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Ove entrevista a Hugo Aboites:Es difícil que se dé un proceso de cambio hacia otra pedagogía si no se cuenta con la participación intensa de los maestros.

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan en exclusiva para Otras Voces en Educación

 

Hugo Aboites ha participado en una docena de volúmenes colectivos. Es autor de libros como Viento del Norte. TLC y privatización de la Educación Superior en México (1999); El Dilema, la universidad mexicana al comienzo de siglo (2001) y junto con Emir Sader y Pablo Gentili, La Reforma Universitaria (2008). Es miembro del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), fue coordinador (2010) del Grupo de Trabajo Universidad y Sociedad del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

Desde los años ochenta ha acompañado la lucha magisterial de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y, al mismo tiempo, desde los noventa, la de los estudiantes en contra de los exámenes estandarizados, en favor de la gratuidad y el aumento de la matrícula. Fue Secretario General del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM, 1982) y recientemente, terminó su periodo como Rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM, 2014-2018).

El primer contacto con Hugo lo hicimos en plena manifestación por el primer aniversario de la desaparición de los jóvenes maestros normalistas de Ayotzinapa. Para ese entonces era Rector de la UAM, de ciudad de México. El camarada Edgard Sánchez del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) me facilitó el número de teléfono de la Secretaria General de la UAM, la compañera Auxilio Heredia, a través de la cuál “cuadramos” un primer contacto con Hugo en el Zócalo.

Entre consignas, gritos de impotencia y un ambiente de solidaridad colectiva logramos conversar un par de minutos. Apretón de manos y, con sonrisas compartidas, acordamos hacerle una entrevista posterior por Skype y él me prometió un ejemplar de su libro “La medida de una nación: los primeros años de la evaluación en México” (2012). Días después Auxilio me contacto para entregarme el ejemplar del libro, que me ha resultado de especial importancia para comprender la particularidad de la instauración de la cultura evaluativa en la patria de Zapata. La entrevista no se pudo concretar por cruces de agendas.

En el último año hemos coincidido un par de veces en el local del PRT, en la oportunidad de organizar algunos debates sobre el curso de la reforma educativa mexicana en el gobierno de Andes Manuel López Obrador.  Allí retomamos el compromiso de hacer la entrevista pendiente; sin embargo, ésta que ustedes leen hoy, consideramos que es el inicio de un diálogo mucho más extenso. A Hugo Aboites le  invitamos a formar parte del Grupo de Contacto Internacional (GCI) conformado por dirigentes gremiales de América y Europa y él accedió gustosamente, así que estaremos trabajando juntos un tiempo, en lo que nos apasiona: la transformación radical de la educación.

En esta oportunidad OVE conversa con el intelectual de la mirada pícara y la lectura aguda de la realidad, quien no desestima oportunidad para seguir remando en la utopía de otro mundo posible.

 

Hugo, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿Como llegaste a la teoría critica, a la perspectiva de las pedagogías críticas?

Soy originario del estado de la república mexicana, Chihuahua, donde surgió con gran fuerza la revolución de 1910. El hermano de mi abuelo y su padre, pequeños agricultores y comerciantes, se unieron a las fuerzas de Francisco Villa y aunque nunca regresaron permanecieron como un símbolo familiar de rebelión contra la injusticia que ejercen quienes tienen el poder.

Cuando podía como estudiante de media superior, visitaba a doña Luz Corral, viuda de Francisco Villa, y le preguntaba sobre él y todo lo que veía en la que había sido su casa, entre otras cosas, recuerdo un machete que tenía grabada una frase: “cuando esta víbora pica, ni remedio de botica” y una pistola cuya funda aconsejaba “no me saques sin razón, ni me guardes sin honor”. Y, ahí, el auto, con agujeros de bala, donde en 1923 Villa vivió sus últimos momentos. Soy coetáneo también de los jóvenes que en Chihuahua en 1965 se levantaron en armas y en su mayoría fueron muertos y asesinados en el ataque al cuartel militar del poblado de Madera.

También de alguna manera soy originario de las corrientes de liberación que en la filosofía desafiaban el poder eclesiástico y civil recorrían Europa en los años 1966 y 1967 cuando allá fui estudiante. Y me opuse en solitario a la práctica que tenían los sacerdotes católicos, de golpear a sus alumnos niños con un bastón. No tuve ningún papel relevante en el movimiento de 68 en México, pero conviví con él cotidianamente y aprendí mucho de esa rebelión que cambió el país y aprendí también del abuso extremo del poder y de la injusticia radical que significó la matanza de estudiantes en Tlaltelolco, en la Ciudad de México.

En 1969, al término de mis estudios de filosofía, un amigo me invitó a tomar un curso sobre pedagogía y acudí sin grandes expectativas. Sin embargo, ese curso fue decisivo para mí. Nunca había conocido tan de cerca y con tanta vida y entusiasmo el potencial de la educación y el por qué sembraba constantemente la idea y voluntad de transformar. El maestro del curso tenía un nombre, una visión y un acento, se llamaba Pablo Freire. Su propuesta, “pedagogía del oprimido” era en realidad una verdadera pedagogía de la liberación.

Conocí entonces a la pedagogía como liberadora, como una teoría y, al mismo tiempo, como una práctica muy concreta para cambiar las condiciones de dominación.  Al mismo tiempo que mis actividades como maestro en una escuela privada para jóvenes y con algunos de ellos creamos entonces círculos de cultura en las colonias pobres de la ciudad de Chihuahua. Poco después un colectivo de maestros convertimos esa escuela en algo distinto:  sustituimos las clases por proyectos de investigación-acción en colonias y barrios populares en una forma de traducir a la práctica la pedagogía freiriana. Luego, por exigencias laborales, me inscribí en la maestría en educación de la Universidad de Harvard y pasé luego ahí mismo al doctorado. Ahí, paradójicamente (era el comienzo de los años setenta) tuve un importante contacto con la izquierda estadounidense, con la historia de la educación mexicana, con el nacimiento de la visión que luego daría paso al neoliberalismo, y aproveché a maestros que profundizaban sobre la visión marxista de la educación y la pedagogía. La combinación de la postura de Freire y la visión marxista (además la de Illich y de visiones sobre el desarrollo de los jóvenes) generó un espacio de debate que considero muy importante sobre la pedagogía y educación del futuro.

No uso mucho el término “crítica” añadido a la pedagogía porque creo que se presta a confusiones. Y supongo que estoy influenciado por el hecho de que en México se incluye al pensamiento “crítico” como objetivo de una Ley General de Educación que se genera a partir de una reforma constitucional sumamente cuestionable, regresiva. Y se habla de la capacidad de resolver problemas, así de vago. Y la misma OCDE utiliza ese término con la orientación de resolver problemas de la producción y prestación de servicios.  Una pedagogía que se nombre liberadora o socialista, contra la opresión, se vuelve mucho más clara en su intención y por lo tanto puede convocar mejor a quienes tienen interés en avanzar su práctica docente en una ruta radicalmente distinta a la oficial.

Por otro lado, el término pedagogía de la liberación tiene un origen claramente vinculado a una práctica pedagógica concreta. Y esto es muy importante, mientras la discusión sobre la pedagogía se queda a nivel teórico, ni los estudiantes ni muchos maestros pueden confrontarlos con la realidad. Otro ejemplo, desde hace décadas trabajo con estudiantes en un sistema llamado modular, de orientación horizontal y democrática en la Universidad Autónoma Metropolitana- Xochimilco.

En colectivo, los estudiantes y el profesor discuten cuáles serían las mejores estrategias y criterios de evaluación (uno de los puntos más importantes donde se asienta el poder de la figura de autoridad que es el maestro), el ritmo del trabajo, los horarios, los casos excepcionales (estudiantes que vienen de lejos, madres solteras…), la selección de lecturas. En equipos ellos determinan sus temas de investigación bajo criterios presentados y aprobados colectivamente.

Estos incluyen que se retomen problemáticas sociales y se les mire a través de las profesiones que cada uno de los alumnos estudia. Es importante señalar que esta modalidad es totalmente institucional, aunque hay una importante variedad, de acuerdo con los grupos y los maestros, respecto de la forma de ponerlo en práctica. Como resultado de todo este planteamiento, el profesor no “evalúa” a los estudiantes, sino que ellos presentan su propia evaluación a partir de indicadores objetivos determinados previamente por el grupo mismo y el profesor.

Las lecturas se presentan y discuten en las sesiones diarias de tres horas por el grupo de 25-30 estudiantes. Los estudiantes aprenden en colectivo a leer, analizar y comparar unos textos con otros y se forman con eso posturas ilustradas sobre distintos puntos. La investigación les permite distanciarse del sentido común, el sectarismo, y obtener una visión más compleja de la realidad natural y social. Acostumbrados a los opresivos métodos tradicionales, en el sistema modular las y los jóvenes descubren más claramente su identidad personal y colectiva frente a sí mismos y frente a sucesos nacionales o regionales.

Por ejemplo, en medio de un intenso movimiento feminista, algunos equipos de investigación se acercaron a las movilizaciones y retomaron algunos de sus aspectos como preguntas de investigación. Y, además, por primera vez en su vida participaron en movilizaciones dentro y fuera de la institución. Y, junto con los demás equipos pudieron presentar su trabajo y resultados y experimentar la reacción de sus compañeros (a veces muy adversa).

En otras instituciones existe un discurso institucional sumamente progresista, pero no existen prácticas concretas a pesar del discurso radical que intenten siquiera materializar esos planteamientos. En ocasiones incluso ocurre que la práctica pedagógica es terriblemente atrasada, burocrática y autoritaria.

 

A partir de tu experiencia y reflexiones ¿Cuáles consideras que son los elementos más relevantes de la crisis educativa en México?

Creo que uno de los factores más importantes de la crisis en general y actual de la educación en México tiene que ver con un modelo educativo que surgió como altamente centralizado, corporativo, burocratizado, autoritario, y cuyos problemas intentaron resolverse a través de medidas neoliberales (privatización, verticalidad, empresarialización y restricción como traducción de significado de calidad). En ese sentido, un planteamiento de política educativa en búsqueda de la liberación va más allá sólo de los estudiantes en lo individual y grupal y tiene que ver con la creación de nuevas estructuras en instituciones y sistemas, que abran espacios de verdadera libertad para aprender, enseñar e investigar y que se vinculen con los grandes movimientos y procesos también progresistas y, podemos decir, de avance de liberación nacional.

Tenemos hoy un autoritarismo pedagógico que constitucionalmente es autoritario pues el artículo tercero de la Constitución establece que corresponde al Ejecutivo determinar el contenido de los programas de toda la educación básica y obligatoria. Esto históricamente ha significado la imposición de una visión única de un país que cuenta con más de sesenta culturas originarias distintas, vivas y actuantes, que tiene también regiones sumamente diversas (desde selva tropical pasando por grandes urbes hasta desiertos y llanos, montañas y vocaciones económicas muy distintas).Pero al mismo tiempo en regiones como Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán, maestros y comunidades han desarrollado propuestas alternativas de educación y comienzan a llevarlas a cabo desde hace tiempo, pero no son reconocidas por la Secretaría de Educación Pública. Esta es una propuesta importante, capaz de revitalizar desde las comunidades y regiones a un sistema educativo anquilosado, pero hay enormes resistencias.  La evaluación desde las propias escuelas y no desde una entidad central y nacional sería otro tema importante, así como el surgimiento de programas y libros de texto que recojan lo que es este país. En ese sentido, un proyecto de pedagogía de la liberación aplicado al sistema en general es muy importante:  ese proceso no es sólo aplicable al aula, también a escuelas, instituciones, comunidades y sistema. Y en eso las comunidades locales pueden ser un apoyo muy importante.

