Así fue el regreso a clases presenciales, después de 11 meses de virtualidad
Este lunes fue un día muy especial para los estudiantes de Bogotá, pues después de 11 meses, miles de niños y jóvenes de colegios privados regresaron a los salones.
Luego de varios meses en virtualidad, 634 colegios y jardines infantiles privados retomaron de forma gradual la presencialidad.
Un regreso diferente, con las medidas de bioseguridad como protagonista, actividades con las que han aprendido a vivir y que cumplen con tal de volver a ver físicamente a sus compañeros y maestros.
La felicidad no era solo de los niños, sus padres también celebraron el regreso de las actividades escolares.
“Estamos muy contentos con el regreso de los niños a las clases”, manifestó una madre de familia.
“Los niños estaban desesperados en la casa y pues la virtualidad es algo complicado para todos”, aseguró uno de los padres.
Una vez en el colegio a los estudiantes los esperaban sus maestros, ellos los acompañaron con la toma de temperatura, lavado de manos y ubicación en la respectiva aula de clase.
“A nosotros nos hace falta verlos”, dijo Gustavo Adolfo Arévalo León, profesor del Gimnasio Fontana.
“Es impresionante ellos como se han adaptado”, expresó por su parte Julieta Naranjo, profesora.
Y como este es un proceso que se está haciendo de forma gradual, esta semana, por ejemplo, les corresponde en el Gimnasio Fontana las clases presenciales a los niños desde preescolar a cuarto de primaria y la otra semana serán los niños que estén desde quinto de primaria hasta 11 grado.
La alegría también se vivió en otros colegios privados que iniciaron con esta modalidad.
Vale la pena recordar que todos los colegios que iniciaron con las clases presenciales este 8 de febrero tenían aprobados los pilotos de bioseguridad necesarios para su reapertura.
Organismos de derechos humanos se reunieron con el embajador argentino en Paraguay, Domingo Peppo, y la directora de Derechos Humanos de la Cancillería, Cecilia Meirovich, para exigir medidas de investigación por Lilian Mariana y María Carmen Villalba, las niñas argentinas de 11 años asesinadas por la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) del ejército paraguayo en septiembre. Los organismos también manifestaron su preocupación por la desaparición de Carmen Elizabeth Oviedo, prima de las dos menores.
“La desaparición de una niña de 14 años en un país vecino, en una zona militarizada, y la completa falta respuestas por parte de Paraguay es de preocupación para todo el movimiento de derechos humanos”, aseguró en diálogo con Página/12Camila Barretto Maia, coordinadora del Área Internacional del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presente en el encuentro.
Además del CELS, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Abuelas de Plaza de Mayo, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), APDH La Matanza, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, Fundación Memoria Histórica y Social Argentina y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas participaron de la reunión y coincidieron en señalar que los hechos acontecidos en Paraguay “recuerdan las peores prácticas de los gobiernos autoritarios del pasado en América latina”.
Las autoridades de Cancillería y de la embajada argentina en Paraguay presentes en la mesa de diálogo manifestaron la preocupación del gobierno y aseguraron estar trabajando desde se conoció la noticia del asesinato de las niñas. “La reunión fue positiva y creemos que el gobierno argentino está actuando como corresponde al exigir que se tomen medidas para la verdad y justicia por este crimen”, aseguró Barreto Maia al respecto.
En el encuentro también se exigió que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) revise la autopsia de Lilian Mariana y María Carmen. “Consideramos que ayudaría a destrabar este conflicto. Es una institución cuyo trabajo es reconocido a nivel regional por el rol que tuvo en la identificación de víctimas de las dictaduras del Cono Sur”, planteó Barreto Maia desde el CELS.
Durante la reunión también se destacó la reciente declaración de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien le exigió a las autoridades de Paraguay “buscar de forma inmediata a la niña desaparecida” y al presidente Mario Abdo Benítez que “determine por qué no se realizó un examen forense completo” y se destruyeron pruebas importantes tras la muerte de las dos menores argentinas.
Según los informes de la oficina de Bachelet, el pasado dos de septiembre Carmen Elizabeth Oviedo presenció un operativo de la FTC contra miembros del Ejército Popular Paraguayo (EPP), en la región de Yby Yaú, al norte de Asunción. En ese mismo operativo fueron asesinadas sus primas Lilian y María Carmen. Carmen, en tanto, está desaparecida desde principios de diciembre.
Apenas unas horas después de los hechos, el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, se dirigió al lugar del crimen y habló de “un operativo exitoso en contra del EPP”. Luego, los medios y las autoridades locales confirmaron que las personas asesinadas eran Lilian y María Carmen, quienes vivían con su abuela en Misiones.
