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Educación: motor del Bicentenario peruano

Por: David Auris Villegas

La Educación necesita morar en crisis para perfeccionarla continuamente, de lo contrario, sería perfecta lindando con lo absurdo. Por ello, cuando escuchamos al gobernante peruano, declararla en emergencia, sencillamente está reivindicando su importancia en el Bicentenario que, ciertamente hay poco por celebrar, salvo nuestra sobrevivencia al Covid-19 y, la esperanza de construir un país desarrollado rumbo al Tricentenario.

Dentro del contexto mundial, nos encontramos sitiados por la pandemia y preso expectante de la cuarta revolución industrial, la inteligencia artificial, la automatización, la internet de las cosas, los valores prácticos, el atroz consumismo y el inevitable bombardeo de informaciones desde todos los frentes, todo creado por nosotros mismos.

En este novedoso itinerario, los actores de nuestro Bicentenario, con una mirada socioemocional, estamos obligados, abordar los problemas sociales desde una mirada propositiva, contribuyendo a la construcción de una sociedad más equitativa, solidaria y productora de nuevos conocimientos para crear una industria artificial, definitivamente centrado en la educación como motor de desarrollo.

Una educación humanista y tecnológica, cuyo rol protagónico recae en los actores del aprendizaje, la comunidad educadora del Bicentenario. Con la esperanza de una redistribución de oportunidades para todos, comprometámonos apuntar hacia un país con desarrollo sostenido, donde la palabra marginal vaya reduciendo su presencia en la sociedad, gracias a una educación en constante cambio.

Atendiendo este desafío, es lícito preguntarnos, ¿Qué hacemos los educadores para construir una sociedad más justa y solidaria con vistas al Tricentenario?  En esta línea, esbozaré cinco tópicos que seguramente potenciará nuestra praxis docente. Haciendo una reingeniería pedagógica, ejecutemos acciones novedosas, para afrontar los desafíos de hoy y mañana.

Eduquemos ciudadanas y ciudadanos, creativos, solidarios, críticos, innovadores, emprendedores e incapaces de ver al Estado como un botín para enriquecerse que, cuando ejerzan la función pública, lo hagan como un privilegio de servir al país.

Asimismo, la comunidad docente, estamos obligados a leer clásicos de la pedagogía, para forjar nuestra identidad educadora, reflexiva, crítica, creativa y propositiva, haciéndonos amigos de: Inger Enkvist, Peter McLaren, Ken Robinson, Claudio Naranjo, Robert Swartz, Johan Galtung entre otros pedagogos contemporáneos, quienes amplían nuestro foco formativo y nos invitan a navegar con solvencia académica y moral, las aguas de la educación.

¿Acaso es propicio revelarnos contra un sistema educativo enseñante y meritocrático? Sustituyamos el paradigma de Competencias por el Aprendizaje Colaborativo como sugería Humberto Maturana, para sensibilizar la solidaridad humana, creativa y productora, tan necesarias en tiempos de pandemia y en nuestra cotidianeidad, provocando un sentimiento de amor genuino hacia los demás.

Prioricemos el aprendizaje socioemocional y explotemos la infinita mente humana, sobreponiéndonos a los aprendizajes tradicionales como recomiendan la comunidad científica, con el objetivo de convivir en paz sugerido por la UNESCO y desarrollemos nuestra capacidad holística de adaptarnos a los constantes cambios, fruto del vertiginoso avance de la ciencia y los problemas sicosocioambientales.

Dada la incertidumbre del futuro, aquello que hoy aprendemos tal vez mañana no valga para continuar ejerciendo con éxito la pedagogía, en tal sentido desarrollemos la capacidad de aprender las novedades del mañana, en el menor tiempo posible, como único salvoconducto para el éxito pedagógico y social como sostiene David Perkins.

Finalmente, hagamos del profesorado la profesión del siglo XXI reclamada por Alex Beard. Eduquemos personas solidarias y altamente creativas, para conmemorar el Tricentenario como un país desarrollado, donde respiremos el aire tibio de la libertad y la esperanza de continuar la historia humana.