Muchos de los problemas pueden comenzar rápidamente a resolverse con estas nuevas estructuras, entre otros: rezago enorme, educación superior de crecimiento escaso, falta de cobertura y de vinculación estrategia con necesidades amplias de la población, programas de estudio irrelevantes pedagógica y socialmente

 

Fuiste Rector de la UAM en Ciudad de México y tienes una dilatada carrera universitaria. Desde tu punto de vista ¿Cuáles son los mayores problemas que presenta hoy la formación de docentes (inicial y continua) en México? 

Sobre el tema de mi participación como rector en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM,. 2014-2018) y la formación de maestros primero que nada habría que aclarar que en México son las normales urbanas y rurales y no las universidades las encargadas de formar maestros.

Y esto, además por las razones históricas, me parece buena idea porque es una carrera muy especializada que no se compara fácilmente con los estudios de Pedagogía que, al menos en México en las universidades tienden a ser más teóricos.

Sólo la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) tiene un enfoque que combina ambas tendencias.  De la experiencia en la UACM puedo también señalar que la rectoría no es el mejor lugar para impulsar cambios en la formación de profesionistas (y por extensión de maestros).

Confirmé que son los colectivos los que pueden generar cambios importantes en ese tema pero estos deben tener condiciones que podemos llamar subjetivas y objetivas para impulsar semejantes cambios.

De hecho, en la UACM prevalece un discurso muy progresista y una estructura de poder muy horizontal, sin embargo no existe un modelo acabado sobre qué hacer en el aula y en la institución para avanzar hacia una formación liberadora de los estudiantes.

De tal manera que cada maestro o grupo de maestros puede decidir cuál será su práctica pedagógica a veces sin referirse al marco general. Esto da mucha libertad para explorar, pero también vuelve difusa la eventual propuesta pedagógica.

En mi opinión muy general, y viendo lo que ocurre en el salón de clases, la formación de los maestros sigue teniendo una aproximación tendiente a la verticalidad, orientada de manera preponderante al cumplimiento del programa oficial y con poco espacio para ejercer mayor control sobre su trabajo.  Como en otros aspectos, se hace énfasis en enfoques progresistas pero sólo grupos de maestros han podido -y mucho por su cuenta- avanzar en prácticas democráticas en la escuela.

El ejemplo de la Asamblea escolar donde los niños de educación básica discuten y aprueban resolutivos que se aplican a su vida cotidiana de estudio y convivencia en la escuela es un caso ejemplar, así como otras innovaciones en esa dirección que tienen que ver con la participación de padres de familia, la relación intensa con la comunidad y la discusión al interior del aula.

En conclusión, es difícil que se dé un proceso de cambio hacia otra pedagogía si no se cuenta con la participación intensa de los maestros, y estos sólo aprenderán a hacerlo si en las propias escuelas formadoras se dan estas prácticas.

 

¿que ha significado la crisis del Coronavirus? ¿Considera que las medidas que se adoptaron en materia educativa afectan al derecho a la educación?

El Coronavirus ha tenido un impacto enorme en la educación en México. Es un sistema enorme, con más de 30 millones de estudiantes, maestros, trabajadores académicos y administrativos desde inicial hasta posgrado.  Y repentinamente todos a sus casas.

Una situación inédita que, al cerrar las escuelas dejó en suspenso muchos procesos de discusión, organización y acción dentro del campo educativo en todos los niveles. Generó una enorme fragmentación e individualización en la forma de pensarse los maestros como trabajadores de la educación y salieron a flote prácticas y visiones más individualistas y regresivas.

Pero también se convirtió en un horizonte donde los sectores más movilizados por la lucha de seis años contra la reforma educativa pudieron encontrar más fácilmente el rumbo en esta nueva situación. Lanzaron iniciativas de vinculación con sectores sociales más afectados (los y las despedidas por el cierre de negocios y dependencias), protestaron por las iniciativas que, con la educación virtual hacían responsables a los maestros de llevar adelante los programas de estudio con sus propios y frecuentemente escasos medios informáticos.

Esto, porque la Secretaría de Educación Pública (SEP), dependencia gubernamental encargada de la educación, asumió el papel de capataz, exigiendo a los docentes reportes constantes -incluso diarios- sobre su actividad con estudiantes que difícilmente podían tener acceso a este tipo de recursos de comunicación.

Lo anterior, porque sin mucha discusión y a través de una especie de gregarismo automático, autoridades de escuelas y universitarios, con la SEP a la cabeza, asumieron que lo que correspondía incuestionablemente era asumir como la ruta única el continuar -como si nada ocurriera- con el programa de estudios.

Esto ha generado inconformidad, inquietud y grandes confusiones.  Pero, lo más importante, ha mostrado que con esa disposición se vuelve visible y operante la desventaja estructural desde la que participan en el proceso escolar importantes sectores sociales.

En términos generales quienes cuentan con los dispositivos informáticos y el acceso a redes de internet y, por otro lado, quienes no tienen las mismas facilidades. Y esto se convierte aún más la educación en un filtro clasista que determina quiénes tienen más derecho a la educación:  los que pueden adquirir ciertos bienes y servicios y los que no.

La virtualidad, por cierto, es un territorio nuevo de poder que se abre en cada escuela e institución y donde las burocracias encuentran un espacio mucho mayor. Por ejemplo, tienen un acceso much más fácil a la tecnología de punta, con costo a las instituciones, mientras que estudiantes y profesores prácticamente deben costear por su cuenta dichos accesos.

Otro ejemplo, en los espacios colegiados donde participan autoridades, estudiantes y trabajadores (por ejemplo, consejos universitarios), las primeras se fortalecen en demérito de estos últimos. Cuando dichas reuniones son virtuales, las autoridades tienen un control mucho mayor sobre la dinámica colectiva.  Ellas pueden comunicarse directa y presencialmente entre sí, mientras que las discusiones y tomas de acuerdo que entre grupos de trabajadores se daban mientras transcurría la sesión presencial, ahora se vuelven prácticamente imposibles.

Por otro lado, como ya se veía, la autoridad federal desde la Ciudad de México ahora ha encontrado un mecanismo y una justificación para ejercer una vigilancia diaria, directa y perentoria sobre las actividades y los resultados que obtiene cada maestro o maestra con su grupo. Y mientras tanto, el sindicato, la comunidad educativa y otras instancias en la práctica quedan postergados.

Además, la llegada de la virtualidad a la educación abre una brecha todavía más amplia entre maestro-estudiantes. La cotidianidad de la relación cambia profundamente y no para un mayor acercamiento.  Las consultas y problemas incluso familiares que plantean los estudiantes en forma individual ya no serían fáciles y se rompe así una posibilidad de relación que entre los jóvenes es muy importantes.

Finalmente, con la idea de retomar cuanto antes y por cualquier medio la “normalidad”, escuelas y universidades abdican de su responsabilidad de, precisamente por la emergencia y crisis, convertirse en polos de información sobre las temáticas más importantes en un momento como éste y no continuar con un programa que, en este contexto, se convierte en irrelevante.  Aquí la creatividad de docentes y estudiantes puede cubrir el enorme vacío o la enorme trivialización del conocimiento que se genera en este tipo de situaciones.

 

Desde tu punto de vista ¿cuáles deberían ser las alternativas para salir de la actual crisis educativa?

La situación de la educación en México sí tiene solución y esta se desprende de lo que se señalaba respecto de la crisis que ésta padece desde hace años. En primer lugar, la educación debe dejar de ser un acto de gobierno y convertirse en una actividad que está fuera de la dinámica, intereses y problemáticas que surgen de su pertenencia al aparato gubernamental.

Esta autonomía relativa debería ser acompañada del establecimiento de una serie de órganos que van del local al nacional, pasando por el órgano local, estatal y regional con competencia correspondiente a cada uno de esos ámbitos. Se integraría por una representación de estudiantes, maestros, autoridades y comunidades y sus ámbitos de competencia serían respetuosos de las facultades de las comunidades de escuelas, instituciones y universidades.

En segundo lugar, establecer un patrimonio educativo suficiente, una porción de la riqueza nacional intocable, creciente y que estaría dedicado, junto con otros gastos para el bienestar social, al servicio educativo en todos los niveles correspondiente a un porcentaje incluso más allá del 8% del PIB.

En tercer lugar, respetar y alentar los programas alternativos de educación que se generen a nivel regional, estatal o local que respondan a necesidades locales, se mantengan dentro del marco del artículo tercero constitucional y que den garantías de profesionalismo y compromiso con la tarea de educar.

En cuarto lugar, ampliar sustancialmente la infraestructura, cuerpo docente y matrícula en la educación secundaria básica, media superior y superior que rescate las experiencias exitosas en estos niveles.

En quinto lugar, reformular los planes y programas de estudio de manera tal que sean mucho más flexibles, tengan espacios de libertad, sean adecuados a la problemática local, estatal y regional.

En sexto lugar, analizar todas y cada una de las iniciativas que se generaron en la etapa de la OCDE, FMI, Banco Mundial, Tratado de Libre Comercio y eliminar/sustituir aquellas que no tengan ya vigencia en el marco de una educación pública reforzada. Como por ejemplo,  el concepto y uso de la “calidad”, venta de servicios y productos de las instituciones, la reducción de la matrícula, la aplicación de concursos de selección, colegiaturas, límites a la permanencia de los estudiantes en las instituciones, esquemas de pago según productividad para el personal académico.

En conclusión, la pandemia significa una alteración radical de las estructuras visibles e invisibles de la “normalidad”, incluyendo la educación. Y es sabido que en estos tiempos de crisis es común que la reacción sea hacia la derecha, a una regimentación mayor de la vida democrática.

Pero también hay muchos ejemplos de cómo esa alteración abre grietas y rutas de ampliación de la participación decisiva a los excluidos y oprimidos. Pero con la condición de que puedan crear condiciones de organización, resistencia y existencia de un proyecto capaz de entusiasmar y vincular a sectores hasta ahora desorganizados.

En México hoy las luchas por la tierra, el agua, los bosques, las comunidades, los derechos humanos, de las mujeres y laborales están a la orden del día, y la de los maestros tiene una historia reciente de organización, resistencia y victoria que son claves en este momento. De su convergencia puede detenerse la oleada de la derecha y fortalecer luchas históricas y consolidar los terrenos que hemos conseguido.

 

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OVE Entrevista a Fernando Lázaro “En la historia aprendida no hay negros, ni putos, ni travestis ni trans, ni pobres”

OVE Entrevista a Fernando Lázaro

“En los debates educativos, no estamos tensionando las lógicas de poder, a los colectivos de excluidos; ello se muestra cuando en la historia aprendida no hay negros, ni putos, ni travestis ni trans, ni pobres”

Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan en exclusiva para OVE

 

Reunirse con Fernando es un homenaje a la alegría, es recordar que solo se puede luchar acompañado de una sonrisa. La potencia de su carcajada es solo comparable con su decisión para adelantar los más inusitados proyectos de educación popular. Aún recordamos las visitas a la antigua fábrica recuperada procesadora de aluminio en Buenos Aires, convertida en escuela abierta, en Bachilleratos populares, proyecto en el cual ha participado Fernando Lázaro junto a un hermoso colectivo de pedagogos populares. Esa fábrica que forma parte del movimiento de empresas recuperadas por los trabajadores y las comunidades, ante la debacle económica de comienzos de siglo XXI, es memoria viva de otras formas de resistir a la furia del capital.

