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Qatar-2022: fútbol y esclavismo en un emirato absolutista

Entre el próximo 20 de noviembre y el 18 de diciembre se celebrará el Mundial de fútbol de Qatar, con 64 partidos, el primero de ellos entre la selección del país organizador y Ecuador.

Pero más allá del espectáculo y los negocios, una investigación del periódico británico The Guardian –publicada en febrero de 2021- reveló que más de 6.500 trabajadores migrantes murieron en Qatar desde que –en 2010- logró la concesión para organizar la Copa del Mundo; la mayor parte de los obreros fallecidos procedían de India, Pakistán, Nepal, Bangladés y Sri Lanka.

El informe subraya que en la última década el país árabe impulsó un programa de grandes construcciones, en buena medida destinadas al mundial. Entre las nuevas infraestructuras destacan los estadios de fútbol, aeropuertos, carreteras, hoteles o sistemas de transporte público.

A pesar de estas informaciones, el pasado 14 de noviembre Televisión Española (TVE) anunció que retransmitirá, “con la máxima calidad de imagen”, cerca de una veintena de partidos; se incluye la final, las dos semifinales y aquellos en los que participe la selección española (el programa de TVE Informe Semanal emitió el 5 de noviembre el reportaje Balones fuera, que documentaba “la explotación de miles de migrantes que han construido, por ejemplo, los ocho estadios donde se celebrarán los encuentros”.

Un actor relevante en las denuncias ha sido Amnistía Internacional. Así, el director de Justicia Económica y Social de esta organización, Steve Cockburn, ha pedido al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, que se comprometa a constituir un fondo para la indemnización de obreros migrantes, y “se asegure” de que las personas LGTB no son objeto de acoso ni discriminación; “cientos de miles de trabajadores y trabajadoras han sufrido abusos para hacer posible este torneo”, añadió Cockburn.

Otra fuente de interés es el libro Qatar. Sangre, dinero y fútbol, del Periodista Fonsi Loiza, publicado este mes de noviembre por Akal. El también autor de Florentino Pérez, el poder del palco (Akal, 2022) dedica un apartado del ensayo a los patrocinadores del mundial “de la vergüenza”; detalla que la FIFA espera lograr más de 1.400 millones de euros por patrocinios en Qatar.

Entre los sponsor de la Copa del Mundo se hallan firmas como Crypto.com; las estatales Qatar Energy y Qatar Airway; McDonald’s; la tecnológica china Vivo; la cervecera Budweiser; Visa; Adidas; Coca-Cola; Hyundai y Kia (surcoreanas de automóviles); y la multinacional china Wanda.

El texto de 138 páginas, editado en la colección A Fondo que coordina el periodista Pascual Serrano, subraya la doble moral tanto del país organizador como de las empresas financiadoras; según el autor, “Qatar, donde el azar y el alcohol están prohibidos por temas religiosos, permite patrocinadores de cervezas y criptomonedas; a la vez que despedía a 260 trabajadores de su plantilla por la caída del mercado de la estafa piramidal de las criptomonedas, el portal Crypto.com de Singapur se convertía en patrocinador oficial del mundial”.

En la liga de fútbol qatarí (club Al Rayyan), disputó  19 partidos en la temporada 2003-2004 el exdefensa del Real Madrid Fernando Hierro; el expresidente del Fútbol Club Barcelona (2010-2014), Sandro Rossell, llegó a cobrar 2.000 euros diarios en concepto de asesoramiento al mundial de Qatar, detalla Fonsi Loaiza; el exentrenador del Real Madrid e internacional francés, Zinedine Zidane también cobró por ejercer como embajador del mundial de 2022; asimismo se desempeñaron como futbolistas en este país los actuales técnicos del F.C. Barcelona y Manchester City, Xavi Hernández y Pep Guardiola.

Un planteamiento diferente es el del exinternacional francés y futbolista del Manchester United entre 1992 y 1997, Éric Cantona, quien afirmó: “Han muerto miles de trabajadores construyendo los estadios. Es horrible. Y a pesar de ello vamos a celebrar el mundial allí”.

O del actualmente centrocampista titular del Real Madrid, Toni Kroos, quien realizó la siguiente síntesis: “Están sometidos a jornadas sin descanso a 50 grados sin agua potable ni alimentación. No tienen cobertura médica y existe violencia contra ellos (…); hay cosas inaceptables como que se persiga la homosexualidad penalmente”.

Basándose en un informe de la Relatora Especial de Naciones Unidas (2020), Tendayi Achiume, el autor de Qatar. Sangre, dinero y fútbol señala que puede constatarse en este país un sistema de castas y racismo estructural; de hecho, añade Fonsi Loaiza, la protección de los derechos humanos se limita a los ciudadanos occidentales y nacionales de Qatar, frente a los trabajadores explotados del sudeste asiático o africanos.

Otro aspecto relevante es que en el emirato absolutista los obreros no tienen derecho a la huelga, ni a la afiliación en sindicatos, y a los trabajadores migrantes “se les exige una sumisión absoluta al patrón”, subraya el doctor en Medios de Comunicación, que cuenta con cerca de 182.000 seguidores en la red social Twitter; se da la circunstancia que muchos de estos trabajadores han tenido que abonar entre 400 y 1.500 dólares a agencias de contratación de Estados Unidos e India, que se lucran con el mercadeo.

Además en el texto de Akal se hace mención a la kafala (“patrocinio” en lengua árabe), por el que un obrero ha de contar, para cambiar de empleo, con el permiso del contratador; el emirato regido por la dinastía Al Thani, que se independizó del Reino Unido en 1971, alardea de la abolición de la kafala, pero Loaiza recuerda –a partir de las denuncias de Amnistía Internacional- que la explotación laboral y los abusos continúan vigentes en Qatar.

En un país de 11.600 kilómetros cuadrados (dimensiones similares a la región se Murcia), y con una población de cerca de tres millones de habitantes -de los que más del 80% son inmigrantes-, el incremento de la población extranjera ha dado lugar a un acusado cambio demográfico (Qatar es el único país del mundo en que la inmigración alcanza estas proporciones).

Ejemplo de la situación en la que viven estos “esclavos del siglo XXI” es que el patrón les puede confiscar el pasaporte, y no dejarles que retornen a su país. En condiciones similares trabajan las empleadas inmigrantes domésticas, “que sufren todo tipo de explotación” (cerca 175.000 mujeres desarrollan esta labor en el estado qatarí); “pese a las reformas introducidas, se incumplen los contratos y estas criadas trabajan una media de 16 horas al días todos los días de la semana”, concluye el autor del texto.

Fuente: https://rebelion.org/qatar-2022-futbol-y-esclavismo-en-un-emirato-absolutista/

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Qatar y España: negocios, fútbol y explotación laboral

Por Enric Llopis

50 trabajadores muertos, más de 500 heridos de gravedad y 37.600 con lesiones de leves a moderadas durante 2020.

Es el balance que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó en noviembre de 2021 sobre muertes y lesiones relacionadas con el trabajo en Qatar, a partir de los datos de instituciones médicas que realizan atenciones.

