el entretenimiento caraqueño en el interior del país, por lo que la Universidad Católica Andrés Bello, ha contribuido al crecimiento del alcoholismo en la población estudiantil universitaria de Venezuela.

En el medio cibernético oficial de la UCAB https://www.ucab.edu.ve/ podemos leer su honorable reseña histórica, que textualmente afirma lo siguiente:

«La universidad se dirigía particularmente a consolidar, de modo eficaz, la educación moral y espiritual de nuestra juventud, destacando para ello el valor y la dignidad de la persona humana, ennoblecido aún más por su condición cristiana».

¿Acaso una Cervezada ayuda a consolidar de modo eficaz, la educación moral y espiritual de la juventud venezolana?

¿Acaso una Cervezada ayuda a destacar el valor y la dignidad de la persona humana?

¿Acaso una Cervezada ennoblece la condición cristiana de la UCAB?

No hay duda que la UCAB del siglo XXI, se olvidó de los códigos éticos y de los preceptos morales, que debería atesorar una digna universidad venezolana, siendo su propia reseña histórica la que nos demuestra, la gran contradicción que existe entre las mentiras dichas por la UCAB con palabras, y las verdades hechas por la UCAB con sus Cervezadas, por lo que hoy invitamos a las autoridades rectorales, a los profesores venezolanos y a los estudiantes ucabistas, para que lean con atención la mencionada reseña histórica de la UCAB, y saquen sus propias conclusiones sobre la doble moral universitaria.

¿Acaso Jesucristo se emborrachó bebiendo el alcohol de las cervezas, después de recibir el revolucionario bautismo en las aguas del río Jordán?

¿Acaso Andrés Bello se emborrachó bebiendo el alcohol de las cervezas, después de escribir su revolucionaria obra Los sonetos a la victoria de Bailén?

Aunque los ucabistas no saben dónde está ubicado el río Jordán, aunque los ucabistas no saben qué es Bailén, y aunque los ucabistas no saben qué es el humanismo, pues los ucabistas siempre saben beber, bailar y disfrutar el alcohol de una espumosa Cervezada.

Vimos que la Universidad Católica Andrés Bello, no refleja la sobriedad de Jesucristo y no refleja la sobriedad de Andrés Bello, pero aunque realmente la UCAB es otra mundana universidad venezolana sin nombre y sin apellido, pues miles de adinerados jóvenes venezolanos, aspiran que sus padres les compren las entradas para ingresar a la famosa UCAB, y aspiran que sus madres les compren las birras y los birretes, para transformarse en famosos ucabistas por amor a la mediocridad de una bella cerveza.

¿Acaso los estudiantes de la UCAB realmente sienten la compañía de Jesús dentro de sus corazones universitarios?

Un estudiante venezolano que pasa cinco años de su vida educándose dentro de los salones de clases, y antes de su graduación decide tener relaciones sexuales dentro de los mismos salones de clases, donde recibió educación durante cinco años de su vida, es un clarísimo reflejo de la falta de respeto y de la falta de valores cristianos de los universitarios de Venezuela, siendo el alcohol la gran sustancia psicoactiva que nos demuestra: la miseria espiritual y la degradación moral de la juventud venezolana.

¿Acaso la UCAB realmente sabe quién es Jesucristo?

Por culpa del alcohol que destruye hasta la educación en Venezuela, la UCAB es parte de la repulsiva videoteca pornográfica en la Web, ya que UCAB ahora es una erótica etiqueta que todavía genera tráfico por las visitas y por los resultados, que arrojan las búsquedas de contenidos en los sitios pornográficos de la red telemática Internet, que no se cansa de reproducir públicamente el video porno de dicha universidad católica de Venezuela.

Generalmente, un joven venezolano ingresa a una universidad para acercarse al conocimiento que devendrá en sabiduría para enfrentar los desafíos de la vida, y a la vez, para también alejarse de las cosas malas que se cotejan en la vida, como las drogas, la delincuencia, la pornografía, la promiscuidad y la vagancia.

Es incomprensible que una universidad venezolana, premie a sus próximos graduandos con el terrible vicio del alcohol, porque si al final de sus carreras universitarias, los estudiantes son premiados con una Cervezada para que festejen con alegría sus próximos títulos de grados, entonces debemos reconocer que las universidades venezolanas, están deformando el preciado valor de la educación superior, y no solo se estimula a que los jóvenes se conviertan en profesionales adictos a las borracheras y a los vicios mundanos, sino que también se están enfermando los corazones y se están enfermando los hígados de miles de muchachos venezolanos, quienes terminan pensando que el alcohol es bueno para la salud, porque la universidad premia sus esfuerzos académicos con una buena dosis de alcohol.

En pleno siglo XXI, estamos demostrando que la UCAB, en vez de evolucionar como una universidad cristiana venezolana, simplemente ha caído presa de los vicios mundanos como el alcoholismo, alejándose de su condición cristiana, y conllevando un fuerte proceso de involución, que viene perjudicando a miles de jóvenes venezolanos, quienes son incapaces de aplicar el discernimiento en sus vidas, para reconocer que el cristianismo y el alcoholismo son incompatibles.

Es importante saber que en Venezuela, más del 80% de los cristianos venezolanos que sufren la enfermedad llamada alcoholismo, son cristianos venezolanos que por bautismo pertenecen a la Iglesia Católica, lo cual demuestra que hay un fuerte nexo entre el catolicismo y el alcoholismo.

Las familias cristianas católicas venezolanas, aceptan el veneno del alcohol como parte de la idiosincrasia venezolana, siendo el motivo por el cual la Cervezada sigue siendo aceptada y financiada por las universidades públicas y privadas de Venezuela, lo cual también nos demuestra que los vicios mundanos de la sociedad moderna, terminan siendo enfermizas tradiciones culturales que corrompen el benigno sacrificio de Jesús, quien con su preciosísima sangre derramada en la injusta cruz del Calvario, expió los pecados de la Humanidad, para no tener que seguir violentando nuestros cuerpos con el alcohol.

Y es que el alcoholismo en Venezuela siempre ha estado fuertemente emparentado, con la exposición de perversos contenidos audiovisuales por parte de los medios de comunicación privados, que invierten grandes sumas de dinero para envenenar la razón y para manipular la mente de los compatriotas venezolanos, quienes terminan sintiendo la compulsiva necesidad de comprar cervezas y de beber alcohol, porque fueron altamente sugestionados sensorialmente, para que malgastaran el dinero comprando más vicios.

La juventud venezolana siempre ha sido la población más vulnerable y más perjudicada, por el constante bombardeo publicitario de las empresas cerveceras en el país, porque las cervecerías saben que si generan la adicción al alcohol desde la pubertad, pues ganarán mucho más dinero esclavizando a una rebelde juventud venezolana, que a medida que vaya creciendo en la vida, pues gastará más dinero para pagar el precio del alcoholismo.

Si la juventud venezolana sigue amando a la Cervezada y sigue odiando a Jesucristo, es porque las universidades capitalistas de Venezuela, los medios de comunicación social privados, y las empresas cerveceras que fabrican los licores consumidos en nuestro país, siempre trabajan en mancomunidad para joder y para echar a perder la vida del estudiantado venezolano, y si celebramos la Cervezada con la buenísima música rock de caramelos de cianuro, y si celebramos la Cervezada con las sensualísimas fotografías de la gran Chica Polar, pues seguro que la erecta Cervezada será una inflada pantaleta tan orgásmica como delictiva.

Celebrar una Cervezada para festejar la conquista de un título universitario, demuestra el estrepitoso fracaso intelectual del sistema educativo venezolano, porque sabemos que para todos los estudiantes venezolanos, Homero Simpson es más sabiondo y más famoso que Jesucristo, porque sabemos que para todos los profesores venezolanos, Peter Griffin es más sabiondo y más divertido que Andrés Bello, y porque sabemos que para todos los rectores venezolanos, Pedro Picapiedra es más sabiondo y más altruista que Teresa de Calcuta.

¿Universidad Católica Andrés Bello?

No mis hermanos, Universidad Satánica Homero Simpson.

El verdadero nombre de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), debería ser la Universidad Satánica Homero Simpson (USHS), porque envenenar a los jóvenes venezolanos con el alcohol de las Cervezadas, son diabólicas artimañas de Satanás para destruir la salud mental de los estudiantes, y cuando esos estudiantes terminen cambiando los pupitres de la universidad por las sillas de Alcohólicos Anónimos, entonces ya será muy tarde para recuperar el control remoto de la vida, y será muy tarde para cambiar el canal de la toxicidad.

La UCAB, el Sambil, Globovisión, La Mega, Farmatodo, La Patilla, Polar Ice, iPhone, CNN, Santa Claus, Primero Justicia, Nutella, Dólar Today, PlayBoy, el Real Madrid, la MLB y el Barcelona.

¿Por qué será que la mísera transculturación de la educación privada venezolana, siempre causa el deseo de vomitar toda la privatizada basura consumida?

Quiero compartir con los estudiantes ucabistas y con la sociedad cristiana católica venezolana, algunas citas bíblicas que serán de gran usufructo para todos los hermanos y las hermanas, que endiosan el alcohol de una Cervezada.

Juan 6:35

«Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed».

Jeremías 31:25

«Yo he de satisfacer al alma cansada, y he de saciar a toda alma atribulada».

Juan 7:37

«Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba».

Entonces mis hermanos cristianos católicos venezolanos, ¿Qué se supone que debemos hacer con la Cervezada de la UCAB?

¿Será que toleramos la Cervezada, aunque después no toleraremos la cirrosis hepática del enfermo ex ucabista?

¿Será que le metemos plomo y terrorismo a la maldita Cervezada, para que los ucabistas aprendan a respetar toda la sangre derramada por Jesús en el Gólgota?

¿Será que olvidamos la Cervezada, aunque después no olvidaremos el coma etílico del enfermo ex ucabista?

Como dije al principio del artículo, en el año 2020 se cumplen 5 años del ultraje sexual cometido dentro de los salones de clases de la UCAB, y si recordamos que las clases fueron suspendidas en las universidades venezolanas debido al pandémico Covid-19, pues yo creo que es la propicia oportunidad de oro para reflexionar, sobre cuál queremos que sea el futuro intelectual del estudiantado venezolano, y sobre qué tan cristiana es la población estudiantil venezolana.

Por rebeldía, por orgullo y por frustración, miles de venezolanos caen en la trampa del alcohol, porque la rebeldía, el orgullo y la frustración, son grandes virtudes de Satanás.

Los invito a leer mis artículos titulados «Sin una gota de alcohol, Venezuela vive mejor» y «Las carreras universitarias no son carreras de caballos», los cuales fueron textos publicados recientemente en medios cibernéticos de nuestro país, y que de hecho, me sirvieron como base conceptual para extender mis palabras, sobre el problema de las Cervezadas en las universidades venezolanas.

A continuación comparto los hipervínculos de los mencionados artículos:

https://www.aporrea.org/educacion/a295029.html

https://www.aporrea.org/actualidad/a294413.html

Muchas gracias por su tiempo.

Autor: Carlos Ruperto Fermín

Fuente de la Información: https://www.aporrea.org/educacion/a295668.html

 

Comparte este contenido:

0% Educación Ambiental en Venezuela, 100% Basura en las calles de Venezuela

Por: Carlos Ruperto Fermín.

Mayo es el mes del reciclaje, porque el 17 de mayo celebramos el Día Mundial del Reciclaje, siendo una oportunidad de oro para que los venezolanos, apliquemos la reflexión en nuestras vidas, por el bienestar holístico de la Tierra.

Dicen que las estadísticas nunca mienten, y basta con caminar por las calles venezolanas, para comprender que las estadísticas jamás mienten en la corte.