Fernando es docente e investigador de la Universidad Nacional de Luján en el área de Educación de Adultos, co-fundador de los Bachilleratos Populares de Argentina, miembro de la CEIPH (Cooperativa de Educadorxs e Investigadorxs Populares Histórica) y Coordinador del Bachillerato Popular Maderera Córdoba. Además, es miembro del CEAAL (Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe).

Es un prolífero autor de libros y artículos referentes a las Educaciones Populares y a las Pedagogías Críticas.

Entre anécdotas, balances de proyectos, bocetos de otros tantos sueños por venir y un café porque no teníamos mate a la mano, decidimos conversar con este importante pedagogo popular. Tuvimos que robarle horas a la cuarentena del Coronavirus para poder entrevistarlo. En OVE publicamos este intercambio, que estamos seguros será de importancia para quienes luchan por otra educación posible, así como para las nuevas generaciones de maestres. Como él prefiere que se le llame, bienvenidos a la lectura de las reflexiones de este educador popular de Argentina y militante social de América Latina.

 

Fernando, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿Cómo llegaste a la educación popular? ¿Cuál es tu balance personal de tu militancia en este campo?

Desde muy joven y por cuestión casi hereditaria, abracé la lucha por una justicia social, por los que menos tienen. Entonces, mi entrada a la adolescencia me encontró con pocos años, pero con ganas inmensas de cambiar este mundo, en un contexto en plena dictadura donde gente cercana iba desapareciendo. Comencé a militar en un espacio político cuyo lugar físico era un sótano de Ciudad de Buenos Aires, donde entrabamos con contraseña.

La educación popular vino por añadidura; ya habiéndose ido la dictadura sangrienta comienzo a militar en los barrios dando apoyo escolar. Aún Freire para mi, era un nombre que sonaba lejos, pero muy lejos, y mis primeras practicas tenían que ver con apoyo escolar a les niñes para poder “adecuarse a esa educación normativa y tradicional”.

Ante exclusiones varias comencé a preguntarme si esa educación, la misma educación que se implantaba para los sectores más pudientes era beneficiosa para les pibes de los barrios que poco y nada tenían para comer.

Y ante esas preguntas compañeres con mas historia me empiezan a acercar varios libros, entre ellos “Pedagogía del oprimido” y, unos años mas tarde, las técnicas participativas para la educación popular del grupo alforja. Y allí es desde donde comienzo a abrazar la lucha por una educación popular, camino que me llevó a transitar carreras todas que tenían que ver con la docencia. Pero en los profesorados y en la academia no encontraba esta mirada, sino como adecuarnos lo mejor posible a estas políticas publicas del Estado.

La crisis del 2001 pegó muy fuerte en Argentina y los sectores populares salieron a decir, a hablar, a hacerse ver, es allí donde con un grupo de compañeros y compañeras, militantes docentes y, teniendo como referencias varios procesos de América Latina (escuelas zapatistas de Chiapas, el MST en Brasil, la experiencia de la DINEA en Argentina) empezamos a pensar en construir nuestras propias escuelas de jóvenes y adultos y adultas (que era y es el sector mas marginal del sistema educativo). Impulsamos y fuimos parte de organizaciones y movimientos sociales autogestionandos, que en nuestro caso se desarrolló como escuelas medias para los sectores populares, con autonomía por parte del Estado, pero exigiendo salario docente y título para les estudiantes.

Era impensado en un sistema educativo como el nuestro (centralizado, vertical y burocratizante) poder llevar adelante tamaña propuesta. Así fue como nacen en el año 2004 los Bachilleratos Populares. Y fue ese poder militante que irrumpió desde las bases, el que me hizo encontrar mi lugar y mi sentido de docente militante, desde esa educación popular emancipadora, transformadora, feminista, revolucionaria, liberadora.

Cuando hablamos de una educación popular feminista no estoy diciendo que el contexto actual genera esa categoría, el feminismo es histórico también desde la educación popular. Recuerdo una frase de Mariátegui donde dice que el feminismo, como idea pura, es esencialmente revolucionario, y lo estaba diciendo desde décadas atrás…digo, estaba planteado, que no lo hayamos tomado es otro debate.

 

Desde ese recorrido, ¿Cuáles consideras que son los elementos más significativos de la crisis educativa en tu país?

 

Argentina viene transitando muchas crisis y en uno de los sectores donde mas se manifestó fue en la educación. El dato más crudo y objetivo es que 14 millones de jóvenes y adultos están por fuera del sistema educativo, lo cuál nos muestra a las claras esa crisis.

Desde el Estado, a excepción de dos años (del 73 al 75), que para la educación de adultos fueron muy significantes, nunca ha habido políticas publicas desde una lógica popular pensando en los sectores populares.

En Argentina y me atrevo a decir que, en América Latina, no estamos revisando nuestras practicas y los contenidos, no estamos teniendo en cuenta que asesinan a mujeres todos los días, que nuestras estudiantes travestis y trans no tienen un lugar, no solo en la historia, sino en nuestro devenir diario de escuela.

Tal vez suene fuerte lo que digo, pero creo que la escuela, así como la conocemos hoy, es el espacio donde se concentran y se generan las mayores desigualdades sociales. Pasó del discurso de ascenso social, ascenso económico, a convertirse en una maquina que lo que hace es generar aquello a lo que pocos pueden acceder.

Una de las categorías que el Banco Mundial puso de moda, o mejor dicho exigió que se trabajara y se tuviera en cuenta, fue la inclusión. Con esa categoría, cual mensaje evangelizador, se intentó sacar a les pibes de sus barrios y meterlos en la escuela. Y a ese pasaje lo relaciono con una nueva forma de conquista; en vez de cambiar “espejitos de colores por oro”, terminaron cambiando, por ejemplo, hambre por un pedazo de pan, harapos por ropa escondida bajo el guardapolvo de algún rico, pero sobre todo nos obligaron a ser parte de una “nueva religión”, la de las prácticas escolares hegemónicas.

No puede existir inclusión cuando el conocimiento valedero sigue en manos del poder; no existe la inclusión cuando las crisis educativas son siempre crisis para los pobres, que sufren los pobres. Los de arriba no pasan esas crisis, por eso hablar de crisis me lleva a pensar solo en la crisis de los que no pueden acceder a una escuela que eduque para otras realidades, que no pueden acceder a las nuevas tecnologías desde sus casas, y ni pensar de aquellos que no tienen ni siquiera casa. Para esos 14 de millones de excluidos no quiero esta inclusión. Resulta paradójico en Argentina que quienes se exceden de faltas queden “libres”; de mas esta decir que acá Foucault, con los debates que podemos hacerle, esta mas que bienvenido.

Desde sus orígenes la escuela se erige en base a la configuración de límites bien definidos, de maneras tales que suelen existir como campos diferenciados de otros. Campos en el que funcionan códigos, reglas y capitales específicos, que se dispone a negociar con otros campos, en la medida que esos movimientos son necesarios para su propia supervivencia, siempre en virtud de las posibilidades brindadas por su estructura interna. De esta forma, en la escuela tradicional hay formas de subjetivación predeterminadas, que posicionan a los sujetos en virtud de esas relaciones especificas entre un adentro y un afuera.

Entonces, cuando las crisis económicas, políticas y educativas suben a los botes a quienes portan la posibilidad de remar y dejan ahogándose a los otros, no hay inclusión que valga, porque a los que quedan en el mar ya les llegara el momento que desde allí construyan un tsunami imparable. Y cuando pase esto cabria preguntarnos, si las organizaciones, los movimientos sociales, los colectivos de educación popular, feministas, etc. estaremos preparados para resistir y luchar contra la crisis de los ricos y comenzaremos por fin a luchar desde las crisis desde los que menos tienen. Me cuesta pensar las crisis educativas sin tener en cuenta la cuestión de clase.

Nunca vamos a poder confiar en la inclusión cuando viene del Banco mundial y pasa por un Estado capitalista. La inclusión tiene que partir desde abajo hacia arriba, tiene que ser revolucionaria y tiene que abrir paso a una disputa al conocimiento hegemónico.

 

A partir de tu experiencia y reflexión desde el campo popular ¿Cuáles son los mayores problemas que presenta la formación docente?

Siempre comento que el mayor problema de la formación docente es el problema político, parto desde allí. Y allí entra el debate sobre el papel docente en un proceso de construcción de conocimiento.

La formación docente en Argentina esta construida desde una lógica universalista, psicologista, cuyo objetivo es el enseñanza y aprendizaje dentro de un sistema patriarcal, blanco, heteronormativo, donde no existen las clases ni las identidades.

En estas condiciones de partida ¿Como formamos un docente contrahegemónico? Sobre todo, cuando aún en los debates educativos, no estamos tensionando las lógicas de poder, a los colectivos de excluidos; ello se muestra cuando en la historia aprendida no hay negros, ni negras, ni putos, ni putas, ni travestis ni trans, ni pobres o si estos últimos están, están romantizados, solo aparecen como pobreza romantizada, o estigmatizados.

¿Cómo podemos pensar una escuela dentro de un barrio muy pobre, con docentes que vienen de afuera del barrio, atravesado por una academia que sigue haciendo prevalecer los valores y saberes hegemónicos?

Desde el campo popular es menester rescatar todas las experiencias alternativas que existieron y, algunas que existen aún en América latina y el Caribe. Exigir, interpelar y arrancarle al Estado la posibilidad de generar espacios donde podamos empezar a pensar, con los sujetos con quienes trabajamos. Que las categorías adolescentes, niñeces, adultez, dejen de ser categorías naturales, ni psicológicas, que aprendamos que estas categorías se construyen desde una cuestión de clase.

La formación docente tiene que estar cruzada por los debates políticos y anclada en una pedagogía critica; digo una, dentro de un universo de varias, porque tampoco creo que una misma pedagogía, por mas critica que sea, tenga que ser base común para todo un abanico de sujetos cruzados por múltiples vulnerabilidades.

 

¿Qué ha significado para ti la crisis del COVID-19? ¿Considera que las medidas que se adoptaron en materia educativa afectan al derecho a la educación?

Lo que nos muestra la pandemia es la expresión de la desigualdad educativa y que los derechos a la educación siguen siendo para los sectores privilegiados.

Pero acá hago un parate, para expresar también mi posición como educador popular y mi autocritica.

No hay instancia más importante para un educador popular en países capitalistas cruzados por las diferencias y desigualdades sociales, que el encuentro con el otro y la otra. Existe lo virtual, existen las políticas públicas en Argentina que están embarcadas en propuestas virtuales, pero no podemos dejar a un lado el hecho concreto que los grupos más pobres están yendo a las escuelas para comer. ¿Que está pasando con aquellos que no tienen ahora un bocado de pan para llevarse a la boca? Esta lógica de contención y solución parcial a la brutal explotación a la que están siendo sometidos los padres de estos chicos, deja fuera de todo proceso educativo respuestas para las desigualdades.

