Por: Christopher J. Nytch.
En estos días se celebra en la Organización de las Naciones Unidas la Semana de los Objetivos del Desarrollo Sostenible; comúnmente conocidos como las Metas Globales. Estas metas representan una gran visión mundial a la cual aspiramos llegar como miembros de la comunidad Tierra para el 2030.
Mientras, Puerto Rico recordó el paso del huracán María enfrentando enormes desafíos fiscales, políticos, ecológicos, tecnológicos e hidro-climáticos, entre otros factores existenciales. El país se encuentra en una coyuntura crítica respecto a su futuro desarrollo. Además, hay una inminente necesidad de aumentar el diálogo público de esta naturaleza. ¿Cómo se logra? ¿A quién le pertenece?
Presentamos que la raíz de ese diálogo puede ser la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), la cual es imprescindible para Puerto Rico, si deseamos aumentar la resiliencia frente a los grandes retos que experimentamos.
La EDS es una educación integrada que se alinea con las Metas Globales establecidas por las Naciones Unidas y promueve un balance entre el bienestar económico, sociocultural y ambiental, que son interdependientes.
Es, además, una educación que cruza fronteras, vinculando las distintas disciplinas y sectores de la sociedad para construir una plataforma participativa que fomente la conciencia sobre el desarrollo y manejo apropiado de nuestro entorno.
En esencia la sostenibilidad es algo profundamente íntimo; se trata de comida saludable, agua y energía limpia, la libertad de elegir y el trabajo digno, entre otros valores fundamentales. Comienza al nivel del individuo y luego se despliega en la familia, el barrio, el municipio, el país, hasta que llega a las Naciones Unidas, como la joven sueca Greta Thunberg, quien en días recientes lideró una huelga global contra el cambio climático, y que llevó a jóvenes y personas interesadas en Puerto Rico a manifestarse frente al capitolio.
Al presente hay varias rutas y estrategias que podemos seguir. La sostenibilidad se realiza a través de distintos caminos que conforman las condiciones relevantes a cada pueblo.
Así mismo, la EDS nace por los acertados esfuerzos de diversas entidades colaborando para trabajar esta transformación educativa. Ofrezco como ejemplo la iniciativa de crear en Puerto Rico un Centro Regional de Excelencia en la Educación para el Desarrollo Sostenible (Regional Center of Expertise, RCE por sus siglas en inglés), que otorga la Universidad de las Naciones Unidas. Este Centro nos daría acceso a una poderosa red de organizaciones privadas y sin fines de lucro, agencias públicas, oficinas gubernamentales, grupos comunitarios, instituciones académicas y otros actores que están encaminados a usar la educación formal e informal como herramientas para fomentar la sostenibilidad en la isla a través de múltiples escalas de gobernanza. Esperamos que el RCE-Puerto Rico esté en funciones el próximo año y fortalezca estas iniciativas.
Mientras los líderes globales se reúnen para considerar las cuestiones de interés mundial, debemos hacer lo mismo a nivel local.
Contemplemos cuales acciones podemos tomar en nuestros hogares, escuelas, iglesias, trabajos y comunidades para desarrollar un futuro común que sostenga la vida y nos permita prosperar. La clave y la fuerza reside en la acción colectiva.
Fuente del artículo: https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/educacionparaeldesarrollosostenible-columna-2520701/