Los hombres, «superhéroes» sin educación sexual

Historias de jóvenes y su primer acercamiento a la sexualidad

Alberto acompañó a su esposa a una tienda de ropa interior. Su hijo de seis años se quedó observando las fotografías de modelos que adornaban la tienda y le preguntó: “¿papá, al rato podemos ir a casa de ellas?”. La sexualidad, dicen varios hombres y especialistas entrevistados, inicia desde la infancia. Es una inquietud que se traduce en ciertos comportamientos que van acompañados de una construcción de la identidad y la curiosidad por la otra persona.

Ellos hablan de sus primeros recuerdos a los cuatro o cinco años cuando una niña se les acercaba y se ponían nerviosos; o de sus hijos, ahora que son padres y están del otro lado. La mayoría afirma que sus papás no hablaron con ellos de sexualidad o que lo intentaron pero ellos mismos rechazaron la plática por vergüenza. Otros corrieron con la suerte de que les explicaran qué era “hacer el amor” y cómo cuidarse en una relación sexual.

En la mayoría había un interés genuino de conocer el cuerpo antes incluso de la búsqueda del placer. David, por ejemplo, dice que se robaba el tomo de una enciclopedia de su casa, donde se hablaba de sexualidad en aspectos puramente biológicos, para leerlo en el baño.

“Recuerdo haber aprendido sobre órganos sexuales, espermatozoides, óvulos y proceso de fecundación, en la primaria. En casa no se tocaba el tema, más que una vez cuando tenía ocho o nueve años, mi papá me dijo: A ver, véngase, ¿qué quiere saber de las mujeres? Y no pregunté nada, me cohibí”, dice Miguel. En su casa, el placer era sinónimo de dolor y la masurbación una situación a evitar porque siempre había oído que “la ociosidad es la madre de todos los vicios”. A los siete años, le preguntó a su mamá qué era sexo, ella no le contestó.

Otros entrevistados recordaron que en secundaria tuvieron una clase sobre el tema, los testimonios son parecidos: doctores o trabajadores sociales eran quienes impartían la clase que se limitaba a la reproducción y el uso correcto del condón.

“Yo vivía en Acapulco, una zona donde la juventud está súper acelerada. La trabajadora social nos enseñó a ponernos un condón con la muestra de una fruta, en ese entonces lo tomábamos a broma pero yo creo que a muchos nos salvó. Pensábamos: ¿cómo eres hombre y no te sabes poner un condón?”, dice Gabriel.

La mayoría percibió las lecciones de la sexualidad como restricciones o consejos para preservar la castidad, sobre todo en escuelas católicas. Uno de los entrevistados contó que el sacerdote les preguntaba durante la confesión si se habían “respetado a sí mismos”, una indirecta sobre la masturbación. “Mi abuela se quejaba todo el tiempo cuando me tocaba. Me causa incomodidad recordarlo pero en ese momento no me causaba incomodidad”, dice Rodrigo.

En la escuela de Alberto, recuerda que los padres tuvieron que asistir la primera clase de sexualidad para que vieran lo que se les estaba enseñando a sus hijos. Hicieron hincapié en que la sesión la daría un médico especialista. “Hablaba del coito pero no de sexualidad o ética. Decía que el fin del coito era cuando el hombre eyaculaba y cuando alguien preguntó cuál era la posición para hacerlo, simplemente contestó: el hombre arriba y la mujer abajo”, cuenta.

De acuerdo con el estudio “Educación sexual integral: cobertura, homogeneidad, integralidad y continuidad en escuelas de México” publicado por profesionales del centros de investigación del Instituto Nacional de Salud Pública México y el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y Sida en el 2017, el 7 por ciento de los estudiantes de primaria recibió todos los contenidos sobre Salud Sexual Reproductiva, 2.5 por ciento de autoeficacia y 2.3 por ciento de relaciones y derechos.

En la secundaria, los números aumentan a 55.1 por ciento, 23.7 y 19.9 por ciento respectivamente. Y en educación media superior vuelven a disminuir a 14.5, 14.2 y 9 por ciento, respectivamente. Los temas que más reportan recibir en la escuela son el uso del condón, métodos anticonceptivos y prevención del VIH.

Cómo lidian los hombres con la falta de información sobre sexualidad

Miguel decidió ser célibe hasta los 26 años de edad y perdió la virginidad con una trabajadora sexual. Toda su vida relacionó el sexo con la reproducción, venía de una larga tradición de personas que habían sido madres y padres a los 18 años y habían fracasado con su primer matrimonio. Así que canalizó su energía sexual de adolescente en el fútbol y la escuela.

