América del Norte/México/16-04-2021/Autor: Alejandro Cruz/Fuente: www.jornada.com.mx
Ciudad de México. La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, señaló que habrá un diálogo con los maestros para determinar las condiciones de el regreso a clases presenciales, por lo que no se “hará nada que no sea por convencimiento, trabajo y diálogo” con los profesores de la ciudad.
Al señalar que jamás se va a poner en riesgo a maestros ni a familias, destacó que lo importante es que cuando eso suceda, la plantilla docente ya va a estar vacunada, pues después de los trabajadores de salud de primera línea de combate contra el Covid-19 y los adultos mayores, el siguiente sector prioritario son los maestros.
De allí que a mediados de este mes, subrayó la titular del ejecutivo local, se comenzará a vacunar a los maestros de todos los niveles educativos desde preescolar hasta universitarios.
Interrogada sobre la posibilidad de que reabrir las escuelas en semáforo amarillo, lo cual fue rechazado por la sección 9 de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación, Sheinbaum Pardo, expresó que es un tema que se necesita resolver ya y agregó que los profesores no tienen que sentirse inseguros, ya que reiteró, se les va a vacunar contra el Covid-19.
Agregó que ya se trabaja en un diagnóstico sobre el estado en que se encuentran las escuelas, por lo que se trabaja con la Secretaría de Educación Pública para dar el apoyo que se requiera a través de la Secretaría de Obrad y Servicios local y las alcaldías para que los planteles estén en las mejores condiciones una vez que regrese a clases.
Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/04/11/capital/profesores-regresaran-a-clases-presenciales-vacunados-claudia-sheinbaum/
China es el hogar de unos 30,88 millones de estudiantes que adquieren habilidades en 11.300 instituciones de educación profesional, según las estadísticas del Ministerio de Educación.
El ministerio ha aprobado a 27 instituciones que ofrecen educación profesional a nivel de pregrado desde 2019, cuando el Consejo de Estado lanzó un plan para reformar el sistema de educación vocacional.
Entre las 1.349 especializaciones que figuran en un nuevo catálogo de especialidades profesionales publicado por el ministerio este año, 247 son carreras de pregrado, agregó.
El ministerio ha venido trabajando por promover el trato justo a estudiantes que reciben la educación profesional, garantizando que disfruten de igual oportunidad que los de escuelas regulares en términos de inscripción, empleo y ascensos laborales, según un funcionario del ministerio.
Mundo/16-04-2021/Autor(a) y Fuente: Alianza Pedagógica Social Internacional/CLADE/FOVEDE
Hacía la ruta de la Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME) 2021: financiamiento de la educación pública y gratuita frente a la pandemia convocada por la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) que será realizada del 26 al 30 de abril. La Alianza Pedagógica Social Internacional conformada por la CEIP-Histórica (Arg), Centro de Estudios MAEEC-CLACSO (Méx), Masa Crítica (Panamá), Kaichuk Mat Dha (Méx), SAVIA (Paraguay), Centro Martin Luther King (Uruguay), Organización Social, Feminista, Pedagogica Mujer-Pueblo-Magisterio CNTE Durango(Méx), EMANCIPACIÓN (Chile), KAVILANDO (Colombia), Universidad de Panamá, CIPCAL (AL), CII-OVE (Vzla), con mención especial a la RED GLOBAL GLOCAL por la Calidad Educativa (AL) y Foro Venezolano por el Derecho a la Educación (FOVEDE); estos últimos pertenecientes a la CLADE.
Invitan a su último foro de esta semana denominado «Derecho Humano a la Educación» con la presencia de Suman Bhattacharjea directora de investigación ASER Centre, India.
