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La lógica capitalista de la academia o unas humanidades deshumanizadas

El sistema de generación y transmisión de conocimiento de la universidad está plenamente integrado en la forma neoliberal de producción. Esto deriva en que haya gente que estudie un asunto invisibilizado da prestigio, es rentabilizable a escala académica, y eso los sitúa en una posición de dominio.

Cuando hace un par de años expliqué una breve noción de capacitismo y cuerdismo en una clase de máster, algunas alumnas parecieron darse cuenta de golpe de algo que no habían pensado hasta entonces: todas nos podemos volver crip, nadie es la encarnación de la norma, nadie es un cuerpo completamente capaz y, a medida que pase el tiempo, todas acabaremos siendo cuerpos que, de una vez, muestren la interdependencia con otros cuerpos.

Vivir sabiendo en primera persona que la vida debería ser otra (tener otros tiempos, producir otros modos) es algo incompatible con dedicarse a la academia. Me doy cuenta ahora. No solo porque apenas hay alumnado discapacitado que llegue a la universidad (solo el 1,5 por ciento del alumnado universitario es discapacitado) y, sobre todo, porque no se encuentran personas discapacitadas entre su profesorado (solo el 0,6 por ciento del Personal Docente e Investigador tiene alguna discapacidad). Y no se trata de eso, aunque lo parezca. Sino de que ser académica significa haber aceptado un grado de disciplinamiento que resuena con individualización y autoexplotación y mercantilización de los conocimientos.

Me doy cuenta ahora, pero me di cuenta por primera vez a los seis meses de tener mi primer “contrato” en la universidad (las comillas significan que el contrato solo nos lo hicieron después de denunciar a través de una inspección de trabajo). Epifanía académica de una en la treintena: por fin estoy dentro y para seguir dentro tengo que patalear como un hámster. Si paro, la fuerza centrífuga me expulsa.

Me produce tristeza y alivio comprobar cómo en las Humanidades se empiezan a trabajar cuestiones desatendidas hasta ahora. En los últimos diez años, aunque hubiera andado siempre en los bordes de la academia, me he dado cuenta de algunos cambios: cada vez hay más congresos sobre transfeminismos, antropoceno o decolonialidad; más proyectos financiados, más clases de grado o de máster hacen palpable el desvelamiento de las jerarquías humanas, de los sujetos que habitan el margen y cuyos saberes se ignoran o se cooptan y de cómo aquellos que están en el centro han construido todas las nociones que nos son cotidianas: la ciencia, la heterosexualidad, la civilización, la economía de mercado, la objetividad.

El sistema de generación y transmisión de conocimiento de la universidad está plenamente integrado en el sistema neoliberal de producción

Y he dicho bien: me produce tristeza. La razón es que el sistema de generación y transmisión de conocimiento de la universidad está plenamente integrado en el sistema neoliberal de producción. Esto deriva, específicamente en las Humanidades y las Ciencias Sociales, en que haya gente que se preocupe por determinadas cuestiones no porque tenga un interés real por esas comunidades o incluso porque forme parte de ellas, sino porque, de pronto, estudiar ese asunto invisibilizado da prestigio, es rentabilizable a escala académica y los sitúa en una posición de dominio. Luego no nos debería sorprender que pase lo que pasa.

He visto a profes impartir lecciones maravillosas sobre justicia social, desigualdad de género, racismo e interseccionalidad, que, sin embargo, reproducen sin despeinarse los mandatos capitalistas en cuanto salen de su tarima. Que amañan, que perpetran violencias, que transigen a las injusticias, que protegen a sus candidatos porque eso les asegura su supervivencia, que defienden a la universidad como un ser desvalido frente a las demandas del frágil profesorado asociado o a la falta de perspectivas de sus jóvenes investigadores, que no conceden ni un segundo de sus reflexiones a entender los tiempos porosos, dilatados, resquebrajados, de los demás. De sus iguales.

¿Cómo puede alguien ponerse en pie en una tribuna para abogar por la diversidad humana, por incluir a sujetos silenciados en su discurso y luego ser connivente con el sistema, no dudar de él, hacer lo que le pide, sabiendo (me niego a pensar en la ignorancia aquí) que esa actitud va a dejar fuera a todos esos sujetos diversos sobre los que clama derechos y discursos nuevos?

He visto tantísima fluidez y tantísima poca contradicción entre aceptar como buenas las reglas capacitistas de la universidad y defenderlas frente a quienes las cuestionan y, al mismo tiempo, tener como biblia académica el realismo capitalista de Mark Fisher. ¿Cómo vamos a conjugar que, cada vez más, el alumnado tienda a analizar el mundo desde un prisma más encarnado, desde sus preocupaciones vitales, desde el mundo que les gustaría construir, mientras la universidad a la que aspiran a pertenecer se desvela como un lugar que promueve la inestabilidad en sus contratos laborales, la precariedad de sus vidas, la falta de apoyo mutuo, un gigantesco agujero negro para la estabilidad emocional llamado elaborar una tesis doctoral?

El sistema de méritos que se pone encima de la mesa cada vez que hay algún cambio en la normativa (el último porque se han eliminado de súbito ciertos criterios para conseguir los contratos predoctorales más prestigiosos, los programas FPU), se basa, en teoría, en una objetividad cuantitativa: quien más méritos acumule, más alto escala, más contratos consigue, más tiempo puede permanecer en la academia. Y, al concurrir por plazas de PAD (Profesorado Ayudante Doctor), el primer escalón en la carrera académica después del doctorado, el número de méritos de la primera persona de la lista se convierte en la vara de medir del resto de candidaturas. No hay, por lo tanto, un máximo con el que quedarte tranquila, sino que el techo de méritos lo dictamina quien más consiga, quien más acumule; en definitiva, quien más haga y quien más esté dispuesto a hacer. Esta competitividad no solo nos hastía, nos consume y nos enfrenta, sino que nos moldea y nos disciplina.

Este modelo que cada vez quiere más y lo quiere antes está sostenido en sus cimientos por gente agotada y autoexplotada

A mí coronar la cumbre me recuerda peligrosamente a haber comprendido muy rápido los códigos invisibles y cumplirlos a la perfección, de manera pulcra, intachable. Las universidades operan como empresas, como advertía el bueno de Fisher, por lo que sus resultados científicos deben ser vendibles y medibles. Pero, además, este modelo que cada vez quiere más y lo quiere antes está sostenido en sus cimientos por gente agotada y autoexplotada, que experimenta cómo sus posibilidades de supervivencia son incompatibles con la continuidad de sus compañeros o compañeras. Nunca entran diez personas a la vez en el mismo concurso público. Es decir, si te toca a ti, no me toca a mí. Si yo entro, tú te quedas fuera.

Esas alumnas de máster de las que hablaba arriba me dicen alarmadas que ya van tarde. Y la que se alarma soy yo. Creo que he envejecido de golpe. No quiero cumplir con los estándares normativizantes en mi trabajo, no quiero aguantar frente a esos estándares, porque la resistencia agota los cuerpos. Pero no quiero dejarlas solas. No quiero que el sistema depredador las domestique y se olviden de sus luchas, de la incomodidad que produce la estrechez de la norma, de cuál es ese mundo que podríamos de verdad construir.

No sé, quizá porque yo estoy muy conectada con mi propia vulnerabilidad y mi vida no deja de girar en torno a ella, tiendo a pensar que nadie está a gusto adaptándose al sistema, pero luego veo a tanta gente sorprendentemente cómoda con sus dinámicas, sabiéndose ganadora, pensando que lo está haciendo bien, en fin, jugando y ganando en una lógica del sálvese quien pueda, que me hace dudar.

¿Querremos seguir construyendo universidad sin ellas? ¿Se nos olvidarán sus rostros, sus luchas, sus discapacidades?

La estructura normativa y normativizante de la universidad y de las personas que la integran solo permite el paso, precisamente, a quienes sean capaces de “aguantar” y de cumplir con unos estándares cien por cien normativos. ¿No será ese querer aguantar una marca de haber entendido ya las lógicas del sistema y aceptar competir bajo sus reglas en lugar de ponerlas en cuestión? ¿Será que, por mucho que las pongamos en cuestión en nuestros círculos de confianza, hacer como que la aceptamos (es decir, participar de la illusio bourdiana) es lo que nos salva, al menos en apariencia?

Estoy empezando a sospechar que quien es plenamente funcional dentro del sistema, independiente de la negritud y la diversidad de sus discursos, es connivente con él y se beneficia de sus márgenes. Para proclamar hay que encarnar. La teoría es una práctica, lo dice bell hooks. Plantarse, ponerse límites, es decir, volvernos porosas, volvernos crip. Perderemos y yo sé que no podemos permitirnos perder. Pero ¿ganar?, ¿a cuántas dejaremos atrás si ganamos?, ¿cuánto de nosotras perdemos si ganamos? ¿Querremos seguir construyendo universidad sin ellas? ¿Se nos olvidarán sus rostros, sus luchas, sus discapacidades? ¿Haremos como que nunca existieron hasta que el tiempo o la vida misma nos coloquen delante de nuestra propia vulnerabilidad? ¿Y después qué?

Fuente de la información:  https://www.pikaramagazine.com

Fotografía: Pikara magazine

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Una demanda millonaria en EEUU amenaza con dar un golpe mortal a Greenpeace y a las protestas climáticas

Por Raúl Rejón

Comienza el juicio en el que la constructora de oleoductos Energy Transfer reclama por unas protestas en 2016 un pago de 300 millones de dólares que la organización considera una amenaza para su supervivencia y una advertencia para silenciar a otras ONG

Detrás del caso 30-2019-0V-00180 asoma una mordaza multimillonaria que se cierne sobre el activismo ecologista. Una demanda por 300 millones de dólares amenaza con hundir a Greenpeace-EEUU y succionar el movimiento de protesta ambiental. La constructora de oleoductos Energy Transfer persigue a la organización en los tribunales desde hace ocho años por unas protestas contra uno de sus proyectos en Dakota del Norte hasta haber conseguido sentarla en el banquillo. Este lunes comienza el juicio. “El resultado definirá los límites del poder corporativo y la posibilidad de la sociedad para resistirlo”, vaticinan juristas y politólogos.

“Las petroleras quieren silenciar a los que se les oponen y, como Greenpeace ha sido históricamente efectiva, quieren destruir no solo a la organización sino al movimiento de protesta”, comenta unos días antes de iniciarse las vistas la directora ejecutiva de Greenpeace-EEUU, Sushma Raman.

Durante el proceso contra Greenpeace, los argumentos de la empresa se han alineado con la ola mundial de criminalización del activismo verde. En un primer momento acusó a los ambientalistas ante un tribunal federal de violar la ley contra organizaciones criminales. En los diversos escritos presentados ante los jueces, Energy Transfer ha hablado de “situar ecoterroristas” en las protestas, de impulso de una “agenda extremista” o “diseminación de falsedades” al decir que su oleoducto –hecho para llevar combustibles fósiles– agravaría el cambio climático.

Este caso es un disparo de advertencia a todos los grupos de protesta, no solo los ecologistas. El objetivo de demandas como esta es instalar el miedo y la duda. Hacer a las organizaciones pensárselo dos veces antes de desafiar intereses muy poderosos (Nadia Ahmad — Profesora de la facultad de Derecho en la Universidad Barry)

“Este caso es un disparo de advertencia a todos los grupos de protesta, no solo los ecologistas”, analiza para elDiario.es la profesora de la facultad de Derecho en la Universidad Barry, Nadia Ahmad. Ahora el temor es que una condena así no solo afecte de manera casi fatal a Greenpeace, sino que en esa caída arrastre también al movimiento de protesta ecologista. “El objetivo de demandas como esta es instalar el miedo y la duda. Hacer a las organizaciones pensárselo dos veces antes de desafiar intereses muy poderosos”, aclara la académica.

“Energy Transfer está intentando dar ejemplo con Greenpeace. Lanzar el mensaje: si te enfrentas a las infracciones de una empresa afrontarás consecuencias graves. Se trata de un caso de libro de SLAPP”. La investigadora se refiere por su siglas en inglés (strategic lawsuit against public participation) a la denominada litigación estratégica contra la participación pública. Una estrategia a base de presentar procesos judiciales “diseñada para intimidar, agotar y mutilar financieramente a las organizaciones”, aclara Ahmad. “Este caso va de si las corporaciones pueden usar sus bolsillos para silenciar a quienes están en contra”.

El codirector de la Escuela de Estudios Políticos de la Universidad de Bristol, Oscar Berglund, considera que, si bien “la táctica de demandar a los activistas no es nueva, lo que sorprende en este caso es que se apunte a una organización tan respetada como Greenpeace”. El catedrático cuenta a elDiario.es que sospecha que “el nuevo clima político en EEUU hace que Energy Transfer actúe descaradamente, que no le preocupe dar mala imagen”.

La empresa por su parte insiste en que su demanda contra Greenpeace “no trata sobre la libertad de expresión, sino sobre saltarse la ley. Cuando el derecho de protesta no se hace de acuerdo con la ley tenemos un sistema legal para solventarlo” defiende. Y considera que la ONG “busca eludir las consecuencias de sus actos ilegales”.

¿Cómo se llegó hasta el banquillo?

El juicio comienza este lunes y se prolongará unas cuatro semanas, pero el caso arrancó hace casi nueve años.

En 2016 Greenpeace apoyó las protestas que una tribu sioux llevó a cabo contra la construcción de un oleoducto denominado Dakota Access Pipe Line o DAPL en lo que consideraban parte de sus tierras. Sostenían que el tubo iba a contaminar el agua, iba a contribuir a quemar más combustibles fósiles y que invadía su reserva. La campaña derivó en un campamento multitudinario durante ocho meses en el que se congregaron miles de personas hasta ser desalojados por las fuerzas policiales en febrero de 2017.

En agosto de 2017, Energy Transfer presentó una denuncia contra Greenpeace y otros activistas en la que les acusaban, básicamente, de organización criminal. En su demanda alegaban que la organización recaudó dinero con “falsos testimonios”, que “entrenó a miles de manifestantes”, se “coordinó para situar a ecoterroristas en los campamentos” [de protesta] y que Greenpeace publicó un artículo de la activista Krystal Two Bulls que pedía unirse a las protestas o donaciones. El juez federal –al desestimar el caso el 14 de febrero de 2019– tuvo que recordar a la empresa que “publicar artículos de personas que comparten tus creencias no crea una organización criminal”.

La sede judicial, casi en medio de la nada, no está escogida al azar. Nadie presta mucha atención a lo que ocurre en ese estado. Y se trata de un pequeño juzgado en un estado minero y petrolero donde el juez es elegido por votación (Scott Wilson Badenoch — Abogado ambientalista)

Lejos de abandonar, Energy Transfer presentó una semana después una nueva demanda, esta vez ante un juez estatal de Dakota del Norte, para obtener resarcimiento económico. “La sede judicial, casi en medio de la nada, no está escogida al azar”, explica el abogado ambientalista Scott Wilson Badenoch. Badenoch, que coordina un equipo de juristas que va a supervisar el juicio, argumenta que, “por un lado, nadie presta mucha atención a lo que ocurre en ese estado. Y, por otro, se trata de un pequeño juzgado en un estado minero y petrolero donde el juez es elegido por votación, es decir, que es pro minería y pro petróleo”.

Las acusaciones son por allanamiento, difamación, interferencia ilícita [perjudicar el negocio de otro], conspiración, complicidad en allanamiento y en apropiación indebida. “Están intentando extender la responsabilidad civil de manera que destruya a Greenpeace. Les hacen responsables por cualquier acto que hagan individuos, de cualquier daño que hagan porque apoyaron esa protesta general. Esto podría matar directamente a la organización”, analiza el abogado.

Lo que pasa en Dakota no se queda en Dakota: repercusiones

Badenoch afirma que “la situación es más preocupante ahora con la nueva administración Trump. Esta Casa Blanca quiere eliminar a los manifestantes y la protesta, así que el plan es presentarlos como terroristas sin importar lo que hayan hecho. Ahora es Greenpeace, pero van a ir a por más”.

La organización defiende que se está intentado “crear precedentes legales que limitarían la capacidad del movimiento climático para organizarse, protestar y expresar disenso”.

Además, prosigue el letrado, “este caso pone en peligro el sistema de organizaciones no gubernamentales incluso en Europa, porque si una ONG con sede en Europa critica o protesta o molesta a una empresa con base en EEUU, la corporación podrá demandarles en un tribunal estadounidense y los jueces aquí están muy dispuestos a escucharles. EEUU se está convirtiendo en un refugio seguro para los contaminadores”, sostiene.

Contraataque en un juzgado europeo

Greenpeace Internacional ha contraatacado. La organización ha demandado a Energy Transfer en un tribunal de Países Bajos (sede de la ONG) acogiéndose a la directiva europea contra, precisamente, la SLAPP (la litigación estratégica contra la participación pública).

Greenpeace responde así en los tribunales a la demanda multimillonaria que la constructora de oleductos, con base en Texas, ha llevado hasta el juicio que comienza este lunes en un juzgado estatal de Dakota del Norte. “Es el momento de demostar que las prácticas de SLAPP no merecen la pena”, decía Greenpeace en un comunicado tras presentar la demanda.

Energy Transfer ha contestado que esta acción legal no tiene sentido porque “nuestra demanda no es una SLAPP sino un intento legítimo de la empresa para que Greenpeace se haga responsable de la difamación y destrucción de la propiedad que se ha inflingido a Energy Transfer”. Y dice que “se trata de una argucia que solo va a malgastar el tiempo y los recursos del sistema legal neerlandés. Ninguna ley neerlandesa o europea puede exigir responsabilidades a una empresa radicada en los EEUU”, argumentan.

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/demanda-millonaria-eeuu-amenaza-dar-golpe-mortal-greenpeace-protestas-climaticas_1_12073105.html

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Defensa actualizada del derecho a la pereza. ¿Somos dueños de nuestro tiempo de ocio?

Por Lucas Aguilera *

«Los pueblos antiguos tenían esclavos para realizar sus tareas. Los pueblos modernos tienen proletarios. El destino de estos proletarios sería infinitamente más noble si, en lugar de consagrar su vida al trabajo, supieran gozar de su ocio», escribía Paul Lafargue ya en 1880 en su libro “Derecho a la Pereza”, desatando la polémica sobre la afirmación “el trabajo dignifica”, en pleno desarrollo capitalista. Y afirmaba, en el siglo XIX, que “una jornada laboral de tres horas sería suficiente para colmar todas las necesidades del lujo”, gracias a los avances de la técnica. Dos siglos después, ¿somos dueños de nuestro tiempo libre?

En la sociedad actual observamos una profunda interrelación entre el ocio, la manipulación del tiempo y la vida humana plena, constituyendo un verdadero campo de batalla. Trataremos de analizar estos elementos, las formas en que se entrelazan y se complementan.

El Ocio y la Vida Humana Plena

A los fines de nuestra reflexión, al tiempo disponible lo llamaremos también tiempo de ocio o tiempo libre. Partimos de la aclaración de que no estamos haciendo alusión a un tiempo de ocio improductivo, sino que  nos referimos a algo esencial para una vida humana plena;  no se trata simplemente de tiempo libre, sino de un espacio vital donde las personas pueden desarrollarse, expresarse y conectarse con otros y con la naturaleza, más allá de la mera satisfacción de sus necesidades materiales vitales.

El ocio habilita el crecimiento personal, la creatividad y la reflexión, aspectos fundamentales para una existencia humana significativa. Además, constituye un ámbito donde se pueden fortalecer las relaciones sociales y participar en la comunidad, contribuyendo así al bienestar colectivo. En este sentido es que el capitalismo y las élites mundiales se desviven por manipular el ocio y controlar el tiempo libre, abarrotandolo en una instantaneidad permanente, con contenidos vacuos, banales, repetitivos, monótonos o caóticos que derivan en la estupidización planificada de la sociedad y en la obturación de la capacidad de reflexión, esencialmente humana.

¿Qué es el ocio en la nueva fase capitalista?

Podríamos decir que en la sociedad capitalista, “tan planificada” alrededor de las relaciones de producción, el ocio comenzaría cuando terminan las horas de trabajo. De esta manera, en una jornada laboral de ocho horas, restarían ocho horas de sueño y ocho horas de ocio (actividad libre), que ya desde los orígenes del capital están abocadas a recuperar la fuerza de trabajo y estructuradas por sus necesidades

En esta nueva fase de digitalización y virtualización se desvirtúa al extremo esa estructura, y la clase dominante, personificada socialmente como nueva aristocracia financiera y tecnológica, logra superponer los tiempos y los espacios. O sea que, paradójicamente, cuando trabajamos, existe el ocio, y cuando existe el ocio, trabajamos. Pero ese no sería el problema central. El nudo problemático que nos ocupa es que esa superposición del tiempo y del espacio en esta nueva fase genera una tendencia a la desaparición absoluta del tiempo disponible (ocio), colonizando ese tiempo y poniéndolo a disposición de los dueños de las corporaciones tecnológicas, para, además, valorizarlo bajo las leyes del capital.

La industria del entretenimiento, del consumismo desenfrenado y,  luego de un par de décadas de desarrollo, la industria digital (en general, la llamada “industria cultural”), ha dado un salto cualitativo, transformando el tiempo libre en una extensión del trabajo alienado. Las opciones de ocio son dictadas por intereses de las corporaciones digitales, limitando la autonomía y la libertad individual y colectiva.

¿Cómo logra esta nueva fase apropiarse del tiempo de ocio, y además, valorizarlo?

Socializando los medios de producción, poniendo en la mano de cada ser humano uno o más dispositivos tecnológicos desde la más temprana edad. Logra por un lado, direccionar la atención y por otro, obtener la actividad diaria del sujeto: dicha combinación le permite transformar ese tiempo en trabajo no remunerado, valorizándolo. De esta manera, construyen a través del aparato tecnológico un “GPSocial”, donde se fijan los márgenes de la acción social, donde la capacidad de reflexión, la actividad,  la emocionalidad, y hasta la misma capacidad deseante, no encuentren la posibilidad de sobrepasar los márgenes de intereses (im)puestos por las corporaciones.

En nuestras percepciones, en el campo de la representación social elaborada rigurosamente desde los centros de poder, se impuso como núcleo central (idea fundamental en torno a la cual se articulan las subsidiarias) el relato de mayor libertad: nos hacen creer que disponemos de mayor tiempo y que somos dueños de nuestras propias decisiones, haciéndonos  por ello absolutamente responsables de manera intransferible, por nuestros fracasos. Pero la realidad es otra. La élite global ha logrado configurar un ambito privilegiado para aumentar los grados de alienación subjetiva e hiperfragmentación social, profundizando la colonizacion mental y una forma de esclavitud casi distópica, pero más actual que nunca.

Vale recordar que el sujeto se constituye en la relación con el otro, en la alteridad, es decir, en el reconocimiento de la diferencia, pero fundada en la necesidad, la dependencia, la cooperación, sin lo cual, no hay sujeto posible. La sociedad está para organizar la alteridad; el ser humano necesita de la comunidad para poder ser. Al hiper-fragmentarnos, mediarnos y relacionarnos por medio de la competencia, el capitalismo nos animaliza, nos reduce a una supervivencia biológica, carente de sentido.

Sin comunidad como espacio de sostén humano y civilizatorio, se produce una angustia automática que avasalla la conciencia y la deja al borde de un proceso de desestructuración (como un estado de locura, normalizada). Repitamos: la subjetividad es inter-corporal en un entramado de relaciones histórico-sociales; si tales relaciones se pulverizan, con ellas se pulveriza nuestra humanidad.

Los síntomas agresivos, depresivos y adictivos emergen de la frustración que genera el imperativo que comanda al sujeto en nuestra época, que es el empuje a gozar sin límites -cuando estamos marginados de casi todo- en la ilusión de obturar el desvalimiento originario que funda el deseo como motor de búsqueda. Así, los síntomas “individuales” que constituyen una pandemia mundial, no solo revelan el sufrimiento del sujeto, sino también las contradicciones de una época que promete una satisfacción imposible, mientras margina a gran parte de la población de los medios materiales y simbólicos para alcanzarla.

En este escenario, la manipulación del ocio suma consecuencias negativas para la salud mental y física. No solo porque la falta de actividades creativas y significativas puede causar insatisfacción, alienación y apatía, dando por resultados “sujetos zombies”, sino que además, promueve sistemáticamente un consumismo desenfrenado, adicto, ya no  solo al dinero, sino que se trata también de un hiper-consumo solitario de “experiencias” en las redes y plataformas. La afirmación de que el ser humano no está solo alienado en su trabajo, sino también en su tiempo de ocio, llega en la actualidad a sus límites históricos.

La batalla por despertar el Género Humano. El ocio como liberación

La lucha central de nuestra época, en tanto sujetos productores del conocimiento y  riqueza a través de nuestro trabajo humano ya no es por el salario, puesto que representa una porción insignificante. Seguiríamos discutiendo solo pobreza. Lo que se producía en ocho horas en 1970, hoy se produce en una hora y media, reduciendo a un mínimo histórico el tiempo de trabajo necesario, lo que constituye un indicador concreto de las transformaciones analizadas y una reafirmación del planteo de Lafargue.

La lucha es por el tiempo que se libera, la lucha es por la riqueza que se produce en el tiempo de ocio, la lucha por la liberación es la lucha por la apropiación de nuestro tiempo disponible, nuestro tiempo de ocio. El tiempo libre es la medida real de la riqueza y su verdadero fundamento, constituyéndose así, tanto para el sujeto como para la sociedad toda, en la mayor de las fuerzas productivas.

