Los niños no son una fuente importante de transmisión del Covid-19
Un estudio llevado a cabo por Centro Colaborador Nacional de Métodos y Herramientas (NCCMT), organizado por la Universidad McMaster y financiado por la Agencia de Salud Pública de Canadá, ha confirmado que los niños no son una fuente importante de transmisión del Covid-19, la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus.
«El resultado final hasta ahora es que es poco probable que los niños menores de 10 años generen brotes de Covid-19 en guarderías y escuelas y que, hasta la fecha, los adultos tenían muchas más probabilidades de ser transmisores de infección que los niños», han dicho los investigadores.
La revisión ha encontrado que entre los niños que estaban infectados, la transmisión se remonta a la comunidad y a los hogares o adultos, en lugar de entre los niños dentro de guarderías o escuelas, incluso en las jurisdicciones donde las escuelas permanecieron abiertas o han vuelto a abrir.
Asimismo, el trabajo ha evidenciado las brechas de género en el empleo entre mujeres y hombres han crecido durante la pandemia, y las mujeres más que los hombres experimentan menos horas y pérdidas de trabajo.
Las mujeres y las personas con mayores ingresos tienen más probabilidades de tener ocupaciones que podrían hacerse desde casa, y entre los padres que pueden trabajar desde casa, las madres redujeron sus horas de trabajo más que los padres, particularmente las madres de niños en edad escolar primaria.
«Reconocimos desde el principio que había una necesidad significativa de resumir la abrumadora cantidad de evidencia de investigación emergente en Covid-19, evaluar su calidad y distribuir ampliamente esa evidencia para apoyar la toma de decisiones de salud pública en Canadá», han zanjado.
Todo se trata del dominio cultural del patriarcado. Hombres y mujeres perpetuando la afrenta al derecho de las niñas.
Tres millones de niñas están en riesgo de ser mutiladas cada año.
“He visto varias pacientes. Es algo increíble. Es un tejido fibrótico que sangra por la sequedad de la zona. Mujeres con unos rostros con el dolor a flor de piel, a las que les cortan los labios mayores y menores, el clítoris y no le suturan la zona. Dejan que se cicatrice solo. A veces están meses intentando que cierre la parte cortada de la niña. Cuando se hacen grandes, las cicatrices, son inmensos queloides. Hoy, después de cuatro largos años en África, una keniana que estudió en Cuba, me confesó que su mamá se suicidó por las secuelas de la mutilación”, cuenta la doctora E. P
Ella, como millones de sobrevivientes -comenta- rompe con siglos de silencio y convierten el dolor en solidaridad, por las que están en riesgo, de cero a 15 años.
La Unicef calcula que el 91 por ciento de las egipcias han sido sometidas a la amputación total o parcial de sus genitales. De unas 140 millones de mujeres que sufren las consecuencias de esta “tradición”, más de 90 millones están en África, la mitad en Etiopía y en Egipto, donde hasta las antiguas momias, dan triste fe de que el deseo de las mujeres, lleva más de 5.000 años perseguido.
Todo se trata del dominio cultural del patriarcado. Hombres y mujeres perpetuando la afrenta al derecho de las niñas.
Los egipcios no relacionaban el clítoris con el placer sexual, y si con el deseo. La mayoría pensaba que una mujer que hubiera sufrido “un corte”, podía llevar una vida sexual satisfactoria dentro del matrimonio. Sin embargo, el doctor Mohsen Gadallah, de la Universidad Ain Shams de El Cairo, insiste en que “todavía hay resistencia a renunciar a esta tradición, especialmente en las áreas rurales del sur de Egipto. Las tasas de niñas sometidas a mutilación genital bajan, aunque muy lentamente”.
Consigna un pesquisaje en hospitales de El Cairo, con casi 700 mujeres de entre 16 y 55 años, que la mitad habían sido sometidas desde niñas a mutilación genital.
Con una muy difícil posibilidad de que las respuestas fueran todas verosímiles, fundamentalmente por cuestiones religiosas, lograron conocer que el 85 por ciento sufrieron amputación del clítoris, parcial o totalmente, por lo general a la edad de ocho años. El 15 por ciento restante también había perdido los labios menores y, en algunos casos, los mayores.
Un estudio científico dirigido por Tarek Anis, presidente de la Sociedad Panárabe de Medicina Sexual y profesor de sexología en la Universidad de El Cairo (Egipto), certificó en 2012 que la mutilación genital reduce el placer sexual de las mujeres.
Para tratar de entender, dos años antes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llevó a cabo un estudio en dos pueblos al sur de Egipto y en los suburbios de El Cairo, para concluir que el motivo “cultural” para cortar el clítoris de las niñas, es garantizar su virginidad y su fidelidad después del matrimonio. Entre los jóvenes encuestados, “la falta de mutilación genital conduce a las mujeres a la promiscuidad y a la sexualidad excesiva”.
Junto con el matrimonio infantil, la mutilación lastima a centenares de millones de niñas en todo el mundo.
Activistas en contra
“Tenía sólo 10 u 11 años cuando mi padre decidió circuncidarme. Sería la quinta esposa de un hombre de 70 años”. Purity Soinato Oiyie, confiesa que se lo dijo a la maestra y ella informó a la policía. No sabe aún cómo la suerte la acompañó y la policía la retiró del lugar, dos horas antes de la ceremonia de ablación. Fue la primera niña de su aldea en decir no a la mutilación genital femenina.
Cuando Jaha Dukureh tenía 15 años, viajó sola desde Gambia a Nueva York para casarse con un hombre que no había visto antes. Su matrimonio no se podía consumar hasta que fuera revertida la infibulación. En ese momento supo que cuando era una bebé, la habían sometido a la mutilación genital femenina. Le había quitado totalmente el clítoris, cosidos los labios vaginales y hasta la vagina misma. Sólo no lastimaron el orificio para orinar y menstruar.
Foto: EFE (referencial)
La mutilación genital femenina (MGF) es una práctica que implica la alteración o lesión de los genitales femeninos por motivos no médicos y que internacionalmente es reconocida como una violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas.
La abominación se clasifica. Tipo I: extirpación del prepucio, con o sin extirpación de parte o de todo el clítoris. Tipo II: extirpación del clítoris con extirpación parcial o total de los labios menores. Tipo III: extirpación de parte o de todos los genitales externos y sutura/estrechamiento de la abertura vaginal (infibulación).
Magda Ahmed, líder rural, comparte uno de los logros. Ella fue capaz de cambiar la opinión de una madre acerca de la mutilación genital femenina a su hija. “Me prometió que nunca nadie la convencería de hacer daño a su hija de esa manera. Ahora me doy cuenta de que mi papel como líder rural es fundamental en la comunidad”.
“Muchas niñas huyen de sus casas con tan sólo lo que llevan puesto”, afirma Apaisaria Kiwori, matrona jefa del refugio que se construyó con la intención de acoger a 40 niñas, pero ya ha recibido a más de 300 durante la ‘temporada alta’, cuando la tribu indígena kurya lleva a cabo la mutilación genital femenina.
Son nombres reales de mujeres rebeldes ante la afrenta
Sin ir más lejos. Los buscadores de noticias refieren la muerte de bebitas y niñas como consecuencia de la ablación, desde el 2007 y 2012 en Colombia, y las últimas en Somalia, 2018 y 2020 en Etiopía. Y eso es lo que se sabe, porque la práctica ha sido callarse.
El silencio frente a las consecuencias. Mutismo ante las complicaciones de salud a corto y largo plazo. El sigilo incluye el dolor crónico -sicológico y físico- infecciones, sangrados, mayor riesgo de transmisión del VIH, ansiedad y depresión, infecundidad, complicaciones durante el parto y, en el peor de los casos, la muerte en cerca de 30 países de África y de Oriente Medio y Asia meridional. También en algunos países asiáticos (India, Indonesia, Iraq y Paquistán) y comunidades de Latinoamérica. Asimismo, persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia, Gran Bretaña y Nueva Zelanda.
Y es que en ciertas sociedades, la mutilación genital femenina es una práctica rara vez cuestionada. Aun así, en 1989, mujeres organizadas denunciaron esta forma de violencia.
