COMUNICACIÓN PARA LA SALVACIÓN DEL PLANETA: PROPUESTA PEDAGÓGICA DESDE UN NUEVO ORDEN COMUNICACIONAL.
Judith Lisette González Rivero
*Docente a Dedicación Exclusiva, adscrita al PFG en Comunicación Social y al Centro de Estudios de la Comunicación Social en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) Monagas. Lic. en Comunicación Social (egresada de la Universidad del Zulia) MSc. en Ciencias de la Educación (egresada del Iplac). Participante del Doctorado en Ciencias para el Desarrollo Estratégico de la UBV (en fase de tesis)
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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.
RESUMEN
La promoción de un paradigma desarrollista, donde se evaden principios éticos y normativas a toda costa, fomentado por los medios de difusión hegemónicos, como brazo y operador psicológico del sistema capitalista, es una de las principales razones por las que nuestro planeta hoy esté en peligro. Aunado a esto, la humanidad sufre las consecuencias de las posturas imperiales, que no asumen los efectos de este modelo que propugnan, evadiendo acuerdos sobre la protección del planeta, ante el silencio de los mass media. En esta misma medida, estos medios, sirven al gran capital para justificar guerras y encubrir los impactos que afectan al planeta por las acciones belicistas que ha plagado el imperio estadounidense por el mundo, para su sostenimiento. El objetivo de esta investigación es: Sistematizar aportes pedagógicos que propicien la comunicación para el desarrollo sostenible y para la paz, a la luz de un nuevo orden. El estudio se hace desde un planteamiento metodológico de carácter dialéctico, que incluye una mirada reflexiva del tema para comprender y transformar la situación planteada. El trabajo envuelve una serie de pasos de construcción de datos, clasificación de información, análisis e interpretación, síntesis, inducción y deducción, que permiten una aproximación al tema. Ante el contexto de un sistema que ha impuesto una cultura de lo desechable y de la guerra, para su sostenimiento, para lo cual se sirve de los mass media, se apuntalan criterios que incentiven desde programas universitarios en Comunicación Social el rol ecologista del nuevo comunicador social. Es perentorio que los gobiernos, los ciudadanos del mundo, los futuros comunicadores, se comprometan con la tarea de fomentar la cultura de la paz y el equilibrio, y en contexto con un nuevo orden comunicacional y la Ley del Plan de la Paria, se apalanque un modelo social justo y equilibrado, como única vía para la salvación del planeta.
Palabras claves:
Nuevo orden, preservación del planeta, comunicador social, aportes pedagógicos.
COMUNICACIÓN PARA LA SALVACIÓN DEL PLANETA: UNA PROPUESTA PEDAGÓGICA DESDE UN NUEVO ORDEN
Una importante secuela del orden comunicacional hegemónico lo sufre hoy nuestro plantea. Se pierden de vista las responsabilidades de la industria cultural como bastión del sistema capitalista en la devastación de la madre tierra.
En atención a esto nos hemos planteado, desde una investigación doctoral, en construcción, abordar entre una de sus aristas: ¿Cómo puede apalancarse el equilibrio y la paz del planeta desde un nuevo orden comunicacional?
El propósito de este avance está relacionado con uno de los objetivos de la tesis doctoral, como lo es: Sistematizar aportes pedagógicos que propicien la comunicación para el desarrollo sostenible y para la paz, a la luz de un nuevo orden. Por tanto, se presentará una síntesis de esta propuesta, que lejos de ser un trabajo acabado, se concibe como un punto de partida, una proposición que puede ser revaluada según contextos particulares.
Partimos de la premisa que el capitalismo no es sólo un sistema de producción de mercancías, como lo señala Romano (2015) es además un sistema que produce cultura, valores éticos, morales y estéticos ideados para consolidar, defender y reproducir las condiciones materiales de existencia burguesa. Por ende, los medios de comunicación son una de las principales instituciones para mantener la hegemonía de la clase dominante y del sistema capitalista.
“Sus instituciones socioculturales enseñan que genera democracia y prosperidad; que el sistema de empresa privada establece la igualdad de oportunidades, recompensa a los diligentes y relega a los indolentes a los puestos más bajos. Pero apenas se dice algo de cómo el capitalismo se ha mantenido y prosperado bajo los regímenes represivos más brutales y empobrecido a los países del subdesarrollo” (p.62).
Entre los aspectos fundamentales que ha usado el gran capital para la expansión de su modelo hegemónico, están la promoción de un paradigma desarrollista, donde se evaden principios éticos y normativas a toda costa; así como las operaciones bélicas expansionistas con fines de recolonización, acciones estas en las que cuenta con el amparo de la industria cultural, desde donde se propugna un sistema que está destruyendo el planeta.
A través de los medios de comunicación se busca influir en la sociedad, para inducirla a consumir cuanto producto, mercancía o servicio produzca la gran industria; otro de sus objetivos fundamentales es sembrar en la conciencia de la gente, el criterio de todo cuanto produce la gran industria, es lo que necesita o desea la sociedad.
Sin duda alguna, que en esta práctica desmedida, también denominada por Rodríguez (2011) como la cultura de lo desechable, que conlleva al derroche inconsciente de materia prima y luego al proceso de deshacerse de tales objetos, la víctima fatal es nuestro ambiente.
Por otra parte, en su afán hegemónico, y de saqueos de riquezas, el imperio, como fase superior del capitalismo, ha implantado una accionar guerrerista en el mundo, cuyas consecuencias para la humanidad han sido devastadoras. Y a través de la industria cultural se erigen campañas mediáticas para justificar y legitimar operaciones militares ante la opinión pública, como los denuncia Chossudovsky (2015) en su obra Absurdos y atrocidades.
Otra arista enmarcada en la política anti ecologista del Imperio, puede observarse en la negativa de EEUU (segundo país contaminador del mundo) de suscribir los acuerdos climáticos. Es así como en junio de 2017, el gobierno estadounidense se retiró unilateralmente del Acuerdo de París sobre el cambio climático, alegando ser «desventajoso» para los estadounidenses. Esta decisión, cuyas consecuencias para la humanidad serán de gran impacto, ha sido poco difundida y cuanto menos criticada por parte de la Industria cultural.
