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Ministerio de Educación en México ofrece disculpas públicas por abusos sexuales a menores

Ciudad de México

La Secretaría (Ministerio) de Educación Pública (SEP) de México ofreció este jueves una disculpa pública a las 18 familias de los menores víctimas de abusos sexuales cometidos en 2018 por personal del Jardín de Niños Marcelino de Champagnat, tras un proceso judicial de más de siete años.

“Lo dijo una madre de familia: ‘no hay disculpa que pueda reparar, que pueda sanar lo sucedido’. Disculparse también dijo otra: ‘No protege. Faltan acciones’”, reconoció el secretario de Educación Pública, Mario Delgado Carrillo, durante el acto realizado en la capital.

Las familias, acompañadas por la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia (ODDI), relataron los daños físicos, psicológicos y sociales provocados por los delitos y exigieron el cumplimiento de las sentencias emitidas en 2021, que ordenaron la reparación integral del daño y medidas de no repetición.

“En representación de las niñas y niños víctimas de los graves hechos ocurridos entre agosto y octubre del 2018 (…) agradecemos la realización del acto público de disculpa, el cual constituye un primer paso fundamental en el proceso de reparación integral del daño”, señalaron madres de familia al leer un pronunciamiento.

Por su parte, el titular de la Autoridad Educativa Federal en la Ciudad de México, Luciano Concheiro Bórquez, ofreció “una sincera y muy sentida disculpa para cada niña, niño, madre, padre, abuela, abuelo (…) que día a día lucharon y buscaron en todo momento justicia (…) y su incansable labor en la búsqueda de la verdad”.

Delgado anunció que, en cumplimiento de la sentencia, el calendario escolar incluirá una jornada nacional contra el abuso y maltrato infantil, la creación de un registro público de abusadores.

Así como la separación estricta de baños de docentes y alumnos, la remoción de viviendas de conserjes dentro de planteles y cambios administrativos para separar a trabajadores sujetos a procesos penales.

Las familias exigieron además becas completas para las víctimas, atención psicológica especializada y mecanismos de vigilancia ciudadana en las escuelas.

“Hoy nuestra exigencia es que se cumpla con hechos contundentes y no solo con palabras”, denunciaron en conjunto.

Delgado se comprometió a dar seguimiento a las investigaciones y exhortó a la Fiscalía General de la República (FGR) a profundizar en el caso.

“Tenemos que seguir avanzando hasta que se haga justicia. Nunca más el silencio, nunca más la indolencia por parte de las autoridades”, afirmó.

Las madres presentes recordaron que este caso no es aislado y aseguraron que “lo que vivieron fue una verdadera historia de terror”.

“No hay disculpa que pueda reparar ni aliviar totalmente el sufrimiento que obligaron a vivir a mi hija y a sus compañeros”, denunció una madre.

El acto cerró con la entrega de oficios de disculpa a las familias y la exigencia de una mesa de trabajo permanente.

“Que este acto no sea el fin, sino el principio de la construcción de espacios escolares seguros para todos los niñas y niñas de nuestro país”, concluyeron los familiares.

Ministerio de Educación en México ofrece disculpas públicas por abusos sexuales a menores

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Defender la educación superior pública no es sólo un derecho: es un deber y una necesidad social

Por:  Eduardo Díaz de Guijarro

Este artículo, y el dossier de Huella del Sur en el que está incluido, se publicará en un momento de crisis como pocas veces se ha vivido en la Argentina, y también en el conjunto del mundo. Las desigualdades generadas por la injusticia y la irracionalidad del sistema capitalista alcanzan límites intolerables para el mantenimiento de la convivencia de la humanidad. Los gobiernos de ultraderecha se multiplican, las guerras afectan regiones enteras del mundo y el planeta se deteriora paulatinamente. Entre los trabajadores y el conjunto de los explotados y marginados predomina el desconcierto y no surgen hasta ahora luchas suficientemente fuertes como para revertir las aberraciones, las mentiras y la crueldad de una minoría privilegiada que acumula monstruosas fortunas a costa de la miseria y de la muerte de millones de seres humanos.

En ese marco, dedicar estos textos al tema de la educación superior puede parecer un lujo, meramente especulativo e intelectual, incompatible con las urgencias del momento. Pero no es así.

El educidio, componente dramático de la crisis del capitalismo

Contrariamente a lo que podría pensarse en un análisis superficial, lo que está ocurriendo con la educación superior en nuestro país y en varias otros es un fenómeno más complejo y más grave que la mera restricción de un derecho. No se trata solamente de una política coyuntural, en la que se pretende restringir el acceso a la educación a los sectores sociales de menores recursos, ni es la continuación de la ya tradicional tendencia promovida por los organismos internacionales de favorecer la enseñanza privada en detrimento de la pública. Veremos que su alcance y su significado son novedosos y graves, y expresan la crisis global del sistema capitalista.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, critica sistemáticamente a las universidades, incluso las más prestigiosas, porque sus estudiantes se han manifestado en contra de la masacre provocada por el ejército israelí en la franja de Gaza. Pero este multimillonario enardecido no sólo detesta ver en un campus la bandera palestina, tampoco acepta que estudiantes extranjeros estudien en ellos. Lo que molesta a Trump son las instituciones de estudio y de investigación donde exista un pensamiento independiente y crítico. Él pretende gobernar su país y el mundo entero según sus propias e inapelables decisiones, privilegiando las ganancias del minoritario grupo de poseedores del dinero, de los medios de comunicación y de las armas.