“Este caso tampoco es algo aislado, sino que lo que revela es un proceso de militarización de la zona norte de Paraguay que arrancó en 2013 y ha sido muy efectivo para crear un discurso estigmatizante del movimiento campesino”, manifestó Barreto Maia. Para la coordinadora del CELS, ese accionar incrementó los niveles de violencia en el campo y “generó graves violaciones a los derechos humanos como son las ejecuciones y desapariciones de esas niñas”.
La autora del libro «(Mal) Educadas» explica por qué la formación del género femenino aún se basa en la preservación de los roles tradicionales.
Encontrar todo lo que nos educa a nivel social, por fuera del rol tradicional que tienen de por sí los sistemas educativos, es fundamental. Pero en el caso de la educación formal, también hay una historia que debe ser develada, para darnos cuenta hasta qué punto las instituciones educativas han conformado su diseño curricular sin nosotras. Comprender que el acceso a la educación femenina fue una decisión que no tomamos, sino que fue discutida por los hombres, nos hace entender un poco por qué al día de hoy estos espacios siguen reproduciendo los estereotipos de género.
Antes de la Revolución Francesa, e influenciando notablemente en estos ideales que nos traerían consigo el Estado Moderno, el filósofo Jean-Jaques Rousseau escribió en 1872 una de sus obras más conocidas, “Emilio, o de la educación” para definir el concepto de buen ciudadano. De esta manera ubica dentro de esta categoría a los hombres, definiéndolos como jefes de familia, padres y esposos. Su desarrollo de lo “público” y de la organización política ideal de los ciudadanos hombres, suponía la existencia de un mundo femenino privado que se ocupaba de los valores domésticos. Por lo tanto, las mujeres no van a ser definidas por la importancia de su rol como ciudadanas, sino como esposas, y hará hincapié en la educación que deben recibir para esto.
Para Rousseau efectivamente había una división necesariamente dual que permitía el equilibrio cívico. La participación de las mujeres en la vida pública implicaba un peligro para el orden social, y acercarnos a una educación que nos igualara entre hombres y mujeres podía ser la perdición. Para Rousseu, nuestra educación se articulaba sobre tres ejes: “El primero de ellos es la castidad y la modestia; el segundo, la domesticidad; y el tercero, la sujeción a la opinión. Una mujer casta y modesta, pronta a tener en cuenta las opiniones de los demás y dedicada por completo a su familia y a su casa es el prototipo ideal de la mujer natural (…) Una mujer ingeniosa (es decir, capaz de expresar sus opiniones) es un flagelo para su esposo, sus hijos, sus amigos, sus sirvientes y para todo el mundo. Exaltada por la sublimidad de su genio, desprecia rebajarse a las obligaciones de una mujer y está segura de iniciar a un hombre”.
Rousseau seguirá ejemplificando de manera taxativa sobre el rol en el que nos tienen que educar: “dar placer [a los hombres], serles útiles, hacerse amar y honrar por ellos, criarlos de jóvenes, cuidarlos de mayores, aconsejarlos, consolarlos, hacerles agradable y dulce la vida, esos son los deberes de las mujeres en todos los tiempos, y lo que se les ha de enseñar desde la infancia”. Recordemos que esta obra fue la base filosófica sobre la que se asentaron muchos de los cambios sociales que tuvieron lugar a posterior, y sobre todo que se trasladaron en la doctrina de un cuerpo legal que administrara las relaciones sociales. No es de extrañar que nuestra llegada a las aulas haya sido tan lenta, con las limitaciones que ya hemos ahondado en otros capítulos que nos impuso la Iglesia, y como vemos ahora, también los hombres de gobierno, para educarnos en otras actividades que no fueran las que ellos consideraban como: “propias del sexo”.
Llegar a las aulas. Los colegios más similares a los modernos comenzaron a entrar en vigor a partir del 1700. En América, en la época de las colonias, por ejemplo, se habían designado “espacios de señoritas” para la formación de las hijas de los conquistadores, pero también de las —mal llamadas— indias. A finales del siglo XVIII, las escuelas para niñas indígenas, llamadas “amigas” o “migas”, en México, por ejemplo, comenzaron a proliferar. Una de las razones principales era que las niñas a su vez funcionarían de educadoras dentro del hogar de los más pequeños. Educar a las mujeres fue una de las formas que los usurpadores de las tierras americanas encontraron para romper la cultura indígena y evangelizar a través del cristianismo.
En España, para el año 1849, solo el 22% de las niñas estaban escolarizadas, mientras que en el caso de los niños el porcentaje subía hasta el 77%. La ley fijaba también qué asignaturas podían cursar las niñas y cuáles no. Eran exclusivas para ellas “las labores propias del sexo, el dibujo aplicado a las mismas labores, y ligeras nociones de Higiene Doméstica”. No podían, a diferencia de los niños, estudiar Geometría, Física o Historia Natural. En Chile, por ejemplo, el acceso de las mujeres a la educación superior se abrió en 1877 con la promulgación del llamado “Decreto Amunátegui”, que hizo válidos los exámenes de los colegios particulares de niñas. Cuatro años más tarde, el Estado asumió la obligación de facilitar la instrucción y la capacidad femenina a través de la fundación de liceos secundarios para mujeres.
