Sin educación pública no hay democracia.

Racionalizar los conciertos educativos hace valer la importancia que para la sociedad tiene una red de colegios públicos inclusiva, de calidad y en igualdad de oportunidades.

 

Por: Erika Sanz.

Laura es una maestra de Educación Infantil en la escuela pública. Ejerce desde hace veinte años, los últimos doce en un colegio público de Zaragoza. Sabe como nadie qué es eso de ser maestra vocacional. Cada año, se ha tenido que ir adaptando –o, como decimos en el gremio, reciclando– para atender a una clase cada vez más diversa, sabiendo que aquello que es innovador cuando es inclusivo tiene un alto valor añadido. Lejos queda el tiempo en que el colegio tenía tres vías; pronto quitaron dos al disminuir la población escolar ante la bajada de la natalidad. Ahora el centro tiene una vía y el curso pasado sólo recibió 11 solicitudes. La pérdida de unidades, los recortes, fueron un quebranto para el colegio. Perdieron profesorado. Aún recuerda los maestros desplazados: primero Juan, luego Lourdes… Recuerda cómo iban haciendo cada vez con menos, hasta hoy, porque tampoco llegaban ni llegan los interinos que se integran cada curso en la dinámica del cole. Por si fuera poco, se han suprimido programas, apoyos y recursos. Aún así, sigue con las mismas ganas de enseñar cada día.

¿Qué pasa con nuestro colegio? Se lo pregunta más de una vez cuando llegan estas fechas de período de escolarización. La administración no ha puesto todo el empeño que debería, a pesar de los escritos y peticiones para mejorar la situación: una mayor inversión y atención en la planificación educativa. Es necesario hacer una oferta equilibrada entre todos los centros porque no hay colegios buenos y malos. Lo sabemos los compañeros, lo sabe la administración. Entonces, ¿por qué?

La situación descrita se vive actualmente en decenas de colegios de Aragón y es necesario revertir la situación. No podemos permitir que se firme el descalabro de la educación pública. No podemos quedarnos mano sobre mano viendo cómo se normaliza la deriva hacia una pública meramente asistencialista. El momento es ahora. Racionalizar los conciertos educativos supone hacer valer la importancia para la sociedad que tiene la existencia de una educación pública, inclusiva, de calidad y en igualdad de oportunidades para todos los niños y niñas. Esto, por encima de todo: un gobierno debe velar por la educación pública, lo que es tanto como decir que apuesta por una sociedad justa, cohesionada y que avanza en democracia. Si dejamos que paulatinamente se vaya desmantelando, algo no estamos haciendo bien. Y, lo que es peor, no vamos hacia una sociedad mejor si nos deshacemos de la mayor herramienta que tenemos para compensar desigualdades.

Hemos llegado al Parlamento aragonés con el firme propósito de influir en el Gobierno para que ponga en valor a la pública como se merece, porque hemos constatado que son ya muchos años en los que los titulares de los centros privados, subvencionados 100% con dinero público, no han hecho sus deberes, en connivencia con gobiernos de uno y otro color. Mucho tiempo, excesivo, en el que la equidad y la transparencia han brillado por su ausencia, en el que ha habido un claro incumplimiento de la ley pero sin aplicar las medidas sancionadoras. Tiempo suficiente, en el que han demostrado que tienen sus mecanismos para no ser como la pública pero querer aparentarlo. No es justo para los aragoneses tener que vivir una vuelta de tuerca más en la privatización de un bien público que debería preservarse para estar a la altura de la sociedad que queremos ser. La educación pública no puede ser equiparada a un servicio público como el transporte urbano o el cuidado de los jardines (que nunca deberían haberse externalizado), es un derecho básico y fundamental. Si se la debilita con políticas segregadoras, acabará siendo meramente asistencial y desaparecerá definitivamente la igualdad.

Por eso mismo, desde Podemos solo hemos planteado lo que corresponde por derecho: proteger nuestra educación pública. Y, para ello, es necesario poner en marcha políticas transformadoras que le devuelvan a los centros públicos sus comunidades educativas, para que los que son y están, se queden. Ya va siendo hora.

En estos dos años que quedan de legislatura nos vamos a dejar la piel por que esas políticas sean un hecho y transformen una realidad que actualmente está dejando a muchos aragoneses y aragonesas fuera.