Pero eso no quiere decir que no viviera su sexualidad. A los nueve años fue a casa de un amigo suyo y encontró a otros compañeros viendo una película porno, sólo vio 30 segundos porque llegó su mamá y pusieron una película de Los Bukis. “Fue extraño saber que existían ese tipo de películas y situaciones. Cuando empecé a masturbarme sí veía películas pero en ese entonces lo veía como una curiosidad, como conocer el cuerpo de otros”, dice.

Los amigos y la pornografía aparecen casi siempre en las mismas respuestas. Son la fuente más cercana, y en ese entonces confiable, de una educación sexual nula y una ávida curiosidad por el cuerpo. Para Rodrigo, lo que decían sus amigos era contradictorio con lo que veía en el porno, pero no sabía cuál de las dos fuentes estaba equivocada.

“Entre hombres siempre hay albur que tiene que ver con una fantasía sexual y la homosexualidad. Entre hombres nos bromeamos con eso todo el tiempo y siempre estaba la ambigüedad de si el sexo debía ser anal o vaginal. Entre tanta información que jamás habíamos visto, el juego cotidiano del sexo anal era más presente”, explica.

El estudio antes mencionado concluye que “hace falta fortalecer la Educación Sexual Integral dentro de las escuelas de México, ya que los contenidos son incompletos y se imparten de manera desigual durante el recorrido académico”. También afirma que los contenidos no son integrales y faltan métodos de enseñanza que promuevan la consolidación de conocimientos, actitudes y habilidades para el ejercicio eficaz de la sexualidad, así como relaciones interpersonales saludables.

“No sabes qué pasa, por qué tu pene tuvo una erección. Y al no ver la confianza de acercarse a un adulto, buscas a quienes crees que están pasando por lo mismo”, dice Ernesto.

Educación con los amigos: una especie de fraternidad.

“Yo tenía la ventaja de que no me cuenteaban tan fácil porque estaba informado por mis papás. Un compañero encontró un VHS de sus papás y tomó el tiempo de cuánto duraba una relación sexual, y nada qué ver. Yo le decía no seas tonto, no es así. Pude defenderme de la mala información: de que la primera vez no pasa nada o que puedes reutilizar el condón, pero había quienes se lo creían muy fácil”, dice Gabriel.

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2012) dio a conocer que aunque el 90 por ciento de la población adolescente reportó conocer algún método anticonceptivo, el 15 por ciento de los hombres y 33 por ciento de las mujeres no utilizaron. Pero además el 12 por ciento de los adolescentes varones y el 20 por ciento de las adolescentes mujeres creían que el condón se podía usar más de una vez.

“Dar información de sexo es una actividad muy importante para los niños, una especie de fraternidad en donde lo que dice un niño de 11 años, es importantísimo para el que tiene 9 años. Seguramente yo también lo hice”, dice Rodrigo.

La existencia de la diversidad sexual

Ernesto descubrió su sexualidad cuando en una caricatura de Dragon Ball le interesó el torso marcado de los protagonistas. “En mi casa y en la escuela había poca o nula educación sexual y yo me preguntaba todo el tiempo por qué me llamaban la atención los cuerpos de hombre”, dice.

Si la información de la sexualidad de hombres y mujeres es escasa, la orientación sexual diversa es nula. Hasta la fecha, en casa de Ernesto no se habla de sexualidad, tiene 24 años. “Cuando me animaba a hablarle a un amigo sobre mi orientación, siempre era una respuesta de rechazo. También porque él no tenía información suficiente sobre esto”, agrega.

Eran los noventa cuando la mamá de Gabriel le dijo que el espectro sexual iba más allá de la heterosexualidad. “No con esas palabras, pero sí me decía que había más que hombres y mujeres. Y eso lo agradezco mucho”, dice.

Hay cosas que fueron aprendiendo con el tiempo y dudas que surgieron en la adultez. Los entrevistados hacen énfasis en su circuncisión o falta de, las dudas que tienen cuando su hijo no está circuncidado y ellos sí, o al revés. A pocos les explicaron por qué no tienen prepucio o por qué sí, para qué sirve.

Miguel y Alberto coinciden en que es necesario hablarle a los niños y niñas de sexualidad. El primero hace hincapié en la admiración que siente por su hermano quien le habla a sus hijos francamente sobre sexualidad y el respeto a las mujeres y niñas.

Rodrigo sabe que a su hijo de cuatro años le llaman la atención las niñas. Lo ha visto un par de veces. Su forma de educarlo en la sexualidad es hablarle del cuidado de sus partes, de decirle cómo debe limpiarse y que nadie debe tocar sus genitales. Esto es algo que también mencionan los entrevistados que son padres.

Aunque no era una pregunta en las entrevistas, cuatro de los diez entrevistados mencionaron haber sufrido una violación sexual durante su infancia por parte de una persona de la familia. O bien, le sucedió a alguien de su círculo cercano. En ese entonces, lo que les hubiera gustado saber es que el sexo también puede dañar a alguien.