Las bajas y accidentes afectaron principalmente a obreros migrantes de Bangladés, India y Nepal, sobre todo del sector de la construcción. Tres fueron los factores más relevantes de las lesiones graves: caídas de altura, accidentes de tráfico y caída de objetos en las obras.

El informe One is too many: The collection and analysis of data on occupational injuries in Qatar fue editado por el organismo de Naciones Unidas “tras las crecientes peticiones de mayor transparencia y responsabilidad sobre las muertes relacionadas con el trabajo en Qatar, especialmente las relacionadas con los proyectos de infraestructura de la Copa del Mundo de Fútbol”, que se celebrará -en noviembre y diciembre de 2022- en el país árabe.

La FIFA (entidad organizadora del Mundial) tendría que dedicar al menos 440 millones de dólares como reparación a los centenares de miles de obreros migrantes cuyos derechos humanos se han transgredido en Qatar, señala Amnistía Internacional (AI) en el informe Predecible y prevenible, publicado el 19 de mayo. El año de origen de este cálculo es 2010, cuando la FIFA adjudicó a este país los derechos de la Copa Mundial (440 millones de dólares es el monto previsto para premios, recuerda AI).

Pero probablemente la cantidad necesaria sea muy superior, si se considera el reembolso de salarios impagados; de las tasas de contratación “desorbitadas” pagadas por centenares de miles de trabajadores, así como las indemnizaciones por los casos de lesiones y muertes, explica la organización de derechos humanos.

Según la secretaria general de AI, Agnès Callamard, “durante años el sufrimiento de quienes han hecho posible esta Copa Mundial se ha escondido bajo la alfombra. Ya es hora de que la FIFA y Qatar trabajen conjuntamente en un programa de reparación integral”.

Amnistía Internacional ha recogido 16.805 firmas en la Campaña Tarjeta roja a los abusos laborales, dirigidas al presidente de la FIFA, Gianni Infantino. Más de una década después de la concesión, miles de trabajadores “continúan bajo la explotación de patrones sin escrúpulos”  (y tienen dificultades para cambiar de empleo libremente), apunta la Petición de AI.

La mayor parte de la población trabajadora de Qatar son obreros migrantes, que proceden de África y Asia; han tomado parte en la construcción de los campos de fútbol, carreteras, metro y otras infraestructuras; cuando comience el Mundial, recuerda AI, trabajarán en hoteles, restaurantes y medios de transporte.

Según la Campaña, “miles (de trabajadores migrantes) han perdido la vida como consecuencia de las condiciones de trabajo, que incluyen jornadas laborales interminables, al aire libre y soportando altísimas temperaturas. Además, sus muertes no han sido investigadas (…); Aunque se han hecho progresos en materia de derechos laborales, los continuos abusos demuestran que Qatar y la FIFA aún tienen que hacer mucho más (…)”.

El Informe de AI sobre La situación de los derechos humanos en el mundo 2021-2022 señala que la clase trabajadora migrante en Qatar tiene prohibido organizar sindicatos o afiliarse a estos; además constata que los poderes públicos restringen la libertad de expresión y silencian las voces críticas; uno de los represaliados, detalla el reporte, fue el bloguero y activista por los derechos de los trabajadores migrantes, Malcolm Bidali: encerrado, sometido a juicio y multado, tuvo finalmente que abandonar el país.

Asimismo las mujeres continúan discriminadas en la legislación y en la práctica, “en virtud del sistema de tutela masculina”. Por ejemplo, remarca el Informe, necesitan el permiso del padre, hermano, abuelo o esposo para casarse, viajar al extranjero hasta cierta edad y recibir algunos servicios de salud reproductiva; también la legislación qatarí les dificulta el divorcio. Por otra parte, “el Código Penal seguía tipificando las relaciones homosexuales entre hombres como un delito punible con hasta siete años de prisión”.

¿Han tenido trascendencia estas denuncias en el estado español? Con motivo de su visita oficial a España, iniciada el pasado 17 de mayo, el Emir de Qatar Tamim Bin Hamad Al Thani y su esposa, la jequesa Jawaher Bint Hamad Bin Suhaim Al Thani, mantuvieron un encuentro con Felipe VI de Borbón y Leticia Ortiz en el Palacio de la Zarzuela (el jeque y la jequesa se alojaron en el Palacio de El Pardo).

“Agradecemos la confianza que Qatar ha demostrado en nuestra economía y su decidida voluntad de seguir siendo uno de los principales inversores en España”, afirmó Felipe VI durante la Cena de Gala en honor del jeque.

Además, a propuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Estado español otorgó el 10 de mayo el Collar de la Orden de Isabel la Católica al mandatario qatarí, y una semana después –también mediante Real Decreto- la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica a la jequesa.

A las condecoraciones durante la visita de tres días se sumó el Ayuntamiento de Madrid; el alcalde de la capital española, José Luis Martínez-Almeida, del PP, entregó las Llaves de Oro de la Villa de Madrid a Tamim Bin Hamad Al Thani, quien firmó en el Libro de Honor del Ayuntamiento.

El 17 de Mayo Almeida resaltó el medio siglo de “plena amistad y sintonía” en las relaciones entre el Estado español y el Emirato qatarí -“gracias a los jefes de Estado”-, que han sido “cruciales”, y constituyen “dos argumentos definitivos contra los que creen que las monarquías son cosa del pasado”. Asimismo el alcalde valoró la celebración del trofeo futbolístico “para la configuración económica de una nación y su contribución a la proyección internacional”.

En su discurso del 18 de mayo en el Foro Empresarial España-Qatar -organizado por la CEOE-, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, subrayó que los dos países “comparten la afición al deporte del fútbol. Tenemos la seguridad de que el evento va a ser un éxito rotundo”.

Sánchez puso énfasis en la relevancia del Fondo Soberano de Inversión de Qatar (QIA, siglas en inglés), uno de los mayores del mundo, que ha realizado “importantes inversiones” en empresas como Iberdrola (de la que es accionista principal desde 2011); la inmobiliaria Colonial, El Corte Inglés, el Grupo PRISA, el Banco Santander o el grupo de aerolíneas IAG, del que forma parte Iberia. Durante el viaje de estado, el emir anunció la pretensión de invertir en España 5.000 millones de dólares en los próximos años.

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Experiencias populares en América Latina: una nueva cosmovisión

Experiencias populares en América Latina: una nueva cosmovisión

Fuentes: Rebelión

«Zumba la Turba» es una radio comunitaria, alternativa y popular que emite en el 99.5 de la FM desde la ciudad argentina de Córdoba, de más de un millón de habitantes. Se trata, según definen los integrantes del colectivo, de un proyecto «político-comunicacional» autogestionado. Los orígenes de «Zumba la Turba» se retrotraen a 2010, «al […]

«Zumba la Turba» es una radio comunitaria, alternativa y popular que emite en el 99.5 de la FM desde la ciudad argentina de Córdoba, de más de un millón de habitantes. Se trata, según definen los integrantes del colectivo, de un proyecto «político-comunicacional» autogestionado. Los orígenes de «Zumba la Turba» se retrotraen a 2010, «al calor de los talleres de armado de transmisores de la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA)». En la página Web recuerdan el empuje inicial por parte del colectivo Indymedia Córdoba. Actualmente cuentan con programas como «Enredando las mañanas», «La Chispa», «La Nota Azul», «Ladran Sancho» o «Córdoba originaria».