Siendo sincero, mis artículos sobre ecología no son escritos ni para el tiempo presente ni para la audiencia presente. Como decimos los venezolanos, nosotros ya estamos echados a perder, ya estamos jodidos, simplemente vivimos por vivir, con nuestra sagrada irresponsabilidad ambiental que jamás cambiará por voluntad propia, y que nos alegra enaltecer tirando más basura en las calles.

Yo escribo mis artículos pensando en el futuro conservacionista de Venezuela, donde los niños y adolescentes encontrarán en mis sabias palabras, una esperanza ecológica para revertir las toneladas de basuras sembradas por sus padres y abuelos, que ni quisieron ni supieron ver la cándida luz del santo sol.

Los jóvenes venezolanos se acostumbraron a caminar entre los residuos sólidos urbanos.

Los jóvenes venezolanos se acostumbraron a vivir entre los residuos sólidos urbanos.

Los jóvenes venezolanos se acostumbraron a rezar entre los residuos sólidos urbanos.

Oraciones muy fáciles de escribir, pero oraciones muy difíciles de digerir.

Los muchachitos venezolanos fueron bien educados por sus progenitores, y ya aprendieron a tirar basura dentro de las iglesias cristianas, ya aprendieron a saltar las montañitas de basura en las aceras de las carreteras, ya aprendieron a taparse la nariz cuando pasan muy cerca de la vil basura citadina, ya aprendieron a sentir odio por la cochina bolsa de basura que saldrá de la casa, ya aprendieron a decir basura cuando quieren insultar el apellido de un Ser Humano.

Las travesuras de los padres muy bien aprendidas por sus hijos. ¡Qué chévere!

Nosotros no somos delincuentes, pero si el pueblo venezolano delinque en contra de la paz ecológica de Bolívar, pues tendremos que tratar a los sucios delincuentes venezolanos, como tratamos a la basura que tiramos en las calles.

Sabemos que en todos los estados venezolanos, se vienen realizando esfuerzos ambientales comunales, para erradicar tanta basura de las calles bolivarianas, pero mientras sigamos cargando la cruz del 0% de Educación Ambiental, y mientras sigamos cargando la cruz del 100% de basura en las calles de Venezuela, pues será ecológicamente imposible revertir la perversión ambiental.

Instalar cámaras de seguridad anti-basura, entrenar a policías anti-basura, amaestrar a perros anti-basura que muerdan el trasero del infractor, obligar a pagar las unidades tributarias que nunca se pagan, premiar a la gente anti-basura, intensificar campañas educativas anti-basura, escribir artículos anti-basura, regalar regalos hechos con basura, dar el buen ejemplo anti-basura.

Hay de todo en la villa del Señor, y hay de todo en las leyes penales venezolanas, pero cuando finalmente llega el frío de la noche en la ciudad, nunca podemos distinguir entre la sombra de la realidad humana, y la sombra de la basura urbanizada, porque aunque duela reconocerlo con los pies descalzos, todos somos culpables del mismo delito ecológico llamado: indiferencia.

Sin embargo, no todos los venezolanos son animales apestosos de Bolívar, pues existen compatriotas que realmente generan cambios ecológicamente positivos en sus comunidades, pero sus sueños ambientales se convierten en pesadillas mundanas, porque el resto de la ciudadanía no contribuye con la Madre Tierra.

Fíjense que yo estoy viviendo en el municipio Libertador del estado Mérida en Venezuela, y he visto buenas iniciativas conservacionistas forjadas por parte de los habitantes de las comunidades merideñas, que pretenden reducir la contaminación ambiental de la fría y friolenta geografía andina.

En el pasado callejero de la vialidad merideña, se colocaban muchísimos carteles pintados sobre las paredes de las calles, con frases ambientalmente punzantes y elocuentes, como: «No sea cochino, no bote basura aquí», «Regresamos su basura a su casa, edificio o local comercial, colabore», «Prohibido tirar basura en la esquina», «Respete, la calle no es basurero, estamos vigilando», y «La basura es el resultado del límite de nuestra imaginación».

No obstante, esos cartelitos ecológicos en las calles merideñas, terminaron siendo fracasos para los residentes y generaron una mala impresión para los turistas, porque si un ciudadano es capaz de comportarse como un animal, tirando deliberadamente los residuos sólidos en las calles de Mérida, pues obviamente un animal no tiene el suficiente raciocinio para discernir en la calle, y un animal no limpiará su chiquero por una frasecita pintada en la pared.

Sabiendo que las rondas de recolección de basura de los camiones del aseo urbano, son insuficientes para mantener pulcros y resplandecientes los suelos de la capital merideña, y sabiendo que las moscas, las ratas, los zamuros, los perros y los gusanos, agravan la problemática ambiental del casco central de Mérida, pues hemos visto propuestas ambientales muy ingeniosas en territorio merideño, buscando frenar las montañitas de basura en las calles, y buscando promover la Cultura del Reciclaje en una sociedad que desconoce a la Educación Ambiental.

En el municipio Libertador del estado Mérida, se vienen reutilizando cauchos viejos y neumáticos espichados, como si fueran macetas o materos.

Los neumáticos son llenados con tierra, se les injerta una planta ornamental o un pequeño arbusto, y algunas veces son pintados con colores llamativos o adornados con piedritas.

Los viejos neumáticos reciclados y transformados en bonitos arbolitos, son estratégicamente colocados en las esquinas y aceras de las calles merideñas, donde la gente cochina acostumbra a tirar los residuos sólidos comprados y consumidos, a sabiendas de que se está contaminando ambientalmente a las calles del pueblo, y a sabiendas de que los organismos policiales son incapaces de castigar el delito ambiental in fraganti, porque la basura en Mérida se tolera, se legaliza, se huele.

Poco a poco, Mérida se ha visto invadida por los arbolitos con neumáticos.

Yo he visto a jóvenes merideños sudar y trabajar ambientalmente, por el saneamiento de sus calles y comunidades, sin proselitismo político, sin invocar milagros celestiales, sin esperar que venga Inés y haga lo que yo puedo hacer.

Limpiar los cauchos, pintarlos, injertar la planta, moverlos un poquito a la derecha, moverlos un poquito a la izquierda, tomarles una foto con la cámara del teléfono celular, ponerles una firma o frase en la goma externa, y hasta besarlos.

El efecto persuasivo y disuasivo que buscan los arbolitos con neumáticos reciclados, es que las personas cochinas que tiran basura en las calles merideñas, observen el arbolito o la bonita planta germinada por la Madre Tierra, y sientan remordimiento de ensuciar con basura un espacio público merideño, donde yace un ser vivo que todos asociamos con la Naturaleza, con las verdosas hojas y con la belleza del campo.

Supuestamente, el ciudadano merideño debe desistir y cohibirse de tirar su basura mundana, en la zona citadina donde se encuentran los bonitos arbolitos con neumáticos reciclados, porque hasta un hambriento mapurite sabe que un cartón lleno de huevos podridos, no armoniza con una verdosa planta que purifica al Medio Ambiente.

Ya sabemos qué son los arbolitos con neumáticos reciclados, ya conocemos sus coordenadas dentro del estado Mérida, y ya conocemos sus buenos deseos.

Ahora bien, la gran pregunta del artículo sería la siguiente: ¿Acaso los arbolitos con neumáticos reciclados vienen ayudando a reducir la basura en Mérida?

No, lamentablemente, los arbolitos con neumáticos reciclados fracasaron a lo largo y ancho de la geografía merideña, y los espiritualmente cegados y cochinos ciudadanos merideños, ahora lanzan más residuos sólidos urbanos en las calles, donde se ubican los lindos arbolitos con neumáticos reciclados.

¿Usted realmente está prestando oído al tambor?

Los cochinos ciudadanos merideños, ahora lanzan más residuos sólidos urbanos en las calles, donde se ubican los lindos arbolitos con neumáticos reciclados, e incluso, yo he visto los neumáticos llenos de basura por dentro.

Tal vez la gente cochina sienta enojo y malestar, porque hay gente limpia que desea cambiar la inmundicia de la gente cochina, y como la gente cochina es incapaz de reflexionar y cambiar su estilo de vida, entonces la gente cochina reacciona con rabia y tira más basura en la calle, para demostrar que no hay arbolito, que no hay neumático y que no hay cartelito, que pueda cambiar la sucia mentalidad de comprar, comer, tirar, pisar, rebuznar, defecar y dormir.

¡Qué barbaridad! No es grave, es gravísimo el problema de la basura en las calles de Venezuela, y sería más que fantasía cambiar la historia del ecocidio.

¿Por qué fracasaron los lindos arbolitos con neumáticos reciclados?

Los arbolitos con neumáticos reciclados, fracasaron debido a la ausencia de Educación Ambiental en Venezuela, porque si no sembramos valores ecológicos en los hogares, en los colegios, en las oficinas y en las calles, pues nunca viviremos en una ciudad que practique voluntariamente la Cultura del Reciclaje.

Y es precisamente por la falta de Educación Ambiental, que cualquier proyecto ambiental fracasa en cualquier ciudad del Mundo, porque si mientras la mano derecha planta un árbol, la mano izquierda tala otro árbol, al final de la historia nos quedaremos con 0% de Educación Ambiental, y al final de la historia nos quedaremos con 100% de basura cultivada en Venezuela.

No podemos presumir que la gente se sensibilizará por un arbolito con neumáticos reciclados, y no podemos presumir que la gente se arrepentirá de ensuciar la casita de un árbol amorosamente sembrado en la calle, si no cultivamos previamente el valor ecológico dentro del cerebro del pueblo.

Y también hay que reconocer, que los arbolitos con neumáticos reciclados, realmente son estorbos para las congestionadas callecitas merideñas, pues los neumáticos obstaculizan el paso por las aceras, impiden el libre tránsito de los peatones, quienes se ven forzados a caminar por el pavimento de la calle para no enredarse en los neumáticos, lo cual representa un riesgo de sufrir un accidente automovilístico, y también representan un peligro de lesión corporal, para cualquier niño o anciano que sin querer, se tropiece con el neumático en la calle.

La improvisación de los terrícolas no congenia con el bienestar del Medio Ambiente, que siempre exige trabajo mancomunado y despolitizado, para resolver conflictos ambientales que vienen perjudicando a los recursos naturales de la Pachamama, y que específicamente en el estado Mérida, se intentan maquillar y ocultar de los ojos de la colectividad venezolana, durante las rentables temporadas de vacaciones en Semana Santa, en Carnaval, en Navidad y en el mes de Agosto, cuando le pagamos a la gente cochina para que no ensucie las calles con basura, pero cuando los adinerados turistas abandonan los atiborrados vagones del teleférico, entonces le pagamos otra vez a la gente cochina de Mérida, para que siga ensuciando con basura sus calles merideñas.

Pero más allá de la crisis ambiental, Mérida sigue siendo un estado venezolano tan supersticioso como cristiano, donde la gente piensa que por tocarle el pie a un santo de la Catedral, recibirá un favor del cielo que le ayudará en la vida.

Quizás podemos usar el milagroso cristianismo de las iglesias merideñas, para infundir miedo por el pecado, y respeto por el contaminado Medio Ambiente.

La verdad, yo no creo que el fin justifica el medio para conseguirlo, pero si queremos que el 0% de Educación Ambiental no se siga devorando a las calles de Venezuela, pues tenemos que analizar psicológicamente y sociológicamente a la población venezolana, para transformar un sucio talón de Aquiles en un cristalino río del Edén.

Recientemente, fui hasta una populosa calle merideña ubicada cerca de la plaza Glorias Patrias, donde diariamente la gente cochina vierte basura en la acera, incluyendo botellas de plásticos, cáscaras de frutas, pañales desechables, empaques de golosinas, latas de sardinas, periódicos viejos, envases de vidrio rotos, láminas de polietileno, colillas de cigarrillos, y demás basura mundana.