El encuentro será el día hoy viernes en los siguientes horarios:
06:00 hrs CT/NI/SV/HN
07:00 hrs Mx Mx/Pan/Perú/Colombia/Ecuador
08:00 hrs Vzla/PR/Bol/Chile
09:00 hrs Uy/Arg/San Pablo/Paraguay
14:00 hrs ESP/FR
17:30 hrs India
Fuente e Imagen: Alianza Pedagógica Social Internacional/CLADE/FOVEDE
Enclavada entre formaciones rocosas sobre un gran valle, que trazan elefantes gigantes, ranas, monjes, hongos y otras figuras, se encuentra una de las escuelas indígenas más importantes de la Sierra Tarahumara. En el salón de Antonia Barragán Cruz, sus plantas colocadas en masetas ya extrañan a los alumnos, están tristes después de un año de ausencia de las niñas y los niños del kínder.
Sin embargo, la maestra rarámuri de la comunidad de San Ignacio de Arareco, ha entendido la gran oportunidad que les trajo la pandemia de Covid-19 para fomentar en sus alumnos y sus familias, la recuperación del sentido de comunidad, de sus leyendas e historias, y de vivir en la Sierra Tarahumara.
Localizada en el municipio de Bocoyna, San Ignacio de Arereco es de los puntos turísticos más importantes del estado de Chihuahua. Sus habitantes, que casi en su totalidad son indígenas, son grandes artesanos, su principal fuente de ingresos.
A unos 20 minutos del poblado de Creel, la comunidad recibe a miles de turistas cada año, que llegaban sobre todo desde Estados Unidos y de Europa, hasta que se instaló la pandemia. Desde hace décadas y de manera paulatina, las familias rarámuri dejaron de lado la agricultura y ganadería como una de sus principales actividades.
La comunidad se hace cargo del resguardo del lago de Arareco, uno de los atractivos más visitados en la sierra.
“Con lo de la pandemia, ver más al niño en su casa, ver más en su contexto, en el espacio en el que él vive y nosotros como maestros también, porque a los maestros nos forman para dar clases dentro de un salón, no es mucho de comunidad desde casa, desde la raíz donde el niño está creciendo”, reflexiona la maestra Antonia Barragán.
Las clases en el jardín de niños de Arareco las dan en dos lenguas: rarámuri y español. Aunque es un poblado indígena, este año tiene entre sus alumnos a dos niños mestizos. Pero de los niños rarámuri, algunos no son bilingües, hay quienes hablan sólo español o sólo rarámuri.
Foto: Patricia Mayorga
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Antonia Barragán fue formada por padres docentes. Es originaria del municipio de Guachochi. Su mamá fue maestra en comunidades del mismo municipio y su papá, en el municipio de Batopilas. Ahora tiene un doctorado en Educación.
“Me enamoré de la docencia por mi mamá. Me gusta ver cómo aprenden los niños, cómo van creciendo y en qué les puedo ir apoyando, guiando. Me gusta preescolar por los niños chiquitos, es como una planta que va brotando, que va saliendo, ves cómo crece”.
Crítica del sistema educativo mestizo que han impuesto en la Sierra Tarahumara, opina: “Trabajamos con el plan nacional y vienen muchas cosas que están descontextualizadas. Sirve, pero cuando se dan las clases se tienen que dar de otras maneras, contextualizar”.
La pandemia puso en evidencia al sistema educativo en su tierra, como en otras partes del mundo.
El 23 de marzo del año pasado, las autoridades municipales les anunciaron el cierre de las escuelas y que las clases se darían a distancia.
A diferencia de otras comunidades más aisladas en municipios de la Tarahumara, Bocoyna es un municipio que tiene mayor conectividad, son radioescuchas principalmente. Hay otras poblaciones a donde es difícil llegar y la única forma de que la niñez acuda a la escuela, es en internados, donde duermen y les dan alimento toda la semana. Pero ahora están cerrados.
Las alumnas y los alumnos de las cuatro étnicas de la Sierra Tarahumara (rarámuri o tarahumaras, ódami o tepehuanes, warijíos y pimas), viven a kilómetros de distancia. Se caracterizan porque las familias están a grandes distancias unas de otras. Son seminómadas y grandes corredores. Rarámuri significa pies ligeros.