Lo que les hubiera gustado saber

Aquí las respuestas son diversas: Ernesto dice que le hubiera gustado saber que la homosexualidad no tenía nada de malo; a Eduardo, cuya educación fue católica pero su padre es médico, le hubiera gustado saber cosas más específicas como las condiciones hormonales en hombres y mujeres. Pero hay una respuesta que se repite y tiene que ver con la educación emocional e interpersonal.

“Nunca supe lo que significaba para las mujeres el placer sexual. Tampoco estaba preparado para que la actividad sexual tuviera repercusiones o efectos en lo que sentía”, dice Rodrigo.

Alberto está en proceso de divorciarse y uno de los problemas que tenía con su pareja era precisamente el sexo. “Ella fue víctima de abuso sexual pero no lo recordaba, así que no lográbamos concretar esa parte. Después del proceso con una especialista, se abrió el recuerdo y tuvimos que tomar el tema desde otra perspectiva. Para eso se necesita inteligencia emocional”, asegura.

Él es maestro y ha escuchado comentarios de sus alumnos varones sobre cómo ellos no pueden lidiar con la frustración cuando sus novias aceptan primero tener relaciones y después no. “Sienten que les deben algo, las presionan y así se dan las violaciones ‘indirectas’, aunque ellos no lo perciban así”, dice. Néstor dice que comenzó a tener más seguridad en sí mismo, en la medida en que tuvo mejor comunicación con sus parejas. “Yo tenía mucha inquietud sobre mi desempeño sexual, no estaba tan enfocado en las relaciones y así las saboteaba. Pensaba que la finalidad de tener una pareja era tener sexo y eso es muy estresante Fue cuando dejé de pensar en la expectativa masculina y me empezó a valer que me dijeran cosas, pendejadas y estereotipos de la pornografía: cuánto vas a tardar, de qué tamaño lo tienes, cuántas parejas tuviste”, dice.

¿Qué es ser hombre?

Bruno creció en Hunucmá, Yucatán, en una familia conservadora y un ambiente donde no existía la suficiente educación sexual. “Cuando eres más joven tienes una idea distorsionada. La preocupación de mis amigos y compañeros era con cuántas mujeres se habían acostado, de qué tamaño la tenían, cuánto duraban. No se hablaba de preservativos y tuvo su primera relación a los 14 años, por moda. “Ojalá en ese momento hubiera sabido que no era necesario hacerlo si no estaba preparado, que no tenía que probarle nada a mis amigos.

Hace 10 años los entrevistados tenían una idea de lo que significaba “ser hombre”, pero la mayoría no se identifica con esa educación. Lo relacionan más con el órgano sexual, pero confiesan que es muy difícil contestar esa pregunta.

Les gustaría que sus hijos e hijas recibieran educación sexual integral, pero señalan la importancia de que los maestros estén lo suficientemente capacitados para hablarles al respecto. “Trabajo en el medio educativo y he visto cómo en clases de biología y ética no ahondan en los cuidados, en la higiene y la parte ética de hacerse responsables de las consecuencias y los derechos”, dice Alberto. Ernesto apunta que hace falta hablar sobre las relaciones interpersonales para que la sexualidad no sea expresada a través de hostigamiento y acoso.

De acuerdo con la International Planned Parenthood Federation, la Educación Sexual Integral es una herramienta educativa para desarrollar conocimientos, actitudes y habilidades en ámbitos como el género, la salud sexual y reproductiva, la ciudadanía sexual, el placer, la violencia, diversidad y las relaciones, pues esto se relaciona con menos prácticas de riesgo.

Cómo cuidan su salud sexual

Ahora Miguel es activo sexualmente, tiene 38 años y desde que inició su vida sexual a los 26 se hace exámenes periódicos y usa preservativo. “No estaba preparado ni a los 18 ni a los 26 años, pero no cometí errores que pude haber cometido como adquirir una enfermedad sexual o embarazar”, dice. Se hace exámenes anualmente pero nunca ha ido al urólogo a un examen de rutina, de cáncer de próstata no sabe mucho. Rodrigo, de 46 años mencionó la misma respuesta, pero añadió que ya estaba pensando en ir a una revisión para realizarse una vasectomía.

Néstor y Gabriel están casados con mujeres y dicen que eso los hace más conscientes del cuidado de su sexualidad, se hicieron exámenes cuando tuvieron bebés y cuando se casaron. “Ya estoy del otro lado. Soy papá y me preocupa mucho cómo estamos cuidando a esta nueva generación, la información les va a cambiar la vida. Me gustaría crecer y educar a niñas que puedan decir ‘no’ cuando un wey no quiera usar condón”, dice Gabriel.