Mientras tanto, el estado sionista de Israel destruye las ciudades gazatíes, provocando en lo que va de la guerra alrededor de cincuenta y cinco mil muertos. Según un informe de las Naciones Unidas, “la ofensiva de Israel en Gaza es consistente con las características de un genocidio”(Naciones Unidas, 2024). Pero, además, entre los blancos privilegiados de sus bombardeos están las escuelas y las universidades. Se intenta así destruir las tradiciones culturales palestinas y todo aquello que pueda preservarlas, incluyendo las bibliotecas y los museos. Uno de los ejemplos más dramáticos y evidentes ocurrió poco después de comenzada la guerra, el 17 de enero de 2024, cuando el ejército israelí dinamitó en forma programada el edificio de la Universidad Al-Israa.  El Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a una Vivienda Adecuada, Balakrishnan Rajabopal, difundió el video de la explosión y sostuvo que:

“en Gaza, un nuevo crimen internacional, el educidio o la muerte del conocimiento, debe ser agregado a la lista de crímenes bajo la ley internacional, cuando las escuelas y las universidades son sistemáticamente destruidas, con el resultado de un daño generacional de las sociedades” (citado en O´Malley y Sawahel, 2024).

La extrema derecha mundial intenta destruir la enseñanza superior no sólo en las zonas de guerra. La política del presidente argentino Javier Milei de desfinanciar las universidades públicas, asfixiar presupuestariamente todos los organismos vinculados a la investigación, disolver varios de ellos y reducir paulatinamente el poder adquisitivo de los salarios docentes hasta niveles de hambre también puede calificarse como educidio. No sólo los misiles o la dinamita destruyen las instituciones de enseñanza. La crítica sistemática, la desvalorización del trabajo científico y la asfixia económica apuntan al mismo objetivo que señaló el funcionario de las Naciones Unidas para el caso de Gaza. Lo que persiguen los gobiernos de ultraderecha es provocar “un daño generacional a las sociedades”, anular las conciencias de la mayoría de la población al eliminar o minimizar las instituciones donde es posible el desarrollo de la ciencia y del pensamiento independiente, y anestesiarlas con la catarata de mentiras, falsedades y agresiones que inundan las llamadas “redes sociales”.

Por todos estos motivos, podemos afirmar que atacar la educación superior es una de las formas más graves de poner en peligro la subsistencia misma de las sociedades humanas y del planeta en que vivimos.

Surge entonces una pregunta clave. ¿Cómo resistir esa ofensiva?

Para responderla, es necesario definir con claridad el alcance de los diversos aspectos que están en juego.

¿Para qué sirven las universidades?

Desde su aparición en occidente, hace ya ochocientos años, las universidades cumplieron un papel dual y conflictivo. Estuvieron inmersas, como todas las instituciones humanas, en la permanente lucha entre las clases sociales. Por un lado, los sectores dominantes trataron de utilizarlas para mantener su propio bienestar y su dominio sobre el resto de la población, para formular normas y leyes acordes con su conveniencia y para difundir su ideología. Pero también, por otro lado, fueron el ámbito que permitió preservar los conocimientos acumulados por las generaciones anteriores, generar nuevas ideas y desarrollar el pensamiento crítico y la creatividad. Los adelantos científicos desarrollados en las universidades, o por los universitarios en sus diversos ámbitos de actuación, permitieron conocer mejor el mundo en que vivimos, el funcionamiento del organismo humano y las características de las sociedades. Esos conocimientos pudieron aplicarse a cuestiones tan necesarias para la vida como la medicina, la construcción de viviendas, la producción de alimentos, los medios de comunicación y de transporte, y para alentar el arte y la cultura en general.

Esta característica dual estuvo presente durante toda su historia, incluso durante algunos períodos que suelen describirse enfatizando sus aspectos negativos. Durante sus primeros siglos de existencia, las universidades estuvieron controladas por la Iglesia Católica, pero, sin embargo, en los siglos XVI y XVII:

“la inmensa mayoría de los hombres que lograron destacar en la Revolución Científica […] adquirieron toda su educación superior o parte de ella en la universidad […] Las universidades y sus tradiciones intelectuales suministraron al menos una matriz para la Revolución Científica (Porter, 1999: 583 y 595).

Esto ocurrió en prácticamente todas las ramas de la ciencia de aquella época. El propio Galileo Galilei estudió y luego fue profesor en las universidades de Pisa y de Padua.

En el siglo XIX, cuando las universidades se habían estructurado alrededor de nuevos modelos pedagógicos y organizativos, adecuados al capitalismo en ascenso, ocurrió lo mismo. Mientras que, por una parte, servían para formar funcionarios para el aparato del Estado, también surgieron de sus aulas grandes avances de las ciencias básicas, de la medicina y de diversas ramas de la tecnología. Por otra parte, intelectuales que jugaron un papel fundamental en el desarrollo de las nuevas ideas económicas, filosóficas y políticas se formaron inicialmente en las universidades de los estados burgueses. La Universidad de Berlín fue uno de los centros intelectuales de Europa durante el siglo XIX. Allí fue profesor Georg Hegel y allí se formó Carlos Marx en leyes y filosofía y obtuvo su doctorado en la Universidad de Jena.