Siempre hay basura en la acera de esa calle merideña, y el constante hedor por el mal manejo de los residuos sólidos urbanos, genera enfermedades respiratorias y problemas gastrointestinales en los transeúntes, que aunque caminan rapidito para evitar la pestilencia pública, no pueden evitar oler la porquería ambulante.

A modo de ensayo ambiental, yo me ubiqué en la acera de la hedionda calle merideña, luego yo coloqué en la pared que se encontraba en la esquina de la acera, una cruz hecha con dos pedazos de madera reciclada que tenía en mi casa, y después yo puse un mensaje escrito en una hoja de papel tipo oficio, que decía:

«Por amor a Dios, no ponga basura aquí».

Sorprendentemente, regresé tres veces a la acera de esa calle, en tres días distintos de la misma semana, y para mi sorpresa, la basura había disminuido en un 90% desde que yo puse la crucecita de madera, y desde que yo puse el mensajito cristiano en la hoja de papel, lo cual me hace pensar que la clave para reducir la basura en Venezuela, es invocar el sagrado nombre de Dios en las calles venezolanas, para que los cristianos venezolanos recuerden que Jesús no tiraba desperdicios en las calles, y que la basura mundana proviene de Satanás.

Una semana después de realizar la prueba ambiental, regresé a la misma acera de la misma calle merideña, y desprendí la cruz de madera que había pegado en la pared, y también desprendí la hoja de papel con el gran mensaje cristiano.

Sorprendentemente, regresé tres veces a la acera de esa calle, en tres días distintos de la misma semana, y para mi sorpresa, la basura había aumentado en un 90% desde que yo eliminé la crucecita de madera, y desde que yo desprendí la hoja de papel con el mensaje cristiano, lo cual me hace pensar nuevamente, que la clave para reducir la basura en Venezuela, siempre será invocar el sagrado nombre de Dios en las calles venezolanas, para que los cristianos venezolanos recuerden que Jesús no tiraba desperdicios en las calles, y para que comprendan que la basura mundana proviene de Satanás.

Dios me demostró que es posible subir el 0% de Educación Ambiental en Venezuela, y Dios también me demostró que es posible bajar el 100% de basura en las calles venezolanas, pero nos hemos olvidado tanto de la santa palabra de Dios, nos hemos olvidado tanto de leer las páginas de la Santa Biblia, y nos hemos olvidado tanto de confiar ciegamente en Jesús, que hasta sentimos pena y vergüenza de escribir mensajes cristianos en las calles, y aunque decimos ser fieles cristianos venezolanos, siempre elegimos caminar entre la basura de nuestras sucias ciudades, antes que caminar con la luz verde y limpia de Jehová.

Recordemos que la cita bíblica en Números 35:34 afirma lo siguiente:

«Y no contaminaréis la tierra que habitas, en medio de la cual Yo moro, pues yo, el Señor, habito en medio de los hijos de Israel».

Cabe destacar que con mi cartelito, yo NO tuve que gastar ni un centavo para educar a los venezolanos, yo no tuve que llamar cochino a nadie, no tuve que dibujar la figura de un puerco en la pared, y no tuve que amenazar con vulgaridades a nadie, pues yo simplemente apelé al pacifista poder de Dios, para avivar la conciencia ambiental en la mente colectiva, y por eso el cartelito decía:

«Por amor a Dios, no ponga basura aquí».

Vamos a cambiar los arbolitos con neumáticos reciclados, por una simple pero poderosa cruz hecha con pedazos reciclados de maderas, y por unos simples pero poderosos cartelitos escritos en papel o cartulina, que exclamen frases ecológicas y cristianas, como por ejemplo:

«Si tira basura, Dios te castiga».

«Por amor a Dios, no ensucie la calle».

«Si eres cristiano, no botes basura aquí».

«Por la sangre de Jesús, ponga la basura en su santo lugar».

«Si amas a Cristo, no eches basura aquí».

«Cruz de amor, no más basura».

No olvidemos que durante su ministerio en la Tierra, nuestro amado Jesucristo sacaba a los espíritus inmundos de la gente endemoniada.

Yo siempre he pensado que la gente que tira basura en las calles, es gente endemoniada y poseída por el Diablo, por lo que es correcto usar el sagrado nombre de Dios, para que la gente endemoniada de Venezuela, no siga tirando basura en la calle.

Dios convierte lo imposible en posible, Dios puede hacer lo que las leyes venezolanas no quieren hacer, Dios puede transformar la basura en rosas.

Es cierto que mi cruz y mi cartelito fueron parte de un exitoso ensayo ambiental en el estado Mérida, y por supuesto que podemos crear diseños visualmente más atractivos, utilizando la económica pintura de caucho o emulsionada, para pintar la cruz y para escribir el mensaje cristiano directamente en la pared de la calle, e incluso, se puede hacer una infografía incluyendo el rostro de Jesús, pero siempre manteniendo la seriedad del trabajo ambiental, porque si convertimos el mensaje cristiano en un colorido grafiti callejero, pues la gente no tomará en serio la amonestación pública, y seguro que seguirá echando basura en la calle.

Hacemos un llamado de atención a las instituciones públicas y privadas de Venezuela, para que consideren las cruces y los carteles que combinan el cristianismo y el ambientalismo, como alternativas prácticas y eficaces para generar la Cultura del Reciclaje, entendiendo que la lucha ecológica venezolana no debe ser politizada por los gobiernos, pues todos necesitamos de una ciudad limpia para realizar las actividades cotidianas, y todos necesitamos despertar la Educación Ambiental para alcanzar el desarrollo sustentable del país.

También debemos comprender que el reciclaje no es la perfecta solución, para resolver el problema de la basura en Venezuela, así como la buena gestión integral de los desechos sólidos, tampoco puede garantizarnos que las calles venezolanas rechinarán de tanta limpieza asfáltica.

Es usted quien debe ser menos consumista, menos indiferente, menos egoísta.

No debes pensar que otro hermano recogerá la basura que tiraste en la calle, porque aunque otro hermano la recogiese, no se justifica tu desidia ambiental.

Yo debo confesar que a finales del mes de abril del año 2020, estuve caminando libremente por la plaza Las Heroínas del estado Mérida, y aunque la cuarentena social en Venezuela convirtió a la famosa plaza Las Heroínas, en una temerosa plaza fantasma donde el virus venció al heroísmo de las heroínas, lo que realmente me sorprendió durante mi melancólica visita, fue observar tanta basura dentro y fuera de los contenedores ecológicos de la plaza Las Heroínas, que desde hace años permiten que los ciudadanos separen y reciclen la basura.

Ni siquiera había un fantasma en la desolada plaza Las Heroínas, pero las altas cantidades de residuos sólidos dispersados por el suelo, nos demuestran claramente el holismo del problema de la basura en Venezuela, porque hoy culpamos a un virus por tanta desidia ambiental en la plaza, pero ayer nadie usó un tapaboca para cubrir su rostro, y la desidia ambiental en la plaza fue la misma repugnante escena, y mañana las felices narices volverán a respirar al aire libre, pero la desidia ambiental en la plaza Las Heroínas, seguirá siendo la misma adversa historia sin fin.

Mientras reflexionaba en la plaza Las Heroínas, recuerdo que me detuve a observar el revoloteo de una microscópica mariposita, que bailaba de florecita en florecita, abstraída del Mundo, viviendo en su mundo, recoloreando mi vida.

En medio de la basura mundana del Hombre, en medio del bacteriológico miedo del Hombre, en medio de un azulado cielo que resplandecía por el sol, pues una mariposita relucía y danzaba debajo de mis pies, en lo verde de un pequeño césped, en una vida que nadie puede ver, en un sueño que no sabemos vivir.

Yo le doy las gracias a Dios, porque siento que soy un hombre distinto a los demás.

Me alegra poder apreciar los pequeños detalles naturales de la vida, que precisamente te alegran la vida, te dan las alas para volver a creer, te dan la luz para volver a escribir, te dan la voluntad para seguir caminando, te dan el oxígeno para inhalar la gracia salvadora de Dios, te dan la virtud para respetar la vida de la mariposita, te dan el juicio para no pisarla y para no matarla.

Me alegra ver lo que otros no pueden ver, me alegra sentir lo que otros no pueden sentir, me alegra pensar lo que otros no quieren pensar.

Entre tanta basura en la plaza Las Heroínas, una mariposita, una criaturita de Dios, un indefenso ser vivo, me demostró que aunque la lucha ecológica es ingrata, es menospreciada y es maltratada, pues yo debo seguir siendo fiel a mis convicciones en la vida, sabiendo que para reconocer los tesoros naturales de Jehová, no hay que viajar hasta los legendarios bosques de Australia, porque debajo de nuestros pies, hay basura que recoger, hay angelitos que bendecir, hay milagros que atesorar, en el fondo de nuestros corazones venezolanos.

La próxima vez que compres zapatos nuevos, no tires la caja de cartón en las calles venezolanas. Mejor recicla la caja de cartón, y confecciona manualidades llenas de amor y creatividad, que puedes obsequiar a tus seres queridos, aprovechando los materiales inorgánicos que no deben ensuciar los espacios públicos de nuestro territorio, y que deben ser reciclados por amor a Dios.

Aprendamos a caminar todos juntos, por el camino del Conservacionismo.

Fuente del artículo: https://www.aporrea.org/actualidad/a290093.html

Comparte este contenido:

La rosa del reciclaje

Por: Carlos Ruperto Fermín

Es difícil ver la vida en color rosa, con tanta basura en la suciedad de las calles. Una flor tan bella como la rosa, no puede respirar en un jardín de guerra, y no puede vivir sin los pétalos de la paz.

Pero el calendario nos dice que el 17 de mayo, es la fecha ecológica que celebra el Día Mundial del Reciclaje, para generar conciencia ambiental sobre el grave problema de los residuos sólidos, que se han convertido en el cáncer de las ciudades de Latinoamérica.

Hoy queremos compartir con usted, una gran crítica social sobre el inconveniente de la basura en las calles, que se explicó con la magnífica comunicación visual de la serie animada “La Pantera Rosa”, y cuyo episodio para la televisión latinoamericana se tituló “Desperdicios Rosas”.

Lamentablemente, los adultos ya no recuerdan el humor satírico de La Pantera Rosa, y los jóvenes ya no entienden el humor cáustico de La Pantera Rosa. Por eso regalaremos a las nuevas generaciones y a las viejas generaciones, una moraleja que por desgracia nunca pasará de moda.

El episodio “Desperdicios Rosas” se desarrolló en una ciudad estadounidense llamada Litterburg, donde se observaba un exceso de basura que cubría todo su territorio, por la desidia de los 5000 habitantes que representaban su población.

En las calles de Litterburg, vimos a la pantera rosa comerse una sabrosa banana, y lanzar el cascarón de la fruta en el suelo.

Pero el cascarón de la banana no tocó el suelo, sino que le cayó en la nariz a un molesto policía, quien tuvo que remover más basura de la calle, para mostrarle a la pantera el aviso que prohibía y catalogaba como delito, el vertido de basura en las calles por parte de la ciudadanía.

Amenazándolo con una pistola, el policía llevó a la pantera hasta la sede del Ayuntamiento, donde el juez lo condenó a limpiar toda la basura de Litterburg.

Con pala y cepillo en mano, la enojada pantera se transformó en un felino barrendero, que empezó a recoger los interminables desperdicios de la ciudad.

Cuando finalmente almacenó toda la basura, la pantera decidió acabar rápidamente con todos los desperdicios, mediante el uso del fuego para quemar la tremenda basura.

Pero justo antes de incinerar los desechos, llegó un bombero que empapó el rostro de la pantera con abundante agua, para recordarle que según la ordenanza municipal de la ciudad, estaba prohibido quemar los desechos sólidos dentro de Litterburg.