Los exámenes que se hacen la mayoría de los hombres es el VIH, sífilis, gonorrea y hepatitis. Sólo un entrevistado, Bruno, aseguró haberse hecho una del Virus de Papiloma Humano, un virus del cual la mayoría de los hombres son transmisores pero pocas veces hay síntomas o complicaciones en su cuerpo. Al mismo tiempo, es uno de los primeros cánceres mortales en las mujeres.

Al preguntarle por qué se realiza esas pruebas, contestó que por recomendaciones de salud, pues tiene una relación monógama en donde tiene la responsabilidad de cuidar la salud de su pareja tanto como la suya. “Eso no debe ser ignorado, las mujeres deberían poder demandarte si las contagias”, dice Bruno.

El último informe del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el Sida, correspondiente al primer trimestre del 2019, afirma que existen 205 mil 351 casos de VIH registrados entre 1983 y 2019 en México. En lo que va del 2019 se han diagnosticado 2 mil 920 de VIH y mil 162 de Sida. Los hombres representan el 83.6 por ciento de los casos de Sida y el 84.7 por ciento de los casos de VIH.

“Mi salud es su salud”, coincide Néstor al hablar de su esposa. Una vez una ex pareja le llamó para decirle que debía ir al médico pues era posible que le hubiera transmitido una enfermedad. “Eso me hizo tener conciencia de que no se vale”, asegura.

“Hace tiempo me la hice [las pruebas de enfermedades de transmisión sexual] y urge que vaya, este año quiero hacerme la vasectomía”, compartió Rodrigo de 46 años.

Sin embargo, casi ningún entrevistado conocía los factores de riesgo ni había pensado en acudir a exámenes para la detección del cáncer de próstata, el cáncer más común en hombres.

El oncólogo Douglas Canul, uno de los directores del Repavih explica que es el único cáncer en todo el mundo detectable y curable en etapas tempranas, sin embargo, los hombres no suelen ir a consultar hasta que tienen el primer síntoma, en estos casos es demasiado tarde

Los hombres deben hacerse las pruebas anuales correspondientes en cualquier centro de salud, asegura que es una prueba de rutina, a partir de los 50 años. Esto, coincidió el especialista de Miami, es más necesario en familias donde el cáncer de seno y de próstata están presentes.

“En la familia hubo alguien que presentó una bolita, le dijeron que es de grasa pero de ahí ya empiezas a tomar medidas”, dice Gabriel al preguntarle si se toca para detectar un crecimiento anómalo en los testículos. El cáncer de testículos es muy común en hombres de 15 a 35 años de edad. De acuerdo con un boletín de la Secretaría de Salud, en México se diagnostican cuatro mil 500 casos de cáncer testicular en este rango de edad. Sin embargo, hay una segunda etapa de riesgo alrededor de los 50 años, sin embargo, en cualquiera de los dos casos “el cáncer testicular se puede tratar con quimioterapia, por ello es catalogado como un padecimiento quimiosensible, el cual permite que 80 por ciento de estos pacientes sobreviva a la enfermedad.

Los hombres piensan que son superhéroes

“¿De dónde sacan la información? De sus casas, de los dogmas, de la desinformación. No hay educación integral de la sexualidad. Sólo sesgada y patriarcal, donde prevalece la violencia, y los hombres piensan que son súper héroes, han dominado a lo largo de la historia”, dice el oncólogo Douglas Canul Rodríguez.

En la experiencia del médico, las mujeres son más sensibles a cuidarse, pero los hombres suelen no protegerse. “La cultura machista hace que tomen conductas de riesgo, que no demuestren su afecto con ternura y caricias, palabras amables. Se necesitaría que desde las casas, escuelas haya educación integral, programas de estudio donde la gente se dé cuenta que los genitales son sólo una parte de la sexualidad. No lo es todo, también está el placer, la comunicación”, asegura.

Al preguntarle si existe alguna campaña dirigida a los hombres para prevenir el VPH o el cáncer de próstata, dice que nunca la ha visto. Se calcula que sólo el 2 por ciento de los hombres acude a una revisión para detectar el cáncer de próstata. En febrero del 2017, la Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado lanzó la campaña “hasta los superhéroes se enferman” a nivel nacional, para invitar a los hombres a realizarse exámenes y acudir a revisiones debido a que pocas veces acuden a citas preventivas.

“Sufren, se estresan, también les dan ganas de llorar, sienten cariño pero no saben cómo demostrarlo. Se niegan la oportunidad de vivir la humanidad, pedir ayuda a otro o demostrar debilidad” concluye el medico.

Fuente: https://www.lajornadamaya.mx/2019-08-21/Los-hombres—superheroes–sin-educacion-sexual

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No hay educación sexual integral en México: expertos

Por: Katia Rejón.

