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Cine y Educación: Imaginando Una Nueva Educación, Creando Una Nueva Sociedad

Colombia / Autor: Paulo Freire / Fuente: Youtube

La educación necesita una mayor comprensión y reflexión acerca de lo pensado y hecho por el ser humano; razón por la cual, si se quiere aprender y no memorizar, es decir innovar para transformar, el cine brinda herramientas a todas las disciplinas permitiendo generar procesos de aprendizaje donde el estudiante reconoce, interpreta y transforma. Solo desde la imaginación se puede crear una sociedad que tenga como premisa de la convivencia el amor y el respeto. El cine es una máquina de sueños, que nos permite crear, imaginar y aprender.

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Estrategias para afrontar el horror

España/ 05 de septiembre de 2017/Por: Saray Marqués/ Fotografía: Isa Karakus / CC0 Pixabay/ Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com

¿Cómo explicarle a un niño, a una niña, un suceso como un atentado terrorista?

¿Cómo gestionar el miedo, cómo prevenir la angustia o las ideas distorsionadas?

¿Cómo atender a sus preguntas acerca del terror? Elaboramos con la ayuda de expertos una serie de pautas para las familias.

La tarde del 17 de agosto, en medio de la confusión acerca de lo ocurrido en La Rambla de Barcelona, los Mossos d’Esquadra, la Policía Nacional y la Guardia Civil lanzaban un mensaje a la ciudadanía, pidiéndole que no publicara fotos ni vídeos ni compartiera imágenes en redes sociales del suceso. Lo hacían “por respeto a las víctimas y a sus familias”. En ese momento muchas familias, en pleno periodo vacacional y con sus hijos merodeando alrededor, tenían un dilema en segundo plano. Mientras trataban de asimilar lo que estaban viendo se preguntaban si era adecuado exponer a esa información a los niños más pequeños o si era preferible una especie de apagón informativo, si “m que se enteren en casa”, si serían capaces de encajar ese sinsentido…

Ya han pasado casi tres semanas del último atentado terrorista en nuestro país, en el que murieron 16 personas en Barcelona y Cambrils. En este tiempo esos mismos niños han generado su propio relato acerca de las imágenes que han podido ver, han presenciado conversaciones que no han entendido, han hecho preguntas que han pillado desprevenidos a los adultos… A algunos, además, les ha empezado a costar dormir, han sufrido pesadillas o han terminado en la cama de sus padres.

La gestión de este tipo de situaciones, el modo de afrontarlas, no es una cuestión menor. En nuestro país existen instituciones especializadas, como la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona, y fundaciones como ANAR cuentan con una serie de pautas. También el Colegio de Psicólogos de Madrid cuenta con un grupo específico de trabajo a raíz del 11-M, en la línea de los que existen en los servicios de Emergencias o La Cruz Roja.

Cercanía, serenidad, seguridad

Ya sea en el mismo momento o en los días venideros, los expertos coinciden en una serie de recomendaciones en caso de atentado terrorista pero también en otro tipo de muertes violentas o suicidios en el entorno. Entienden que, a la hora de informar, la labor ha de recaer en las personas más cercanas para que se establezca un marco de complicidad que ayude a que todo se gestione de forma más sencilla. Así lo expone el psicólogo educativo José Antonio Luengo, especialista en atención en situaciones de emergencia.

Cuando los padres hablen acerca de cualquier noticia negativa con sus hijos han de hacerlo buscando la máxima empatía: “El tono de voz ha de ser tranquilo, para poder transmitir la seguridad necesaria pese al acontecimiento. Si la seguridad es una necesidad básica de todo ser humano, lo es especialmente en la infancia”, remarca Diana Díaz, directora del teléfono ANAR.

¿Se ha de contar siempre? Depende sobre todo de la edad. “Por debajo de los seis, siete años, si el niño no pregunta no debemos sentirlo como una necesidad, salvo que estemos viendo las noticias, esté a nuestro lado y, aunque sea con el rostro, nos transmita que requiere algún tipo de información”, expone Luengo.