Foto: EFE (Referencial)
En 2012, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas levantó un llamado internacional -ONU-Mujeres, Unicef y el Fondo de Población de la ONU- al designar el 6 de febrero como el Día Internacional de Tolerancia Cero para la Mutilación Genital Femenina, y el 2030 como meta de eliminación. Se hace largo, urgente y la contienda es difícil, justamente donde es una norma social. Se continúa practicando, casi 30 países, aunque el procedimiento esté prohibido en algunas naciones, con un marco legal para ello.
Sólo empoderándose, puede una mujer librar su pensamiento, espíritu y cuerpo, para resistir la presión de la aceptación y el temor al rechazo de la comunidad.
Colombia ha abierto espacios para la reflexión. La ablación es una práctica ancestral en las comunidades emberá chamí y emberá katío de Risaralda, y de los departamentos de Chocó y Caldas.
Aracely Ocampo, defensora del Pueblo de Pueblo Rico, denunció en 2007 la muerte de una menor indígena de la etnia emberá chamí, a consecuencia de la extirpación del clítoris. El ritual de la ablación es un «procedimiento rudimentario y antiséptico», dijo, donde las familias de esa etnia someten a las adolescentes, entre 14 y 17 años, a ese proceso de mutilación.
Desde ese propio año, a partir del proyecto Embera Wera (Mujer Emberá), las comunidades indígenas, de conjunto con el Instituto Colombiano de Bienestar y Familiar, el Fondo de Población de la ONU y la Organización Indígena de Colombia -ONIC- han deliberado en torno a sus derechos y a sus vidas. Los mandatos Embera son acuerdos de las Autoridades legales y Espirituales Indígenas, en los que se comprometen con la erradicación de la práctica.
La propia ONIC explicó que «la práctica de la “clitoridectomía” de una niña de la reserva indígena Gito Docabu, del pueblo emberá chamí y que originó su deceso, los remite a casos análogos anteriores, “que tienen que ver con nuestras prácticas ancestrales y autonomía».
La cultura debe generar vida y no muerte
Existen reportes similares en grupos indígenas desde Brasil, México, Ecuador y Colombia.
«Lo hacen dizque con una tijera o con una cuchilla o lo queman con una cuchara, la ponen a calentar en el fuego, en una leña, y lo van machucando para que se vaya chamuscando el clítoris de la niña». Lo dice una Embera Chamí y asegura que también es una práctica entre indígenas Nasa de Colombia.
Hay que explicar y no cansarse de decir, que las complicaciones inmediatas pueden incluir: dolor intenso, hemorragia, inflamación de los tejidos genitales, fiebre e infecciones como el tétanos. Problemas urinarios, lesiones de los tejidos genitales vecinos, estado de choque y la muerte. De no suceder lo peor, a largo plazo, las consecuencias pueden ser: infecciones urinarias (micción dolorosa, infecciones del tracto urinario); problemas menstruales (menstruaciones dolorosas, tránsito difícil de la sangre menstrual, etc. Trastornos vaginales (leucorrea, prurito, vaginosis bacteriana y otras infecciones); tejido y queloide cicatriciales. También problemas sexuales (coito doloroso, menor satisfacción, etc.); mayor riesgo de complicaciones en el parto (parto difícil, hemorragia, cesárea, necesidad de reanimación del bebé, etc.) y de mortalidad neonatal.
No se descarta la necesidad de nuevas intervenciones quirúrgicas, por ejemplo cuando después de haber estrechado o sellado la abertura vaginal (tipo III) hay que practicar un corte para lograr ensanchar la abertura y posibilitar el coito, como el parto (desinfibulación). La zona genital es cosida varias veces, aún después del parto, lo que aumenta los riesgos y los trastornos psicológicos. Escasa autoestima, depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, y hasta el suicidio, como la madre de la joven keniana que se decidió a contarnos.
El corte del callo
Lo dicen las mujeres Emberá, donde dos de cada tres niñas son mutiladas.
“Me contaban mis abuelas. Porque a las niñas les crecía esa cosita y había que cortarla. También porque cuando se lo cortas, no tiene nada de arrecha -excitación- entonces y le toca tener un solo marido, hasta que se muere”.
“Eso decía mi mamá, que una niña nacía y que en la vagina tenía una cosa con pelitos encima, con unas telitas por lado y lado, y que eso lo operaban […] Y ya, ponían un poquito de alcohol y ya con eso iba sanando. Mi mamá me enseñó. Pero ya no lo hago (Testimonio de mujer emberá chamí, 2009)”.
“Si, en los talleres con las mayoras, nos enseñan a mutilarlas, y es para que no le crezca como un pene y para que cuando sean mujeres, no sean ‘brinconas’, sean fieles a sus maridos”.
“Mire, yo misma quería ver cómo mi mamá y mi abuela hacían la curación a la niña mía, porque yo no sabía qué era eso. Pero mi mamá me dijo que no, que yo no podía ver, y yo le dije: ‘¿pero por qué yo no puedo ver?, ¿qué es lo que ustedes van a hacer a mi hija?’, y ella me preguntó que si a mí no me daba pesar. Yo dije que no, yo quería ver cómo hacían curación a la niña mía. Yo no sabía […] Entonces empezaron, yo pensaba: ‘¿yo qué hice?’. Yo no era capaz de seguir. Ya a lo último me retiraron porque yo estaba muy mal y no dejaba (Testimonio de mujer emberá chamí, 2009)».
“Es el corte del callo”, así se entiende en Chamí – Emberá-Chamí es un grupo étnico indígena colombiano- se eliminan las partes sexuales expuestas de la niña, toda o casi toda”.
“Hay una compañera mía, que me contaba cómo a su hija mayor también le hicieron y a la menor no, y ella dice: ‘¿será que es cierto lo que decían los abuelos? A esa muchachita no la arreglé, la dejé así. Y esa muchacha se alborota por todo [tiene una vida sexual activa]. En cambio la grande, a la que arreglaron, anda un poquito calmadita’. Entonces yo le decía: ‘¡Ay! si usted dice eso, ahora la mía también le va a pasar lo mismo. Hasta ahora es normal, ella está en la casa, ella está viendo televisión. Hasta ahora yo veo que está juiciosa, ¿qué tal más adelante?’. Entonces yo digo: ¿será que vamos a tener que ver un problema por algo que dejamos sin arreglar?(Testimonio de mujer emberá chamí, 2009)».
“No, nosotros no sabíamos de eso, nosotros éramos inocentes de que eso existía aquí en la comunidad, pues como yo no tengo niñas, yo tampoco sabía cómo era el clítoris. […] Yo me preguntaba por qué yo no tengo eso, entonces le preguntaba a mi mamá y ella me decía que yo había nacido así. Es que los mayores eran muy ocultos con esas cosas, ellos nunca le decían a uno nada, ni los hombres sabían (Testimonio de mujer emberá chamí, 2009)».
“Cuando la niña nace con el clítoris largo, que sobrepasa la vulva, se arregla para que no crezca como un pene. La curación es para evitar que en el momento de tener relación sexual con el marido, no se ponga erecto como el pene, porque eso muchas veces no le gusta a los hombres (Testimonio de mujer emberá chamí, 2010)».
“Hay unas mujeres que las operaban. Mi mamá arreglaba a mi niña, me decía que había que arreglarla, me decía: ‘hija póngale cuidado y verá que eso lo arregla es así’. La primera vez yo no sabía, claro que me dio miedo. Primero tuve un embarazo de un niño, después fue una niña. Mi mamá dijo: ‘tienen que operar la niña’. Decía que así no se veía nada más, que ya quedaba normal la vaginita (Testimonio de mujer emberá chamí, 2009)».
“Eso es como un tabú que no se le cuenta a los hombres, hasta que una vez a una señora se le murió una niña de tres días de nacida. Una señora mayor llegó y le practicó ese trabajo a las nueve de la mañana y cuando el papá llegó en la tarde la niña había fallecido a las dos de la tarde. Empezó a haber chisme entre las mayoras y por eso se supo, para ellas era un secreto pero los compañeros se enteraron por los chismes y pensaron que eso era malo, que eso era delito (Testimonio de mujer emberá chamí, 2010)».