La sexualidad no es sólo reproducción y órganos sexuales

“La educación sexual es absolutamente insuficiente y deficiente”, dice la doctora Sandra Peniche Quintal, la primera mujer profesionista sexóloga en el sureste del país y directora de la clínica Servicios Humanitarios en Salud Sexual y Reproductiva A.C. Ella fue una de las primeras personas que instó a las escuelas a hablar de sexualidad en la península y describe como una odisea hablarle a los estudiantes sobre el tema. “Para mí, la sexualidad es la base de la salud mental y social porque a partir de ahí nos construimos como personas y establecemos vínculos con los demás”, afirma.

Que no hay educación integral de la sexualidad en Yucatán y en el resto del país es una afirmación en la que coinciden especialistas en ginecología, sexología y mujeres entrevistadas. Opinan que los temas de menstruación, métodos anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual, además de impartirse con un contenido menos que básico, es sólo una pequeña parte de lo que significan las 10 letras de la palabra “sexualidad”. No están, mencionan, el placer, los derechos sexuales o la higiene y los cuidados.

El director del Centro de Estudios Superiores en Sexualidad (Cessex), Frederick Santana Núñez, coincide, a grandes rasgos, con Peniche. Opina que no hay educación integral de la sexualidad porque no hay suficientes profesionales que la aborden de manera laica, desmitificante y científica.

“Quienes estudiamos sexología estamos en una constante revisión de nuestros estereotipos y tabúes, y eso que hemos pasado ya por un proceso.

Desafortunadamente, docentes de todos los niveles siguen enseñando con bases sólo biológicas sin tomar en cuenta aspectos sociológicos e históricos. La sexualidad está conformada por muchas otras áreas: médica, cultural, social, sicológica, emocional”, agrega.

La máxima del ciclo de la vida: naces, creces, te reproduces y mueres marca, según los entrevistados, la educación de las personas. “Se le ha quitado este componente primordial a la sexualidad que es el placer contigo misma y con otras personas”, dice Santana. Incluso el informe de la Consejo Nacional de Población del 2016 titulado Situación de la salud sexual y reproductiva de México se centra únicamente en temas como la anticoncepción, fecundidad y embarazo.

La doctora Peniche asegura que las consecuencias de esto es poner en una condición de vulnerabilidad a la niñez y la juventud. La sociedad en general va reproduciendo mitos: que si no hay penetración, no hay enfermedades de transmisión sexual; o que todas y solo las mujeres que no desean ser madres terminarán con tumores.

Llegar a la vida adulta y sexualmente activa con desconocimiento del cuerpo ha tenido consecuencias para las mujeres entrevistadas. M.L. fue con seis médicos antes de saber que tenía vaginismo, una condición que provoca que el piso pélvico se tense involuntariamente y que, a decir de M., causa muchísimo dolor físico. Lo supo apenas en enero pasado, aunque desde hace dos años comenzó a buscar respuestas: un médico la mandó a un siquiatra sin explicarle por qué; dicho facultativo tampoco supo decirle qué tenía, otro más le pidió que volviera cuando pudiera tener penetración.

“Ha sido una de las peores cosas que me ha pasado. Me ha traído depresión y preguntarme cosas acerca de mi cuerpo. No tener penetración no había sido importante hasta ahora porque me di cuenta de que la gente piensa que si una mujer no puede tener penetración, entonces no está completa”, dice en entrevista.

Dejó de ir con el último doctor porque los ejercicios que le recomendaba estaban enfocados en que pudiera tener coito, pero antes de eso ella quiere usar tampón, ponerse una copa menstrual, pensar en embarazarse o hacerse revisiones médicas como una colposcopia.

“No se trata de eso [penetración], se trata de tener control sobre mi cuerpo. Algunos doctores asumen que no he tenido sexo en mi vida por esta idea falocentrista de que si no tienes penetracion no puedes tener placer sexual”, explica. Aunque es una condición que se puede tratar, en Mérida le ha costado mucho trabajo encontrar ginecólogos expertos en el tema.

También ha intentado contactar a más mujeres, pero todavía no conoce a otra en la ciudad. M.L. dice que esto es estadísticamente imposible, pero tampoco hay estadísticas oficiales sobre cuántas mujeres tienen esta condición. Ensayos académicos calculan que entre un dos y cinco por ciento de la población femenina la padece. Es probable que no estén diagnosticadas o, como dice M., normalicen los síntomas antes de ir con un especialista. De las cosas que le hubiera gustado saber en la escuela está el conocimiento de cómo funciona su cuerpo y lo que tiene que hacer para cuidarlo.