Hasta hace algún tiempo se consideraban los 10 años como la edad a partir de la cual los niños pueden asimilar lo que ven en las noticias. “Esto ha cambiado, las edades van bajando y a partir de los ocho son más conscientes de la realidad social, pero es recomendable que vean las noticias con adultos, que los padres filtren y traduzcan esa información para que los pequeños puedan encajarla sin angustiarse, sin que derive en pesadillas, somatización, preocupaciones extremas…”, apunta Claudia Xibixell, psicóloga y orientadora del British Council School. Xibixell apuesta por hablar de lo que le preocupa al niño, qué ha pensado, qué quiere saber… “bajando al nivel de comprensión del menor y aportándole información muy concreta, sin entrar en demasiados detalles, y que sea verdad”.

Por debajo de estas edades, incluso en 4 o 5 años, tampoco se debe subestimar su capacidad de recepción si han tenido acceso a las imágenes. “Depende de las características psicológicas del niño o la niña. Aunque estemos convencidos de que no se ha dado cuenta, pues hemos cambiado de canal o apagado rápidamente, eso se ha podido registrar, generando algún tipo de relato. Por eso es importante que, sin hacer un interrogatorio, descubramos qué ha sentido, comprendido, que saquemos la conversación, que descubramos si tiene alguna pregunta que no se ha atrevido a hacer…”, prosigue Luengo.

No solo la edad

El psicólogo enumera, junto con la edad y las características personales, cinco factores más que nos deben guiar en el modo de actuar y el mensaje que debemos transmitir: la cercanía con el acontecimiento, el entorno familiar (si es hijo único o hay varios hijos), el grado de apego, la exposición que ha habido a la información y si el suceso se produce en periodo escolar o vacacional. Para Luengo, siendo los tres primeros los fundamentales, en el caso de los atentados en Cataluña ha influido también el último, “al depositar la responsabilidad en exclusiva en los padres, pues los niños no lo iban a tratar con su clase, con su tutor, al día siguiente”.

Respecto a la edad, existen excepciones: niños que preguntan ya con cuatro años, pero la regla general es que a partir de los ocho años no contar nada no es una opción. “Desde estas edades comienzan a usar la lógica para llegar a conclusiones y tienen que conocer lo que pasa, pues de un modo u otro van a tener contacto con la noticia en un entorno distinto al de casa y, si no se han generado un cierto criterio se van a sentir en una situación incómoda y de indefensión que generará más miedo y angustia”, constata Luengo.

También las características personales (capacidad de escucha, empática, interés, fortaleza…) han de tomarse con cautela: “La vulnerabilidad es muy traicionera, y nos encontramos con niños aparentemente muy fuertes en situaciones de la vida cotidiana que ante sucesos explosivos se desmadejan, se desarman”.

Escuchar, traducir y no mentir

Una de las premisas que comparten todos los expertos consultados es que se debe dejar que el niño hable primero, escuchar lo que quiera preguntar, lo que quiera decir, sus miedos, sus preocupaciones. Lo remarca José Luis Martorell, del Servicio de Psicología Aplicada de la UNED, “Es la base de toda la psicología, primero dejar expresar”. Esta expresión, que incluye los sentimientos, se puede facilitar no solo con conversaciones, sino con dibujos, relatos, cuentos…

“Es importante situarnos a su nivel. Del mismo modo que físicamente es positivo hablarles a su misma altura, en estos casos debemos emplear su mismo idioma, recurriendo, sobre todo con los más pequeños, a palabras simples, aclarando que estamos ante algo que no está bien, pero que no es algo normal, que no pasa a menudo”, analiza Sofía Gigliani, psicóloga y orientadora del colegio SEK-Ciudalcampo. Hablando descubriremos qué información manejan… “Es clave para enfocar directamente los comentarios, las respuestas, porque muchas veces no es necesario aportar datos que tan solo les van a confundir, y les basta con saber que ellos están bien y sus seres queridos también lo están”.