Reflexionar sobre la importancia del ocio en la vida humana plena y los peligros de su manipulación y colonización en la sociedad capitalista es fundamental, ya que la disputa por la apropiación del tiempo disponible se vuelve un campo de batalla central en momentos donde los avances científicos y tecnológicos han vuelto posible la reducción al mínimo del tiempo de trabajo necesario para satisfacer las necesidades meramente materiales. Dichos avances, producto del trabajo histórico de la humanidad toda, abren la posibilidad objetiva de una vida plena para cada uno de los seres humanos que habitamos el mundo. Hoy, dicha potencialidad es apropiada por unos pocos que gozan realmente del tiempo disponible que se libera, a costa de mayor sufrimiento y esclavización de millones.

Si accionamos en consecuencia de esta conciencia o esta reflexión, podremos construir una sociedad más justa y humana, donde el ocio sea realmente un espacio de desarrollo humano pleno, de libertad, creatividad y conexión, superando el proceso de reificación absoluta de nuestro tiempo de vida bajo el yugo del capital y de su “reino de la necesidad”. Donde el ser humano se realice en comunidad, superando las relaciones sociales existentes de dominación y la mercantilización absoluta de los lazos humanos, reapropiándonos de nuestro tiempo y resignificando nuestro trabajo como actividad creadora, en una relación cualitativamente distinta. Hoy es posible pensar una sociedad donde el ser humano sea el centro y su desarrollo pleno, así como el desarrollo pleno de su comunidad, sea un fin en sí mismo. Es la batalla por despertar el género humano.

*Magíster en Políticas Públicas y Director de Investigación de NODAL

Defensa actualizada del derecho a la pereza. ¿Somos dueños de nuestro tiempo de ocio? – Por Lucas Aguilera

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Colombia: Decreto de conmoción, que dio medidas para atender la educación en el Catatumbo, pasó a control constitucional; ¿pende de un hilo?

La magistrada Cristina Pardo Schlesinger ordenó la revisión de la declaración que ordenó medidas para la infraestructura y la dotación educativa, en medio de la guerra entre el ELN y las disidencias de las Farc.

Desde el pasado 27 de enero, la Corte Constitucional arrancó la revisión del decreto de conmoción interior en el Catatumbo, área metropolitana de Cúcuta y dos municipios del departamento de Cesar. Pero ahora, la magistrada Cristina Pardo Schlesinger ordenó la revisión del decreto que dictó medidas a la infraestructura y dotación educativa en medio de la guerra que se vive, en esa región del país.

Varias fuentes del alto tribunal le han detallado a SEMANA que en los próximos días saldría la decisión final sobre el decreto de conmoción, pero existiría un riesgo de que se caiga; sobre todo, por los antecedentes que ya han dejado sentencias como la que ordenó garantizar la seguridad de los firmantes del acuerdo de paz en 2016. Así mismo, porque la violencia en el Catatumbo no era un hecho sobreviviente.

Pero mientras sale esa decisión, la magistrada Pardo ordenó: “Avocar la revisión de constitucionalidad del Decreto Legislativo 0155 del 7 de febrero de 2025, ‘Por el cual se adoptan medidas en materia de infraestructura y dotación educativa para los niveles de educación inicial, preescolar, básica y media y educación superior, en el marco del estado de conmoción interior decretado en la región del Catatumbo, el área metropolitana de Cúcuta y los municipios de Río de Oro y González del departamento del Cesar’”.

Este será uno de los retos más importantes que tendrá el ministro de Educación, Daniel Rojas, quien deberá apoyar al Gobierno en las dudas que tiene la corte sobre ese decreto que permite la construcción de centros de educación básica superior en el Catatumbo, Cúcuta y Cesar.

Entre las principales dudas que tiene el alto tribunal aparece: ¿por qué resulta indispensable el presente decreto, para hacer frente a la situación de violencia que se vive en la región?; ¿cómo operaría la financiación de proyectos de construcción y dotación de infraestructura de carácter público en el nivel de educación interior, en los municipios establecidos en el decreto?; ¿cómo opera el Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa (FFIE)?

El alto tribunal también le pidió al Gobierno: “Indicar cómo el Decreto Legislativo 0155 de 20225, expedido por el Gobierno, mediante el cual se habilita al Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa para intervenir en la viabiliazación de los proyectos de infraestructura modular educativa en el nivel de educación superior, antes limitada los niveles de educación inicial (…) solamente se refiere a materias que tengan relación directa y específica con la situación que hubiere determinado la declaratoria del estado de excepción”.

La corte también le planteó al Ministerio de Educación cómo se estableció la vigencia de ese decreto y las razones por las cuales no se está respondiendo a una problemática estructura. Otro de los interrogantes está alrededor de cómo la habilitación que se le dio al Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa para intervenir en proyectos de educación superior, cuando antes estaba limitado a educación inicial, va a apoyar la estabilidad institucional, la seguridad del Estado y la convivencia ciudadana.

La Gobernación de Norte de Santander confirmó que hay 52.630 desplazados hasta el momento por los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las Farc en el Catatumbo. Foto: Defensoría del Pueblo

“¿Existe otro fondo de financiamiento de infraestructura educativa dirigido a la educación superior? En el caso en que la respuesta sea afirmativa, señalar las razones por las cuales dicho Fondo no puede hacer frente a las necesidades de financiación de la infraestructura requerida en la región del Catatumbo”, dice el documento que emitió la corte el pasado 18 de febrero.