Los contenidos de la página Web permiten acercarse a la orientación del proyecto. «Luego de las detenciones ilegales, la presión popular logró la libertad», tituló el colectivo, en referencia a la liberación de 30 de los 31 detenidos durante la marcha del uno de septiembre en el centro de Buenos Aires, en la que se pedía la aparición con vida del joven Santiago Maldonado. El programa «Enredando las mañanas» conversó con la comunicadora popular de Alba TV, Ambar García, quien explicó «una de las acciones más claras del imperialismo norteamericano» contra Venezuela: la orden ejecutiva de nuevas sanciones firmada por el presidente Trump el 25 de agosto. Además la edición número 111 de «La Nota azul» se inició con una canción del saxofonista Ornette Coleman, y con las siguientes palabras: «Sin luchar contra la represión, el jazz se volvería una música anquilosada, aburrida y estatal».

Otro ejemplo de medio independiente en la ciudad de Córdoba es el periódico digital «La Tinta»; con un año de recorrido, este medio acompaña a la cabecera con un elocuente subtítulo: «periodismo hasta mancharse». Los lectores pueden informarse en «La Tinta» del «Lava Jato Cordobés» (un símil con la macrooperación contra el lavado de dinero desplegada en Brasil, a partir de marzo de 2014) y de cómo «crece el escándalo por las coimas en la gestión de Cambiemos», la coalición derechista que lidera el presidente Macri. «La Tinta» reproduce también un artículo de Florencia Sciutti («El diario La Nación pide ajuste y extraña a los militares»), que rebate otro del empresario Ricardo Esteves en el periódico conservador («Sin equilibrios no habrá desarrollo»). Otro de los textos publicados («Las comunidades originarias en peligro») se hace eco de las reivindicaciones de las organizaciones sociales para que el Congreso argentino vote la prórroga de la Ley de Emergencia Territorial Indígena; de lo contrario, aseguran, más de 1.500 comunidades podrían perder sus tierras.

El periodista y escritor uruguayo Raúl Zibechi (Montevideo, 1952) menciona a «Zumba La Turba» y «La Tinta» como dos referentes de la comunicación autónoma. La radio emite desde el mismo lugar en el que trabaja el Frente de Organizaciones de Base (FOB); En cuanto a «La Tinta», Zibechi aclara que es «cercana» al Encuentro de Organizaciones (EO), «uno de los colectivos con más trabajo territorial en Córdoba». Son dos de las experiencias que resalta, dentro de los encuentros que ha mantenido en los últimos meses con organizaciones sociales de la ciudad llamada «La Docta». Compartió las conclusiones en un artículo publicado en el periódico mexicano «La Jornada» el uno de septiembre.

A los 20 años de que se iniciaran las luchas del movimiento piquetero (1997-2002), también recordó la importancia de iniciativas como la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), que agrupa entre otros a cartoneros, campesinos, feriantes, artesanos y trabajadores de empresas recuperadas. O los procesos de toma de tierras y recuperación del territorio; por ejemplo en Parque Las Rosas, donde una treintena de familias han levantado sus viviendas tras resistir a la policía. «Hay cooperativas de carreros que recogen residuos, las hay de limpieza y de otros servicios», subraya el colaborador de Brecha y La Jornada.

El artículo se centra en Córdoba, pero el investigador inició la larga travesía militante por América Latina -singularmente por los territorios andinos- en 1986. En sus libros también se hace eco de los procesos organizativos de los «abajos», y de las resistencias de los movimientos urbanos, campesinos y comunidades indígenas. Así lo hizo en «Descolonizar la rebeldía», publicado en 2014 por iniciativas sociales Zambra y Coordinación de Luchas contra la Precariedad Baladre. En el libro de 286 páginas aborda la revolución «descolonizadora» del zapatismo, de la Corriente Villera Independiente en la villa 31 (Retiro) de Buenos Aires; y de las movilizaciones masivas de junio de 2013 en 353 ciudades de Brasil.

También explica las resistencias de 2008 en el Plan 3.000, una gran barriada pobre en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), el «corazón del racismo»; el movimiento de ocupación y autogestión de liceos en chile (2011), el Encuentro Continental por el Agua y la Pachamama, celebrado en 2011 en la ciudad de Cuenca (Ecuador); las experiencias de autonomía urbana en la Comunidad Habitacional Acapatzingo, en México, «una de las más formidables de América Latina», afirma el autor del libro de Zambra y Baladre; la oposición a la especulación inmobiliaria y las ferias agrícolas de la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas (CONAMURI) de Paraguay; las resistencias de la población de Cajamarca, en el norte de Perú, a la explotación minera (de oro y plata) por parte de una multinacional estadounidense; o la red de comunidades Cecosesola (Central de Servicios Sociales del Estado de Lara), dedicada a la producción agrícola, servicios de salud, transporte, ahorro y préstamo en el Centro-Occidente de Venezuela.

En «Descolonizar la rebeldía» y en otros textos de Zibechi publicados por Zambra y Baladre -«Latiendo resistencia. Mundos nuevos y guerras de despojo» (2016) y «Territorios y resistencia: cartografía política de las nuevas periferias latinoamericanas»-, el autor cuestiona los gobiernos progresistas de América Latina (se refiere, por ejemplo, a la formación de un «nuevo bloque de poder» en Uruguay; o a la construcción de un «nuevo modelo de dominación» en Ecuador»). En ocasiones la carga crítica se advierte ya en el título del libro; «Brasil potencia: entre la integración regional y el nuevo imperialismo» (2012). Otra idea central es la necesidad de descolonizar el pensamiento crítico y las prácticas de rebeldía; y, para ello, aprender de las experiencias propias: las revoluciones que lideraron Tupac Amaru, Tupac Katari y Bartolina Sisa, en el caso de los pueblos quechua y los aymara; el ejemplo del cacique Manuel Quintín Lame para los indígenas nasa del cauca colombiano; la presencia del toki Lautaro en el pueblo mapuche y de Emiliano Zapata en las luchas del movimiento zapatista.

Pero no sólo es cuestión de prácticas, referentes, experiencias y reconstrucción de imaginarios. La «alternativa» del Buen Vivir implica, según el periodista e investigador, romper de modo drástico con la cultura occidental y las ideas de modernidad, progreso y desarrollo. En la entrevista, de Michael Hardt y Álvaro Reyes, con la que se inicia el libro «Descolonizar la rebeldía», Zibechi aporta una perspectiva profunda de esta idea. «Caminamos sobre las huellas de nuestros antepasados», afirma un líder indígena de Ecuador. Esto significa que, al contrario de lo que ocurre en la modernidad occidental (las acciones se orientan al futuro), en las cosmovisiones indias el pasado es el inspirador de las acciones. «El pasado no está muerto, como dice Marcos en ‘Votán Zapata’, un texto central del zapatismo», recuerda el investigador uruguayo. Esta idea del pasado «cuestiona de raíz la teoría revolucionaria ilustrada, marxista y también anarquista, que miran hacia adelante».

