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Nueva York: Distopía de alta tecnología: la receta que se gesta en Nueva York para el post-coronavirus.

Distopía de alta tecnología: la receta que se gesta en Nueva York para el post-coronavirus.

Por Naomi Klein

En este revelador artículo para The Intercept, la periodista canadiense Naomi Klein analiza el fichaje del ex Ceo de Google Eric Schmidt para encabezar una comisión para «reimaginar la realidad post-Covid» en Nueva York donde, dice, comienza a gestarse un futuro dominado por la asociación de los estados con los gigantes tecnológicos: “Pero las ambiciones van mucho más allá de las fronteras de cualquier estado o país”. Klein define una Doctrina del Shock pandémico, a la que llama el nuevo pacto o New Deal de las Pantallas (Screen New Deal). Plantea el riesgo liso y llano de que esta política de las corporaciones amenace destruir al sistema educativo y de salud. El rastreo de datos, el comercio sin efectivo, la telesalud, la escuela virtual, y hasta los gimnasios y las cárceles, parte de una propuesta “sin contacto y altamente rentable”.

La cuarentena como laboratorio en vivo, un «Black Mirror», y la aceleración de esta distopía a partir del coronavirus: “Ahora, en un contexto desgarrador de muerte masiva, se nos vende la dudosa promesa de que estas tecnologías son la única forma posible de proteger nuestras vidas contra una pandemia”. Cuáles son las dudas (de siempre) y cómo, bajo el pretexto de la inteligencia artificial, las corporaciones vuelven a pelear por el poder de controlar las vidas. (Traducido por Agencia Lavaca.org).

Durante la sesión informativa diaria sobre coronavirus del gobernador de Nueva York Andrew Cuomo el miércoles, la sombría mueca que llenó nuestras pantallas durante semanas fue reemplazada brevemente por algo parecido a una sonrisa.

La inspiración para estas vibraciones inusualmente buenas fue un contacto en video del ex CEO de Google Eric Schmidt, quien se unió a la reunión informativa del gobernador para anunciar que encabezará una comisión para reimaginar la realidad post-Covid del Estado de Nueva York, con énfasis en integrar permanentemente la tecnología en todos los aspectos de la vida cívica.

«Las primeras prioridades de lo que estamos tratando de hacer», dijo Schmidt, «se centran en telesalud, aprendizaje remoto y banda ancha… Necesitamos buscar soluciones que se puedan presentar ahora y acelerar la utilización de la tecnología para mejorar las cosas». Para que no haya dudas de que los objetivos del ex CEO de Google eran puramente benevolentes, su fondo de video presentaba un par de alas de ángel doradas enmarcadas.

Justo un día antes, Cuomo había anunciado una asociación similar con la Fundación Bill y Melinda Gates para desarrollar «un sistema educativo más inteligente». Al llamar a Gates un «visionario», Cuomo dijo que la pandemia ha creado «un momento en la historia en el que podemos incorporar y avanzar en las ideas [de Gates] … Todos estos edificios, todas estas aulas físicas, ¿para qué, con toda la tecnología que se tiene?» preguntó, aparentemente de modo retórico.

Ha tardado un tiempo en edificarse, pero está comenzando a surgir algo parecido a una doctrina del shock pandémico. Llamémoslo «Screen New Deal» (el New Deal de la pantalla). Con mucho más de alta tecnología que cualquier otra cosa que hayamos visto en desastres anteriores, el futuro que se está forjando a medida que los cuerpos aún acumulan las últimas semanas de aislamiento físico no como una necesidad dolorosa para salvar vidas, sino como un laboratorio vivo para un futuro permanente y altamente rentable sin contacto.

Anuja Sonalker, CEO de Steer Tech, una compañía con sede en Maryland que vende tecnología para el auto estacionamiento de vehículos (self parking), resumió recientemente el nuevo discurso que genera el virus. «Hay una tendencia definida a la tecnología sin contacto con humanos», dijo. «Los humanos son biopeligrosos, las máquinas no lo son».

Es un futuro en el que nuestros hogares nunca más serán espacios exclusivamente personales, sino también, a través de la conectividad digital de alta velocidad, nuestras escuelas, los consultorios médicos, nuestros gimnasios y, si el estado lo determina, nuestras cárceles. Por supuesto, para muchos de nosotros, esas mismas casas ya se estaban convirtiendo en nuestros lugares de trabajo que nunca se apagan y en nuestros principales lugares de entretenimiento antes de la pandemia, y el encarcelamiento de vigilancia «en la comunidad» ya estaba en auge. Pero en el futuro, bajo una construcción apresurada, todas estas tendencias están preparadas para una aceleración de velocidad warp (forma teórica de moverse más rápido que la velocidad de la luz).

Este es un futuro en el que, para los privilegiados, casi todo se entrega a domicilio, ya sea virtualmente a través de la tecnología de transmisión y en la nube, o físicamente a través de un vehículo sin conductor o un avión no tripulado, y luego la pantalla «compartida» en una plataforma mediada. Es un futuro que emplea muchos menos maestros, médicos y conductores. No acepta efectivo ni tarjetas de crédito (bajo el pretexto del control de virus) y tiene transporte público esquelético y mucho menos arte en vivo. Es un futuro que afirma estar basado en la «inteligencia artificial», pero en realidad se mantiene unido por decenas de millones de trabajadores anónimos escondidos en almacenes, centros de datos, fábricas de moderación de contenidos, talleres electrónicos, minas de litio, granjas industriales, plantas de procesamiento de carne, y las cárceles, donde quedan sin protección contra la enfermedad y la hiperexplotación. Es un futuro en el que cada uno de nuestros movimientos, nuestras palabras, nuestras relaciones pueden rastrearse y extraer datos mediante acuerdos sin precedentes entre el gobierno y los gigantes tecnológicos.

Si todo esto suena familiar es porque, antes del Covid, este preciso futuro impulsado por aplicaciones y lleno de conciertos nos fue vendido en nombre de la conveniencia, la falta de fricción y la personalización. Pero muchos de nosotros teníamos preocupaciones. Sobre la seguridad, la calidad y la inequidad de la telesalud y las aulas en línea. Sobre autos sin conductor que derriban peatones y aviones no tripulados que destrozan paquetes (y personas). Sobre el rastreo de ubicación y el comercio sin efectivo que borra nuestra privacidad y afianza la discriminación racial y de género. Sobre plataformas de redes sociales sin escrúpulos que envenenan nuestra ecología de la información y la salud mental de nuestros hijos. Sobre «ciudades inteligentes» llenas de sensores que suplantan al gobierno local. Sobre los buenos trabajos que estas tecnologías eliminaron. Sobre los malos trabajos que producían en masa.

Y, sobre todo, nos preocupaba la riqueza y el poder que amenazaban a la democracia acumulados por un puñado de empresas tecnológicas que son maestros de la abdicación, evitando toda responsabilidad por los restos que quedan en los campos que ahora dominan, ya sean medios, minoristas o transporte.

Ese era el pasado antiguo conocido como «febrero». Hoy en día, una gran ola de pánico arrastra a muchas de esas preocupaciones bien fundadas, y esta distopía calentada está pasando por un cambio de marca de trabajo urgente. Ahora, en un contexto desgarrador de muerte masiva, se nos vende la dudosa promesa de que estas tecnologías son la única forma posible de proteger nuestras vidas contra una pandemia, las claves indispensables para mantenernos a salvo a nosotros mismos y a nuestros seres queridos.

Gracias a Cuomo y sus diversas asociaciones multimillonarias (incluida una con Michael Bloomberg para pruebas y rastreo), el estado de Nueva York se está posicionando como la brillante sala de exposición para este sombrío futuro, pero las ambiciones van mucho más allá de las fronteras de cualquier estado o país.

Y en el centro de todo está Eric Schmidt. Mucho antes de que los estadounidenses entendieran la amenaza de Covid-19, Schmidt había estado en una agresiva campaña de lobby, presiones y relaciones públicas impulsando precisamente la visión de la sociedad del Black Mirror (o Espeo Negro, por la serie inglesa) que Cuomo acaba de darle poder para construir. En el corazón de esta visión está la perfecta integración del gobierno con un puñado de gigantes de Silicon Valley: con escuelas públicas, hospitales, consultorios médicos, policías y militares, todas las funciones principales se externalizan (a un alto costo) a empresas privadas de tecnología.

Es una visión en la que Schmidt ha estado avanzando en sus funciones como presidente de la Junta de Innovación de Defensa, que asesora al Departamento de Defensa sobre el mayor uso de la inteligencia artificial en el ejército, y como presidente de la poderosa Comisión de Seguridad Nacional sobre Inteligencia Artificial, o NSCAI, que asesora al Congreso sobre «avances en inteligencia artificial, desarrollos relacionados con el aprendizaje automático y tecnologías asociadas», con el objetivo de abordar «las necesidades de seguridad nacional y económica de los Estados Unidos, incluido el riesgo económico». Ambas juntas están llenas de poderosos CEOS de Silicon Valley y altos ejecutivos de compañías como Oracle, Amazon, Microsoft, Facebook y, por supuesto, los colegas de Schmidt en Google.