La realidad mundial da pruebas desbordantes de las depredaciones capitalistas contra la humanidad y la naturaleza. Ambas, dan fe de la espiral de barbarie capitalista en el siglo XXI. Todo esto bajo la complicidad de los medios del capital.
Urge revertir esta situación a partir de otro orden y otro sistema mundo, como el que direccionó el histórico Informe MacBride auspiciado por la Unesco en 1980 a favor de un Nuevo orden mundial de la información y la comunicación (Nomic), en consonancia con un nuevo orden socio-económico, el cual fuera engavetado por presiones de las fuerzas imperiales, cuyos postulados se mantienen vigentes.
Su extraordinario contenido esbozaba líneas de actuación revolucionarias con respecto a la comunicación como derecho humano, el uso de la comunicación para la independencia y el desarrollo endógeno, la comunicación para la paz, democratización de la comunicación, descolonización del pensamiento, entre otros.
A cuatro décadas de su aprobación, con sorprendente vigencia se lee en el célebre texto de la Unesco, advertencias sobre las amenazas que pesan sobre el mundo, entre las que destacaba: Incertidumbre de los recursos alimentarios, hambre, proliferación de armas nucleares, guerra, dominación cultural, desempleo y contaminación del ambiente, entre otros, todos estrechamente imbricados entre sí como consecuencia del modelo imperante. Y se reclamaba la actuación decidida de los medios de comunicación frente a esta realidad, “los cuales no siempre aportan la contribución que cabría esperar” (p.303). Invocando, a su vez, el Informe, una comunicación para el cambio social.
El histórico documento de la Unesco, asimismo, puntualizaba para ese tiempo que toda la humanidad estaba amenazada por la carrera armamentista y por la persistencia de desigualdades mundiales inaceptables, lo que generaba tensiones y colocaba en peligro su futuro e incluso su supervivencia. Señala el informe que la situación contemporánea demanda un orden social mejor, más justo y más democrático, y la realización de los derechos humanos fundamentales. Estas metas -expone el texto- sólo podrán alcanzarse mediante el entendimiento y la tolerancia, que dependen en gran parte de una comunicación libre, abierta y equilibrada. Realidad esta que para el siglo XXI se mantiene alarmantemente intacta.
“El cambio propiamente dicho, debe ser de orden económico y social. Entraña ingentes transformaciones de mentalidad y de comportamiento. El nuevo orden no es sino el comienzo de un proceso, vasto pero necesario, encaminado a instaurar una sociedad más justa y ecológicamente viable” (p.332), alertaba el Informe.
Es importante resaltar que a cuatro décadas de este movimiento, se considera alentador que países con gobiernos progresistas como Venezuela, retomen ideas de este documento y lo incorporen en leyes nacionales como el Plan de la Patria, en pro de lo que implica la soberanía comunicacional, promoción del desarrollo sostenible, la paz y el equilibrio del planeta, afianzamiento de la identidad nacional, pensamiento decolonial y la utilización de la comunicación para la liberación de los pueblos.
Específicamente, desde el Plan de la Patria (2019-2025), se convoca a continuar impulsando un nuevo orden en la comunicación, al servicio de las metas nacionales, como canal de información que promueva la tolerancia y la paz, y como una herramienta de transformación y construcción social, que sirva a su vez a la integración y la cooperación de Nuestra América y del Sur del planeta.
Asimismo, desde esta ley de desarrollo nacional estamos todos llamados a Impulsar de manera colectiva la construcción y consolidación del socialismo como única opción frente al modelo depredador, discriminador e insostenible capitalista, como lo indica el citado instrumento, donde al nuevo periodista, desde la creación de espacios de comunicación liberadora, se le presenta un gran desafío, un ancho camino de trabajo de gran responsabilidad social.
Frente a esta situación, es urgente que los gobiernos, los ciudadanos del mundo, los comunicadores, se comprometan con la tarea de revertir este paradigma depredador, y se apalanque un modelo social justo y equilibrado, como única vía para la salvación del planeta.
De esta manera, el presente estudio plantea la descripción y fundamentación de una propuesta pedagógica para incentivar la formación ambientalista en el nuevo comunicador social, estrategias y actividades de la propuesta, finalmente reflexiones y referencias bibliográficas.
DESCRIPCIÓN Y FUNDAMENTACIÓN DE LA PROPUESTA
La presente contribución tomará en cuenta tanto la formación del comunicador social, como los ámbitos de ejercicio y los retos de estos profesionales, en el marco de instituciones universitarias emergentes cuyo rol es fundamental, en los procesos de transformación social de los pueblos.
La fundamentación de la misma se apoyará en referencias del Informe auspiciado por la Unesco Un Solo Mundo Voces Múltiples conocido como Informe MacBride, leyes nacionales, documentos de la Universidad Bolivariana de Venezuela, así como en aportes de estudios que se relacionan con el tema.
A partir de la situación actual de barbarie que como consecuencia del sistema imperante exhibe el mundo y en especial América Latina, se hace perentoria la necesidad de elevar la conciencia de las nuevas generaciones, donde las universidades vanguardistas juegan un rol histórico, por ser las casas que forman a los nuevos republicanos.
La justificación de este trabajo se centra, entonces, en su contribución para con los estudios sobre la comunicación, como proceso estratégico que puede ser determinante en los cambios sociales en el mundo. Específicamente desarrollará aportes que pueden servir a la praxis pedagógica, de referencia para estudios de comunicación y periodismo, sobre todo para instituciones emergentes cuyo rol es medular, en el fortalecimiento de los procesos de transformación social que protagonizan el pueblo de Venezuela y otros países vanguardistas del mundo.