Acatando la normativa legal, la pantera condujo un camión hasta una zona desértica, muy lejos de los suburbios que delimitaban a Litterburg.

Pensando que estaría a salvo de la ley, nuestro felino barrendero dejó caer la montaña de basura acumulada, y la vertió con simpleza en la superficie de la zona desértica.

Pero después de lanzar la basura, llegó un vigilante forestal montado en su camioneta policial, para reprender a la pantera y mostrarle un aviso, que prohibía absolutamente el vertido de basura en el lugar.

Sin más remedio que acatar la ley, la pantera volvió a recoger la basura y la depositó en su camión.

Pero antes de abandonar la zona desértica, la cansada pantera observó un hoyo profundo en el suelo, donde podía lanzar la basura y con astucia desaparecerla completamente.

Con felicidad en su rostro, la pantera lanzó toda la basura dentro del profundo hoyo, sin saber que la grieta en el suelo realmente era un antiguo géiser, que muy pronto hizo brotar con furia toda la basura del lugar, y acabó una vez más en las sucias calles de Litterburg.

Sin comprender tanta mala suerte, la pantera volvió a recoger la caprichosa montaña de basura.

Pero ahora la ofuscada pantera, consiguió una potente emulsión llamada “Disminución Instantánea”, que reducía drásticamente el tamaño de las cosas. Y agregando un poco de agua, la emulsión devolvería el tamaño original de las cosas.

Usando la increíble emulsión química, la pantera convirtió la montaña de basura en una pequeña bolita de basura.

Feliz por su ingeniosa hazaña, la pantera decidió usar un primitivo tirachinas, y lanzó muy lejos la bolita de basura.

Después de chocar con un tanque de azotea, con el tendido eléctrico y con los carteles publicitarios, la bolita de basura llegó hasta el departamento de la policía, y cayó en el vaso con agua del mismo policía que castigó a la pantera.

Cuando se mezcló la bolita de basura con el agua del vaso, la potente emulsión hizo recuperar el tamaño original de la basura, y la desesperada pantera tuvo que recoger toda la montaña de desperdicios, que inundaba hasta las ventanas del saturado departamento de policía.

A punto de perder la razón, la pantera decidió conducir una máquina aplanadora a vapor, para aplastar todos los residuos y convertirlos en un ingenioso avión de basura.

Con ganas de lanzar la basura fuera de la Tierra, la pantera le colocó dinamita al avión de basura y lo transformó en un cohete, que hizo volar y estallar rápidamente en el cielo de la amargura, porque la basura no gravitó en el espacio exterior, sino que descendió otra vez a las calles de Litterburg.

Aunque usted no lo crea, la pantera se armó de valor y volvió a recoger la basura. Volvió a conducir la máquina aplanadora, y volvió a laminar los residuos sólidos. Pero la pantera no los hizo explotar con dinamita, sino que los cortó en pedazos y los transformó en creativos cuadros de arte.

La pantera tuvo suerte con su solución final, ya que la basura fue convertida en una exposición de arte pop, y todos sus cuadros fueron comprados por los amantes de la pintura.

Complacido con la venta de sus cuadros, la pantera decidió entregarle el dinero recaudado al policía, y finalmente pudo librarse y liberarse de la maldición de la basura.

Famoso por haber limpiado todas las calles, la pantera rosa recibió la llave de la ciudad, por parte del alcalde de la hermosa Litterburg.

Con traje de gala y elegante sombrero, la pantera era un héroe para todos los ciudadanos, que lo aplaudían en los festejos que se hicieron en su honor, mientras recorría las calles en un lujoso automóvil junto al contento alcalde.

Luego de la devoción popular manifestada por toda la gente, la pantera y el alcalde llegaron hasta la frontera de Litterburg, donde se estrecharon las manos en señal de amistad, y gozaron de un envidiable panorama de la ciudad de Litterburg.

Pero con todos los festejos realizados en honor a la pantera, el paisaje de Litterburg mostraba la misma montaña de basura en sus calles, por lo que el indignado alcalde le quitó la llave a la pantera, y se la cambió por el mismo cepillo que usaría para limpiar otra vez la ciudad.

El genial episodio finalizó con el rostro fatigado de la pantera, que empezaría de nuevo con la remoción de toda la clásica basura.

Ahora es tiempo de reflexionar, sobre las causas y las consecuencias de la basura urbana, porque las calles de Litterburg son idénticas, a las calles de nuestros pueblos latinoamericanos.

En primer lugar, resulta evidente la falta de políticas ambientales, que permitan conllevar una gestión integral de los residuos sólidos, para evitar el colapso ecológico de cualquier ciudad del orbe.

Las calles atestadas de basura, simplemente reflejan el fracaso del más elemental conservacionismo, basado en el deseo de vivir en un ambiente sano, y convivir en un entorno limpio.

En pocas palabras, a la gente le gusta vivir en la suciedad como cerdos, cochinos y puercos.

En segundo lugar, sorprende ver la preocupación de un policía, para que se cumplan las leyes ambientales vigentes. Y sorprende ver la preocupación de un juez, para que se dictamine a favor del cuidado del Medio Ambiente.

Siempre han existido leyes que castigan la basura en las calles, y siempre han existido sanciones para quienes arrojen la basura en esas calles. Pero nunca hemos visto una ley que sancione el delito dentro de las comunidades, y nunca hemos visto a un legislador que sancione el delito por respeto a su ley.

En pocas palabras, la gente goza lanzando basura, porque sabe que la impunidad permitirá su gozo.

En tercer lugar, vimos la mediocridad de la pantera rosa, que siempre buscaba la salida más fácil, para escapar de los desperdicios por la puerta de atrás.

Irresponsablemente, la pantera pensaba quemar la basura, así como desecharla en un improvisado relleno sanitario, usar peligrosos químicos para destruirla, y hasta enviarla dentro de un cohete a los confines del Universo.

La decisión de reciclar la basura, que tendría que haber sido su criterio primordial, fue el último intento que practicó la pantera rosa, para acabar con la montaña de basura citadina.

La pantera nos ejemplificó claramente con sus tropiezos, que hacer lo correcto es la tarea más difícil para la gente ordinaria. Sin embargo, la frustración de la pantera se tradujo en inspiración, porque pudo diseñar coloridas obras de arte, que cumplían con la regla de reducir, reutilizar y reciclar.

No sabemos si la pantera rosa, realmente tenía el talento necesario para pintar obras de arte. Y no sabemos si la gente que pagaba grandes sumas de dinero por sus cuadros, realmente sabía que los cuadros eran la basura aplanada y pintada por un animal.

Pero sabemos que el esfuerzo y el sacrificio de la pantera rosa, para terminar definitivamente con el conflicto de los desperdicios, produjo una satisfacción emocional que no se compra ni se vende.

En pocas palabras, el valor de reciclar la basura, se recompensa en valor moral para el individuo.

Pese a que la inolvidable serie de televisión “La Pantera Rosa”, fue estrenada a principios de la década de 1960, y la majestuosidad de sus delirantes capítulos llegó hasta el año de 1980, es importante mencionar que la mayoría de los problemas ambientales actuales, fueron temáticas relatadas con mordacidad en muchísimos episodios de La Pantera Rosa.

La tala indiscriminada de árboles, el comercio ilegal de pieles de la fauna exótica, los gases tóxicos por la quema de combustibles fósiles, y la caótica acumulación de basura en las calles, representaron el motor creativo de las historias personificadas por la pantera rosa.

Pero las montañas de basura del siglo XX, no se pueden comparar con las cordilleras de basura del siglo XXI.

La cadena evolutiva de la Humanidad, obliga a maximizar la fabricación y comercialización de productos industrializados, que generan el arrogante confort del egoísmo mundano, y convierten las cajas de pizza en el sabor de la sobrepoblación mundial.

Las toneladas de gigantescas computadoras, ahora caben en la palma de la mano. Pero las toneladas de gigantescas computadoras, ahora contaminan las palmas de nuestras manos.

El pasado, el presente, y el futuro. Signos de interrogación. Nubes negras en el cielo. Gritos en el hogar. Tarjetas de crédito. La sangre del conejo. Metales de metano. Religiones sin religiosos.

Cartones de huevos. Teléfonos inteligentes. Botellas de plástico. Consolas de videojuegos. Afilados vidrios rotos. Televisores en tres dimensiones. Papeles de periódicos. Volantes sin frenos. Pilas alcalinas. Excremento de vacas. Sol a oscuras.

Queda claro que el consumismo que estimula el capitalismo salvaje, ha incrementado infernalmente la producción de basura a escala global, logrando asfixiar la sonrisa de los delfines en los océanos, y enfatizando los niveles de polución en los cuatro puntos cardinales.

No se puede alcanzar el crecimiento endógeno de las naciones latinoamericanas, con el asqueroso desfile de las ratas, de los cuervos y de las cucarachas, que nacen por una apestosa montaña de basura, que ocasiona enfermedades dermatológicas y respiratorias para los ciudadanos.

La falta de una oportuna Educación Ambiental, que primero se aprenda en los salones de clases de los colegios, y después se practique en las calles asfaltadas de las colectividades, ha influido negativamente en el corazón de todos los espacios naturales, que son deforestados para conseguir la materia prima que sustenta el ecocidio.

El ecocidio no puede pintarse de color rosa, y las rosas no pueden reciclarse con las espinas del ecocidio.

Pero reciclando las rosas que todavía perfuman la vida, tendremos la voluntad para cultivar la rosa del reciclaje.

Blog del autor: http://ekologia.com.ve/

Comparte este contenido:

La última gota de agua en el desierto

Por: Carlos Ruperto Fermín
Vital es la percepción que todos tenemos del agua, pero la gran vitalidad del Hombre en el planeta Tierra, no permite vislumbrar qué tan vital es la presencia del agua, para defender la espuma de la vitalicia sociedad moderna.

Codiciado por toda la raza humana, el milagro de la existencia desataba la ruina de su pueblo, que luchaba hasta la saciedad con su gran corazón de piedra, y derramaba la sangre del sinsabor de los crepúsculos.

Para perder el miedo a la muerte, primero hay que perder el miedo a la vida. Un segundo sentado solo en santa soledad, es suficiente tiempo para no esperar el grito amenazador de los amigos, de los enemigos, de las dudas y de los lamentos.

A veces la gente se cansa de romperte la paz. Con un reproche lleno de ironía, una gota de agua va derrotando la miel de tus labios, y la saliva se olvida de tus tristes ojos en la sequía del oasis, porque la neblina rozagante se rindió en el melancólico mirador.

Resulta muy doloroso aceptar que un hermano, prefiere la ofensa por encima del abrazo. Él vive jugando con tus sentimientos del pasado, y se desvive jugando con tus pensamientos del presente, sin mostrar una vía de arrepentimiento y un sendero de perdón.

Te bloquea la libertad con la mediocridad de una voz, que simpatiza con el conformismo y con la motivación de frenarte, así como un día fue frenado en los coliseos de fuego, y obligado a frenar la independencia de los demás.

La experiencia es peor que la desgracia de un muñequito vudú, porque él sigue cobrando y pagando la histeria colectiva, con un patético miocardio roto en forma de pan, que busca remediar su flaqueza con la calladita rutina de siempre.

No quiere que escribas, no desea que pienses, y no pretende que triunfes. Es mejor resignarse a ser uno más del montón, y amontonar muchísima plata en el bendito patio trasero, para justificar la desolación de un alma cansada y en pena.

Por eso me fui con urgencia al balcón de mi casa, esperando musicalizar la tragedia que enlutaba mi propio mundo.

Pero mientras escuchaba la melodía bajo el cielo azulado, una señora paseaba por la tranquila calle, con dos niños atados a sus manos.