Sin ocultar, conviene dosificar la información (evitando siempre las imágenes repetitivas o demasiado dramáticas, y cuidando su procedencia), y siempre sin mentir. Inevitablemente surgirán los ¿”Nunca más va a pasar?” o el “¿Me puede pasar a mí?”. Decir que no va a volver a ocurrir no es una buena idea. Ante la incertidumbre, Gigliani apuesta por una suerte de empoderamiento, por transmitir a los niños lo que ellos pueden hacer, cómo ellos pueden cuidar de sí mismos, protegerse (por ejemplo, uso del cinturón, del casco, llamadas al 112 o a los padres si hay algún problema), por resaltar que, además de ellos y de su familia, otras personas (policía, bomberos…) velan por su seguridad. También ayuda el dejarles compartir los sentimientos. “Puede que los niños estén más nerviosos, lloren sin saber por qué, tengan pesadillas, se hagan pis en la cama, que de repente les asusten las multitudes o que sus padres se vayan… Debemos dejarles expresar ese miedo, esa angustia, esa ansiedad, hacerles ver que es válido lo que sienten, estando a su lado y recurriendo a ayuda externa si se prolonga en el tiempo. En ocasiones el niño está intentando decir algo y la familia lo ignora, creyendo que si no se habla del tema mejorará, y es un error”, asegura Gigliani.

Según María Ramos, psicóloga infantil en EnPositivoSí, debemos estar preparados para “dar siempre la misma respuesta, pues muchas veces, para poder entender lo que ha ocurrido, los niños necesitan hacer varias veces la misma pregunta, lo que les da esa seguridad necesaria”. Para Ramos, es importante insistir en este relato adaptado a su edad, acompañándolo de un mensaje de confianza, de que la vida sigue, de que somos capaces de superar las adversidades y de salir adelante. Sin esto, los niños pueden generar sus propias explicaciones de lo que pasa, que pueden resultar dañinas y desembocar en un trastorno de estrés postraumático (estado de alerta e hiperexcitación, irritabilidad, insomnio, falta de concentración, flashbacks, tristeza, cambios de humor, sensación de inseguridad, dolores de tripa o de cabeza…). Si estos síntomas persisten más de un mes, aconseja, se debe pensar en acudir a un especialista. Dos años después del 11-S una investigación de la Academia de Medicina de Nueva York relató hasta un 18% de niños en la ciudad con este tipo de estrés, cuya probabilidad es mayor cuanto más invasiva es la exposición al proceso.

¿No tenemos miedo?

Los expertos recomiendan hacer un seguimiento según va pasando el tiempo, “evitando frases muy habituales y que no ayudan, como el ‘No tienes que llorar’, el ‘Tienes que ser fuerte…’”, señala Luengo, “En estos casos está bien que seas débil, que pidas el acogimiento afectivo y emocional de los otros sin sentir que estamos defraudándoles”, continúa. El bálsamo puede ser un mensaje acerca de cómo se puede construir también desde la tragedia, o un buen abrazo.

También Ramos advierte de que “no se puede vivir sin miedo, pues es la manera de regular nuestra exposición al peligro, pero sí evitar que se transforme en pánico, en miedo sin control, en angustia intensa o sensación de indefensión”. La pedagoga Anna Ramis se revuelve igualmente contra el “no tenemos miedo”. “El miedo no es ni bueno ni malo, es. Es un sentimiento que nos informa de que algo nos amenaza y nos produce inseguridad. Ser valiente no es ser temerario, es saber gestionar bien ese miedo para salir adelante, evitando que nos paralice”. Para ella es importante llegar, en la conversación con los hijos, a desentrañar qué produce ese miedo en realidad… “Quizá es miedo a que nos maten, a que maten a papá y a mamá… ante lo que conviene insistir en la idea de la excepcionalidad y evitar hablar desde el susto”.

