La autoridad del profesor.

Por: Francisco J. Lopez Rodriguez.

Qué sería una sociedad sin, policías, sin semáforos, sin normas de tráfico, sin leyes? Sería un caos, una jungla, un campo de batalla, una morgue, imposible la vida. Se pueden imaginar qué sería un Centro de enseñanza, sin autoridad y con adolescentes sin sentido de la responsabilidad, ni respeto. Se ha hablado y se habla mucho de las leyes educativas. En teoría todas pretenden mejorar el sistema educativo. La realidad es muy distinta, se ha degradado y no hay forma de hacer una Ley que pretenda dos principios básicos: la calidad del sistema educativo y el respeto dentro de la comunidad educativa. Digo respeto y convivencia en los Centros. Me parece muy bien que haya interlocutores en el sistema: padres, profesores y alumnos, pero cada uno en su sitio, juntos sí, revueltos, no.

El profesorado será autoridad lo dice la Ley Orgánica para la Mejora Educativa (Lomce). ¿Es necesario que se regule un principio natural? Pues sí. Esta sociedad, que hemos creado todos y que está mediatizada, ha prostituido la autoridad y la disciplina en las aulas. En una tertulia de una cadena de radio se hizo una entrevista a una profesora que había sido vejada, insultada y agredida por un alumno. Dicha profesora tuvo que pedir la baja por depresión y soportar la poca comprensión, en especial, por los padres del alumno en cuestión.

En un momento determinado tuve que llamar a un padre por el comportamiento díscolo de su hija, manifestándole que había infringido las normas elementales de convivencia y había vejado al profesor. Le manifesté los hechos y le dije que el profesor es una autoridad en clase y como tal tiene competencias para tomar decisiones ante situaciones incomodas y comportamientos que hacen imposible impartir docencia El progenitor me contestó que «desde cuando el profesor es una autoridad en clase».

Estamos volviendo a ciertos planteamientos que afloraron en el primer tercio del siglo veinte con las organizaciones anárquicas. Son caldo de cultivo para incluir a toda la masa descontenta. Sus principios son revolucionarios, lucha por el poder y no sometimiento a ninguna autoridad. Había un dicho que decía: “la letra con sangre entra”. Estábamos ante el castigo físico. Sometimiento a vejaciones al alumno: los coscorrones, ponerse de rodillas etc. etc. Eran situaciones para afrontar el respeto y el orden. Hoy nadie pide eso. Hoy ningún profesor va a rescatar viejos modos. Por cierto, algunos estados americanos y, en ciertos colegios británicos, están aplicando castigos físicos. Pero ¿qué está pasando con la disciplina en las aulas? Hoy, impartir una clase a determinados colectivos, es una odisea, una tragedia, un esfuerzo titánico y, solo los aguerridos, lo pueden hacer si no desesperan. Los alumnos no tienen disciplina, insultan al profesor, no respetan a nadie, pretenden hacer lo que les viene en gana. No toman interés por formarse, con frecuencia odian y detestan ciertas materias, les importa un rábano la cultura. Dicen que para qué quieren la lengua, la historia, sociales y si eso no les sirve para nada, que lo único que les importa es aquellas materias que no son objeto de estudio ni de esfuerzo. Esto es verdad. También es cierto que es una minoría, pero la realidad es que la minoría hace imposible mantener el orden, la disciplina y un aprovechamiento académico.

Hoy un profesor tiene coartada su libertad. Les voy a contar una anécdota vivida hace unos cuantos años. Una alumna provocadora, rebelde, de las que no quiere estudiar, de la que no da un palo al agua. En clase su comportamiento era detestable. El profesor la echa de clase. La alumna, que sabe mucho de derechos, va a inspección, dice al de turno que le han expulsado de clase. El inspector se presenta en el Centro y dice al profesor que tiene que admitirla. Para expulsarla es necesario abrir un expediente. Reunir al Claustro de profesores, nombrar un instructor, hacer pliego de cargos, proponerla a la administración para su expulsión, con la salvedad que mantiene todos los derechos en el Centro y, al final, alguien decide o no que se le expulse, mientras tanto, la mantienes en clase, hace lo que quiere, se ríe del profesor y el docente a j.. y a aguantarse. Esto fue un hecho real. Así no se puede impartir una clase ni imponer disciplina. En materia de disciplina los centros tienen que tener suficiente autonomía y los profesores suma autoridad para tomar las medidas oportunas, puntuales. Que la clase sea un ambiente de trabajo y, quien lo perturbe, se tomen las medidas oportunas y disciplinarias para corregir los defectos y poder crear un ambiente educativo con el objetivo de formar y afrontar el reto de la enseñanza con interés y eficacia.