La institucionalización de la educación fue llegando para nosotras progresivamente, rompiendo con el sistema tradicional de tutores y educación individual, aunque seguía persistiendo la división sexual del conocimiento. Las mujeres seguían siendo educadas para la vida religiosa o para la vida marital.
En este sentido, Argentina fue bastante pionera a nivel mundial. En 1823, Bernardino Rivadavia, quien en ese momento gobernaba la provincia de Buenos Aires y tiempo después fue presidente, dispuso la creación de la Sociedad de Beneficencia. La misma tenía como objetivo educar a niñas de clases humildes. Se crearon además institutos donde las mujeres podían capacitarse para ser maestras, y así poder enseñar en los colegios de estas jóvenes. Si bien la costura era una de las materias que diferenciaba la educación de niñas de la de niños, lo cierto es que también se introdujeron contenidos que en otras partes del mundo estaban vedados como geografía filosofía, historia o idiomas.
Las políticas educativas que se retoman después de la dictadura de Juan Manuel de Rosas, a partir de mediados del siglo XIX, serán lideradas por una gran mujer, feminista y pionera en técnicas pedagógicas: Juana Manso (1819-1975). Por años, a las argentinas nos han hablado de Domingo Faustino Sarmiento, el “padre de la educación”, pero jamás nos la mencionaron. Juana se tuvo que exiliar de adolescente a Uruguay, debido a que su padre era perseguido políticamente. Allí, desafiante, formó en su propia habitación el “Ateneo de Señoritas”, donde educaba a mujeres de la élite de la ciudad de Montevideo. Comenzó una carrera de escritora, y se dedicó a explicar cuáles debían ser los pasos emancipatorios de la mujer. Leerla es imperdible y fundamental para cualquier mujer en el mundo.
La cita que transcribiré a continuación debería ser enseñada a todas las niñas en los libros de historia argentina, pero al día de hoy no se encuentra, no nos hablan de ella como lo que fue: la madre de la educación en nuestro país. En 1854 Manso escribió en el primer número de “Álbum de Señoritas. Periódico de Literatura, Modas, Bellas Artes y Teatros”, su primer periódico: “Todos mis esfuerzos serán consagrados a la ilustración de mis compatriotas, y tenderán a un único propósito: emanciparlas de las preocupaciones torpes y añejas que les prohibían hasta hoy hacer uso de su inteligencia, enajenando su libertad y hasta su conciencia a autoridades arbitrarias en oposición a la naturaleza misma de las cosas. Quiero, y he de probar que la inteligencia de la mujer, lejos de ser un absurdo, o un defecto, un crimen, o un desatino, es su mejor adorno, es la verdadera fuente de su virtud y de la felicidad doméstica porque Dios no es contradictorio en sus obras, y cuando formó el alma humana, no le dio sexo: la hizo igual en su esencia, y la adornó de facultades idénticas. Si la aplicación de unas y de otras facultades difiere, eso no abona para que la mujer sea condenada al embrutecimiento, en cuanto que el hombre es dueño de ilustrar y engrandecer su inteligencia; desproporción fatal que solo contribuye a la infelicidad de ambos y a alejar más y más nuestro porvenir”.
La mayoría de las docentes de niveles iniciales y primarios en el mundo son mujeres, debido a la relación indirecta que se hace entre crianza, cuidado de menores y el rol de madres que se nos inculca de nacimiento. Sin embargo, jamás supimos de las mujeres importantes, como Juana Manso, que educaron a otras mujeres, y las hicieron poderosas. Con las diferencias de la época, con todo lo que todavía teníamos que aprender. Pero ellas, las fundamentales, las educadoras de otras mujeres, siguen sin estar en los libros de historia.
Muchas veces se piensa que la revolución de las mujeres tuvo un comienzo relacionado al sufragismo, pero me atrevo a decir que la primera revolución que decidimos llevar adelante, fue para tener el derecho a acceder a la educación, a poder ejercer trabajos relacionados a niveles de instrucción altos, a poder tener presencia en las universidades. Porque así como en los colegios de señoritas no podían enseñar hombres, en la vida política y laboral de los hombres, no podían enseñar mujeres. Esta concepción de que las mujeres no teníamos nada para enseñar a los varones sobre todo en niveles altos de instrucción, formaba parte de una idea acerca de nuestra inferioridad como sujetos.