Aunque se quedó mirándome por unos segundos, la señora continuó su andar sin vocalizar ninguna palabrita.

Yo seguía relajándome en la calidez del balcón dominical, escuchando las canciones que suavizaban la culpa del desierto.

Pero quince minutos más tarde, la señora y sus dos muchachitos regresaron a la misma calle, y se ubicaron frente a la puerta de mi casa.

En ese instante, la angustiada señora me suplicó que le regalara un poquito de agua, porque sus dos hijos estaban muy sudados y agotadísimos, después de caminar descalzos bajo la luz del inclemente sol.

Sin dudarlo quise ayudar a la señora. Rápidamente abandoné el balcón, bajé los treinta escalones de la escalera, y preparé una jarra con agua fría.

Luego de cinco minutos, abrí la puerta y le regalé el agua a la pobre señora. Ella exclamó con ternura: ¡Qué dios te bendiga! Mis hijos se estaban muriendo de sed ¡Qué dios se lo pague!

Obviamente fue muy gratificante auxiliar a la señora, quien parecía ser una indigente vagando por las calles.

Pero cumplidos diez minutos de nobleza, escuché un grandísimo alboroto en la calle. Entre gritos y reclamos, me informaron que se habían robado un automóvil situado frente a mi casa, y que los policías estaban patrullando la zona para atrapar a los delincuentes.

Me dijeron que la señora y los dos niños, no eran los típicos vagabundos que limosnean por la ciudad. Realmente, eran los cómplices del ladrón que se había robado el automóvil.

Para evitar ser delatados por un testigo, ellos inventaron la trampa de suplicar un poquito de agua, siendo una cortina de humo para que yo me alejara del balcón, y no pudiera observar al ladrón y evitar el crimen.

Me sentí usado por el ultraje delictivo. Ya no hay respeto por nada ni por nadie.

Usamos la misericordia de Jesús para conmover la razón. Usamos la pureza del agua para revolotear la voluntad. Usamos la inocencia de los niños para violar sus derechos. Y usamos la solidaridad del ciudadano para robar la conciencia.

Hay demonios que consiguen sus más oscuras ambiciones, traicionando las burbujas del más simple plan de vida, porque el desgarrador llanto de la mujer que perdió su bonito automóvil, fue mucho más fuerte que sus tres silenciosas lágrimas, derramadas en el eclipsado funeral de su padre y de su madre.

Aunque el agua se marchó del río y se extendió en el océano, nosotros jamás perdemos la oportunidad de cristalizar la venganza, aprovechando la molécula del agua para envenenar a las víctimas, para desmaquillar el furor del romance, y para solucionar los conflictos emocionales del panadero.

Sufrimos un grave desequilibrio en las prioridades de vida. Dinero, amor, fama, trabajo, salud y agua.

Relegamos el gran valor del agua, para el final de la absurda historia. Pero sin la virtud del agua estaríamos tan sucios espiritualmente, que sería imposible conseguir con dignidad el dinero, el amor, la fama, el trabajo y la salud.

Si te aseguramos que más de 950 millones de personas en el Mundo, no pueden disfrutar una mísera gota de agua potable, estamos seguros que usted NO cambiará la gran visión capitalista, que visualiza el éxtasis de sus egoístas prioridades de vida.

Quizás te perturbe la frialdad de la furiosa cifra. Tal vez pienses que es una cifra de exageración. Y es probable que la indiferencia se coma la cifra en la cama.

Hoy no vamos a torturarte con los pobres niños africanos. Es cierto que los angelitos no tienen la magia del agua, para limpiar los neumáticos radiantes del Ferrari. Pero el envidioso genio en la botella, tampoco comparte la pócima secreta de su vital líquido, con los compatriotas latinoamericanos que viven en nuestras resecas comunidades.

Hoy somos el drama de una familia humilde, que enfrenta el cáncer sin un centavo en los bolsillos, y no tiene una gota de agua en las tuberías del fracaso, para que el enfermo resista el calvario de la implacable enfermedad.

Hoy no hay agua para cepillarse los dientes, no hay agua para lavar los pañales, no hay agua para asear el inodoro, no hay agua para bañar al abuelo, no hay agua para golpear al perro, no hay agua para romper el maldito espejo, no hay agua para sujetar la soga en el árbol, y no hay agua para vomitar la mala suerte.

Esa humilde familia no vive en los témpanos de Alaska, pues vive frente a tu maravilloso hogar de hielo. Justo ahora el enfermo de cáncer necesita tu ayuda, pero el agua llega cuando el hospital ya se convirtió en cementerio.

Nos quedamos con las manos vacías, porque no pudimos pagar el sagrado contrato mercantilista, que autorizaba la mensual comercialización del producto potabilizado, a todos los consumidores que pueden viajar por diversión a Alaska.

Cuando pierdes el brillo del agua, la vida pierde su brillante color. Te sientes confundido, abrumado y estancado. El tono gris supera lo blanco y lo negro. Eres incapaz de bailar el ritmo que todos bailan, y no sabes cuál es la penitencia de los mejores fugitivos.

No importa que te quemen la frente con una cruz de cenizas. No importa que te vistan de morado con un látigo en la mejilla. Y no importa que multipliquen el pan de Tovar en la madrugada tovareña.

Pensamos que el agua es un insignificante cero a la izquierda, y solo nos preocupamos por obtener los ceros a la derecha. Ahorrar el agua es la meta de los perdedores, que no tienen dinero para malgastar el agua. Y derrochar el agua es la cúspide de los ganadores, que tienen dinero para despilfarrar el agua.

Vivimos presos dentro de una emergencia sanitaria que huele a resignación, porque la apatía social siempre se transforma en una vigorosa bandera cultural, que los organismos gubernamentales van sacudiendo con tanto sectarismo político, que se termina engrasando con la basura moral del piscis zodiacal.

Sin embargo, el martirio del agua se origina con la sobrepoblación global, que obliga a explotar con mayor vileza los recursos naturales, y facilita la permanente intromisión de las transnacionales y sus maquinarias pesadas, que se dedican a contaminar las fuentes confiables de agua dulce y salada, lo cual impide establecer una práctica ambiental sostenible y sustentable.

Los desiertos de arena se vuelven más desérticos, y desertificamos el polvo de los últimos desiertos florales, para construir más desiertos urbanizados sobre la arena desertificada.

Usted es incapaz de comprender esa sencilla reflexión, porque no puede explicar el significado de la palabra agua. Pese a que somos cuerpos recubiertos de agua, la mayoría de la gente no reconoce su poder en la vida, evidenciando la ignorancia biológica que castiga al Ser Humano, en contra de su propia subsistencia dentro del Universo.

La manipulación del agua es glorificada por la Humanidad. Su vitalidad no escapa de los peores criminales, que azotan su futuro con un saturado cable de electricidad, que se enciende en el jacuzzi de las embarazosas pesadillas.

El analfabetismo del agua es el mejor aliado del cólera, de la fiebre tifoidea y de la desnutrición. De hecho, las bacterias del agua pueden eliminarse con los revolucionarios filtros, así como los alimentos transgénicos eliminaron el hambre mundial.

Usted jamás bebería un litro de agua barata, pero siempre compra un falso grano de maíz.

Si aprendiéramos a compartir una gota de agua, los habitantes de la Tierra podrían desbloquear sus cerebros, y se desnudaría la rosa de bondad en todas las violentas calles, que se atragantan las gargantas con la gran espina de injusticia.

Recordemos que una gota de agua, representa el nacimiento de la vida terrenal, y el principio de la acelerada evolución humana. Podemos privatizarla, secuestrarla, intoxicarla, negarla, malgastarla y extinguirla.

Tenemos la condición de libre albedrío a nuestro favor, para transfigurar dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno.

Si bien caminamos con los zapatos al revés, y es una costumbre besar los pies de la más bella bestia, no debemos olvidar que la lluvia es un fenómeno totalmente impredecible, y no podemos predecir la fatalidad o la indulgencia del destino.

La inteligencia del agua fue tan persuasiva, que pudo desactivar las alarmas de seguridad, ocultarse de las cámaras de vigilancia, cambiar la simbiosis de las estrellas, orquestar una magistral obra teatral, y engañar a los fariseos sin sentir remordimiento.

Por eso la policía nunca atrapó a los delincuentes, el automóvil jamás fue recuperado, y las esposas se quedaron sin muñecas.

Pero el engaño de la señora me salvó la vida, porque la sinfonía que estaba escuchando en el rojizo balcón, era el epílogo musical de un suicidio por cometer.

Ahora puedo ver con alegría una gota de agua, y sentir una gran luz de esperanza recorriendo todo mi ser.

Cuando te sientas ahogado en el más oscuro desierto, recuerda que un diluvio de vida quiere llenarte de gracia salvadora.

Rescatemos el valor del agua, y brindemos por un nuevo amanecer.

Blog de autor: Ekologia.com.ve

Comparte este contenido:

Bullying: el gran enemigo de la educación ambiental

Por: Carlos Ruperto Fermín

En un Mundo donde los ancianos ya no tienen la fuerza para cambiar el pasado, y donde los adultos se sienten los únicos dueños del tiempo presente, los niños y adolescentes realmente pueden vivir un hermoso futuro ecológico, si permiten que la conciencia ambiental sea el destino y el latido de todos sus corazones.

La carta astral de la maravillosa Madre Tierra, nos dice que un toro puede ser una pluma volando en el desierto, y que una pluma puede ser un toro galopando en la jungla. Cada vez que caemos en el sumidero o superamos los obstáculos, estamos demostrando que el peso de la vida se mide por el poder del cuerpo, por la astucia de la mente y por el valor del alma.

Sin embargo, nuestra inseguridad va fortaleciendo la desconfianza en el entorno, y la presión social nos obliga a luchar con la mandíbula ensangrentada, para no cederles el terreno a los enemigos foráneos, que predican el vigor del mestizaje biológico.

Vivimos en la época de la insatisfacción personal. Tenemos la fortuna de poseer un par de ojos, que inmortalizan el color del arcoíris. Tenemos la fortuna de poseer un par de piernas, que caminan por las calles de la esperanza. Y tenemos la fortuna de poseer un corazón de piedra, que rompe el silencio con cada gemido de dolor por las noches.

No se justifica tanta violencia en los hogares, en las familias, en las oficinas, y en las aulas de clases.

Un ciego regalaría su último segundo de vida, para volver a ver el sol del amanecer. Un sordomudo regalaría su último suspiro de vida, para escuchar el dulce amor de los pájaros. Y un enfermo regalaría su último recuerdo de vida, para recuperar la paz de una bienaventurada salud.

Estamos bendecidos por la Pachamama y santificados por el Cosmos. No importa si tenemos una discapacidad física o una deficiencia mental, porque la diferencia entre gozar la vida y vencer a la muerte, depende de la actitud positiva o negativa que adoptamos frente a los problemas cotidianos.

Pero la suciedad de la Sociedad Moderna que impregna al siglo XXI, no se cansa de ensuciar el termómetro natural de un resplandeciente planeta Tierra, que rebuzna con la ferocidad de un infernal animal llamado Ser Humano, quien en apenas nueve meses puede convertir el éxtasis del orgasmo, en un fenómeno multicultural lleno de ignorancia existencial.

Ese legendario estigma antropológico es conocido como «Bullying», el diablito anglosajón con dimorfismo sexual, que destruye la relación armónica entre la Humanidad y el Medio Ambiente. Un diablito uniformado que representa la putrefacción moral de su agresiva idiosincrasia, en la que convive diariamente junto a sus abuelos, a sus padres y a sus hijos.

Vemos que la clásica cobardía humana no permite cometer el infanticidio, por lo que la sobrepoblación global obliga a que millones de angelitos no deseados, sean felizmente procreados por obra y gracia de un hipocrático Espíritu Santo, que con un cuchillo romperá el anzuelo y con una nalgada aquietará el llanto.