No estamos proponiendo el abuso. Tampoco se propone la dictadura educativa. Los límites del profesor están en el respeto al alumno y lo que determine el Código civil y el penal. ¿Por qué no se legisla de una manera proporcional? Hay muchos políticos y sindicatos que saldrían al encuentro y Asociaciones de padres porque lo primeros fogonazos que lancen? serán que no se respetan los derechos y hay que tener contentos a una masa que no quiere estudiar, que les importa un rábano todo, que no quieren que se les mande, que detestan la autoridad, que no quieren disciplina.

Hay que empezar por el principio y ese principio, es la familia, Si esta falla, si los hijos quedan a merced el ambiente, si no se impone autoridad y los padres, para contentar a sus hijos avivan y azuzan el conflicto apoyando a sus vástagos, flaco favor estamos haciendo a la enseñanza.

Puede ser que alguien se levante contra estas formas y las tache propias de un facha o dictador, pero les digo que, si en la familia hay disciplina y respeto, se prolongará en el centro educativo y los profesores serán depositarios de ese mensaje y lo recogerán para proseguir una educación en el respeto. Ahora bien, si se sigue sin dar autoridad a los profesores, esta sociedad educativa no va a funcionar y la autoridad del profesor quedará degradada.

Fuente: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/autoridad-profesor_1180746.html

Imagen: http://juanvelarde.blogia.com/upload/20090916114833-profesor.gif

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Degradación de la esperanza.

Por: Francisco J. Lopez Rodriguez.

La Secretaría General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico acaba de publicar dos nuevos informes en los que resume la situación de la enseñanza en nuestro país respecto al resto de 34 países de la OCDE y propone soluciones. El fracaso escolar unido al abandono de los estudios es muy alto. Las conclusiones son, como cabía esperar, negativas. Hay un alto índice de fracaso escolar, como el hecho administrativo de no lograr el título académico mínimo o como no alcanzar cierto nivel mínimo de conocimientos, tal y como se definen en los estudios de PISA.

Con la primera definición, España es un país con un nivel de fracaso muy superior a la media de la OCDE. Todas las estadísticas nos sitúan en los últimos puestos en materia educativa. Nos puede producir un complejo en el que podemos caer en el vagón de cola en rendimiento académico. En el medio de todo esto están los protagonistas que son los profesores al que se les está acusando de las calamidades del sistema educativo español. La realidad es todo lo contrario. Hoy los profesores son los que están soportando y sufriendo los avatares de la legislación educativa. Salvo la LODE, todas las leyes posteriores no se pudieron poner en práctica porque los gobiernos pretendieron hacer una Ley educativa a su medida. En el momento que se pretendía poner en vigor y aplicarla, un nuevo Gobierno la derogaba y así llegamos a la Ley actual LOMCE que está en el limbo que si se deroga, que si se modifica, que si no se aplica, que se retrasa etc. Se acaba de publicar en el BOE las condiciones para la obtención de los títulos de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria: «Los alumnos y alumnas que hayan obtenido una evaluación, bien positiva en todas las materias, o bien negativa en un máximo de dos, siempre que estas no sean de forma simultánea Lengua Castellana y Literatura, y Matemáticas, obtendrán el título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria». Esto fue el engendro y el parto de los que se sientan en el Congreso de los Diputados y este Gobierno, como se suele decir, se bajó los pantalones porque hay que seguir en el camastro.

No sé qué podrá opinar todo el profesorado de Educación Secundaria. Si sé lo que opinan todos los profesores que, por cualquier circunstancia, han pasado a las clases pasivas. No sé qué opinarán todos los profesionales que en sí pasaron por los Centros de FP, Bachillerato y, por supuesto, la Universidad. No sé qué opinaran aquellos que se quedaron en el camino porque suspendieron alguna asignatura y no pudieron obtener la titulación correspondiente y que le privó el acceso a un empleo público o a un trabajo en la empresa privada e inclusive el progreso profesional. Lo que sí se sabe a lo largo de la Historia que las leyes educativas no las proyectan los profesores, es decir, quienes son protagonistas de le educación se les margina y, desde una mesa, se habla de educación, se habla de cambio, se habla de pacto, se habla de derogar las leyes. Unos señores y señoras que dicen ser representantes del pueblo están capacitados para proponer y hablar de todo. A saber, son los sabios del templo que sin haber trabajado nunca, sin haber dado un palo al agua, sin haber pisado un aula o bien, si la pisaron, huyeron porque la enseñanza es muy dura y quien soporta a los niños y jóvenes de hoy. Esto me recuerda un jefe de ventas que se enfurecía con los vendedores porque no conseguían clientes y el susodicho jefe nunca había vendido nada.