El carácter dual de las universidades y de las instituciones culturales y científicas es una constante de la historia. Baste agregar que Marx escribió “El capital” basándose en sus exhaustivos estudios en la Biblioteca Británica de Londres, ubicada nada menos que en el país donde se había iniciado la Revolución Industrial y que era, en ese momento, la principal potencia capitalista del mundo.

Es innegable que, en las sociedades donde, bajo diferentes formas, existieron clases sociales en conflicto, los beneficios del conocimiento generado en las universidades y por los universitarios estuvieron y están mal distribuidos. Tanto en el feudalismo como en el capitalismo, sólo una minoría goza de enormes privilegios, a los que la mayoría no puede acceder. En el presente de nuestro país y en el conjunto del mundo esto es desgraciadamente así. Pero la experiencia histórica muestra que los conocimientos y las tecnologías avanzadas existen, que son un enorme tesoro acumulado durante siglos, en permanente crecimiento y desarrollo, y que pueden ser utilizadas para el beneficio de la humanidad. Constituyen una herramienta fundamental para lograr que, una vez que se logre reemplazar el capitalismo por un sistema que no esté dominado por el dios dinero, los seres humanos podamos no sólo subsistir, sino vivir plenamente, y para que el planeta no sea destruido por el uso irracional de los recursos naturales.

La educación superior como derecho humano universal

y como deber del Estado

Las primeras demandas que suelen aparecer al considerar las políticas sobre la educación superior pública son las posibilidades de acceso y permanencia y el financiamiento estatal.

En el caso argentino, si bien estos aspectos han sido siempre problemáticos, desde que Javier Milei asumió el gobierno, a fines de 2023, se transformaron en extremadamente graves. Las universidades públicas fueron paulatinamente desfinanciadas, poniendo en riesgo su existencia misma. Las grandes movilizaciones de 2024 permitieron obtener un ínfimo refuerzo para los llamados gastos de funcionamiento, pero los sueldos docentes continuaron devaluándose y los investigadores carecieron de fondos para continuar sus trabajos. La intención de la ultraderecha es que sean las universidades privadas las que concentren la actividad de docencia e investigación, mientras las públicas, para subsistir, se ven obligadas a semi privatizarse, buscando apoyos financieros empresariales. Esos apoyos, en forma de convenios o donaciones, invariablemente condicionan los contenidos de la investigación y la orientación de las carreras, privilegian las tecnológicas en detrimento de las sociales y ubican las universidades dentro de las llamadas leyes del mercado. Tanto la orientación empresarial como la estrechez presupuestaria limitan el derecho a la educación superior pública y gratuita a muchos miles de jóvenes de familias trabajadoras, que aspiran a obtener un título universitario.

Sin embargo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas en 1948 y reiterada posteriormente en innumerables convenciones y pactos internacionales, establece en su artículo 26 que la educación es un derecho humano universal y que el acceso al nivel superior sólo deberá depender de los méritos personales. El artículo 27 afirma que también es un derecho la posibilidad de participar en los beneficios del progreso científico. Nuestro país ha sido firmante de esas declaraciones de principios, hoy violadas.

Además, Argentina ha sido vanguardia en el planteo de que la educación superior no debe ser elitista ni dogmática, que debe desarrollar el pensamiento independiente y volcarse hacia el servicio del conjunto de la sociedad. Estos conceptos forman parte de nuestra tradición desde principios del siglo XX, cuando la Reforma Universitaria de Córdoba planteó en 1918 las bases para una concepción social y democrática de la educación superior.

Los que usualmente son llamados derechos humanos no se reducen al derecho a la libertad individual, a no ser encarcelado, torturado o asesinado por dictaduras. Incluyen también el derecho a una vida digna, a la salud, a la alimentación, a la vivienda y a la educación en todos sus niveles.

No sólo en la Argentina, sino en todos los lugares donde su peso se acrecentó en los últimos años, la ultraderecha sostiene equívocamente que defiende “la libertad”. Pero le da al concepto de libertad el sentido de que cada persona, como individuo, es libre de hacer lo que quiera o lo que pueda La sociedad desaparece como comunidad y queda reducida a un conjunto de individuos que compiten entre sí. El Estado no asume ninguna responsabilidad sobre el bien común. Cínicamente, desde luego, se reserva el poder de asegurar las ganancias de los multimillonarios y de reprimir por la fuerza todo intento de resistencia popular.

Como consecuencia de la anulación de sus responsabilidades sobre el bienestar social, el gobierno limita o elimina totalmente, según los casos, la participación estatal en la educación, en la salud e incluso en las obras públicas.

Esta política lleva a un nivel extremo la tendencia mundial impulsada por el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, ya existente desde las últimas décadas del siglo XX, de introducir en las universidades un modelo de organización y de financiamiento empresariales. Con una irracionalidad absoluta y una actitud casi demencial, los gobernantes de la extrema derecha y los multimillonarios que acumularon fortunas desmesuradas, que exceden toda dimensión imaginable, no comprenden, o quizá no les importa, que están poniendo en riesgo la existencia misma de la vida sobre la Tierra.

