Hacia una concertación para la reapertura de las aulas

Por: Catherine Piña

En los últimos diez años hemos aprendido a concertar los intereses de diferentes actores con el objetivo de mejorar nuestro sistema educativo.  La apertura de nuestras escuelas con clases presenciales debe ser abordada bajo este mismo espíritu.

Hace unos meses se presentó la disyuntiva sobre si aplazar las elecciones ante la posibilidad de que pudieran provocar un pico de contagios de COVID-19 en nuestro país. Aunque no hubo unanimidad, la sociedad en su mayoría apoyó que enfrentáramos la situación tomando las medidas de lugar. Fue así como más de 4 millones de personas en un solo día nos presentamos en las urnas a ejercer nuestro derecho al voto y, como estaba previsto, el 16 de agosto de 2020 el nuevo Gobierno tomó posesión. Lograr el equilibrio entre la salud y la economía nos ha planteado la necesidad de sortear otras disyuntivas y hemos visto que se ha ido enfrentando con una apertura gradual de centros comerciales, tiendas, hoteles, bares y restaurantes.

Sin embargo, y en contraposición a lo que ha ocurrido en otros países del mundo, nuestras autoridades, sin dejar de tener sus razones, se han negado a retomar la presencialidad del sistema educativo.

El debate se postergó hasta ahora y nos encontramos en el proceso de decidir cómo y cuándo nuestros estudiantes deben volver a las aulas. Al parecer, la posición de los dirigentes del sistema educativo y el gremio profesoral de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) consideran un riesgo para la salud el regreso en cualquier esquema, lo cual contrasta con una gran parte de la sociedad que cree que con las medidas adecuadas podemos controlar el riesgo de contagio de COVID-19, a la vez que mitigamos los efectos perniciosos de tener a nuestros niños y jóvenes alejados de las aulas.

Estos efectos, el más directo la ausencia de aprendizaje en gran parte de los y las estudiantes, se expanden con otros aspectos indirectos como el aumento del abandono escolar, del trabajo infantil, embarazos en adolescentes, violencia de género, desnutrición, aislamiento social y pobreza extrema.

¿Qué hacer ante esta disyuntiva? Estoy entre las personas que cree que debemos abrir las escuelas en un plan que tome en cuenta las realidades de cada comunidad educativa y que sobre la base de cada contexto defina de forma flexible y gradual – y por supuesto con protocolos de seguridad- como retornar a las aulas.

Algo más importante aún: no perdamos las conquistas que en la última década hemos ganado con relación a concertar intereses entre los diferentes actores clave de la sociedad en lo que a la educación dominicana se refiere.

En el 2010 nos vestimos de amarillo para reclamar la asignación del 4% del PIB para la educación, un número que implica que uno de cada cinco pesos que gasta el Gobierno, va al sistema educativo pre universitario. En el 2012 creamos la Iniciativa Dominicana para una Educación de Calidad – IDEC, un foro permanente para dialogar, concertar y dar seguimiento a las políticas dirigidas a mejorar la calidad educativa de nuestro país. En 2014, con el mismo ánimo de hacer de los diferentes actores del sistema educativo un solo equipo, una amplísima representación de la sociedad dominicana firmó el Pacto Nacional para la Reforma Educativa.

Estimado lector, ha llegado el momento de enfrentar el desafío de recuperar la educación y de poner en marcha planes que nos permitan abordar el desastre que ha representado para muchos, y en especial para los más vulnerables, el cierre de los centros de estudio.

No es una decisión fácil porque cualquiera que sea, traerá daños colaterales, en algunos casos imposibles de evitar. Pero confiemos en el compromiso y la capacidad de los diferentes actores de la sociedad para ponderar los pro y contra de las diferentes opciones y tomemos esta decisión con espíritu democrático y colaborativo.  Por el bien de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes, que al final es el bien de todos.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/hacia-una-concertacion-para-la-reapertura-de-las-aulas-8911987.html

Comparte este contenido:

La chispa que pone en marcha el cambio

Por: Catherine Piña

Esta semana quedó habilitada la red De Par en Par; la iniciativa más ambiciosa que se haya desarrollado en el país para vincular a las empresas con los estudiantes de educación técnica.