Más educadas, mejor calidad de vida. Por suerte, a partir del siglo XIX con mayores o menores limitaciones, en todo el mundo nos fuimos acercando a las aulas. Según datos de las Naciones Unidas para la mujer, en todo el mundo el 80% de las mujeres adultas sabe leer, algo que para las dificultades que aún atravesamos representa un porcentaje altísimo. Sin embargo, aún estamos por debajo del 89% de los varones que en estos niveles más básicos de instrucción nos superan. En los países menos desarrollados, solo el 51% de las mujeres tiene un nivel básico de alfabetización, la pobreza sigue siendo un factor de mayor desigualdad para nosotras.
En la web oficial de la página de la UNESCO encontramos datos con proyecciones que nos explican sobre la importancia de la educación en las mujeres para las transformaciones sociales. Acceder a mejores niveles de instrucción no solo parte de un deseo vocacional y profesional, sino que dada nuestra condición en todo el mundo significan efectivamente una mejor calidad de vida. En varios países de África y algunas regiones de Asia, como por ejemplo India, los matrimonios infantiles producen una caída abrupta de las mujeres en los niveles de instrucción. Varios estudios reflejan como en regiones del África subsahariana, si todas las mujeres completaran la enseñanza primaria, la mortalidad materna podría reducirse en un 70%, dado que contarían con más herramientas y sobre todo vínculos en las comunidades para la atención primaria en la salud.
Las niñas que reciben más educación tienen menos probabilidades de llegar a ser madres precoces. El número de menores de 17 años de edad que quedan embarazadas en el África subsahariana y Asia occidental se reduciría en un 10%, si todas las muchachas completaran la enseñanza primaria, y en un 60%, si todas las muchachas completaran la enseñanza secundaria. Es decir que a mayores niveles de instrucción, las mujeres podemos además acceder a una mejor calidad desde los aspectos de la salud y la economía.
Licenciadas para seguir siendo buenas mujeres. Al día de hoy, en América Latina, y en la mayoría de los países desarrollados, las mujeres superamos en porcentaje a los varones en la formación terciaria y universitaria. Según un informe del Banco de Desarrollo para América Latina, en la mayoría de los países latinoamericanos, en el rango etario que suele considerarse central para el mercado de trabajo (25 a 54 años de edad), las mujeres tenemos, en promedio, cerca de un trimestre más de educación formal que los hombres. Pero el avance educativo no se ha extendido a todas las mujeres por igual, y ha sido menor en las zonas rurales. De hecho, el índice de analfabetismo de las mujeres supera al de los hombres, particularmente en las áreas rurales donde más del 8% de las mujeres de entre 25 y 34 años declara no saber leer ni escribir.
Según estadísticas de la UNESCO, actualmente solo el 10% de las mujeres que se matriculan en estudios terciarios en América Latina lo hace en áreas de ingeniería o de tecnología de la comunicación e información, cifra que en el caso de los hombres asciende al 33%. En el mismo orden los puestos mejor pagos en el mercado del trabajo, como ya vimos, son los basados en las matemáticas: ingeniería, física, finanzas. En Argentina, según los datos de la Secretaría de Políticas Universitarias, la presencia de las mujeres en la carrera de Ingeniería en 2009 era del 22%, diez años después, la cifra solo sumó un 2% más.
De alguna manera nuestras áreas de formación, también terminan formando parte del aparato primario que nos educa sobre los roles de las mujeres. Terminamos especializándonos, siendo universitarias en lo que la educación cultural nos formó, es decir realizando elecciones asentadas con más fuerza en estudios y trabajos refractarios a nuestros roles como cuidadoras, contenedoras, pedagogas, etc.
Somos enfermeras, psicólogas, médicas, docentes, y tenemos una especial predilección por las ciencias sociales, porque trasladamos la educación que recibimos desde la infancia y la profesionalizamos en áreas del desarrollo que nos terminan sirviendo para insertarnos en el mercado laboral, claro, pero también para seguir reproduciendo de manera más eficiente ese estereotipo de la buena mujer, o de lo que se espera de nosotras. China es el ejemplo perfecto para ilustrar cómo la profesionalización de los roles tradicionales puede terminar dentro del claustro universitario. La política tradicional del hijo único varón que por años tuvo este país para poder sostener el crecimiento demográfico, más los avances en materia legislativa sobre los derechos de las mujeres, conformó una nueva generación de mujeres jóvenes que posponen el matrimonio y la maternidad.
A raíz de esto, en marzo del 2018 la facultad Zhenjiang, ubicada al sur del gigante asiático, junto a la Federación Nacional de Mujeres de China abrieron un curso de «virtud femenina» en el que preparan a las estudiantes que están ocupadas formándose en otras carreras a vestirse, servir el té y sentarse a la perfección. Esta cátedra se creó por pedido expreso del presidente Xi Jinping, quién instó a volver a brindar a las mujeres una educación básica y transversal sobre cultura tradicional china.