Como presidente, Schmidt aún posee más de 5.3 mil millones de dólares en acciones de Alphabet (la compañía matriz de Google), así como grandes inversiones en otras empresas tecnológicas, esencialmente ha estado llevando a cabo una reestructuración con sede en Washington en nombre de Silicon Valley. El objetivo principal de las dos cámaras empresarias es solicitar aumentos exponenciales en el gasto del gobierno en investigación sobre inteligencia artificial y en infraestructura que permita tecnologías como la 5G, inversiones que beneficiarían directamente a las compañías en las que Schmidt y otros miembros de estos grupos tienen amplias participaciones.

Primero en presentaciones a puertas cerradas para legisladores y más tarde en artículos de opinión y entrevistas públicas, el argumento de Schmidt ha sido que, dado que el gobierno chino está dispuesto a gastar dinero público ilimitado para construir la infraestructura de vigilancia de alta tecnología, mientras permite a las empresas tecnológicas chinas como Alibaba, Baidu y Huawei obtener los beneficios de las aplicaciones comerciales, la posición dominante de los EE.UU en la economía global está al borde del colapso.

El Centro de Información de Privacidad Electrónica recientemente obtuvo acceso a través de una solicitud de la Ley de Libertad de Información a una presentación realizada por el NSCAI de Schmidt hace un año, en mayo de 2019. Sus diapositivas plantean una serie de afirmaciones alarmistas sobre cómo la infraestructura reguladora relativamente laxade China y su apetito sin fondo por la vigilancia está haciendo que se adelante a los EE.UU. en varios campos, incluyendo la inteligencia artificiaal para diagnóstico médico, vehículos autónomos, infraestructura digital, ciudades inteligentes, viajes compartidos y comercio sin efectivo.

Las razones dadas para la ventaja competitiva de China son innumerables, desde el gran volumen de consumidores que compran en línea; «La falta de sistemas bancarios heredados en China», lo que le ha permitido saltar sobre efectivo y tarjetas de crédito y desatar «un enorme mercado de comercio electrónico y servicios digitales» utilizando «pagos digitales»; y una grave escasez de médicos, lo que ha llevado al gobierno a trabajar estrechamente con compañías tecnológicas como Tencent para usar la AI (inteligencia artificial) como medicina «predictiva». Las diapositivas señalan que en China, las compañías tecnológicas «tienen la autoridad de eliminar rápidamente las barreras regulatorias, mientras que las iniciativas estadounidenses se ven envueltas en el cumplimiento de HIPPA y la aprobación de la FDA».

Sin embargo, más que ningún otro factor, el NSCAI señala la voluntad de China de adoptar alianzas público-privadas en la vigilancia masiva y la recopilación de datos como una razón para su ventaja competitiva. La presentación promociona el «apoyo y participación explícita del gobierno de China, por ejemplo, en el despliegue del reconocimiento facial». Sostiene que «la vigilancia es uno de los ‘primeros y mejores clientes’ para Al» y, además, que «la vigilancia masiva es una aplicación asesina para el aprendizaje profundo».

Una diapositiva titulada «Conjuntos de datos estatales: vigilancia = ciudades inteligentes» señala que China, junto con el principal competidor chino de Google, Alibaba, están corriendo por delante.

Esto es notable porque la empresa matriz de Google, Alphabet, ha estado impulsando precisamente esta visión a través de su división Sidewalk Labs, eligiendo una gran parte de la costa de Toronto como su prototipo de «ciudad inteligente». Pero el proyecto de Toronto se cerró después de dos años de controversia incesante relacionada con las enormes cantidades de datos personales que Alphabet recolectaría, la falta de protecciones de privacidad y los beneficios cuestionables para la ciudad en general.

Cinco meses después de esta presentación, en noviembre, el NSCAI emitió un informe provisional al Congreso que suscitó la alarma sobre la necesidad de que EE.UU actúe frente a la adaptación China de estas tecnologías controvertidas. «Estamos en una competencia estratégica», afirma el informe , obtenido a través de FOIA por el Centro de Información Electrónica de Privacidad. “La inteligencia artificial estará en el centro. El futuro de nuestra seguridad y economía nacional está en juego ”.

A fines de febrero, Schmidt estaba llevando su campaña al público, tal vez entendiendo que el aumento de presupuesto que su junta directiva estaba pidiendo no podría aprobarse sin una mayor aceptación. En un artículo de opinión del New York Times titulado “Silicon Valley podría perder frente a China», Schmidt pidió «asociaciones sin precedentes entre el gobierno y la industria» y, una vez más, haciendo sonar la alarma de peligro amarilla:

AI (inteligencia artificial) abrirá nuevas fronteras en todo, desde biotecnología hasta banca, y también es una prioridad del Departamento de Defensa. … Si las tendencias actuales continúan, se espera que las inversiones generales de China en investigación y desarrollo superen a las de Estados Unidos dentro de 10 años, aproximadamente al mismo tiempo que se proyecta que su economía sea más grande que la nuestra .

A menos que estas tendencias cambien, en la década de 2030 competiremos con un país que tiene una economía más grande, más inversiones en investigación y desarrollo, mejor investigación, un mayor despliegue de nuevas tecnologías y una infraestructura informática más sólida. … En última instancia, los chinos están compitiendo para convertirse en los principales innovadores del mundo, y Estados Unidos no está jugando para ganar.

La única solución, para Schmidt, era un chorro de dinero público. Elogiando a la Casa Blanca por solicitar una duplicación de la financiación de la investigación en inteligencia artificial y ciencia de la información cuántica, escribió: “Deberíamos planear duplicar la financiación en esos campos nuevamente a medida que creamos capacidad institucional en laboratorios y centros de investigación. … Al mismo tiempo, el Congreso debe cumplir con la solicitud del presidente para obtener el nivel más alto de financiamiento de I + D de defensa en más de 70 años , y el Departamento de Defensa debe capitalizar ese aumento de recursos para desarrollar capacidades innovadoras en inteligencia artificial, cuántica, hipersónica y otras prioritarias áreas tecnológicas «.

Eso fue exactamente dos semanas antes de que el brote de coronavirus se declarara una pandemia, y no se mencionó que el objetivo de esta vasta expansión de alta tecnología era proteger la salud de los estadounidenses. Solo que era necesario evitar ser superado por China. Pero, por supuesto, eso pronto cambiaría.

En los dos meses transcurridos desde entonces, Schmidt ha sometido estas demandas preexistentes, para gastos públicos masivos en investigación e infraestructura de alta tecnología, para una serie de «asociaciones público-privadas» en inteligencia artificial y para el aflojamiento de innumerables protecciones de privacidad y seguridad, a través de un ejercicio agresivo de reposicionamiento discursivo. Ahora, todas estas medidas (y más) se están vendiendo al público como nuestra única esperanza posible de protegernos de un nuevo virus que nos acompañará en los próximos años.

Y las compañías tecnológicas con las que Schmidt tiene vínculos profundos, y que pueblan las influyentes juntas asesoras que preside, se han reposicionado como protectores benevolentes de la salud pública y generosos campeones de los «héroes cotidianos» de los trabajos esenciales (muchos de los cuales perderían sus empleos si estas compañías se salieran con la suya). Menos de dos semanas después del cierre del estado de Nueva York, Schmidt escribió un artículo de opinión para el Wall Street Journal que estableció el nuevo tono y dejó en claro que Silicon Valley tiene toda la intención de aprovechar la crisis para una transformación permanente.

Al igual que otros estadounidenses, los tecnólogos están tratando de hacer su parte para apoyar primera línea de respuesta a la pandemia. …

Pero cada estadounidense debería preguntarse dónde queremos que esté la nación cuando termine la pandemia de Covid-19. ¿Cómo podrían las tecnologías emergentes desplegadas en la crisis actual impulsarnos hacia un futuro mejor? … Empresas como Amazon saben cómo suministrar y distribuir de manera eficiente. Tendrán que proporcionar servicios y asesoramiento a los funcionarios del gobierno que carecen de los sistemas informáticos y de la experiencia.

También deberíamos acelerar la tendencia hacia el aprendizaje remoto, que se está probando hoy como nunca antes. On line, no existe un requisito de proximidad, lo que permite a los estudiantes obtener instrucción de los mejores maestros, sin importar en qué distrito escolar residan …

La necesidad de una experimentación rápida a gran escala también acelerará la revolución biotecnológica. … Finalmente, el país está atrasado hace tiempo en infraestructura digital real … Si queremos construir una economía futura y un sistema educativo basado en tele-todo, necesitamos una población totalmente conectada y una infraestructura ultrarrápida. El gobierno debe hacer una inversión masiva, tal vez como parte de un paquete de estímulo, para convertir la infraestructura digital de la nación en plataformas basadas en la nube y vincularlas con una red 5G.