En el marco de un nuevo orden comunicacional en el siglo XXI se hace necesario reimpulsar aspectos relacionados con la responsabilidad de la educación y la comunicación, en la imperiosa tarea de promover ese otro desarrollo, que sea sostenible y sustentable, como se postula en el Informe Mc Bride, y se declara en el Plan de la Patria (ratificando los objetivos de la ONU), un desarrollo centrado en lo social, cultural y humano, impulsor de la paz y de la vida, diferente al promovido por el imperialismo, como fase superior al capitalismo liberal.
La educación para un mejor planeta y la comunicación social deben integrarse en un paradigma epistémico desde lo humano aclarando procesos de conocimiento, partiendo desde el reconocimiento consciente del origen del problema, el planteamiento de soluciones del entorno, con una visión crítica desde lo local, regional, nacional e internacional, y motivando la participación protagónica en la búsqueda de salidas.
El concepto de comunicación para el desarrollo aparece en el siglo XX y su enfoque va estar atravesado por los diferentes paradigmas y modelos desde los que se asuma el desarrollo así como la comunicación.
Por tanto, si nos preguntamos ¿Puede la comunicación apalancar el desarrollo?, las respuestas van a depender, del tipo de comunicación y de desarrollo que se propongan para los pueblos.
Desde esta óptica, se reitera que este trabajo se desmarca de la teoría del desarrollo, que centra este proceso en el crecimiento económico y acumulación del capital, a costa de la explotación que la mayoría de las naciones del mundo sufre por parte del dominio imperial. Así como cuestiona el modelo clásico comunicacional, por percibir la comunicación como un proceso unidireccional (monológico) y vertical (impositivo) de transmisión de mensajes de fuentes activas a receptores pasivos sobre cuya conducta ellas ejercen así presión persuasiva para asegurar el logro de los efectos que buscan.
El Informe Mc Bride, auspiciado por la Unesco, aunque invisibilizado casi desde el momento de su aprobación, giró pautas significativas con respecto a la función de la comunicación para la transformación y el desarrollo. Las cuales desde este trabajo consideramos importante rescatar.
“Considerada en su sentido más general la comunicación es un instrumento de cambio social. Una vez que se ha reconocido y entendido bien un problema resulta posible progresar hacia su solución” (p.313), resalta el texto.
Para esa época, MacBride, parafraseando a H. G. Wells, indicaba en el revelador documento que la historia humana se vuelve cada vez más una carrera entre la comunicación y la catástrofe.
“Es indispensable utilizar plenamente la comunicación en todas sus variadas formas para asegurar que la humanidad tenga más que una historia… para asegurar que nuestros hijos tengan un futuro”, (p.19).
Sobre el tema de las guerras y la carrera armamentista, se advierte en el texto que es uno de los problemas cruciales de la humanidad, el cual se relaciona con las principales amenazas del planeta (hambre, pobreza, desigualdad, colonización, contaminación) pues todos estos males son consecuencia de un modelo hegemónico que desde esta investigación catalogamos de destructor.
“Los males se conjugan y se suman y solo cabe abordarlos de un modo solidario y a partir de una voluntad común. Para estos problemas que afectan al mundo es urgente encontrar una respuesta mundial. Los medios de comunicación y órganos de información deberían aportar al facilitar la percepción crítica de estos problemas y sus implicaciones para la humanidad” (p.303).
Se hace alusión a que la Asamblea General de Naciones Unidas ha aprobado varias resoluciones y decisiones que exhortan a los órganos de información a la contribución a la paz y hacer hincapié en el peligro que supone la escalada de la carrera armamentista y en la necesidad de un desarme mundial. Pero a la vez lamenta como se desatienden estos mandatos, y es que en los medios masivos este tipo de informaciones cada vez se reduce, de un modo desalentador.
Con alarmante vigencia, a su vez, se denuncia que “no es inevitable que el mundo gaste sumas enormes -cuyo total se ha cifrado en más de 1000 millones de dólares al día- en armas de destrucción. Lo cierto es que esto representa el colosal despilfarro de unos recursos y de un talento humano que podrían dedicarse a la construcción de la paz y el progreso (…) La inexistencia de un apoyo suficiente de la opinión pública al desarme mundial se debe, en parte, a que los medios de comunicación social no han dado la prioridad a estos problemas” (p.309).
Al respecto, el Informe MacBride ratifica la Declaración sobre los medios masivos de la Unesco en su XX Sesión, que establece “el fortalecimiento de la paz y la comprensión internacional, la promoción de los derechos humanos, la lucha contra el racismo, el apartheid y la incitación a la guerra exigen una circulación libre y una difusión más amplia y equilibrada de la información. Para este fin los medios de difusión deben aportar una contribución primordial (…) Por encima de todos los intereses nacionales y políticos está el interés superior de la humanidad por la paz” (p.304).
Como parte de las respuestas a la calamidad mundial, el Informe auspiciado por la Unesco aboga transversalmente en su texto por un nuevo orden social, donde se promueve otro modelo de desarrollo, diferente al hegemónico y se indica que la evolución de la concepción misma de desarrollo debe considerar la contribución de la comunicación y de los medios de comunicación a ese desarrollo distinto.
“El contenido de los medios puede consistir en influir en las normas sociales, en suscitar la atención por un tema y en señalar las oportunidades. Son sobre todo útiles para crear un clima propicio para otro desarrollo” (p.313).
El Informe MacBride asume una mirada crítica del paradigma desarrollista, y describe al desarrollo como un proceso que se origina del crecimiento humano, la confianza del pueblo en sus propias fuerzas y la justicia social. Los aspectos humanos y cualitativos de ese desarrollo diferente promovido por dicho documento, se conciben en vínculo con la mejora de la calidad de vida, adopción de tecnologías apropiadas e intensivas en mano de obra, reparto equitativo del ingreso nacional, entre otros.
“Si se aceptan tales consideraciones, el proceso de desarrollo llegará a ser progresivamente endógeno y autodependiente, al supeditar los imperativos del capital y de la tecnología a los intereses del pueblo y al facilitar la mayor participación posible de los ciudadanos en la adopción de las decisiones” (p.313).