Ya en 1848, en el Manifiesto Comunista, Marx y Engels partieron de describir la enorme potencialidad del sistema capitalista, comparado con el feudal, en cuanto a los desarrollos industriales y los avances científicos que estaba posibilitando. Sin embargo, con un lúcido criterio premonitorio, advirtieron que su avance y globalización descontrolados conducirían a la humanidad a una crisis creciente. Y expresaron esta idea con una frase digna de ser recordada:

“Toda esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir como por encanto tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros” (Marx y Engels, 1848).

Entre los bienes que el capitalismo en ascenso produjo durante los siglos XIX y XX se incluyen las universidades, los institutos de investigación, las bibliotecas y los museos. Esos mismos bienes que ahora, en su delirio apocalíptico, están destruyendo o intentando destruir.

La reacción frente a esta catástrofe existe, aunque es necesario reforzarla.

En 2008, la Conferencia Regional de Educación Superior, en la que se reunieron delegados de universidades de toda Latinoamérica, resolvió pronunciarse en defensa no sólo del derecho individual a la educación, sino también agregando expresamente que ese derecho debe ser garantizado por el Estado. Es su deber hacerlo:

“La Educación Superior es un bien público social, un derecho humano y universal y un deber del Estado. Ésta es la convicción y la base para el papel estratégico que debe jugar en los procesos de desarrollo sustentable de los países de la región” (CRES, 2008).

En 2018, una nueva Conferencia Regional reiteró estos conceptos y los amplió, incluyendo también la gratuidad de la educación superior como deber de los Estados.

La responsabilidad de las universidades y de los universitarios

Las declaraciones y movilizaciones en defensa de la educación pública, muchas veces acompañadas o formando parte de grandes luchas populares, permitieron a lo largo de la historia grandes conquistas democráticas. Gracias a ellas, hoy es posible poner al menos un freno al desaforado avance de la ultraderecha. Sin embargo, cuando las luchas se centran en la defensa del derecho a la educación, a las posibilidades individuales de acceder a ella y al deber del Estado de financiarla, tienen también una limitación.

En nuestro país, suele invocarse que la gratuidad de las universidades públicas facilita el acceso a estudiantes de familias trabajadoras, posibilitando su ascenso social o su acceso a trabajos bien remunerados o de mayor prestigio. Se trata indudablemente de derechos individuales justos, como también lo son el natural anhelo humano de adquirir conocimientos sobre la naturaleza y la sociedad o de acceder a las expresiones artísticas o culturales en general.

Sin embargo, el objetivo de la enseñanza superior no es meramente el beneficio personal de cada individuo para adquirir conocimientos y habilidades en las aulas o en los laboratorios, que lo habiliten como persona a una vida mejor en el futuro. El estudiante recibe durante sus estudios un cúmulo de conocimientos que, al graduarse, le otorgan la posibilidad de investigar en alguna de las ciencias básicas, de conocer cómo funcionan la economía y las relaciones sociales, de cuidar el medio ambiente, de prevenir enfermedades o de curar enfermos, de construir viviendas o de diseñar maquinarias, fábricas o medios de transporte y comunicaciones. Al egresar de la universidad pasa a ocupar puestos de trabajo que, en todos los casos, implican una gran responsabilidad social. No se trata de una cuestión meramente individual. El graduado adquiere una parte de esos valiosos conocimientos que la humanidad ha ido acumulando a lo largo de su historia, pasa a ser un protagonista fundamental del sector que tiene en sus manos la posibilidad de volcar esos conocimientos no para su provecho personal sino para el beneficio de la comunidad.

Los graduados universitarios tienen un compromiso con la sociedad toda, más aún cuando el sistema público de enseñanza ha sido financiado con los impuestos colectivos.

Este concepto es clave para comprender cuál es realmente el papel social de las universidades y cuál es el deber social que tienen frente a la sociedad. Para que las luchas por la educación superior adquieran un sentido pleno y superador, los reclamos al Estado para que financie y sostenga las universidades no deben concebirse con el mezquino objetivo de que quienes accedan a las mismas se incorporen como nuevos miembros de una elite privilegiada. La historia ha demostrado sobradamente que los conocimientos elaborados por las sucesivas generaciones tienen el enorme potencial de mejorar la vida humana en todos sus aspectos. Un objetivo que se logrará únicamente si esas luchas se emparentan con las del conjunto de los trabajadores y explotados, para reemplazar el sistema capitalista por otro que elimine las injusticias y las desigualdades.

Mientras los millones de trabajadores, explotados y postergados, protagonizarán indudablemente las grandes luchas que posibilitarán los futuros cambios sociales, en la actual etapa y en el futuro próximo, los universitarios tendrán un papel irremplazable. Serán quienes encuentren formas más justas de organizar las relaciones económicas y políticas entre las personas y entre las naciones, serán quienes puedan transformar la concepción de la medicina, que hoy está dominada por el negocio de los grandes laboratorios farmacéuticos y de los prestadores de servicios médicos, para transformarla radicalmente, logrando no sólo que existan más y mejores hospitales públicos, sino también que haya menos enfermos, mediante el énfasis que debe ponerse en la prevención y en garantizar mejores condiciones de alimentación, de vivienda y de higiene ambiental. Y habrá arquitectos que diseñan viviendas dignas para millones, en lugar de torres de lujo para los millonarios y los famosos de la farándula. Y habrá abogados que defiendan verdaderamente la justicia e ingenieros que diseñen y hagan funcionar fábricas concebidas racionalmente y no con el objetivo de generar ganancias a sus dueños. Y científicos que investigarán los enigmas básicos de la naturaleza y de la sociedad, base imprescindible para todo desarrollo futuro de una humanidad libre y solidaria.

Esto implica que los universitarios no sólo tenemos derechos. También tenemos deberes.

Los estudiantes reformistas de 1918 incorporaron esta idea del compromiso social a los programas de las centrales estudiantiles a lo largo de décadas, tanto en la Argentina como en otros países de Latinoamérica. También fue un factor clave de los planes educativos de las grandes revoluciones sociales del siglo XX, que pudieron aplicarlo con suerte dispar, pero que sirvió como ejemplo de cómo la educación puede y debe insertarse en un programa global para el desarrollo humano pleno.

Conclusión: la educación superior es una necesidad social

Por todo lo dicho, reiteramos la afirmación contenida en el título de este artículo. La educación superior no es sólo un derecho humano elemental de todos los individuos, que debe ser garantizado por el Estado. También es una necesidad de la sociedad, que requiere de instituciones y de personas capaces de preservar y utilizar el enorme caudal de conocimientos, que fueron desarrollados por la humanidad a lo largo de su historia, enriquecerlos con su pensamiento creador y aplicarlos para el bienestar humano.

Durante este difícil período histórico que atraviesa nuestro país y el resto del mundo, el papel de las universidades y de los universitarios debe ser rescatado como uno de los factores imprescindibles para construir un futuro mejor. Los universitarios no sólo deberán persistir en las luchas defensivas, frenando la destrucción que se siembra desde las altas esferas del poder, sino que deben ser conscientes de su enorme responsabilidad social. No estamos peleando por obtener una beca o unos pesos más para alcanzar un título. Estamos peleando por una sociedad mejor. Estamos peleando, junto con el resto de los trabajadores y de los sectores explotados, para que los seres humanos puedan vivir plenamente, gozando de todo lo que la historia produjo en cuanto a ciencia y tecnologías, cuyos futuros desarrollos y sus futuras aplicaciones dependerán de nosotros, los universitarios de hoy, y de los que sigan nuestros pasos en el futuro, como parte de una sociedad solidaria y verdaderamente humana.

Referencias

CRES (2008): Declaración de la Conferencia Regional de la Educación Superior en América Latina y el Caribe 2008, IESALC, UNESCO.

Marx, Karl, y Engels, Friedrich (1848): Manifiesto Comunista; la cita fue tomada de la edición en castellano de Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2018.

Naciones Unidas (2024): La ofensiva de Israel en Gaza es consistente con un genocidio, dice comité de derechos humanos; Noticias ONU; Mirada global Historias humanas; recuperado el 21/6/2025 de https://news.un.org/es/story/2024/11/1534306

O´Malley, Brendan, y Sawahel, Wagdy (2024): Can higher education in Gaza survive Israel´s war on Hamas, University World News, 28 January.

Porter, Roy (1999): La Revolución Científica y las universidades, en Hilde de Ridder Symoens (Ed.), Historia de la universidad en Europa, Volumen 2, Las universidades en la Europa moderna temprana (1500 – 1800), Bilbao, Universidad del País Vasco.

*Este artículo forma parte del Dossier: “La Universidad Pública en la encrucijada. Mercantilización, resistencias y alternativas”

Defender la educación superior pública no es sólo un derecho: es un deber y una necesidad social

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Palestina. ONU denuncia que niñez gazatí, será privada de educación por tercer año consecutivo

Director del Hospital Al-Shifa denuncia situación en la Franja de Gaza.

“La educación es un derecho fundamental y ningún niño debe verse privado de ella”, manifestó el portavoz.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) denunció que los niños palestinos de la Franja de Gaza se verán privados de educación por tercer año consecutivo debido al bloqueo y al severo asedio que lleva a cabo Israel desde octubre de 2023.

Se acerca un nuevo año escolar y “los niños de Gaza perderán la oportunidad de aprender por tercer año consecutivo”, lamentó el vocero de la ONU, Stéphane Dujarric, en una conferencia de prensa ofrecida la noche del miércoles en Nueva York, Estados Unidos, sede del organismo internacional.

La educación es un derecho fundamental y ningún niño debe verse privado de ella“, manifestó el portavoz.

Dujarric exhortó a la comunidad internacional a proteger el derecho de los niños de Gaza a la educación.

Subrayó la necesidad de reabrir las escuelas y garantizar que los niños palestinos puedan ejercer su derecho a la educación, tras  señalar que esta crisis “amenaza el futuro de toda una generación en Gaza”.

UNRWA: Israel provoca nuevo éxodo de familias de Gaza

La Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa) afirmó que los continuos bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza y las órdenes de evacuación obligan a familias enteras a abandonar sus hogares de nueva cuenta.