De hecho, Schmidt ha sido implacable en la búsqueda de esta visión. Dos semanas después de la aparición de ese artículo de opinión, describió la programación ad hoc de educación en el hogar que los maestros y las familias de todo el país se vieron obligados a improvisar durante esta emergencia de salud pública como «un experimento masivo en el aprendizaje remoto». El objetivo de este experimento, dijo, era «tratar de descubrir: ¿cómo aprenden los niños de forma remota? Y con esos datos deberíamos ser capaces de construir mejores herramientas de aprendizaje a distancia que, cuando se combinan con el maestro … ayudarán a los niños a aprender mejor ” Durante esta misma videollamada, organizada por el Club Económico de Nueva York, Schmidt también pidió más telesalud, más 5G, más comercio digital y el resto de la lista de deseos preexistente. Todo en nombre de la lucha contra el virus.

Sin embargo, su comentario más revelador fue el siguiente: “El beneficio de estas corporaciones, que amamos difamar, en términos de la capacidad de comunicarse, la capacidad de lidiar con la salud, la capacidad de obtener información, es profundo. Piensa en cómo sería tu vida en Estados Unidos sin Amazon «. Agregó que la gente debería «estar un poco agradecida de que estas compañías obtuvieron el capital, hicieron la inversión, construyeron las herramientas que estamos usando ahora y realmente nos han ayudado».

Es un recordatorio sobre que, hasta hace muy poco, el rechazo público contra estas corporaciones estaba creciendo. Los candidatos presidenciales discutían abiertamente la caída de la gran tecnología. Amazon se vio obligado a abandonar sus planes para una sede en Nueva York debido a la feroz oposición local. El proyecto Sidewalk Labs de Google estaba en una crisis perenne, y los propios trabajadores de Google se negaban a construir tecnología de vigilancia con aplicaciones militares.

En resumen, la democracia se estaba convirtiendo en el mayor obstáculo para la visión que Schmidt estaba promoviendo, primero desde su posición en la cima de Google y Alphabet y luego como presidente de dos poderosas juntas asesorando al Congreso y al Departamento de Defensa. Como revelan los documentos de NSCAI, este inconveniente ejercicio del poder por parte del público y los trabajadores tecnológicos dentro de estas megaempresas, desde la perspectiva de hombres como Schmidt y el CEO de Amazon, Jeff Bezos, desaceleró enloquecedoramente la carrera armamentista de la inteligencia artificial, manteniendo flotas de automóviles y camiones sin conductor potencialmente mortales fuera de las carreteras, evitando que los registros de salud privados se conviertan en un arma utilizada por los empleadores contra los trabajadores, evitando que los espacios urbanos se cubran con software de reconocimiento facial, y mucho más.

Ahora, en medio de la carnicería de esta pandemia en curso, y el miedo y la incertidumbre sobre el futuro que ha traído, estas corporaciones ven claramente su momento para barrer todo ese compromiso democrático. Para tener así el mismo tipo de poder que sus competidores chinos, que ostentan el lujo de funcionar sin verse obstaculizados por intrusiones de derechos laborales o civiles.

Todo esto se está moviendo muy rápido. El gobierno australiano ha contratado a Amazon para almacenar los datos de su controvertida aplicación de seguimiento de coronavirus. El gobierno canadiense ha contratado a Amazon para entregar equipos médicos, generando preguntas sobre por qué omitió el servicio postal público. Y en solo unos pocos días a principios de mayo, Alphabet ha puesto en marcha una nueva iniciativa de Sidewalk Labs para rehacer la infraestructura urbana con $ 400 millones en capital semilla. Josh Marcuse, director ejecutivo de la Junta de Innovación en Defensa que preside Schmidt, anunció que dejaría ese trabajo para trabajar a tiempo completo en Google como jefe de estrategia e innovación para el sector público mundial, lo que significa que ayudará a Google a sacar provecho de algunas de las muchas oportunidades que él y Schmidt han estado creando con su lobby.

Para ser claros, la tecnología es sin duda una parte clave de cómo debemos proteger la salud pública en los próximos meses y años. La pregunta es: ¿estará la tecnología sujeta a las disciplinas de la democracia y la supervisión pública, o se implementará en un frenesí de estado de excepción, sin hacer preguntas críticas, dando forma a nuestras vidas en las próximas décadas? Preguntas como, por ejemplo: si realmente estamos viendo cuán crítica es la conectividad digital en tiempos de crisis, ¿deberían estas redes y nuestros datos estar realmente en manos de jugadores privados como Google, Amazon y Apple? Si los fondos públicos están pagando gran parte de eso, ¿el público no debería también poseerlo y controlarlo? Si Internet es esencial para muchas cosas en nuestras vidas, como lo es claramente, ¿no debería tratarse como una utilidad pública sin fines de lucro?

Y aunque no hay duda de que la capacidad de teleconferencia ha sido un salvavidas en este período de bloqueo, hay serios debates sobre si nuestras protecciones más duraderas son claramente más humanas. Tomemos la educación. Schmidt tiene razón en que las aulas superpobladas presentan un riesgo para la salud, al menos hasta que tengamos una vacuna. Entonces, ¿no se podría contratar el doble de maestros y reducir el tamaño de los cursos a la mitad? ¿Qué tal asegurarse de que cada escuela tenga una enfermera?

Eso crearía empleos muy necesarios en una crisis de desempleo a nivel de depresión y les daría mayor margen a todos en el ambiente educativo. Si los edificios están demasiado llenos, ¿qué tal dividir el día en turnos y tener más educación al aire libre, aprovechando la abundante investigación que muestra que el tiempo en la naturaleza mejora la capacidad de los niños para aprender?

Introducir ese tipo de cambios sería difícil, sin duda. Pero no son tan arriesgados como renunciar a la tecnología probada y verdadera de humanos entrenados que enseñan a los humanos más jóvenes cara a cara, en grupos donde aprenden a socializar entre ellos.

Al enterarse de la nueva asociación del estado de Nueva York con la Fundación Gates, Andy Pallotta, presidente de United Teachers del Estado de Nueva York, reaccionó rápidamente: “Si queremos reimaginar la educación, comencemos por abordar la necesidad de trabajadores sociales, consejeros de salud mental , enfermeras escolares, cursos de artes enriquecedores, cursos avanzados y clases más pequeñas en distritos escolares de todo el estado «, dijo. Una coalición de grupos de padres también señaló que si realmente habían estado viviendo un «experimento de aprendizaje remoto» (como lo expresó Schmidt), los resultados fueron profundamente preocupantes: «Dado que las escuelas cerraron a mediados de marzo, nuestro la comprensión de las profundas deficiencias de la instrucción basada en pantalla solo ha crecido «.

Además de los obvios sesgos de clase y raza contra los niños que carecen de acceso a Internet y computadoras en el hogar (problema que las compañías tecnológicas están ansiosas por cobrar, mediante grandes ventas tecnológicas), hay grandes preguntas sobre si la enseñanza remota puede servir a muchos niños con discapacidades, como lo exige la ley . Y no existe una solución tecnológica para el problema de aprender en un entorno hogareño superpoblado y / o abusivo.

El problema no es si las escuelas deben cambiar ante un virus altamente contagioso para el cual no tenemos cura ni vacuna. Al igual que todas las instituciones donde los humanos actúan en grupos, las escuelas cambiarán. El problema, como siempre en estos momentos de conmoción colectiva, es la ausencia de debate público sobre cómo deberían ser esos cambios y a quién deberían beneficiar. ¿Empresas tecnológicas privadas o estudiantes?

Las mismas preguntas deben hacerse sobre la salud. Evitar los consultorios médicos y los hospitales durante una pandemia tiene sentido. Pero la telesalud pierde en gran medida frente a la atención persona a pesona. Por lo tanto, debemos tener un debate basado en la evidencia sobre los pros y los contras de gastar recursos públicos escasos en telesalud, en comparación con enfermeras más capacitadas, equipadas con todo el equipo de protección necesario, que pueden hacer visitas a domicilio para diagnosticar y tratar pacientes en sus hogares. Y quizás lo más urgente es que necesitamos lograr el equilibrio correcto entre las aplicaciones de seguimiento del virus, que con las protecciones de privacidad adecuadas tienen un papel que desempeñar, y los llamados a un Cuerpo de Salud Comunitario que pondría a millones de estadounidenses a trabajar no solo haciendo seguimiento de contactos sino asegurándose de que todos tengan los recursos materiales y el apoyo que necesitan para estar en cuarentena de manera segura.