Apreciado lector, apreciada lectora, les pido permiso para celebrar, a través de este espacio, el logro de un sueño. Alguien dijo que cuando a los sueños se le ponen tareas y plazos se vuelven metas y cuando a estos últimos se les imprime de energía y tenacidad se vuelven realidad.  Y eso es precisamente lo que hemos logrado con un equipo de trabajo inmejorable y el apoyo de un grupo de empresas que han creído en este proyecto.

Esta semana quedó oficialmente habilitada para el sistema educativo dominicano y el sector laboral, la Red De Par En Par, una solución que permite a los 25,000 jóvenes que cada año se gradúan de las modalidades técnicas y de artes de secundaria, realizar un módulo de formación en centros de trabajo, lo que de manera intencional hace a las empresas y empleadores del mercado laboral, aliados y co-actores de la actividad docente.  El objetivo final de esta red es facilitar el tránsito de los estudiantes de las modalidades mencionadas tanto hacia la educación superior como hacia una ocupación en el mundo productivo.

El o la joven que sea parte de la Red De Par en Par encontrará un espacio de aprendizaje, en el que, dependiendo del título o mención a que conduce su programa de estudios, podrá realizar actividades supervisadas durante su último año de secundaria. Estas prácticas para los estudiantes de bachillerato técnico o artes están definidas a través de la ordenanza 03-2017 como obligatorias y condicionan el que puedan tomar sus pruebas nacionales.

De Par En Par es un sueño que hemos ejecutado en la Iniciativa Empresarial para la Educación Técnica (IEET) con fondos de la Unión Europea operados por la Agencia Española para la Cooperación Internacional, y con contrapartidas de INICIA Educación, IMCA, Peña Defilló y OMG. Como aliados para la puesta en marcha, se nos unen: Gerdau Metaldom, CEPEM, Energas, Popular, Ege Haina, Cartel y Claro.

La plataforma tecnológica provista por De Par En Par permitirá, a partir de esta semana, a los centros educativos, estudiantes y empresas, recibir formación sobre su rol, documentar su participación y registrar el progreso de cada estudiante por la porción del programa que él o ella completen en el ambiente laboral.

Mi carrera profesional en los últimos diez años me ha permitido palpar directamente la urgente necesidad de que nuestros sistemas educativo y productivo desarrollen nuevas y mejores formas de comunicarse sistemáticamente y de apoyarse, ya que su éxito es interdependiente. De la capacidad de nuestros programas de estudios para satisfacer la demanda presente y futura del mercado de trabajo, depende el que los egresados de dichos programas puedan participar activamente en la economía. La educación no es ya una externalidad a nuestras empresas, sino un aspecto que determina nuestra permanencia en el tiempo.

La habilitación de la red De Par en Par supone la disponibilidad de una plataforma y unos procesos. Así que hoy quiero invitar a las empresas dominicanas a sumarse a esta iniciativa y, así:

  • A contribuir en generar un capital humano país más preparado.
  • A incidir en crear una fuente de RRHH con las competencias necesarias para impulsar la calidad y competitividad de sus productos y servicios.
  • A descubrir en cada joven que acojan un posible embajador que lleve las virtudes de su marca a donde sea que su futuro lo conduzca.
  • A brindar a sus empleados una oportunidad de servir a un propósito mayor.

En cada una de nuestras empresas hay algo que sabemos que otros necesitan aprender, una forma de hacer las cosas, una manera de conducirse, una visión, un sueño, historias de triunfo, obstáculos superados, lecciones aprendidas.