Más adelante el célebre texto describe cómo debe ser ese otro modelo más justo, enmarcado en un nuevo orden social y económico, y apoyado en el Informe ¿Qué hacer? (de la Fundación Dag Hammarskjold, Uppsala, 1975), resume las siguientes orientaciones transformadoras.
“Desarrollo de cada hombre y mujer, de toda la persona humana, y no solo crecimiento de cosas, que son meramente medios. Desarrollo dirigido a la satisfacción de las necesidades, comenzando con las básicas de los pobres que constituyen la mayoría del mundo. Al mismo tiempo, desarrollo para asegurar la humanización del hombre al favorecer sus necesidades de expresión, creación, convivencia y decisión sobre su propio destino…Otro desarrollo exige transformaciones en las estructuras socio-económicas y políticas, como reformas de los circuitos comerciales y financieros, redistribución de las riquezas y los medios de producción. Pocas de esas reformas pueden llevarse a cabo sin cambiar la estructura misma del poder” (p.351).
En este contexto, el informe se plantea como interrogante ¿cuáles son los cambios necesarios en los sistemas de comunicación para la contribución de la comunicación a ese desarrollo endógeno? Y esboza más de 400 líneas con descripciones, conclusiones y recomendaciones, orientadas a la concreción de un orden comunicacional distinto para un desarrollo distinto, que en pleno siglo XXI son necesarias releer y redimir.
La finalidad es el hombre, se resalta en dicho texto, por lo que la comunicación entre los seres humanos constituye una condición fundamental de su pleno desarrollo cualitativo y del de las sociedades en las cuales viven. Se concluye entonces que la existencia de esa comunicación y su democratización son lo que pueden contribuir a la aparición de ese modelo distinto.
“Este modelo de desarrollo demanda una percepción diferente de la función de la comunicación (…)La comunicación horizontal, que permite el diálogo y la relación directa, tendrá la prioridad sobre la comunicación vertical y descendente (…) la existencia de esta comunicación y su democratización es lo que puede contribuir a la aparición de ese desarrollo distinto, centrado en el ser humano, su calidad de vida, y no exclusivamente en la variedad y en la cantidad de bienes producidos (p.313-353).
Dicho Informe conmina, asimismo, a los medios de masas a evitar la imitación de los modelos importados del mundo desarrollado y cuestiona el avance exponencial de unos medios de comunicación cada vez más poderosos pero en muchos casos con contenidos poco comprometidos con el avance de la humanidad.
“Por consiguiente, la comunicación debe perseguir tres objetivos, mejorar la comprensión de los problemas del desarrollo (atribuibles al modelo hegemónico), crear un espíritu de solidaridad en un esfuerzo común y mejorar la capacidad de los sujetos en lo que se refiere a asumir su propio desarrollo” (p.314).
Resulta esencial la implementación de políticas integrales de la comunicación nacional que se conecten con los objetivos sociales, culturales y económicos de forma articulada, puntualiza el Informe MacBride.
Es así como el célebre documento, exhortaba a un mayor compromiso y responsabilidad, desde la comunicación, como herramienta fundamental en la transformación de la realidad y el avance sostenible y sustentable de las naciones.
Siguiendo a Portal, en las últimas décadas del siglo pasado surgieron contribuciones significativas, que sin duda, favorecieron la construcción de una nueva mirada a los procesos comunicativos en general, y permitieron, incluso, recapacitar en torno a la llamada comunicación alternativa y como contribuye al desarrollo. Ésta se convirtió en el nuevo modo de traducir la comunicación para el desarrollo, tomando especial fuerza a fines de la década de los 70 y en los 80. Éste sería otro de los sellos característicos de los investigadores latinoamericanos que ponen el acento tanto en la dimensión comunicativa como en la función del desarrollo.
Es necesario señalar la contribución que hace Luis Ramiro Beltrán, latinoamericano con significativa bibliografía en torno al tema. Este teórico propuso en la década de los 70 una definición de desarrollo, explicándolo como “un proceso dirigido de profundo y acelerado cambio sociopolítico que genere transformaciones sustanciales en la economía, la ecología y la cultura de un país a fin de favorecer el avance moral y material de la mayoría de la población del mismo en condiciones de dignidad, justicia y libertad” (p.15).
Asimismo, recapitulando importantes aportes de teóricos críticos durante la década del 70 el referido estudioso esbozó lineamientos para la formulación de un “modelo de comunicación horizontal”, para lo cual planteó la siguiente definición general:
La comunicación es “el proceso de interacción social democrática que se basa sobre el intercambio de símbolos por los cuales los seres humanos comparten voluntariamente sus experiencias bajo condiciones de acceso libre e igualitario, diálogo y participación” (p.21).
Se deja en evidencia los aportes teóricos de Beltrán, quien cuestionando el paradigma del desarrollo capitalista y el modelo de comunicación unidireccional y hegemónica, plantea opciones desde la teoría crítica para romper con tales modelos.
Apoyándose en ambas definiciones, este investigador latinoamericano propuso una conceptualización específica sobre la comunicación alternativa para el desarrollo democrático, definiéndola como:
“Es la expansión y el equilibro en el acceso de la gente al proceso de comunicación y en su participación en el mismo empleando los medios – masivos, interpersonales y mixtos – para asegurar, además del avance tecnológico y del bienestar material, la justicia social, la libertad para todos y el gobierno de la mayoría” (p.21).
Ramiro Beltrán destaca valiosos empeños de compilación de la literatura sobre comunicación para el desarrollo democrático, entre los que resaltan nombres como los de Pablo Freire, Mario Kaplún, Jesús Martín Barbero, José Marques de Melo, Rafael Rocangliolo, entre tantos otros pensadores.
DISCIPLINA TRANSFORMADORA
Como disciplina, la Comunicación para el Desarrollo Sostenible, surge a finales de los 90 y hoy día tiene un tímido impulso por parte los medios de difusión. De acuerdo con Flores (2002) este método es irrefutable cuando se reconoce que es menester transformar el paradigma de desarrollo imperante y no se continúe profundizando la crisis ambiental global.
