Mejorar la calidad educativa para combatir la desigualdad social

Por Fernanda Viláros

La educación en México ha sido un punto clave analizado por el gobierno actual a partir de la reforma educativa, cuyo objetivo consiste en mejorar la calidad de la enseñanza a partir de políticas educativas integrales que transformen la relación entre autoridades, docentes, alumnos y sociedad.

Las políticas implementadas se enfocan en eliminar los vicios del sistema, con maestros seleccionados con base en sus capacidades, fortalecer la autonomía de las escuelas, exigir la profesionalización de maestros con evaluaciones anuales, actualizar los programas de estudio y promover la inclusión, reduciendo así la desigualdad en el acceso a la educación y ofreciendo financiamientos y becas que permitan a los jóvenes continuar con sus estudios.

En la educación superior, una de las disyuntivas es mejorar la calidad y la expansión del sistema de las universidades públicas, pero para hacerlo tangible es crucial fomentar políticas de transparencia y eficiencia de los recursos. Un análisis de la administración de los recursos para el sistema educativo revela que gran parte de los fondos para la educación son destinados a la nómina de los docentes, disminuyendo la inversión para capacitación, certificaciones, infraestructura y equipo especializado.

Bajo esa premisa, se puede confirmar la relevancia política que tiene el tema educativo en la coyuntura electoral. La reforma educativa que entró en vigor entre 2012-2013 se convirtió en un punto crítico para la población, ya que inició una reestructura del sistema educativo permitiendo que más estudiantes tengan acceso a educación de calidad. El proyecto de esta reforma conlleva un proceso a largo plazo. La complejidad de esta problemática es tan extensa que los resultados serán visibles paulatinamente y no puede esperarse que se modifique por completo en tres años.

Por esto, es crucial que el próximo gobierno retome el proyecto en pro de la educación y no elimine las políticas que han logrado implementarse, ya que la única consecuencia que tendría es un retroceso en el sector educativo. La competitividad y la educación son desafíos que enfrenta el capital humano; una preparación académica integral da como resultado trabajadores profesionalizados con facultades para desempeñarse y competir de manera equitativa a nivel internacional y la única forma de conseguirlo es construyendo un sistema educativo sólido.

Los docentes son parte indispensable en la formación de los jóvenes y la implementación de evaluaciones anuales permitiría una constante capacitación del personal promoviendo la calidad en la enseñanza. Sí, es cierto que los maestros deben formar parte del rediseño de la reforma del sistema educativo, pero ¿por qué los sabios considerados así en la antigüedad se negarían a presentar exámenes que sólo confirmarían sus conocimientos? No es humillar, es enaltecer a los docentes y capacitarlos para promover su sabiduría.

En un mundo globalizado, en el que la competitividad entre profesionistas ha incrementado considerablemente, los docentes tienen la gran tarea de instruir a los estudiantes y darles las herramientas necesarias para competir en un ámbito laboral internacional. Ejemplo de esto es el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ¿cómo afecta en la educación este acuerdo trilateral?

La apertura comercial entre México, Canadá y EU es la clave del reto en la educación y la competitividad, sus disposiciones no sólo se enfocan en eliminar aranceles, sino en el papel que tienen los gobiernos en relación con la propiedad intelectual y los servicios.

Marcela de la Sota, directora de la Licenciatura en Economía, comentó que “el TLCAN representa un reto importante en la concepción, financiamiento y desarrollo de las instituciones de educación superior; la apertura comercial y la mayor competencia exigen la modernización de la educación superior, replanteando la forma en que la profesión se ejerce en el mercado laboral”.

Como consecuencia, descubrimos que la internacionalización de la educación superior, a través de intercambios académicos o docentes, permite mejorar la calidad de enseñanza e investigación a partir de la globalización y modernización en la formación del capital humano. En México, las oportunidades de hacer posgrados ha crecido y se han logrado alianzas estratégicas con universidades extranjeras para propiciar estos encuentros; las facilidades en el marco migratorio en años anteriores representó una parte crucial de la relación cooperativa entre estos países. Un ejemplo es el intercambio docente, en el que maestros especializados son contratados por universidades extranjeras y solicitan las visas otorgadas a través del marco TLCAN.

Es importante tomar en cuenta que desde 1985 el comercio de servicios ha crecido de forma exuberante, específicamente en educación a distancia. El marco migratorio para los estudiantes no se vería directamente afectado con las visas de estudiante; sin embargo, si algún corporativo extranjero busca contratar estudiantes foráneos, no podría solicitar las visas otorgadas a través del TLCAN y tendría que recurrir a un proceso migratorio complejo, que implicaría una mayor inversión económica y de tiempo.

En relación con el sector económico, si el TLCAN no se renegocia equitativamente tendríamos como consecuencia una depreciación de la moneda nacional, disminuyendo considerablemente el número de jóvenes que tendrían el poder adquisitivo para sostener una educación fuera del país. Retomando el concepto, el capital humano es el principal generador de riqueza y por eso la inversión en la educación podría combatir la desigualdad social.

Debido a la incertidumbre de las campañas electorales y de la renegociación del TLCAN, la elección de nuestro gobernante definirá el curso que tomará no sólo la educación sino las relaciones internaciones de México con el mundo. Es crucial ser un país independiente y soberano, pero sin cerrar los ojos y caer en la soberbia de creer que no necesitamos de nadie para mejorar. Vivimos en un mundo globalizado; por ello, debemos ser críticos y trabajar en conjunto para buscar soluciones y alianzas estratégicas que beneficien y promuevan el reconocimiento y crecimiento económico del país, a partir no sólo de la apertura comercial sino de la integración y restructuración del sector educativo.

*La autora es egresada de la Universidad Anáhuac, Campus Norte. El artículo se realizó con la asesoría de la Dra. Marcela de la Sota, directora de la Facultad de Economía y de la estudiante Almudena Wolff; egresada de la licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad Anáhuac México, Campus Norte.

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