En temporadas normales de clases, hay niñas y niños que sólo acuden dos o tres días a la escuela, por la distancia. Desde hace tres años el albergue está cerrado por falta de apoyo para pagar al personal de cocina. La señal de internet no llega a todas las casas y la mayoría no tiene recursos para rentarlo.
La forma en que trabaja el magisterio con la población indígena, menonita y migrante, es con cuadernillos y guías que realizan los mismos maestros. En el caso de la Tarahumara, también cuentan con la radio comunitaria XETAR La voz de la sierra, con sede en Guachochi, en donde les transmiten clases.
En la región operan 18 asesores técnicos pedagógicos de educación indígena que se encargan de diseñar los cuadernillos para preescolar y primaria. Ellos entregan el material en lugares estratégicos para las comunidades y 10 jefes se sectores distribuidos en la Tarahumara, se encargan de la distribución”, de acuerdo con Rafael González Valdez, jefe del departamento de Educación Indígena de los Servicios Estatales del Estado de Chihuahua (SEECH).
Foto: Patricia Mayorga
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El bombardeo de noticias que prohibían la salida de las viviendas, que invitaban a asilarse porque un bicho peligroso acechaba al mundo, generó incertidumbre y miedo en las poblaciones indígenas cercanas a las poblaciones más urbanizadas.
“Les dije que no tuvieran miedo, que el miedo hacía que nos enfermáramos tal vez de eso o tal vez nos íbamos a enfermar de otra cosa por el miedo. Que el miedo no nos iba a hacer fuertes, que nosotros teníamos mucho espacio cómo curarnos, otras maneras de curarnos”, recuerda Antonia Barragán.
Ahora dice, los papás están muy tranquilos. En el kínder de San Ignacio de Arareco trabajan tres maestras, quienes se han organizado para manejar ese miedo y aprovechar la oportunidad que les trajo la pandemia.
“Nos decían (los padres de familia) que pasó una camioneta diciendo, con bocinas, que no saliéramos de dentro de la casa, que nos quedáramos adentro. Les decíamos que nosotros acá en la sierra, las casas están muy dispersas, hay mucho espacio donde moverse.
“Ellos (los mestizos o chabochis) tenían miedo de salir, que porque les iba a pegar el aire y se iban a enfermar y le decíamos: ‘no, no estamos como en la ciudad. Les explicamos cómo vivían en la ciudad, que ellos viven con las casas pegadas. Porque aquí nos reunimos afuera, pero nos sentamos así separados. Y les decíamos: ‘ellos tienen un patio muy chiquito y por eso ellos no pueden salir. Nosotros sí podemos salir al campo, ir a traer leña, ir a traer plantas, consumir los alimentos que hay en la comunidad: lo quelites, los nopales, las tunas…”.
Las tres maestras van cada semana o cada quince días a las casas de los 63 alumnos de la escuela, a pesar de la dispersión en la que se encuentran. Antonia tiene 19 estudiantes. El año pasado, cuando inició la pandemia, daba clases en tercer grado y este ciclo escolar, a los de primero.
Las actividades escolares salieron también de las aulas. Ahora las clases son más prácticas. Aunque la maestra Antonia incluye en el programa escolar el ciclo de cosechas y las estaciones del año de manera más práctica para que sus alumnos no olviden para qué sirven las plantas que les rodean, ahora, la mayor carga de las clases es en el campo.
Iniciaron con el cuadernillo, pero observaron que la carga mayor era pintar, dibujar y escribir. “Entonces empezamos, pensando en lo de la pandemia y de que mucha gente ya no tenía comida, para que pensaran que en casa también pueden tener un poquito de trabajo. Con que siembren una cebollita o dos, hicimos actividades que sirvieran para ellos, para pensar en eso”.
Fue difícil cuando comenzaron las clases de la mano de las familias, porque muchos padres de familia no saben escribir ni leer. Se apoyaban principalmente en los hermanos y hermanas mayores u otro familiar.