Sin llegar al estrés postraumático, muchas de las reacciones del menor en los días que sigan al suceso pueden deberse al impacto que les ha producido, y estas pueden ir desde el bloqueo hasta la violencia. Diana Díaz, del teléfono ANAR, reclama serenidad para afrontarlas: “Corresponde a los adultos estar atentos a cómo lo han procesado y si algún aspecto sigue rondándoles en la cabeza, si necesitan hablar del tema, es interesante retomarlo desde la serenidad”.

Para Díaz, en las respuestas que aportemos también cabe el “No lo sé”, el “No te puedo explicar”. Es algo normal, humano, como hablar de las emociones, por lo tanto no debemos sentir que les estamos fallando, tan solo les estamos trasladando que nosotros como padres no siempre tenemos todas las respuestas.

Serán días en que los niños, en función de su edad, se acerquen a la idea de no omnipotencia del ser humano, y es bueno aprovechar, según Díaz, para transmitir valores como el de solidaridad, mostrando cómo podemos ayudar estando unidos en la adversidad, o el respeto a la diversidad. “Se trata de que este proceso de crecimiento sea positivo, pero sin acelerarlo, llegando solo hasta donde los niños sean capaces de procesar”.

Coincide Martorell en que un factor importantísimo es la propia reacción de los progenitores, si están desbordados o si han sido capaces de digerirlo, y más cuanto más pequeño es el niño. “El mundo es inseguro, pero no ganamos nada con anticipar esa idea a niños que no la van a poder manejar”, señala Martorell, “Ellos no pueden evaluar la improbabilidad” ni podemos ponerles en la tesitura si “más vale vivir libre”.

En función de la edad, para Luengo, un acontecimiento de estas características supone una oportunidad para reflexionar sobre los valores y las maneras de interpretar la vida que estamos transmitiendo, valores como la empatía, compromiso, compasión, bondad o el respeto a los otros, en primer término, que además nos servirán, en segundo, para afrontar los malos momentos, las dificultades.

“Crecer tiene un lado maravilloso, pero también lleva aparejada una pérdida secuencial de la inocencia”, señala el experto, que, más que por el fomento del concepto de resiliencia como resistencia ante los estímulos agresivos, aboga por la idea del afrontamiento: “Va más allá, que no es solo resistir, saber recibir bien el golpe, sino ser proactivos, aun con todo el dolor, con toda la tristeza y con todas las dificultades, levantarse sabiendo que no todo es positivo en la vida ni que siempre debemos tener una mirada positiva de todo”.

Fuente:

http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/09/04/estrategias-para-afrontar-el-horror/

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Educación en la Mira (Segundo Programa: 29 de agosto de 2017)

México / 3 de septiembre de 2017 / Autor: Oswualdo Antonio González / Fuente: Youtube

Publicado el 3 sep. 2017
Segundo Programa de Educación en la Mira, el cual es producido en una alianza entre AgendaMx y el Portal Insurgencia Magisterial. Se transmite los días martes a través de redes sociales.
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Presentación del Libro «La educación sitiada. Entre la política y el mercado»

México / 3 de septiembre de 2017 / Autor: SPCE FFyL / Fuente: Youtube

Seminario de Perspectivas Críticas en Educación de México y Latinoamérica: construcción de discursos y prácticas

Presentación del Libro «La educación sitiada. Entre la política y el mercado».

Andrea Fernández Ortega

Hugo Aboites

Galdino Moran López

José Carlos Buenaventura

jueves 31 de agosto 2017

UACM, Plantel Centro Histórico, Auditorio Mariano García Viveros

Fuente:

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Conferencia: La educación en la era de la abolición de la persona

España / 3 de septiembre de 2017 / Autor: Raúl Quirós / Fuente: Youtube

Publicado el 3 sep. 2017

La educación en la era de la abolición de la persona Por el Dr. Ignacio Sánchez Cámara, rector de la Universidad Católica de Valencia. Ponencia incluida en el I Congreso de Educadores Católicos de Valencia, organizado por la Fundación Educatio Servanda y celebrado en la Universidad Católica de Valencia (España) el 14 de noviembre de 2015.

http://www.youtube.com/watch?v=K5XgXynfM8g

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=K5XgXynfM8g

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Niños de Parachique retornarán a sus clases en aulas seguras.