Desde el 7 de octubre de 2023, el genocidio que Israel comete contra los habitantes de la Franja de Gaza ha dejado más de 62.000 palestinos asesinados, en su mayoría mujeres y menores de edad.

Director del Hospital Al-Shifa denuncia situación en la Franja de Gaza

El director del Hospital Al-Shifa, Mohammed Abu Salmiya, advirtió este miércoles que la situación humanitaria en la Franja de Gaza está en su peor momento ante el incremento de los ataques israelíes, como parte de una anunciada ofensiva terrestre.

Los hospitales allí reciben diariamente decenas de muertos y cientos de heridos como resultado de los bombardeos del Ejército y de los ataques contra quienes esperan ayuda, denunció el médico en declaraciones a la prensa.

Señaló el creciente número de personas hambrientas que llegan a los centros de salud debido a la desnutrición y destacó que la capacidad hospitalaria en Gaza alcanza entre el 270 y el 300 por ciento.

“No encontramos sitio para los heridos en el hospital. Los dejamos en las calles y en el suelo. Muchos de ellos mueren ante nuestros ojos, y no podemos hacer nada por ellos porque no hay suficientes quirófanos”, lamentó.

Al respecto, explicó que en el Al-Shifa solo hay tres quirófanos, lo cual consideró insuficiente para los cientos de heridos que llegan a diario.

Tenemos un déficit importante de camas de cuidados intensivos y poco a poco se están agotando los medicamentos anestésicos, las gasas y muchos otros medicamentos y suministros, subrayó.

Abu Salmiya afirmó que todas las zonas de la Franja están siendo sometidas a intensos bombardeos.

Los refrigeradores que guardan los cadáveres están completamente llenos y no pueden contener más, indicó.

“La situación es catastrófica en todo el sentido de la palabra y los hospitales tampoco pueden acoger a pacientes que sufren desnutrición y enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes y diálisis renal, apuntó.

También resaltó la gravedad de la situación sanitaria y humanitaria ante la propagación de epidemias en los campamentos de tiendas para desplazados debido al intenso calor y al consumo de agua contaminada.

La situación llegó a un punto de no retorno, dado el colapso total y completo del sistema de salud en Gaza, expresó.

https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/08/28/palestina-onu-denuncia-que-ninez-gazati-sera-privada-de-educacion-por-tercer-ano-consecutivo-director-del-hospital-al-shifa-denuncia-situacion-en-la-franja-de-gaza/.

 

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La falta de maestros augura un difícil curso escolar en Cuba

Como parte del éxodo masivo que experimenta Cuba, han emigrado no solo artistas y científicos, sino también muchos profesores. Sobre las consecuencias para la educación en la isla, comenta Yoani Sánchez.

Septiembre está a la vuelta de la esquina y en Cuba ese mes huele a goma de borrar, libros nuevos y aulas recién abiertas. El curso escolar comienza en breve y las familias llevan semanas en una carrera para comprar desde las libretas que necesitan los estudiantes hasta los uniformes con los que deben asistir a clases. En dependencia de la economía familiar, se puede lograr más o menos, pero el dinero apenas logra solucionar el más grave problema al que se enfrentarán los alumnos: la falta de maestros.

En Sancti Spíritus, una de las provincias más afectadas por este déficit, la cobertura docente apenas alcanza un 68,2 %. La propia ministra de Educación, Naima Ariatne Trujillo Barreto, reconoció que completar la plantilla de las escuelas es el «mayor reto» del territorio. El panorama se repite, con ligeras variaciones, en el resto de la Isla. Como parte del éxodo masivo que experimenta el país, han emigrado no solo artistas y científicos, sino también muchos profesores. Pero la carencia de maestros también apunta a otros problemas de más larga data y difícil solución.

 

En medio del éxodo masivo que experimenta la isla, han emigrado no solo artistas y científicos, sino también muchos maestros.Imagen: Tom Norring/Danita Delimont/IMAGO

Niurka es una de las maestras que no estará frente a un aula este septiembre. En julio pasado, tras revisar los exámenes de fin de curso en una secundaria de Centro Habana, pidió la baja del sistema educativo cubano. «Ganaba unos 10.000 pesos al mes y eso, ahora mismo, no llega ni a 25 dólares», cuenta la mujer de 38 años con dos hijos. Aunque asegura amar su profesión, no hay manera de que esta madre soltera sostenga económicamente a su familia con el magro sueldo que le paga el Ministerio de Educación. Como ella, otros tantos colegas han renunciado a su empleo, aguijoneados por el poco incentivo material.

El empleado de un bar en un hotel gana en un día, con las propinas, lo que un profesor universitario recibe mensualmente por impartir Filosofía o Diseño Arquitectónico. Un taxista informal que lleva turistas desde La Habana a Varadero ingresa, en un solo viaje, más de lo que obtiene como salario un especialista que imparte Anatomía Humana en alguna Facultad de Medicina. Una «dama de compañía» que pasa el rato con un empresario extranjero en algún club de Miramar se embolsa, por una noche, el doble de lo que un maestro de Matemáticas cobra por cuatro semanas frente a decenas de adolescentes inquietos.

 

Cuba Habana 2025 | Cuatros estudiantes de la Universidad de la Habana sentadas en el suelo de un pasillo, con libretas de notas y teléfonos celulares.