Fuente: http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/sin-educacion-publica-no-hay-democracia_1193890.html

Imagen: https://pbs.twimg.com/media/CDrByeZWEAIGH5n.jpg

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A menos niños, más pública.

Si no se reducen conciertos educativos innecesarios disminuirán las aulas públicas.

Por: Erika Sanz.

En cada proceso de escolarización para el curso siguiente se produce la misma constante: desciende la natalidad y, al haber menos población escolar, sobran aulas del primer curso de segundo ciclo de Educación Infantil –es decir, aulas de 3 años–; curso en el que empiezan los niños y niñas su primer año en un colegio.

Curso tras curso, vemos cómo se generan vacantes, plazas que sobran en determinadas zonas y subzonas de escolarización en la ciudad de Zaragoza, pero también en Huesca, Teruel y otras localidades. Por eso, cuantos menos niños, más necesaria es la priorización de la escuela pública. De manera concreta y sintética, es importante que entendamos que si no se reducen conciertos educativos innecesarios disminuirán las aulas públicas de muchos barrios con baja natalidad en los próximos años.

Un gobierno que defiende la educación pública es el que baja ratios y mejora las condiciones laborales del profesorado para que repercuta en la calidad educativa, pero también el que planifica pensando en la pervivencia de colegios públicos velando por el derecho a una educación pública para todos y todas en equidad, garante de la igualdad de oportunidades y de calidad. Porque esto también va de igualdad educativa en todos los colegios de Aragón: mientras los colegios públicos son inclusivos, ya que no ponen ningún filtro de entrada al alumnado, la gran mayoría de los centros privados (no todos) sí lo hacen a través de cuotas y copagos. No olvidemos que el Tribunal Superior de Justicia de Aragón ha dictaminado recientemente que el Gobierno de Aragón debe tomar medidas claras para erradicar la segregación escolar.

El próximo mes de enero comienza la renovación de los conciertos educativos para los próximos seis años, gracias a la LOMCE –antes era cada cuatro años–. Las necesidades de escolarización han cambiado, nuestros colegios públicos (y digo «nuestros» porque las instalaciones públicas, los edificios públicos, son recursos que pertenecen al pueblo) siguen siendo grandes y tienen mucha capacidad pero, sin una planificación educativa y una gestión de lo público que piense en ellos, se hacen pequeños y disminuyen primero aulas, luego vías y, donde antes teníamos un colegio de 450 alumnos, luego tenemos uno de 225. Y, finalmente, a medio plazo, puede llegar a plantearse el cierre del colegio.

Por tanto, si apostamos por un modelo de educación pública, gratuita y de calidad, es de sentido común que Mayte Pérez, Consejera de Educación, Cultura y Deporte, planifique la continuidad de los colegios públicos, teniendo en cuenta la proyección educativa y social que tienen nuestros barrios y nuestros municipios, para garantizar la vertebración del territorio y la cohesión social, al fin y al cabo. Y se puede. La normativa que regula los conciertos educativos es clara al respecto. Si los colegios privados no atienden a necesidades de escolarización, no deben tener concierto educativo.

Es muy importante entender que la oferta educativa la diseña el Departamento de Educación, Cultura y Deporte y sobre ella las madres y padres eligen centro. En ningún caso, por tanto, ponemos en cuestión esta libertad de los padres. Además, siempre nos referimos a aulas de 3 años, de niños y niñas que van a empezar el colegio, respetando las ratios de cada zona y localidad, de modo que todos y todas se puedan matricular en su entorno. En ningún momento estaríamos hablando de suprimir todas las aulas de niños de 3 años de todos los colegios concertados. De lo que hablamos es de acotar, de forma controlada y bien estudiada, los conciertos en aquellos barrios y municipios donde ha bajado la natalidad y los colegios públicos tienen la suficiente capacidad para asumir las plazas escolares. La información para realizar esta planificación nos la da el proceso de escolarización cada curso y la consejera sabe perfectamente que para que pervivan colegios públicos tienen que reducirse algunos conciertos educativos con centros privados. En su mano está el contemplar esta cuestión en la planificación educativa: prescindir de aulas públicas o de conciertos educativos innecesarios, es su decisión. Este es el momento, y no otro, la ventana de oportunidad que tiene el PSOE para revertir la situación.

Fuente: http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/menos-ninos-mas-publica_1166825.html

Imagen: http://www.zetaestaticos.com/aragon/img/noticias/1/166/1166825_1.jpg

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