“Entonces ya fue uno pensando, allí mucha gente decía: ‘hombre, con unos huevos, apenas se ponen calienticos, ahí mismo sobarle allá’. Cuando la gallina coloca el huevo, ahí mismo hay que cogerle y con eso sobarle allá en la vagina. Si eso no se hace, cuando ya va creciendo la niña, cuando tenga un añito, entonces se va alborotando más, por eso no se puede dejar eso así. […] Ahora eso [ablación] no se hace pero lo del huevo sí (Testimonio de mujer emberá chamí, 2009)».
“Yo estoy en dudas y me he sentido apenada de esas tradiciones. Pero también pienso que nuestras madres han dado vida y de ahí nosotros vivimos en nuestros territorios tradicionales. Nosotros hemos venido milenariamente, pisamos la madre tierra, y en este momento yo estoy aquí parada en nombre de mi tradición y de las parteras que me dieron la vida (Testimonio de mujer emberá chamí, 2010)».
“Las emberá enfrentan muchas otras situaciones que menoscaban sus posibilidades de pervivencia, como mujeres y como indígenas. Son víctimas de diversas formas de violencia tanto por la acción de actores externos, como al interior de sus comunidades debido a la reproducción de prácticas de subordinación que se han incorporado a la cultura. La ausencia de condiciones de vida digna para ellas hace muy difícil su fortalecimiento y, como consecuencia de ello, limita los procesos de transformación de imaginarios patriarcales”.
“Nuestras hijas son víctimas de violencia seria en nuestro territorio (…) La mujer siempre ha sido discriminada, también entre nosotras mismas. A las mujeres no les gusta que otras vayan a fortalecerse dentro de sus comunidades, no les gusta que las niñas sean educadas. Sólo nos gusta que cuiden a los hermanitos, no más. Entre nosotros mismos los indígenas hemos utilizado el abuso verbal, el abuso físico, el abuso de confianza, por eso no nos hemos fortalecido. Hay atropello por parte de actores armados que vienen a nuestros territorios (Testimonio de mujer emberá chamí, 2010)».
“Esta práctica de la curación, es un tema de mujeres. Una niña fue llevada con una infección genital a Pueblo Rico, y muere. Se indaga con las parteras y se reconoce la práctica entre las parteras”.
“Nos tocó a las lideresas ir a cada vereda, son 36 en cada municipio, a preguntarle a las ancianas, a las más. Nadie quería hablar incluso se enojaban, es un tema muy vergonzoso para ellas. Se hicieron talleres con las mujeres, al personal de salud de la zona, con todas las mujeres”.
“Las parteras plantean que atenderán los partos, pero que eso es responsabilidad de la familia, si la niña mañana aparece con eso cortado”.
“Aquí en mi resguardo, ya no se hace. Se les ha dicho a las parteras que si a la niña le pasa algo, de pronto, ella puede ir a la cárcel. Es algo anormal para la niña, a pesar de que venga de una tradición”.
“La experiencia para el resguardo, fue difícil, pues las parteras se cerraron diciendo que eso era su práctica cultural tradicional eso de cortar el clítoris”.
“Hay una parte de la comunidad que lo entiende como un maltrato físico contra la mujer indígena. Otra, la mayoría de las veces es algo oculto, entre la mayora y la madre. No puede saberlo ni el papá”.
“Pero muchos esposos lo saben, el hombre Emberá tiene una autoridad muy fuerte en la familia, hay que fortalecer el tema con ellos. Nosotras lo entendemos, pero los hombres no lo van a entender. Los talleres deben ser para todos”.
“Eso no es cultura, por eso hablo mucho a las mayoras, entiendo que es difícil que comprendan que eso no se puede hacer. Por tanto me han tenido ciertas dificultades”.
“Desde el 2012, las autoridades estatales e indígenas, manifestaron su compromiso con la erradicación de las practicas nocivas a la salud de niñas y mujeres indígenas, comenzando por la mutilación genital femenina. Se volvió un tema común, vamos avanzando porque de eso, antes no se podía hablar”.
“Si, con los talleres, se capacitaron a muchas mujeres que perdieron el miedo a hablar del tema. Nosotras como mujeres no podemos maltratar a nuestras criaturas, a nuestras niñas que trajimos a este mundo. Nadie tiene ese derecho a eso”.
Colombia tiene 48 millones de habitantes. Unas 300.000 son indígenas Emberá. Un 49 por ciento son mujeres que se vuelven mayores entre los 10 y los 12 años, así pueden conseguir esposo y hacer una familia. La nación Emberá se encuentra entre Ecuador, Panamá y Colombia, donde están desplazados en 16 de los 32 Departamentos. Allí es común el nacimiento en casa, acompañados de sus madres, abuelas y las parteras, que por tradición, guardan la placenta de la mujer y el ombligo del recién nacido. Lo que pasa ahí dentro, ahí se queda.
«Fueron ellas quienes incitaron a que se continuara realizando», dice Dayana Domicó, coordinadora nacional de juventud de la ONIC. La mujer emberá, se refiere a las monjas católicas, quienes -dice- afirmaron esta tradición heredada de la cultura africana. Los esclavos también llegaron a Latinoamérica víctimas de una trama de colonización, violencia y sufrimiento.
Mujer emberá: “eso no es vida, es una tortura. Que así como Karaví (Dios), la Madre Tierra, nos manda a este mundo así mismo tenemos que aceptarnos».
Una de cada 20 niñas y mujeres han sufrido alguna forma de mutilación genital femenina (MGF), según cifras de Naciones Unidas (ONU).
Eso significa que 200 millones de mujeres en la actualidad han sido sometidas a algún tipo de corte, cambio o eliminación de la parte externa de sus genitales. Mujeres, esa no es una tradición, es una traición.
En desafío a la ley de emergencia por la COVID-19, cientos de estudiantes se manifestaron este jueves en Tailandia para pedir la disolución del Parlamento y una nueva Constitución para acabar con la hegemonía de las élites promilitares y ultramonarquicas del país.
Organizados a través de las redes sociales, grupos de universitarios convocaron diversos actos de protesta en Bangkok y en la provincia de Nakhon Phathom, contra el Gobierno del primer ministro Prayut Chan-ocha, general que tomó el poder en un golpe de estado en 2014 y se ha mantenido en el poder tras ganar las elecciones del año pasado.
«Primero queremos que el Gobierno deje de amenazar al pueblo, a los estudiantes que se manifiestan», dijo a Efe Pumiwat Rangkasiwit, miembro del grupo estudiantil New Life Network, en el campus norte de la Universidad del Rey Mongkut, en la capital, donde los estudiantes escribieron mensajes de protesta en el suelo y pronunciaron discursos bajo la vigilancia de policías uniformados y de paisano.
Pumiwat precisó que la segunda demanda es la derogación de la Constitución, que considera fruto del golpe de Estado de 2014, y la creación de una nueva con la participación de la sociedad, mientras que la tercera demanda sería la disolución del Parlamento y la convocación de nuevas elecciones.
CONTRA EL PODER DE LOS MILITARES
El Ejército ha tomado el poder en Tailandia en 13 golpes de Estado desde el fin de la democracia absoluta en 1932, pero en la historia reciente del país también han sido frecuentes las protestas callejeras contra el Gobierno, incluidas las manifestaciones de 2010 que terminaron de modo sangriento con la intervención del Ejército.
«Prayut está jodiendo mi país», rezaba una de las frases escritas en pancartas blancas en referencia al primer ministro, y, entre los mensajes se podía incluso leer alguna crítica velada al rey, Vajiralongkorn, al preguntar dónde se encuentra, ya que el monarca ha pasado la pandemia en un hotel de lujo en Alemania, donde vive gran parte del año.
Falida, una universitaria de 19 años, manifestó a Efe que si el Gobierno no sabe resolver los problemas económicos del país, debería dimitir y, aunque la estudiante tenía solo 14 años cuando Prayut encabezó el golpe militar de 2014, sugirió que detrás del mismo había una élite monárquica.
Además de las protestas en los campus, estudiantes de diversos niveles, desde la educación secundaria a las universidades, también son activos en las redes sociales, donde expresan sus ideas con etiquetas como #jóvenesporlaindependencia en tailandés.
Los mensajes reflejan el hartazgo de una parte de los jóvenes ante el control casi total del poder de las élites conservadores militares y ultramonárquicas que, en los últimos años, han conseguido derrocar a dos Gobiernos elegidos democráticamente mediante sendos golpes de Estado en 2006 y 2014.
LOS «CIUDADANOS DEL REY»
Entretanto, otros manifestantes de signo opuesto se congregaron en torno al Monumento a la Democracia, en el centro histórico de Bangkok, para defender al Gobierno y la monarquía, con algunos blandiendo carteles que rezaban «los ciudadanos del rey».
La monarquía es un tema delicado en Tailandia, país con una de las leyes de lesa majestad mas punitivas del mundo, que prescribe penas de hasta 15 años de cárcel para los insultos o amenazas al rey.
La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) exigió que las autoridades locales así como federales localicen con vida a Dylan Esau
A tres semanas de la desaparición del niño Dylan Esau, de dos años de edad, ocurrida en San Cristobal de las Casas, Chiapas, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) exigió que las autoridades locales así como federales localicen con vida al menor.
La Redim aseguró que la respuesta de las autoridades repitió el patrón de “no atender con celeridad la desaparición y priorizar la carpeta de investigación por encima de la búsqueda de Dylan”.
La organización también aseguró que en este tipo de casos, las autoridades solo responden a presión mediática por lo que, al hacerse conocida la desaparición de Dylan, la familia obtuvo el respaldo para la búsqueda.
“Lamentablemente sólo responden a la presión pública o mediática como en el caso de Dylan Esau que ha tenido el respaldo de su familia y comunidad con un plantón permanente en la presidencia municipal, diversos acciones realizadas por integrantes de la sociedad civil, organismos internacionales y la ciudadanía en general”, indicó.
Hizo un llamado también a responder, de manera urgente, a lo que llamó “la epidemia de Niñez Desaparecida” y que ha dejado como saldo 12 mil 762niñas, niños y adolescentes desaparecidos desde el inicio de la guerra contra el crimen, impulsada por el expresidente Felipe Calderón y continuada por Enrique Peña Nieto y ahora en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Siete niños desaparecen diariamente en México
La Redim dio a conocer que en lo que va de 2020, el total de niños, niñas y adolescentes reportados como desaparecidos ha sido de mil 970.
De acuerdo co la Redim, se trata de, en promedio, siete niños desaparecidos diariamente en el país.
#Boletín#DÓNDEESTÁDYLAN ¿Y DÓNDE ESTÁN LAS 7 NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES QUE DESAPARECEN DIARIAMENTE EN MÉXICO?
De enero a julio 1970 niñas, niños y a adolescentes han sido reportados como desaparecidos
— Derechos Infancia (@derechoinfancia) July 23, 2020
El 27 por ciento de ellos, es decir, 532 casos siguen desaparecidos y/o no localizados.
Las cinco entidades federativas que presentaron un mayor número de niños, niñas y adolescentes desaparecidos en lo que va de 2020 son el Estado de México con 571, Jalisco con 311, Ciudad de México con 308, Morelos con 110 y Durango con 65.
En conjunto suman el 69.3 por ciento del total.
De estas entidades, en el Estado de México el 6.6 por ciento siguen desaparecidos y/o no localizados, el 11.1 por ciento en Jalisco, el 24.1 por ciento en la Ciudad de México, el 5.3 por ciento en Morelos y el 0.4 por ciento en Durango.
El más reciente informe de Global Witness destaca que 212 personas defensoras de la tierra y el medio ambiente fueron asesinados durante el 2019; la mitad de los homicidios ocurrieron en Colombia y Filipinas.
Entre los países que registraron el mayor número de asesinatos también se encuentran Brasil, México, Honduras, Guatemala, Venezuela y Nicaragua.
La crisis climática que vive el mundo es igual de intensa que la violencia que enfrentan las personas y comunidades que defienden los territorios naturales, los bosques, los ríos, el agua, las selvas, la flora y la fauna. Un solo número lo muestra: 212 defensores de la tierra y del medio ambiente fueron asesinados durante 2019.
En el documento, América Latina vuelve a ubicarse como la región más peligrosa para los defensores ambientales, una posición que ocupa desde 2012, año en el que Global Witness comenzó a publicar sus informes.
De los diez países con el mayor número de asesinatos, siete se localizan en Latinoamérica: Colombia, Brasil, México, Honduras, Guatemala, Venezuela y Nicaragua.
Petrona Ramon Martín, de la comunidad de San Francisco, donde se oponen al proyecto de la hidroeléctrica en San Mateo Ixtatan, Huehuetenango, Guatemala. Foto: James-Rodriguez/Global Witness.
La documentación que realiza Global Witness pone sobre la mesa una tendencia nada alentadora: la violencia contra los defensores ambientales va en aumento año tras año. En 2018 se registraron 164 crímenes; para el 2019 el número se elevó a 212.
Ben Leather, de Global Witness, explica algunas de las razones de ese aumento: “Estamos viendo intereses más fuertes sobre la tierra y los recursos naturales para responder a las demanda de los consumidores. Industrias como minería, agronegocios o la explotación de madera están entrando cada vez más a nuevos territorios, en los cuales vemos que las empresas están haciendo acuerdos con políticos corruptos para imponer proyectos”.
La corrupción, considera Ben Leather, también está facilitando el cambio climático, al permitir que las empresas “puedan hacer lo que les da la gana, para tener ganancias a corto plazo y a costa de la protección del medio ambiente. Lo que nuestro informe demuestra es que son las y los defensores quienes están denunciando esta corrupción política, esta irresponsabilidad empresarial”.
El protagonismo de la minería
En América Latina, pero también en Asia y África, incluso con comunidades nativas de Estados Unidos que han sido afectadas por la imposición de megaproyectos se repiten las mismas historias: “Cuando estas comunidades denuncian los abusos y la destrucción causada por los proyectos —señala Ben Leather— comienzan a recibir amenazas, agresiones y, en algunos casos, asesinatos”.
El informe de Global Witness resalta que la gama de violencias en contra de los defensores ambientales es amplia; incluye ataques, arrestos, amenazas de muerte o demandas judiciales. El documento no se limita a documentar el número de asesinatos, también señala a las industrias contra las cuales se manifestaron los defensores ambientales.
Como en otros años, la minería fue el sector vinculado al mayor número de agresiones; en 2019 se le relaciona con los asesinatos de 50 defensores. Más de la mitad de estas víctimas provenían de comunidades afectadas por la minería en América Latina.
También se documentó que 34 asesinatos fueron contra defensores que se oponían a la agricultura a gran escala, ese número representa un aumento de más del 60 % si se compara con los datos de 2018.
Otros de los sectores que denunciaron los defensores ambientales que fueron asesinados son la explotación forestal, la caza ilegal y la pesca.
Ante esta situación, Ben Leather resalta que “las empresas tienen que implementar políticas que permitan asegurar que sus inversiones y sus operaciones no afectan los derechos de las comunidades y no están contribuyendo a que se realicen ataques en contra de las personas defensoras del medio ambiente y de la tierra”.
Ben Lather señala que se ha demostrado que los compromisos voluntarios de las empresas no están funcionando, por lo que es necesario impulsar leyes que obliguen a las empresas a realizar la debida diligencia, para que demuestren que no están contribuyendo a los abusos de derechos humanos y ambientales.
En el informe de Global Witness se resalta que en 37 de los asesinatos se pudo vincular a fuerzas estatales como perpetradores. “También se sospecha de la participación de actores privados como sicarios, bandas criminales y guardias de seguridad privados”.
De las víctimas asesinadas, 19 eran funcionarios estatales o guardaparques, personas contratadas para proteger el medio ambiente. Estos ataques se documentaron en ocho países; Guatemala, Brasil, Filipinas, Rumania, Kazajstán, República Democrática del Congo, Uganda y Ghana.
Además, una de cada 10 personas defensoras asesinadas eran mujeres.
A Samir Flores lo asesinaron el 20 de febrero de 2019. Se oponía a la construcción de la termoeléctrica de Huesca, en Morelos, México. Foto: Cartel que realizaron artistas aliados a la defensa de la tierra y el agua en Morelos.
Territorios donde reina la impunidad
Colombia y Filipinas sobresalen por el alto número de asesinatos contra defensores ambientales, pero también porque durante los últimos años su tendencia es al alza.
Colombia, por ejemplo, registró 64 asesinatos de defensores ambientales en 2019. Si esa cifra se compara con los 24 casos del 2018, el país sudamericano presentó un aumento de más del 150 %, destaca el informe de Global Witness.
En Filipinas, se documentaron 43 asesinatos de defensores ambientales en 2019. Ben Leather destaca que si se comparan los tres primeros años del gobierno del presidente Rodrigo Duterte, con los tres años anteriores, se tiene que “el número de asesinatos de defensores es el doble”.
Colombia y Filipinas —explica Leather— también coinciden en que no han logrado resolver antiquísimos problemas relacionados con el derecho a la tierra, sufren por la presencia de grupos armados que son legado de conflictos internos, poseen una política de seguridad militarizada y una regulación inadecuada de las empresas.
Niños pemones juegan en las calles de Kumarakapay. Decenas de familias indígenas debieron huir tras el asalto militar a este pueblo en febrero de 2019 y se encuentran en refugios en la frontera con Brasil. Foto: Lorena Meléndez.
Pero además, los dos países tienen un factor que también está presente en otras naciones donde la violencia contra los defensores ambientales es crítica: altos niveles de impunidad.
“La gran mayoría de los ataques contra defensores ambientales continúan en la impunidad; eso actúa como una especie de luz verde para quienes quieren silenciar a los defensores”, resalta Ben Leather, de Global Witness.
Una verdadera justicia, destaca Leather, es “una rendición de cuentas que se aplica tanto a las empresas que están actuando con irresponsabilidad, como a quienes están llevando a cabo estos asesinatos”.
Defender la “casa grande”
En Colombia, el informe de Global Witness, documentó que 14 de las 64 muertes de defensores ambientales ocurridas en 2019 se vinculan con la sustitución de cultivos ilícitos.
En los territorios previamente ocupados por la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), “ahora están entrando paramilitares y otros grupos armados, y están asesinado a cualquiera que se oponga a su llegada. Hay una implementación inadecuada de los acuerdos de paz, lo que ha tenido un impacto sobre los defensores”, señala Ben Lather.
Para Francia Márquez, una de las defensoras ambientales afrodescendientes más reconocidas en Colombia y quien en 2018 ganó el Premio Ambiental Goldman, la violencia contra los defensores es consecuencia de la acumulación del capital que “usa la violencia, el racismo estructural, el patriarcado para seguirse imponiendo […] En este país hay a quienes les interesa seguir impulsando la violencia para mantenerse en el poder, porque es la forma en como lo han hecho”.
La colombiana Francia Márquez, defensora ambiental, Premio Goldman 2018.
La defensora resalta el papel de la “minería ilegal pero también la minería inconstitucional, entendida como la que promueve el mismo gobierno nacional en los territorio ancestrales, en territorios de pueblos afrocolombianos e indígenas”.
Francia Márquez insiste en que hay “una política de muerte” que no toma en cuenta el cuidado de la “casa grande, el planeta”. Los defensores ambientales, de territorio, de derechos indígenas y afrodescendientes “estamos dificultando ese proyecto político. Por eso nos están matando, por eso nos asesinan”.
Francia Márquez sabe de lo que habla. En mayo de 2019, en la región del Cauca, ella y otros líderes ambientales y sociales fueron atacados por hombres armados quienes, incluso, lanzaron una granada contra el grupo. El ataque duró 15 minutos.
El Cauca es uno de los lugares más peligrosos del mundo para defender el ambiente. En 2019, más de un tercio de todos los asesinatos de defensores ambientales en Colombia ocurrieron en esa región del suroeste del país.
Años antes, Francia ya había recibido otros ataques, sobre todo cuando participó en las acciones para detener la minería ilegal en La Toma.
Por su defensa de la naturaleza y su territorio, Patricia Gualinga —lideresa Sarayaku, un pueblo kichwa del Ecuador— ha recibido amenazas de muerte y ataques. Foto: Jonathan Rosas para GK.
Honduras: violencia que no cesa
El informe de Global Witness también incluye a los cinco países con más asesinatos per cápita. En esa lista sobresale Honduras, nación centroamericana que este año registró 14 homicidios.
Desde 2016, cuando fue asesinada la defensora ambiental Berta Cáceres, diversas organizaciones señalaron la difícil situación que viven los defensores de derechos humanos en Honduras. Este panorama no ha cambiado, al contrario, sigue agravándose, señala Hedme Castro, coordinadora de la Asociación para la Ciudadanía Participativa (ACI-Participa), organización que trabaja en la documentación de las violaciones de los derechos humanos en el país centroamericano.
Hedme Castro explica que 36 % del territorio de Honduras ha sido concesionado a empresas —algunas pertenecientes a políticos locales— y a compañías de capital extranjero para el desarrollo de minas, hidroeléctricas, proyectos fotovoltaicos y desarrollos turísticos; los cuales han provocado desplazamiento forzado, así como agresiones y represión contra comunidades y defensores ambientales.
“La situación en el país es terrible”, describe la defensora y como ejemplo recuerda lo que ha sucedido durante el mes de julio en Honduras. El 9 de julio, por ejemplo, allanaron las oficinas de ACI-Participa; dos días después desapareció Marvin Damián Castro Molina, presidente de la Red Juvenil de la Asociación de Desarrollo Pespirense-Honduras y miembro del Movimiento Ambientalista Social del Sur por la Vida (MASS-Vida). Su cuerpo, con signos de tortura, se encontró días después.
La defensora hondureña Consuelo Soto durante un plantón frente al Congreso Nacional en contra de la Ley de Consulta Libre Previa e Informada, en Tegucigalpa. Foto: Martín Cálix.
El sábado 18 de julio, un grupo armado entró a la comunidad garífuna del Triunfo de la Cruz y se llevó a Alberth Esnider Centeno Tomas, presidente del Patronato de la comunidad; Milton Joel Martínez Álvarez; Suami Aparicio Mejía y Gerardo Mizael Róchez. Hasta el martes 28 de julio, no se tenía noticias sobre ellos.
Hedme Castro explica que la comunidad del Triunfo de la Cruz lleva una larga lucha para que se le devuelvan sus derechos ancestrales sobre su territorio. Incluso, en 2018, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió una sentencia en donde se exige al gobierno hondureño reconocer los derechos de los garífunas.
“Alberth Esnider encabezaba las exigencias contra el gobierno para que cumpliera con la sentencia de la Corte interamericana”, resalta Hedme Castro. La defensora comenta que “mientras al país lo sigan dirigiendo personas vinculadas a escándalos de corrupción, personas que están dispuestas a vender el país entero, seguirán los asesinatos, los desplazamientos forzados; no se respetarán las zonas protegidas ni los títulos ancestrales”.
Rosalina Domínguez, defensora hondureña que continúa la labor que inició Berta Cáceres, ha recibido amenazas de muerte. Foto: Rubén Escobar.
Las más afectadas: comunidades indígenas
Entre los nombres de los defensores ambientales asesinados en 2019 está el de Paulo Paulino, de 26 años y miembro de la comunidad indígena guajajara. En noviembre de 2019 fue asesinado a tiros por un grupo integrado por, al menos, cinco madereros ilegales, en el estado de Marañón, Brasil.
Paulo formaba parte de la organización “Guardianes del Bosque”, cuyo objetivo es combatir a los grupos de tala ilegal que invaden tierras indígenas en la Amazonía brasileña. El informe de Global Witness señala que 90 % de los asesinatos en Brasil ocurrieron en la Amazonía.
Entre 2000 y 2018, 42 indígenas guajajara fueron asesinados por hacer frente a los madereros ilegales. Paulo no fue el último. Hasta abril de 2020, mataron a otros cuatro líderes de la comunidad.
“En Brasil —donde es urgente proteger la Amazonía— observamos que las comunidades indígenas están siendo muy vulnerables debido a las políticas de (Jair) Bolsonaro”, subraya Ben Lather. El presidente brasileño, se resalta en el informe, ha impulsado la expansión de la minería a escala industrial y la agroindustria en la Amazonía.
Miembros de la comunidad Guajajara. Fotografía: Global Witness.
Al igual que los guajajara, otras comunidades indígenas están mirando cómo se asesina o desaparece a los suyos por defender sus tierras, los bosques, los ríos o el agua.
En México, por ejemplo, en la Sierra Tarahumara se ha registrado el asesinato de, por lo menos, 12 indígenas raramuri que se han opuesto y denunciado la tala ilegal de sus bosques. Dos de ellos fueron asesinados en 2019: Otilia Martínez Cruz, de 60 años, y su hijo de 20, Gregorio Chaparro Cruz. Ambos eran familiares de Julián Carrillo, defensor de Coloradas de la Virgen, a quien le dispararon en octubre de 2018.
En 2019, 40 % de las personas defensoras asesinadas pertenecían a comunidades indígenas, a pesar de que representan solo el 4.4 % de la población mundial, señala el informe de Global Witness. Entre 2015 y 2019, más de un tercio de todos los ataques han sido contra pueblos indígenas, por lo que son una de las comunidades en mayor riesgo en todo el mundo.
El indígena rarámuri Julián Carrillo, defensor de ambiente y territorio en México, fue asesinado en octubre de 2018. Foto: Amnistía Internacional México.
Pandemia: aumentan las amenazas
Ben Lather resalta que no solo se está ante la urgencia de combatir la crisis climática, también se debe trabajar para detener las violencias contra los defensores ambientales, quienes se encuentran en la línea de batalla para proteger los recursos naturales: “¿Cómo vamos a proteger al planeta si no podemos proteger a quienes defienden el planeta?”
Los defensores ambientales no solo son vitales para combatir la crisis climática, “también son nuestros aliados para prevenir otra pandemia como la del COVID-19, porque ahora ya sabemos que se aumentan las probabilidades de tener otras pandemias si aumenta la deforestación y se afecta la naturaleza”, señala Ben Lather.
La defensora colombiana Francia Márquez resalta que la pandemia del COVID-19 mostró “la cara de una política que es inviable y de un ‘desarrollo’ que para lo único que ha servido es para enriquecer los bolsillos de unos pocos a costa del sufrimiento de millones de millones de personas en el mundo, a costa del detrimento y del daño a ecosistemas frágiles y muchas especies”.
Adán Vez fue asesinado el 8 de abril de 2020, en Veracruz, México. Foto: Tomada de la página de Facebook de Adán.
Estos argumentos pareciera que no alcanzan a tener la fuerza suficiente, porque ni siquiera durante el confinamiento que se vivió por la pandemia del COVID-19 se logró detener las agresiones contra los defensores ambientales, como se ha visto en países como Honduras, Colombia, México o Brasil donde durante los últimos cuatro meses se registraron asesinatos de ambientalistas.
“Durante esta crisis del COVID-19 —apunta Ben Lather, de Global Witness— algunas empresas están ampliando su ataque contra las personas defensoras, y los gobiernos están reduciendo la protección”.
Además, la crisis económica que trae de la mano la pandemia del COVID-19 intensificó la presión sobre los territorios naturales, sobre todo en aquellos países en donde se impulsan megaproyectos que afectan el medio ambiente y a las comunidades que viven en esas zonas.
Francia Márquez comenta que es preocupante “ver a las personas que tienen el poder, que gobiernan nuestros países, tomando decisiones a nombre de la crisis económica; decisiones que plantean que seguirán, sin ningún pudor, profundizando la crisis en muchos territorios que van a seguir destruyendo”.
En el caso de Colombia, señala, “se plantea utilizar el fracking, la explotación petrolera y minera para sacar al país de la crisis generada por la pandemia del COVID-19. Eso, para nosotros implica seguir convirtiendo nuestros territorios en cementerios”.
Para Francia Márquez el gran desafío que tienen los defensores ambientales es “articular nuestras acciones a nivel global; así como la ‘política de la muerte’ se articula en un sistema global, nosotros tenemos que articular acciones de resistencia a favor de la vida. Salvar nuestra casa grande es la responsabilidad colectiva que hoy tenemos como humanidad”.
Estima una reducción de las matrículas en educación superior de hasta el 3,5%, porcentaje que representa 7,9 millones de alumnos.
La UNESCO advierte de que 24 millones de estudiantes en todo el mundo, desde el nivel de preescolar hasta el ciclo superior, podrían no volver a la escuela en 2020 como consecuencia de los cierres provocados por el COVID-19, según el informe ‘Education in the time of COVID-19 and beyond’, que ha sido presentado este martes.
El documento se presenta en el marco de #SalvarNuestroFuturo, campaña plural coordinada por 10 organizaciones, entre otras la UNESCO, que se ha propuesto sensibilizar acerca de la situación de emergencia que atraviesa la educación en el mundo e instar a que se aumenten las inversiones en el sector, para construir mejores sistemas educativos, más inclusivos y resilientes, de cara al futuro.
Según el informe, la mayoría de los alumnos en situación de riesgo, unos 5,9 millones, se encuentra en Asia Meridional y Occidental, mientras que otros 5,3 millones de estudiantes corren el mismo peligro en el África Subsahariana. Ambas regiones ya se enfrentaban a graves problemas educativos antes de la pandemia, por lo que la UNESCO considera probable que su situación empeore considerablemente.
La educación superior podría experimentar los mayores índices de abandono, así como una reducción de matrículas de hasta el 3,5%, lo que redundaría en una pérdida de 7,9 millones de alumnos. El segundo nivel más afectado sería la enseñanza preescolar, en la que se ha previsto una pérdida de matrículas del 2,8%, es decir, unos 5 millones menos de niños escolarizados.
Y según las mismas proyecciones, el nivel de primaria podría perder el 0,27% del alumnado y el de secundaria el 1,48%, lo que equivaldría a 5,2 millones de niñas y 5,7 millones de niños que dejarían los estudios en ambos niveles.
Las estadísticas compiladas por la UNESCO muestran que casi 1.600 millones de alumnos de más de 190 países –el 94% de la población estudiantil del mundo– se vieron afectados por el cierre de las instituciones educativas en el momento más álgido de la crisis, una cifra que hoy se ha reducido a 1.000 millones. Alrededor de 100 países todavía no han anunciado en qué fecha volverán a abrir sus escuelas.
«Estas conclusiones ponen de relieve la urgente necesidad de velar por la continuidad del aprendizaje para todos, especialmente de los más vulnerables, ante esta crisis sin precedentes», declara la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay.
148.000 millones de dólares de déficit
En el informe se pide a las autoridades nacionales y la comunidad internacional que aúnen esfuerzos para situar a la educación en la vanguardia de los planes de recuperación y proteger las inversiones en el sector educativo.
Precisamente, según los cálculos de la UNESCO, la pandemia ampliará en un tercio el déficit en la financiación necesaria para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en Educación, acordados por la comunidad internacional para 2030, en los países de ingresos bajos y medios-bajos, una brecha que en la actualidad alcanza ya la «impresionante» cifra de 148.000 millones de dólares estadounidenses.
Para esto, la UNESCO convocará, antes de que termine el año en curso, una sesión especial de la Coalición Mundial para la Educación.
El informe también pone de manifiesto que el cierre de escuelas no solo afecta a la educación, sino que también impide el suministro de servicios esenciales para los niños y las comunidades, entre otros el acceso a una alimentación equilibrada, y limita la capacidad de los padres para acudir al trabajo. Asimismo, las medidas de clausura incrementan el riesgo de que las niñas y mujeres puedan padecer violencia doméstica.
«La tarea de evitar que esta crisis del aprendizaje se transforme en una catástrofe generacional debería ser una prioridad para los dirigentes del mundo y para todos los interesados del sector educativo», señala el informe, al insistir en la función de la educación como motor del progreso económico, el desarrollo sostenible y la paz duradera.
«Nos enfrentamos a una catástrofe generacional»
Durante la presentación del documento, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha advertido de que la pandemia ha causado el trastorno más grave registrado en los sistemas educativos en toda la historia y amenaza con provocar un déficit de aprendizaje que podría afectar a más de una generación de estudiantes.
«Ya nos enfrentábamos a una crisis de aprendizaje antes de la pandemia –afirma Guterres–. Ahora nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría despilfarrar un potencial humano incalculable, socavar décadas de progreso y agravar las desigualdades más arraigadas».
Propuestas para atenuar los efectos de la pandemia
El informe contiene, asimismo, recomendaciones orientadas a atenuar los efectos de la pandemia en cuatro ámbitos. El primero de ellos es eliminar la propagación del virus y formular planes integrales para la reapertura de los centros escolares, que abarca las medidas sanitarias y de seguridad, la atención a las necesidades de los niños marginados, el planeamiento conjunto y la celebración de consultas con docentes, padres y comunidades.
El segundo punto es proteger la financiación de la educación y colaborar para atenuar las repercusiones negativas, seguido de incrementar la resiliencia de los sistemas educativos con miras al desarrollo justo y sostenible, prestando atención a la equidad y la inclusión, con medidas orientadas a abordar las necesidades de los estudiantes más vulnerables y marginados, y a garantizar que las presiones económicas y las costumbres relativas al género no impidan que las niñas vuelvan a la escuela.
Por último, la UNESCO insta a replantear la educación y dinamizar el cambio positivo en materia de enseñanza y aprendizaje, en el que las soluciones deben abordar las pérdidas en materia de aprendizaje, evitar el abandono escolar, en particular de los más marginados, y velar por el bienestar social y emocional de alumnos, profesores y demás personal docente.
Entre otras prioridades figuran la mejora del apoyo que se presta a la profesión docente, la supresión de las barreras que estorban la conectividad, la inversión en tecnologías digitales y la flexibilización de los itinerarios de aprendizaje.
«Vocês vão mandar suas crianças de volta para as aulas?»
A pergunta está presente em praticamente todos os grupos de WhatsApp de pais de alunos. Escolas do Brasil e de todo o mundo se preparam para reabrir pela primeira vez desde março, quando a maioria foi fechada devido à quarentena contra o coronavírus.
Mas o que a ciência diz sobre as escolas durante a pandemia? Elas podem reabrir agora com segurança para alunos e professores? O fechamento delas ajudou a conter a pandemia?
Em termos gerais, as pesquisas sugerem que pode ser seguro reabrir escolas onde não há grandes surtos da doença, mas que seria necessário manter medidas como distanciamento social. Além disso, seria vital ter um bom sistema de testes e de rastreamento de contatos — algo que inexiste em diversos lugares, como no Brasil.
Os estudos também mostram que professores, funcionários e alunos de escolas secundárias estão em maior risco que crianças pequenas de contrair a covid-19 — e que esses riscos não são nada desprezíveis.
Também está comprovado que diversas escolas no mundo — tanto primárias, quanto secundárias — registraram grandes surtos da doença.
No Brasil a maioria das escolas permanece fechada e sem previsão sequer de quando vão reabrir. Mas já há alguns planos mais avançados.
No Rio de Janeiro, algumas escolas da rede privada já retomaram suas atividades em agosto — mas com relatos de pouca presença de alunos e processos na justiça contra a reabertura. Alguns sindicatos de professores estão em greve contra a reabertura.
Em São Paulo, o governo estadual chegou a anunciar o dia 8 de setembro como o previsto para reabertura, mas isso ainda não foi confirmado.
No hemisfério norte, setembro coincide com o começo do ano letivo e muitos países já anunciaram que vão reabrir, mesmo em meio a temores de que uma segunda onda de coronavírus pode estar começando.
No Reino Unido, o governo disse que sua prioridade máxima é retomar as aulas a partir de setembro, e estuda até fechar outros segmentos da economia (como bares e restaurantes) como contrapartida para a reabertura das escolas.
O governo britânico também indicou que pode multar pais que não levarem seus filhos à escola, o que provocou reações fortes da sociedade. Um sindicato que representa 300 mil professores exige maiores garantias de que haverá segurança no retorno às aulas.
A imprensa local noticiou o caso de uma mãe que já economizou 4 mil libras (mais de R$ 27 mil) para pagar multas, já que ela não pretende mandar seu filho para a escola.
A Unesco diz que, neste mês, 60% da população estudantil do mundo está sofrendo com o fechamento de escolas — e que esse índice chegou a 90% em abril. Foram poucos países — como Taiwan, Suécia e Nicarágua — que decidiram manter suas escolas abertas durante a pandemia.
Direito de imagemEPAImage captionEscola privada no Rio de Janeiro retomou aulas em agosto mas com poucos alunos presentes
Desde março, diversos estudos já foram publicados com dados empíricos coletados nesta pandemia que tentam responder essas perguntas. Os governos têm se debruçado sobre essas pesquisas para tomar suas decisões — mas a questão é de difícil solução e não existe um consenso sobre qual seria o melhor caminho a seguir.
É arriscado?
A primeira pergunta na cabeça dos pais é: meu filho pode pegar covid-19 na escola?
Uma das mais recentes pesquisas sobre o tema foi publicada esta semana na revista científica The Lancet Child & Adolescent Health. E ela sugere que escolas podem reabrir onde houver outras formas de se controlar a pandemia, como distanciamento social.
Foram analisadas as escolas do Estado mais populoso da Austrália, New South Wales, entre os meses de janeiro e abril, quando a pandemia começou no país e atingiu seu pico. Nesse período, a maior parte das escolas ficaram abertas, mesmo quando em outros segmentos da sociedade eram registrados grandes surtos da doença.
Direito de imagemREUTERSImage captionEstudo com escolas australianas sugeriu baixo risco de contágio
O estudo liderado por uma pesquisadora do Centro Nacional para Pesquisa e Monitoramento de Imunidade sugere que as escolas não foram grande foco de infecção de coronavírus, com apenas 25 escolas registrando casos em um universo de 7,7 mil instituições — ou seja, menos de 1%.
O risco de infecção entre as crianças foi considerado pequeno.
A situação mais preocupante era a de professores e funcionários. Eles correspondem a apenas 10% da população escolar, mas responderam por 56% dos casos de covid-19 registrados em escolas.
Os autores do estudo foram explícitos nas suas conclusões: «nossas descobertas fornecem evidências de que a transmissão de Sars-CoV-2 em ambientes educacionais pode ser mantida em baixo nível no contexto de uma resposta eficaz à epidemia».
«Onde medidas de mitigação da pandemia resultam em um controle forte da doença, nós prevemos que escolas podem ser mantidas abertas de forma segura, para o bem educacional, social e econômico da comunidade enquanto nos adaptamos para viver com a covid-19.»
A Suécia e a Finlândia tiveram estratégias opostas durante a pandemia: os finlandeses fecharam suas escolas de março a maio; os suecos mantiveram escolas primárias abertas (secundárias e faculdades fecharam a partir de 17 de março).
O relatório — que não passou por revisão de pares — diz que as diferentes estratégias produziram resultados semelhantes: baixo número de contágio em pessoas de 1 a 19 anos, raros casos de internação em UTI e nenhuma morte.
«Em conclusão, fechar ou não escolas não teve impacto mensurável no número de casos confirmados em laboratório em crianças de idade escolar na Suécia e Finlândia.»
Direito de imagemREUTERSImage captionEscolas finlandesas retomaram aulas depois de terem fechado por causa da pandemia
Mas nem todos os estudos caminham na mesma direção.
Uma pesquisa feita nos Estados Unidos e publicada no mês passado sugere que crianças desempenham um papel importante na disseminação de doenças respiratórias em pandemias.
«Crianças são geralmente importantes transmissoras de epidemias virais como a influenza porque elas passam períodos longos em muita proximidade com outras crianças em escolas e durante atividades físicas», escrevem os cientistas do Hospital Infantil de Cincinnati, no Estado americano de Ohio, para a revista científica Journal of the American Medical Association (Jama).