Abrir las puertas de nuestras empresas significa permitir que dentro de ellas nuestros jóvenes completen sus procesos de aprendizaje y vean desde dentro cómo nuestros productos y servicios son la suma agregada de la intención de muchos dominicanos. Y, con esa energía y, con esa fuerza enfrenten el futuro.

Abrir las puertas significa hacer de nuestros lugares de trabajo la plataforma de despegue desde la que nuestros jóvenes reciban el impulso final para salir a conquistar sus sueños

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-chispa-que-pone-en-marcha-el-cambio-8922300.html

 

Comparte este contenido:

Educación técnica ¿un camino para los que no pueden más?

Por: Catherine Piña

La invitación a hacerse técnicos no debe ser vista como una invitación a fracasados del sistema educativo, ni como una ruta corta que acaba con un certificado en mano que permite ejecutar una tarea, y ya.

Tengo más de una década trabajando única y exclusivamente con la educación técnica y su impacto en la empleabilidad y gracias a mi trabajo he conocido muchos jóvenes que han elegido hacerse técnicos. Al observarlos y ver su empuje y sus temores llego a la conclusión de que hay un mito que debemos desmontar de manera definitiva: la educación técnica no debe ser vista jamás como una invitación a los y las adolescentes fracasados del sistema educativo, ni como una ruta corta que acaba con un certificado en mano que permite ejecutar una tarea, y ya.   

Cuando hablamos de dignificar las carreras técnicas nos referimos a crear condiciones que las hagan más valoradas por la sociedad y que incidan en que al momento en que un joven va a elegir carrera, éste perciba que, dentro de todas las opciones, la ruta técnica es su mejor camino al éxito y no la ruta alterna que tuvo que elegir porque no quedaba de otra.

Para que esto sea así, lo primero que deberíamos tener asegurado como sociedad es que en nuestro país existan carreras técnicas como tales y no solo programas de educación o formación aislados entre sí. Necesitamos que los programas que existen y los que se creen, independientemente sean regulados por MINERD, MESCyT o INFOTEP, sean capaces de articularse entre sí como peldaños de un proceso, que permita a los y las jóvenes que elijan la ruta técnica, llegar tan lejos como quieran llegar. Cada uno de los títulos obtenidos en una ruta de carrera técnica, a la vez que conecta con un próximo nivel de educación o formación, debe permitir que la persona asuma responsabilidades que mejoren sus ingresos.

La ruta tradicional, la que indica que después de ser bachiller hay que completar una carrera de grado universitario para acceder a un empleo de calidad, exige un tiempo que no todos pueden esperar para empezar a cubrir sus propias necesidades, y un esfuerzo extraordinario que además es frágil ante cualquier eventualidad. La ruta de las carreras técnicas provee más rápidamente de destrezas para asumir una ocupación que la ruta académica tradicional y, además, las provee en un formato que, por ser más práctico, suele enganchar mejor al estudiante, lo que previene más efectivamente la deserción.

Las carreras técnicas son una ruta dignificante y ascendente, tanto para la formación y el estudio, como para el empleo. ¡De ninguna manera son la salida para los “fracasados”, los que no pueden porque no tienen recursos o porque no dan para más!

Son una ruta que genera bienestar social y, a la vez, modelan las capacidades productivas que nuestro país requiere para asegurar la oferta de productos y servicios de calidad que nos hagan competitivos local y mundialmente.

Actualmente, MINERD, MESCyT e INFOTEP como reguladores de los tres sistemas de educación y formación de nuestro país, están ocupados en los esfuerzos de intercomunicar y de diseñar programas que conduzcan a ocupaciones. A nosotros, como sociedad, nos toca reconocer y apoyar el esfuerzo, y orientar a los más jóvenes para que puedan tomar el camino que más le conviene para su futuro. Y trillar así, el sendero del éxito profesional.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/educacion-tecnica-un-camino-para-los-que-no-pueden-mas-8902331.html

Comparte este contenido: