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Recuerdan en coloquio 70 aniversario de Universidad cubana de Oriente

Centro América/Cuba/20 Mayo 2017/Fuente: Prensa Latina 

Con el panel La vida sociocultural de Santiago de Cuba. La Universidad de Oriente y su vinculación con las luchas revolucionarias continuó hoy aquí el XIX Coloquio Voces de la República, único de su tipo en el país.
En el panel, dedicado al 70 aniversario de la alta casa de estudios, el máster Pedro Manuel Castro señaló entre los acontecimientos ocurridos en Santiago de Cuba la inauguración del museo Emilio Bacardí Moreau, declarado Monumento Nacional en 1999.

Este museo atesora valiosas muestras de la cultura precolombina, del arte y de la historia como un frac que perteneció al Héroe Nacional cubano José Martí (1853-1895) y objetos personales del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes.

El orador se refirió también a la artista Dulce María Serret (1898-1989), pianista laureada en el extranjero y educadora en la música.

Más adelante planteó que para la década del 30, del pasado siglo, no existía un sistema de escuelas institucionalizadas y la educación privada era muy costosa, además de la existencia de la segregación racial en varios centros.

La máster Zoe Sosa, en su ponencia La Universidad de Oriente: su impronta en la historia y la cultura santiaguera, recordó que esta casa de estudios se fundó el 10 de octubre de 1947, convirtiéndose así en el segundo centro de Educación Superior creado en el país.

Comentó que el 17 de octubre de 1959 el guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara ofreció allí un discurso en torno a las reformas universitarias.

Luego agregó que el 3 de enero de 1959 quedó constituido el primer gobierno revolucionario en la Biblioteca de la Universidad y añadió que con el triunfo de la Revolución cubana creció esta institución educativa.

Hoy, en sus 70 años hace válido el lema que la distingue: Ciencia y Conciencia, dijo.

Pasaron por ella diversos exponentes de la cultura, el periodismo y las artes, por lo que es un centro de gran historia que sobresale dentro de la ciudad de Santiago de Cuba, concluyó.

Por su parte, el máster Rafael Borges rememoró a los mártires que ofrendó Santiago de Cuba durante las luchas revolucionarias e indicó que ‘muchos fueron alumnos de la Universidad de Oriente’.

‘Vilma Espín y Asela de los Santos también fueron alumnas de esta alta casa de estudios, pero lograron sobrevivir a esas luchas’, puntualizó.

Destacó que el líder estudiantil y revolucionario Frank País (1934-1957) dejó su impronta en dicha universidad y ‘todavía los jóvenes en la actualidad la respiran’.

El XIX Coloquio Voces de la República, auspiciado por la filial de la Sociedad Cultural José Martí, se inauguró el pasado miércoles en la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena y concluirá mañana.

Tuvo como antesala una exposición colectiva dedicada a José Martí.

Está previsto para la clausura el panel Recepción martiana en el periodo republicano (1902-1958), la entrega de reconocimientos y la presentación de la convocatoria al XX Coloquio, a efectuarse en 2018.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=86720&SEO=recuerdan-en-coloquio-70-aniversario-de-universidad-cubana-de-oriente
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Escuela media superior italiana será de cuatro años en lugar de cinco

Europa/Italia/20 Mayo 2017/Fuente: Prensa Latina

El Ministerio de Educación de Italia realiza hoy ajustes a un decreto mediante el cual se reducirán de cinco a cuatro años los estudios en la enseñanza media superior.
La iniciativa prevé la incorporación al experimento, en su primera fase, de 100 centros escolares de segundo ciclo, incluyendo institutos técnicos y profesionales estatales, liceos, entre otros.

El Consejo de Educación Superior aprobó la disposición con algunas observaciones, las cuales serán tenidas en cuenta para su puesta en práctica en el curso escolar 2018-2019.

La información trascendió por declaraciones a la agencia AdnKronos de la funcionaria del Ministerio de Educación Daniela Marrocchi, quien con anterioridad atendió otros experimentos similares, aunque éste tendrá una dimensión mucho mayor.

Según la propia fuente, con el nuevo sistema los estudiantes recibirán el título de graduados a los 18 años, tal como ocurre en otros países europeos como Reino Unido y Alemania, lo cual permitirá, además, reducir la deserción escolar que con frecuencia se produce justamente en el cuarto año.

Los inspectores de Educación serán los encargados de supervisar la marcha del experimento, en tanto las escuelas interesadas en formar parte de él deberán presentar un proyecto, que tenga en cuenta la innovación docente y se realice en clases de 25 a 30 alumnos.

Entre los objetivos de la disposición está reforzar la combinación estudio-trabajo previsto en la ley vigente y valorizar las tecnologías digitales, con los mismos planes de estudio aprobados para el actual quinquenio.

De ser necesario, indicó la funcionaria, se reforzará el horario docente semanal de acuerdo con las necesidades de las clases experimentales y no habrá cambios en el claustro de profesores.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=86861&SEO=escuela-media-superior-italiana-sera-de-cuatro-anos-en-lugar-de-cinco
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Francia: Le doctorat : une tradition à l’aube de sa (potentielle) transformation

Europa/Francia/Mayo del 2017/https://theconversation.com/

Le doctorat est sans conteste un des diplômes les plus prestigieux et fait partie d’une tradition séculaire en Europe. En sciences de gestion la situation est assez paradoxale : malgré le fait que cette discipline ait vocation à être appliquée (dans les entreprises et les organisations), les docteurs en management sont aujourd’hui principalement destinés au monde académique. Héritage d’une longue tradition, le doctorat semble avoir du mal à évoluer en France, malgré un contexte international en transformation : le format de la thèse et l’impact des contributions pour les organisations font débat. L’innovation s’arrêterait-elle donc à la porte du doctorat ?

Le cas de la France

Le doctorat en France remonte au XIIIe siècle avec la création de l’Université de Paris (la Sorbonne) et a connu quelques réformes importantes au cours des temps. Traditionnellement, la délivrance du doctorat est un monopole des universités publiques.

Avant la réforme de 1984, il existait deux types de doctorat : le doctorat de 3e cycle (ou de spécialité) et le doctorat d’État. Alors que la thèse de 3ecycle sanctionnait « une formation acquise dans la pratique de la recherche », la thèse d’État « sanctionnait la reconnaissance par un jury de l’aptitude du candidat à mettre en œuvre une recherche scientifique originale de haut niveau ».

Avec la réforme de 1984, ne va subsister qu’un doctorat unique, longtemps appelé doctorat « nouveau régime ». Cette réforme visait à aligner la pratique française à celle du monde anglo-saxon et son Ph.D. Cependant, pour diriger des travaux de recherche et des thèses au sein des universités françaises, le doctorat nouveau régime n’est pas suffisant, les maîtres de conférences doivent être titulaire de l’HDR (habilitation à diriger des recherches).

L’HDR est donc le grade le plus élevé en France, alors que dans les pays anglo-saxons, c’est toujours le Ph.D. Par ailleurs, la voie royale pour devenir professeur des universités dans les disciplines juridiques, économiques et de gestion demeure toujours l’agrégation du supérieur, un concours national très élitiste mais très franco-français.

Grandes écoles et doctorat : un sujet sensible en France

À ces spécificités du modèle universitaire français s’ajoute celle de l’existence des grandes écoles. Traditionnellement les grandes écoles (d’ingénieurs ou de commerce) n’avaient pas vocation à faire de la recherche mais à former des cadres pour l’industrie et le commerce en puisant dans le réservoir des classes préparatoires (un système encore une fois très franco-français).

Mais avec l’internationalisation de leur offre de formation et la nécessité d’obtenir des accréditations internationales (AACSB, AMBA, EQUIS) ces écoles se sont mises à faire de la recherche, à publier et à créer des programmes doctoraux. Cette évolution est récente et remonte au début des années 2000, notamment pour les Business Schools.

C’est ainsi que ces écoles ont créé des programmes doctoraux : des Ph.D. et des DBA (Doctorate of Business Administration). Ces programmes constituent une innovation et une réponse au monopole public de la collation des grades en France et au besoin d’internationalisation de ces écoles qui n’hésitent pas à recruter leurs professeurs sur le marché international.

Innover dans le format de la thèse : entrer dans le jeu des articles

Bien que les universités et les grandes écoles soient un lieu d’innovation scientifique et contribuent à la création de connaissances nouvelles dans tous les secteurs (santé, technologie, énergie, etc.), on observe un certain conservatisme en matière de format de la thèse. Pourtant la question du format de la thèse atteste d’une transformation déjà lancée.

La thèse par articles rassemble quelques articles publiés ou en cours de publication dans des revues scientifiques. Souvent un chapitre introductif permet d’introduire la problématique générale, la revue de littérature qui n’est pas présente dans les articles (en raison du format même des articles), la question de recherche, et la méthodologie générale. Ensuite deux, trois ou quatre articles permettent aux assesseurs d’évaluer la démarche et la contribution scientifique du travail du doctorant. Le chapitre conclusif revient sur les contributions théoriques principales, éventuellement les contributions managériales, et les limites de la recherche.

Pour les universitaires aspirants, faire une thèse non traditionnelle peut s’avérer être un pari risqué dans la mesure où sa reconnaissance n’est pas assurée car ce format se heurte à beaucoup de résistance en France – ce qui n’est pas du tout le cas dans des pays voisins comme la Hollande où le format par article est un standard. Pourtant, cela permet aux doctorants d’apprendre à écrire des articles scientifiques, comprendre le système de peer-review, et de se construire un pipeline de production scientifique.

Contributions théoriques versus contributions managériales et organisationnelles

La difficulté d’innover en matière de doctorat est encore accentuée par l’absence de vision partagée au niveau international. Un projet européen en cours ayant pour objectif de créer une vision commune du doctorat a renforcé la hiérarchie entre le « doctorat académique » et le « doctorat professionnel ».

La différence entre les deux types de programmes doctoraux tient essentiellement au caractère plus ou moins académique du travail de recherche et à leur public. C’est ainsi que généralement les candidats Ph.D. n’ont pas ou peu d’expérience professionnelle, font une thèse à temps complet et visent à travers leur thèse une carrière académique ; alors que les étudiants DBA sont généralement des cadres de haut niveau, font une thèse à temps partiel en parallèle de leur travail, et une grande partie d’entre eux restent dans l’entreprise.

À part pour les programmes de type DBA, les liens avec les entreprises ne sont pas généralement très développés. Citons néanmoins l’initiative des contrats CIFRE qui permettent aux entreprises d’accueillir des doctorants. Mais cela reste encore trop marginal en sciences de gestion. Il est vrai que dans cette discipline les recherches font très souvent appel à l’utilisation de bases de données, ce qui ne nécessite pas forcément une immersion permanente dans l’entreprise.

De plus, une thèse de doctorat – quel que soit le format – doit nécessairement avoir une contribution scientifique, mais pas obligatoirement une contribution pratique. Le doctorant est encouragé à valoriser sa recherche auprès du public des entreprises et des organisations, mais sa thèse n’est pas évaluée sur son impact dans les organisations. D’où l’éloignement que l’on constate entre les préoccupations des chercheurs et celles des entreprises.

Quelles innovations pour l’avenir ?

Dans un monde en profond bouleversement, les exigences des entreprises et de la société vont continuer à exercer de fortes pressions sur le monde académique pour innover et ceci à tous les niveaux, y compris celui de la formation doctorale. Les besoins de formation en matière de sciences de gestion qui s’expriment dans le monde entier et la pénurie d’enseignants-chercheurs constituent des moteurs très puissants pour faire évoluer les pratiques des universités et des écoles.

Le développement des collaborations internationales entre les institutions académiques en matière de recherche constituent également un facteur d’innovation. L’action des organismes internationaux d’accréditation (AACSB, EQUIS, AMBA) est un facteur supplémentaire d’innovation et de changement pour les écoles de management dans la mesure où ils permettent de questionner les modèles traditionnels et de briser les résistances au changement et à l’innovation.

Mais encore plus important : les innovations à venir devront intégrer les besoins de la société et permettre de développer, non seulement la connaissance, mais également l’impact et la pertinence des recherches pour l’ensemble des parties prenantes.

 

Fuente:

https://theconversation.com/le-doctorat-une-tradition-a-laube-de-sa-potentielle-transformation-77637

Fuente Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/GW1gGp9vR9T2eCxyblNPzfS8-ZsL1OFqdF6hr35iQRgWYer_TfVasRYgYi38VYMtWNiEpQ=s85

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Francia: Scientifiques et politiques : comment améliorer le dialogue

Europa/Francia/Mayo del 2017/Noticias/https://theconversation.com/

 

Récemment une professeure de sciences de l’éducation, Linda Evans, remarquait que la formation continue était devenue en vingt ans un élément essentiel dans la carrière des enseignants qui y attachent désormais une très grande importance. De sorte que la recherche universitaire s’est emparée de ce thème et a établi nombre de travaux de grande valeur. Or, regrettait-elle, très rares sont les politiques gouvernementales qui s’en sont inspirées.

Le regard des politiques sur la science

On est en droit de s’interroger sur les raisons de cette situation. Il est difficile de croire qu’il s’agit d’un mépris général pour la science. Tout au plus peut-on avancer qu’il existe une suspicion à son égard dans la mesure où souvent elle ne donne pas un message univoque.

C’est le cas, par exemple, en médecine avec les vaccins et la pilule que certains médecins ne jugent pas bénéfiques ; c’est le cas également avec le réchauffement planétaire et le fameux effet de serre remis en cause par quelques scientifiques ; c’est le cas en économie où se sont opposés pendant longtemps les keynésiens et les monétaristes ; c’est le cas, aussi, en éducation avec les tenants de l’approche par les connaissances et ceux de celle par les compétences. Et de nombreux autres exemples pourraient être donnés.

En outre, les responsables politiques peuvent douter de la neutralité de la science en mettant en avant que selon que l’on est de telle ou telle obédience, les préconisations que l’on établit peuvent varier.

Enfin, les hommes politiques peuvent faire valoir que la recherche doit se cantonner dans l’explication du fonctionnement de toute chose et se garder de faire des recommandations politiques sur la façon dont elles devraient être gérées. C’est le fameux argument de Max Weber dans Le savant et le politique) selon lequel le savant doit fonder sa recherche sur un jugement de fait, suivant le principe de neutralité axiomatique (une approche positive, donc, et non normative) pour expliquer le fonctionnement de la société ; tandis que le rôle de l’homme politique est d’user de son jugement de valeur et de ses convictions pour décider de ce qui lui semble être le meilleur pour la société.

Un autre facteur a son poids dans cette situation : c’est la considération du public à l’égard des experts. Or, il semble que nous

« nous dirigeons d’une situation caractérisée par un scepticisme supérieur au scepticisme naturel que le public peut avoir des experts, pour aller vers la mort de l’idéal de l’expert lui-même ».

Cette situation ne peut évidemment qu’accroître la méfiance des politiques à l’égard des travaux des scientifiques.

Le besoin de science

On comprend donc que deux attitudes sont en présence : ceux qui pensent que le monde est trop complexe pour être laissé aux seuls hommes politiques car ils ont de la réalité une connaissance simplifiée. Et puis il y a ceux pour lesquels la politique consiste à prendre en compte les intérêts bien sentis des différentes composantes de la population, et à susciter un espoir sinon même à faire rêver d’un monde meilleur. Cette tâche fort délicate, seuls les hommes politiques peuvent, selon eux, l’accomplir.

Reste que notre monde est passé depuis nombre d’années au stade de la complexité et que vraisemblablement un des seuls et rares lieux sur terre d’où peut jaillir une vérité basée sur des évidences vérifiables et non partisanes, c’est le monde de la science. Or, plus que jamais, nous avons besoin de cette vérité pour guider nos sociétés et leur avenir.

Le 20 avril dernier, un mouvement lancé aux États-Unis pour soutenir la science et la recherche s’est répandu dans le monde entier avec des manifestations organisées dans plus de 500 villes. C’était en réaction contre la politique du nouveau président américain qui, étant strictement opposé aux thèses sur le réchauffement planétaire, a délibérément réduit les crédits du Ministère de l’Environnement (EPA), a mis à sa tête un climato-sceptique, réduit le budget des centres de recherche sur l’environnement et proposé de détruire des données sur le climat.

La communauté internationale des chercheurs s’est alors solidarisée pour sauver ces données et a décidé de manifester dans le monde pour démontrer son désaccord. Mais le mouvement entend également saisir cette occasion pour créer de nouvelles relations entre les scientifiques, les politiques et les citoyens autour de quatre objectifs : garantir l’indépendance totale de la recherche ; replacer les débats scientifiques au cœur de la société ; améliorer l’enseignement des sciences en y incluant celle de la démarche scientifique ; enfin, mieux intégrer les connaissances scientifiques dans les décisions politiques en intégrant davantage de titulaires de doctorat dans le personnel politique.

Un contre-pouvoir

L’ensemble de la situation actuelle montre à l’envi le rôle majeur de la science en tant que contre-pouvoir, rôle d’autant plus indispensable dans le monde présent où la presse de qualité recule en nombre, où s’installent les réseaux sociaux et les sites Internet qui diffusent des informations souvent non vérifiées et où les fake news (vérités truquées) deviennent une loi commune. Dans un tel contexte, la démocratie a plus que jamais besoin de ce contre-pouvoir pour du doigt montrer où se trouve la vérité.

Mais il faut aussi que les scientifiques se souviennent qu’ils sont là pour servir la démocratie et qu’ils doivent d’abord rendre leurs messages aussi clairs et transparents que possibles pour être compris par le plus grand nombre. Ils doivent ensuite accepter que leur avis ne soit pas toujours pris en compte par les politiques. Les scientifiques, auxquels on reproche parfois de désenchanter le monde, doivent enfin apprendre à sortir plus souvent de leur rationalité pour enchanter notre monde. Ils en seront évidemment plus écoutés.

Fuente:

https://theconversation.com/scientifiques-et-politiques-comment-ameliorer-le-dialogue-77056

Fuente Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/yTGxPgLDkh59SnflEUR10ixBxGB8G4vYTyzamEFlp_K5bUBO4T4OZbucc9zU4AKwO6u7=s85

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Australia: There are jobs in journalism, just not traditional ones

Oceanía/Australia/Mayo del 2017/Noticias/https://theconversation.com/

The recent announcements of the proposed Fairfax sacking of 115 newsroom staff has again focused attention on the future of journalism in Australia.

The Fairfax cuts follow the shedding of 120 editorial jobs a year ago.

News Corp has also announced redundancies for photographers and production staff.

The redundancies are a result of publishers having to keep cutting costs in the face of declining advertising revenues for the print media.

In what appears like a somewhat futile attempt to push back the tide, the Senate has also hurriedly convened the “Select Committee on the Future of Public Interest Journalism” chaired by Sam Dastyari.

It seems inevitable that the committee will recommend halting attempts to regulate the market or even introducing new measures to protect “public interest journalism” – whatever that is.

Are there any jobs in journalism?

For those studying journalism courses or about to enter the journalism workforce, this may be, understandably, a worrying time.

It should also lead to some consideration by universities and TAFE institutions about the number of students admitted into journalism courses and the relevance of course content to what is already a rapidly changing media environment.

It is difficult to measure with any accuracy how many journalists there are in Australia or new entrants into the profession.

According to the Department of Employment, in 2015 there were 27,500 people employed as journalists or writers, and this is predicted to grow by 10% to 30,300 by 2020.

This compares to predicted growth in all professional employment of 14.4% and of all employment by 8% over the same period. On the demand side of the journalist labour market, growth is expected to be OK.

So what is happening on the supply side?

Between the previous Census in 2006 and the 2011 Census, the number stating that they had journalism qualifications had risen by 30% compared to a rise in journalists employed by about 8%.

This suggests that the growth in demand has not kept pace with supply.

The biggest source of new supply is new graduates of Australian universities and TAFE colleges, although net migration may also make a small contribution.

The problem with attempting to estimate the influx of new journalists is that the education statistics are not available for journalism graduates alone.

This is probably due to the fact that most degrees which teach journalism skills are not called “degree in journalism” but by some other name. Therefore, statistics issued by the Department of Education are classified as “communication and media studies”.

Should unis still be training up journos?

This figure below shows the that the number of domestic students enrolled in communication and media studies in Australian universities between 2004 and 2015 increased by over 230%, which compares to about 40% for all university students.

Number of students studying media and communications. Department of Education and Training., Author provided

We don’t know how many of these are journalism students but, if the Census data is any guide, a rough estimate would be that they would make up about third of all students in communications and media studies.

The data does suggest that the increase in “qualified” journalists has exceeded the growth in journalism jobs, at least as traditionally defined.

Further complications arise because not all working as journalists are “qualified”. They may be specialist in particular areas, such as economics, finance, health or even gardening, who have taken to writing.

Journalism has become difficult to define

More importantly, the meaning of “journalists’ work” has become more difficult to define with growth in new technologies and globalisation of the media.

A journalism education equips someone with a range of important and marketable skills.

Traditional newsroom skills include thorough research and being able to explain often complex ideas in a clear, understandable way.

But the new generation of journalists also needs to be proficient in use of social media, online publishing and multimedia as well as being able to write. Hopefully the rapidly increased number of students is being equipped with these skills.

Although little researched, there is certainly anecdotal evidence that there is a need for people with these skills in most public and private sector organisations.

This has created a large number of jobs for those with journalism skills which do not neatly fall into what has traditionally been thought of as journalism.

The big rise in journalism graduates would, on the surface, appear to suggest a degree of over-education in the discipline.

But similar concerns about the growth in all university places, particularly since the introduction of the demand-based system, have been expressed with respect to the quality of graduates’ jobs and jobs mismatch.

Journalism is changing – unis need to adapt courses to reflect this

On the other hand, as long as potential students are aware of the career prospects that they face on graduation, then it would be hoped that they are making rational choices about the education which will best facilitate their career ambitions.

Interestingly, as can be seen from the above graph, overseas students have not greatly increased their demand for journalism courses in Australia indicating that they take a somewhat different perspective on career choices.

In order for Australian universities to equip students for the new journalism environment they need to examine how journalism is taught in an era where print journalism is dying out.

The use of journalism skills need to be looked at more broadly than in just traditional journalism jobs. Students also need to be equipped in the new skills required in the environment of global and technological change, as well as the old skills which will always be the hallmark of good journalism.

Fuente:

https://theconversation.com/there-are-jobs-in-journalism-just-not-traditional-ones-77622

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/xzh00QthWajs4MhGcss1I-kfJCBaKRUeTqYHiAB12Q_Wymn2sow9lPV3CnDW5NJZ5CL6NQ=s85

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Australia: Programs that prepare students for university study may no longer be fre

Oceanía/Australia/ Mayo del 2017/Noticias/https://theconversation.com/

For the first time, students may have to pay up to A$3271 for “enabling” courses, designed to prepare students for university study.

The change was announced as part of the government’s recent higher education reform package.

Until now, university enabling programs have been subsidised by the government – and are therefore free for students. The new plan to shift the cost onto students will likely deter some students and affect who is able to access higher education.

What do enabling programs do?

Not everyone is in a position to start an undergraduate degree directly. Some people need more academic preparation or confidence, including those who may have been out of the education system for several years. Many of these people currently enrol in “enabling” courses.

These preparatory courses typically run for six to 12 months and focus on developing the discipline, knowledge and academic skills required for higher level learning.

The courses are run by universities and give students a sense of campus life and expectations before they commit to a full undergraduate degree with tuition fees.

Enabling courses are a low-cost government investment of $30 million per year, offering people from low socioeconomic and other disadvantaged backgrounds a viable opportunity to qualify and prepare for university.

Courses are not specifically targeted at equity groups, but around 50% of students enrolled in enabling courses are from equity groups, including Indigenous students.

A recent review of enabling programs shows that students from low SES backgrounds have more than twice the rate of representation in enabling courses than they do at undergraduate level.

As the national review reports,

enabling programs transition more equity-group students than the associate degree, advanced diploma, diploma and OUA pathways combined.

Students who transition via an enabling program are,

more likely to be studying full-time in their subsequent undergraduate degree, compared to those transitioning via a VET program (85.4% compared to 76.3%).

Once they are at university, students from low SES backgrounds can receive further support through a different government financial initiative – the Higher Education Participation and Partnerships Program (HEPPP). This is welcome and signals a government commitment to equity. However, more is needed to support access and academic preparation.

How will funding arrangements change?

Since 2004, some preparatory enabling programs have been supported through a combination of Commonwealth funded places and a small additional loading.

The arrangement means that students do not pay fees (or incur debt) as long as no other fees are charged by universities themselves. But the proposed changes to enabling funding would change all that.

Under the new proposals, students will pay fees and funding will be insecure, with universities having to bid for their places every three years.

Universities may also need to compete for funding against private providers, some of whom offer similar courses.

Many private providers have no previous experience in teaching students who have faced prior educational challenges. And unlike universities, they have no specific equity mission or community obligations.

