La educación nos hace mejores

Uno para todos es una película necesaria porque plantea que hay que repensar cómo educamos y la importancia de centrarnos en lo esencial»

«La película nos recuerda algo mucho más importante: no hay educación sin afecto. Del profesor hacia su alumnado, del alumnado entre sí»

«Un profesor puede cambiarte la vida y un alumno también. La escuela puede ser el lugar donde nacen los sueños, donde se aprende a convivir y donde se desarrollan valores humanos».

Acabo de ver Uno para todos, una película de David Ilundain -director de Bárcenas– protagonizada por David Verdaguer. Se basa en una historia real: un maestro interino es destinado a la escuela pública de un pueblo que no conoce, donde será tutor de una clase de sexto de primaria y tendrá que gestionar la reincorporación al aula de un alumno enfermo de leucemia y las relaciones dentro del grupo. De aquella experiencia nació el “Proyecto Guillén”, que buscaba mantener el contacto emocional entre un alumno ausente y sus compañeros a través de un blog con los contenidos que se impartían en clase y que se grababan en vídeo. Esta situación puede parecer un caso singular, pero no lo es ya que en España, por ejemplo, se diagnostican 1.400 cánceres infantiles al año. Quizá por reflejar un hecho real y por el buen trabajo del director y los actores, la película es verosímil y logra conmover al espectador sin tirar de recursos fáciles.

Aunque la historia principal se produce en torno a Carlos, el niño enfermo, la película es, al tiempo, un homenaje al profesorado interino. A esos profesionales marcados por la inseguridad, por la angustia de tener que aprobar las oposiciones, por la incertidumbre de ser llamados o no para poder trabajar, por el temor de la vuelta del profesor titular. Ese profesorado empieza cada curso en un centro o localidad diferente a la que se llega con una maleta cargada de libros y, a veces, de tabaco para soportar la soledad. Son personas que se mueven en ese difícil equilibrio entre el intento de no comprometerse afectivamente con algo que es efímero y los enamoramientos y amores imposibles. Pero combinan una fértil mezcla de entusiasmo, capacidad de adaptación y supervivencia, empatía y amor a la escuela.

Aleix es muy creíble porque no es el profe superguay, sino un profesor normal, que tiene recursos como aprenderse el nombre de sus alumnos desde el minuto uno y controlar bien la clase. Que les ayuda a pensar, les hace trabajar en equipo y va mejorando el espacio físico del aula. Pero es también una persona con sus problemas familiares, con un pasado laboral de precariedad, sus miedos a no saber gestionar el conflicto y su necesidad de encontrar afecto.

El buen cine educativo no abunda en España. Es aquel que plantea la aventura de educar a partir de una situación escolar concreta y que desarrolla el juego de relaciones y emociones entre un grupo de alumnos muy diversos en un contexto determinado. Ilundain huye de ese tipo de cine que convierte a los profesores (generalmente hombres, aunque sea una profesión muy feminizada) en superhéroes que con una guitarra o siendo más macarras que los alumnos malotes se hacen con la clase. Se inserta más en la excelente tradición francesa de cine sobre educación que nos ha dejado joyas como Hoy empieza todo, Ser y tener, La clase o Los chicos del coro.

Es una película necesaria porque plantea que hay que repensar cómo educamos y la importancia de centrarnos en lo esencial (en este caso, en un conflicto que bloquea la clase). Y es más necesaria aún en estos raros tiempos de pandemia. Tiempos en los que no se garantiza la seguridad ni la presencialidad; en los que las familias se ven obligadas a elegir entre educación y seguridad, ante la caótica organización de vuelta a la escuela. Los poderes públicos tienen la obligación de intentar conseguir la máxima seguridad posible. Para ello hay que invertir lo que sea preciso. Y aunque el Gobierno central ha puesto 2.000 millones de euros a disposición de las comunidades autónomas, no es una cifra suficiente y hay que recordar que todavía se deben 9.000 millones a la educación por los recortes de la etapa Rajoy. También le ha faltado valentía del Gobierno central para fijar una ratio máxima que obligase a organizar espacios, desdoblar grupos y contratar a profesorado interino –como Aleix-, algo que han hecho masivamente países como Italia.