Echar la vista atrás no implica construir un mundo nuevo (tras una ruptura, según la idea occidental de revolución), sino en cierto modo ordenar el mundo, alinearlo con un orden cósmico (superior); y recomponer equilibrios que se habían alterado. Así, el Pachakutik no plantea la creación de algo nuevo, sino del «retorno»: la vuelta de aquello que se había relegado a los márgenes y, por lo tanto, oculto. El Pachakutik implica asimismo una concepción del tiempo no lineal, sino cíclica (hay algo que termina, mientras brota lo nuevo). En la entrevista se aclara que estas ideas pueden también hallarse en el Carlos Marx de «La guerra civil en Francia», cuando al referirse a la Comuna de París apunta que la revolución ya se encuentra, en germen, en el seno de la sociedad burguesa.

Una tercera idea resaltada por Zibechi es que la sociedad supone un conjunto de individuos y relaciones complejas, que no se pueden planificar ni predecir como haría una divinidad omnipotente; esto supone cuestionar la idea de que el futuro sea previamente moldeable; y también la relación «colonial» sujeto-objeto. Además, según Marcos, «los medios son los fines». «Pero todo esto no tiene nada que ver con la idea tradicional de revolución», añade el periodista uruguayo. Sí, con algunos planteamientos de Nietzsche (la importancia del azar o el «eterno retorno»). Zibechi subraya que movimientos como el zapatista han asumido las ideas occidentales del feminismo, la autonomía o la teoría crítica. «Pero nosotros, ¿estamos dispuestos a incorporar algo de la cosmovisión india?», remata el autor de «Descolonizar la rebeldía».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/experiencias-populares-en-america-latina-una-nueva-cosmovision/

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Argentina: Compromiso y nuevas metodologías educativas para un mundo en colapso

Compromiso y nuevas metodologías educativas para un mundo en colapso

Fuentes: Rebelión

La obra, de 240 páginas y 22 artículos, está orientada a las estudiantes, docentes, educadoras y trabajadores de la intervención sociocomunitaria.

“La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”, afirmaba el expresidente de la República Sudafricana y líder en la lucha contra la segregación racial, Nelson Mandela. Partiendo de esta premisa, coordinación Baladre e Iniciativas Sociales Zambra han editado el libro colectivo Miradas que educan. Diálogos sobre educación y justicia social, coordinado por el pedagogo Juan José Vergara y el profesor Francisco J. Murillo. La obra, de 240 páginas y 22 artículos, está orientada a las estudiantes, docentes, educadoras y trabajadores de la intervención sociocomunitaria.

El pedagogo, docente (con más de 35 años de experiencia) y presidente del Laboratorio de Innovación Educativa (LABINE), Juan José Vergara, recupera una de las frases célebres del filósofo Jean-Jacques Rousseau, como referente de las Metodologías Activas: “La mejor escuela es la sombra de un árbol”. Asimismo recuerda las cifras de UNICEF (diciembre 2020) sobre el precipicio digital infantil: dos de cada tres niños en edad escolar del planeta (1.300 millones) no tienen conexión a internet en sus casas. Y en India, “más de 50 millones de niños y niñas no son capaces de leer su nombre”.

Ante un mundo “desigual, injusto e inhabitable”, Vergara defiende una mirada distinta del aprendizaje, en que éste no quede reducido a una transmisión intergeneracional de contenidos y valores. También valora la creatividad: no existe una respuesta única a los problemas.

“Aprender es una aventura, un acto colectivo y reflexivo en el que se desarrolla el pensamiento crítico; pero además es imprescindible actuar. Aprendemos haciendo, implicándonos directamente en el contexto”, sostiene el autor de Aprendo porque quiero. El aprendizaje basado en proyectos (ABP) paso a paso. Por ejemplo, en el conocimiento de un barrio –por parte de un escolar- recorriendo las calles y hablando con sus habitantes.

Maestro durante más de dos décadas, David Santos Alejo participa en el portal digital y podcast Píldoras de Educación y forma a profesores en metodología y tecnología. En su artículo subraya que más de 3.000 centros educativos públicos del estado español no cuentan con una conexión a Internet de alta velocidad.

Junto a la importancia de la responsabilidad –por parte de docentes y familias- en el tiempo que el menor pasa ante las pantallas, Santos otorga prioridad a la pedagogía; así, “la tecnología en la educación sólo tiene sentido cuando le damos un propósito, una intención”. Propone, por tanto, hacer un uso crítico y humanizarla. A menudo, añade el maestro, la tecnología se utiliza en el aula para sustituir aspectos ya conocidos (por ejemplo libros de texto por digitales).

“La tecnología, por sí sola, sin unas directrices y apoyo, no contribuye apenas en el desarrollo de la creatividad. La tecnología debe ser ‘invisible’ poniendo el foco en lo cognitivo, en la curiosidad, en la experimentación y en la colaboración (…). También debemos ser capaces de gestionar la atención en un mundo digital en el que tenemos un exceso de información”, explica David Santos.

Manuela Mesa forma parte de la Cátedra UNESCO de Educación para la Justicia Social y es codirectora del Instituto de Derechos Humanos, Democracia, Cultura de Paz y no Violencia (DEMOSPAZ). Remata su artículo con una reflexión de María Zambrano, que considera la paz como un ideal situado más allá de un posicionamiento concreto; se trata, según la filósofa, de una revolución, una forma de vivir, de habitar el planeta y ser persona. La Educación para la Paz cuestiona la guerra y la violencia como hecho inevitable o medio eficaz para la resolución de conflictos, defiende Manuela Mesa.

Cita entre otros al pedagogo y psicoanalista austriaco Bruno Bettelheim (1903-1990), autor del libro Educación y vida moderna: “La violencia es el comportamiento de alguien incapaz de imaginar otra solución a un problema que le atormenta”. La socióloga y antropóloga pone el acento en la idea de “cuidado” para el sostenimiento de la vida; la “vulnerabilidad” de los seres humanos; el concepto de “interdependencia”, así como los saberes y experiencias de las mujeres (la iniciativa 1.325 mujeres tejiendo la paz, de CEIPAZ, recoge las historias de vida de Elise Boulding en Noruega; Somaly Man en Camboya; Vandana Shiva en India o Lydia Cacho en México).

En el texto inicial del libro, el profesor en Métodos de Investigación y Evaluación en la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), F. Javier Murillo, resume en cinco puntos la idea de Educación para la Justicia Social; son la inclusión y el trabajo en equipo (profesorado, escolares y comunidad educativa “sienten el centro como suyo y trabajan duro para mejorarlo”).

De hecho, agrega Murillo, el aprendizaje es un asunto de todos: estudiantes, profesores y familias; y ha de promoverse la atención a la diversidad (“nada hay más injusto que un trato igual para personas diferentes”, por clase social, cultura, género o sexualidad); el autor apunta la necesidad de que la escuela trabaje con las asociaciones locales y su implicación en los problemas del barrio; por último, la democracia y participación –por ejemplo mediante las asambleas de aula- ha de cuidarse especialmente respecto a los colectivos marginados.