En cada caso, enfrentamos decisiones reales y difíciles entre invertir en humanos e invertir en tecnología. Porque la verdad brutal es que, tal como están las cosas, es muy poco probable que hagamos ambas cosas. La negativa a transferir los recursos necesarios a los estados y ciudades en sucesivos rescates federales significa que la crisis de salud del coronavirus ahora se está convirtiendo en una crisis de austeridad fabricada. Las escuelas públicas, universidades, hospitales y tránsito se enfrentan a preguntas existenciales sobre su futuro. Si las compañías tecnológicas ganan su feroz campaña de presiones y lobby para el aprendizaje remoto, telesalud, 5G y vehículos sin conductor, su Screen New Deal, simplemente no quedará dinero para prioridades públicas urgentes, sin importar el Green New Deal (el Nuevo Pacto Verde) que nuestro planeta necesita con urgencia.

Por el contrario: el precio de todos los brillantes dispositivos será el despido masivo de maestros y el cierre de hospitales.

La tecnología nos proporciona herramientas poderosas, pero no todas las soluciones son tecnológicas. Y el problema de externalizar decisiones clave sobre cómo «reimaginar» nuestros estados y ciudades a hombres como Bill Gates y Eric Schmidt es que se han pasado la vida demostrando la creencia de que no hay problema que la tecnología no pueda solucionar.

Para ellos, y para muchos otros en Silicon Valley, la pandemia es una oportunidad de oro para recibir no solo la gratitud, sino también la deferencia y el poder que sienten que se les ha negado injustamente. Y Andrew Cuomo, al poner al ex presidente de Google a cargo del cuerpo que dará forma a la reapertura del estado, parece haberle dado algo cercano al reinado libre.

Autora: Naomi Klein

Fuente de la Información: https://www.lavaca.org/portada/la-distopia-de-alta-tecnologia-post-coronavirus/

 

 

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Méjico – Pandemia: el precio de la ignorancia y el beneficio de la educación

Pandemia: el precio de la ignorancia y el beneficio de la educación

En un momento tan crítico y delicado como es la actual pandemia, cuando tenemos que cuidarnos todos porque literalmente nuestra supervivencia depende de ello, hemos sido testigos de atrocidades.

PorJesús Andrés Tavizón Pozos

Cómo todos sabemos, la pandemia por el coronavirus SARS-CoV-19 ha provocado grandes acontecimientos y cambios en la vida de casi todas las personas del planeta. El ser humano no se había enfrentado a un evento de esta magnitud desde la Segunda Guerra Mundial. De tal forma que se ha concluido que el mundo no será el mismo después de esta situación. La vida diaria cambiará drásticamente y las próximas generaciones deberán de tener en mente la posibilidad de una pandemia, así como se tienen en mente otros desastres naturales más comunes. Ante este panorama, la incertidumbre y la inexactitud abundan en el mar de información en el cual echamos a nadar nuestra percepción de la realidad compuesta por juicios, pensamientos y conclusiones.

Por lo tanto, el pensamiento de la gente se ha visto bombardeado por especulaciones, miedos, verdades, mentiras, factores culturales, artículos científicos, remedios caseros, política, gráficas y muchas noticias. Pareciera que adquirir demasiada información sería bueno para las personas, pero tal como lo predijo Huxley, no necesariamente. La comunicación, que nos ha abierto las puertas al conocimiento y a la forma de relacionarnos, también nos está boicoteando, derivando un conflicto mental entre creencias e información. Entonces, al no haber una disciplina mental, es decir, falta de educación y la capacidad de discriminar dicha la información, las personas no sabemos con certeza que está ocurriendo. En otras palabras, estamos confundidos. En el mar de información, entender e interpretar la realidad se vuelve más complicado de lo que ya es. Cabe señalar que no me refiero a la educación de tener grados académicos, sino a la educación mental que involucra al pensamiento crítico, filosófico, científico y cívico.

El cerebro del ser humano es una de las muchas cúspides de la evolución. Gracias a él, nuestra especie se las ha arreglado para sobrevivir y, además, nos ha ayudado a comprender el universo y su funcionamiento. Somos la especie que piensa y nos hemos desarrollado por compartir el conocimiento. Desde que nacemos, el cerebro trata de adquirir toda la información posible a su alrededor, primero mediante sentidos y luego mediante preguntas. Estas preguntas tienen diferentes orígenes y propósitos ya que la mente es muy compleja. La inteligencia se clasifica en muchos tipos: emocional, lingüística, espacial, lógico-matemática, corporal, musical, interpersonal, intrapersonal, naturalista, existencial, creativa y colaborativa. Sin embargo, debido a múltiples razones o factores, en algún punto de nuestro desarrollo algunos individuos pierden esa pasión por explorar su mente y limitan su conocimiento a sus propios intereses, volviéndose ignorantes por convicción ante ciertos temas. Las consecuencias de la “modernidad líquida”, diría Zygmunt Bauman. Dicha ignorancia nos está saliendo cara y se están evidenciando las consecuencias de no haber puesto la suficiente atención e importancia a la educación.

El precio de la ignorancia 

La ignorancia ha dado lugar a disfuncionalidades graves, como violencia, intolerancia y la pérdida de valores como respeto y dignidad. Es por esta razón que, en un momento tan crítico y delicado como es la actual pandemia, cuando tenemos que cuidarnos todos porque literalmente nuestra supervivencia depende de ello, hemos sido testigos de atrocidades. Como, por ejemplo, las amenazas a hospitales y personal médico y el abandono de cadáveres en las calles. Peor aún, en lugar de generar empatía por la gente que está sufriendo, muriendo y siendo apilada en bolsas, comenzamos a burlarnos haciendo memes clasistas. Cabe señalar que ser empático no quiere decir que se justifiquen los actos inmorales o antiéticos, sino que debe de hacernos más conscientes de los problemas que estamos enfrentando.

Ahora bien, por el simple hecho de que se tiene que convencer a la gente porque “no cree” en la existencia de un virus ya son números rojos en la calidad de la educación recibida. Tal es el caso de que algunos se han manifestado para que ya termine la cuarentena y les dejen hacer sus actividades normales defendiendo su “derecho a infectarse”, cual si eso fuera una decisión arbitraria de los gobiernos. También aquellas personas que dicen que existe y continúan haciendo fiestas, bebiendo en grupos, o incluso hasta lamiendo superficies. Esto solo empeora la situación para todos: la prolongación de la cuarentena que da lugar a pérdidas económicas e incremento en la pobreza, así como el colapso de los sistemas de salud y la muerte de más personas.

Es impresionante la manera en la han proliferado teorías de conspiración absurdas del origen y “objetivo” del virus sustentadas en argumentos ad verecundiam. Por ejemplo, el Premio Nobel de Medicina, Luc Montagnier, afirmó que el coronavirus fue creado en un laboratorio y la gente lo ha creído solo por tratarse de un premio Nobel. Si bien él tiene mucha experiencia y conoce del tema, eso no lo exenta de las teorías de conspiración o de que se equivoque. De hecho, este premio Nobel ha defendido a la homeopatía y ha apoyado al movimiento de antivacunas. Adicionalmente ha circulado un documental llamado “Plandemic” que afirma por voz de Judy Mikovits, quien también ha participado en campañas antivacunas y varios de sus artículos han sido rechazados por manipulación de datos, que el virus salió de un laboratorio porque hay negocios de por medio. Nadie tiene pruebas contundentes de que esto sea cierto y la realidad es que hay más evidencia que apunta que el coronavirus es de origen natural como miles de científicos han demostrado. Actualmente, todas las grandes editoriales como Springer, Elsevier o Nature han liberado los artículos de sus revistas indexadas relacionados con el estudio del coronavirus. Al día de hoy hay más de 23,000 artículos disponibles así que cualquier persona puede acceder, evaluar y cuestionar los artículos especializados como de divulgación.

Adicionalmente, varios gobiernos y políticos han aprovechado esto para enfrascarse en discusiones que no son más que politiquería en lugar de soluciones eficaces, y mientras tanto la vida de las personas queda de lado. Unos buscan la tragedia a como dé lugar, otros buscan colgarse medallas, otros tienen intereses de por medio, y en Twitter todos somos expertos en todo, opinando sin hacer el esfuerzo en ser críticos. No tenemos la suficiente capacidad de expresarnos correctamente, ni de escuchar a las demás personas. Al final, solo escucharemos aquello que queremos oír alimentando nuestro sesgo de confirmación basado en estereotipos y pocas cuestiones. Esto entonces trae como consecuencia una falta de organización y desesperadamente vamos a creerle a cualquier charlatán que podrían engañar y manipular a las masas, porque como dice el dicho “a río revuelto, ganancia de pescadores”.

Así mismo, hemos visto gran confusión al momento de interpretar los datos. Las ahora famosas curvas epidemiológicas pueden tener más de una interpretación dependiendo la escala a la que estén, lo que estén correlacionando y la cantidad de pruebas realizadas. De tal forma que han tenido que ser explicadas repetidamente. Entonces, los malos manejos de los términos y conceptos epidemiológicos y matemáticos por parte de algunos periodistas y autoridades, así como el lenguaje usado da lugar a malentendidos. Por lo tanto, no solo estamos lidiando con un virus, sino también con los errores del sistema que potencializan nuestra ignorancia individual y colectiva, la cual no distingue de clases sociales o naciones, sino que incluso se ase de ellas para prevaler.

La educación en México

Pocos gobiernos le han dado a la educación la importancia que se merece y lamentablemente México no es uno de ellos. Desde la institucionalización de la educación hace casi cien años, nos hemos topado con diversos obstáculos. Por ejemplo, la cultura mexicana actual es el resultado de un primer siglo de guerras y otro de crisis, además de que la pobreza ha sido casi inherente a la condición económica del país. Por lo tanto, el machismo, el clasismo, el racismo y los resentimientos sociales han podido florecer y enraizarse en la cosmovisión de las personas. Otro factor es que las diferencias socioeconómicas y étnicas tienen un impacto importante, porque no es lo mismo educar a un niño de Santa Fe que a un niño de la selva Lacandona. Por si fuera poco, la política entorno a la educación nos ha heredado reformas y sistemas ineficientes que han manchado la profesión de los maestros y han limitado la información. Peligrosamente, se ha olvidado la importante contribución de los profesores a la sociedad y frases como “tanto estudiar para terminar siendo maestro” o “soy maestro porque no tengo de otra” son el reflejo de un problema más grave. Adicionalmente, nuestra cultura está estrechamente relacionada con las creencias religiosas. Entonces, de manera general, habrá prioridad por el dogmatismo que por explicaciones científicas. Por lo tanto, estos factores, y muchos otros dignos de análisis más amplios, han influido en la manera en la que la información se ofrece, se propaga y se acepta. Así que se ha llegado a la conclusión de que educar a los mexicanos es complicado. ¿Qué hacer al respecto? ¿Cómo educas a la gente? ¿Cómo cambiamos nuestro sistema educativo? ¿Qué gente le vamos a dejar al futuro?

El beneficio de la educación

No se pueden proponer soluciones simples a problemas tan complejos, sin embargo, como un punto de partida debemos de cambiar la forma en la que vemos a la educación y la inteligencia. Desde el nivel básico la educación debe de estar cimentada en hacer preguntas para motivar la curiosidad, no en solo adquirir datos. Debemos de disciplinarnos a filosofar. La filosofía nunca nos dirá qué es la verdad, pero nos ayudará a desenmascarar aquellas mentiras que nos venden como verdades. Por eso debemos quitarnos el miedo y la pereza de cuestionar y aceptar que muchas veces no sabemos las respuestas para alentar el querer saber más. De esta forma habrá un interés genuino por adquirir información y analizarla. Entonces, se entenderán mejor los fenómenos naturales y sociales para darles una utilidad. Consecuentemente, identificaremos los errores y los evitaremos mediante el pensamiento crítico retroalimentativo.

Si la sociedad se encuentra educada podrá ser más libre, responsable y consciente de sus actos. Esta responsabilidad que cae principalmente en los padres de familia y los profesores ya que son primeros proveedores y controladores de la información. Posteriormente ese compromiso cae en el individuo al decidir qué material consumir aprovechando que en internet se encuentra toda la información recopilada por el ser humano. Literalmente está en la palma de nuestra mano. Asumiendo esto podremos adaptar nuestro intelecto a los cambios de la historia y concentraremos nuestro esfuerzo en las soluciones que necesita la humanidad. Por lo tanto, puede ser concebida como un sistema de retroalimentación y evolución, en el cual se llenan los huecos argumentales mediante el análisis y la abstracción.

Ya que el humano es una especie sociable y que parte de su supervivencia depende directamente de este hecho biológico, la educación debe de alentar las capacidades y habilidades de cada individuo en beneficio a su comunidad. Además, es importante recordar que no todas las personas tienen los mismos intereses o destrezas, pero cada una de ellas contribuye significativamente al progreso como especie humana. Entonces, si bien tenemos la libertad de escoger la información a consumir, es nuestra responsabilidad analizar su calidad. Así las ideas podrán ser discriminadas, dialogadas, contrastadas, evaluadas y promovidas en aras de mejorarnos individual y socialmente. No podemos darnos el lujo de querer seguir siendo ignorantes teniendo miles de canales de YouTube o podcasts que educan. Más aún, teniendo libros electrónicos, Wikipedia y Nature a tres clics de distancia, por mencionar unos ejemplos.

Educarnos no es memorizar datos solo para pasar exámenes, sino aprovechar la información adquirida, ponerla a prueba y obtener conclusiones que ayudarán a mejorar a la sociedad y asegurar nuestra supervivencia. Por eso, ante la complejidad de la realidad, se debe de incentivar a entenderla desde diferentes puntos de vista, tal y como menciona la fábula “Los ciegos y el elefante”. No es que todos tengan que ser científicos o filósofos, sino que se debe de aceptar que en torno a un tema en particular hay evidencia, investigación y muchas ideas. Que hay científicos que tratan de entender fenómenos naturales, históricos, económicos y culturales, así como sus impactos sociales, políticos o ideológicos. Se dejará de observar al mundo como un duelo de tribus y se verá como una especie unida que trabaja para sobrevivir sustentablemente ahorrando millones de dólares optimizando nuestros recursos y esfuerzos, mejorando nuestra salud y disminuyendo la violencia. Debemos abrir la mente a nuevas opciones de pensamiento manteniendo un criterio tal, que la toma de decisiones será resultado de una evaluación que será favorable para nuestra especie. Todo esto suena utópico, pero ponerle más atención a la educación es potencialmente más beneficioso que no hacerlo.

Con educación, podremos alcanzar un segundo renacimiento, en el cual se entenderá que somos parte de una naturaleza indiferente e implacable y que nuestro planeta agoniza en contaminación por causa de la codicia y la avaricia humana. Este enemigo en común que nos hizo ver lo frágiles, necios e ignorantes que somos puede ayudarnos a reestructurar nuestros sistemas socioeconómicos y políticos. No podemos seguir discutiendo a gritos y tapándonos los oídos si es que queremos sobrevivir. Si somos capaces de llegar al espacio, entonces hoy más que nunca tenemos la oportunidad de poder escucharnos, aprender y mejorar. Redoblemos esfuerzos en promover la educación. No nos falta nada, solo la voluntad por aprender.

* Jesús Andrés Tavizón Pozos es Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Cátedras CONACyTQuerer saber más (@ciencionizados).

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Fuente de la Inormación: https://www.animalpolitico.com/blog-invitado/pandemia-el-precio-de-la-ignorancia-y-el-beneficio-de-la-educacion/

 

 

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Chile: Las luchas sexuales también son de clase

Las luchas sexuales también son de clase

Fabián Álvarez Muñoz Domingo 17 de mayo 2020 10:08 hrs

Claves: 

Con la actual crisis sanitaria hemos visto las contradicciones sociales reventar y los antagonismos agudizarse. Mientras unos salen a jugar golf a las plazas y se ríen entre ellos diciendo que “los tuertos de la Revuelta de Octubre son puros tongos de los rojos”, muchos de quienes vivimos del trabajo propio debemos hacerlo con los pocos ahorros que nos da el seguro de cesantía –si es que tenemos–, pero quienes somos parte de la comunidad LGBTIQ+ vivimos la discriminación en forma estructural, en todo nivel y peor en los tiempos del COVID-19, porque como dijo nuestro querido Pedro Lemebel “ser pobre y maricón es peor”.

Según el último Informe Anual de DD. HH. del Movilh, entre 2019 y el año anterior hubo un incremento del 58% en los casos sobre discriminación contra la comunidad LGBTIQ+. La discriminación más básica es al buscar trabajo, porque en un Chile homo-lesbo-transfóbico, nos cuesta particularmente más encontrarlo y cuando encontramos generalmente es precario. El mismo estudio del Movilh revela que en 2019 hubo un 157% más denuncias que el 2018 por casos de discriminación laboral, principalmente exclusión, contra personas de la comunidad LGBTIQ+.

El problema de acceso al trabajo tiene como consecuencia gravosos menoscabos en el acceso a otros derechos fundamentales como alimentación, vivienda, educación y especialmente salud, porque el sistema de salud que tenemos es tan deplorable, que en más de tres décadas no ha podido ponerle atajo a la pandemia tabú del VIH/Sida. El último reporte mundial del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/Sida reveló que, mientras a nivel mundial los nuevos reportes sobre esta pandemia disminuyen, entre 2010 y 2018 en Chile hubo un aumento de los casos de VIH+ en un 35% y las muertes relacionadas con el SIDA aumentaron en un 34%, poniéndonos entre las más altas cifras de Latinoamérica.

La pandemia del VIH/Sida, aquella que en el pasado diezmó a nuestra comunidad, aún está vigente, sin embargo, el no reconocimiento de nuestras identidades diversas y disidentes, además de discriminación, es un problema de derechos civiles que nos afecta aún peor.