El gobierno anterior liderado por el ex-presidente Macri, dejó sin efecto un programa, que más allá de las críticas que podamos hacerle, daba la posibilidad de que muches estudiantes tuvieran su netbook. Este programa fue desmantelado, en medio de críticas miles, ya que en muchas de estas casas no había internet, pero las maquinas estaban programadas con algunas actividades.

Esta pandemia nos muestra como se profundiza esas desigualdades, si entendemos el derecho de la educación como un derecho de todes, tenemos que decir que en Argentina actualmente no existen condiciones para ir a un modelo de educación virtual universal. Los sectores medios y acomodadas no solo tienen la posibilidad de poder transitar por foros, redes, plataformas y de por si todo lo que comporta el bagaje familiar; pueden comer, pueden estar bajo un techo. ¿Pero les pobres? ¿les humildes de los barrios?

Realmente estoy transitando un momento de mucha angustia porque son les estudiantes populares les que están sufriendo más. Dado el aislamiento social que comporta la contención del Coronavirus, ello hace que no podamos generar ni contar con el punto de encuentro que surge con la presencialidad. Nuestra posición, en nuestras casas, es justamente pelear porque esos derechos también, para que cualquier política educativa parta de nuestres estudiantes, de quienes están allá abajo, bien abajo.

La pandemia vino a atarnos las manos y los pies, a desnudar la categoría de derechos. Es momento de tensionar todo, incluido este tema; no hay derechos cuando existen desigualdades brutales y no hay derechos cuando sigue siendo una cuestión binaria.

Creo que es en estas urgencias donde nuestro accionar tiene que estar más firme que nunca. Tenemos que estar y luchar en este viejo mundo que se muere, mientras el nuevo no termina de nacer. En esos intersticios, en estas pausas forzadas, surgen monstruos, como decía Gramsci, y tenemos que estar listos para enfrentarlos. Si esta pandemia es uno de ellos, libraremos la batalla que el mismo genera como un huracán en el caribe.

La pandemia ha demostrado la fragilidad del sistema, su imposibilidad, su vulnerabilidad. Aunque esto ya se había dicho antes, se había señalado con anterioridad, pero los acontecimientos de estas últimas semanas, presionan para la construcción de alternativas. El debate actual ha mostrado las desigualdades educativas, ha hecho que se expongan a flor de piel, ha hecho que se muestre como aumenta la brecha y la desigualdad ya existente.

 

 ¿Cuáles sería la ruta para construir alternativas a la crisis educativa? ¿Algunas propuestas?

Hay una necesidad urgente de generar una revolución cultural, social y política.  Estas dimensiones son constitutivas y se asumen desde las pedagogías críticas, tanto en el plano filosófico como en los saberes de los y las maestres. También, las educaciones populares vienen edificándose en el plano de la praxis, a partir de diferentes postulados.

El grito colectivo que anuncia el emerger de un cambio radical es posible gracias a la desnaturalización del capitalismo y del patriarcado. Pero comprenderlo demanda la descolonización de nuestro sentido común, que seamos impulsores y militantes de la tarea de abrir caminos a otras formas de conocimiento y formas de ser también, liberados de modelos eurocentristas y androcéntricos.

Nuestras agendas de transformación tienen que partir de la incorporación del feminismo y las cuestiones de género como proyecto político, la urgente necesidad de sumar la cuestión de los pueblos originarios y la cultura negra marginada; y el compromiso con la justicia social, el reconocimiento, la solidaridad, la sostenibilidad y la lucha por una sociedad más justa y más igualitaria. Se trata de sostener el sentido pedagógico de la resistencia, en un marco de lucha en la calle.

Reflexionar sobre la participación democrática es fundamental, Freire ya lo planteaba cuando decía que cuanto mas crítico es un grupo humano, tanto más democrático se convierte. Creo que de eso se trata también, de fomentar la crítica como ejercicio constitutivo de la acción transformadora.

Y aunque quieran no voy a negarme a soñar, soñar otra realidad desde el compromiso, la ética, la estética, el activismo, la alegría; con la voz y con el cuerpo, con las voces colectivas y los cuerpos enlazados, con los diferentes colores, lenguas e identidades, con las banderas y la multiplicación de naciones que habitan en ellas, con el barro, el sudor y los callos en las manos.

Es necesario, que cuando rompamos las puertas para escuchar cómo se llama este espacio: esas “otras voces en educación”, no haya pandemia que nos detenga; ¡estoy hoy más que seguro que nunca, desde nuestras trincheras en América latina, que ¡¡¡ venceremos!!!!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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OVE entrevista a Giovanni Beluche: pandemia del Covid 19 ha afectado el derecho a la educación en todos los niveles educativos

Entrevista hecha en exclusiva para OVE, por Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina

 

Conocimos al profesor Giovanni Beluche en el marco de las protestas estudiantiles que se generaron en el 2019 en Costa Rica. A partir de ese momento, desde OVE, le hemos pedimos frecuentemente información sobre la situación educativa en la nación Centroamericana. Siempre ha estado dispuesto a colaborar y agradecemos que lo hace de manera expedita, siendo una fuente seria, objetiva y confiable que posibilita contar con información veraz y oportuna para los lectores de nuestro portal.

El profesor Beluche es Doctor en Estudios de la Sociedad y la Cultura y M.Sc. en Sociología de la Universidad de Costa Rica, además Licenciado en Sociología y Profesor de Segunda Enseñanza, en la Universidad Nacional de Panamá. Su experiencia profesional se ha realizado en 13 países de América Latina y El Caribe, en las áreas de investigación, extensión, asistencia técnica, docencia, dirección de proyectos y consultorías diversas. Ha laborado con pueblos indígenas y originarios en México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Haití, Honduras, Ecuador, Bolivia, Perú y Paraguay. También ha laborado en programas de formación de maestros y maestras a nivel de grado y posgrado en universidades públicas y privadas. Sus dos libros más recientes son “Educación para el Buen Vivir. Saberes y sentires del pueblo Ngäbe” (autor) y “Masculinidades en la cultura del fútbol” (co autor). Coordina proyectos de Trabajo Comunal Universitario en la Sede Central de la Universidad Técnica Nacional de Costa Rica. Ha ejercido la docencia en la Maestría Centroamericana en Sociología, FLACSO Costa Rica, en la Escuela de Planificación y Promoción Social de la UNA (Costa Rica) y la Universidad de San Carlos de Guatemala. Es académico de la Universidad Nacional y la Universidad Técnica Nacional de ese país.

En el marco de la alianza estratégica entre el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) y el portal de los y las maestras OVE, Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina conversan con Giovanni Beluche, con la intención de pulsar su opinión sobre la coyuntura generada por la pandemia del COVID-19 y las perspectivas educativas de corto y mediano plazo. Estamos seguros que su contenido será útil para nuestros lectores y para las investigaciones que auspiciamos.

 

Profesor Giovanni, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿Cómo llegaste a la educación crítica y contestataria?

Primero expresar mi gratitud por tener la oportunidad de compartir mis ideas en un espacio donde tendré la oportunidad de ser leído por diversas personas que conviven en territorios hermanos; sobre todo en estos momentos que demandamos de encuentros y diálogos, aunque sea a la distancia física. 

Desde mi formación y ejercicio profesional siempre estuve vinculado con la educación popular, principalmente con grupos urbanos, rurales e indígenas en desventaja social en diferentes países de América Latina y El Caribe.

La transformación de esas realidades no se puede quedar en el terreno técnico, requiere que los pueblos pierdan la inocencia ideológica y política, se organicen para cambiar sus condiciones actuales mediante estrategias que trasciendan los proyectos productivos.

 

La sociología crítica y los estudios culturales son fundamentales para comprender la realidad y proponer su transformación, pero los cambios sociales serán posibles y duraderos si las comunidades y sectores sociales los encabezan de forma organizada, consciente, emancipada y valiente.

Para esto la educación popular es crucial, de ahí la pedagogía crítica y la vigencia del pensamiento de Freire (como educador latinoamericano), junto con las denominadas epistemologías del sur, los saberes campesinos, la educación para el Buen Vivir, la educación biocéntrica, la pedagogía de la pregunta, la pedagogía de la ternura, el significado de senti – pensar y corazonar, como expresiones de formas alternativas de construir la episteme y la acción político-educativa inteligente, para desaprender y aprender, lo que ha emanado de las experiencias de educación popular y vivencia de los pueblos.

Me atrevo a afirmar que estas expresiones de la pedagogía crítica y contestataria no sólo son nuestros puertos de salida y de llegada, también son nuestra carta de navegación en el maravilloso viaje de la educación. Como lo planteó Freire “La educación no cambia el mundo, pero cambia a las personas que van a cambiar el mundo”

 

Giovanni ¿Cuáles son los elementos más relevantes de la crisis educativa en Costa Rica?

Como sociólogo debo aclarar primero que vivimos en una sociedad que está en una profunda crisis, algunos de sus síntomas: desigualdad, injusticia, polarización social, maltrato a la madre tierra, infelicidad de las personas, exclusión, pobreza material, falta de legitimidad de la democracia liberal. Hemos perdido el sur, por consiguiente, el sistema educativo no está exento de esa situación.

Lo segundo fundamental es rememorar lo que a partir de la Reforma de Córdoba se plantea para las universidades del continente, donde se demanda una educación superior cercana a las aspiraciones de los pueblos (no de los grupos hegemónicos en el poder); es decir, una educación universitaria para mejorar la vida integral de los pueblos en el continente.

No parece haber dudas de que las universidades públicas del continente existen para mejorar la vida de las comunidades, desde el desarrollo de sus áreas sustantivas: investigación, docencia, extensión, acción social y producción. ¿Lo estamos logrando?, ¿estamos incidiendo estratégicamente de forma duradera?, ¿estamos alcanzando los impactos deseados?, ¿qué nos hace falta? Tenemos el deber de revisarnos a profundidad para lograr que nuestro quehacer contribuya a transformar el país, el continente y la sociedad en que vivimos.

Hay mucha presión por parte de los grupos de poder, para que las universidades se conviertan en centros de formación con tendencia tecnocrática utilitaria para los fines económicos. Pero el escenario global que tenemos actualmente nos indica que hoy, como siempre son esenciales los enfoques interdisciplinarios y el trabajo proactivo para salir de esta crisis que vivimos.

Para esta entrevista se me pidió que me concentrara en la educación universitaria, particularmente en las universidades públicas que en Costa Rica son cinco. Me referiré a aspectos generales y comunes de nuestras casas de estudios superiores. Previo a la pandemia del Covid 19 las Universidades públicas de Costa Rica ya corrían riesgos de entrar en situación crítica, debido a factores internos y externos. Sobre los efectos de la pandemia conversaremos más adelante.

Las razones exógenas tienen que ver con políticas fiscales restrictivas que buscan “controlar” los gastos de funcionamiento e inversión, al punto de irrespetar la autonomía universitaria. Entre sus efectos cabe decir que ponen en riesgo las becas estudiantiles, limitan la admisión de nuevos estudiantes, afectan los salarios docentes, el desarrollo de infraestructura, los fondos para investigación y extensión, cierre de oferta académica, reducción de grupos de estudiantes, etc.