La educación en este país no tiene solución, ni la va a tener en muchos años. Porque la misma está en manos de políticos de muchas tendencias ideológicas y la educación es un resorte de catequización y de inclinar a los niños hacia determinados intereses políticos. Lo tenemos en ciertas Comunidades autónomas. Un ejemplo claro es Cataluña. A los niños catalanes se les inculca el odio a España, se les educa en una falsa Historia de España. España subyugó a Cataluña, le quitó sus privilegios y convertimos todo en el dicho» España nos roba». Los votantes y partidarios de la independencia en Cataluña son esos niños que nacieron en el año 1979 cuando se promulgó el Estatuto de Cataluña y su aplicación posterior concediendo competencias exclusivas, entre otras, la educación. Aquí comienzan los males y los problemas. Una educación torticera que está generando monstruos con aversión a todo lo español. Pues bien, esto es un ejemplo de lo que quieren modificar los políticos.

Por otra parte, eliminar la enseñanza privada concertada, convertir España en un estado laico, desapareciendo la religión de las aulas y recluyéndola al ámbito privado. Y ¿dónde está la libertad de enseñanza? Los padres por Ley tienen derecho a elegir el Centro escolar que crea oportuno para sus hijos. (Esto se soluciona con el cheque escolar) ¿por qué no lo aprueban… ¿Dónde está la calidad de la enseñanza? ¿Queremos un país competitivo? ¿Queremos que nuestros jóvenes tengan una preparación para afrontar el reto del desarrollo y adaptarse a las necesidades de las empresas? ¿Para qué está cualificado, en general, un universitario cuando termina su carrera o estudios? A base de master, cursos, aprendizaje de idiomas y un largo camino de sufrimiento empezará a labrar un currículo que le permitirá llamar a las puertas de las empresas.

Con estas decisiones de los políticos filibusteros vamos a llegar a la Universidad y los estudiantes, los más rezagados y los que fueron a pasear los libros hasta las facultades o escuelas técnicas, iniciarán protestas y propondrán que se apruebe una carrera con suspensos ya que haciendo la media de todas las materias igual apruebo. Los que en otras épocas teníamos que superar las reválidas de cuarto, las de sexto, el Preu para acceso a la Universidad e inclusive las pruebas de ingreso en un Instituto con 12 años, no podemos por medio que clamar contra estos despropósitos.

Esa educación y cultura transferida por los profesores en las aulas, esas ganas de saber y de ser algo, hoy son entelequias y distorsiones mentales. Estamos degradando la enseñanza, la cultura, no afrontamos la competitividad, no nos prepararemos para un trabajo y seguiremos en el vagón de cola. Hoy la educación en España mientras esté en manos de políticos no tiene solución.

Fuente: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/degradacion-de-esperanza_1169981.html

Imagen: http://3.bp.blogspot.com/_ypj3BsdujKA/TIMpq8yiZ5I/AAAAAAAAABA/f3B9bk_h5lk/s320/ense%C3%B1anza.jpg

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Hay que combatir el absentismo escolar.

Por: Francisco J. Lopez Rodriguez.

El absentismo escolar en España roza el 30%, el doble que en países de la Ocde. Tres de cada diez alumnos faltan un día o más a la semana sin justificar sus ausencias. Las comunidades que están en el grupo con más elevados índices de absentismo son: Andalucía (25,9%), Canarias (27,5%), Murcia (27,1%) y Extremadura (25,6%). Y son precisamente las que peores resultados académicos muestran. En las que tienen mejores notas, por contra, el absentismo es menor, ocurre con Castilla y León (16,9%) y Navarra (18,2%).

España es líder de la Unión Europea en fracaso escolar, con una tasa del 21,9% de jóvenes entre 18 y 24 años que han abandonado prematuramente el sistema educativo, habiendo completado como mucho el primer ciclo de secundaria. Este porcentaje duplica la media comunitaria (11,1%) y está todavía muy lejos del objetivo para España de reducir el abandono escolar al 15% de aquí a 2020, según la oficina estadística de la UE, Eurostat. Junto con España, los países de la UE con mayor tasa de fracaso escolar son Malta (20,4%), Rumanía (18,1%), Portugal (17,4%) e Italia (15%). En el extremo contrario, las menores proporciones de abandono escolar prematuro se registran en Croacia (5,4%), República Checa (5,5%) y Lituania (5,9%). Entre los grandes países de la UE, las tasas de abandono escolar oscilan entre el 8,5% de Francia, el 9,5% de Alemania y el 11,8% de Reino Unido.

