Por: Mariana Tello
La infancia siempre debe ser reflejo de felicidad, de bondad y de inocencia y es que los beneficios de la risa y del juego son interminables, que una sola carcajada oxigena la vida, favorece la toma de aire y se logra disfrutar de los pequeños detalles diarios.
Los niños que crecen en ambientes familiares felices se convierten en personas más abiertas, interesadas por los estudios, más seguras y con un elevado grado de autoconfianza, por lo que suelen alcanzar el éxito más rápido.
Tener una infancia feliz es determinante en el éxito y el grado de satisfacción de una persona. Un estudio llevado a cabo por la Universidad College London, en el Reino Unido, así lo demuestra: “Los pequeños que viven en un entorno que desborda felicidad tienen más posibilidades de alcanzar el éxito de adultos”. ¿El motivo? Crecer en un ambiente feliz te hace ser una persona más abierta, estudiosa, muy segura en el trabajo y, por lo tanto, con más facilidades para llegar al éxito.La risa es una señal de buena salud psíquica y física para niños. Es una acción que se debe practicar, fomentar y disfrutar.
Explica la psicóloga Marlene Finol que “la sonrisa es el mejor regalo que podemos recibir de un niño, cuando se sienten bien, es el reflejo de su estado de ánimo. Por el contrario no hay nada más angustiante que ver a un niño apagado”.
Por su parte, la docente Liomar Ramírez destaca que una infancia feliz se traduce en un adulto seguro.
«Los padres son moldeadores de la vida del niño, debemos inculcar valores, dar mucho amor, apoyo y compañía para que al crecer sean adultos seguros de si mismo, con metas claras y sentido de superación».
«Como madre no hay nada más gratificante que ver a mi hija reír. Busco siempre alternativas que me permitan ser cercana a ella con límiles y normar, pero que se sienta cómoda, que disfrute del juego, de la fantasía porque una infancia feliz me garantiza una mujer independiente, decidida y con menos complejos».
“Cuando una persona sonríe se activan miles de nervios sensitivos que estimulan la secreción de una hormona que produce una sensación muy agradable no solo en la persona q sonríe sino también quien la recibe, por eso SONRIE vale más que cualquier palabra y este tipo de conductas de alegría, felicidad o simplemente buen humor también la imitan nuestros niños”, precisó a PITOQUITO la psicóloga.
Pitoquito y sus amigos comparten con ustedes un décalogo para una infancia feliz publicado por Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) para disfrutar de la crianza de tu hijo.
1. Demuestra siempre a tu hijo lo importante que es para ti. Exprésale tu amor incondicional a cualquier edad con palabras, sonrisas y gestos: besos, abrazos, caricias,…
2. Cuida de su salud y ayúdale a crecer sano. Tú eres su modelo. Enséñale estilos de vida saludables en alimentación, actividad física, sueño, higiene,… y también en cómo vivir sus emociones. Usa el sentido del humor.
3. Dedícale tiempo a diario. Juega y disfruta con él, sin dirigir mucho sus gustos o preferencias. Procura que tenga tiempo libre, a su aire. Y disfrutad juntos de la naturaleza.
4. No hace falta acumular cosas materiales. El tiempo que le dediques, la educación y los valores que le trasmitas serán tu mejor herencia.
5. Educa con cariño. Elogia lo que hace bien y también los esfuerzos por intentarlo. Ponle normas que pueda y deba cumplir: pocas, claras y adaptadas a cada edad. Enséñale lo que está mal, sin violencia, castigo ni humillación.
6. Estimula y apoya su aprendizaje. Fomenta su autonomía desde pequeño para las actividades cotidianas, como vestirse, lavarse o comer. No le des todo hecho. Es bueno que poco a poco vaya teniendo sus responsabilidades.
7. Escucha y dialoga con tu hijo desde pequeño. Muestra interés por su mundo, adáptate a los cambios normales de cada edad y acéptalo y valóralo como es: único y diferente a los demás.
8. Trasmítele seguridad, tranquilidad, confianza. No fomentes miedos artificiales, apóyale y ayúdale a entender sus propias emociones. Así fortalecerá su autoestima, su motivación y capacidades.
9. Déjale ser niño. No le hagas partícipe antes de tiempo de las preocupaciones de los adultos. Pero no le ocultes los hechos importantes de la vida. Enséñale y ayúdale a entender que la enfermedad, el dolor o la muerte existen y forman parte de ella.
10. Favorece las relaciones con la familia y los amigos. Lo acompañarán a lo largo de su vida. Ayúdale a ponerse en el lugar de los otros. Aprenderá a convivir y amar.
Fuente: http://www.panorama.com.ve/pitoquito/Una-infancia-feliz-garantiza-un-adulto-seguro-20170712-0085.html