El artículo Las lentejas de mi abuela: alimentación, educación, feminismo y justicia social, de la educadora popular Alicia Medina, recoge dicotomías como agroecología o barbarie; petrodependencia frente a inter-ecodependencia y la superheroína de ficción Mujer Maravilla en contraposición a Las Kellys (colectivo de mujeres que limpian en los hoteles).

La autora critica que, en la pirámide alimentaria de la educación convencional, se omitan las referencias a la explotación laboral, migraciones en temporadas de cosecha, emergencia climática, publicidad engañosa, contaminación por agroquímicos, origen de la diabetes, cocina saludable o feminismo (según la FAO, las mujeres rurales suponen cerca del 40% de la fuerza laboral agrícola en los países del Sur, “pudiendo llegar a más del 50% en determinadas partes de África y Asia”; sin embargo, menos del 20% de los propietarios de la tierra en todo el mundo son mujeres).

Miembro de la Red Canaria en Defensa del Sistema Público de Servicios Sociales (REDESSCAN) y Baladre, M. Koldobike Velasco propone enfocar las miradas a los derechos y la acción socio-educativa emancipatoria, frente al vigente sistema capitalista, colonial y patriarcal. Y además defiende que todas las personas se conviertan en agentes de transformación, mediante los vínculos comunales; cuidando lo político y politizando los cuidados; o haciendo visibles los conflictos, para resolverlos de modo no violento y buscando la verdad.

La barbarie actual produce cegueras e impone su mirada occidental –androcéntrica, antropocéntrica, etnocéntrica (racista y colonialista)- y su sentido común. “Como nos enseña Foucault, actúa a través de microrrelaciones de poder que son mucho más eficaces por su proximidad e invisibilidad”, afirma la activista.

Sobre las cárceles y los centros cerrados (CIE y centros de menores) escribe en Miradas que educan Emiliano de Tapia Pérez, integrante de Baladre y la asociación ASDECOBA en Salamanca. Resalta que, entre finales de los años 70 del siglo XX y la primera década de la centuria actual, en el estado español, el número de personas presas pasó de 18.000 a más de 70.000.

Las causas más destacadas de la reclusión derivan de “importantes conflictos sociales” no resueltos, como la mayor pobreza y el menor nivel educativo. Emiliano de Tapia considera el siguiente dato para definir la cárcel como un instrumento básicamente punitivo: “El porcentaje de funcionarios de vigilancia se sitúa en torno al 40%, mientras que los de tratamiento no llegan al 3%”; y concluye de este modo: “Vivimos en una sociedad enferma, en la que no existen formas de prevención”.

En el texto colectivo de Zambra y Baladre han colaborado Labine y la Cátedra UNESCO en Educación para la Justicia Social. El libro incluye las reflexiones de Raúl Zibechi sobre La Educación popular en los movimientos sociales; Manolo Bayona y Ruth L. Herrero, en torno a Renta Básica de las Iguales y justicia social; e Isa Álvarez y Luis González Reyes, que introducen las perspectivas del ecofeminismo y el colapso, entre otras.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/compromiso-y-nuevas-metodologias-educativas-para-un-mundo-en-colapso/

 

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De París a Uruguay, 13 jornadas de investigación y memoria

Por: Enric Llopis

¿Pueden los lectores detectar referencias autobiográficas en las obras de un escritor? Tal vez así ocurra en el caso de la novela de 140 páginas titulada Nunca más tacones altos, de Marita Ferraro Scot, publicada en marzo por Ediciones Dyskolo.

La protagonista, Amalia, se desplaza en avión desde París a Montevideo –más de 15.000 kilómetros- con el fin de conseguir material para una investigación universitaria. La abuela de Amalia pasó casi la mitad de la vida en la capital uruguaya, y la madre de la joven dejó de muy niña esta ciudad. Para elaborar la tesina rebusca –en bibliotecas y librerías montevideanas- la narrativa del escritor Sergio Tagoni, quien publicó novelas hasta 1982 que después quedaron en el olvido.

El texto de Marita Ferraro Scot transcurre en 13 jornadas. El primer hallazgo en las pesquisas de Amalia se produce –orientada por un estudiante de Historia, Miguel- en la biblioteca de un filósofo y profesor, marxista, de Estética. Allí encuentra uno de los libros –entre novela corta y cuento extenso- de Sergio Tagoni. Otra de las pistas que sigue la investigadora es la de Irene González Ruiz, segunda mujer del escritor.

Doctora en Literatura, de origen uruguayo y residente durante más de tres décadas en Francia, la autora de Nunca más tacones altos ha ejercido en la Universidad de Grenoble Alpes, como profesora de docencia e investigación en literatura e historia de América Latina (segunda mitad del siglo XX). Dyskolo ha publicado su primera novela.

Sobre la obra de Ferraro Scot planea la la dictadura militar en Uruguay, implantada por el golpe de Estado del presidente Juan María Bordaberry con el apoyo del ejército (junio de 1973); la dictadura se prolongó durante 12 años, hasta 1985. El colectivo Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos publica en su página Web un listado con 197 casos de detenidos desaparecidos (actualizado mayo 2020), a quienes mantienen vivos en la memoria y recuerdan en las Marchas del Silencio.

En el informe titulado A todos ellos, de 2004, el colectivo de familiares denunció el “‘Terrorismo de Estado’ llevado adelante (durante la dictadura) en el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional” y la “coordinación represiva entre los militares de la región”, en el denominado Plan Cóndor, del que también fueron víctimas ciudadanos uruguayos. Asimismo publicaron en 1984 el documento Muertes en prisión, en el que se afirma respecto a la tortura: “Ha sido uno de los instrumentos políticos más decisivos que ha empleado la dictadura uruguaya para gobernar”.

En una reseña de la novela, el periodista Antonio Cuesta recuerda que Marita Ferraro participó –a finales de los años 60- en las luchas estudiantiles, “fue detenida en 1976, desaparecida, torturada y encarcelada durante cuatro años y medio” (Cuando la literatura se encuentra con la historia, en Rebelion.org, mayo 2021). Ferraro es asimismo integrante de la asociación de uruguayos ¿Dónde están? de Francia, surgida en 1996, que lucha por la justicia, reparación y memoria de las personas desaparecidas.

Se incluyen, en Nunca más tacones altos, referencias a la represión ejercida por el gobierno militar. Entre otras, el testimonio de uno de los libreros a los que visita Amalia: “Tuvimos que convertirnos en artífices del disfraz, genios de alta costura para vestir con tapas insólitas los libros prohibidos por la censura”. Un amigo del vendedor de libros hace explícita, unos pocos párrafos después, la censura de obras teatrales, el cierre de salas, la vigilancia policial de ensayos e incluso el exilio de actores. También fue prohibida la novela El proceso, de Kafka, “¡no fuera que los lectores lo confundieran con el nombre oficial de la dictadura!” Y un militar se escandaliza al ver una obra de Marx –resulta ser de Groucho- en un escaparate.