La Comunicación para el Desarrollo Sostenible, apalancada por organismos internacionales como la Unesco, incorpora los avances de la Comunicación para el Desarrollo y los de la Comunicación y Educación Ambientales, es una fusión de las dos, bajo la premisa de qué tipo de desarrollo queremos, qué paradigma de desarrollo adoptamos, si es un desarrollo depredador que a la larga empobrece, o si es uno sostenible que a la vez que conserva los recursos y los utiliza de forma sostenible, mejora las posibilidades de bienestar y la calidad de vida de la presente y las futuras generaciones. Plantea una visión nueva multidimensional del desarrollo, incorporando la variable ambiental, así como la perspectiva de género o la defensa de la diversidad cultural, entre otros.
Explica la autora que la Comunicación para el Desarrollo Sostenible ha experimentado un importante desarrollo en la última década, habiendo sido impulsada, particularmente, por organizaciones ambientales internacionales como la Unión Mundial para la Naturaleza, la Unesco y la WWF. Sin embargo, todavía no está presente en la agenda de los investigadores latinoamericanos que han estado más abocados a la sociología de la comunicación, al estudio de los procesos culturales, las mediaciones, o a los de publicidad y mercadeo.
La formación del nuevo comunicador social, con carácter ecologista y de conciencia sobre su responsabilidad en la preservación del planeta, a la luz de un nuevo orden comunicacional, sin duda, debe profundizar aspectos relacionados con esta disciplina, que lo conviertan en agente transformador de la dramática situación que afronta la humanidad.
EDUCACIÓN AMBIENTAL COMO EJE TRANSVERSAL
Se reitera que esta investigación tiene en cuenta la necesidad de trascender el sistema capitalista, por ser un modelo destructor del planeta, agotado, y que no da respuesta a las principales problemáticas del mundo
La complejidad de la realidad amerita respuestas complejas, a tono con la Ley del Plan de la Patria, que en su objetivo V conmina a los venezolanos a Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana. Y a Impulsar de manera colectiva la construcción y consolidación del socialismo como única opción frente al modelo depredador, discriminador e insostenible capitalista, como lo establece el 5.1.1. Entre otros mandatos relativos a nuestro planeta presentes en este instrumento.
Por lo tanto, estimamos que se hace necesario que desde los estudios de pregrado de comunicación social se asuma como componente transversal, lo relacionado con la ecología y preservación del planeta.
Un eje transversal se corresponde con la modalidad de currículos integrados, de manera que favorezca visiones más holísticas del conocimiento y metodologías más interdisciplinares para intervenir en la realidad, tal como señala J. Torres, citado por Perera (2006).
En Venezuela, solo en la segunda etapa de educación básica es considerado el ambiente como un eje transversal, y por tanto en este nivel hay adelantos al respecto. Aun cuando el análisis sobre el desenvolvimiento de esta experiencia amerita de otras investigaciones, puede señalarse como un avance en la materia.
En documentos del Ministerio del Poder Popular para la Educación, se señala que los ejes transversales impregnan y permean todo el currículo, facilitando el abordaje de los problemas e inquietudes de la sociedad venezolana actual.
Permiten profundizar en los aprendizajes informales que el estudiante adquiere en forma difusa en el entorno sociocultural y están dotados de una gran funcionalidad psicológica y social para que el alumno y la alumna vayan tomando conciencia de la realidad de su contexto, al mismo tiempo que desarrollan competencias para modificarla y construir un mundo mejor. (Ministerio de Educación, 1999)
En cuanto al marco legal venezolano, el artículo 107 de la Constitución Nacional (2000), expresa que la educación ambiental es obligatoria en los niveles y modalidades del sistema educativo. Y el 127, indica que es un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener al ambiente en beneficio de sí misma y del mundo futuro.
A su vez, la Ley Orgánica de Educación (LOE, 2009) ratifica en el artículo 14, la obligatoriedad de la educación ambiental en todos los niveles del sistema educativo. Y detalla, en el artículo 15, entre los fines de la educación, los siguientes:
Impulsar la formación de una conciencia ecológica para preservar la biodiversidad y la sociodiversidad, las condiciones ambientales y el aprovechamiento racional de los recursos naturales. Formar en, por y para el trabajo social liberador, dentro de una perspectiva integral, mediante políticas de desarrollo humanístico, científico y tecnológico, vinculadas al desarrollo endógeno productivo y sustentable.
Mientras que la Ley Orgánica del Ambiente (2007) en su artículo 35 gira lineamientos sobre la educación ambiental, la cual tiene como propósito formar ciudadanos y ciudadanas ambientalmente responsables, garantes del patrimonio natural y sociocultural en el marco del desarrollo sustentable.
Se indica en el apartado 2 del artículo 35 de dicha ley, una directriz que se corresponde con la transversalidad del tema del ambiente en los espacios educativos, la cual indica que se debe “Vincular el ambiente con temas asociados a ética, paz, derechos humanos, participación protagónica, la salud, el género, la pobreza, la sustentabilidad, la conservación de la diversidad biológica, el patrimonio cultural, la economía y desarrollo, el consumo responsable, democracia y bienestar social, integración de los pueblos, así como la problemática ambiental mundial”.
Lineamientos estos que se pueden desarrollar en los diferentes programas académicos de nuestro ámbito educativo.
Especial importancia tiene el PFG en Comunicación Social, en cuanto a la transformación de la realidad abordada en este trabajo. Pues es de resaltar que no hay cambio importante en la vida social actual, ni proyección de transformación a futuro que no esté determinada, de manera directa o indirecta, por la comunicación social y los dispositivos tecnológicos de información y comunicación, tal como se expresa en la justificación del PFG Comunicación Social, establecida en el Documento Rector (2003).