UNESCO Perú participa en proyecto de instalación de nuevas aulas y lanza proyecto de recuperación socioemocional con 500 niños en Sechura.

Unesco.

En la zona Norte del Perú, más de 45.000 estudiantes interrumpieron sus clases debido a la Emergencia del Fenómeno Niño costero. La Región Piura ha sido la más afectada y miles de alumnos no iniciarán clases en un futuro próximo debido a la condición crítica de sus escuelas.

El Ministerio de Educación, autoridades regionales y locales del sector educativo, además del apoyo de la UNESCO Perú,  se inauguran un conjunto de aulas nuevas y seguras para 170 niños del colegio inicial 083 de Parachique, en Sechura, cuyos salones se inundaron debido a las intensas lluvias ocasionadas por el Fenómeno del Niño Costero.

Asimismo, se buscará proporcionar espacios educativos alternativos seguros y desarrollar planes de gestión de riesgos de desastres a nivel familiar, escolar y comunitario.

ARTE QUE SANA

Asimismo, UNESCO Perú, junto con el Ministerio de Cultura y el Grupo Sura, lanza una estrategia para la Recuperación Socioemocional del Sector Educación en Piura, a través del Arte y la Cultura, debido a la situación de esta Emergencia del Niño Costero.

El proyecto, que beneficiará a 500 estudiantes y 100 docentes de Sechura, tiene por objetivo brindar ayuda para la recuperación socioemocional, mediante actividades culturales y artísticas, centrando sus esfuerzos en la atención de estudiantes y docentes de las escuelas.

Este Proyecto intervendrá inicialmente en tres escuelas ubicadas en la provincia de Sechura, y se realizarán sesiones de recuperación emocional con los alumnos y talleres para la prevención de riesgos con docentes.

Docentes, agrupaciones culturales y artesanos de la localidad de Sechura y Piura participarán en espacios de intercambio y capacitación con Arte Terapeutas, especialistas en el uso de las artes en contextos de crisis y cambio social. Con estos grupos y capacidades fortalecidas se realizarán los talleres y sesiones recuperativas con niños y niñas en las escuelas.

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/ninos_de_parachique_retornaran_a_sus_clases_en_aulas_segur/

Imagen: http://www.unesco.org/new/typo3temp/pics/75bc3f4df7.jpg

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Argentina: Con una intensa segunda jornada, cerró el VIII Congreso Internacional de Educación

Argentina/ 29 de agosto de 2017/Fuente: http://www.unosantafe.com.ar

Los valores, la comunidad y los ambientes nutritivos, educar para la vida y la relación con los padres, fueron algunos de los tópicos abordados por los expositores que participaron de este encuentro que organizó la Universidad Católica de Santa Fe. Manu Velasco y Alejandro De Barbieri fueron los encargados de culminar esta octava edición.

En su discurso inicial, la decana de la Facultad de Humanidades, Anabel Gaitán, señaló: «Es preciso ahora salir de nuestras zonas de confort y animarnos a innovar, esta innovación no es tecnológica, es humana. Muy humana», subrayó. Además, hizo hincapié en la innovación: «Innovar la mirada, la escucha, el diálogo, la paciencia, el enojo, el hartazgo y esta vocación que no se fue, que no está perdida, que sigue estando ahí dentro nuestro y fue la que hoy sábado cuando sonó el despertador a las 7 nos trajo hasta aquí».