Estas medidas restrictivas están acompañadas de una campaña sistemática de los grandes medios de comunicación, dirigida a generar en la opinión pública la idea de que los empleados estatales en general y las universidades en particular, son ineficientes y que las instituciones protegen vagos improductivos que el resto de la sociedad debe mantener. Esto contrasta con la escandalosa evasión fiscal, que casi es igual al déficit fiscal del país, protagonizada por grandes corporaciones nacionales y extranjeras según datos oficiales del Ministerio de Hacienda. Sobre esto último los medios de comunicación casi no dicen nada.

A lo interno de las Universidades públicas hay elementos críticos que deben corregirse y que están poniendo en riesgo la calidad de la formación profesional. Es relevante revisar constantemente el currículo de las diversas carreras para ver a qué modelo país y qué sociedad estamos aportando a construir desde nuestra oferta. Es necesario además revisar qué investigación se realiza, quién define las líneas de investigación y a qué-quiénes benefician esos estudios; de igual manera con las demás áreas sustantivas. La Reforma de Córdoba sigue teniendo un valor referencial que para algunas autoridades universitarias es apenas algo anecdótico.

Es importante además considerar que las universidades se han llenado de profesorado interino, sin estabilidad laboral, que trabaja a tiempo parcial, sin poder dedicarse de lleno al trabajo serio, riguroso y entregado que demanda la educación superior crítica; muchos con salarios bajos que apenas se compensan con pluses como las anualidades. En general, es personal académico que no hace vida universitaria, no va a las bibliotecas, no realiza investigación, mucho menos extensión y se limita a “dar clases” a cambio de un salario extra que le sirve para redondear sus ingresos familiares. Es urgente conformar sólidos equipos académicos, pero con humildad y sencillez para lograr las ideas de comuniversidad, es decir una organización viva, inteligente, sensible, proactiva, versátil y creíble para el pueblo.

Con una mayoría de personas académicas interinas de tiempo parcial, las posibilidades de desarrollo son muy limitadas para las Universidades. Su correlato es que una burocracia administrativa en la gestión superior y un puñado de docentes ganan salarios altísimos e injustificables en un país como Costa Rica. La inequidad es tal que algunas universidades hasta tercerizan servicios de limpieza y vigilancia, para reducir costos en los salarios más modestos, pero no ponen límites a los impresentables sueldos de un puñado de privilegiados. No niego que en este grupo de privilegio hay científicos y docentes de altísimo nivel y sumamente productivos, lo que señalo es lo insostenible e injusto de tal sistema de estratificación salarial y sus consecuencias para la academia.

Es urgente revisar el proceso de reclutamiento y selección en las universidades, ya que se requiere con urgencia personal universitario de alto nivel académico, con habilidades sociales para establecer una relacionalidad generadora de empatías y compromisos y con firme voluntad de generar trabajo cercano a las comunidades.

Sin ánimo de generalizar, en algunas universidades públicas hay unidades académicas donde el sistema de méritos ha dado paso a concursos amañados, en cuyos requisitos sólo les falta poner la talla de la camisa de quien será beneficiado o beneficiada con el proceso. Ojalá fuera para así reclutar los mejores cuadros y reforzar el equipo docente, desdichadamente muchas veces opera el amiguismo y un peligroso sistema de lealtades que va en detrimento de la calidad y la confianza del estudiantado. Es recomendable revisar todo el proceso y favorecer concursos por oposición, donde se mida de la manera más objetiva posible las calidades de las personas concursantes y así se otorguen los puntajes.

Otro factor clave a enfrentar es el inmediatismo prevaleciente en sectores influyentes, dentro y fuera de las universidades, que promueven que la formación sea técnica, por competencias y que responda a las demandas del mercado laboral, en contextos donde tales demandas no necesariamente son de carácter estratégico. Plantean que para competir con las universidades privadas hay que eliminar la formación humanística. Ya hay programas, principalmente de maestrías profesionales, autofinanciadas, con cursos de cuatrimestres y no semestrales.

Sigue siendo un desafío que la educación universitaria estimule el senti pensar, el humanismo científico, el compromiso ético con la construcción de sociedades caracterizadas por la equidad de género, la inclusión, el respeto a las diversidades, la justicia social y el cuido de la Madre Tierra. Una formación que complementa el conocimiento con los saberes ancestrales, donde la técnica sea herramienta de oportunidades, donde la economía esté al servicio de la gente y no la gente al servicio de la economía.

Necesitamos una educación superior que asuma el compromiso de forjar una ciudadanía capaz de pensar en un sentido de vida alternativo, donde la justicia social, la equidad, la igualdad de oportunidades y el bien común estén presentes en el pensar y caminar de nuestra vida en todo el continente.

 

Desde tu perspectiva ¿Responde la formación de los y las futuras maestres a los desafíos de la transformación social en el marco del siglo XXI?

En Costa Rica la formación de maestros y maestras se realiza desde universidades públicas y privadas, en niveles de grado, maestrías y doctorado. Determinar si su formación responde a los desafíos de transformación social del siglo XXI, implica primero la reflexión sobre los modelos de país y regionales a los que aspiramos como sociedades y los desafíos que eso conlleva. Y sobre esto no hay consensos.

La utopía de “otro mundo posible” parte del reconocimiento de que el curso actual de las cosas no es satisfactorio para muchos sectores sociales, para millones de personas que sucumben en condiciones de vida inhumanas.  El capitalismo, sobre todo su versión más deshumanizada que es el neoliberalismo, convierte a la naturaleza en mera proveedora de insumos y a la vida humana en aportadora de fuerza de trabajo, a ambas las destruye en favor de la acumulación de riquezas. Frente a esto no hay una propuesta monolítica, pero sí valiosas aproximaciones que aportan elementos ineludibles, para la transformación social en el marco del siglo XXI.

Cabe preguntarse si nuestras universidades están formando docentes con esa mirada crítica, al servicio de una educación liberadora del espíritu humano, que no sea correa de transmisión de la tecnocracia; que procure una formación que permita a nuestras juventudes insertarse en el mundo laboral, pero como sujetos de derechos y de responsabilidades. Veamos algunas pistas.

Es fundamental que el proceso de formación universitaria de educadores y educadoras revise si está logrando forjar mirada crítica para leer el mundo y luego darse a la tarea de pensar qué personas se están formando en el kínder, la escuela primaria, la educación secundaria; es decir a qué modelo país responden.

La formación de maestros y maestras debe dotarles de conocimiento, pensamiento y capacidades para diseñar-ajustar la currícula y así ejercer una educación intercultural, crítica, contextualizada y pertinente. Eso será posible si hay capacidad para entablar diálogos de saberes y sentires entre seres que se reconocen diversos: educadores, educandos, comunidades y autoridades.

Esa capacidad de escucha respetuosa, será la que posibilite determinar cuáles son desafíos de la transformación social en el marco del siglo XXI. De otro modo seguiremos tratando de imponer las agendas elaboradas desde las altas esferas educativas o desde nuestras propias nociones. Esta capacidad de diálogo social tiene que estimularse desde la academia formadora de docentes.

Necesitamos una educación liberadora, promotora de solidaridad social, eso implica formación política-ética de personas educadoras empoderadas, apuntadas con la pedagogía crítica, con una mirada holista que les hace conscientes de la necesidad de transformar tanto la escuela como la sociedad. Si la universidad no cree en ello y no practica la educación liberadora, no lo podrá transmitir a sus estudiantes. No alcanza con leer a Freire, Maturana y Vygotsky, hay que sentirlo y vivirlo.

Otro de los componentes centrales para que las personas educadoras puedan asumir los desafíos del siglo XXI, es su capacidad para realizar investigación, ojalá investigación – acción – participativa, inspirada en el planteamiento de Falds Borda. Es menester que los planes de estudio contemplen varios cursos de investigación y, por supuesto, que sean asumidos por personas y equipos académicos de experiencia demostrada en tal campo.

A pesar de que se reconoce la complejidad del mundo en siglo XXI, la formación universitaria sigue siendo atomizada y poco interdisciplinaria. Cuesta mucho que se constituyan equipos de trabajo para docencia, investigación y extensión conformados por profesionales de pedagogía, antropología, estudios culturales, sociología, historia, etc. En algunos priva un sentido corporativista que nada aporta en la formación de personas educadoras. Son muchos los desafíos y hay poca tolerancia al cambio y al pensamiento diverso.

Sería bastante largo referirse a tantos desafíos que ponen en cuestionamiento la formación de docentes, que puedan identificar, elaborar y educar en función de las necesidades y retos para la transformación social del siglo XXI.

 

¿Qué ha significado el Coronavirus para la educación? ¿Considera que el COVID-19 y las medidas que se adoptaron en materia educativa afectan al derecho a la educación?

Tanto en las universidades privadas como en las públicas, la mayoría de las carreras universitarias fueron diseñadas para darse bajo la modalidad presencial. La emergencia obligó a transformar los cursos en virtuales, algunos se prestan con mayor facilidad y otros son más complicados. La pandemia del Covid 19 ha afectado el derecho a la educación en todos los niveles educativos, sobre todo por el limitado acceso a tecnologías de la información y la comunicación de amplios sectores sociales.

En las universidades privadas y en los programas de maestría de las U públicas, las limitaciones han sido menores, por la condición socioeconómica de las y los estudiantes, en su mayoría profesionales en ejercicio que tienen celulares, computadoras o tabletas, además de acceso a Internet. La mayor dificultad radica en la posibilidad de las y los estudiantes universitarios, provenientes de hogares en condiciones de pobreza material, para conectarse a las plataformas electrónicas ofrecidas por las universidades. Muchos estudiantes no tienen posibilidades de pagar el acceso a estos ambientes tecnológicos; otros trabajan en el comercio y empresas que pagan el salario mínimo. Entre los trabajadores y trabajadoras del campo normalmente ni salario mínimo reciben.

La crisis evidenció las desigualdades sociales de un país como Costa Rica, en un marco algo contradictorio. La cobertura y penetración de las universidades públicas en las comunidades y sectores en desventaja social es destacable, gracias a los sistemas de becas y a la presencia de sedes regionales en muchas zonas remotas. Sin embargo, la conectividad a la red y la tenencia de los equipos necesarios es limitada en tales sectores humildes, por lo que han quedado excluidos del derecho a la educación. Esto es un problema societal propio de las desigualdades sociales y los bajos ingresos de las familias, un efecto del modelo de acumulación vigente y no es responsabilidad exclusiva de las universidades públicas.

La emergencia del Covid 19 genera una obsesión por la virtualización de los cursos, como si hubiéramos entrado en una posmodernidad en la que el docente que no logre transformar sus cursos en virtuales, es un sujeto atado a la prehistoria. Desde la pedagogía crítica debemos alzar la voz, reivindicar que la formación demanda de una relacionalidad dialógica, un encuentro con los otros y las otras, desde una presencialidad que permite corporizar un pensamiento-acción pedagógica que cobra vida en la interacción de la clase universitaria. En el encuentro cálido, amoroso, respetuoso, combativo y dialógico que tiene su génesis en ese territorio desde donde debemos trabajar.

 

Amigo Giovanni ¿Cuáles pueden ser las alternativas para salir de la actual situación de crisis del sistema educativo?