Fuentes:

© David Auris Villegas. Escritor, poeta, columnista y pedagogo peruano. Teórico de la educación alternativa para el desarrollo sostenible.

Fuente de la información: Insurgencia Magisterial

Imagen: herbertmujicarojas – La Mula

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Mundo – Pensar en la tierra: urgente tarea pedagógica

Pensar en la tierra: urgente tarea pedagógica

David Auris Villegas

¿Realmente amamos a nuestra maravillosa tierra? u ¿Orgullosos y dueños de la ciencia y la tecnología digital, estamos pensando colonizar Marte? Abandonar a nuestra magullada Mamapacha, sería como abandonar a su suerte a nuestras desvalidas madres y deforestar a la tierra, equivale a quitar su vestimenta en pleno aguacero. ¡Qué horror!  ¿Tan bajo hemos caído como homo sapiens en apenas 180 años?

El sistema mundial de fiera competencia, acumulación económica e ilimitado consumo, al que todos fuimos arrastrados, nos ha forzado a destruir nuestro escudo natural, la capa de ozono, generando como consecuencia el calentamiento global, provocando la masiva extinción de la biodiversidad y poniendo en riesgo a nuestra vida que no sabemos quién nos regaló.

Ante esta incómoda verdad esgrimida por Al Gore y como todo proviene de la tierra, una década antes del verano más caluroso del siglo XXI, el 22 de abril de 2009, las Naciones Unidas declaró Día Internacional de la tierra, sin embargo, EEUU, el mayor contaminador del planeta ya celebraba este día desde 1970, gracias al liderazgo del senador demócrata, Gaylord Nelson, dando comienzo a la agenda climática mundial como herramienta para descarbonizar al planeta.

Para corporizar este día, en 1972, surge el programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente (PNUMA) Se hace esfuerzos para proteger la tierra a través de cumbres climáticos, como el protocolo de Kioto, el Acuerdo de París, el COP 25 en Chile, el Acuerdo de Escazú y la cumbre virtual por la tierra, llevado a cabo este 22 de abril, liderado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

Aunque tarde y burocrático, estos acuerdos políticos para erradicar la contaminación ambiental, aún no han logrado reducir el efecto invernadero por la ausencia de una planificación de salvataje terrestre, pues cada vez usamos más petróleo y cada año desparecemos 12 millones de hectáreas de bosque en nombre del desarrollo y progreso de los países industrializados y grandes transnacionales.

En este sentido, los países más contaminantes como China y EEUU y las transnacionales, están obligados a firmar acuerdos multilaterales para frenar el calentamiento global, en base a toma de decisiones globales concretas, consolidando con los gobiernos de cada país, una eco política mundial y transferencia tecnológica, así como destinar más fondos para la investigación en recursos renovables en vez de armas nucleares y proyectos espaciales.

Como estamos hiperconectados y todos contaminamos al medio ambiente unos más que otros, busquemos una solución compartida desde la familia y aceptemos el desafío de cambiar nuestro estilo de vida consumista e individualista, por un paradigma de vida ecológica en armonía con nuestra madre tierra y aprendamos a respetarla y adaptarnos a ella, como hace 200 años, en el primer manifiesto ecológico, nos recomendó el jefe Seattle.

Desde el territorio científico, naturalmente, emergerá la voz de la salvación terrestre, desterrando el uso definitivo de los restos fósiles, como ya están poniendo en órbita. El satélite Sentinel-6 observa los cambios del mar y sus variaciones. Aparece en escenario, la inteligencia artificial para preservar la flora y fauna. Los drones y globos aerostáticos circulan el espacio ayudándonos a prevenir el daño sobre la tierra, pero el ciclópeo reto de la comunidad científica mundial, es dominar en el menor tiempo, la energía del sol hasta domesticarlo para poner al servicio del consumo global.