Usamos los dones de la Naturaleza a nuestra propia conveniencia, y después de recibir la primera gracia salvadora del bautismo, nos transformamos en máquinas pecadoras al servicio de la envidia, de la corrupción, de la venganza y del mal.

No es casualidad que la marca de la bestia, todavía se refleja en el Taman Shud de la playa de Somerton, porque después de asesinar a la piñata en la tradicional fiesta de cumpleaños, jamás imaginamos que por cada palazo lleno de algarabía, nacería un nuevo trastorno psicológico en la razón del niño.

Por eso el hiperactivo acoso escolar, que se define en inglés con la famosa denominación de Bullying, es la consecuencia del prematuro maltrato que recibe gran parte de la juventud desde sus casas, donde solamente existen gritos, empujones, golpes, correazos, escupitajos, rabietas y traiciones.

Las locuras en la cama que simbolizaron el mejor de los nidos ecológicos, no pudieron evitar que los niños se adentraran en un sistema educativo primario, que fructifica el primitivo instinto de sobrevivir en cuatro paredes de resentimiento.

Entre los libros, los cuadernos, los pizarrones y los lápices, se esconden las drogas, las lágrimas, los cigarrillos, la cerveza y las pistolas, que van degollando el porvenir de los más inocentes jóvenes latinoamericanos.

La historia se sigue escribiendo con cenizas de flores envejecidas, porque aplicar la educación ambiental en las escuelas resulta una verdadera ridiculez, cuando sabemos que las cicatrices y los moretones que marcan para siempre la vida de los estudiantes, no se pueden evadir por la espalda y por las faldas de los peores profesores.

Quienes sufrimos del trágico Bullying por un glorioso cuarto de siglo, podemos afirmar que la educación ambiental es un contenido teórico y práctico, virtualmente imposible de proyectar en los liceos, mientras la mayoría de los muchachos se encuentran confundidos, y solo piensan en las cadenas del miedo, de la depresión, de la incomprensión, del fracaso y del potencial suicidio.

El desarrollo de la ecología va de la mano con la salud mental. Si tenemos una generación de jóvenes insanos que anhelan incendiar la escuela, robar el mejor de los smartphones, vomitar saliva para contemplar la belleza, compartir estupideces en las redes sociales, consentir penetraciones sin métodos anticonceptivos, y jugar videojuegos bélicos para olvidar la desatención familiar, pues será muy difícil que el conservacionismo se apodere de sus cinco sentidos.

La adicción al Bullying es una inyección letal para la Madre Tierra. Los alumnos arrancan el ciclo académico en los centros educativos públicos y privados, como una liviana pluma en el más cálido de los desiertos, pero a medida que pasan los años cargados de triptongos y ecuaciones, la pluma empieza a ser tan manoteada y fastidiada como el tosco toro de la jungla.

Si un niño se atreve a reciclar los desechos de su desayuno en la escuela, seguro que el resto de los alumnos le romperán sus cristalinos cuatro ojos. Si un niño se atreve a ahorrar el agua potable de la escuela, seguro que el resto de los mamíferos lo azotarán en el humillante patio trasero. Y si un niño se atreve a apagar la bombilla incandescente de la biblioteca, seguro que el resto de los delincuentes le devolverán el favor en la asquerosa sala sanitaria.

Lo peor de la desgraciada locomotora, es que cuando el niño les diga a sus padres que lo humillaron por reciclar, seguro que sus padres le gritarán y le cerrarán la boca. Cuando el niño les diga a sus padres que lo humillaron por ahorrar el agua potable, seguro que sus padres le partirán el hocico y lo encerrarán en la jaula. Y cuando el niño les diga a sus padres que lo humillaron por ahorrar la energía eléctrica, seguro que sus padres ya estarán viendo la televisión o durmiendo.

La pluma resiste el abuso con las eternas pesadillas, pero el toro se cansa con los cuernos de madrugada.

He allí el peligro que representa el Bullying para la comunidad latinoamericana. Jugamos con fuego cada vez que repetimos las mismas aburridas clases de Matemáticas, Geografía y Química, mientras sabemos que el dealer está negociando el polvito en el pasillo, que la fulana está siendo pisoteada con tinieblas en el comedor, que al patito feo le revientan el acné con el espejo retrovisor, y que la excelentísima junta directiva escolar siempre recibe su dinerito en los bolsillos.

Categorizar el arrebato del Bullying como la cosa más «normal» del Mundo, como una simple etapa de la pubertad, y como un castigo necesario para reforzar la conducta de los jóvenes, va aumentando la impunidad en contra de las víctimas, va acelerando la perversión mediática de los victimarios, y va consolidando la triste indiferencia ciudadana hacia la educación ambiental, que emerge como la única homeopatía capaz de extirpar el cáncer maligno de la gente.

No obstante, existen muchachos latinoamericanos muy valientes que NO se doblegan ante la adversidad, y que con mucho esfuerzo han cosechado experiencias ecológicas dignas de presentar a la colectividad.

Por ejemplo, tenemos a la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura en Paraguay, que convirtió la basura de las calles de Asunción en una oportunidad de rescate social para muchísimos niños humildes, quienes sin ya nada que perder por todos los malos tragos de la pobreza extrema, se atrevieron a confiar ciegamente en el lenguaje universal de la música, y ahora tienen un sagrado pan de oro bajo los brazos de Santa Cecilia.

La mayoría de esos niños humildes paraguayos, vivían presos en las garras del analfabetismo. No sabían escribir la palabra Bullying ni en Inglés ni en Español. No tenían un espectacular Iphone colgando en la cintura del pantalón, y no bailaban las canciones de reguetón en sus populares perfiles de Facebook.

Pese a vivir en las adyacencias del vertedero de basura Cateura, que producía un foco de permanente contaminación ambiental, las neuronas de los jóvenes paraguayos NO se contaminaron mentalmente, por lo que aprendieron a tocar instrumentos como el violín, el contrabajo, la guitarra, la flauta y las trompetas, que se fabricaron gracias a la creatividad de reutilizar los residuos sólidos del mencionado vertedero.

El resultado de mezclar la filantropía en zonas rurales con el ejercicio de la educación ambiental, se tradujo en una exitosa orquesta infantil con talento paraguayo, que nos invita a emular esa bonita hazaña en nuestros pueblos latinoamericanos.

Aunque todos sabemos que la dinamita del Bullying, sigue estallando con violencia en los colegios de América Latina, es más inteligente cambiar las balas de la guerra por el pacifismo del arte, por el cariño de una mascota rescatada de la carretera, y por un rojizo beso en la tierna mejilla.

El Bullying es como la maleza del campo, crece hasta que se corta la raíz.

Por eso, el primer paso para eliminar el círculo vicioso del acoso escolar, es reconocer que estamos sufriendo en un lugar donde deberíamos aprender con alegría, por lo que alzar la voz y denunciar las agresiones físicas y verbales que afectan nuestra integridad emocional, es la única decisión responsable que podrá liberarnos del conflicto.

Denunciar para que escuchen nuestro reclamo, volver a denunciar para que nos ayuden, y denunciar otra vez para exigir soluciones. No dudes en comunicarte con tus padres, maestros, vecinos, amigos, policías y presbíteros, que te brindarán el apoyo y la solidaridad que tanto necesitas para salir de la oscuridad.

La culpa no recae en la débil pluma, ni tampoco sobresale del fuerte toro. Simplemente estamos viviendo la tempestad de una grave anarquía social, en la que todos quieren comprar la cruz de Jesucristo, al menor precio de venta al consumidor.

Recordemos que el 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, una fecha oculta en el limbo de las poblaciones y de sus habitantes, que niegan la relevancia de su anual festejo.

Necesitamos voluntad de cambio en los salvajes vientos hispanos. Una alerta roja de altísimo voltaje, que despierte el interés en preservar el bien común, y que restituya los recursos naturales de la Tierra.

Te aseguramos que hay promesa de salvación debajo de la almohada, y soñaremos con el mismo cielo azulado que ayer casi perdimos.

Fuente: https://www.aporrea.org/actualidad/a240013.html

Comparte este contenido:

Los venenos de las transnacionales

Por: Carlos Ruperto Fermin

¿Por qué la Coca-Cola es más adictiva que la cocaína? ¿Por qué el flúor de Colgate es cancerígeno? ¿Por qué el maíz de Kellogg’s es inorgánico? ¿Por qué la gente engorda con las hamburguesas de McDonald’s? ¿Por qué Monsanto sigue siendo Monsanto? ¿Por qué el pan Bimbo no huele a pan? ¿Por qué la aspirina Bayer es un placebo farmacéutico? ¿Por qué Nestlé falsifica los valores nutricionales de sus productos?

Engañar es un arte tan brillante, como idiotizar la vida de los Seres Humanos. No es necesario morder una mazorca del maizal para despertar del fatídico letargo, porque es más divertido que todos los animales fumen cigarrillos, beban cervezas y griten obscenidades.

Según las sagradas páginas del diccionario, la palabra Veneno se define como la sustancia nociva para la salud, capaz de producir graves alteraciones en los seres vivos, e incluso ocasionar la abrupta muerte.

Todas las preguntas se responden con ácido ortofosfórico, tartrazina, aspartamo, fluoruro de sodio, bisfenol A, carragenina, fructosa, arsénico, hidróxido de amonio, glutamato monosódico, sal yodada, sucralosa, goma xantana, dióxido de titanio, metanol, carboximetilcelulosa, acesulfame potásico, fenilalanina, acetaminofén, plomo, y demás componentes primordiales de la artillería química.

Todas las respuestas se enferman con obesidad, diabetes, gastritis, estreñimiento, migraña, caries, artritis, disfunción eréctil, bronquitis, isquemia, derrames cerebrales, osteoporosis, hiperactividad, insuficiencia renal crónica, cirrosis hepática, tumores, somnolencia, infartos, y demás sufrimientos causados por la artillería química.

Te ofrecemos una maravillosa orgía de espesantes, colorantes, edulcorantes, acidulantes, enturbiantes, emulsificantes, estabilizantes, gelificantes y retardadores, para que el sabor de todas las preguntas y de todas las respuestas, jamás pueda distinguir el encanto natural de la avena, del trigo y del ajonjolí.

Nos dejamos influir y arrastrar por la corriente, porque es el camino más fácil de caminar, porque es el camino más simple de transitar, y porque es el único camino que aprendimos a caminar.

De hecho, si le preguntamos tres veces al espejo la fecha de nuestra muerte, seguro que obtendremos la página del obituario por adelantado. Pero si le preguntas al espejo cuántas calorías te acabas de comer, seguro que romperás los siete añitos de la malísima mala suerte.

Jugar con el destino, jugar con la suerte y jugar con la salud, son peligrosísimas equivocaciones que cometemos diariamente, y que tienen un precio tan mortal como los números de las tarjetas de crédito.

Los delitos sociales, culturales y ecológicos, que vienen edificando las transnacionales del siglo XXI, reflejan el poderío del gran adoctrinamiento de masas, que nos convierte en figuritas canjeables por la mejor oferta, por la mayor demanda y por la peor trampa.

Todos los años se expanden las gigantescas fronteras agrícolas, para aumentar la agresiva tasa de deforestación global, para robarles el techo y el sustento a los valientes campesinos, para saquear las tierras ancestrales de las comunidades indígenas, para ensuciar la belleza de los recursos naturales foráneos, para matar de soledad a las especies de fauna autóctona, y para derramar la miel del neoliberalismo imperialista.

No podemos diferenciar la verdad de la mentira, no podemos clarificar la ficción de la realidad, y no podemos endiosar la sabiduría de la ignorancia, porque es muchísimo más sencillo comprar la lógica del supermercado, comprar la ciencia de las farmacias, y comprar el billete del banco.