Primero debo aclarar que esta reflexión la forjo a partir del corazonar que he podido construir gracias a la generosidad de decenas de educadores y educadoras del continente, con quienes he tenido la oportunidad de desaprender y aprender en el transcurso de estos años.

La crisis provocada por la pandemia es muy grave y muy profunda, sus efectos serán duraderos y se requerirá de esfuerzos inéditos para superarla. Hay que pensar para lo inmediato y para lo estratégico, comprendiendo que estamos en un punto de inflexión que bien pudiera ser una oportunidad para reconstruir el sistema educativo desde nuevas bases. No quiero detenerme mucho en lo inmediato, lo cual pasa por solventar las carencias mencionadas antes, relacionadas con la conectividad, facilitar computadoras y tarjetas de acceso a Internet. Cuando las autoridades sanitarias lo autoricen y guardando el distanciamiento, usando mascarillas y demás, habrá que habilitar planes remediales para compensar el tiempo de aislamiento. Pero ahora, la prioridad debe ser el cuido de la salud física y mental de las familias, lo que incluye la alimentación.

Podemos aprovechar el aislamiento social para avanzar algunas reflexiones sobre la necesaria transformación del sistema educativo, válidas desde antes de esta crisis y que nos ayudarían a salir fortalecidos. Algunos economistas dicen que la profundidad de esta crisis supera los efectos del llamado crack de 1929, superarla conlleva una alta dosis de colectivismo y menos individualismo. Desde la educación es la oportunidad para trascender los centros educativos y edificar comunidades educativas, en las que se articulan Estado, docentes, estudiantes y comunidades.

Lo antes dicho tiene varias implicaciones para la formación de maestras y maestros. Hay que superar la idea de que la cognición se limita a procesos racionales, entendiendo que las emociones, las percepciones y los pensamientos constituyen una ecuación que da lugar a la acción. Las y los educadores comprometidos con la creación de comunidades educativas son capaces de revisar las diferentes dimensiones del quehacer pedagógico, como la mediación, la evaluación, los materiales didácticos, los vínculos con las comunidades, etc.

La capacidad de diálogo sincero facilita alianzas con estudiantes, padres, madres, líderes comunales y demás fuerzas vivas presentes en el entorno. Se nutre del conocimiento del contexto que puede alcanzarse mediante la investigación – acción – participativa. La comunidad deja de verse como fuente de información y se constituye como actor en el devenir de su propio destino. Las maestras y maestros formados en la pedagogía crítica, son personas inspiradoras, orientan procesos, hacen propuestas, ayudan a dar forma a las ideas de las personas comuneras, enseñan a gestionar ante la institucionalidad y, principalmente, estimulan la auto organización comunitaria.

Las y los docentes formados en la pedagogía crítica, también enseñan con la desobediencia ética en su lucha contra un sistema burocrático que hegemoniza y les impide atender con seriedad, entrega y compromiso lo que demanda su pueblo, su país, el mundo.

La universidad debe proporcionarles la formación interdisciplinaria que necesitan para afrontar estos desafíos. No se trata de que las maestras y maestros tengan una formación enciclopédica, sino que tengan capacidad para dialogar con la realidad, con su pueblo y con profesionales de diversas disciplinas. Pero, no basta con la formación durante la carrera, la complejidad de los desafíos obliga a acceder a la formación continua, ofertada por las universidades y por el propio Ministerio de Educación Pública, que favorezca el intercambio de experiencias entre pares nacionales e internacionales.

Aspiramos a un sistema educativo que favorece la meta cognición y la producción social del conocimiento. Para lograrlo las y los docentes tienen que transferir paulatinamente la centralidad del trabajo en el aula hacia las y los estudiantes. Ir más allá del aula, conscientes de que la formación de la niñez y las juventudes oscila entre la escuela, las familias y las comunidades. Las personas docentes acompañan, facilitan, orientan, estudian, generan preguntas y escenarios de aprendizaje con profesionalismo y amorosidad. Así procuraremos que el sistema vaya alejándose de la estructura de asignaturas en favor de una concepción más holista, crítica, vivencial y significativa.

Pasar de centros educativos a comunidades educativas, escuelas de tiempo completo, abiertas para que las comunidades aprovechen en las noches o los fines de semana la inversión en infraestructura que se hizo con recursos públicos. Las maestras y maestros son agentes dinamizadores de nuevas relaciones sociales en las comunidades, eso consume tiempo y esfuerzos. No pueden seguir esclavizados con tanta labor burocrática, desgastante, informes, etc.

Las personas educadoras deben comprender que son fundamentales para construir un proyecto civilizatorio alternativo, por eso deben estudiar y exigir a las universidades donde se forman, el acompañamiento permanente para enarbolar el pensamiento y la acción crítica en su caminar.

Necesitamos dar vida a un proyecto sociopolítico pertinente para el logro de comunidades saludables, solidarias, críticas y colmadas de bienestar; las y los educadoras históricamente nos han inspirado como sociedad, basta conocer el caminar de Carmen Lira, Luisa Gonzáles, Omar Dengo y tantas otras en el caso costarricense y cientos más en nuestro continente. Pero no podemos dejar solos a las y los maestros en esa irrenunciable tarea, la educación es un deber de todas y todos; por eso tenemos que tener claridad ideológica, política y ética del trabajo que toca aportar para construir el mundo que merecemos vivir.

La realidad es desafiante, hay que atreverse a dar pequeños pasos con un destino claro, hacer que el mundo sea habitable, solidario, lleno de paz y en armonía con la Madre Tierra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Lluís Pastor: Evaluación de los estudiantes en la nueva realidad online.

Con la pandemia de COVID 19 y con todos en casa, los profesores se ven obligados a reconvertir todas sus prácticas educativas. Muchos venían integrando en mayor o menor medida la tecnología a sus clases, pero aquella experiencia es muy diferente a la actual necesidad de virtualizarlas todas. Más aún, tener que hacerlo de un día para el otro. Y entre las dudas que surgen con fuerza, está la necesidad de evaluar a los estudiantes en entornos virtuales.

Al ser consultado acerca de este tipo de evaluación, el profesor Lluís Pastor, director del “eLearn Center”, centro de innovación educativa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que lo primero que hay que tener en cuenta es que lo que está sucediendo en los centros educativos de todo el mundo, en estos meses, es fruto de un accidente.

Me refiero a que ningún profesor, autoridad ni estudiante pensaba que esto se iba a producir, ni que iba a tener las consecuencias que tiene en el campo de la educación. Con lo cual, nada de lo que está sucediendo ahora estaba premeditado y podríamos decir que estamos viviendo una situación de hospital de campaña educativo en el que los profesores, las universidades, incluso los gobiernos, están intentando superar con el mínimo daño posible el actual semestre.

-¿Cómo evaluar entonces virtualmente en esta «situación de hospital de campaña educativo»?

-En verdad es en función de cómo se diseña un curso, que se lo va a evaluar. Son dos caras de una misma moneda. Si el diseño del curso presencial había sido un a-diseño, por decirlo así -porque era  simplemente la transposición de contenidos de un libro a través de una serie de conferencias presenciales-, seguramente la evaluación iba a ser una de control de la identidad a partir de una respuesta de carácter memorístico relacional o la realización de algún tipo de problema. Al haber cambiado las condiciones del diseño, -puesto que ya no se van a dar estas conferencias presenciales-, el sistema de evaluación previsto chirría, chirría todo.

Lo que hay que hacer ahora seguramente es algún apaño para que los diseños que estaban previstos en presencial como transposición de contenidos, acaben teniendo una evaluación virtual. Buscar un sistema de recuperación de la información que ha llegado al estudiante, leyéndose un libro, un artículo, leyéndose recursos en internet, más que escuchando las grabaciones del profesor o sus videollamadas de 90 minutos desde el salón de casa.

Si alguien quisiera crear un diseño de evaluación online de verdad, debería rediseñar su propio curso para que la evaluación tuviera mucho más sentido.

-¿Qué papel juegan las concepciones de enseñanza/aprendizaje en los cursos online?

-Esta pregunta pone el dedo en la llaga, porque uno de los elementos fundamentales de la educación online -respecto de la presencial- es ese foco sobre el diseño instruccional. En la buena educación online el centro es el estudiante, porque es sobre él que gira el diseño. En cambio, en la educación presencial, habitualmente el centro es el profesor, lo bien que da una clase, lo bien que traslada sus contenidos.

-¿Qué aspectos contempla ese diseño instruccional online?

-Cuando un profesor planifica el aprendizaje de un curso online, plantea cuál es el tipo de interacción, cuál es el tipo de actividad que va a hacer el estudiante. A partir de ahí,  piensa cómo lo va a acompañar en cuanto persona que sabe un poco más de la cuestión,  cómo lo va a acompañar a partir de los recursos de aprendizaje que pone a su disposición y cómo lo va a acompañar en la interacción con el resto de los estudiantes del grupo. En los cursos virtuales el diseño del trabajo del estudiante es mucho más elaborado, con una evaluación formativa y entrega contínua de trabajos y actividades.

-¿Cuáles serían los SÍ y los NO de un sistema de evaluación dentro de ese diseño?

-SÍ a que el estudiante esté en el centro, de verdad. Eso significa que diseño para él, lo acompaño todo el rato, procuro que aprenda y obtenga competencias y capacidades, no que me devuelva la información al final del curso a través de un examen memorístico. Cuando el estudiante está en el centro y se maneja con un dispositivo celular, todo tiene que estar en el celular, porque él va a decidir en qué momento va a aprender y cuándo aprende.

NO  a copiar el sistema que tenemos en la educación presencial porque realmente eso aporta muy poco. Es como si los diseñadores de los teléfonos inteligentes hubieran hecho un teléfono sólo para llamar. Hicieron un teléfono teniendo en cuenta que teníamos tecnología de bolsillo y que íbamos a llevarnos la tecnología a todas partes, entonces incorporaron un montón de servicios que ni siquiera imaginábamos. Eso es lo que hace el online: incorporar un montón de servicios inimaginables en el presencial.

 -¿En qué momento o momentos del proceso de enseñanza/aprendizaje se deben realizar las evaluaciones?

-Esto es ya casi una percepción personal: La vida nos evalúa en cada minuto. Cada frase que decimos, cada gesto que hacemos, cada palabra que comunicamos, hace que nuestro entorno social nos esté evaluando. En los procesos de aprendizaje yo diría que es lo mismo. En cada momento del proceso de aprendizaje el estudiante puede ser evaluado, de hecho está siendo evaluado. Con lo cual no me esperaría al final en una prueba después de catorce o quince semanas de aprendizaje sino que en cada minuto, en cada comunicación, en cada correo, en cada mensaje, en cada pregunta, estamos viendo cómo el estudiante está aprendiendo.

-¿Qué instrumentos o estrategias concretos de evaluación virtual existen? ¿Qué plataformas, qué aplicaciones?