Cuando me refiero al no reconocimiento de nuestro derecho a la identidad, no hablo solamente del nombre de las personas trans, sino que también de nuestras apariencias, nuestra forma de vestir, el modo en que hablamos y la manera en que concebimos los afectos y el placer. Resulta increíble pensar que esta clase de discriminación totalmente injustificada está muy presente en nuestra comunidad, no solamente porque somos víctimas de ella, sino porque también la ejercemos contra nuestros pares, algunos haciendo uso de sus privilegios otorgados por esta sociedad heteronormada y además capitalista.

Es por lo anterior que quiero traer a colación una cuña muy polémica que dijo años atrás –en 2016– Víctor Hugo Robles (reconocido periodista y activista gay nacional, también conocido como El Che de los Gays). Él dijo que “La primera lucha es siempre la de clases, las sexuales vienen después“ y en general le encuentro razón con que la primera lucha es siempre la de clases.

Mientras en esta sociedad capitalista somos usados como maquillaje de transformación social, la comunidad LGBTIQ+ es una de las más precarizadas y la actual crisis sanitaria nos golpea fuerte, poniendo aún más en evidencia la discriminación en nuestra contra y extremando la precariedad que vivimos muchos. Pero mientras algunos quieren vivir en su «barrio propio con un supermercado gay, con un perrito gay, un lorito gay», como dijo satíricamente Víctor Hugo, lo que realmente queremos los que vivimos la falta de oportunidades y la precariedad a la que nos empuja la discriminación, es reconocimiento y respeto de nuestras otredades.

En un nuevo Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, hago un llamado a todos a que denunciemos la discriminación y a quienes no dudan en valerse de ella para obtener ventaja o deshacerse de nosotros; llamo a que formemos redes de apoyo, que nos hagamos visibles, nos organicemos y luchemos en cada pequeña o gran acción contra la sociedad capitalista y neoliberal, teniendo presente que las luchas sexuales no vienen después, sino que también son luchas de clase.

El autor es miembro de la Corporación Chilena de Prevención del SIDA (ACCIONGAY) y de ONG CERES Política Social. Refundador y consejero nacional Comisión Chilena Pro-Derechos Juveniles (CODEJU). Activista en Derechos Humanos y Diversidad Sexual.

Fuente de la Información: https://radio.uchile.cl/2020/05/17/las-luchas-sexuales-tambien-son-de-clase/

 

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Argentina: Según el ministro de Educación, ¿cuándo sería la vuelta a clases?

Según el ministro de Educación, ¿cuándo sería la vuelta a clases?

Nicolás Trotta dio una fecha estimativa para reanudar el ciclo lectivo.

17 DE MAYO DE 2020 – 18:16

El ministro de Educación, Nicolás Trotta, volvió a referirse a la vuelta a clases, hasta ahora sin fecha, en el marco de la emergencia sanitaria por el coronavirus.

“Estimamos que podría ser en agosto o septiembre”, vaticinó.

«Todavía es prematuro cuál va a ser el camino definitivo, hay que ver cómo se comporta el nivel de contagio con la reapertura de la economía en las diferentes regiones del país”, aseguró el funcionario.

En diálogo con FM La Patriada, Trotta destacó que el Ministerio de Educación ha “constituido un comité que está trabajando en los protocolos para poder aplicarlos en cada una de las escuelas una vez que podamos regresar”.

“No tenemos fecha cierta, pero estimamos que agosto o septiembre podría ser el momento en donde se puedan empezar a habilitar las aulas”, sostuvo el ministro.

El Consejo Federal de Educación definió la semana pasada que no habrá calificaciones durante la cuarentena.

Asimismo, el ministro de Educación indicó que el regreso a las aulas podría ser paulatino, dando prioridad a los alumnos que estén en el último año del ciclo (/mo grado de Primaria y 5° año de Secundaria) y los que estén iniciando su proceso de alfabetización.

Para Trotta, el Estado debe tener una “mayor presencia” en un momento que “hay que darle mucha más centralidad en términos sociales y políticos a la agenda educativa a partir de un proceso de recuperación de nuestro país”.

“Implica consolidar consensos, el diálogo con las provincias, con organizaciones sindicales y sostener los procesos de inversión, que también han sufrido fuertes retrocesos en los cuatro años de (Mauricio) Macri”, criticó.

Fuente de la Información: https://www.datachaco.com/segun-el-ministro-educacion-cuando-seria-la-vuelta-clases-n144811

 

 

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Con o sin recorte, la educación superior pública en Ecuador sigue en riesgo

Con o sin recorte, la educación superior pública en Ecuador sigue en riesgo

Después de la decisión de la Corte Constitucional de suspender el recorte presupuestario destinado al pago de nómina de las universidades públicas, el panorama en la Academia sigue siendo algo incierto. Se evitó el mal peor, sin embargo, algunas de las 33 universidades públicas del país ya enfrentaron otro recorte a inicios de año, a lo que se suma una deuda de $131 millones que el Ministerio de Economía y Finanzas mantiene con las Universidades y Escuelas Politécnicas.

Parte del presupuesto que el Gobierno destina a las universidades se obtiene en base a una proyección de recaudación realizada por el Ministerio de Finanzas y el SRI, conformada por un 10% de la recaudación neta del IVA y por un 11% de la recaudación neta del Impuesto a la Renta. Terminado el año fiscal, si lo realmente recaudado es superior a lo proyectado, ese saldo debe ser reliquidado a las universidades, según la Ley del Fondo Permanente para el Desarrollo Universitario y Politécnico (FOPEDEUPO).

Un estudio técnico elaborado por el director de la FLACSO, Juan Ponce; y el rector de la Universidad Técnica del Norte, Marcelo Cevallos, asegura que existe un perjuicio a las Universidades de $131 millones por las reliquidaciones pendientes correspondientes a los años 2017, 2018 y 2019.

Este perjuicio ascendería a más, asegura el director de FLACSO, si consideramos el recorte de cerca de $138 millones que sufrieron ciertas universidades en enero de 2020. En el caso de la ESPOL este ajuste significó $4’770.065,23 de su presupuesto, y para la Escuela Politécnica Nacional fue de más de $5 millones.

“Lo que quiero decir es que ya había un perjuicio acumulado, anterior al COVID y que más bien el tema del COVID es como la gota que derrama al vaso, se viene atacando a la Universidad ecuatoriana con falta de estas reliquidaciones y con reducciones presupuestarias”, dijo Ponce a Revista Vistazo.

Ponce, quien es experto en Economía y tiene un Ph.D. en Estudios de Desarrollo, señaló que en 2016, cuando hubo una caída en la recaudación de impuestos debido al terremoto, se iba a hacer una reducción del presupuesto a las universidades, pero para no afectar a la Academia se reliquidaron los valores adeudados de 2012, 2013 y 2015. Lo mismo pudo haberse hecho este año, pero no fue así.

Gracias a una acción constitucional liderada por varias agrupaciones y estudiantes universitarios se consiguió suspender un recorte denominado como “criminal” de $ 98 millones, y que ponía en serio riesgo a las plantillas de docentes y de personal administrativo. Pero la realidad de las universidades públicas sigue siendo precaria. El porcentaje de gasto en educación de acuerdo al PIB de Ecuador, es inferior al de otros 14 países en América Latina, estamos por debajo de Costa Rica, Argentina, Colombia, México, Brasil, Chile, Perú, entre otros. Además, desde 2015 no se han incrementado los recursos destinados a las universidades.

“Somos el único país que recorta en educación en una crisis en la que lo que más se necesita es apoyo para que las universidades y escuelas sigan funcionando”, recalca Ponce.

La amenaza de posibles nuevos recortes
Los recortes y la falta de inversión en la Academia amenazan también al crecimiento de la investigación científica que se produce en el país. Según un reportaje del medio GK, si sumamos las publicaciones anuales de todas las universidades públicas, no alcanzamos a superar la producción científica de la Universidad de Chile.

La rectora de ESPOL, Cecilia Paredes, dijo a Revista Vistazo que hay decenas de investigaciones en peligro por los recortes del Gobierno. Actualmente por ejemplo, esta universidad investiga cómo contrarrestar el hongo del banano llamado ‘Fusarium Raza 4’, una plaga que apareció en Colombia y que en poco tiempo podría llegar a Ecuador, en donde arrasaría con nuestras plantaciones. Están desarrollando también mecanismos para mejorar los estándares del cacao fino de aroma, cuya exportación está en riesgo al no cumplir los modelos europeos.

“Tenemos un sinnúmero de otros proyectos de investigación en áreas de salud humana, animal y vegetal; cambio climático; energias renovables; desarrollo tecnologico; big data; inteligencia artificial. Desde el comienzo de la pandemia, en nuestro laboratorio de Biomedicina estuvimos listos para realizar pruebas de diagnóstico de COVID-19 y ahora ya las podremos ofrecer a la ciudadanía”, resalta.