En esta batalla hay luces de esperanzas en todo el planeta como informan los reportes mundiales, Costa Rica ha desaparecido su ejército para fomentar el turismo ecológico. Alemania construyó el primer eco barrio del mundo en Friburgo. Islandia es el país menos contaminado porque usa el calor de la tierra, la geotermia. Pero, son los pueblos originarios, quienes mejor cuidan a la madre tierra, de quienes, con humildad, podemos aprender el cuidado de nuestro planeta, trata de decirnos la famosa ecologista cultural Helena Norberg-Hodge.

Hoy más que nunca debemos estar unidos a nuestra madre tierra a través del cordón umbilical, la educación ecológica, para generar sustentabilidad, haciendo eco pedagogía desde las escuelas a lo largo de todos el sistema educativo global, formando estudiantes con cultura ecológica, resilientes, creativos, innovadores, practicando los principios del mundo verde: reusar, reducir, recuperar, reparar y reciclar, con el objetivo de lograr un bienestar mundial sostenible, conviviendo solidariamente con nuestro medio ambiente.

Finalmente, como actores de esta sociedad de consumo, acudamos a nuestra inteligencia ecológica y a la tecnología digital, para utilizar la inagotable energía solar y comprometámonos desde la eco educación global, cuidar y proteger a nuestra maravillosa tierra que dio vida a esta civilización.

Fuentes:

  • Carta del jefe Seattle al presidente de los Estados Unidos. https://ciudadseva.com/texto/carta-del-jefe-seattle-al-presidente-de-los-estados-unidos/
  • Elena Norberg-Hodge. Conversaciones sobre sostenibilidad. https://www.elconfidencial.com/empresas/2020-06-22/economias-locales-ecologismo-sostenibilidad-bra_2643687/
  • Home. La Tierra. Documental completo. https://www.youtube.com/watch?v=LbMj3I6o8ec
  • La Carta de la Tierra en acción. http://www.earthcharterchina.org/esp/text.html

David Auris Villegas. Escritor, columnista y pedagogo peruano. Teórico de la educación para el desarrollo sostenible.

Fuente de la Información: http://www.educacionfutura.org/pensar-en-la-tierra-urgente-tarea-pedagogica/

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Pedagogía del amor para una vida mejor

Por: David Auris Villegas                                             

El amor es el verbo de todo acto pedagógico. No existe educación sin ternura, cognición y creatividad. Toda colectividad educativa está obligada a aceptar cada individualidad, para erigir una sociedad solidaria, sin ganadores ni perdedores.

Nuestra sociedad posmoderna, sitiada por el Covid-19 y atrapado en la incertidumbre, violencia, exclusión e indiferencia, padece una vertiginosa metamorfosis a causa de la inteligencia artificial, forjando sociedades innovadoras y consumidoras. Ante este bipolar panorama, es ineludible construir una amistosa vecindad, desde la pedagogía del amor, para educar al homo solidarius, capaz de convivir en paz.

Esta pedagogía del amor, propone transformar la condición humana en felicidad como fin último, tatuando en la mente de las niñas y niños, el amor hacia el prójimo y demás seres vivos dentro del planeta, a cargo de la comunidad educadora, instituyendo como modelo a Cristo, en la ciudad de paz y ternura, llamada escuela.

La praxis del enfoque de la pedagogía del amor para la Unesco, como rector de la educación mundial, plantea desde las escuelas, instalar la paz en la mente de los hombres y mujeres, bajo marcos de tolerancia, libertad y justicia social, para la convivencia global entre personas de diversas culturas, etnias y condición social.

Naturalmente, la pedagogía del amor, llamada pedagogía de la felicidad, se concreta en la creación de un escenario de paz, nuclearizando como protagonista a niños y niñas, a través de estrategias sicosocioemocionales como el abrozoterapia y juegos lúdicos cognitivos en el proceso de aprendizaje colectivo y empático, liderado por docentes afectuosos.

La aplicación de este enfoque, se hace realidad en la Institución educativa gratuita 20955-27, Veritatis Splendor, ubicada en un suburbio de la capital peruana, dirigida por las hermanas misioneras de la Cruz, quienes ponen en práctica la pedagogía del amor, inspirado en Cristo. Con magníficos resultados en los aprendizajes: aprenden a vivir juntos con amor y ven al prójimo como a sí mismo.