Pero ello no quita para que la autora utilice recursos como el humor y la ironía. Por ejemplo, en la descripción del suizo que viaja al lado de la investigadora en el vuelo de Air France; pasó el viaje roncando y baja la mochila como si estuviera ya en el Aconcagua; o cuando la protagonista entra en una chivitería, e ingiere un plato que parece extraído de un libro de recetas “especial colesterol” y “quilos de más”. También en el penoso laberinto, burocrático y clasificatorio, que implica la búsqueda de un volumen en la Biblioteca Nacional de Uruguay.

En algunas páginas hay alusiones a otros escritores, como el “Uruguay benedettiano” –pautado y aburrido- que Amalia tiene en mente. En la novela La tregua, de 1960, Mario Benedetti sitúa en este contexto de monotonía la vida del protagonista, Martín Santomé, empleado en una oficina de Montevideo. La relación con Lucía Avellaneda, mucho más joven que éste, altera por un tiempo la existencia gris del oficinista.

Además Amalia se refiere al libro Estás acá para creerme. Mis entrevistas con Onetti, publicado en 2009. El texto da cuenta de más de tres décadas de entrevistas entre la autora, la periodista uruguaya María Esther Gilio, y Juan Carlos Onetti, desde el primer encuentro en la Rambla de Pocitos en Montevideo. El tono jocoso aparece, de nuevo en la ficción, cuando Amalia observa la portada del citado libro: “Impresionante detrás de gruesos lentes de negra montura el dedo conminatorio de Onetti me hace temblar”.

El lector de Nunca más tacones altos puede hallar alusiones a temas musicales. Así, la aspirante la profesora descubre la canción El día que Artigas se emborrachó (1996), por la que el grupo de rock El Cuarteto Nos tuvo que afrontar una denuncia penal del Ministerio de Cultura. El Gobierno uruguayo entendió que la letra difamaba al héroe nacional José Gervasio Artigas. “Lo que importa es la visión de la historia que se impuso siempre y que no admite otras lecturas”, zanja Miguel, uno de los personajes de la novela.

Ni Marita Ferraro Escot ni tampoco su personaje parecen entusiastas de la erudición literaria. Según la joven doctoranda, “mucha teoría literaria, barthes y genettes no me ayudan en lo concreto”; Roland Barthes (1915-1980) fue un filósofo y semiólogo estructuralista francés y Gérard Genette (1930-2018) un teórico literario, también galo, que destacó en el ámbito de la narratología. Amalia alberga dudas sobre la utilidad de una lectura que le recomienda su directora de estudios: Fictionnalisation, travestissement et détournement de la ‘fonction-auteur’. Y, en un pasaje de la novela, caracteriza su tesina como “sesudas y reflexivas apreciaciones científico-literarias”.

Otra clave del texto publicado por Dyskolo es la Memoria, quizá uno de los hilos conductores. “En una época la gente se iba, como en la canción, sin decir adiós y no se sabía nada de ella (…)”; o “… pero hay huellas, y si bien no lo son todo, en la realidad presente han dejado sus marcas”, afirma Sara, licenciada en Biología que trabaja en el hostal donde se aloja Amalia. O, como señala la hermana de la segunda mujer de Tagoni: “Hace tiempo, ya mucho tiempo que todo terminó. No fue fácil”.

La novela se desarrolla sin rigideces ni estructuras previsibles y cerradas. De modo que la autora hace que tenga peso el azar. Amalia accede –de manera casi fortuita- al primer título de Sergio Tagoni. “Tanta suerte junta y después dicen que el azar no existe”, afirma la investigadora cuando logra la dirección de Irene, una de las mujeres del escritor.

La experiencia de la joven no es unívoca y lineal, incluso se aprecian transiciones sobre las que reflexiona: “Todo lo que voy descubriendo de este país parece amontonarse y en mi mente choca con los buenos recuerdos que me transmitió mi familia”. Por último, un elemento que Marita Ferraro no descuida es la pincelada descriptiva (de los personajes); no resulta banal, sino que aporta información e introduce puntos de sarcasmo en el relato.

Así ocurre con una de las trabajadoras de la Biblioteca Nacional, “mujer de pelo blanco que parece arrastrar cadenas más que caminar, cansada y mustia”. O el joven recepcionista, melancólico, que se desempeña en este mismo lugar y piensa tras el mostrador en el tiempo que le queda para jubilarse. En la segunda jornada Amalia ya conoció a un hombre mayor y jovial, de bigote espeso, que vendía “libros, libritos y libracos” en su antro. También conversó con otro de costumbres fijas, lector muy habitual de Brecha y Página12.

De París a Uruguay, 13 jornadas de investigación y memoria

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Amor y experiencia poética: otra forma de mirar la realidad

Filósofa, sindicalista y profesora que llegó a abrazar el cristianismo, Simone Weil (1909-1943) se integró en la Columna Durruti de anarquistas durante la guerra española de 1936; en la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial y, en los años 30 del siglo pasado, trabajó como proletaria en la empresa Renault. Una de sus reflexiones destacadas es la siguiente: “De todos los seres humanos, sólo reconocemos la existencia de aquéllos a los que amamos”.

Es la frase que encabeza, y tal vez resuma, La doble rendija, poemario de Daniel Noya Peña publicado en julio por Ediciones Dyskolo. Profesor de Filosofía y poeta, Daniel Noya Peña trabaja actualmente en el libro Cien Fuegos. Asimismo es autor de No todos los días alcanzan la belleza (2019); La sabiduría de las uvas (2015); y Luces de gálibo (2004-2009), entre otros libros de poemas.

A menudo las poesías recopiladas en La doble rendija tienen el amor como eje. Así, en la primera composición: “Pero ahora crezco a contraluz/en la ternura,/estoy vivo/mientras tú existas/y no paro de repetir/y no paro de repetir/tu nombre”. O bien en el sexto poema: “Mi aliento está sin deseo,/mi memoria/sin sábanas para la calidez,/es otoño pero no vas a besarme/y hay un silencio/que no sé descifrar (…)”; y remata el autor: “Espero como un animal herido/que regrese mi alma”.

También hay ocasiones, desde el inicio del poemario, en que todo se confunde con la amada. Por ejemplo, “Todos los colores me conducen hacia la misma/senda./Abro mapas/y ocupas todos los continentes./Estás/en todas las miradas/y en todos los insomnios”. O en los cuatro últimos versos del poema 35: “Eres/el espacio donde beben las semillas,/el paraíso donde se eclipsan las lámparas/y en donde se calla la poesía”. Hasta el punto la hipérbole, ya que “nombrarte es atravesar el Asia (…)”.

Daniel Noya Peña es autor de Cierra el portón (1989-1991), Cuatro raíces (1993) y Cuaderno de incidencias (2004). El poeta reside actualmente en el municipio de Piedralaves (2.070 habitantes, Ávila). ¿De qué modo entiende la Poesía? “Nos hace ser inocentes, nos acerca a la mirada del otro, es lo único necesario. La poesía es el eco que deja una voz verdadera”, afirma. Además de la lectura en bibliotecas, institutos y casas de la cultura, el autor ha publicado textos en revistas como Trasierra, El Signo del Gorrión o Contracorriente.