En el PFG en Comunicación Social de la UBV se asumen significativos puntos de partida, donde se aborda el componente ambientalista y se promueve la importancia de la preservación del ambiente y el papel determinante del comunicador en este tema. De hecho a diferencia de universidades tradicionales se dicta la Unidad Curricular Ecología, Preservación del Ambiente y Energía.
Sin embargo, se hace necesaria su profundización, desde una perspectiva transversal, de manera que el nuevo comunicador pueda ser concienciado sobre la temática y se le faciliten diversas herramientas académicas e ideológicas para promover alternativas frente a la devastación que sufre el planeta
ESTRATEGIAS PARA LA FORMACIÓN AMBIENTAL
A continuación se plantean las siguientes estrategias y / o actividades didácticas en pro de la formación ambiental del nuevo comunicador desde una perspectiva transversal, que promueva su corresponsabilidad en la preservación del ambiente, a la luz de un nuevo orden comunicacional.
Las mismas son propuestas para el PFG en Comunicación Social de la UBV, sin embargo pueden ser adecuadas y/o repensadas desde cualquier otra institución vanguardista que forme comunicadores sociales.
_Incorporación en las diversas Unidades Curriculares, de asignaciones para el estudio del legado ecologista del Libertador Simón Bolívar y del comandante Hugo Chávez, a través de la lectura y análisis de sus discursos, exposiciones y producción de textos, así como el de otros líderes que han fijado posiciones contundentes sobre el tema como Fidel Castro, Evo Morales, y ahora más reciente el Papa Francisco, entre otros, en cuyas palabras se arroja la denuncia, la alerta, y la alternativa ante un modelo depredador.
_ Abordaje crítico y reflexivo en unidades como Historia de la Comunicación, Teorías de la Comunicación y Discursos Periodísticos, del Informe Mac Bride, en el que se esbozan líneas de actuación revolucionarias con respecto a la comunicación como derecho humano, el uso de la comunicación para la independencia y el desarrollo, la comunicación para la paz, democratización de la comunicación, etc
_Lecturas críticas y reflexivas de autores como Vicente Romano, Gabriel García Márquez, Michell Chossudovsky, Pascual Serrano, Fernando Buen Abad, donde se desenmascara a la industria cultural como cómplice en el mantenimiento de un sistema destructor.
-Lecturas críticas y reflexivas, discusión socializada, debates sobre el texto “Hegemonía o Supervivencia. La estrategia imperialista de Estados Unidos”, de Noam Chomsky, donde se denuncia la carrera belicista del Imperio para la invasión y saqueos de territorios, como parte de un modelo devastador.
-Análisis de productos comunicacionales (textos periodísticos, audiovisuales, electrónicos) donde se evalúe el tema de la contaminación ambiental y las guerras como males que se concatenan, a partir de un modelo que atenta contra la humanidad y la vida en el planeta.
-Lecturas críticas sobre textos y otros productos periodísticos que aborden las decisiones anti-ecologistas y unilaterales de Estado Unidos, como su retiro del Acuerdo de París sobre el cambio climático. Su no ratificación del Acuerdo Mundial sobre la Gestión de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, entre otros.
-Desde las UC donde se aborde el marco jurídico de la comunicación social, enfatizar en el mandato ecologista del Código de Ética el Periodista Venezolano, el cual llama al comunicador social a defender y conservar el equilibrio ecológico y denunciar las situaciones que propicien la contaminación, y a promover la soberanía nacional y la paz y amistad entre los pueblos. Así como los Diez principios de la ética periodística, aprobados en la Unesco en 1983, donde se conmina a los periodistas a ser promotores de un nuevo orden mundial, a favor de la paz y del equilibrio en el planeta.
-Incorporación de parámetros del Periodismo Preventivo en UC como Periodismo en Situación de Conflicto, Discursos Periodísticos. Disciplina esta cuyos objetivos son contribuir a la resolución pacífica de los conflictos y encauzar los procesos de sensibilización necesarios que prevengan escenarios similares en un futuro.
-Desde distintas Unidades Curriculares debe desmontarse el discurso intoxicador (como señala Vicente Romano) de la gran prensa y desentrañarse el origen de la problemática, develando con argumentos al sistema capitalista como principal devastador del planeta, las consecuencias que seguirán persistiendo de no producirse un cambio de modelo y por qué la urgencia de un nuevo sistema, justo y equilibrado.
-Desde las TICs, analizar el tema de la obsolescencia programada y la basura tecnológica, origen y consecuencias
-Análisis de espacios comunicacionales alternativos donde se coloque en evidencia la realidad que vive el planeta.
-Incorporación en las diversas unidades curriculares, de la propuesta de Romano (2013) sobre la ecología del lenguaje y la información, ante el uso intoxicador que se hace del mismo. La misma, estriba en analizar el proceso de significación y en conservar y proteger el carácter social del saber. En poner freno al valor de cambio que se le da a la información y potenciar el valor de uso, la rentabilidad social.
-Uso de exposición problémica para ahondar a través de preguntas sobre lo contradictorio que para la humanidad resulta el modelo económico imperante.
-Realización de géneros y formatos periodísticos (micros, reportajes, noticias, infografías, etc) en vínculo con las comunidades, en donde se denuncien problemas ambientalistas, y se potencie los valores del Informe MacBride y el 5to objetivo del Plan de la Patria.
-Desarrollo de líneas de investigación sobre el tema ambientalista en las comunidades a través de la UBI Proyecto, para aportar salidas a la problemática ambiental desde herramientas comunicacionales.
-Producción de programas radiales, audiovisuales, digitales y productos impresos, acerca de temáticas ambientales y de desarrollo sostenible en equipos de trabajo comunidad-universidad.
-Elaboración de productos comunicacionales que promuevan los valores de nuestros pueblos originarios, para rescatar estos saberes ancestrales de equilibrio con la Madre Tierra, para la construcción colectiva de conocimiento y la transformación de las prácticas hacia el eco-socialismo.
-Realización de campañas de concienciación que aborde temas como el consumo consciente, conservación del ambiente, el reciclaje y reutilización de productos, el eco-socialismo, la paz y el equilibrio, como vía de salvación del planeta.