“En su casa yo los he visto muy tranquilos, están viviendo la vida del rarámuri. Nosotras estamos trabajando con los papás, les estamos explicando que en casa hay mucho qué aprender. Por ejemplo, de los niños que no hablan una lengua, que les enseñen la otra, así palabritas, con ejercicios que nosotros les mandamos. Por ejemplo, cómo se dice conejo en tarahumar, cómo se dice en español, cómo se dice manzana. Por ejemplo, contar sus animales que tienen, contar chivas, vacas, gallinas, marranos”, comparte Antonia.
Foto: Raúl Fernando Pérez
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Uno de los estudiantes rarámuri le pidió a su abuelo que le ayudara con la tarea que le tocaba hacer: una leyenda. El abuelo la escribió en español y rarámuri:
El Zopilote y el cuerdo, es el título de la leyenda:
“Cuento del pelón, como sopilote era muy preguntón, que porqué se miraba tan bonito y brillaba. Y el cuervo le contestó que se había bañado con maguey y el sopitole se bañó con maguey y quedó pelón, por andar preguntando y quedó pelón”.
El niño estaba feliz, recuerda Antonia. “Y me decían: ‘qué bueno que pusiste al abuelo’”.
Mientras hojea los cuadernillos de sus alumnos, detalla las tareas que han hecho:
“Aquí fue mencionar cada palabra en rarámuri y en español. Vienen a revisarla su papá, su mamá o alguien de la familia. Al principió sólo venían las mamás, yo les decía que los niños también eran de papá, ahora empiezan a venir papás o alguien de la familia. Les digo que cuando viene mamá o cuando viene papá, los niños se ponen muy contentos y les dan fuerza a los niños para que ellos aprendan mejor”.
En otra actividad, realizaron caminos con estambre para cumplir con los ejercicios de escritura. Un integrante de la familia les trazó el camino y los niños lo seguían con el estambre
Las niñas y niños ayudan más en el quehacer de la casa, en el pastoreo que ha sido actividad de la niñez por años. “Como en la escuela les enseñamos a contar, que les enseñen a contar allá, escribir el nombre de algún animal, dibujarlo, pintarlo, inventar un cuento sobre ello. Sobre la cultura, sobre los mitos, leyendas, o sea cosas que ellos les pueden platicar más de viva voz de la comunidad y que nosotros no estemos reproduciendo para todos los niños. Que les platiquen sobre su familia, que el abuelo les platique alguna historia, algún cuento, alguna leyenda”.
Antonia comenta que ha sido gratificante porque los mismos estudiantes le cuentan emocionados cómo les ha ido. Le comentan cómo el abuelo les platica más historias que antes, conocen más su entorno.
Han elaborado dibujos sobre el coronavirus, han escrito en español y rarámuri sobre la enfermedad y cómo la están viviendo.
“Aquí la actividad fue ‘celebrando en casa la patria, sobre las plantas medicinales hablamos. Decían: ¿cómo nos vamos a curar? Y les decía: ‘ya no utilizamos las plantas medicinales, ahora hay que verlas. Yo todos los años trabajo las plantas medicinales, hay quien las usaba y quien no”.
Han realizado trabajos en campo con los papás y en el cuadernillo, sobre el maíz, por qué lo siembran y para qué.
“Muchas familias aquí se dedican a la artesanía y no siembran por eso (…) Unos decían ya tenían años sin sembrar maíz. Nosotros les decíamos: ‘miren, no sabemos cómo estamos en el mundo, no tenemos qué esperar de fuera para poder comer. Tenemos todo aquí, o sea y hemos dejado muchas cosas, lo de las plantas medicinales también les platicaban mucho que ya no tomábamos los tés que hay aquí en la comunidad. Los andamos pisando y ya ni las conocemos”.
Desarrollaron también el proyecto de la cebolla. Junto con sus familias sembraron sus cebollitas, otros zanahoria, según lo que cada uno pudiera sembrar.
Foto: Raúl Fernando Pérez
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La pandemia les ha dado más espacios para platicar desde el miedo hasta la riqueza que tienen a su alrededor y las ventajas que les da una cultura que ha vivido en aislamiento históricamente.