-Yo diría que en el momento en el que estamos, de reflexión sobre lo que es la educación online, las plataformas y las tecnologías no son lo más importante. Llevo 22 años trabajando en el mundo de la educación y de la comunicación online, y recuerdo momentos en los que realmente hablar del último LMS (learning management system), la última killer-app, nos hacía a todos más inteligentes. Ahora la cosa no va así. Ahora la tecnología a veces se convierte en una commodity, en un facilitador de las buenas o malas ideas que tengamos los seres humanos que procuramos que otros aprendan. Entonces aquí yo diría cualquier LMS acaba siendo bastante similar al resto y, si me apurara, yo diría que seremos libres de verdad y aprenderemos de verdad cuando no nos haga falta un LMS, cuando no nos haga falta un edificio virtual que simule los edificios presenciales, sino que efectivamente el estudiante esté donde esté, haga lo que haga, pueda aprender en cualquier momento porque va a tener a alguien que lo acompaña en su camino del conocimiento

Fuente: http://www.aikaeducacion.com/entrevistas/lluis-pastor-evaluacion-online-de-los-estudiantes-en-tiempos-de-estar-en-casa/

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Elisa Vivas: “La brecha salarial de género crecerá en el futuro, si la mujer no entra al sector tecnológico”

Por aikaeducacion.com

Periodista y madre, emprendedora y profesional TECH, Elisa Vivas Soto, es una mujer que se ha reinventado. Abandonó el periodismo como lo conoció, desde el calor de la sala de redacción para aventurarse a un campo desconocido, el data journalism, cuando poco se sabía de esta especialidad. Dejó un empleo para fundar, junto a otras colegas, Story Data, una agencia de comunicación de datos, que se ha convertido en una de sus mayores victorias. Una de las cosas a las que no ha renunciado es a alentar a su hija en el camino de la ciencia y a los periodistas a formarse en tecnología, porque ella cree que los comunicadores debemos reinventarnos

  1. ¿Cuéntenos sobre su experiencia como mujer en el campo tecnológico?

En el 2013, cuando trabajaba como periodista en el departamento de infografía de un medio impreso, me preocupaba lo que pasaría con el futuro de la prensa en papel. Observaba que, en la prensa escrita, las ventas iban a bajar, y que todos los medios se ponían online.

Empecé a mirar lo que se hacía afuera y descubrí lo que The Guardian hacía con el periodismo de datos. Me impresionó el hecho de que la información se podía recoger a través de la red, en forma de datos y que cambiaba el paradigma de recibir la información como sujeto pasivo a tú buscar y generar tu propia información. Esto es útil, cuando las organizaciones (públicas) te la quieren colar (engañar) y no pueden, porque tú tienes los datos. Así, empecé a investigar sobre lo que es el periodismo de datos y a reinventarme, a aprender, a juntarme con gente que quería formarse en temas del mundo tecnológico, como data science o tratamiento de datos de manera digital, programación, estadísticas, cosas ajenas al campo del periodismo escrito

2. ¿Cómo se enfrenta el cambio de periodista de un medio tradicional al campo del periodismo de datos, es difícil?

Cuando montamos un posgrado de periodismo de datos en la Universidad de Blanquerna para enseñar a hacer programación a los periodistas, a ellos les fue muy difícil. Pero deben perder el miedo y ver que con poco que aprendan sabrán mucho más que sus demás colegas. Los comunicadores debemos perderle miedo al excel, aprender algunas funciones del mismo o un poco de programación. Con esto, pueden sacar muchas historias detrás de los datos.

Además, las noticias y los titulares usan porcentajes, llevan cifras. Si, al periodista, le comparten información sobre un porcentaje de personas que van al paro, pues debe ser capaz de comprobarlo, ir a las fuentes originales y hacer sus propios cálculos. Esto a veces no es tan complejo.

3. Cuéntenos sobre los inicios de Story Data

Hace dos años y medio, la fundación Open Data de Barcelona, me pidió que lanzará una especie de itinerario en periodismo de datos para periodistas que están dentro de la administración pública y manejan mucha información, pero no sabía cómo explicarla. Cuando se acabó la formación, se armó el proyecto “día 1 de octubre”, que coincidía con el referéndum en Cataluña con un grupo de chicas de la clase. Para el cual, se hizo una encuesta con la gente que fue a votar y se armó un mapa, un relato periodístico, con datos que presentamos al público. El evento se llenó de gente.

Nos dimos cuenta de que comunicar historias con datos era más explosivo, que hacía falta esto, porque las empresas, los medios, las fundaciones tienen datos, pero ¿quién las comunica?, porque los informáticos no saben narrarlos. Como comunicadores, sabemos presentar la información de manera muy gráfica, enganchar más a la gente y que entiendan los datos.

Pensamos, pues vamos a poner en práctica estos conocimientos, nos pusimos metas, que anotamos en una servilleta y fuimos a medios, a instituciones, a explicarles lo que hacemos y funcionó. Antes del coronavirus, ya teníamos que decir no a la demanda, porque no dábamos abasto de trabajo. Por eso, yo me pregunto por qué los periodistas le tienen miedo a esto con la cantidad de trabajo que hay. Llevamos dos años y tenemos clientes importantes, como La Caixa, La Diputación de Barcelona. Estamos siempre en contacto con la gente de La Generalitat, con Transparencia, entre otros. La experiencia de trabajo es que puedo vivir de esto.

4. ¿Qué conocimientos tendría que tener un comunicador para dedicarse al periodismo de datos?

Pues mira, conocer bases de cálculos, de funciones, de estadística, de visualización de datos, porque al final, esto te ayuda a explorarlos; y luego un poco de programación, ya sea para visualización o para tratamiento de datos o scrapping, que es cuando vas a rascar datos de la web. En el caso de programación y filtro de datos, esto se está haciendo R o Python; en la parte de visualización, se está haciendo con HTML5, TFC, o Java Script; luego MSQL, que es para hacer base de datos.

Pero también si haces smart data en lugar big data (el último se enfoca en el análisis de grandes cantidades de datos, mientras que el segundo en la calidad o cantidad de datos necesarios para concretar un objetivo), por decirlo de alguna manera y coges pocos datos, entonces con un excel y tablas dinámicas también puedes hacer más cosas. Lo otro es un añadido, pero a veces no es necesario.

5. Hay datos que indican la necesidad de una mayor presencia femenina en el mundo TECH y que esta carencia de representación, genera sesgos en el desarrollo de algoritmos, por ejemplo, u otras desventajas, ¿cuáles son los hándicaps y las ventajas que representarían lograr una participación femenina en el sector tecnológico?

Las bases de datos no tienen muchas veces la distinción de género. Muchas veces como las hacen hombres, porque en el campo tecnológico ellos son la mayoría, esto no lo piensan. Y es muy importante porque lo cambia todo. Si no dices el género, no sabes como se comporta este grupo poblacional. Además, nos brinda más objetividad. En Story Data, desarrollamos un estudio de datos referido a la violencia de género y es muy importante que esas bases de datos estén discriminadas por sexo. Por ejemplo, para luchar contra argumentos como los de VOX, diciendo que hay denuncias de (violencia ejercida contra hombres de parte de) mujeres, si no tienes base de datos, indicando si son hombres o mujeres quienes denuncian ¿cómo puedes saberlo?

Por otro lado, respecto a las bases de datos y los algoritmos, también (requieren) la visión humana de las mujeres. Si los algoritmos que gobiernan al mundo, los hacen los hombres, entonces solo vamos a hablar de lo que hablan o les interesa a ellos. Si no hay una mujer que decida como van a ser los algoritmos, vamos a entrar a un mundo pensado por ellos.

6. ¿Qué retos y ventajas enfrentan las mujeres para alcanzar un espacio en el sector tecnológico?

La principal desventaja es que la brecha salarial crecerá en el futuro, porque la mujer no ingresa al sector tecnológico. Y si ya tenemos esa brecha ahora, imagínate entonces, si la mayoría de trabajos del futuro son tecnológicos y la mujer no entra a este sector, vamos a tener empleos marginales con salarios ínfimos. Por ello, una de las principales ventajas de que la mujer entra al mundo de la tecnología es aminorar la brecha.

Un reto es que la mujer se aparta del campo de la tecnología a medida que avanza en sus etapas educativas. Por ejemplo, nosotras hicimos un análisis en el que vimos que las niñas pequeñas abandonan este tema conforme pasa el tiempo y que hay pocos referentes femeninos de las ciencias y tecnologías en los libros de texto, no porque no existan, sino porque han sido silenciadas. Debemos mostrarles a las niñas que hay mujeres en este sector para que ellas se identifiquen y quieran continuar esta tarea.

Equipo de Story Data-relato Techie woman

7. ¿Desde dónde se debería alentar una mayor presencia femenina en el sector TECH?

Esto viene desde la base, desde las escuelas, por ejemplo. Y en Cataluña, se está haciendo bien, porque yo lo he visto en el colegio de mi hija, que llevan a mujeres tecnólogas a los colegios para que cuenten sus experiencias a las niñas y vean que hay otras opciones. Yo intento, desde la Universidad potenciar a las mujeres en tecnología, porque creo que tienen las mismas capacidades.

También los padres debemos hacerlo, porque sin darnos cuenta, tenemos muy arraigado prejuicios. Por ejemplo, a los niños les damos una play station y a las niñas no. También en el gaming, los videojuegos, que es un campo con mucho futuro, las niñas ya no juegan y eso les resta ventaja. Entonces los padres también estamos siempre estigmatizando, alentamos los roles preestablecidos desde pequeños, cuando debiéramos motivar que las niñas aprendan a programar. Debemos cambiar el chip para introducir a la niña en este sector

8. Según tu opinión, ¿de qué manera que el Estado u otras instituciones podrían ayudar en la introducción de la mujer en el sector tecnológico?

Creo que el Estado debería invertir en la formación de profesores, que estén concienciados con este tema para revertir la situación, porque los niños pasan muchísimo tiempo en la escuela. Yo creo que sí que se están haciendo acciones, pero se deben potenciar más, porque debe haber una discriminación positiva que aliente a las mujeres a participar en la ciencia, a que las niñas hagan robótica. Hay que incidir más en esto.

Por ejemplo, una iniciativa como el reto Big Data, realizado por La Caixa en Barcelona. El año pasado, se les propuso a estudiantes de 25 institutos resolver un reto sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Debían buscar datos sobre la contaminación para saber cómo lo resolverían. En esta ocasión, un grupo de niñas, que destacó por su presentación, fueron uno de los grupos seleccionados para ir a Sillicon Valley, como parte del programa. Con esta experiencia, quizás una de ellas se dedica a la ciencia y ocupa puestos de responsabilidad. Yo creo que hay que potenciar este tipo de participación, potenciar a las mujeres.

SOBRE STORY DATA

Story Data es una agencia de comunicación de datos, fundada en Barcelona por Eli Vivas, Silvia Galilea, Carina Bellver y Laia Brufau, expertas en investigación, análisis y visualización de datos. La agencia propone un modelo de narración novedoso que la ha posicionado como un referente de su sector y le ha permitido desarrollar innovadores relatos periodísticos con data para empresas y medios de comunicación de España.

Reportaje «la paradoja de la igualdad de género en el campo STEM (acrónimo anglosajón del sector ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)
Fuente: http://www.aikaeducacion.com/en-profundidad/elisa-vivas-brecha-salarial-de-genero-crecera-en-el-futuro-si-mujer-no-entra-al-sector-tecnologico/
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«La segregación imposibilita que la educación a distancia tenga la menor eficacia»

Javier Murillo es, entre otras muchas cosas, profesor e investigador en la Universidad Autónoma de Madrid, en la que, además, dirige la Cátedra UNESCO para la Justicia Social. Se ha especializado, en sus investigaciones, en todo lo relacionado con la segregación escolar que, en los últimos años, está demostrando ser uno de los más importantes lastres del sistema educativo. Las condiciones socioeconómicas de las familias y los entornos impactan fuertemente en la educación, dividiendo al alumnado entre aquellos que pueden y quienes no pueden alcanzar las mejores cotas posibles.