El cuerpo de las mujeres y su sexualidad

“Tú no conociste al doctor Erosa Barbachano pero él ponía empeño en la educación sexual y les enseñaba a los hombres, no a las mujeres, cómo lavarse el pene; sobre todo para los que tienen prepucio, pero ahora ni eso. Las sotanas, que tienen que ver con el control de la población y el abuso de las mujeres, han impedido que haya un avance como debiera de ser del siglo pasado hasta la fecha”, cuenta la doctora Sandra Peniche.

Me recuerda que seis meses antes de que yo naciera se reconoció mundialmente a las mujeres como seres humanos con derechos. Hasta 1993 se pensaba que los derechos de los hombres englobaban los derechos de todos los demás sectores y sus necesidades eran las mismas que las de todas las personas.

“El terreno recorrido desde entonces a la fecha es corto, y ese es un factor del problema que hay en la salud pública y mental. No se puede entender la depresión de las mujeres sin hablar de sexualidad, reproducción y derechos violados”, afirma la doctora Peniche.

P.J. tuvo tres veces cistitis, inflamación de la vejiga urinaria, con intervalos de dos o tres meses cada una. La tercera vez fue con un urólogo quien afirmó que era “muy raro” lo que le pasaba y concluyó que la vagina infectaba las vías urinarias.

“Me mandó a hacer papanicolau, que no tiene relación alguna, y hasta baños de asiento. El segundo urólogo me sugirió una dosis más fuerte de pastillas y si no, tendría que hacerme cirugía. Mandé mail a un tercer urólogo diciendo que mi esposo estaba desesperado porque no podíamos tener sexo [P.J. es soltera] y entonces me atendió muy bien y me mandó a hacer exámenes de laboratorio”, explica.

P.J. investigó por su cuenta y encontró documentos de investigación médica donde explicaba que era un padecimiento muy común entre las mujeres en etapa de premenopausia y activas sexualmente.

“Todas las bacterias o bichos que viven en los intestinos ‘colonizan’ el área perineal, así que terminan infectando las vías urinarias durante el coito. Lo solucioné yo sola con una costumbre india -de la India, me han dicho- : Lavándome el culo en lugar de limpiarme con papel después de ir al baño”, termina.

Otras mujeres compartieron experiencias de malos diagnósticos, tratamientos con demasiados efectos secundarios, falta de empatía e información completa de los diagnósticos y padecimientos, así como de las reacciones que pueda tener un medicamento en el cuerpo y sus secuelas en la salud.

“Estuve al borde del suicidio. Fui a sicólogos, siquiatras (…); mi ginecóloga lo sabía pero supongo que no era importante para ella. Luego de dos años le dije que uno de los efectos secundarios en la caja del anticonceptivo que ella me recetaba era la depresión y no quería seguir tomando ese medicamento. Ella me dijo que no creía que fuera mi caso. Dejé el anticonceptivo y a esa ginecóloga, y volví a cantar”, dice otra entrevistada que prefiere omitir su nombre.

“Todo el personal médico debería sensibilizarse en estas situaciones, pero de entrada no está en su matrícula la sensibilización o inteligencia emocional. Hay un estudio de la doctora Cecilia Leo que es una propuesta para que el personal médico tenga más empatía y humanización al momento de dar diagnósticos. No todo es malo, hay especialistas en ginecología que tienen otra mirada”, confirma Santana.

Además de la falta de confianza con los profesionales de la salud sexual, así como una desinformación en temas de educación sexual, algunas mujeres entrevistadas confesaron una desconexión con sus cuerpos, quizás desde la educación en casa. “Nadie me dijo que era tan importante saber eso, o a lo mejor tenían miedo de que explorara mi sexualidad”, dice otra mujer de 23 años.

La doctora Sandra Peniche ve con preocupación que las mujeres adopten modelos masculinos de comportamiento sexual donde prevalece el irrespeto, abuso y violencia sin que haya una verdadera reflexión sobre sus cuerpos.

“Somos usadas y lo peor que nos puede pasar es que nos usemos en el mismo contexto de los hombres a nosotras mismas”, dice.

El cuidado del cuerpo

El responsable del programa de Cáncer en la Mujer en Yucatán, Jorge Arturo Rubio Cejas, opina que sí hay un esfuerzo de otorgar educación sexual pero el acceso a información incorrecta o la prevalencia de los mitos en torno al tema hace que llegue en menor grado. Coincide en que en algunas ocasiones los estilos de vida son irresponsables en cuanto a la salud sexual y la percepción de riesgo de las personas no es alta, es decir, piensan que no les ocurrirá a ellos.

Cuando las personas comienzan la vida sexual es cuando se exponen a embarazos o enfermedades de transmisión sexual, es por eso que en esta etapa tanto hombres como mujeres deben iniciar sus exámenes periódicos. La edad promedio del inicio de la vida sexual de las mujeres oscila entre los 17 y 18 años de edad. En el caso de las jóvenes con bajo nivel de escolaridad, tienen una mayor posibilidad de ser madres a una edad más temprana.