“El rarámuri no tiene miedo a morir, pero como que los medios de comunicación sí les inculcaron mucho miedo. Hasta les hablábamos de las energías de las personas. Nosotros tenemos mucho miedo y viene otra persona con mucho miedo y pues ahí vamos aumentando los miedos. Lo que nosotros podemos hacer es irnos al cerro, ir a tener contacto con la naturaleza porque de esa manera nos cargamos de energías y de esa manera nos curamos también. A veces no aprovechamos esas cosas”.
Uno de los rumores más fuertes al inicio de la pandemia, fue que seguía la guerra por el agua y les generaba más miedo. Las maestras aprovecharon el tema.
“Bueno, entonces nosotros como comunidad hay que cuidar el agua, ya no sabemos cuidar el agua como antes, ya no le hacemos su ceremonia, ya tiramos basura por todos lados. La basura hace que el agua se vaya y así, fuimos fomentando que les comenten a sus hijos los mitos y leyendas sobre los fenómenos naturales.
“Y de todo eso decían: ‘es que ya no les decimos nada a los hijos sobre eso’ Pues ahora es el tiempo, ahora los tienen en su casa. Lo dejaron de hacer porque la dinámica de vida ya es diferente, porque como que se han desconectado un poquito de la tierra, de su familia, se han dedicado más al comercio muchas familias”.
Para las maestras tampoco ha sido fácil. Desde que inició la pandemia no han tenido vacaciones porque están pendientes de la comunidad. Sienten que no han trabajado lo suficiente, pero al mismo tiempo están cansadas.
“A mí me gusta mucho caminar, es una de las ventajas que digo: ‘qué suave’. Como maestros estamos formados para dar clases fuera, siempre estamos pensando cómo voy a enseñar matemáticas, lenguaje y comunicación, cómo voy a dar educación física. Ahora se dar todas las materias en las casas, enfocadas a la vida comunitaria y familiar. Eso es favorable para nosotros”, dice Antonia.
Mientras platica, rodeada en su salón de clases y rodeada de los imponentes paisajes de la Sierra Tarahumara, comparte que hasta que aceptó la entrevista y comenzó a revisar su material, se percató que el salón de clases se quedó intacto desde hace un año.
“Termina ciclo y yo quito todo el material. Se quedó como en pausa. Ahí se quedó así. Por ejemplo, el árbol en estos días los trabajo, primero haciendo el árbol con ramas sin hojas, luego las hojas y las flores y durante el ciclo escolar lo vamos trabajando conforme lo van viviendo y observando.
“Me dio mucha tristeza, me dio como que… y luego veo cuando vengo al salón, si veo a las plantas tristes, a mí me gustan mucho las plantas, hasta las mamás dicen: ‘¿maestra, cómo están sus plantas?’ Mire, si están tristes y ellas también comentan. Generalmente están bien alegres”.
Quedaron los nombres de los niños de tercer grado en cartulinas sobre la pared, quedaron sus fechas de nacimiento.
La Confederación Sindical Internacional (CSI) ha hecho públicas sus demandas al Foro del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) sobre Financiación del Desarrollo (FDD) con vistas a lograr una recuperación y resiliencia de la economía en el futuro.
El evento reúne a jefes de Estado y de Gobierno, ministros y funcionarios de alto nivel. Considerará posibles soluciones sobre financiación para una recuperación de la COVID-19 y con vistas al desarrollo sostenible de aquí a 2030.
En el informe ‘Financiar la recuperación y construir la economía del futuro’, la CSI reclama que un Nuevo Contrato Social y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) figuren como elementos centrales en la planificación económica post-pandemia, con:
inversión en creación de empleo;
empleos respetuosos con el clima;
ampliar la protección social universal; y
apoyar el papel de los interlocutores sociales para conformar medidas sostenibles para la recuperación y la resiliencia.
Empleos decentes, respetuosos con el clima
Sharan Burrow, secretaria general de la CSI, declaró: “El apoyo al empleo debería seguir revirtiendo las consecuencias económicas y sociales de la crisis hasta que se derrote la pandemia.