Faltar a clase está directamente relacionado con el abandono escolar y el bajo rendimiento académico. Hablamos muchas veces de fracaso escolar. Ahora bien, nos hemos preguntado, ¿cómo combatimos el fracaso escolar en las etapas educativas obligatorias y, en especial, en la ESO y en FP?

El absentismo escolar tiene dos efectos muy importantes, uno, para el propio estudiante, se produce el fracaso y esto supone carecer de una formación que le va a marginar de por vida social y laboralmente y, otro, consecuencias económicas que supone un doble gasto para las administraciones. Como dato de interés, un puesto en la enseñanza pública, según estadísticas del propio Ministerio, supone 6.723 euros y en la enseñanza privada concertada, 2.879 euros. Esto significa que un alumno que repite un año cuesta al Estado el doble, y si multiplicamos por el fracaso escolar actual que hay en España asciende a unos cuantos cientos o miles de millones de euros.

En la educación tiene que intervenir como elemento esencial y requisito, sine qua non, primero, la familia. Los padres deben ser suficientemente autoritarios para supervisar y obligar que sus hijos asistan a los centros y comprueben si es así. Permitir el absentismo escolar o bien despreocuparse de escolarizar a los hijos menores de edad tiene consecuencias graves para los padres/tutores. La Fiscalía de Menores tiene capacidad para actuar si observan las deficiencias manifestadas. En ese caso, la Fiscalía, según la gravedad y circunstancias de los hechos, oficia a la Policía para que informe de los motivos del absentismo escolar y acerca de las circunstancias personales, familiares y sociales de los menores, o bien directamente cita a los padres para tomarles declaración sobre los motivos del absentismo, recordándoles su obligación de escolarizar a sus hijos como mínimo hasta los 16 años.

En segundo lugar, los centros deben tener una máxima preocupación por controlar el absentismo escolar y nada más que se produzca deben comunicarse de inmediato con los padres o tutores. Debe haber una simbiosis de tal manera que busquen entre los padres/tutores/centro una perfecta sincronización para combatir la ausencia. Los centros deben ser responsables subsidiarios, de tal modo que cualquier incidencia, que se produzca de inmediato, debe ser comunicada a las familias. Hay suficientes medios para que esto sea así ya que las aplicaciones de nuevas tecnologías permiten las comunicaciones en tiempo real.

En tercer lugar, las asociaciones de padres deben arbitrar sistemas de «policía» para supervisar aquellos lugares que frecuentan los alumnos, que saliendo del domicilio familiar se dirigen bien a parques bien a determinados establecimientos que suelen frecuentar y que, entre otras aficiones, puede ser compartir cualquier tipo de estupefacientes. Esto, en algún tiempo se hizo, y dio sus resultados cogiendo in fraganti a muchos adolescentes que se habían pirado las clases.

En cuarto lugar, las administraciones públicas, fundamentalmente los ayuntamientos a través de la policía local. Debería haber patrullas «ex profeso» para la vigilancia de aquellos estudiantes que en horario lectivo están fuera del aula. En ciudades pequeñas esto es relativamente fácil. Consta que en algunas ciudades se está aplicando.

Por otra parte, hay que empezar a reflexionar, sobre el coste educativo en España y comenzar a aplicar sanciones como, por ejemplo, no tener acceso ayudas aquellos estudiantes que no tomen interés o bien que recaiga el peso sobre las familias para que sean conscientes de la gravedad que suponer permitir el absentismo escolar.

Pedimos a todos que se reflexione sobre el enorme esfuerzo que la sociedad realiza para que cada uno de nuestros jóvenes pueda tener un puesto escolar. Por supuesto, a nadie se le puede negar, en la enseñanza obligatoria, la gratuidad, es un principio constitucional, pero sí se puede aplicar criterios de sanción porque aquellos que no estudien, que no asistan al colegio, que obstaculizan la formación de los demás, no deben tener las mismas oportunidades. Con los cientos de millones de euros que se arrojan voluntariamente a la basura podríamos mejorar la calidad de la enseñanza, incentivar al profesorado y afrontar con más éxito nuestra integración socio-laboral. La reforma educativa debe empezar por aquí, todo lo demás es pura demagogia porque a la extrema izquierda en este país no le interesa la calidad de la enseñanza, le interesa fidelizar a la juventud que no quiere estudiar para vivir del padre Estado.

Fuente: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/hay-combatir-el-absentismo-escolar_1160102.html

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