Por: Rodolfo O. Gianfelici.
Los estudiantes de la secundaria de la Ciudad de Buenos Aires, han dado una muestra clara de construcción política. No en el sentido partidario, sino amplio. Lo hicieron a través de una gigantezca medida de fuerza que fue iniciarse con discusiones y protestas, hasta llegar (forzados por el silencio del gobierno macrista de Horacio Rodríguez Larreta), a la toma de una treintena de colegios. Todo el país hablando de ello. Desde los medios de comunicación y el oficialismo de Cambiemos, mintiendo y victimizándose; pontificando el diálogo, pero en verdad, cerrando las puertas a ello e imponiendo el mercantilismo educativo. Ante tal muestra de patoterismo y violencia institucionalizada, a los estudiantes no les quedó otra que mostrar su fuerza.
Los medios hegemónicos se posicionaron junto al proyecto oficialista, y se encargaron de ‘demonizar’ a los secundarios. Finalmente ellos dieron una muestra de predisposición y “bajaron” las tomas, y exigieron nuevamente tomar parte del diálogo, previo frenado del engendro denominado “la escuela del futuro” (¿?). Fue así que las autoridades porteñas quedaron desnudas. Sin argumentos y con el deber –mínimo- de escuchar a una de las partes del mundo educativo porteño. El tema fue tan grave que se nacionalizó. Fue así que quedó en ridículo el ministro de Justicia de Mauricio Macri que habló del “delito de las tomas” (¿?). La lucha estudiantil nacionalizó el conflicto de autoridades capitalinas que “se olvidaron” de hacer participar en un cambio educativo a alumnos, no docentes, docentes y padres. Casi nada… Pero lo importante –también- ha sido que los jóvenes mostraron capacidad política (general, no partidaria), en tanto y en cuanto tuvieron su propia agenda, que terminó arrastrando el patoterismo de la sociedad o alianza gobernante.
Ello llevó a que numerosos dirigentes que se dicen “opositores” al gobierno nacional, también queden desnudos. Porque los secundarios luchando (en democracia) se hicieron oir, rompieron la agenda patoteril y se metieron en la discusión de la que fueron excluidos programadamente por el gobierno porteño. Eso significa que si los “opositores” organizaran reclamos, donde se combinaran el poder callejero, el poder social, el poder legislativo y el poder político (de los partidos políticos), le podrían poner freno a las diferentes políticas de ajuste y agresión social que llevan adelante Macri y sus aliados. Inclusive se podría haber forzado a que aquellos dos lamentables abogados que intentaron ingresar en la Corte Suprema de Justicia, no ingresaran (más tarde) por la puerta grande… Inclusive se podría haber forzado a que exista justicia para la presa política Milagro Salas… Inclusive se podría haber forzado a que no se claudicara y se les abonara a los fondos buitres, tal como ellos reclamaban…
En síntesis: los estudiantes secundarios porteños –“sin descubrir la pólvora”-, apelaron a la unidad de objetivos, a la movilización, la acción y la generación de política opositora. Ahora viene otra etapa para ellos, y deberán demostrar (junto a la comunidad educativa), si pueden frenar el mercantilismo educativo. Pero lo cierto es que le han marcado el rumbo a muchos dirigentes; dejando desnudos a unos cuantos que –ante los medios-, suelen aparecer como “opositores” y no son capaces de “movilizar” ni a su propia familia.
Fuente: http://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2017/09/29/la-ensenanza-de-los-secundarios
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