Desde la Escuela Politécnica Nacional, su rectora Florinella Muñoz, teme que a causa de los recortes se termine afectando al talento humano. También desvirtúa las críticas hacia la cantidad de personal administrativo que tienen las universidades (en el caso de las públicas el promedio es de un docente por cada administrativo), asegura que aunque se les denomine como “administrativo” muchos son técnicos de laboratorios, médicos y especialistas que cumplen funciones sustanciales en la institución.

“En el mundo público se clasifican como administrativos porque no existen otras clasificaciones, a técnicos de laboratorio que nosotros tenemos muchísimos, trabajan en análisis, trabajan en el Instituto Geofísico haciendo investigación de campo, tenemos un departamento de Ciencias Nucleares, tenemos el Centro de Educación Continua (CEC) que presta servicios y nos ayuda a trabajar en la autogestión, tenemos personal de Bienestar Politécnico…”, señala Muñoz.

El arte no queda fuera de esta ecuación. La crisis financiera que vive el país a causa de la pandemia del coronavirus también ha generado incertidumbre en las autoridades de la Universidad de las Artes y en sus estudiantes. Al anuncio del recorte en abril, le siguió la salida de los miembros de la Comisión Gestora -ordenada por las autoridades de Educación del Gobierno- entre los que se encontraban el hoy exrector Ramiro Noriega y el entonces director de la Escuela de Literatura, Raúl Vallejo, entre otros docentes y administrativos.

“Su salida súbita sin ningún tipo de notificación hace que a horas de arrancar el nuevo semestre tengamos un vacío docente, y tengamos que correr para ver a qué personas poníamos en esos espacios”, reclama Solange Rodríguez, directora subrogante de la Escuela de Literatura de la universidad. Su miedo es que la actual crisis desencadene más recortes que obliguen al cierre de esta institución creada en 2013: “Estamos cansados de sentir miedo, estamos cansados de sentirnos perseguidos porque resulta que hay gente que piensa que la producción artística no interesa. Uno tiene que esperar que la Universidad se consolide y que los alumnos empiecen a producir su trabajo”

La autonomía universitaria en peligro
La noche del 30 de abril las autoridades del Gobierno resolvieron unilateralmente hacer un recorte a la partida 51 de las universidades públicas, que afecta directamente a la plantilla de docentes y administrativos. Justo un mes antes, el secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), Agustín Albán, había acordado trabajar los recortes de manera conjunta con cada universidad, para optimizar y racionalizar el gasto. Pero esto nunca pasó. La noticia agarró de sorpresa a los rectores el 1 de mayo.

Esta decisión, tomada de forma inconsulta viola la autonomía de las universidades, ese principio esencial que no defiende una cuestión política, sino la libertad académica, para enseñar e investigar.

El diálogo entre Gobierno y Academia para la toma de decisiones que afecten a las universidades es fundamental. Así lo resalta la rectora de la Escuela Politécnica Nacional, para quien indudablemente se ha violado el principio de autonomía: “Se ha mermado la autonomía universitaria porque se ha imposibilitado que sea la universidad la que decida qué rubros podemos nosotros trabajar con el propio Ministro de Finanzas o con Senescyt, no hemos podido trabajar en este sentido, no hemos tenido ahí una capacidad de decisión”.

El rector de FLACSO coincide con Muñoz: “Es una violación a la autonomía universitaria que una entidad como Finanzas le diga a una universidad en dónde tiene que recortar, eso de entrada me parece una rigidez, una violación a la autonomía, que suena como hasta una falta de respeto, es decir, Finanzas decidiendo la política universitaria, de cada universidad además”.

Esa autonomía que no fue fácil conseguir y que encarna los valores democráticos de los países libres, otorga a las universidades públicas la independencia en el desempeño de sus funciones, les garantiza el derecho a organizar su estructura académica y la libre administración, disposición y control de sus recursos.

¿Qué recortar?
La adversa realidad del coronavirus que hoy deja más de 300.000 muertos en todo el mundo, ha desbordado los sistemas de salud y devastado las economías de decenas de países, entre esos la de Ecuador, que además enfrenta una histórica caída del mercado petrolero. La situación es crítica para todos los sectores del país, sin embargo, existen diversas propuestas para evitar afectar a los pilares de nuestra sociedad: la salud y la educación.

Entre varias medidas alternativas, el rector de la Universidad de Guayaquil, Roberto Passailaigue, insiste en que la reducción del tamaño del sector público es primordial, así como el ajuste y ordenamiento de las remuneraciones. Pero también habla de la focalización del subsidio a los combustibles y de garantizar la inversión extranjera y nacional: “crear incentivos y beneficios para los nuevos inversionistas que decidan traer recursos frescos para invertir en el país, con un periodo de gracia tributaria y estableciéndose nuevas modalidades de contratación laboral”.

Uno de los grandes retos del Gobierno de Lenín Moreno ha sido la optimización del gasto público, que en la administración anterior llegó a acaparar hasta el 44% de nuestro PIB. Actualmente el promedio del tamaño del Estado medido a través del gasto público total es de alrededor del 36%, algo que para el economista y exministro de Finanzas, Mauricio Pozo, sigue siendo “sobredimensionado”.

“No ha habido un esfuerzo importante en el tamaño del gasto del sector público, el Estado sigue siendo absolutamente sobredimensionado y obeso, ha habido algunas reducciones, pero lamentablemente siguen siendo muy pequeñas, el gasto en lo que es nómina sigue siendo de 9000 millones de dólares, es decir que bajó cerca de 200 millones, sigue siendo absolutamente sobredimensionado”, señala Pozo.

El rubro más alto y que ocupa la cuarta parte de todo el gasto público está direccionado a sueldos y salarios de personal. Le sigue el pago de la deuda pública externa e interna, que para este año sumarían 7.600 millones de dólares. En servicio de deuda estamos pagando una cifra similar a lo que costarían 10 nuevos aeropuertos como el de Quito.

¿Qué hacer entonces? Pozo propone empezar a recortar o restructurar en sectores en donde el Estado no debería figurar: “El Estado no tiene por qué estar presente en compañías de aviación, es un rol que no le compete al Estado, no está para tener empresas farmacéuticas, no tiene por qué estar presente en distribuir gasolina, ese es un rol empresarial y tiene una lista de 50 instituciones que no tienen razón de ser para existir”.

La asambleísta de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, Jeannine Cruz, manifiesta que ha existido un mal manejo de las finanzas durante la emergencia sanitaria, asignándose fondos a rubros innecesarios o no primordiales en el escenario que vivimos. La legisladora reveló a Revista Vistazo una serie de contrataciones en instituciones públicas que bien pudieron hacerse después de la emergencia, o cuyos fondos pudieron haber sido priorizados para la salud y la educación.

“El Ministerio de Finanzas adjudicó el 30 de marzo 188.237 dólares en contratación de servicios de viajes para la emisión de pasajes aéreos en rutas nacionales e internacionales. En marzo todo estaba paralizado. Si estamos en crisis, si estamos tratando de cuidar cada centavo para que ingresen a salvar vidas, para proteger a los médicos, para darles kits a las personas de escasos recursos económicos y para no topar el presupuesto de educación, ¿cómo es posible que este recurso que está en las instituciones y que no es necesario invertirlo, lo hagan?”, criticó Cruz.

La crisis va a continuar todo el 2020, el coronavirus seguirá estando entre nosotros durante mucho tiempo más y hasta que no se encuentre una vacuna, seguiremos viviendo esta suerte de distopía sacada de película de ciencia ficción. Los recortes y las caídas seguirán siendo noticia, pero es importante saber que existen otras alternativas que pueden ayudar a disminuir el impacto en las poblaciones más vulnerables.

Fuente de la Información: https://www.vistazo.com/seccion/pais/actualidad-nacional/con-o-sin-recorte-la-educacion-superior-publica-en-ecuador-sigue-en

 

 

 

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Australia: What lessons has education learned from the coronavirus crisis?

What lessons has education learned from the coronavirus crisis?

Australian teachers and academics are grappling with what lasting changes the coronavirus disruption will have on the education system.

Education academic Carlo Perrotta says the coronavirus crisis has reinforced the importance of the classroom.CREDIT:PAUL JEFFERS

The enormous task of switching to remote learning turned traditional teaching on its head in a matter of weeks. As lockdown restrictions slowly ease and students and teachers take tentative steps back into the classroom, the full impact of the upheaval remains to be seen.

The technological challenges and advances brought on by the pandemic should give people new perspective on classroom tech, says Monash University digital education researcher Dr Carlo Perrotta.

«The need for physical contact and close meaningful relationships that schools provide; it’s an important aspect we mustn’t lose,» he said.