“Necesitamos un acceso universal a pruebas, tratamiento y vacunas. Necesitamos estrategias y políticas públicas que garanticen la creación de empleos decentes y respetuosos con el clima, acompañados de medidas justas de transición con el fin de garantizar que nadie se quede atrás en los procesos de transformación industrial”.
Las medidas de recuperación y resiliencia deberían financiarse mediante:
el alivio de la deuda y el aumento de la ayuda pública para el desarrollo destinada a los países en desarrollo, que les permita gestionar las respuestas a las crisis;
esfuerzos de movilización de recursos a través de una fiscalidad progresiva a nivel nacional, que se complemente con el fortalecimiento de la cooperación internacional para poner fin a la evasión fiscal y los flujos financieros ilícitos, tales como un piso impositivo mínimo para todas las corporaciones empresariales, un impuesto sobre los multimillonarios o sobre el patrimonio y una tasa sobre las transacciones financieras.
“La respuesta a la crisis ha de apoyarse en la implicación de los interlocutores sociales para recobrar la confianza en las instituciones y contribuir a establecer políticas equitativas.
Necesitamos un nuevo modelo de gobernanza mundial para corregir los actuales desequilibrios de poder y la desigual distribución de riqueza a nivel internacional. Un sistema multilateral realmente inclusivo, donde se tenga en cuenta a los interlocutores sociales y éstos tengan voz, podría marcar la diferencia y allanar el camino hacia la resiliencia global”, añadió Sharan Burrow.
Dos integrantes del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, A. C. (Frayba), Lázaro Sánchez Gutiérrez y Victórico Gálvez Pérez, fueron privados de su libertad el 12 de abril y hasta ahora están desaparecidos, informó el centro de derechos humanos.
Denunció también que las autoridades estatales y federales tienen conocimiento de los hechos y hasta ahora no han dado información clara sobre la situación.
Los defensores de derechos humanos fueron secuestrados aproximadamente a las 7:00 horas durante su traslado de las oficinas del Frayba a la Ciudad de Palenque, Chiapas para reunirse con integrantes de la organización Pueblos Autónomos por la Defensa de los Usos y Costumbres (PADUC) y familiares de presos.
El Frayba informó que la noche del 12 de abril Sánchez Gutiérrez efectuó una llamada a sus familiares desde un número desconocido para indicar que se encontraba con su compañero Gálvez Pérez en buen estado en la localidad de San Felipe, cerca de Kuxulka, municipio de Ocosingo y para pedir que alguno de sus familiares llevara una cantidad de dinero la mañana de hoy.
El centro de derechos humanos manifestó su preocupación y su condena a los actos de intimidación, agresión y secuestro que ocurren en un ambiente de criminalización a defensores de derechos humanos en México. Demandó que el Estado mexicano efectúe una investigación exhaustiva e imparcial de la privación arbitraria de la libertad de Lázaro Sánchez y Victórico Gálvez para garantizar su vida, libertad, seguridad e integridad.
El Frayba hizo un llamado a la solidaridad nacional e internacional para firmar la petición urgente y escribirle a las autoridades mexicanas a fin de que se comprometan a implementar medidas de seguridad para el ejercicio de defensa de derechos humanos.
Un estudio estadounidense concluye que existe una relación entre la fuente escogida de noticias y el conocimiento del coronavirus: los que se informaban en las webs del Gobierno respondían mejor, pero los que elegían a Facebook obtenían una peor puntuación. Los resultados reflejan la importancia del origen de las noticias para diseñar intervenciones de salud pública.
Las personas que consideran Facebook y la televisión como medios fiables para informarse sobre el coronavirus tienen peores conocimientos sobre la covid-19, según un estudio publicado en el último número de la revista Current Medical Research & Opinion, en el que evaluaba cuánto sabía esta población en las primeras etapas de la pandemia.