Desde que cepillamos nuestros dientes en el hermoso amanecer, pasando por el fin de la jornada laboral en el ocaso del atardecer, y cerrando los ojos del cansancio en el triste anochecer, siempre recorremos un nefasto estilo de vida supeditado al control psicosocial, que ejercen las transnacionales en el espíritu vacío y viciado del pueblo.

Necesitamos con desesperación que toda la artillería externa, controle el tiempo interno de nuestro reloj biológico. Qué comer, qué beber, qué vestir, qué soñar, qué odiar y qué amar. No somos responsables de lo que decimos, no somos dueños de lo que pensamos, y no somos conscientes de lo que comemos.

Un minuto perdido, y llegamos tarde a la rutinaria oficina. Un segundo perdido, y llegamos tarde a la clase en la universidad. Un suspiro perdido, y llegamos tarde a la cita con el ataúd.

Por eso dicen que el cerebro es como un semáforo. Cuando prende la luz verde, piensa. Cuando prende la luz amarilla, olvida. Y cuando prende la luz roja, muere.

Vemos que la ciudadanía vive paralizada en una avasallante luz roja, que carcome la divina razón y corrompe el corazón del prójimo. Somos los esclavos más esclavizados por las grandes transnacionales, que todos los días nos roban el sagrado dinerito del bolsillo, vendiéndonos toda la basura incomestible de sus fábricas a nuestra boca.

Según las sagradas páginas del diccionario, la palabra Alimento se define como el poder nutritivo presente en una o más sustancias, que los seres vivos comen o beben para nutrirse y preservar su existencia.

La basura incomestible no puede llamarse alimento procesado, porque ni siquiera procesa la digestión gástrica. No puede llamarse alimento transgénico, porque ni siquiera transforma la flora intestinal. Y no puede llamarse alimento concentrado, porque ni siquiera concentra la constipación emocional.

No podemos llamar Alimento a una serie de compuestos químicos, que descalcifican los huesos, que deshidratan las venas, y que disfrazan las moléculas del genocidio. Pese a que se comercializan como alimentos 100% saludables, realmente son terribles inventos que no pasan de moda, y que se elaboran en los laboratorios más clandestinos del planeta Tierra.

Por décadas se han utilizado a las ratas, a los conejos y a los monos, como los mejores aliados para que los científicos realicen sus pruebas de calidad, y puedan determinar si la piel del animalito se sonrojará o se enrojecerá, después de inyectar los venenosos polvos en la sangre carnívora.

Pero ahora los Seres Humanos se convirtieron en los mejores conejillos de Indias, porque siempre compran, cocinan y glorifican la basura incomestible de las transnacionales. Ya no se necesitan los exhaustivos controles sanitarios, para evaluar el posible suministro de los venenos a la colectividad, porque los nuevos animales afeitados y en dos patas son más fáciles de cazar, son más baratos de obtener, y son más dóciles de convencer.

El descarado irrespeto a la vida y a la salud humana, demuestra el éxito de la arquitectura socio-económica establecida por la Sociedad Moderna, que se acostumbró a vivir en grandes jaulas simétricas de cemento urbanizado, donde se degrada el poder de la voluntad, se denigra el poder de la dignidad, y se destila el poder de la sobriedad.

No es casualidad que la mortífera Cultura de la Muerte, impuesta por las famosas transnacionales del sector alimenticio, se fundamenta en cinco efectivas estrategias de ataque, para garantizar el expendio de todos sus clásicos venenos.

En primer lugar, las transnacionales compran el silencio de los entes nacionales y extranjeros, que aunque deberían prohibir la libre comercialización de su basura incomestible, se quedan calladitos e impacientes por recibir más recompensas monetarias.

La jugosa corrupción que soborna a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que trafica con los gubernamentales Ministerios de Salud, y que financia a las Asociaciones de Protección al Consumidor, permite que se autorice la libre distribución de todo el portafolio corporativo, sin sentir remordimiento por el daño a la salud que provocarán en los individuos.

Nos duele reconocer que hasta la todopoderosa Iglesia Católica, que es una transnacional religiosa con gran reputación en el planeta Tierra, y que tiene un alto poder de convencimiento entre sus millones de feligreses, pues tampoco denuncia que sus fanáticos se enferman con Pepsi-Cola, Cargill, Red-Bull, Maggi, McCormick, Marlboro, Lucky Strike, Frito-Lay, Kraft, Budweiser, y demás marcas dedicadas a corromper los siete potajes.

En segundo lugar, las transnacionales despliegan una colosal guerra publicitaria en los medios de comunicación social, que obliga a idolatrar el veneno empaquetado o embotellado, para que los potenciales clientes no duden en codiciar, en pagar y en comprar el producto ofertado.

La insaciable contaminación mental producida por el huracán capitalista, se puede hallar en la televisión, en la radio, en los periódicos, en las calles y en la Web. Hay un festival proteínico de jingles, colores, mujeres, pistolas, sonrisas, aplausos, burbujas, drogas y licores. Es imposible escapar de tanta tentación comercial, que se repite durante las 24 horas del día, y que va bloqueando el discernir de las inocentes víctimas.

En tercer lugar, las transnacionales generan la adicción al consumo en todos sus consumidores, porque no es suficiente comprar y probar una sola vez la basura incomestible, ya que lo importante es aumentar el nivel de las ventas y certificar el margen de la ganancia.

En la mayoría de los contenidos publicitarios, se utiliza la hipnosis audiovisual, la programación neurolingüística y los mensajes subliminales, buscando que las personas se confundan y asocien la basura con sensaciones de felicidad, de euforia, de relajación y de paz. Se exhiben estereotipos de la vida mundana, que pretenden simbolizar la fuerza, la belleza y la independencia, para crearte la necesidad de ser lo que no eres.

En cuarto lugar, las transnacionales generan la enfermedad en los consumidores, porque sus queridas empresas farmacéuticas deben vender la explosión de pastillas, de cápsulas, de antibióticos, de tabletas masticables y de sedantes, que la genial medicina moderna y sus doctores propagandísticos, necesitan promocionar y vendernos al pie de la letra.

La gente nunca reconoce que sus enfermedades, son causadas por los malos hábitos alimenticios. Siempre se atribuye la desgracia a la tómbola, a la edad o a la cadena hereditaria. Pero jamás se culpa a la sabrosa basurita incomestible, por todos esos dolorosos quebrantos que van de mal en peor.

En quinto lugar, las transnacionales generan la cultura del descarte en sus consumidores, porque cuando los enfermos finalmente descubrieron la perversa verdad, ya se encontraban sepultados e incapaces de revelar la lista negra de los venenos, siendo necesario atraer y atrapar a nuevos rostros juveniles, que reiniciarán el proceso homeostático y apoyarán el progreso de la bestialidad humana.

Vimos que pasaron los años en blanco, y el semáforo sigue iluminando la luz roja, gracias a la entrada de los agrotóxicos, de las malformaciones genéticas, de las semillas patentadas y de los saborizantes artificiales.

El rugiente marketing de Chester Cheetos es más desgarrador, que alimentar a un millón de cerdos con la punta de un iceberg, porque el condimento perfecto es la industrialización de la Naturaleza, porque el ingrediente secreto es el borreguismo de los consumidores, y porque la última rebanada del salado pastel, va por cuenta de la casa.

El pobre coeficiente intelectual de los compradores, no les permite leer y comprender la explícita información nutricional, que se describe en toda la basura incomestible adquirida a diario. Ellos no pueden metabolizar el grosor de la apetitosa torpeza, por lo que caen en el pecado de la omisión, en el pecado de la negación, y en el salvaje pecado de la gula.

Hoy en día, las transnacionales se burlan de los tontos consumidores, afirmando que sus venenos son legales, ligeros, artesanales, integrales y naturales. También se están empleando falsas iconografías ecológicas, en las etiquetas frontales y dorsales de los productos, para que la gente piense que la enfermedad es una fuente de respeto ambiental, y no se preocupen por los altos niveles de colesterol, por la agitada presión arterial, y por el implacable osteosarcoma.

Pero lamentablemente, la basura incomestible no solo destruye el cuerpo humano, sino también deteriora los ecosistemas del Medio Ambiente, ya que el longevo consumismo se paga con las toneladas de plástico, cartón, papel, vidrio y metales, que se desechan con violencia en las principales calles de nuestros países latinoamericanos, generando un foco de permanente contaminación que acrecienta la desidia ambiental.

Nos preguntamos ¿Qué tan cerca estamos de desayunar con tostadas de Roundup? ¿Qué tan cerca estamos de almorzar con un litro de Castrol? ¿Qué tan cerca estamos de cenar con una dosis de DDT? ¿Qué tan lejos estamos de comernos el picantísimo Semáforo?

No hay duda que los hombres y las mujeres comen alimentos saludables, para elevar las vitaminas, las endorfinas y las alegrías. Mientras que los chatarreros y las chatarreras comen comida chatarra, para elevar las grasas saturadas, las flatulencias y las úlceras estomacales.

La mesa está servida para disfrutar de legumbres, hortalizas y frutas, que nos ayudarán a desintoxicar el cuerpo y el alma, con todas sus propiedades energéticas, antioxidantes y curativas, que permitirán fortalecer el delicado sistema inmunológico, reducir los problemas cardiovasculares, mejorar la circulación sanguínea, purificar el tracto urinario, combatir los rayos ultravioletas, y multiplicar las bendiciones del organismo.

Recordemos que cada 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, para que las personas reflexionen sobre sus erráticos hábitos alimenticios, y se vuelvan solidarios con los hermanos y hermanas que sufren de hambre y sed, por la exagerada porción de indiferencia que padecemos en el Mundo.

Usted no debe continuar siendo un parásito masoquista, que se dedica a capitalizar el porvenir de las grandes transnacionales, a cambio de malograr los riñones, el hígado, los pulmones, el páncreas, la garganta, las neuronas y su agonizante cerebro.

Hoy más que nunca seamos jueces de lo que pensamos, seamos coherentes en lo que decimos, y seamos conscientes de lo que comemos.

Ecoportal.net

Ekología

http://ekologia.com.ve/

Comparte este contenido:

Semilla de salvación

Por Carlos Ruperto Fermín

Con un grano de misericordia, se puede extirpar el cáncer del enfermo. Con un granito de arena, se puede detener la Tercera Guerra Mundial. Con un grano de maíz, se puede saciar la hambruna de los más pobres.

Entre abrazos, sonrisas y palabras de amor, es posible que un espermatozoide evolucione en una flor llena de paz, cariño y humildad. Es posible ganar la monumental carrera existencial, sin quemar a los adversarios con trampas uterinas. Y es posible nacer en absoluta libertad, para renacer como el profético profeta de una turba iracunda.

No olvidemos que nada es imposible de alcanzar en la vida, porque somos la brillante astucia del guerrero y de la guerrera, que despierta el plexo solar de las peores tinieblas, para aceptar y encarar sin ningún destello de miedo, todos los problemas y todos los desafíos por venir.

Sabemos que la envidia siempre quiere destruir la prosa de los ángeles, con una infinidad de elogios desde el lejano crepúsculo, que pretenden quebrar la pluma y secar el tintero de tu propio destino. Pero nosotros nunca nos damos por vencidos, porque no hay mal que por bien no venga, porque heredamos la sabiduría galáctica de Galileo, y porque la rendición pertenece al trágico reino de los cobardes.

Hay personas que tienen la felicidad en la palma de sus manos, pero no se cansan de recorrer la hermosa geografía del Mundo, con la única intención de arrancarle todos los sueños al poeta, y con la única ambición de convertirlo en el mártir más versado, más amaestrado y más desmotivado.