-Organización de cine-foros, conferencias, simposios, que promuevan debates con expertos en el tema.
EL NUEVO COMUNICADOR EN SUS PRAXIS
En cuanto a los desafíos para el nuevo comunicador en sus prácticas y ejercicios profesionales, se expresan las siguientes consideraciones.
Este profesional, tal como lo direccionan los documentos conceptuales de
la UBV, está llamado a romper los paradigmas comunicacionales existentes para fomentar nuevos espacios alternativos donde se presenten contenidos apegados a la ética y la responsabilidad social, y se muestren las realidades que pretenden ser ocultadas por la industria cultural.
Desde los preceptos deontológicos, el periodista está convocado a defender la conservación del equilibrio ecológico necesario a la vida humana, y deberá denunciar las situaciones que propicien la contaminación, como la introducción, fabricación y uso en el país de materiales que dañen la naturaleza o desmejoren las condiciones ambientales, tal como se reseña en el Código de Ética del Periodista Venezolano, en su artículo 16.
Desde las redes sociales, el comunicador social está llamado a diseñar, planificar, desarrollar, monitorear contenidos que promuevan la tolerancia y la paz, e identidad nacional, en contraposición al fomento del odio, la guerra psicológica y la injerencia extranjera.
Gestionar, coordinar, dirigir y conformar Agencias regionales y nacionales de noticias, para asegurar el conocimiento mutuo y la información veraz sobre nuestras realidades, que fortalezcan la identidad, el desarrollo sustentable, la paz, y la conciencia histórico-cultural del pueblo venezolano, para la descolonización del pensamiento y del poder.
Asimismo, es importante estudiar y practicar disciplinas que dentro de la comunicación y la educación han surgido en búsqueda de alternativas, como estudios de pre y postgrado ante la nefasta realidad que ha traído consigo el sistema capitalista, como lo es la comunicación para el desarrollo sustentable, comunicación ambiental, periodismo ambiental, comunicación para la sostenibilidad, comunicación para el buen vivir, así como educación ambiental, educación para la sostenibilidad, etcétera. Estas especialidades coinciden en criticar al modelo dominante y promueven el cambio del paradigma de desarrollo capitalista, como única vía para la salvación del planeta.
El nuevo comunicador debe asumirse como un facilitador ante la colectividad, promoviendo en espacios alternativos patrones de consumo sensatos con nuestro planeta, así como la formación de criterios para la decodificación crítica de los mensajes, y desmontajes del discurso dominante, que busca enajenar la mente de la ciudadanía, para moldear conductas y crear falsas conciencias para el mantenimiento de un sistema destructor.
A continuación se reseñan algunos principios filosóficos y éticos ambientales que son relevantes para que el comunicador oriente su accionar, sugeridos por Flores, y con los que estamos plenamente de acuerdo.
1. El respeto por todas las formas de vida o la biodiversidad,
2. La visión no antropocéntrica (considera que el ser humano no es el centro de la vida en el planeta sino una especie más)
3. La defensa de la diversidad cultural
4. Pensar globalmente y actuar localmente
5. La sostenibilidad
6. Estilos de vida ambientalmente sanos
7. La solución pacífica de conflictos
8. El respeto a la libertad de expresión y diversidad de opiniones
9. La veracidad y la exactitud
10.Los comunicadores ambientales deben ser sujetos activos de cambio para lograr sociedades sostenibles
La Universidad Bolivariana de Venezuela no deberá solamente formar comunicadores, nuestra labor está más cercana a la universidad de la militancia en la construcción de un nuevo modelo de comunicación, como refiere Jiménez (2005). No seremos jamás comunicólogos que reproduzcan la división social del trabajo del modelo de la racionalidad instrumental que aún impera. Sino la producción de contenidos que apunten a la construcción de una patria con justicia social, equidad, equilibrio y paz. Finalmente, nuestra universidad deberá estar al alcance de todos nuestros colectivos, con sentido de territorialidad, en ejercicio de la soberanía, inventariar su saber acumulado, sistematizar la memoria histórica de nuestra lucha, socializar el saber de las comunidades y propiciar las autonomías. En esta cruzada civilizatoria de la cultura a la que aspiramos, debemos rescatar identidades mutadas y reelaborarlas en el plano de la construcción de un tiempo imaginado de justicia, libertad, igualdad y solidaridad, es decir recuperar la esperanza en la utopía.
El mundo demanda de un cambio cultural, que implica construir una comunicación abierta, responsable y comprometida con el naciente paradigma revolucionario, en el cuál la tarea del comunicador social debe estar al servicio de los intereses del colectivo y no del capital. Así como, retomando a Romano, transformar el valor de cambio de la información en valor de uso enriquecedor y emancipador de sus usuarios y que la información sirva a los intereses de estos y no a los de los burócratas que la usan en beneficio propio.
La Ley del Plan de la Patria que gira pautas para el desarrollo nacional del país, establece líneas puntuales dirigidas a la construcción de una nueva política comunicacional en nuestra América, la cual, a su vez, tendrá un rol determinante para el logro del gran objetivo histórico n° 5 de este instrumento, como lo es Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana. Estamos todos llamados a Impulsar de manera colectiva la construcción y consolidación del socialismo como única opción frente al modelo depredador, discriminador e insostenible capitalista, donde el nuevo periodista, desde la creación de espacios de comunicación liberadora, jugará un papel fundamental.
Aun cuando se están dando pasos significativos en nuestro país con relación a esta situación, mucho falta por hacer con relación a este tema, en el plano de la comunicación social deben fortalecerse en los medios alternativos espacios y formatos que atraigan la atención de los usuarios, en los que además de que promuevan la conservación del ambiente, el uso racional de los recursos, se desentrañe el origen de la problemática, denunciando con argumentos al sistema capitalista como principal devastador del planeta y las consecuencias que seguirán persistiendo de no producirse un cambio de modelo. Tarea perentoria, para los comunicadores sociales comprometidos con el cambio social.