La película habla del uso de la tecnología (vídeojuegos) para trabajar en común, crear cohesión e integrar al alumno que no puede asistir a clase por estar hospitalizado. Pero la película nos recuerda algo mucho más importante: no hay educación sin afecto. Del profesor hacia su alumnado, del alumnado entre sí, superando los graves problemas de convivencia existentes que vuelven aflorar como todo lo que no se trata y cura. Es irrenunciable la presencialidad, porque sin afecto el proceso de educación-aprendizaje no funciona de forma óptima y porque con la educación online un tercio del alumnado se descuelga y aumentan las desigualdades educativas y sociales.

Como decía Dantón, la educación siempre debe ser lo primero. Porque se educa fundamentalmente para ser personas. Porque su finalidad es esa: acompañar a los niños y niñas y a la juventud en su proceso de convertirse en individuos formados, informados y comprometidos con la mejora de su sociedad. Porque les ayuda a crecer, a superar etapas en su desarrollo emocional y moral. Y, efectivamente, un profesor puede cambiarte la vida y un alumno también. Porque la escuela puede ser el lugar donde nacen los sueños, donde se aprende a convivir y donde se desarrollan los valores humanos.

Fuente: https://www.cuartopoder.es/ideas/2020/09/23/la-educacion-nos-hace-mejores-agustin-moreno/

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Educación y rebelión ecosocial para salvar el planeta

Por: Agustín Moreno.

Hoy es necesaria una rebelión ecosocial en la educación para salir de un sistema educativo agotado y abducido por los resultados de las evaluaciones

“¡Sin planeta, no hay futuro!”, “¡Ni un grado más, ni una especie menos!”, eran algunos de los gritos de miles de jóvenes que llenaban las plazas en la huelga estudiantil del 15 de marzo. La Humanidad está en una encrucijada medioambiental estratégica: el cambio climático, el agotamiento de los recursos y el deterioro de las condiciones de vida en la Tierra, es algo que afecta ya a la generación actual y no solo a las futuras.

Aquellos que están dispuestos a seguir colocando al planeta al borde del abismo por su codicia son enemigos muy poderosos. Recientemente se conocía que el cártel del petróleo estaba invirtiendo más de 1.000 millones de dólares para bloquear medidas contra el cambio climático y obstruir el cumplimiento de los objetivos de los Acuerdos de París. Es decir, para mantener o expandir el calentamiento global, con las consiguientes consecuencias catastróficas.

Cada día es más fuerte el movimiento que propone una respuesta radical a esta situación de colapso más que previsible. La propia juventud europea y mundial está tomando conciencia de esta realidad y ha surgido un movimiento de lucha contra el cambio climático, con huelgas y manifestaciones en diferentes países europeos y del mundo. En España se expresó el 15 de marzo con una huelga estudiantil de amplio seguimiento que nos marca el camino a seguir.

La escuela y la educación han jugado un papel importante haciendo que nos sintamos ajenos a lo que vivimos y a la naturaleza. Sigue, hasta hoy, proponiendo un currículo que nos sitúa por encima de la vida, en lugar de educarnos como cuidadores de ella. Hay organizaciones ecologistas y de renovación pedagógica que analizan los currículos escolares y nos muestran la lejanía y la ausencia de una mínima conciencia ecosocial en ellos. Se ha seguido defendiendo que el crecimiento económico y la explotación de los recursos naturales son algo ilimitado, que podemos consumir sin límites. No pone la vida y su cuidado en el centro.

