Puerto Rico / 4 de marzo de 2018 / Autor: Mercedes Martínez Padilla / Fuente: La Isla Oeste
Vencimos y volveremos a vencer. Un día como hoy, el 21 de febrero de 2008, miles de maestros y maestras salimos a la calle a defender la dignidad y los derechos del magisterio ante el gobierno anti obrero de Aníbal Acevedo Vilá. Arrancaron dos semanas intensas que dejarían claro que los instrumentos de lucha de los trabajadores y trabajadoras son para representar a su gente y no un fin en si mismo. Resultaría en el logro de importantes conquistas que permitieron frenar estrategias patronales.
La Federación de Maestros de Puerto Rico (FMPR) se había posicionado para ese momento no solo como el sindicato más grande del país, sino uno con clara conciencia de clase y como un instrumento de lucha militante del magisterio. Esto frente a múltiples uniones, principalmente las afiliadas a matrices en los Estados Unidos, que se presentaban como empresas de servicio donde lo principal es conservar el instrumento y los privilegios del liderato.
La Federación de Maestros se visualizaba como un instrumento con la misión de defender a su matrícula, aun a riesgo de sanciones y golpes por parte del estado. ¿Para qué necesitamos un sindicato que, al momento de la verdad y por temor al patrono, acepte incluso el despido de sus representados?
Su liderato, contrario a las empresas sindicales norteamericanas, comparte las condiciones de vida de la matrícula. Sus salarios son los que les corresponderían en el salón de clase. Ello permite que se mantengan en sintonía con los intereses de su gente.
La intransigencia del patrono
Al momento de decretarse la huelga, la FMPR llevaba negociando 3 años sin que el Departamento de Educación hiciera una oferta razonable. Fungía como Secretario de Educación Rafael Aragunde.
En octubre de 2007 una asamblea con sobre 8,000 maestros le dio a la dirección del sindicato un voto de huelga a ser implementado cuando se entendiera. Otra de las características del sindicato quedaba expuesta: su funcionamiento claramente democrático donde la base es quien toma las decisiones fundamentales. En los sindicatos afiliados a uniones norteamericanas la matriz retiene el poder, sobre la decisión de los trabajadores y trabajadoras, de determinar si se van o no a la huelga. En el caso de las uniones que operan al amparo de la Ley 45 conocida como “Ley de Relaciones del Trabajo para el Servicio Público de Puerto Rico”, la Unión Internacional no les permite tener un fondo de huelga.
Una huelga a través del país
El 21 de febrero de 2018 frente al Departamento del Trabajo en Hato Rey, Rafael Feliciano Hernández, Presidente de la FMPR, anuncia la decisión unánime del Comité Ejecutivo del sindicato de iniciar una huelga indefinida. Figuraban como demandas principales el que se obtuviera un convenio colectivo, aumentos salariales, reducción en la cantidad de estudiantes por salón y un compromiso de que no privatización de las escuelas.
En numerosas escuelas se detiene el funcionamiento y los maestros y maestras recibieron el respaldo de padres, madres y estudiantes. La Asociación de Maestros y sectores afines al Partido Popular Democrático desarrollan una campaña contra el magisterio. Sectores independentistas comprometidos con el partido gobernante dan la espalda al magisterio en lucha. Un grupo de ex presidentes de la FMPR realizó una conferencia de prensa para apoyar al patrono y llamar a no respaldar la determinación de la asamblea más grande que ha realizado sindicato alguno en el país. Entre ello estuvieron lastimosamente Serapio Laureano, Andrés Miranda, Renán Soto y Jesús Delgado Burgos. A pesar de estos elementos el espíritu de los maestros y maestras al concluir la huelga es de victoria.
El envolvimiento de miles de educadores en las distintas actividades de la huelga logra un crecimiento cualitativo en la conciencia de clase de muchos. Logran identificar al estado como una fuerza antagónica a los derechos de la clase trabajadora.
Resultados de la lucha magisterial
La huelga fue punto culminante de un proceso por el cual el magisterio logra avances importantes en sus condiciones de trabajo y vida.
A nivel económico la Federación de Maestros es responsable de elevar significativamente los salarios de los educadores. En varias instancias se consiguen aumentos de sueldo de $100.00 en 2002, $150.00 en 2003, $150.00 en 2004 y $250.00 como producto de la huelga. Esto significó un total de $750.00 en 6 años gracias a la lucha de nuestro sindicato.
Como resultado directo de la huelga magisterial, el Secretario de Educación Rafael Aragunde, que había dado muestras de favorecer la privatización, firma con la FMPR una estipulación donde el gobierno se compromete a no privatizar las escuelas. La estipulación firmada señala:
“…el Departamento de Educación se compromete a no establecer escuelas “chárter” ni ninguna otra variante de privatización de las funciones docentes y administrativas de las escuelas”.
Este es, sin lugar a duda, uno de los logros más importantes del proceso huelgario de 2008.
Luchamos por los niños, por los derechos del magisterio. Luchamos para vencer.
Detener cualquier plan privatizador por espacio de 10 años es una de las aportaciones concretas de la lucha que libró el magisterio y, puesto dentro de la perspectiva presente, nos indica que si resistimos podremos prevalecer una vez más y garantizar una educación pública de calidad para nuestros niños y niñas.
Ningún gobierno abarrotado de tecnócratas al servicio de los amigos del alma, ni una empresaria encumbrada como Secretaria de Educación pueden amar mas a nuestros estudiantes que los maestros y maestras que día a día acudimos a las aulas a alimentar su futuro. Junto a las comunidades escolares, los padres, madres y todo el país derrotaremos una vez más los intentos de entregar a manos privadas las escuelas.
Fuente del Artículo:
https://laislaoeste.com/2018/02/21/opinion-a-10-anos-de-la-huelga-magisterial/