Why will students now have to pay?

Because enabling programs are free, they attract different student cohorts from diplomas and other (fee paying) sub-degree programs.

Indigenous, mature age, low SES, and students from refugee backgrounds are more likely to enrol in an enabling program than any other sub-degree program .

Apart from improving university access for thousands of under-represented students, enabling programs also deliver effective outcomes.

Research shows that enabling students who transition to undergraduate degrees outperform other equity group students in those degrees, despite a higher average level of disadvantage.

So why cut an inexpensive program that opens doors for under-represented students and effectively prepares them for university success?

Two reasons are provided. The first reason for abolishing fee-free enabling places is to improve completion rates.

The budget package reports that fee-free Commonwealth funded university programs have completion rates of 52%, while fee-paying university programs, which do not draw on this Commonwealth funding (programs can only charge fees or claim the funding), have completion rates of 61%.

However, this gap is largely because fee-paying programs are typically much smaller and less flexible and accessible. The government data cited does not compare like with like.

The second reason provided for removing fee-free programs is to ensure a better return to students and taxpayers. Again, this is a questionable claim.

The proposed cuts will mean that many students from disadvantaged and low-SES backgrounds, who are often unsure of whether university study is for them, will likely not enrol in an enabling program.

Fees are often prohibitive for people who have the potential to succeed in higher education, but who suffer social and economic disadvantage. While the budget proposes a broader expansion of sub-degree places, diversity and full community engagement will suffer if fee-free places are abolished.

Equity, quality and performance-based funding

The government is also proposing performance-based funding measures that may penalise institutions with relatively low retention and completion rates.

That move is understandable but considered problematic and could threaten student equity if not managed carefully.

Performance-based funding is partly designed to deter universities from enrolling students at risk of non-completion.

However, fee-free enabling programs already provide an excellent way to mitigate this risk, by enabling access and improving the preparation of students. These benefits are delivered relatively cheaply under the current enabling loading allocations to universities.

To support equity, quality and long-term budget repair, fee-free enabling places could be expanded rather than abolished.

Fuente:

https://theconversation.com/programs-that-prepare-students-for-university-study-may-no-longer-be-free-77851

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/2kO4r8Yyun6FYUK9mjgjI6Q6X_GXaZmS-gLtBLn7GwSHnbIkgr-rKFAbe5tV54c8JGXi=s85

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Colombia: Diálogos entre MinEducación y Fecode continúa este viernes

hsbnoticias.com/19-05-2017

Pablo Jaramillo Quintero, viceministro de Educación Preescolar, Básica y Media, solicitó a la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación, Fecode centrarse en los diálogos, para encontrar una rápida solución al paro de maestros y que los 8,3 millones de niños afectados vuelvan a las aulas de clase.

«Nos preocupa que Fecode esté llamando a una marcha para el 23 de mayo cuando estamos enfocados en resolver esto lo más pronto posible; el enfoque tiene que ser estar concentrados en la negociación. Cada día que pasa seguimos con más de 8 millones de estudiantes sin clases y es urgente resolver este tema porque son niños y jóvenes desatendidos que afectan incluso la jornada normal de sus padres», dijo Jaramillo Quintero este jueves al salir de la reunión con ese sindicato.

El Viceministro pidió a Fecode sacar del medio de la discusión a los niños y los padres de familia, quienes son los más afectados con el cese de actividades.

«En el Gobierno tenemos toda la disposición en avanzar. Hemos traído a la mesa nuevas propuestas que son responsables y que se ajustan a la realidad fiscal del país en este momento -explicó Jaramillo- El Gobierno viene cumpliendo compromisos económicos muy importantes con Fecode que van hasta 2019 y en ese sentido les hacemos un llamado para entrar en razón y tener comprensión porque en este momento no podemos asumir nuevas obligaciones presupuestales».

El Viceministro informó que este viernes seguirán las conversaciones con los grupos de trabajo,revisando las propuestas existentes y que espera que los dirigentes de la agremiación hagan lo propio.

«Ojalá este viernes tengamos resultados más positivos para levantar el paro cuanto antes«, subrayó Jaramillo, quien reiteró que no es necesario seguir en paro y que el Gobierno está concentrado en avanzar y resolver la situación.

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