En una entrevista dada al diario The Washington Post una de las profesoras que intervienen en el programa declaró: “Según la cultura tradicional, las mujeres deberían ser modestas y tiernas, y el rol de los hombres es trabajar fuera de casa y mantener a la familia”. El presidente en varias declaraciones discursivas instó a volver a los valores expresados por el filósofo Confucio (551-479 ac) donde la familia convive en armonía si se respeta la división sexual y tradicional del trabajo. Podemos ver de forma contundente cómo el control sobre los cuerpos y el comportamiento de las mujeres, no refiere solo a lo reproductivo, a las barreras en el mercado laboral, a las exigencias de los mandatos, sino también a los contenidos en los que cuales se elige aún hoy educarnos para no salir del papel que se nos es ha asignado.
Las escuelas y las universidades arrastran programas viejos, y sobre todo conservadores. La innumerable viralización de escuelas de base cristianas en todo el mundo, son además una barrera para poder acceder a un conocimiento laico que no refuerce la moral tradicional de la iglesia, en donde las mujeres debemos ser esas buenas señoritas bíblicas a imagen y semejanza de la Virgen María.
La historia de la transformación de la educación la estamos viviendo en pleno siglo XXI, porque aún los contenidos, libros de estudio, e incluso la pedagogía de los docentes, está orientada a seguir reforzando —inconscientemente o no— las desigualdades. Al día de hoy, la educación en muchas partes del mundo sigue segmentada. En Argentina, yo misma fui a un colegio de monjas, solo para niñas, hasta el año 1998. Luego pasé a un colegio que había comenzado a ser mixto apenas unos tres años atrás, pero que sin embargo conservaba el ala técnica exclusivamente para varones. Recién en el año 2002, este colegio, de una congregación de sacerdotes, aceptó la incorporación de mujeres a las filas de la formación especializada en oficios mecánicos, construcción y motores.
En su libro “El origen del patriarcado”, la historiadora Gerda Lerner explica que la hegemonía masculina en todo el sistema de símbolos, más allá de los países o las distintas culturas, se debió a dos grandes factores. Primero, este monopolio masculino de las definiciones, es decir: el mundo explicado por hombres. Y segundo, la privación de educación de las mujeres. “Durante toda la historia han existido siempre vías de escape para las mujeres de las clases elitistas, cuyo acceso a la educación fue uno de los principales aspectos de sus privilegios de clase”, escribe. “Pero el dominio masculino de las definiciones ha sido deliberado y generalizado, y la existencia de unas mujeres muy instruidas y creativas apenas ha dejado huella después de cuatro mil años”.
Epílogo. (…) Como hija de una docente quiero señalar el rol social que el ámbito educativo formal tiene hoy, y destacar la cantidad de formadoras y formadores que todos los días revisan los contenidos que brindan, piensan en incorporar mujeres en sus bibliografías, reaprenden todo, absolutamente todo lo que le enseñaron para poder contar la Historia desde un lugar más justo. En mi país la docencia es una actividad bastante vapuleada económicamente, pero allí están las y los educadores, dando una batalla cultural admirable, por una vocación real: brindar educación de calidad.
En este mismo sentido, la psicología se ha vuelto una disciplina capaz de darnos a las mujeres y a los hombres herramientas clave, para que nuestras historias personales puedan ser vistas desde una dimensión que nos habían negado.
Este texto es un fragmento de «(Mal) Educadas» (Planeta)
«Es necesario un cambio fundamental en la forma de pensar y enfocar la economía», concluye un estudio independiente sobre la economía de la biodiversidad.
La biodiversidad está disminuyendo a un ritmo mayor que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad. Si se quiere frenar esta pérdida y a la vez proteger y mejorar nuestra prioridad, «es necesario un cambio fundamental en la forma de pensar y enfocar la economía». Este es el mensaje que lanza este martes un estudio mundial independiente sobre la economía de la biodiversidad.
«Un crecimiento y un desarrollo económico verdaderamente sostenible implica reconocer que nuestra prosperidad a largo plazo depende de reequilibrar nuestra demanda de bienes y servicios de la naturaleza con su capacidad para suministrarlos», asegura el destacado economista Partha Dasgupta, profesor emérito de economía Frank Ramsey de la Universidad de Cambridge y que ha liderado este estudio de 600 páginas, encargado hace dos años por el gobierno británico. Según él, «hemos fracasado colectivamente en comprometernos con la naturaleza de forma sostenible».
