El Pensamiento Decolonial en ‘Nuestra América’ de José Martí

Por: Fernando Limeres Novoa.

Yo sé que el necio se entierra

con gran lujo y con gran llanto.

Y que no hay fruta en la tierra

como la del camposanto.

                                           José Martí

El genocidio, en particular el genocidio perpetuo que se abate sobre América, es muy distinto de otros genocidios, por supuesto tremendos, pero que se encuentran acotados en su espacio temporal.

A lo largo de la historia se cometieron numerosas aberraciones que grupos étnicos o estados nacionales enmascararon con distintos ropajes para eliminar a los Otros, al que se desviste de memoria y se le sustituye el futuro, se lo desnuda de su condición de hombre y se lo invisibiliza para luego exterminarlo

Marcelo Valko

Colonialidad colonialidad del poder supone una modalidad de poder específica de la modernidad. Su génesis es la conquista de América en tanto que su consecuencia preponderante radica en el establecimiento de la hegemonía europea a escala planetaria. De este modo, modernidad  y colonialidad constituyen conceptos concomitantes. En contraposición, pensar de modo decolonial implica un esfuerzo por arraigar la reflexión, esto es, contextualizar su desarrollo discursivo: el primer movimiento es excluir apriorismo. Significa, en el campo de las ciencias sociales, no someter la experiencia americana a la teorización de conceptos exógenos sino, por el contrario, diseñar categorías propias que articulen una narrativa científica desde la perspectiva americana, es decir, desde la perspectiva de los colonizados.

Cuando empezamos a pensar desde este lugar llamado América latina, poco a poco se nos fue apareciendo el problema que ahora da que pensar, el pensar en toda su radicalidad. Esto aconteció cuando descubrimos que el problema central del pensar era la vida, es decir, la vida humana y la vida de la naturaleza, esto es, la vida de todos nos-otros y no solo la vida de los pobres latinoamericanos (…) Dicho de otro modo, tal parece que ahora el pensar debe ponerse al servicio de aquello que nos hizo posible, para que siga siendo posible la vida de todos, o, para decirlo de otra manera, parece que el problema del pensamiento no es el pensamiento mismo sino la producción de la vida (Bautista 2014, 76).

El ilustre precedente de Bautista es Martí. En efecto, Martí opera de este modo en su celebérrimo artículo “Nuestra América” (1891). Texto cuyo valor primordial es establecer los postulados básicos para que el determinante posesivo no solo se mantenga en el título sino en la realidad extratextual de todo el continente. Porque, en definitiva, a lo que apela el título es a que los americanos asuman América como proyecto propio, aun cuando hayan alcanzado la emancipación política sin la intelectual. Entonces, ¿cómo consolidar la primera sin haber logrado la segunda?

Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con al que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engulllendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo en la cabeza, sino con las armas en la almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra (Martí1891).

Este comienzo se organiza desde el punto de vista formal como el introito de los ejemplos medievales. Sin embargo, sus propiedades formales no valen per se, sino que se subordinan, desde la perspectiva pragmática, a interpelar a sus lectores. Moralizar sí, pero ni religiosa ni éticamente sino políticamente. En efecto, el contenido se organiza a partir de la crítica de un caso; de esta manera, Martí emplea una estructura inductiva: parte de lo particular para comunicar un mensaje que atañe a lo general; generalísimo y omnicomprensivo dado que se dirige todos los americanos. Pero, ¿en qué radica el componente decolonial? Martí es un poeta, poeta revolucionario, por lo que su mensaje será codificado poéticamente;  constituye un mensaje decolonial en dos aspectos: primero, supone una advertencia respecto de la voracidad imperial de Estados Unidos; segundo, adquiere un tono exhortativo a fin de que América se gobierne a sí misma, esto es, mediante instituciones genuinamente americanas. Además,  un encadenamiento metafórico determina “Nuestra América” en términos de género como una alegoría; una alegoría de significación decolonial.

Así, critica la vanidad del aldeano causada por un prejuicio que confunde lo universal con lo particular arraigado en su engreimiento. Es menester apuntar que la vanidad para el catolicismo constituye uno de los  siete pecados capitales (además de un modo de idolatría), mientras que para Nietzsche la vanidad es el temor a parecer original. En efecto, la idolatría del aldeano funciona en dos direcciones de significación complementarias: en primer lugar, su equívoco (confunde lo ajeno con lo propio: el mundo entero es su aldea)Segundo, da por bueno el orden universal.Ambos equívocos persiguen intereses egoístas. Principalmente políticos, con tal que él quede de alcaldey económicos, “le crezcan en la alcancía los ahorros.

De esta manera, la conveniencia política y económica determina para el poeta cubano la colonialidad del poder en manos del aldeano americano que en resumidas cuentas se traduce como un subterfugio que  maquilla discursivamente un interés individual en términos de beneficio colectivo. Es así como la creencia en la bondad del orden universal funciona como coartada del movimiento anterior y profundiza su falsedad ya que el “bien”, en el contexto de la reflexión axiológico, no puede sino beneficiar a la totalidad de la humanidad; nunca a uno a costa de otros.