El examen del papanicolaou, así como otras revisiones anuales tales como la exploración y autoexploración mamaria son fundamentales en el cuidado de la salud sexual de las mujeres. Los expertos aseguran que en general la prevención es algo que no es frecuente. “Si no tienes una enfermedad, ¿quiénes van a sus chequeos? Es impresionante ver que hasta que uno no siente un dolor, no va al médico. No sólo de la salud sexual, a que chequen el azúcar, o a ver si me falta algo. Lo sexual es todavía menos común ¿que yo me vaya a hacer un papanicolau, una prueba de sífilis, de VIH sin un solo síntoma? Muchas de esas infecciones a veces son silenciosas y asintomáticas”, comenta Frederick Santana.

Los tumores malignos son la tercera causa de muerte en las mujeres a nivel mundial, y los más comunes aparecen en las mamas, en el cuello uterino y le sigue el cáncer de ovario en tercer lugar. Le ocurre sobre todo a mujeres entre 25 y 64 años por lo que las campañas de salud se centran en estas edades, comentó Jorge Rubio Cejas, del programa de Cáncer en la Mujer en Yucatán.

En Yucatán existen campañas de programas nacionales para la prevención del cáncer cervicouterino y mamario.

Jorge Arturo Rubio Cejas apuntó que el estado tiene tasas de mortalidad por debajo de la media nacional en el caso de cáncer cervicouterino; y por arriba de la media en el caso del cáncer de mama.

En los dos casos es posible detectar a tiempo. El cáncer de mama tiene un factor genético, entre otros factores de riesgo como atrasar o no dar lactancia, la obesidad, el cigarro y el alcohol. Sucede sobre todo entre mujeres de los 25 a los 69 años de edad por lo que a partir de los 20 años Rubio recomienda una autoexploración mensual y una exploración de rutina, pues con especialistas la probabilidad de encontrar nódulos más pequeños es mayor a la de la autoexploración.

A partir de los 40 años de edad se recomienda hacer el ultrasonido y la mastografía, también se puede solicitar el ultrasonido antes de esa edad si se cuenta con algunos factores de riesgo.

Explica que en Yucatán las mujeres pueden hacerse exploraciones médicas en los centros de salud, y si hay algún indicio de probabilidad, una mastografía en Mérida, Progreso, Valladolid y en una unidad móvil, pero sólo después de haber sido canalizadas por parte de un médico del centro de salud.

“Muchas veces vienen mujeres del interior del estado que nunca antes habían venido a Mérida y las dejan solas. Llegan a un lugar nuevo, ven un aparato enorme y, el procedimiento puede ser incómodo: las van a tocar médicas, les pedirán que tomen posiciones incómodas, probablemente sientan dolor”, agrega.

Comenta que en el Hospital O’Horán hay una Clínica de la Mujer para usuarias del seguro popular donde ofrecen servicios de colposcopia, ginecología, oncología, entre otros para atender cáncer de mama, ovario y cuello uterino.

Para éste último, menciona, no hay un proceso para intervenir antes de que se manifieste.

VPH: muertes que se pueden evitar

Una mujer va por primera vez al ginecólogo a los 25 años de edad y es diagnosticada con papiloma humano. Todo lo que sabe de ese virus es que es mortal y causa del cáncer cervicouterino, ignora que existen más de 200 tipos de VPH y que casi todas las personas sexualmente activas se contagian de algún tipo de este virus a lo largo de su vida.

Todavía más: que cerca del 80 por ciento de los hombres son transmisores del virus en algún momento de su vida.

En el 2013, el Instituto Nacional de Salud Pública de México publicó en su página oficial una declaración del doctor Aurelio Cruz Valdez, titular de esa dependencia en ese entonces: “Hay cifras muy reveladoras sobre la salud en etapas juveniles, como el hecho de que 95 por ciento de las mujeres menores de 30 años con vida sexual activa ya hayan tenido una infección con Virus de Papiloma Humano.

La mayoría llega a controlarlo con su propio sistema inmune, pero aquellas que no logran controlar el virus terminan por desarrollar cáncer temprano”.

Para este reportaje fueron entrevistadas cuatro mujeres diagnosticadas por VPH, todas relacionaron su diagnóstico con cáncer. En algunas ocasiones, dependiendo del grado de la lesión por VPH, ésta puede ser autoeliminada por el sistema inmunológico o motivado por una biopsia.

En otros casos, es necesario un tratamiento más invasivo pero el cáncer cervicouterino causado por el VPH puede ser evitado cuando se detecta a tiempo pues su evolución es muy lenta, ginecólogos mencionaron un lapso de hasta 10 años.