El gobierno también deberá detallar qué estudios y diagnósticos se utilizaron como soporte para adoptar las medidas que se plasmaron en el decreto, para atender la infraestructura y la dotación educativa, en medio de los muertos, los desplazados, los confinados y miles de víctimas que deja la guerra en el Catatumbo.

https://www.semana.com/nacion/articulo/decreto-de-conmocion-que-dio-medidas-para-atender-la-educacion-en-el-catatumbo-paso-a-control-constitucional-pende-de-un-hilo/202536/

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Argentina: Docentes rechazaron la propuesta salarial oficial por “paupérrima” y paran de nuevo el 5 de marzo

Por: Alfonso de Villalobos

La negociación que convocó el gobierno nacional el jueves último para la tarde del lunes no llegó a buen puerto. La decisión oficial se tomó una vez que todos los sindicatos docentes del país habían acordado un paro general para el lunes 24 de febrero que implicó el no inicio de clases en 12 provincias de todo el país.

La medida, además, incluyó un paro general pautado para el 5 de marzo cuando debería completarse el comienzo del ciclo lectivo en el conjunto de las provincias.

El paro obtuvo un alto acatamiento y, sin embargo, no alcanzó para que el gobierno ofreciera un incremento del salario mínimo docente capaz de satisfacer los reclamos docentes y desactivar las medidas.

 

Así las cosas, la propuesta de llevar el salario mínimo de referencia para el cargo de maestro de grado con jornada simple a los $500 mil fue calificada de “paupérrima” por los representantes gremiales que ratificaron la medida del 5 de marzo. Además, rechazaron la posibilidad de que el gobierno defina el incremento a través de una resolución ministerial tal como lo hiciera en agosto de 2024 cuando llevó ese salario de referencia hasta los $420 mil.

El incremento implica una suba del 20% con relación a abril de 2024 fecha desde la cual su valor está fijado en ese monto.

El gobierno rechazó también la restitución del FONID que no ejecuta desde su asunción e impacta en los haberes docentes en el orden de un 10%.

El monto negociado opera de referencia para las negociaciones provinciales y tiene impacto en la denominada “garantía salarial” que perciben como piso alrededor del 70% de los docentes universitarios.

Fuente: Tiempo Argentino

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ONU alerta de crisis sin precedentes para la infancia en el Congo

De acuerdo con el organismo internacional, los menores son víctimas de una «catástrofe sin precedentes», debido al conflicto armado que azota la región. Muchos de ellos han sufrido ejecuciones sumarias, violencia sexual, reclutamiento forzado y secuestros.

 

El Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas (CDN) alertó este jueves de la situación que enfrentan los niños en la República Democrática del Congo (RDC), especialmente en las provincias orientales de Kivu del Norte y Kivu del Sur, como consecuencia de los violentos enfrentamientos provocados por el grupo terrorista M23.

 

El CDN denunció el aumento de la violencia en la zona a manos de grupos armados, quienes atacan frecuentemente a niños desplazados o que viven en condiciones de extrema pobreza.

 

En el Congo, los niños siguen siendo condenados a la miseria de los campos de refugiados mientras huyen del genocidio que Occidente financia en el pais desde hace décadas, usando a su dictadura títere de Ruanda.

 

Según Save The Children, más de 26 millones de personas, de las… pic.twitter.com/gerAnSQ24A — Daniel Mayakovski (@DaniMayakovski) February 18, 2025

Asimismo, dio a conocer el asesinato de 45 menores que residían en un centro de acogida para niños abandonados en Goma tras la toma de la ciudad por parte de las milicias del M23 en enero pasado, dijo también que 30 niñas que lograron huir del centro se encuentran ahora en situación de calle en la ciudad fronteriza de Gisenyi, en Ruanda, donde enfrentan condiciones de vida extremadamente precarias.

 

El Comité también destacó que la violencia sexual se ha convertido en una realidad cotidiana para muchos niños en las áreas afectadas por el conflicto. Ante esta situación, el CDN instó a las partes involucradas a poner fin a esos abusos y a negociar un alto al fuego inmediato que permita proteger a la población civil, especialmente a los menores, que son los más afectados.

 

La entidad de la ONU resaltó cómo los ataques contra infraestructuras civiles, como escuelas y hospitales, impiden que miles de niños puedan acceder a servicios básicos esenciales, lo que agrava aún más la ya crítica situación humanitaria en la región.

 

En el este del Congo, asediado por las bandas terroristas M23 de Occidente y Ruanda, una niña huérfana de menos de 10 años, tras haber perdido a sus padres, se convirtió en la madre de su propio hermano pequeño.

 

Los niños pobres congoleños sobreviven en un infierno de genocidio… pic.twitter.com/RXvZBQzYXG — Daniel Mayakovski (@DaniMayakovski) January 31, 2025

Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reveló que, de los 26,4 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria en el país africano, 15,4 millones son niños, mientras, el 40 % de los 6,7 millones de desplazados internos son niños.