También remarcó la importancia que debe tener el VIII Congreso Internacional de Educación en todos los presentes: «Este congreso habrá sido un éxito, si con los mismos recursos que teníamos el viernes, el lunes cuando entremos a nuestras aulas nos encontramos con nuevas herramientas».
A continuación, afirmó que «el niño es niño, el adolescente es adolescente, el joven es joven y el adulto es adulto. Ayer, hoy y mañana el ser humano es el mismo. Su educabilidad no ha cambiado. Es el contexto, son las circunstancias las que nos hacen creer que ahora ya no se puede con ellos».
A su vez, indicó la dificultad que tiene el hecho de ser docente: «Es más difícil, seguro. Es más complejo, más que seguro. Por eso estamos aquí, para aprender. Porque somos profesionales y entendemos nuestra tarea como un saber con fundamentos que nunca se colma».
Dando fin a sus palabras, concluyó haciendo una reflexión personal: «Hace un tiempo mi madre hizo propias unas palabras públicas y me dijo: los docentes tienen el poder de tocar el futuro, porque educan. Hagamos que el futuro sea bueno. Hoy, aquí, ahora».
Presentes
El acto fue encabezado por la presidente del Directorio de la Universidad Católica de Santa Fe, Ruth Casabianca; el rector, Ricardo Rocchetti; y la decana, Anabel Gaitán. Asimismo, participaron la secretaria de educación de la Municipalidad de Santa Fe, Erika Figueroa; el vicario general de educación de la Arquidiócesis de Santa Fe, presbítero José Luis Ayala; y el decano de la facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral, Claudio Lizárraga.
También, estuvieron el vicerrector de Formación de la Universidad Católica de Santa Fe, Carlos Scatizza; el vicerrector Académico, Eugenio Martín de Palma; la decana de la facultad de Filosofía, Carmen González; el decano de Ciencias de la Salud, Guillermo Kerz; el director del Departamento de Filosofía y Teología, Mario Dángelo; secretarios de rectorado, secretarios académicos y de gestión de las distintas unidades académicas, docentes y personal de la casa.
Los valores y lo comunitario
El encargado de poner en marcha la segunda jornada de conferencias del VIII Congreso Internacional de Educación fue el español César Bona. El mismo tituló su exposición: Escuchar para educar, haciendo hincapié en la importancia de la escucha en el aprendizaje escolar. «Para que uno hable, otro debe callar y escuchar, juntos sumamos», señaló el maestro más destacado de España.
Siguiendo con su exposición, remarcó que «muchas veces esperamos el cambio fuera, pero la transformación educativa ha de empezar dentro de cada uno de nosotros». Además puntualizó: «Necesitamos tomar distancia y ver de lejos lo que hacemos, así vamos a mejorar».
Propuso durante toda su conferencia la participación activa de los asistentes para que reconstruyeran sus espacios áulicos. Los invitó a que transmitieran no solo conceptos, sino también valores. Planteó que los alumnos deben intercambiar aprendizajes, ya que no debe ser una relación docente-alumno.
A su vez, indicó que «cada uno tiene algo. El mejor talento de los maestros debería ser descubrir lo que tiene cada uno de los niños que están con nosotros». A lo largo de toda su disertación, Bona se refirió a varios tópicos, que tenían en común la transmisión de valores. Para concluir señaló: «La escuela es el reflejo de la sociedad. Muchísimos pensamos que desde la escuela se puede y se va a mejorar la sociedad».
Empatía y altruismo
Siguiendo con el cronograma de ponencias, Florencia Salvarezza tomó las riendas del VIII Congreso Internacional de Educación. La licenciada en letras, comentó que la empatía nos mueve a sentir compasión por el otro, a sentir por el otro, pero no necesariamente a actuar con el otro. «La mayoría de nosotros sentimos empatía, pero no siempre actuamos en consecuencia», manifestó. La falta de la misma es una característica de la conducta violenta, antisocial y psicopática.
Antes de cumplir el año, los niños sienten empatía, con gestos de apoyo y preocupación por el otro. «La empatía es la habilidad para experimentar las emociones de los otros», señaló Salvarezza, y agregó: «Trasladando la empatía al aula, para colaborar con el grupo tengo que entender y sentir lo que sienten los otros».
Del mismo modo, el altruismo es otro concepto importante ya que es la acción de actuar por el otro sin pensar en uno mismo. «Lo que promueve el altruismo de los padres es el ejemplo y la explicación no punitiva. Tenemos la capacidad de moldear nuestros cerebros para ser personas más altruistas».
Por último, concluyó afirmando que en la escuela debe haber un clima donde se incluyan estos conceptos, además de la solidaridad, el amor, la seguridad, la justicia, diversidad y la colaboración. Son conceptos que hacen al «clima escolar»; y esto no es el resultado del trabajo de un solo niño o de un solo director o profesor, sino de toda la comunidad educativa.
Generar comunidad
Cerrando la jornada matinal, Irene Kit expuso: «El grupo clase como comunidad: una responsabilidad de todos los adultos de la escuela». La disertante señaló que durante el año solo una pequeña proporción de alumnos vive en comunidad con otros estudiantes en el aula y definió: «Una comunidad comparte metas, un sentido de pertenencia y capacidad para resolver ciertos conflictos».