Aún así, en México se registran entre 4 mil y 6 mil casos al año de cáncer cervicouterino y cada día fallecen entre 11 y 13 pacientes, de acuerdo con la doctora Lucely del Carmen Cetina del Instituto Nacional de Cancerología.

Rubio apunta que los factores de riesgo son las infecciones vaginales recurrentes, falta de tratamiento adecuado, múltiples parejas sexuales sin condón, el alcohol y el cigarro. “Pueden dar una infección por el virus mas no tener cáncer. El cáncer es un proceso que puede tardar hasta 10 años, pero si hay factores de riesgo es más rápido el desarrollo”, agrega.

Para detectar el virus del papiloma, las mujeres de entre 25 y 36 años deben hacerse un papanicolau anual; y de 35 a 64 se les hace una prueba PCR. Si hay lesiones, entonces el especialista manda a una atención colposcópica para analizar si se trata de VPH y en qué grado. Cuando el cáncer es muy avanzado, se turna a oncología.

“Algunas mujeres no pueden acceder a un centro de salud y es la población a la que damos apoyo pero también cubrimos a otras usuarias. En el caso de las mujeres en poblaciones alejadas hay caravanas de salud cuya frecuencia es de acuerdo al calendario, puede ser cada semana o cada dos semanas y programan a las pacientes”, indica Rubio Ceja.

Los hombres tienen la facultad de embarazar y enfermar, explica la doctora Peniche, ya que las mujeres heterosexuales no tienen otra manera de adquirir enfermedades si no es a través del coito.

“No hay responsabilidad para ellos porque su propia anatomía les protege. La diferencia biológica es que toda la vagina y la vulva es mucosa, y a la mucosa entra lo que sea; para que el cuello se lastime también tiene que ver con trastornos hormonales y violencia coital. Entonces, cuando a las mujeres les dicen sus esposos: te dio cáncer cervicouterino, deberían contestar: no, tú me lo pegaste”, reclama.

Desde hace años, la asociación que dirige tiene una campaña de prevención tanto para hombres como para mujeres. A través de la colposcopia y el papanicolau se pueden detectar lesiones por el virus del papiloma, pero es necesario que acudan a las revisiones periódicas pues no hay síntomas.

“La colposcopía en el primer nivel de atención porque puedo detectar muchísimo antes de que salga en el papanicolau porque las lesiones se ven antes que eso. Tiene que haber una campaña de educación y promoción de conocimiento público, se tiene que garantizar que por todos los medios se hable de esto e incluir a los hombres, decirles: eres responsable de no infectar”, agrega.

Las campañas de prevención son una alternativa a la falta de educación sexual integral en las escuelas y una posibilidad de ampliarlo a las personas no escolarizadas. Rubio Ceja dice que las campañas de VPH dirigidas a los hombres suelen ser las mismas que las de VIH, pero específicamente las de papiloma son orientadas a las mujeres porque ellas son las afectadas. “Pero es un buen punto el que se está mencionando, incluir a los hombres en las campañas de concientización, al fin y al cabo es una enfermedad de transmisión sexual”, coincide.

“Los hombres podemos tener VPH y en menor medida sucede algo. Sí hay muertes por cáncer de pene pero es menos común y tiene que haber muchos factores de riesgo. Es mucho más sencillo y visible detectar una lesión en los hombres, en el caso de las mujeres las lesiones son internas”, plantea.

Algo importante es que aunque existe ya una vacuna contra VPH para las personas menores de 25 años, ésta no protege de todos los virus del papiloma, no protege de hecho de los más comunes en la entidad, de acuerdo con la doctora Peniche. Rubio Ceja añade que protege de los más cancerígenos, aunque esto no significa que otros tipos de VPH menos oncogénicos no puedan derivar en cáncer.

La educación sexual en el futuro

Por último, el director del Cessex afirma que la nueva reforma de educación contempla la educación integral de la sexualidad como algo transversal, laico y científico. En abril pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue cuestionado sobre el tema y contestó que el contenido será dictado por pedagogos y expertos y tendrá siempre un respaldo científico y no dogmático.

Mientras tanto, en México surgen proyectos como la Pussypedia, una enciclopedia gratuita, online y bilingüe sobre la vagina hecha por 200 expertas en la materia. Porque no hay hasta ahora un libro de biología lo suficientemente grande para explicar la atrofia vulvovaginal, la barrera dental de látex, la congelación de óvulos; con una carta de derechos sexuales, el consentimiento y la advertencia de los efectos secundarios de productos tan promocionados como las duchas vaginales.

La sexualidad, dicen los que saben, es más que el coito y los órganos reproductivos, es todo el abanico de características físicas, emocionales y psicológicas de una persona, y todavía no se ha abierto del todo.

Fuente del artículo: https://www.lajornadamaya.mx/2019-07-22/No-hay-educacion-sexual-integral-en-Mexico–expertos
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