 

https://www.telesurtv.net/onu-alerta-crisis-sin-precedentes-para-los-ninos-en-el-congo/

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Calentamiento global: el deshielo de los glaciares aceleró un 36% en la última década

Un estudio revela que la pérdida de hielo contribuyó a un aumento de casi 2 cm del nivel del mar. Cada centímetro de aumento del nivel del mar pone en riesgo a 2 millones de personas. Investigadores advierten sobre el impacto global del derretimiento y la crisis del agua dulce.

 

Los glaciares del mundo han contribuido a un aumento significativo del nivel del mar en este siglo, según un estudio publicado en Nature que abarcó varias décadas.

 

La investigación reveló que, entre los años 2000 y 2023, los glaciares perdieron colectivamente 6,542 mil millones de toneladas de hielo, lo que resultó en un aumento de 18 milímetros en los niveles globales del mar, es decir, casi 2 centímetros. Este fenómeno evidencia el impacto directo del cambio climático en los ecosistemas glaciares y sus consecuencias globales, subrayando la urgencia de tomar medidas para mitigar este problema.

 

Los glaciares del mundo han perdido un promedio de 273 mil millones de toneladas de hielo cada año, lo que equivale al consumo de agua global durante 30 años. Este alarmante dato surge de un estudio liderado por científicos de las universidades de Edimburgo y Zúrich, quienes determinaron que, desde el inicio de este siglo, los glaciares han perdido aproximadamente el 5% de su volumen total.

 

Las pérdidas varían significativamente según la región: mientras que las islas de la Antártida y subantárticas registraron una disminución del 2% en su volumen, los glaciares de Europa central sufrieron una reducción del 39%.

 

«Estas cifras son impactantes. Nos recuerdan que los cambios están ocurriendo rápidamente en algunas regiones», expresó el profesor Noel Gourmelen a The Guardian, coautor principal del estudio y catedrático de Observación terrestre en la escuela de geociencias de la Universidad de Edimburgo. Además, el estudio reveló un marcado aumento en la cantidad de hielo perdido por década: entre 2012 y 2023 se derritió un 36% más de hielo en comparación con la década anterior.

 

La aceleración en el derretimiento de los glaciares es un tema crítico que no podemos ignorar. Según el profesor Andrew Shepherd, director del departamento de geografía y ciencias ambientales de la Universidad de Northumbria, este fenómeno está ocurriendo a un ritmo cada vez más rápido. «Incluso pequeños aumentos en el nivel del mar tienen un impacto significativo, ya que incrementan la frecuencia de inundaciones costeras. Cada centímetro adicional de nivel del mar pone en riesgo a otros 2 millones de personas en el mundo, exponiéndolas a inundaciones anuales», explicó Shepherd.

 

La pérdida de glaciares también tiene un impacto directo en el suministro de agua dulce, especialmente para comunidades remotas y aquellas que ya enfrentan escasez de agua. «Alrededor de 2 mil millones de personas dependen del agua de deshielo de los glaciares, por lo que su retroceso representa un problema grave para la sociedad», añadió Shepherd. «No solo estamos perdiendo estos glaciares como parte de nuestro paisaje, sino que son elementos esenciales para nuestra vida cotidiana».

 

Además, los glaciares juegan un papel crucial en la generación de energía. Según el investigador Gourmelen, «el 70% de la electricidad en Islandia proviene de la energía hidroeléctrica, que depende del agua de deshielo de los glaciares. Esto también ocurre en los Andes y en partes de Europa, como Suiza». La desaparición de los glaciares afecta a los ecosistemas, a la vida cotidiana y a la infraestructura energética de muchas regiones.

 

El último estudio realizado forma parte del Ejercicio de Comparación del Balance de Masa de Glaciares, conocido como Glambie – por sus siglas en inglés-. Este trabajo reúne y analiza datos provenientes de mediciones de campo, así como de misiones satelitales que utilizan tecnología óptica, radar y láser. Según los datos, después del calentamiento de los océanos, el derretimiento de los glaciares es el segundo factor más significativo en el aumento del nivel del mar a nivel global.

 

«Este estudio es preocupante porque anticipa una mayor pérdida de glaciares«, comentó Martin Siegert, profesor de geociencias en la Universidad de Exeter. «Dos centímetros pueden parecer poco, pero este es el impacto de los glaciares pequeños, no de todo el hielo del planeta ni de las grandes masas de Groenlandia y la Antártida».

 

Por su parte, Gourmelen destacó: «Los glaciares tienen un impacto real. Son un indicador del cambio climático, y estos hallazgos reflejan el impacto que este fenómeno ha tenido en los últimos 20 años. A medida que tomemos medidas para mitigar esta situación, el seguimiento de la actividad glaciar será una forma de evaluar nuestra efectividad frente al cambio climático».

 

Sin embargo, no se vienen implementando medidas de mitigación a la altura de la urgencia que muestran estos estudios. El derrotero de las cumbres por el clima de la ONU muestra que las soluciones contra la crisis climática y ecológica no van a venir de los mismos Estados y empresas capitalistas que provocaron esta situación. Para revertir las consecuencias de la cambio climático y restaurar el metabolismo social hay que salir de los estrechos márgenes de acción que impone el capitalismo y cuestionarlo todo.

 

Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Calentamiento-global-el-deshielo-de-los-glaciares-acelero-un-36-en-la-ultima-decada

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