Argumentó, que «vale la pena construir comunidad en el aula, ya que un buen clima escolar mejora el aprendizaje». Irene Kit propone adoptar un compromiso activo y sugirió desarrollar comunidad en el aula a través de sencillas tareas como: «implementar una hora quincenal para intercambiar ideas en el aula, promover el buen trato, instaurar la meta de pasar de año juntos y trabajar las emociones». Finalmente, invitó a los docentes a «dejar su rol solitario y unirse al grupo como comunidad».
Saber quien soy
Continuando con el programa, Christian Plebst expuso su conferencia «Encuentro y desencuentro biopsicosocioespiritual: el desarrollo infantil en riesgo en la era de la conexión», donde señaló que «actualmente hay una crisis de percepción en la sociedad».
Es importante que exista un autoconocimiento personal que nos permita ser quienes somos: «cuando yo me siento bien por ser quien soy, intrínsecamente tomo otras decisiones, necesito otras cosas, necesito menos, disfruto más de las cosas simples», afirmó el doctor.
De esta manera, definió la metacognición como «darse cuenta, ver dónde estoy y qué necesito». Así, propuso buscar la autorrealización personal en una nueva forma de ser: comenzar a sentir la vida, en vez de simplemente vivirla: «Improvisar, animarse a vivir. Buscar la felicidad».
Concluyendo su disertación, en referencia al espacio áulico, Plebst sugirió a los docentes que la inteligencia emocional no es algo que se enseñe, sino algo que se modela con la práctica.
Ambiente nutritivo
A continuación, Ana Maria Aron, psicóloga proveniente de Chile, expuso diferencias entre un clima nutritivo y uno tóxico, presentando su ponencia titulada : «Clima social escolar, buen trato y bienestar docente». Allí desarrolló las características que definieron cada ámbito y de qué manera se oponían.
En un clima nutritivo la persona se siente inteligente, amable, agraciado y simpático. «Cuando la persona se siente de esa manera, también se comporta de esa manera», señaló Aron. En dicho ambiente predomina una percepción de justicia, y los niños saben lo que es justo y lo que no, incluso antes de aprender a hablar.
«Un ambiente tóxico aprisiona al ser humano, saca la peor parte de cada uno y predomina un ambiente de percepción de injusticia», manifestó. De la misma manera, es necesario reconocer explícitamente los logros y valorar de un modo positivo a los alumnos para que se genere una atmósfera nutritiva, en oposición a una tóxica donde prevalece la crítica y la ausencia de reconocimiento.
«No hay que generar una sobrefocalización en los errores, sino tratar de tolerarlos, porque el que no comete errores es porque no hace nada», agregó Ana María. El ser humano es un ser social, un ser que viene en «manada» y por eso en todo momento quiere pertenecer, siente el deseo de «ser parte de». Un ambiente tóxico produce sensación de marginalidad, de no pertenencia.
Por último, la disertante destacó la importancia de sentirse respetado en la individualidad y en las diferencias, y poder aceptarse igual, sin discriminación.
Educar para la vida
El penúltimo expositor fue el español Manu Velasco. ¿Cómo educar para el futuro» fue el título de su conferencia, a partir de la cual llamó a los docentes a soñar junto a los alumnos. El planteó que lo primero es tener en cuenta que «sin un rumbo definido en educación no se anda, se deambula. Y en educación no se puede deambular».
En este sentido, resaltó que «educar para el futuro tiene un rumbo muy claro que debe tener en cuenta tres aspectos fundamentales. Ayudar al alumno a que sea lo que es capaz de ser» estando «atentos a sus intereses». Asimismo, no llenarlos de contenidos estériles y nocivos y mucho menos llenarlos de leyendas urbanas; y «tanto los docentes como los alumnos tenemos que ser conscientes de lo que no sabemos. Porque solo la experiencia de la carencia nos mueve a satisfacer el deseo y provoca la curiosidad que nos permite aprender».
A partir de estos tres puntos, Velazco señaló que se estará cumpliendo con uno de los objetivos fundamentales de la educación que «no es otro que formar personas capaces de autogobernarse a sí mismos» brindándoles al niño aquello que necesidad «para que mejore el mundo en que le ha tocado vivir, para que consiga impactar y mejorar la sociedad que lo rodea».
En este marco, planteó la necesidad de educar en la competencia digital, algo «que no se está enseñando en ningún colegio, debería estar desde jardín hasta la universidad, más que la competencia matemática, o la linguística. Hoy en día es la más importante. Pero como decimos que son nativos digitales los dejamos y no
asumimos nuestra función. Los lanzamos al mar de internet, donde hay sirenas, pero también tiburones y piratas», sostuvo Manu Velasco.
Ya sobre el final, resaltó que «educar es un acto de amor, y los docentes somos sembradores en el corazón de los alumnos de amor, ternura, alegría y responsabilidad», al tiempo que para llevarlo a cabo esta tarea hay que hacerlo «en equipo, en grupo. Familia y escuela deben compartir, no competir».
 