Las tasas de extinción actuales son entre 100 y 1.000 veces superiores a la tasa de referencia y van en aumento, lo que socava la productividad, la resistencia y la adaptabilidad de la naturaleza y, a su vez, alimenta un riesgo e incertidumbre extremos para nuestras economías y nuestro bienestar, según apunta el estudio. Además, sus autores recuerdan que muchos ecosistemas –desde los bosques tropicales hasta los arrecifes de coral– ya se han degradado de forma irreparable o corren el riesgo inminente de llegar a un punto de inflexión.
«Aunque la humanidad ha prosperado inmensamente en las últimas décadas, la forma en la que hemos alcanzado esta prosperidad hace que se haya adquirido a un coste devastador para la naturaleza», señala el documento.
Y, como ocurre con casi todo, los que más pierden son los que menos tienen. También aquí: los países de renta baja, cuyas economías dependen más que las de los países de renta alta de los bienes y servicios de la naturaleza dentro de sus propias fronteras, son los que más pueden perder.
«La naturaleza es nuestro hogar. La buena economía exige que la gestionemos mejor»
Por ello, el informe concluye en la necesidad de reformas urgentes y radicales para detener e invertir la erosión de nuestros bienes naturales, y establece las formas en que debemos tener en cuenta la naturaleza en la economía y la toma de decisiones.
En este sentido, Dasgupta recuerda la importancia que tiene el impacto de nuestras interacciones con la naturaleza en todos los niveles de la sociedad. Así, pone como ejemplo la actual pandemia: «Los efectos devastadores del COVID-19 y de otras enfermedades infecciosas emergentes –de las que el cambio en el uso de la tierra y la explotación de las especies son los principales impulsores– podrían ser solo la punta del iceberg si seguimos por el camino actual».
Según sus conclusiones, el producto nacional bruto (PNB) mundial per cápita se ha duplicado desde 1992, pero el ‘capital natural’, es decir, la estimación de los beneficios derivados de los servicios ofrecidos por la naturaleza, ha caído un 40% per cápita entre 1992 y 2014. «La naturaleza es nuestro hogar. La buena economía exige que la gestionemos mejor», pide Partha Dasgupta.
Para el naturalista David Attenborough, encargado del prólogo, «este informe completo e inmensamente importante nos muestra cómo al enfrentarnos a la economía y la ecología podemos ayudar a salvar el mundo natural y, al hacerlo, salvarnos a nosotros mismos». También se ha manifestado el primer ministro, Boris Jonhson: «Como coanfitriones de la COP 26 y presidente del G7 de este año, vamos a asegurarnos de que el mundo natural se mantenga en la cima de la agenda global».
El estudio apunta que invertir estas tendencias exige actuar ahora y que hacerlo ya ayudaría a alcanzar objetivos sociales más amplios, como abordar el cambio climático y aliviar la pobreza. Esto implica un cambio de paradigma: repensar radicalmente nuestra forma de pensar, actuar y medir el éxito económico, por ejemplo, dejando de lado el PIB como referencia de prosperidad y asegurándonos de que la naturaleza sea el centro de nuestra toma de decisiones económicas.
En Brasil, uno de los epicentros de la pandemia, las escuelas vuelven a retomar las clases después de casi un año de cierre, una reapertura que acusa una enorme brecha educativa. Entretanto, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador hizo este lunes su primera reaparición en público tras contraer el coronavirus y la OMS hizo un nuevo llamado a la repartición equitativa de la vacuna en los países pobres para superar la pandemia.
Poco más de un mes después de haber iniciado el 2021, el mundo continúa haciendo frente a la pandemia mundial provocada por el nuevo coronavirus. Mientras los programas de vacunación siguen avanzando en todo el planeta, las nuevas variantes del virus y los rebrotes periódicos siguen siendo un reto global.
Actualmente, el virus suma más de 106,3 millones de casos y más 2,3 millones de muertes a nivel global.
Según la Universidad Johns Hopkins, el país más afectado sigue siendo Estados Unidos, seguido por India, Brasil, Reino Unido, Rusia, Francia y España.
Brasil, uno de los países más azotados por la pandemia de Covid-19, se dispone a abrir paulatinamente las escuelas y a retomar las clases presenciales tras casi un año suspendidas a causa del virus.
Según la Unesco, el país tropical fue una de las naciones que mantuvo más tiempo cerrados los centros educativos, dejando sin acceso a la educación a 5,5 millones de niños y adolescentes durante 43 semanas, el doble de la media mundial.
De los veinte estados que esperan reabrir sus centros educativos entre febrero y marzo, este lunes fue el turno de São Paulo, la región más rica e industrializada de Brasil, pero también una de las más afectadas por el virus.
Así lo anunció el gobernador de la región João Doria en redes sociales este 8 de febrero, dando por comenzado el “año lectivo” en São Paulo. Aunque la reapertura de las escuelas no ha sido fácil para el gobierno estatal, que tuvo que enfrentarse al sindicato de profesores ante los tribunales.