Ante esta situación de emergencia social y ecológica, el sistema educativo no puede permanecer ajeno al deterioro ambiental que amenaza la vida y nuestras condiciones en las que se desarrolla. Los currículos, las prácticas educativas e incluso las infraestructuras escolares viven de espaldas a los problemas de insostenibilidad estructural. Hoy es necesaria una rebelión ecosocial en la educación para salir de un sistema educativo agotado y abducido por los resultados de las evaluaciones, los estándares y las rúbricas. Es necesario modificar la relación de los seres humanos con el territorio. Es imprescindible entender y desarrollar las implicaciones centrales de la sostenibilidad en la escuela. En palabras de José Domínguez, “la educación básica debe crear un clima ecoeducativo adecuado, para que todos los educandos adquieran una conciencia ecológica ético-crítica, científicamente bien informada… La educación básica debe capacitar a los ciudadanos y ciudadanas para llevar a cabo una transición acelerada del modo capitalista de producción y consumo neoliberal, que es esencialmente antihumanista, antiecologista y antidemocrático, a un modo de producción y de consumo ecohumanista, ecologista y democrático”.

Hay, al menos, tres planos de acción: la educación en la naturaleza, el planteamiento medioambiental de la educación y la movilización ciudadana en la que participe la escuela. En cuanto a la importancia de la primera, ya los pedagogos clásicos sabían que era una fuente de conocimiento, desarrollo cognitivo, motivación y toma de conciencia ambiental. Fue uno de los pilares de la renovación pedagógica de la Institución Libre de Enseñanza, y sigue siendo un referente de los movimientos de renovación y del ecologismo hoy. Pedagogas actuales como Heike Freire defienden educar en verde. Para ello, lo primero es acercar a los niños a la naturaleza cada día, sabiendo que ellos son naturaleza; la segunda parte de esta educación verde implica una concienciación medioambiental, ecológica.

Por otro lado, las políticas y la legislación educativa deben incorporar la educación ecosocial en el currículo de todos los niveles. Desde el Documento de Bases para una nueva ley educativa lo tenemos en cuenta y realizamos una serie de propuestas:

• Desarrollar una educación en el territorio. Facilitar el acceso autónomo a pie y en bicicleta a centros escolares y de ocio, vinculado a una escolarización de proximidad. Ampliar los programas y recursos de educación ambiental.

• Construir y adaptar los centros educativos con criterios ecológicos. Organizar sistemas de transporte sostenible al centro educativo. Supervisar la auditoría ambiental de los centros educativos para evitar derroches en calefacción, iluminación, equipos electrónicos. Crear espacios verdes educativos dentro de los centros, incluyendo huertos escolares y zonas arboladas y de tierra, no cementadas.

• Implementar programas que faciliten a los centros trabajar los contenidos curriculares que tienen como eje central la sostenibilidad y sus implicaciones. Abordar los problemas ecológicos más importantes tales como: declive energético, pérdida de biodiversidad, sobre-urbanización, cambio climático, contaminación (de agua, suelos, alimentos, aire…), crisis alimentaria. Sus causas y medidas correctoras necesarias. Filosofía medioambiental y ética ecológica.

• Desarrollar un currículo en la autonomía, que incorpore contenidos de Educación Ética política y promueva las capacidades para conocer y comprender una sociedad basada en el mercado y para desarrollar criterios que permitan construir en ella los propios valores.

• Desarrollar de forma sistemática la contratación pública con criterios de sostenibilidad, éticos y sociales (comedor escolar, compras de productos de limpieza, material escolar…). Modificar en lo posible las construcciones escolares que exigen alto consumo energético.

La nueva ley educativa que este país necesita y que tendrá que elaborarse en la próxima legislatura ha de abordar la educación ecosocial como un imperativo moral y pedagógico. Para ello será necesario que avancen en las próximas elecciones las formaciones políticas que tienen conciencia del gravísimo problema del calentamiento global, defienden el carácter público de la educación, la derogación de la LOMCE como una ley antiecológica y antisocial y el aumento de la inversión educativa. Pero ello solo será posible si van acompañadas de una amplia movilización de la ciudadanía, iniciada ya por el movimiento ecologista y la juventud.

Fuente del artículo: https://www.cuartopoder.es/ideas/2019/04/13/educacion-y-rebelion-ecosocial-salvar-planeta/

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