En esta línea, la Dra. Juana Sánchez Gey, sostiene que toda educación debe transformar al mundo, invitándonos a ser cada día mejores personas, haciendo uso de un lenguaje del amor, para desarrollar la esfera socioemocional recomendado por la Unesco y el Proyecto Educativo Nacional del Perú al 2036, como salvavidas para los niños y niñas de la esperanza mundial, soñada por José Martí.

En este sentido, para desafiar los retos del mañana, urge plantear políticas educativas de Estado, desde el enfoque de la pedagogía del amor en el currículo de las instituciones formadores de docentes, para dotar de esta herramienta pedagógica a la nueva generación de educadoras y educadores quienes tendrán en sus manos, la educación de los nativos digitales.

Asimismo, este paradigma educativo como política de estado, es imprescindible insertar en los planes curriculares de la educación básica, como estrategia didáctica transversal, para educar a la persona integral, sembrando el amor al prójimo y la cultura de fraternidad en la mente de las niñas y niños, desde el espacio íntimo de la escuela como apunta Alejandro Cussianovich,

Como la educación surge desde el hogar, implementemos el discurso de la pedagogía del amor en nuestras familias, dando importancia a cada individuo que habita en nuestros hogares, escuchando con respeto sus ideas y críticas, para formar ciudadanas y ciudadanos tolerantes y afectuosos en un mundo que rinde culto a las redes sociales.

Pero, los llamados directos a poner en práctica, este enfoque pedagógico, son los operadores de la educación. Manejando esta poderosa paradigma de la felicidad, construirán aulas de paz y amor para educar a los niños y niñas, empoderándolos de amor hacia sí mismos y hacia los demás, como sugiere Johan Galtung,

Finalmente, como ingenieros sociales, estamos llamados a autoeducarnos e inocularnos esta herramienta pedagógica en nuestro know how para educar personas íntegras, capaces de vivir solidariamente. Fusionando cognición y compasión, eduquemos a las niñas y niños desde el paradigma de la pedagogía del amor y la ternura, para un mañana mejor.

Notas:

*David Auris Villegas. Escritor, pedagogo y columnista. Teórico de la educación para el desarrollo sostenible.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/pedagogia-del-amor-para-una-vida-mejor/

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Pedagogía del desaprendizaje en tiempos de coronavirus.

Por: David Auris Villegas

No solo eres tú, somos todos. Cobijado bajo la túnica de la esperanza que mañana las estrellas volverán a brillar más intensamente, escribo desde mi trinchera pedagógica. Habrá en la historia de la humanidad un antes, esta sugestiva experiencia del cual hoy reflexiono y un post coronavirus que transformará profundamente nuestras vidas que, curiosamente quedándonos en casa ya estamos haciendo mucho por salvar nuestro maravilloso planeta y estamos dando al traste esa frase egoísta y tan trillada, “sálvese quien pueda”.
Nuestra forma de vivir que habíamos heredado y aprendido cómodamente en la escuela y reforzada en la sociedad, está siendo erosionada y demolida por el coronavirus, por lo que debemos desaprender apresuradamente para aprender con la misma urgencia nuevas maneras de convivir y hacer frente exitosamente al ataque del virus y las asechanzas de otras pandemias del futuro, en un mundo fatalmente impredecible.