Pese a disfrutar de todas las comodidades y de todos los lujos del Universo, hay individuos que viven emocionalmente insatisfechos, y se encuentran espiritualmente vacíos por dentro. Los cazadores de genios siempre están al borde del suicidio, porque la dosis de egoísmo e ignorancia que les carcome el cuerpo y el alma, va bloqueando los tres ojos de la solidaridad, del altruismo y de la empatía.

Ellos podrían utilizar su riqueza para sembrar un árbol, para adoptar a un perro mestizo, para limpiar un parque, para reparar una silla de ruedas, y para vestir al vagabundo. Pero por desgracia, los majestuosos recursos materiales siempre corrompen a los benditos recursos naturales, y quien hoy se halle libre de pecado, que se atreva mañana a lanzar la primera piedra.

Dicen que mientras mayor sea la miseria, mayor será la promesa de misericordia. Es un gran alivio saber que después de tocar fondo, habrá un buen samaritano que te ayudará en la oscuridad, que te curará las heridas, y que te devolverá el amanecer. Sin embargo, la realidad planetaria que contemplamos a diario, nos demuestra que mientras mayor es la miseria, mayor es la garantía de pobreza extrema.

Es muy fácil rezar, cantar y predicar los cuentos bíblicos, desde la pantalla de un sofá hollywoodense, desde un plateado altar romano, y desde un paradisíaco jardín caribeño. Pero cuando los salmos y los versículos se rebelan del mágico libro, y deciden romper las páginas de la mágica fantasía, entonces deberán salir descalzos a la calle sin un centavo en los bolsillos, deberán partirse el lomo trabajando para alimentar a sus hacinadas familias, y deberán sudar la más amarga gota de la traición divina.

Afirmar que nadie es mejor que nadie, que todos somos iguales, y que la vida es un carnaval, nos convierte en los mejores blasfemos pecando en una blasfemia global. Una misma mentira idolatrada por el desconsuelo de una conciencia, que juega a ser el pasito a pasito de la absurda y totalitaria verdad.

Por eso, cada día se multiplican los niños que sufren de hambre en las calles latinoamericanas, mientras se multiplican los exquisitos panes calientitos y recién salidos del horno. Todos compran el sabroso olor de la panadería, pero usted no quiere regalarle un trozo de pan al huérfano. Con ese pan no te vas a enriquecer, y sin ese pan no te vas a empobrecer, pero hasta que no seamos la misma boca de los huérfanos, pues seguiremos siendo los mismos tragones de antaño.

En sus caras se observa tristeza, desesperación y soledad. Mejor hubiera sido abortar el feto materno y evitar el sufrimiento, porque los hipócritas que defienden el sagrado derecho a la vida, son los mismos fariseos que jamás regalan un panecillo al huérfano.

No se justifica engendrar un millón de víctimas cada nueve meses, para que la carencia de Educación Sexual se pague con una lista de victimarios, en un anónimo calvario umbilical que no escuchará relajantes canciones de cuna, que no gozará de banquetes celestiales en la mesa del edén, y que se desangrará chillando en un domingo sin resurrección.

Ellos no tienen la culpa de tanta mala suerte, y nosotros no merecemos la fortuna de tanta buena suerte.

Es consabido que los supermercados de nuestras localidades, desechan a la basura un gran número de productos alimenticios, que aunque no fueron adquiridos por los caprichosos consumidores, todavía se hallaban en estado comestible para su libre distribución, porque no habían expirado las fechas de vencimiento.

La lógica de la misericordia, nos pide que regalemos esos alimentos sobrantes a los indigentes del vecindario, porque el sentido común es una noble demostración de gratitud. Pero la maldita lógica del capitalismo, nos pide que tiremos esos alimentos sobrantes en el huerto del limbo, porque ni siquiera la gratitud se comercializa gratis a los clientes.

Nunca pedimos perdón de rodillas, por toda la fría perversión que creamos diariamente, pero necesitamos que el agresivo proceso de la quimioterapia, nos devuelva la célula madre de un maravilloso futuro por recorrer.

Todos deseamos un mejor futuro y un nuevo corazón en la vida. Un corazón para alabar y servir a la Madre Tierra, que sea tan limpio como el cristal, tan dulce como la miel, y tan fuerte como una hostia. Pero nuestra querida Pachamama, no se cansa de llorar a cántaros por culpa de los Seres Humanos, que tienen un corazón tan sucio como el dinero, tan dulce como la venganza, y tan fuerte como el odio.

Lloremos con alegría todo ese rencor, toda esa frustración y todo ese pesimismo, que no podemos seguir negando y que no debemos seguir callando. Es difícil reconocer nuestra legendaria cadena de errores, pero si realmente queremos dejar de ofender, de robar, de chismear, de matar y de volar por las nubes, pues tendremos que reconocer y confesar que somos unos groseros, unos ladrones, unos chismosos, unos asesinos y unos drogadictos.

Recordemos que no hay mansiones eternas en el cielo, que no hay tribunales de justicia ciega en el purgatorio, y que no hay chimeneas ardiendo de fuego en el infierno. Tan solo existe un golpeado Planeta Tierra que se cae a pedazos, y una Humanidad que santifica o maldice su pasajera existencia sideral, con cada acción social o inacción personal que delimita su vida terrenal.

Es allí donde la fe mueve montañas, para que otras montañas pierdan la fe. Un simplísimo reflejo de la vida. Tú solo quieres que la fe mueva esas estorbosas montañas, para hallar claridad y encontrar el éxito en la vida. Pero recuerda que cuando la fe mueva esas estorbosas montañas, para despejarte la vista y abrirte el camino al éxito, otras montañas le estorbarán el paso y le cerrarán el camino a otro montañista.

A ti no te importa la cruz que carga en su espalda el otro montañista, por lo que no te interesa su dolor, su fracaso y su derrota. Tú solo quieres alcanzar la cima de la montaña primero que los demás, tomarte una espectacular selfie primero que los demás, y saborear el placer de la victoria primero que los demás.

Por eso dicen que la fe es la certeza de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve. Nunca hemos visto el valor de ayudar sin esperar nada a cambio. Todo lo que hacemos en la vida, lo hacemos esperando conseguir una recompensa. Una ovación, una moneda, una erección. Vivimos llenando el cofre del tiempo con billetes verdes, con noches de sexo y con platos de comida, pero jamás podremos ocultar la terrible indiferencia, que pudre al gran tesoro de la confraternidad.

Para evitar el eco de la indiferencia, todos los días la fe mueve sus preciadas montañas. De arriba hacia abajo y de izquierda a derecha. La fe va y viene. Es un sentimiento impredecible. Fíjate que las montañas siempre varían de color, de región, de clima, de altura y de trayecto. Pero no olvides que esas montañas seguirán siendo las mismas montañas, sin importar el color, la región, el clima, la altura y el trayecto.

Todos queremos gozar del don de la inmortalidad. Nadie pero absolutamente NADIE, quiere perder el consagrado don de la vida. Americanos, europeos, asiáticos, africanos y oceánicos. Todos quieren vivir por siempre y para siempre. Pero lamentablemente, hemos dejado que el desdichado don de la rivalidad, nos mantenga presos en inagotables batallas llenas de lágrimas, de armas y de desolación.

Si culpamos al orgulloso Caín, también tendríamos que culpar a David, para finalmente volver a culpar a Eva.

Es obvio que cuando todo va viento en popa, todos agraciamos la omnipresencia del Espíritu Santo. Pero cuando los leprosos tocan la puerta de nuestra casa, nos lavamos las manos como el mismísimo Poncio Pilatos.

La prostitución de la fe, es el mal de males en el siglo XXI. Vemos que muchísima gente hispana, le coloca acento ortográfico a la palabra fe, pensando que la fe se escribe con tilde. Nadie entiende las reglas convencionales de acentuación, pero todos sienten que la fe debe reforzarse con el acento ortográfico.

Es así como la fe no se basa en leyes explícitas, sino en la necesidad implícita de creer, con una enorme venda en los ojos.

A gritos pedimos sanación, pedimos piedad, y pedimos compasión. Llevamos tatuada la imagen de una doble moral, que come carne sin importarle la tortura del animalito en el matadero, que asiste a la santa misa de la Iglesia con la mujer del prójimo, y que ejercita la intolerancia calzándose sus propios zapatos.

Por ejemplo, hay personas que afirman ser los máximos protectores de los derechos humanos, repudiando las escalofriantes penas de muerte que incluyen la silla eléctrica, la inyección letal y la guillotina. Pero cuando ese delincuente que merece una segunda oportunidad en la vida, se encargó de apuñalar y matar a la mamá, a la esposa, o a las hijas de los máximos protectores de los derechos humanos, pues estamos seguros que ellos clamarán justicia y exigirán la pena de muerte, para que el maldito delincuente reciba el martirio de la silla eléctrica, del envenenamiento químico y de la guillotina.

Cuando nos juzgan sin conocernos, y cuando juzgamos sin conocerlos, estamos edificando una peligrosa furia en el Medio Ambiente, que genera un arrebato de indignación en nuestros pueblos latinoamericanos, permitiendo que las protestas violentas, los linchamientos públicos y los genocidios verbales, nos quiten el don de ser dignos y vivir en dignidad.

No hay duda que la homosexualidad es una bendición tan grande como la heterosexualidad. La orientación sexual se expresa naturalmente en cada organismo, y NO debe catalogarse como un estigma, que nos haga superiores o inferiores a los demás. Lo realmente importante en la vida, es la calidad humana que manifiesta la persona, evitando el vicio capitalista de la deshonestidad, y subrayando el ideal humanista de la tolerancia.

Por eso, somos una maraña holística que se marchita con cada equivocación, y se regenera con cada plegaria sin fundamento. Un simple costal de huesos, que se dedica a depredar los corazones rotos, para que la teoría del cáncer sea el principio del fin.

La historia estéril de beneplácito, se recrudece cuando perdemos a nuestros mejores amigos, que no quisieron visitarnos en el hospital, que cambiaron los dígitos de sus números telefónicos, y que fueron sedientos lobos disfrazados de caperucita roja.

Perdonar es la clave para germinar una nueva semilla de salvación. Nuestra voluntad no puede ser tan endeble, como una hoja de primavera en el bosque. Debemos desechar la mentalidad basura adquirida por religión, que se sistematiza en premiar o culpar a las deidades supremas, por todos los triunfos alcanzados o por todos los tropiezos cometidos.

Por el contrario, debemos empezar a construir una auténtica filosofía de vida, en la que seamos los únicos dueños del camino por hilar. Maduremos el fruto de la responsabilidad social, ambiental y cultural, para no seguir culpando a terceros de nuestra propia culpa, para no seguir contaminando el entorno que habitamos, y para no seguir negándole el pan al desafortunado.

Todos compartimos el mismo barco. El huérfano, el envidioso, el poeta, el chismoso, el leproso, el buen samaritano, el drogadicto, el asesino, el autista, el ladrón, el rey y el ciempiés. Pasaron los años, y no supimos controlar el mismo barco. Pasan los años, y no sabemos por dónde navega el barco. Pasarán los años, y nos quedaremos con un barco a la deriva.

Ya muchos compatriotas se ahogaron en las profundidades del mar, y el resto de los mercantes se niegan a pedir auxilio en altamar. Ellos siguen esperando un milagro que calme la oleada de crisis, pero la tempestad de la tormenta viene retoñando más canas, más arrugas y más cenizas.

Todos quieren manejar el timón, pero nadie sabe nadar contra la corriente. Todos quieren ser el capitán, pero nadie tiene voz de mando. Todos quieren llegar a tierra firme, pero nadie aprendió a caminar.

He allí lo bonito del arte. Un trago amargo de la vida, se transforma en un manantial de esperanza.

Fuente:http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Globalizacion/Semilla-de-salvacion

Comparte este contenido:
Page 1 of 2
1 2