Esas distorsiones en los ingresos están provocadas, en parte, por la devaluación de la moneda nacional y han hecho que los docentes escapen en masa hacia el sector privado o el exilio. Frenar ese éxodo es uno de los mayores retos que tienen ante sí las autoridades educativas que, hasta ahora, solo han logrado aplicar parches, como convocar a los maestros jubilados de regreso o graduar a la carrera profesores emergentes, que la ironía popular ha bautizado como «instantáneos». Ninguna de estas estrategias, sin embargo, ha solucionado el problema de los profundos vacíos de conocimiento que arrastran los alumnos de la Isla.

Las familias, mientras tanto, contratan maestros privados que den a sus hijos clases de Gramática, Inglés o Historia universal. El aprendizaje se ha vuelto algo directamente relacionado con el bolsillo. Aquellos que tienen acceso a divisas, parientes emigrados o abultados ingresos en pesos, no solo pueden comprar los uniformes nuevos y los libros de texto que se necesitarán a partir de la próxima semana, sino que también puede costear la calidad del profesor que guiará al estudiante por los complejos caminos del conocimiento. Obtener un diploma también es cuestión de dinero en Cuba.

 

https://www.dw.com/es/la-falta-de-maestros-augura-un-dif%C3%ADcil-curso-escolar-en-cuba/a-73770706

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Ecuador: Policía podrá ingresar a escuelas y colegios cuando existen casos de extorsión, porte de armas o riesgo para estudiantes.

En Ecuador hay 365 instituciones que cuentan con presencia permanente de la Policía, pues se encuentran en territorios violentos.

La tarde del 27 de agosto de 2025, el Ministerio de Educación dio a conocer el plan de regreso a clases para el año lectivo 2025-2026 del régimen Sierra Amazonía.

En una rueda de prensa presidida por la ministra de Educación, Alegría Crespo, aseguró que la seguridad de los estudiantes será uno de los principales aspectos en los que el Gobierno pondrá atención en el nuevo año lectivo.

«La Policía podrá ingresar a las instituciones educativas solamente cuando cuando haya casos de extorsiones, porte de armas o algún aspecto que ponga en peligro a los estudiantes».

Alegría Crespo
Aclaró que esté proceso debe ser en coordinación con el Ministerio de Educación para garantizar los derechos de los estudiantes.

La funcionaria recordó que el Plan Nacional Nos Cuidamos dio paso a la inserción conocida como Educación para la Seguridad, que se impartirá desde este año lectivo en todos los estudiantes del régimen Sierra Amazonía. «Esta inserción ayudará a que los estudiantes conozcan protocolos de actuación antes emergencias», explico

Estos son los dos cambios que tendrán los estudiantes del régimen Sierra para el año lectivo 2025-2026
Y agregó que todos los planteles ya cuentan con botón de pánico, en una aplicación móvil, para activarlo en caso de alguna emergencia.

En este mismo tema, el director Educativo de la Policía, Renato Cevallos, dijo que 11.400 policía se desplegarán en más de 100 escuelas y colegios que se encuentran en sectores vulnerables a hechos violentos, así como otros que son calificadas como «prioritarias».

Estos efectivos contarán con el apoyo de 800 cámaras del Sistema de Seguridad ECU 911 que se encuentran instaladas en los alrededores de las instituciones educativas vulnerables, según el viceministro del Interior, Javier Freile.
Para hacer uso de este contenido cite la fuente y haga un enlace a la nota original en

https://www.primicias.ec/sociedad/plan-regreso-clases-estudiantes-ministerio-educacion-policia-103811

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Academia mexicana: Entre endogamia y colonización

Por: José Romero

La academia mexicana arrastra un mal que la corroe desde dentro: la endogamia. Lo que alguna vez se pensó como autonomía para defender a las universidades del poder político derivó, en numerosos casos, en un sistema cerrado donde rectores, directores generales o presidentes y cuerpos colegiados se eligen, se suceden y se protegen entre sí. Un espacio crítico se volvió sumiso.

El rector o director rara vez llega con libertad. Desde el inicio se le impone no incomodar a los grupos que lo llevaron al cargo. Quien los desafía enfrenta aislamiento, desprestigio o destitución.

En varias universidades estatales, la endogamia devino cacicazgo. Familias dominan plazas y convierten la institución en botín político. Incluso las instituciones más prestigiadas no están exentas. La endogamia puede disfrazarse de formas refinadas, pero conserva la lógica de exclusión. Una élite académica se reproduce con privilegios, margina al disidente y premia al sumiso. Con el tiempo esa élite se convierte en casta. Muchos dejan de enseñar o investigar y viven de recursos públicos.

Existen espacios con prácticas abiertas, pero son excepciones. La endogamia sofoca la competencia e impide la innovación.

De ahí la desconexión con el país. Los concursos de plazas suelen diseñarse de forma restrictiva, lo que excluye a quienes no pertenecen a los grupos dominantes. Así, el talento nacional se desperdicia en lugar de aprovecharse. Los estudiantes reciben planes obsoletos y los críticos quedan aislados. La sociedad recibe diagnósticos que no cambian la realidad.