El título La doble rendija remite a un experimento del científico británico Thomas Young, de 1801, en el que trataba de demostrar que la luz es una onda; éste es “un descubrimiento sorprendente que cuando se conoce, no permite concebir la realidad material de la misma manera que antes”, explica Pablo Canales Tejedor en el texto de Dyskolo.

Este cambio de percepción se explica por la no localidad e indefinición espacio-temporal de los entes individuales. Expresado en otros términos, el ser humano no vive sólo en un tiempo y en un espacio. Según Canales Tejedor, “quizá en eso se parezca finalmente la experiencia poética y la científica. Ambas modifican nuestra forma de ver la realidad, cualquiera que ésta sea”.

Pero el poemario de Daniel Noya no tiene pretensiones científicas. Los anhelos de belleza y amorosos del poeta surgen -en La doble rendija– del afán por superar la pérdida, introduce la sinopsis de Dyskolo. Por otra parte los versos fueron escritos de una sola vez, sin correcciones.

Tanto los poemas como las notas introductorias incluyen referencias artísticas, culturales y geográficas. La amada es la música que evoca la lluvia de Dublín. En la poesía 29 París está triste por la muerte del poeta vanguardista Guillaume Apollinaire, creador del caligrama. En unos versos anteriores, el vate pide que se le dé, como al simbolista Arthur Rimbaud, la Belleza sobre las rodillas. También se compara a la amada con un verso del poeta checo Vladimir Hollan, “que habla del destello de la hierba”. Y en otra ocasión, se trata del recuerdo de los sueños de Scherezade.

Quizá Daniel Noya requiera trascender los límites del lenguaje convencional y las normas de los diccionarios. De ahí el hallazgo de nuevas formas verbales: “Estrelleo con tu sonrisa como la rama verde que lucea en ese árbol” (al igual que Frida Kahlo –pintora mexicana de obras con contenido indigenista, popular y autorretratos- inventara la expresión “Te cielo”).

De la lectura de La doble rendija se puede inferir la concepción poética del autor. Promete fidelidad a la poesía en la salud, pero no en la enfermedad, y amar los versos toda vida “hasta que la falta de inspiración nos separe”. En la composición 26 revela una importante lección del género: “Amar el horizonte/y/amor por el hombre/a pesar del hombre…”. Pero la creación poética también tiene limitaciones; de hecho, la persona amada es “en donde se calla la poesía”.

En otro conjunto de estrofas se advierte una caracterización de los poetas; desde los trazos y atributos más bien sencillos: al alba escriben sobre el amanecer y, cuando están enamorados, acerca del amor y las noches; hasta las cualidades más especiales y menos mundanas: “Porque tienen piel escriben con la piel/y arden sus ramajes/dejando una huella de polvo sobre la tierra”; a veces se les reviste, incluso, de rasgos casi visionarios: “Son ciegos los poetas/y videntes,/relámpagos, islas de luz que se reflejan/en las nubes”.

No cabe encajar al artista y amante en definiciones estrechas, ni en identidades a la manera de corsé. Así, el poeta podría ser un fósil, un barco, unos ojos o un perfume, pero es niebla, un aroma, unos labios y un espejo. Tampoco el autor tiene por qué –inspirándose en la memoria de la mujer querida (el balcón de su recuerdo o el olor de su cuerpo)- renunciar a los “pulmones para la felicidad”; lo contrario implicaría “dejarse humanamente devorar por la tristeza”.

Hay además, en La doble rendija,una visión personal sobre el paso del tiempo. De modo que la vida –tal como la  percibe el escritor, en uno de las poesías- es un sueño que dura un suspiro, un abrir y cerrar de ojos (las estrofas están precedidas por una imagen de In ictu oculi, cuadro del pintor barroco Juan de Valdés Leal). “Brindamos por la vida/pero son sirenas en la oscuridad”, afirma Daniel Noya Peña en otro de los versos.

Tal vez el amor se represente como ideal platónico, cuando el poeta encarna en un viajero que al fin “reposa entre las sábanas de las constelaciones”. Asimismo el autor deja espacio para la esperanza (en la que dejarse arrullar y dejar el corazón con sonido); y hay composiciones  de versos sobre el deseo, de resonancia bíblica (“sus ojos miraban el sabor de las serpientes”).

En 2012 Daniel Noya Peña publicó el poemario titulado Órdenes del corazón, editado dos años después por Dyskolo. La editorial presenta al autor como “lector incansable, mitófilo de la antigua Grecia, coherente con sus alumnos…”. Son rasgos que atraviesan la obra, en la que se incluyen poemas más extensos -con versos más largos y sin rima- que en el caso de La doble rendija. Se inicia Órdenes del corazón con la pregunta al oráculo sobre un arcano: el secreto de la sabiduría de los poetas; el intermediario levanta la mirada y “adivina la edad del sauce/a través del vuelo de unas aves”.

Pero además de preguntas, se revela alguna certeza. En el final de la existencia –representada en el hinduismo por el velo de Maya o ilusión de la realidad- el poeta descubre que sólo hay una cosa importante: “La vida que otra vez amanece”. En Lejos de África es el profesor quien aparece, con cuatro alumnos marroquíes en el aula. No han podido irse a la nieve de excursión y escuchan música en árabe: “La lluvia sigue cayendo silenciosamente/pero ninguno le prestamos atención/porque en este momento todos somos extranjeros y estamos de viaje”.

En el poema Invocación a un dios menor, Daniel Noya inserta personajes de la mitología griega como Sileno, Baco, Sémele o el rey Midas; rodeado de estos, comparte con el lector sus miedos: “Desaparecer en la oscura noche sin carne, sin besos, sin aire”. Y concluye que no sabe qué hacer sin un pequeño recuerdo que haga de rastro: “Y que me lleve suavemente de nuevo hacia el temblor de tu cuerpo”.

Fuente: https://rebelion.org/amor-y-experiencia-poetica-otra-forma-de-mirar-la-realidad/
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“El capitalismo sobrevive gracias al desarrollo geográfico desigual”

El geógrafo David Harvey reedita el ensayo Espacios del capitalismo global (Akal)

“El neoliberalismo ha fracasado en cuanto a estimular el crecimiento económico mundial”, afirma el geógrafo marxista David Harvey.

Se basa en los datos del Banco Mundial. La tasa de crecimiento per cápita del PIB mundial se situó en torno al 3,5% anual en la década de 1960, y descendió a un promedio del 2,4% en los años 70; asimismo la tasa de crecimiento se redujo -aún en mayor medida- en las décadas posteriores: incremento medio del 1,4% en los años 80, del 1,1% en los 90 y sobre el 1% en la década de 2000. Sin embargo el neoliberalismo ha supuesto un gran triunfo en la restauración del poder de clase de las élites dirigentes, subraya el teórico social británico.

Otro “éxito” neoliberal puede apreciarse en el aumento de las desigualdades. En el libro Espacios del capitalismo global. Hacia una teoría del desarrollo geográfico desigual, reeditado por Akal en abril, Harvey se apoya en el análisis de Gérard Duménil y Dominique Lévy (Neo-Liberal Dynamics: A New Phase? 2004).