Plantea Romano (2007) que el éxito de esa comunicación desnaturalizada estriba en que carece de oposición. La información veraz que proclama la Constitución hay que buscarla, pues, fuera de esa corriente principal, en los medios alternativos, en otra forma de producir y presentar la información.
“La base de la lucha por una cultura nueva, alternativa, estriba en la crítica de este sistema, las costumbres, los sentimientos, las concepciones de la vida, los valores vigentes” (p.167).
Como indica Rayza Portal Moreno, sin un discurso alternativo no hay medio alternativo, el cual estimamos debe construirse a partir de los postulados que promuevan otra sociedad, hacia una cultura humanista, que contrario al culto de la muerte y de lo material, propugne valores como igualdad, justicia, libertad, amistad, respeto, diversidad, solidaridad, disfrute de la vida, entre otros.
Se hace necesario apoyar la democratización de la comunicación. Siguiendo a Dussel (2006), cada universidad, asociación, municipio, sindicato, etnia, barrio, etc., podría tener su televisión, su radio o su prensa escrita. La ruptura del monopolio en manos de pocos. No solo hay que permitir la participación simétrica de muchos medios populares de comunicación, hay además que hacer que tenga efecto real el derecho del ciudadano a la información veraz. Para ello, debería institucionalizarse un tribunal, no solo de la «libertad de prensa» (que defiende legítimamente a los medios ante el Estado), sino igualmente de dicha información veraz (que defiende al ciudadano ante la información encubridora, falaz, mentirosa, tendenciosa, etc.). Apunta que los países dependientes sufren el ataque constante de la distorsión de los mensajes por parte de la mediocracia de las corporaciones transnacionales de la comunicación, de los estados metropolitanos del centro del sistema-mundo.
Compartimos, de igual forma, que desde estos espacios comunicacionales se pueda revisar y escuchar los valores de nuestros pueblos originarios, para rescatar estos saberes ancestrales por una civilización sostenible, tal como también se desprende del Plan de la Patria; a su vez que se haga promoción al cumplimiento de los convenios internacionales progresistas, como la Carta Social, la Carta de la Tierra.
Debe el nuevo comunicador practicar el periodismo preventivo, cuyos objetivos son contribuir a la resolución pacífica de los conflictos bélicos y encauzar los procesos de sensibilización necesarios que prevengan escenarios similares en un futuro.
REFLEXIONES
Este aporte no pretende agotar el tema, se plantea como un punto de partida que puede dar luces sobre la materia. Fundamentado, tanto en concepciones teórico-prácticas, como a partir de la praxis docente de la autora, y de la permanente dinámica de socialización de experiencias con otros educadores. Se pretende ofrecer una alternativa que impulse la formación ecologista de los nuevos comunicadores, con el fin de alcanzar resultados relevantes, prácticos y útiles en la formación académico integral de los estudiantes, en corresponsabilidad con su entorno, y puede ser útil para el desarrollo de cualquier colectivo, conteste con los lineamientos de la UBV y del PFG.
Hay que subrayar que el tema de la devastación del planeta, no es accesorio, ni tema de especialistas, sino es uno de los problemas más graves por el que atraviesa la humanidad toda.
Dos aspectos fundamentales ha usado el gran capital para su sostenimiento en el mundo, como lo es la cultura de lo desechable (consumismo desmedido), fundamentado en un paradigma desarrollista donde se evaden principios éticos y normativas a toda costa; y la cultura de la guerra, para su expansión hegemónica; acciones estas en las que se sirve de los mass media, desde donde se promueve un sistema que está destruyendo el planeta.
Los medios son el bastión del sistema, los cuales se han dado a la tarea de alienar a la sociedad, moldeando y reforzando conductas encaminadas a mantener el status quo y la estructura capitalista.
La creciente y fructífera industria cultural se ha afianzado como un sistema perverso en sí mismo, y ha traspasado la brecha de ser el aparato ideológico-político del sistema, creando su propio nicho de poder, en asociación con las grandes transnacionales, no sólo apoyan el modelo de consumo, sino que se abren paso a la producción, distribución y comercialización de nuevos y rebuscados productos de valor simbólico.
Tienen un inmenso poder detrás de todos los poderes del Estado. Es un superpoder, con intereses frecuentemente contrarios a los pueblos oprimidos, como lo señala Dussel.
La industria cultural no descansa y cada vez emplea novedosos métodos de control y alienación, mientras la capacidad de resistencia y asombro por parte de la población parece cada día menor. Y aquí compartimos la interrogante con la que cierra su obra Rodríguez (2011), queda por ver hasta dónde y cuándo podrá la humanidad, seguir soportando la tiranía de lo efímero y la mercantilización de la vida (p.132).
En correspondencia con tal inquietud, consideramos que son importantes y perentorios los retos que a la luz de un nuevo orden comunicacional, se plantean al comunicador social para la transformación de esta realidad.
Por tanto, los comunicadores deben responder al desafío y poner todas las herramientas y conocimientos para salvar a las múltiples formas de vida que son producto de millones de años de evolución y de cuya sobrevivencia depende nuestro futuro en el planeta. Más cuando se asume que no hay cambio importante en la vida social actual, ni proyección de transformación a futuro que no esté determinada, de manera directa o indirecta, por la comunicación social y los dispositivos tecnológicos de información y comunicación.
Marx, citado por Dussel en su obra 20 tesis de política (2006), alertaba la imposibilidad del capitalismo cuando se deja todo en manos de las relaciones mercantiles, sacrificando la vida humana al progreso del capital exclusivamente, que F. Hinkelammert lo formula de la siguiente manera: La sociedad capitalista es imposible porque es autodestructora, por tanto, el progreso desencadenado dentro de la sociedad burguesa solamente puede ser orientado en función de la vida humana.
Compartimos con Einstein (1949) que el socialismo es el único camino para superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano que ha traído consigo el capitalismo, en donde el rol de la educación y la comunicación social es medular.
Autor: Judith Lisette González Rivero
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