Eles analisaram o fechamento de escolas em 50 Estados americanos entre março e maio. O estudo indica que, após o fechamento das escolas, houve uma queda, em média, de 62% no número de casos e 58% no número de mortos — mas faz a ressalva de que outras medidas concomitantes contribuíram para esses percentuais.
Um problema específico da covid-19 é que cientistas acreditam que muitas crianças são assintomáticas. Elas podem não estar apresentando sintomas da doença e mesmo assim agindo como propagadoras do vírus.
Surtos registrados
Mesmo com alguns estudos defendendo a reabertura de instituições de ensino, há relatos de surtos em escolas pelo mundo, sobretudo nas secundárias, com alunos mais velhos.
Um dos maiores surtos de coronavírus na Nova Zelândia aconteceu em março em uma escola marista de Auckland, com 96 casos relacionados. O caso começou com um professor contaminado, que teria espalhado o vírus para as demais pessoas. Em uma escola primária próxima, não houve casos.
Em Israel, uma escola secundária de Jerusalém registrou contágio de 153 alunos e 25 professores em maio. A escola foi fechada e a imprensa local noticiou que um professor «super-disseminador» tinha sido a origem do surto.
Neste mês, no Estado americano da Geórgia, 260 funcionários da rede de escolas do condado de Gwinnett testaram positivo para covid-19 ou entraram em quarentena por ter contato confirmado com infectados. Apesar disso, eles estão sendo obrigados a organizar a retomada das aulas nas próximas semanas, o que gerou protestos do sindicato de professores.
Direito de imagemREUTERSImage captionEscolas voltarão com mudanças após a pandemia para combater a doença
Os relatos de casos de covid-19 em escolas primárias são mais raros, mas eles existem.
Segundo a revista Science, nove de 11 crianças em uma sala de aula em Trois-Riviere, no Canadá, foram contaminadas. E em Jaffa, em Israel, 33 alunos e cinco professores de uma escola primária pegaram covid-19.
Também houve casos em pré-escolas: em Toronto, Montreal e no Texas.
Mais recentemente um surto em um acampamento de verão no Estado americano da Geórgia revelou que crianças pequenas também foram contaminadas. O ambiente é diferente do de uma escola, já que as crianças dormiam juntas nas mesmas cabanas.
Mas cientistas alertam que o surto mostra que crianças pequenas não são imunes à doença.
«Essa investigação acrescenta dados às evidências que demonstram que crianças de todas as idades são suscetíveis à infecção por Sars-CoV-2 e, ao contrário de relatos anteriores, podem desempenhar um papel importante na transmissão», afirma um relatório do órgão americano Centers for Disease Control and Prevention.
Reabrir ou não?
O debate sobre se as escolas devem reabrir ou não segue intenso em vários países.
No Reino Unido, a sociedade de pediatria enviou uma carta ao governo pedindo que a reabertura das escolas seja a prioridade número um da sociedade.
Os pediatras alertam para dois problemas. Primeiro, a falta de aulas teria consequências graves para a saúde mental e desenvolvimento dos alunos. E segundo, ela agrava a desigualdade de oportunidades entre alunos, com crianças que vivem em situação econômica mais frágil não conseguindo acompanhar aulas online.
Direito de imagemREUTERSImage captionEstudo sugere que tempo perdido de aulas tem impacto de longo prazo na vida dos alunos
«Até agora, poucas crianças foram afetadas diretamente pela covid-19. Mas indiretamente, muitas crianças e jovens sofreram enormemente com o impacto da pandemia no seu cotidiano. São as nossas crianças mais vulneráveis, como as de famílias em desvantagem ou com necessidades especiais, que sofrem mais», diz a pediatra Liz Marder, uma das profissionais que assinaram a carta.
O impacto econômico das escolas fechadas também é alvo de estudos. Muitos pais não estão podendo trabalhar para cuidar de seus filhos, prejudicando a renda familiar.
E existe também um potencial dano de longo prazo para a economia. Um painel interdisciplinar da instituição britânica Royal Society afirma que o tempo de aula perdido terá impacto na educação e nas habilidades dos alunos, que estarão menos preparados para o mercado de trabalho, podendo resultar em uma perda salarial de até 3% no futuro.
Um estudo austríaco afirma que a falta de escola provocou uma redução salarial ao longo de 40 anos em gerações que viveram durante a Segunda Guerra Mundial.
Todos esses fatores são levados em consideração no debate sobre reabertura das escolas.
Mas muitos governos têm se guiado por um parâmetro para tomar suas decisões: saber se a reabertura de escolas contribuiria para o aumento da pandemia no país.
Um estudo recente no Reino Unido diz que, no pior dos cenários, se as escolas reabrirem em setembro, a segunda onda de coronavírus poderia atingir seu pico em dezembro. A intensidade desse pico seria de até 2,3 vezes maior do que a primeira onda.
Mas o estudo também afirma que com um bom sistema de rastreamento de contatos — algo que sequer existe em países como o Brasil atualmente — seria possível impedir uma segunda onda.
O modelo foi feito pela University College London e pela London School of Hygiene and Tropical Medicine e publicado na Lancet Child and Adolescent Health.
Há controvérsias sobre quantos contatos de pessoas contaminadas estão sendo rastreados no Reino Unido — críticos dizem que são apenas 50% dos contatos, mas autoridades afirmam que esse número é bem maior.
O estudo sugere que se as autoridades conseguirem detectar 75% dos casos de covid-19 com testes e rastrear 68% dos contatos de cada pessoa infectada, uma segunda onda da doença poderia ser contida.
Um dos autores do estudo, Chris Bonell, disse que a sua pesquisa não deve servir como argumento para manter as escolas fechadas, mas sim para que o governo aprimore os sistemas de rastreamento de contatos.
A reabertura das escolas também teria um efeito cascata na sociedade. Com mais escolas abertas, mais pais poderiam retomar seus trabalhos, e isso provocaria um aumento na circulação de pessoas.
Direito de imagemREUTERSImage captionNo Reino Unido, restaurantes poderão fechar para que escolas sejam abertas, segundo o governo
As autoridades britânicas provocaram polêmica nessa semana ao sugerir que o país está próximo do seu limite máximo de reabertura da economia. De agora em diante, o governo pode adotar fechamentos de determinados setores, para permitir que outros reabram.
Um cientista que aconselha o governo disse que bares e outras atividades na Inglaterra podem ter que fechar para permitir que escolas reabram em setembro.
Como reabrir de forma segura?
Enquanto cientistas e autoridades ainda debatem a reabertura de escolas, professores, diretores e pais já se preparam para encarar a nova realidade.
O órgão americano Centers for Disease Control and Prevention (CDCP) tem um guia completo sobre como deve ser feita a reabertura.
A principal recomendação para todos é a de manter distanciamento social onde for possível e a constante higienização das mãos.
Direito de imagemREUTERSImage captionMonitoramento de sintomas de alunos será importante para impedir uma nova onda da doença
O uso de máscaras também é recomendado, com a ressalva de que nem todos conseguem usá-las de forma adequada (como crianças muito pequenas ou pessoas que têm problemas respiratórios). O uso é especialmente recomendado para quando as crianças são levadas para escola em carros e ônibus.
Novo normal
As escolas americanas estarão bem diferentes na volta às aulas. Haverá menos interação entre turmas e anos diferentes e haverá uma distribuição diferente entre ensino presencial e ensino online. Álcool gel e máscaras agora são parte da lista de material escolar.
Os pais devem monitorar sinais de doença em seus filhos todas as manhãs e não enviá-los para escola diante da presença de qualquer sintoma. Além disso, os pais devem se informar sobre os pontos de teste para covid-19 mais próximos e sobre como informar a escola no caso de um exame positivo.
Diretores receberam a recomendação de mostrar o guia da CDCP para pais que se opuserem às medidas de saúde púbica tomadas pelas escolas.
Desde seu começo, a pandemia foi observada de perto por cientistas e autoridades na tentativa de se aprender lições sobre como tentar retomar uma vida normal diante de um vírus que já infectou quase 20 milhões de pessoas no mundo tudo e matou mais de 700 mil.
Agora, com a reabertura iminente de escolas, os países se preparam para entrar em uma nova fase da pandemia — e novamente se tem poucos parâmetros e convicções para lidar com esse desafio.
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