Con una ocupación máxima del 35% en las aulas, son muchas regiones que han decidido apostar por un régimen híbrido entre la educación presencial y remota para poder garantizar el distanciamiento social. Aunque la educación remota representa un gran problema para la sociedad brasileña, ya que casi el 40 % de los estudiantes de escuelas públicas urbanas de Brasil no tiene computador ni tableta en casa.
Además, esta desigualdad en el acceso a la educación también se advierte en el hecho de que uno de cada cuatro brasileños aún no tiene acceso a internet, de acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Sin acceso a la tecnología necesaria para dar clases a distancia ni a Internet, la asistencia a las clases virtuales será un reto para muchos de los estudiantes brasileños.
Fué el pasado viernes ante la emergencia provocada por la falta de trabajo. Docentes suplentes de la Ciudad de Buenos Aires no han podido tomar cargo desde el inicio de la pandemia o han cesado sus cargos sin poder volver a trabajar con las consiguientes dificultades para cubrir los gastos de manutención de sus viviendas, servicios e impuestos. Sumado a esto se han quedado sin cobertura de obra social. Después de varias idas y vueltas se negaron a recibirlos, prometiendo una reunión para este lunes 8 de febrero.
Sus reclamos particulares son la incorporación de parejas pedagógicas en todos los niveles. En el mismo sentido exigen la inmediata confección de los listados de interinaros y suplencias vigentes y la apertura de los listados de emergencias, exigencia que demuestra que el Gobierno de la Ciudad no tiene previsto solucionar, en medio de la imposición a vuelta a clases presenciales.
Al mismo tiempo exigen de actos públicos presenciales que respeten los protocolos sanitarios en todas las áreas educativas (Primaria, Inicial, Especial, Superior, Socioeducativa, Media, Curriculares y Adultos). A lo que suman la restitución de las juntas de clasificación, ya que la intervención de la Comisión del Registro y Evaluación de Antecedentes Profesionales (COREAP) no ha garantizado la transparencia en la toma de posesión de cargos.
Mientras se pueda lograr la incorporación de estos docentes y contra la precarización laboral en educación exigen que se habilite un ingreso de emergencia y que se mantenga la obra social (ObsBA) para todos los docentes sin cargo, algo tan importante como la salud no puede eliminarse y mucho menos en medio de una crisis sanitaria sin precedentes.
Los docentes tuvieron el apoyo de la Corriente 9 de Abril docentes en el PTS que se hicieron presentes en la movilización llevando su solidaridad y acompañando el reclamo. En su acompañamiento declaraban “Solo en unidad y movilización con el resto de los docentes, estudiantes y sus familias y exigiendo a todo el gremio UTE que se ponga al frente de los reclamos, el Gobierno de la Ciudad se verá obligado a dar una respuesta acorde a la emergencia”.
Y agregaban “En medio de la imposición de la vuelta a clases presenciales con protocolos seguros será más que necesario contar con todas y todos los docentes necesarios, para lo que este justo reclamo no solo es por acabar con esta precarización laboral, sino también para poder brindar una educación de calidad y segura sanitariamente. Ya lo venimos diciendo # UNA BURBUJA, 10 ALUMNOS, UN DOCENTE Y MÁS CARGOS”.
Han pasado ya más de 50 años desde que en 1967 el equipo detrás de Logo publicaba el considerado primer lenguaje de programación diseñado específicamente para educación. Sin embargo, la programación no ha dado los pasos esperados ni necesarios en el ámbito educativo en algunos países. Entre ellos está España.
Hoy en día, en en ámbito educativo, el uso de las TIC es algo más que habitual. Incluso la alfabetización digital está presente en la legislación educativa española tanto en la etapa de educación secundaria como en primaria.
Pero la programación como herramienta educativa solo ha aparecido de manera tímida en la etapa de secundaria, mientras que en educación primaria queda como materia pendiente, con un gran camino por delante y mucho margen de maniobra para quedar igualmente recogida en el currículo educativo en educación primaria.
La situación de la programación en España
En los primeros años del siglo XXI los contenidos de programación para edades tempranas han sufrido una expansión sin parangón. Los nuevos lenguajes de programación más visuales y el auge de los kits de robótica más asequibles han propiciado que la programación y robótica tenga de nuevo una oportunidad para integrarse de manera oficial en la enseñanza en los primeros cursos escolares.
Desde 2012, ese movimiento se ha acelerado en Europa, con la Comisión Europea liderando las propuestas para promover la programación informática en las escuelas.
En España, la presencia de la programación en educación primaria no está como tal recogida en la legislación nacional. En el currículo de dicha etapa, según el Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, encontramos referencias al uso de las TIC pero desde un concepto puramente de desarrollo de la competencia digital o la creación de contenidos.