 
Junto a los padres
El uruguayo Alejandro De Barbieri terminó con las ponencias exhibidas el día sábado. «De la pedagogía compasiva a la pedagogía de la esperanza: Claves para educar sin culpa» así se tituló su charla donde cautivó al público con su carisma, anécdotas familiares y experiencias educativas.
Planteó que el entusiasmo es inspirar, contagiar ganas de vivir, «tenemos la gran responsabilidad de educar con alegría». Remarcó la importancia de la autoridad, destacando que esto no es autoritarismo y que decirle no a los niños debe ser no. «Eso es educar con amor, sin culpa». La sobreprotección es otro tema que estuvo presente al igual que la motivación y la paciencia.
Por último Barbieri destacó que la clave para la innovación se logra con amor y humor, fue su profesor quien lo inspiró para educar con alegría y afecto. Además extendió un pedido de agradecimiento para los padres entre los presentes, ya que ellos han educado y hecho todo lo posible con las herramientas que en ese momento tenían.
«Que bonito que tengamos la chance de ser nuevos y generar nuevas comunidades educativas con creatividad»; con esta frase cerró su exposición y dio fin al VIII Congreso Internacional de Educación, que organizado por la Facultad de Humanidades reunión durante dos jornadas a 19 expositores y más de 450 participantes.
Fuente:
http://www.unosantafe.com.ar/santa-fe/con-una-intensa-segunda-jornada-cerro-el-viii-congreso-internacional-educacion-n1459162.html

 

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