En el plano internacional, la academia mexicana casi no es tomada en serio. Fuera se la percibe como un aparato que produce papeles y estadísticas, sin debates de fondo ni aportaciones originales. Se habla de internacionalización, pero se repiten fórmulas que sostienen una ilusión de modernidad. México simula pertenecer al circuito académico. La simulación se ha vuelto su sello de exportación.

El mito de la autonomía funciona como escudo. Se habla de independencia frente al poder político, pero en la práctica se trata de autonomía de camarillas sin rendición de cuentas. Cuando hay fraudes o nepotismo, las soluciones son cosméticas.

El contraste internacional es claro. En Estados Unidos los presidentes se designan con externos; en el Reino Unido los vicechancellorsse nombran con consejos mixtos. En México, aunque las juntas de gobierno incluyen externos, suelen ser aliados del rector. El círculo endogámico se recicla y los externos sólo aparentan pluralidad.

En el sexenio anterior se intentó limitar privilegios, pero la reacción de la élite académica fue tan virulenta que frenó cualquier posibilidad de cambio. En el actual, lejos de corregir ese rumbo, se optó por la conciliación: en lugar de transformar las estructuras de poder, se prefirió coexistir con ellas.

Los contrasentidos se multiplican. La autonomía, pensada como defensa frente al poder político, terminó convertida en escudo de camarillas. Las universidades, que deberían ser semilleros de conocimiento, funcionan como feudos endogámicos donde se heredan plazas y se premia la obediencia.

Otro contrasentido está en el crecimiento del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores. México multiplicó doctores, artículos y miembros, pero el país siguió estancado: el PIB apenas creció, la innovación no despegó y la desigualdad persiste. Ese auge respondió a la lógica neoliberal impuesta por el Banco Mundial: acumular “capital humano” y cumplir indicadores externos. La evaluación se volvió simulación y la colonización académica se consolidó en la dependencia de métricas foráneas.

Cuando se revisa el panorama por áreas del conocimiento, la conclusión es clara. En ingenierías, ciencias exactas o médicas, los artículos no se traducen en innovación. La investigación se acumula en revistas sin generar patentes. Y en las ciencias sociales prevalece la dependencia intelectual: se repiten teorías importadas ajenas a la experiencia mexicana. Colonizadas por marcos extranjeros, estas disciplinas renunciaron a pensar por sí mismas.

Las élites académicas mexicanas han preferido apoyarse en el aval de centros de prestigio extranjeros, lo que refuerza la dependencia y reproduce un pensamiento funcional a intereses ajenos.

México tiene más académicos y publicaciones que nunca, pero no más desarrollo. La endogamia, junto con la colonización académica, son dos de los factores que impiden que el conocimiento se traduzca en progreso. En lugar de abrir espacios al talento, la innovación y la creatividad, las instituciones han optado por sofocar la competencia, premiar la obediencia y apoyarse en el colonialismo intelectual. El resultado es una academia que reproduce mediocridad.

Si el uso de los recursos públicos destinados a la academia se sometiera a un veredicto democrático, el fallo sería implacable: demasiado dinero gastado, demasiados privilegios acumulados y muy pocos resultados para la sociedad. La academia mexicana, atrapada entre endogamia y colonización, ha convertido la investigación en un costo social estéril. El conocimiento, sostenido con el esfuerzo colectivo de millones, no se traduce en innovación, ni en desarrollo ni en justicia.

*Director del CIDE

https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/08/28/opinion/academia-mexicana-entre-endogamia-y-colonizacion

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Estados Unidos: varios niños muertos y más de una decena de heridos deja tiroteo en instituto católico de Mineápolis

Varias personas murieron y más de una decena resultaron heridas en un tiroteo selectivo que tuvo lugar este martes frente a un instituto católico de Mineápolis (Minesota, EE.UU.) mientras se impartían clases, informan medios locales.

El presunto autor del tiroteo, que iba armado con un rifle calibre .223, realizó unos 30 disparos contra un grupo de personas que se encontraba en la acera, tras lo cual se dio a la fuga en un vehículo.

«El nivel de potencia de fuego desatado a plena luz del día es completamente repugnante e inaceptable. Este tipo de arma es más un arma de guerra que algo que deba estar en las calles aquí. El daño que se causó a los cuerpos de algunas de estas víctimas es indescriptible», declaró Brian O’Hara, jefe de Policía de Mineápolis.

Posteriormente, a través de la cuenta oficial de X de la Ciudad de Mineápolis se informó que el tirador ha sido neutralizado y que ya no existe amenaza para la comunidad.

El presidente Donald Trump recurrió a su cuenta de Truth Social para pronunciarse sobre los hechos. «He sido informado detalladamente sobre el trágico tiroteo ocurrido en Mineápolis, Minesota. El FBI ha respondido rápidamente y se encuentra en el lugar de los hechos. La Casa Blanca seguirá atenta a esta terrible situación. Por favor, ¡únanse a mí para rezar por todos los afectados!», escribió el mandatario.

Entre las víctimas mortales figuran niños, confirmó el alcalde Jacob Frey a los periodistas, si bien no especificó la cifra exacta. «No se puede expresar con palabras la gravedad, la tragedia o el dolor absoluto de este momento», lamentó.

 

Varios niños muertos y más de una decena de heridos deja tiroteo en instituto católico de Mineápolis

 

 

 

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