Hablamos con él de cómo la situación actual de cierre de colegios e institutos impactará sobre las cifras de segregación escolar que venían siendo ya preocupantes desde hace algunos años, con el ejemplo de la Comunidad de Madrid, como región que más segrega (tras Hungría) de la Unión Europea. También, de qué podríamos aprender de esta situación de crisis sanitaria y económica.

La segregación escolar es uno de los focos de tu trabajo. ¿Cuál dirías que es la situación general en España?

Los últimos estudios han sido muy claros en demostrar que España vive una situación de alta segregación escolar, especialmente lo que llamamos segregación escolar por nivel socioeconómico; es decir, la existencia de escuelas para pobres y escuelas para ricos. Este hecho ha supuesto un impacto en los últimos años. Tradicionalmente España se caracterizaba por tener un sistema educativo ni especialmente bueno ni especialmente malo, en la media de la OCDE en cuanto a rendimiento, pero uno de los más equitativos del mundo. Incluso a la altura de los países nórdicos. Y, de repente, como si despertáramos de un sueño, nos hemos convertido en líderes de la inequidad educativa en Europa. Afortunadamente muchas administraciones han sabido reconocer el hecho, no todas, y estamos viendo cómo se multiplican las medidas para abordar este problema.

Madrid destaca por ser una de las regiones que más segrega de toda Europa. ¿Por qué?

Es una buena pregunta que sólo podemos responder con algunas hipótesis de trabajo que poco a poco estamos confirmando. Y yo me atrevería a proponer tres, íntimamente relacionadas entre sí, que según la investigación podrían estar detrás de estas cifras tan espectaculares. En primer lugar, la Comunidad de Madrid, desde hace ya muchos años ha liderado una política neoliberal en educación fomentando la creación de lo que llamamos un cuasi-mercado escolar. Eso se consigue favoreciendo la libertad de oferta, haciendo que esta se diversifique; potenciando la libertad de elección de centro y eliminando cualquier limitación a la misma y haciendo que la competencia por los mejores estudiantes genere que las leyes de mercado hagan que los centros mejoren. Y los peores se quedarán sin estudiantes y tendrán que cerrar. Todo eso, como sabemos, es mera teoría, las leyes de mercado en educación solo generan segregación escolar. En segundo lugar, un apoyo, casi impúdico, hacia la enseñanza privada; privada pero pagada con el dinero de todos. La investigación ha sido clara en demostrar que la educación privada ha contribuido de forma clara a aumentar la segregación en las escuelas. Y, por último, en Madrid ha destacado una especial política de bilingüismo que ha generado una alta segregación dentro del subsistema de enseñanza pública. Es posible que los tres elementos combinados estén explicando esos índices de segregación en Madrid que, aún peor que ser altos es que van en aumento.

En la situación actual de confinamiento y con el sistema educativo convertido de un día para otro en un sistema digital ¿Cuáles crees que son los riesgos que corremos en relación a la segregación?

De entrada, hay que recordar que, a pesar de sus limitaciones, el sistema escolar es la mejor estrategia para garantizar una mínima igualdad de oportunidades. Es casi el único mecanismo de compensación real que tenemos, la única oportunidad para conseguir un mundo más justo. Si desaparecieran las escuelas, perderían especialmente los niños, niñas y adolescentes de familias de menor nivel socioeconómico. Los de mayores recursos, ya encontrarían alternativas. La segregación escolar, la existencia de escuelas segregadas, hace que el sistema educativo pierda ese papel compensador.

El cierre de las escuelas y la repentina apuesta por una educación a distancia va a generar, de forma irremediable, que las desigualdades se incrementen y de una forma muy pronunciada. La existencia de escuelas segregadas imposibilita que la educación a distancia tenga la más mínima eficacia. Las complicaciones propias de una forma a distancia, sin medios, sin preparación, sin formación del profesorado, se multiplican en escuelas donde los retos son mayores.

Muchas chicas y chicos tendrán dificultad a la hora de acceder a los materiales que otros compañeros tendrán con cierta facilidad…

Sin duda, el sistema educativo no estaba preparado para asumir el reto de una educación a distancia, y más aún, siendo de un día para otro. Tenemos estudiantes con diversidad funcional que tiene dificultades en el acceso, también estudiantes con capacidades diferentes a los que la educación a distancia no es posible llegar… No existen esos materiales preparados y adecuados a las necesidades de cada centro y de cada alumno. Los y las docentes, que están haciendo un esfuerzo brutal estos días, se sienten superados, no disponen de medios (usan sus propios recursos), ni de formación, ni siempre funciona internet. No olvidemos que, en amplias zonas del territorio especialmente en la zona rural, no hay internet con unas mínimas condiciones de calidad.

Claro, esa es una primera consecuencia de estos planes de educación a distancia. Por no hablar de las dificultades para muchas familias… Niveles socioeconómicos y culturales bajos, situaciones de exclusión social…

Sin duda alguna ese es uno de los mayores retos, los estudiantes de familias con menos recursos disponen en menor medida de ordenadores adecuados, ni siempre tienen unas condiciones de espacio y ambiente en su casa para estudiar. No olvidemos que hay un número importante de estudiantes que no tienen internet en sus domicilios, incluso tenemos aún hogares sin luz eléctrica. Si a eso le añadimos que, a veces, pedimos a padres y madres sin formación que apoyen a sus hijos e hijas con las tareas que se les solicitan desde la escuela… vemos que los retos se multiplican.

De momento sabemos que hasta el 26 de abril no podremos salir a la calle con normalidad. ¿Qué debería ocurrir en el futuro para paliar las grandes diferencias sociales existentes?

El 26 de abril se acerca y no parece que para esa fecha se pueda normalizar la vida social, y mucho menos que abran las escuelas. En muchas universidades ya se ha tomado la decisión de que no se regresará a las aulas este curso, y que todo debe hacerse a distancia. Es interesante analizar las diferentes propuestas que se han ido haciendo. Desde perder este año, pasando por alargar el curso escolar el tiempo que sea necesario, acabar ya el curso y dedicar el verano a recuperar el curso, o dedicar el verano a descansar y preparar el curso que viene con fuerza. Lo que no nos imaginamos es que después de estas semanas de confinamiento y con el buen tiempo ya en las calles vayamos a tener a los estudiantes recluidos más allá de lo que es el calendario habitual.

¿Cómo deberíamos salir de esta crisis sanitaria y ya económica?

Deberíamos salir más reforzados como sociedad, más solidarios y con un sistema de prioridades más claro y más justo. Tener un sistema sanitario fuerte se nos ha mostrado imprescindible, pero también lo es el apoyo a los más necesitados y una educación que sea capaz de afrontar estos retos y los futuros. El actual modelo económico está claro que ha resultado fallido en la medida que hemos necesitado un Estado fuerte, con recursos y que intervenga para frenar la situación.

¿Crees que esta situación cambiará la forma en la que percibimos los servicios públicos?

Ese es el gran deseo. Una de las cosas más claras que hemos aprendido es que son los servicios públicos los que de verdad funcionan y dan una respuesta adecuada para todos en situaciones de excepcionalidad… y también en situaciones de normalidad. Ojalá, y es más un deseo que una convicción, nos demos cuenta como sociedad de que lo público, lo de todos, es lo que está siempre con nosotros. Y que los mejores profesionales, en sanidad, en educación, en servicios sociales, están en los sistemas públicos. Solo hace falta que se dote a lo público de forma adecuada y que se le valore en lo que merece.

De la actual crisis el sistema social podría salir más debilitado, con una importante crisis económica y social, además de la sanitaria. O bien, siendo más conscientes de las debilidades que tiene y teniendo más en cuenta a la población que está en peores condiciones. ¿Qué crees que debería pasar para que saliéramos más cerca de lo segundo que de lo primero?

De esta crisis saldremos, y queremos creer que saldremos reforzados porque habremos aprendido algunas lecciones. Aún está en nuestra memoria la fuerte crisis económica de 2008 que tanto daño nos hizo, que ha impulsado importantes cambios y que ha despertado las conciencias de tantos. No sé qué tendrá que ocurrir para salir más fuertes de esta situación y con una mayor sensibilidad a las personas más necesitadas. Esto marcará un antes y un después en nuestras vidas. Ojalá que como sociedad hayamos aprendido la lección.

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Pilar Mateo: Retomar la vida diaria tras la pandemia tomará tiempo, advierte científica

Por: La Crónica del Quindío. 

Pilar Mateo es una científica española, conocida por haber desarrollado una pintura resinosa que sirve para controlar la enfermedad de Chagas

El coronavirus «ha venido para quedarse en el planeta»; y hasta que no se consiga una vacuna para protegernos «el riesgo de contagio estará presente en cualquier momento de nuestra vida social» asegura la científica.

Será «muy difícil» retomar la vida diaria tal como era antes de la pandemia de coronavirus, pues se necesitará tiempo para recuperar la actividad normal, advierte la científica española Pilar Mateo, especialista en combatir el mal de Chagas y el dengue.

Esta científica aboga también por la creación de equipos de vigilancia multidisciplinares para prevenir nuevas crisis sanitarias como ésta.

«Será difícil salir de la cuarentena porque necesitaremos tiempo para ir recuperando nuestro nivel normal de actividad. Eso será una especie de cuarentena intelectual difícil de entender», asegura la investigadora y doctora en Química.

Cuando termine el confinamiento obligatorio de la población en los distintos países, se necesitará un «tiempo largo de adaptación».

Por ello, ir de compras, salir con amigos, asistir a espectáculos públicos, ir de vacaciones o celebrar fiestas tendrá que hacerse paulatinamente, explica.

«Hemos cambiado la filosofía del existencialismo occidental -somos en función de lo que hacemos- por la quietud del taoísmo chino -contemplar y pensar-«, explica Mateo.Un virus persistente

A su juicio, el coronavirus «ha venido para quedarse en el planeta»; y hasta que no se consiga una vacuna para protegernos «el riesgo de contagio estará presente en cualquier momento de nuestra vida social».

El nuevo coronavirus, precisa, lo que ha hecho es «colapsar» los sistemas sanitarios nacionales por su contagiosidad, y considera que los países occidentales deben darse cuenta de la importancia de algo que ella dice desde hace más de 20 años porque lo ha vivido de cerca: «la prevención y los equipos de vigilancia».

La científica explica que, durante el año, hay presentes en el planeta entre 4 y 5 virus, de los que tres son zoonosis, es decir, que se transmiten de los animales a los seres humanos, y cita el nuevo coronavirus entre ellos.

«Los veíamos siempre desde la distancia porque se producían en África, América o Asia», afirma. Y añade que, al sentirlo todo tan alejado, se ha comprobado la «falta de prevención» de los países occidentales: «Pensábamos que las cosas no nos iban a pasar nunca».

Fuente de la entrevista: https://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-retomar-la-vida-diaria-tras-la-pandemia-tomara-tiempo-advierte-cientifica-nota-138187

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