Por otra parte,  en la línea de Nietzsche, la sobrevaloración interesada del orden universal, idealizado, esto es, no examinado en sus condiciones históricas, implica la infravaloración interesada del orden particular al que pertenece el aldeano. Ya que si la originalidad absoluta es un mito; la mímesis perfecta como garantía de eficacia lo es también. Sin embargo, para Martí, más que una falta privada concerniente a la moral individual; la vanidad conduce primero a un error epistemológico  y a la prolongación de una configuración social colonial, después. En razón de que la adjetivación del orden con el calificativo bueno encubre sus  condiciones materiales e históricas que lo han determinado. Dado que su afirmación en tanto creencia no puede plasmarse lingüísticamente más allá de su calificación; esto es, nunca podrá enunciar un discurso racional que dé cuenta de sus contradicciones. En consecuencia, la adjetivación establece el límite discursivo formal y de sentido, no solo por lo que explicita: la fe en una condición positiva que parece inherente al ordenamiento universal, pero que nunca es explicada sino fundamentalmente por lo que se excluye del discurso. En este sentido, Martí en su crítica al concepto de universalidad anticipa en más de un siglo el desarrollo del concepto de la colonialidad del poder. Para Mignolo (2005) “La geopolítica y la política corporal del conocimiento se ocultaron mediante su sublimación en un universal abstracto proveniente de Dios o de un yo trascendental.

Para Martí no solo la vanidad crédula del aldeano se define por lo que enuncia y omite, sino también por lo que ignora. Así el equívoco no solo sucede por asignar un valor positivo a un orden no analizado, sino por la consecuencia principal de lo anterior: desconocer las amenazas que ese mismo orden entraña. Desconocer significa no contextualizar el peligro que se cierne sobre la soberanía política y económica de América.  Desconocimiento expresado mediante la metáfora de  los gigantes que llevan siete leguas en sus botas. Charles Perrault popularizó en el siglo XIX el motivo de las bottes de sept lieues, provenientes del folklore europeo. En rigor, constituyen un elemento mágico que permiten que su usuario se desplace a gran velocidad y realice una hazaña heroica. Así la poética martiniana metaforiza la hegemonía yanqui y europea mediante la hipérbole organizada en dos miembros: gigantes + siete leguas. Por ende, frente a este poder inmenso, la conciencia americana -antialdeana- debe despertar y armarse.

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En este sentido, el poeta cubano exige de los americanos una actitud épica; de aquí el símil con los personajes del escritor sevillano Juan de Castellanos (1522-1607), presentes en su poema épico Elegías de varones ilustres de Indias. De este modo, frente a los gigantes de siete leguas, Martí aboga por una actitud épica, pero una épica no de la gesta, sino de la reflexión; una épica de las ideas, una épica del valor creador del pensar (…) con las armas en la almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra (Martí 1891, 3).

Para terminar,  podemos afirmar que en “Nuestra América”, Martí anticipa muchos de los temas que ocuparán la reflexión de los principales teóricos de la colonialidad: la crítica de la mentalidad del colonizado ejemplificado por el aldeano vanidoso, el peligro para América del imperio estadounidense, la condena de la superstición eurocéntrica y el análisis de las formas culturales autóctonas no solo para superar la anterior, sino para constituir gobiernos y estados en auténtica relación con las necesidades de sus colectividades. De aquí no solo proviene el mérito de “Nuestra América”, sino  su actualidad y el imperativo de repensar su mensaje.

Referencias

Bautista Segalés. Juan José. 2014. ¿Qué significa pensar desde América latina?. Madrid: Akal.

Fernández Retamar, Roberto. 2015. ¿Cuál es la literatura que inicia José Martí”?. Cuba:Cubadebate.

Martí, José. 2002. Nuestra América. Jalisco: Universidad de Guadalajara.

Martí, José. 2009. Versos sencillos. Madrid: Cátedra.

Mignolo, Walter. 2005.  La idea de América latina La herida colonial y la opción decolonial. Barcelona: Gedisa.

Valko, Marcelo. 2013. Pedagogía de la desmemoria. Buenos Aires: Peña Lillo-Ediciones Continente.

Cite este post:

Limeres Novoa, Fernando.  2019. El pensamiento decolonial en ‘Nuestra América’ de José Martí. Blog nuestrAmérica, 23 de enero, sección Columnas. Acceso [día de mes de año]. https://rvnuestramerica.blogspot.com/2019/01/el-pensamiento-decolonial-en-nuestra.html

Fuente del artículo: https://rvnuestramerica.blogspot.com/2019/01/el-pensamiento-decolonial-en-nuestra.html

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