Dr Perrotta said the move to remote learning had shown nothing could replace the effect of face-to-face teaching. He said in future the focus should be on better tech resources, rather than simply more. The most effective choices would be those that best mimic physical interaction, such as video conferencing.

He said: «Seeing somebody’s face and being able to talk in a more direct manner, hearing somebody’s voice, those have a mitigating effect on the dehumanising process that technology has.»

As well as practical changes, many hope there will be a cultural shift in which education is better valued and understood.

Dr Emily Berger, an educational psychology lecturer at Monash, said she wanted to see teachers recognised as frontline workers.

«Teachers take on the work of being educators, social workers, counsellors, outreach workers, case managers and food banks,» she said.

«I would like to see teachers being better supported in those roles through appropriate training, ongoing support and improved access to social workers, psychologists and counsellors at all Australian schools.»

Deakin University professor Phil Riley, co-author of an annual survey of principals’ wellbeing, hoped improved respect for school staff would be a lasting societal change.

“We know from anecdotal evidence that many parents, although impacted themselves, are deeply appreciative of this work by principals and educators,» he said.

«We hope this points to a future in which there is greater awareness and acknowledgment of the many stresses and challenges that principals face on a regular basis as they lead their students and staff.”

Victorian English teacher Margaret Hickey has gained a newfound love of teaching.

Victorian English teacher Margaret Hickey has gained a newfound love of teaching.CREDIT: Kellie Cairncross

Some teachers are finding they now have renewed passion for their profession.

Dr Margaret Hickey teaches senior English at Cathedral College in Wangaratta and says she has fallen in love with teaching again.

«Isolation and solitude have been a chance to reflect on these things and made me think education is such a great place to be and to work in,» she said.

«I’m so impressed by the way we’ve been able to be flexible. We know now that whatever adversity comes in society that teachers are the people who can roll with the punches.»

Dr Hickey said people should also remember the resilience of students once this time has passed.

«My Year 12s are wonderful. They have just taken it on the chin and got to work,» she said.

«My students and my colleagues; the way they’ve all adapted has been really impressive.»

Fuente de la Información: https://www.theage.com.au/national/victoria/what-lessons-has-education-learned-from-the-coronavirus-crisis-20200514-p54su8.html

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Canadá: What will future education look like?

What will future education look like?

Teachers hope education of the future will be a mix of online, in-person instruction, don’t foresee COVID-19 restrictions putting an end to bricks and mortar schools

Teachers and administrators at the elementary, secondary and postsecondary levels of education have shown they can rapidly switch from delivering traditional classroom learning to solely online learning for students after the Ontario government’s quick shutdown of schools at all levels due to fears of the spread of COVID-19.

However, a group of educators which recently spoke with SooToday said, in their opinion, parents and students need not worry about bidding goodbye to traditional education in favour of strictly virtual learning when, or if, COVID-19 goes away.

After all, training in skilled trades, nursing, engineering and other areas, will, of course, always need that hands on approach.

“To the question ‘could it (online instruction) displace bricks and mortar education?’ my answer is a clear and unequivocal ‘no,’” said Ian Lee, Carleton University’s Sprott School of Business associate professor, speaking to SooToday in a telephone interview from Ottawa earlier this week.

“Students love that (online instruction). They want electronic communications with the professor. They want electronic books, they want electronic materials, an electronic syllabus.”

“But, this is where the dividing line is…they want to come (to colleges and universities) to meet other young people their own age,” Lee said.

“They come to get an education, but equally importantly they come to meet other young people, and the idea (put forward by some ‘futurists’) that an 18-year-old wants to sit in their parents basement for the next four years on a computer all by their lonesome doing an online degree is preposterous, specious nonsense,” Lee said.

“The social experience is every bit as valuable as the educational, intellectual experience. You could say the social experience is educational in a different way,” Lee added.

“While we have embraced online learning and we believe that it has a place in education and the future of education, it is very unlikely that it will be used in place of face-to-face classroom instruction.The benefits and advantages of face-to-face instruction are extensive, particularly in programs which colleges specialize in,” wrote Rick Webb, Sault College human resources and communications director, in an email.

“It is the college’s view that technology does not completely make up a student’s education, but enhances it.”

“Attending college and obtaining an education is the foundation of a student’s experience but it does not define it. It is those extras that give our students the well-rounded educational experience we promise. We’re proud to be able to offer students access to athletics, varsity teams, fitness facilities, the library, various student services, labs, aviation students flying our airplanes, using the police situation simulator, outdoor equipment for forestry and fish and wildlife programs like ATVs and canoes, just to name a few,” Webb wrote.

“I would be surprised if the government directed all universities to go online permanently,” wrote Donna Rogers, Algoma University provost and academic dean.

“While there are lots of positives to well-planned and well-developed online programs, we know that ‘going to university’ for most students includes academics, of course, but also a much broader student experience that includes social, experiential, sports/recreation, research and many other elements. What I think we’ll see happening is openness to a variety of delivery alternatives, including much more online study options.”

Rogers wrote Algoma is moving into its spring/summer term with some fully online courses, drawing on expertise from Athabasca University, which has a long history of experience in that type of learning.

“Some programs could be developed for delivery without any in-person instruction, and we are already working on some here at Algoma. But…from plant biology to social work to land-based learning, there are academic components that are not easily replaced by online-only interactions. Most research labs also do work that requires in-person engagement,” Rogers wrote.

“I believe that many of our students, parents, and employees are anxious for the return to a brick-and-mortar school environment, where face-to-face interactions are once again the norm,” wrote Rose Burton Spohn, Huron-Superior Catholic District School Board (H-SCDSB) director of education, also replying to SooToday by email.

“By nature, we are social creatures. Modern technologies are allowing us to stay connected to one another to an impressive degree. I think many of us are very grateful for apps, programs, and devices. However, these technologies can never completely replace what happens in a face-to-face environment,” Burton Spohn wrote.

Still, if bricks and mortar are included along with online instruction, what does the future hold for education?

“The bricks and mortar that we have in our institutions is critical to the post-secondary sector…we want to build upon the bricks and mortar we have by having a strong virtual education as well,” said Sault MPP Ross Romano, Ontario’s Minister of Colleges and Universities, speaking to SooToday.

“I think the potential for radical change at the postsecondary level is real,” wrote Lucia Reece, Algoma District School Board (ADSB) director of education.

Reece, in a reply to SooToday, wrote hybrid, or blended options, using online learning, should be pursued for local post-secondary students who may wish to stay local while pursuing a degree program at a university or college outside Sault Ste. Marie.

“If we are serious about making post-secondary education accessible to all, then the cost must be addressed and technology would allow students to remain in their home communities and access courses. Even a blended option, on campus for two to three weeks and then home for four to six weeks, would significantly reduce costs and increase access. In post-secondary, I see the potential for fewer campuses, with each campus focusing on specific programming that can be delivered online and/or in a blended format,” Reece wrote.

Reece wrote online learning, due to the level of self-discipline and maturity needed for it, along with comfort with the format, is more appropriate for intermediate, senior and post-secondary students.

Lee, of Carleton University, said he prefers what he too described as a ‘hybrid’ approach to post-secondary education, moving forward.

That hybrid approach, Lee explained, includes online learning and email exchanges with students, combined with the lecture theatre.

“Most professors…I am, and I know all the ones I talk to, are using a hybrid approach (or were, pre-COVID) where we meet them (students) in class once a week, but then we have very rich and extended dialogues and conversations with them back and forth by email (and Skype).”

Lee said he does not hold email exams, but rather verbal, visible exams via Skype (approximately 15 minutes in length).

“Our classes are (already, for the most part) hybrid. (But) going purely online is almost a regression, it’s almost going backward,” Lee said.

After all the interviews, by phone or by email, is there any way we can get a grasp as to how students (at the postsecondary level, at least) feel about the current online instruction due to government-imposed COVID-19 measures?

While we all hope for a post-COVID world, Ian Lee of Carleton University, because social experience is important at any educational level, said “my students…they’re not happy,” due to the current, completely electronic instruction brought about by COVID-19 fears.

“I taped my lectures, recorded them using a webcam, uploaded them online and so forth, but every one of them said ‘we would much prefer you be in the classroom talking to us.’”

Lee said Carleton University has already ‘advised’ its faculty chances are likely that complete online instruction will continue in September (the same may be true of Algoma University, though officials at that local institution are, at this point, uncertain as to how the situation may pan out).

“We’re getting lots of feedback from students. They do not like ‘pure online.’ They also feel they’re getting a bit cheated, ripped off. There are stories of students around North America saying ‘we want a reduction in our tuition fees’ (and) I understand their mindset.»

About the Author: Darren Taylor

Darren Taylor is a news reporter and photographer in Sault Ste Marie. He regularly covers community events, political announcements and numerous board meetings. With a background in broadcast journalism, Darren has worked in the media since 1996.
Fuente de la Información: https://www.sootoday.com/local-news/what-will-future-education-look-like-2356085
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