Respecto al 1% de la población más rica de Estados Unidos, escriben los dos economistas, “antes de la Segunda Guerra Mundial, esos hogares recibían alrededor del 16% de la renta total. Ese porcentaje cayó rápidamente durante la guerra y, en la década de 1960, se había reducido al 8%, una meseta que se mantuvo durante tres décadas. A mediados de la década de 1980 se disparó repentinamente, y para fines de siglo alcanzó el 15%. En cuanto a la riqueza total, la tendencia es en general idéntica (…)”.

David Harvey es profesor de Antropología y Geografía en el Graduate Center de la City University of New York (CUNY) y director del Center of Place, Culture and Politics de la citada universidad. Considera, en Espacios del capitalismo global, que la restauración del poder de clase que implica el neoliberalismo puede observarse como un proceso continuado de “acumulación por desposesión”.

En este proceso se insertan las privatizaciones que, por ejemplo en el caso de India, según las investigaciones de la escritora y activista Arundhati Roy, han llevado a que la tierra, los bosques, el agua o el aire acaben en manos de empresas (“un proceso de despojo bárbaro a una escala que no tiene paralelo en la historia”).

Y también se integra la llamada financiarización, que se caracteriza por unas formas “especulativas” y “depredadoras”, sostiene Harvey (el geógrafo económico Peter Dicken señala en el libro Global Shift que las transacciones financieras en los mercados internacionales pasaron de 2.300 millones de dólares en 1983 a 130.000 millones en 2001).

Otro factor mencionado por David Harvey, en el contexto de la acumulación por desposesión, es la “trampa de la deuda”. Las crisis de la deuda, poco frecuentes en los años 60 del siglo XX, proliferaron en las décadas de 1980 y 1990, de manera que muy pocos países del Sur estuvieron exentos. Ejemplos claros fueron la bancarrota y subsiguiente ajuste estructural en México (1994) o la crisis financiera de los países asiáticos, en 1997-1998, con epicentro en Indonesia, Corea del Sur y Tailandia.

A la acumulación privada contribuyeron, además, las redistribuciones estatales en sentido contrario al de la época de hegemonía socialdemócrata en Europa. El autor de Guía de El Capital de MarxSenderos del Mundo; o Marx, El capital y la locura de la razón económica cita el ejemplo de la privatización de la vivienda social en Gran Bretaña, durante la presidencia de Thatcher (1979-1990), que precipitó la especulación y las tendencias gentrificadoras; o la privatización de los ejidos en México, en los años 90, con un fuerte impacto sobre la población campesina.

El ensayo de Akal aborda también la diversidad en los movimientos de rechazo al neoliberalismo. Los movimientos obreros continuaron activos, pese a los ataques que sufrieron en los países del Norte y que los debilitó; en la década de los 80 cobraron vigor en Sudáfrica y Corea del Sur, con un potencial muy notable –destacado por Harvey- en Indonesia y China. Formas muy diferentes a las tradicionales adquirió la rebelión zapatista, a partir de enero de 1994, que no trató de conquistar el poder estatal. Muchas de las organizaciones de izquierda se reunían en el Foro Social Mundial.

La segunda parte del libro está dedicada al desarrollo geográfico desigual en el seno del capitalismo. Una de las ideas en las que insiste David Harvey es la inserción material de los procesos sociales en la “trama de la vida”. Es lo que ocurrió con la quiebra de la empresa Enron (finales de 2001) y la crisis energética en California, que se tradujo en restricciones y un incremento del precio de la electricidad que afectó a los usuarios.

El académico británico también subraya “los efectos de las crisis fiscales y las políticas de ajuste estructural en México, Argentina, Mozambique, Indonesia, Tailandia y Corea, que alteraron profundamente la vida cotidiana de casi toda la población en esos países”.

Rechaza, por tanto, que pueda considerarse un “mundo de la vida” aislado de las relaciones sociales capitalistas y la circulación del capital; asumir lo contrario supondría, además, alejarse de las enseñanzas de Marx sobre la investigación materialista histórica. En este contexto, Harvey valora especialmente las aportaciones del sociólogo Henri Lefebvre respecto a la transformación de la cotidianidad y de Gramsci sobre el “sentido común”.

El geógrafo atribuye gran importancia -para el estudio del desarrollo geográfico desigual- a los problemas planteados por el ecologismo; pero también tienen relevancia factores como la productividad agrícola, la disponibilidad de petróleo, la reducción en el coste y en el tiempo del transporte de mercancías o la exportación de excedentes de capital y mano de obra.

En esencia, la acumulación por desposesión –en sus diferentes grados- contribuye al desarrollo geográfico desigual y a que el sistema genere una apariencia de estabilidad. David Harvey cita el caso de “la destrucción en el siglo XIX de la industria textil artesanal india, muy desarrollada, para facilitar las exportaciones británicas baratas de tejidos de algodón”; o de la desindustrialización de numerosas regiones tradicionales en las décadas de 1980 y 1990. Por otro lado se despliegan las diferentes potencias hegemónicas de acumulación, sean las ciudades-Estado italianas (Venecia y Génova), Países Bajos, Gran Bretaña o Estados Unidos.

Pero el despojo de las poblaciones también deriva hacia movimientos de resistencia. “La lucha palestina por la restauración del derecho a la tierra y el agua es fundamental para comprender el conflicto de Oriente Próximo y se conecta con luchas geopolíticas más amplias sobre la dinámica de acumulación de capital dentro de la región”, escribe el autor de Espacios del capitalismo global.

Otra línea de investigación observaría cómo el surgimiento de unos centros de acumulación de capital “exitosos”, en los que se fabrican bienes de exportación global, pueden marcar los criterios de organización tecnológica, sindical y costes laborales en otras regiones del planeta; o incluso condicionar la desindustrialización de estas. El autor menciona el caso del Delta del Río de las Perlas, en el centro de Cantón (sur de China).

“El capitalismo supone un desarrollo geográfico desigual”, sostiene David Harvey. El investigador publicó en 2003 Paris, Capital of Modernity y unos años antes, en 1982, The Limits to Capital. En las dos obras abordaba, desde una perspectiva marxista, la acumulación de capital en el espacio y el tiempo y, por otra parte, las transformaciones urbanísticas en la capital francesa durante el II Imperio (1852-1870), lo que le permitió ahondar en la comprensión de la Comuna de 1871.

En el último apartado del libro, Harvey reflexiona en torno al “espacio” como palabra clave. “La concepción absoluta (del espacio) puede ser del todo adecuada para cuestiones de límites de propiedad y determinaciones de fronteras, pero no me ayuda en absoluto respecto a la pregunta de qué es la Plaza de Tiananmen, la Zona Cero de Manhattan o la Basílica del Sacré Coeur de París”, afirma. Por esta razón, en su trabajo de geógrafo extiende el uso de esta categoría al espacio-tiempo absoluto, relativo y relacional.

Fuente: https://rebelion.org/el-capitalismo-sobrevive-gracias-al-desarrollo-geografico-desigual/

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