El trabajo encuestó a 5.948 adultos de Pensilvania (EE UU) entre el 25 y el 31 de marzo de 2020. Así, encontró que en la población que otorga más confianza a las redes sociales y la televisión para las noticias eran menos propensos a informarse correctamente sobre el coronavirus. De hecho, aquellos adultos que usaban Facebook como fuente adicional de información tenían muchas menos probabilidades de responder correctamente a las preguntas sobre la covid-19.
Robert P. Lennon, profesor asociado de Medicina de Familia y Comunitaria de la universidad estadounidense y uno de los autores del estudio, afirma que el auge de las redes sociales “ha cambiado la manera en la que el mundo se informa, con trabajos que afirman que el 66 % de los estadounidenses confía en las redes sociales para enterarse de las noticias”.
“Esto es preocupante —indica Lennon—, porque la desinformación y el desconocimiento sobre la covid-19 y sus vías de contagio pueden ser lo que haya alimentado la pandemia”. A fecha de publicación de este artículo, el número de fallecidos por covid-19 en el mundo es de 2,9 millones de personas, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins.
Encuesta al inicio de la pandemia
Según indican los autores del trabajo, el brote de coronavirus en marzo de 2020 ya era lo suficientemente preocupante como para que los investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania elaboraran rápidamente una encuesta.
Con este trabajo, buscaban explorar el conocimiento, las percepciones y las fuentes de información preferidas por el público para estar al día del coronavirus. Tal fue la velocidad con la que se desarrolló esta encuesta que, a las pocas horas de que se les comunicara que su estudio iba a ser financiado, la OMS declaraba la covid-19 como una pandemia.
La encuesta se envió rápidamente a 5.948 adultos de Pensilvania, que ofrecerían una visión del uso público de la información durante una emergencia nacional. Así, los encuestados respondieron a preguntas sobre la procedencia de las noticias y las fuentes en las que más confiaban. Tras esto, se les ofreció 15 afirmaciones sobre la covid-19, con las que tenían que decir si eran verdaderas o falsas y el grado de confianza en su respuesta.
Estas preguntas abordaban diversas cuestiones, como transmisión, gravedad o tratamientos; y planteaban preguntas consideradas de dificultad fácil, moderada y difícil en cada uno de estos ámbitos. Además, a medida que avanzaba la cobertura mediática, el desarrollo de las preguntas de la encuesta era cada vez más complicado. “Una pregunta casi imposible el lunes era tan fácil el jueves que no se podía utilizar”, dicen los investigadores.
Confianza según las fuentes
Los resultados muestran que las fuentes de información más fiables eran las páginas web del gobierno de EE UU (42, 8 %), seguidos de la televisión (27,2 %) y las comunicaciones del sistema sanitario (9,3 %).
El estudio concluye que existían una clara relación entre la fuente escogida de información y el conocimiento del coronavirus. Como ejemplo, los participantes que confiaban más en las webs del Gobierno eran más propensos a responder correctamente, mientras que los que preferían la televisión obtenían una peor puntuación. Estos resultados descendían mucho en aquellos adultos que elegían Facebook como fuente más fiable o como fuente adicional de información.
Estos datos manifiestan la importancia de tener en cuenta el origen de las noticias a la hora de diseñar intervenciones de salud pública. Los mensajes clave como ‘quédate en casa’, ‘lávate las manos’, ‘usa mascarilla’ o ‘mantén la distancia social’ solo son efectivos si se comprenden.
Lennon recuerda que “la comunicación efectiva es un elemento crítico para gestionar con éxito la respuesta a una pandemia”. A esto, el investigador agrega que “el primer paso para cumplir las recomendaciones es comprenderlas”.
“Es vital que los comunicadores sanitarios tengan en cuenta cómo obtiene el público su información y supervisen estos lugares para corregir la desinformación cuando aparezca”, concluye.
Referencia:
Surav Man Sakya et al. “The impact of COVID-19-related changes in media consumption on public knowledge: results of a cross-sectional survey of Pennsylvania adults” (2021). Current Medical Research and Opinion, DOI: 10.1080/03007995.2021.1901679
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