¿Qué entendemos por desaprendizaje? El término aprender a desaprender probablemente lo acuñó Alvin Toffler. Esta idea incita al sistema educativo, enseñar a desaprender para volver a aprender en otros escenarios. Peter Senge lo resume magistralmente, quizás la única competencia que posee el ser humano para hacer frente a los retos del incierto mañana es, desarrollar rápidamente la capacidad de aprender a desaprender y tornar a reaprender. Desafortunadamente el sistema educativo aún no practica a nivel global, pues atiborramos a los estudiantes con una masa de vanos contenidos que hoy de poco sirve ante un real azote mundial.
Durante esta inédita experiencia, la familia, irónicamente relegada a un segundo plano debido a que aprendimos a disfrutar voces del atroz consumismo y la salvaje competitividad: “Se el mejor”, “trabaja en equipo”, “disfruta hoy y paga mañana en cómodas cuotas”. Revelémonos y aprovechemos la oportunidad, reivindicándonos en familia como nuestro único bastión de felicidad, reaprendiendo todos a disfrutar las labores del hogar, hacer ejercicios, comer sano y ejerzamos sostenidamente la
pedagogía de la resistencia a través de una comunicación sincera y sonriamos en tiempos de coronavirus como un acto de desaprendizaje familiar.
Con la irrupción de las redes sociales aprendimos abrumadoramente llamar la atención y auto publicitarnos a nivel planetario, compartiendo nuestras imágenes cotidianas, disfrutamos el chat de la amiga, frecuentamos el Facebook de viejos amores, inundamos triviales informaciones y seguimos a cualquier pobre diablo, generando una sociedad papagayo hastiada de bazofia, pues lo que cuenta son los likes que, en estos momentos difíciles generan una histeria colectiva, cuando inmediatamente requerimos usar responsablemente estas redes y empoderar de cognición a la sociedad global como
sugiere Yuval Harari, “Una población bien informada suele ser mucho más poderosa y efectiva que una población ignorante”.
Desaprendamos juzgar y criticar las actitudes de los demás. Nos lo pasamos la vida desconfiando del vecino de al lado, y nos autoproclamamos orgullosamente ser los mejores; pues bien, es momento de demostrarlo ayudando a los demás y aceptemos con buen humor nuestras limitaciones y defectos que solos somos vulnerables. Aprendamos a ver al prójimo como nuestro mejor aliado, cavilando aquello que le sucede tarde o temprano nos sucederá y desplegando el trabajo cooperativo solidario, evitaremos contagios asegurando nuestra supervivencia.
El empresariado mundial está obligado a desaprender enriquecerse y especular en confabulación con los funcionarios en tiempos de emergencia y aprender ser más humanitarios, sobreponiendo al ser humano sobre los bienes materiales, así como impulsar los vuelos gratuitos para la libre circulación de científicos, pensadores, periodistas, médicos y el transporte de insumos clínicos, volando solidariamente a nivel global para salvar vidas.
Alejado del dramatismo griego, si la ciudadanía global no desaprende sus viejas costumbres, penetraremos un lúgubre callejón sin salida y pondremos en juego nuestra supervivencia y para ello debemos sacar lo mejor de nosotros que, seguramente todos venceremos una vez más estas plagas y rompiendo paradigmas del ayer, aprendamos a convivir armoniosamente en esta aldea global y comprometamos a los líderes mundiales, al G8 y al G20 a tomar decisiones inmediata, si pretendemos que continúe la excitante función de la vida; así mañana no volvamos a la normalidad, hoy practiquemos el distanciamiento social desde la mirada de Gideon Lichfield.

Fuentes:
– Alvin Toffler de su libro, El Shock del futuro.
– Gideon Lichfield. Aceptémoslo, el estilo de vida que conocíamos, no va a volver nunca más. https://www.technologyreview.es/s/12034/aceptemoslo-el-estilo-de-vida-que-conociamos-no-va-volver-nunca. 24/03/2020
– Peter Senge de su libro, “La Quinta Disciplina”
-Yuval Harari. El mundo después del coronavirus. https://diariojudio.com/opinion/yuval-noah-harari-el-mundo-despues-del-coronavirus/326282/. 24/03/2020

Fuente: https://insurgenciamagisterial.com/pedagogia-del-desaprendizaje-en-tiempos-de-coronavirus/

Imagen: https://www.shutterstock.com/image-photo/diverse-kindergarten-students-learning-energy-producer-665608819?irgwc=1&utm_medium=Affiliate&utm_campaign=Pixabay+GmbH&utm_source=44814&utm_term=https%3A%2F%2Fpixabay.com%2Fimages%2Fsearch%2Faprendizaje%2F

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