Según el último informe del INTEF (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado) sobre la situación en España de la programación, robótica y pensamiento computacional en el aula, solo algunas comunidades autónomas han incluido contenidos de programación en los Reales Decretos que ordenan las enseñanzas y el currículo para cada comunidad. Y cada una de manera distinta.
Solo la Comunidad de Madrid ha creado una nueva asignatura para Primaria. Las otras dos comunidades que integran la programación en Primaria lo hacen de manera transversal en otras áreas como Matemáticas o Conocimiento del Medio
La Comunidad de Madrid fue una de la primeras en establecer una nueva asignatura denominada ‘Tecnología y recursos digitales para la mejora del aprendizaje’ para toda la etapa de Primaria. Por su parte, Cataluña establece en su R.D. 119/2015, de 23 de junio, la inclusión de contenidos de programación y pensamiento computacional en las áreas de matemáticas y conocimiento del medio.
En última instancia tenemos a la Comunidad Foral de Navarra, la cual los integra en las materias de Matemáticas de 4º y 5º de Primaria, aunque también establece en su normativa que los centros educativos podrán comenzar itinerarios desde cualquier curso de Primaria.
En el resto de territorios, hasta ahora, la aproximación de la programación a las aulas de primaria se ha producido de manera aislada y mediante actuaciones asociadas a proyectos tanto promovidos por instituciones públicas como especialmente privadas.
En el nivel de Primaria, las actuaciones más destacadas han sido programas de formación en competencias STEAM tanto para profesores de primaria como para grupos seleccionados. Tenemos por ejemplo proyectos destacados en el ámbito autonómico como TIC-STEAM en Castilla y León, diferentes eventos como el Scratch Day Asturias o programas de innovación educativa. Uno de los más destacados se inició en el curso 2017/18 en Galicia, con la participación de 120 centros públicos de primaria.
La programación está lista para entrar en el currículo de primaria
El éxito de las numerosas iniciativas a nivel privado así como proyectos concretos en el ámbito público son un impulso y motivación destacable para pensar en que la programación tiene cabida como materia en el currículo de educación primaria.
Jesús Moreno León, embajador de la Semana Europea de la Programación. Fotografía de Javier Márquez
Atrás quedan las dudas y debates alrededor del lugar en que la programación debía de trabajarse en el ámbito educativo. Sacar esos aprendizajes de la Universidad y la Formación Profesional es ya una realidad, apoyada tanto en experiencias de otros países como en investigaciones formales que han traído evidencias científicas que la sustenten.
Una de las más destacadas que se realizó en España fue la Escuela de Pensamiento Computacional, una iniciativa del Ministerio de Educación y Formación Profesional desarrollada durante el curso 2018/19 a través del Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado en colaboración con Comunidades y Ciudades Autónomas. Su coordinador, Jesús Moreno León, no duda ni un instante en afirmar que la programación ya podría incluirse entre las materias básicas en primaria en España.
Este profesor de informática ha trabajado principalmente en el nivel de Formación Profesional y Secundaria, pero tiene un bagaje intenso con talleres de programación en colegios de educación primaria, inspiración que le sobrevino tras comprobar la transformación que el currículo de informática de primaria y secundaria estaba sufriendo en Reino Unido.
«Al regresar a España comencé a incluir contenidos de programación en mis clases de secundaria usando Scratch y comprobé el potencial de este tipo de lenguajes visuales para acercar la programación a edades más tempranas. Así que con mi compañero José Ignacio Huertas nos pusimos en contacto con otros docentes y preparamos talleres en varios colegios para evaluar esta posibilidad»
El éxito de esos talleres motivó la puesta en marcha del sitio web Programamos. En él, docentes e investigadores de todos los niveles educativos, comparten recursos libres y gratuitos, experiencias e ideas para fomentar el desarrollo del pensamiento computacional en la educación. El proyecto ya ha llegado a más de 50.000 estudiantes de 95 países así como a más de 10.000 docentes solo de España, los cuales se han formado en programación y pensamiento computacional con sus recursos libres.
Alberto Bernabéu, profesor de educación primaria y orientador de un centro educativo, tampoco duda en pedir ya la llegada de la programación y el pensamiento computacional al currículo oficial de la etapa. Lo hace a raíz de su experiencia de más de 10 años trabajando la programación y robótica en la etapa de primaria con sus alumnos. Los motivos son numerosos.
«Creo que es una destreza básica que nuestros estudiantes deben tener en el futuro igual como en su día fue el segundo idioma. Saber conceptos básicos de programación les facilita estructuras de pensamiento que los hace ser más creativos, comprender mejor el universo digital que nos rodea, empodera para resolver problemas complejos descomponiendolos en otros más sencillos, les ayuda a aprender de sus errores, ser constantes, … en definitiva se crean estructuras de pensamiento muy interesantes…»
La lucha contra la lentitud del sistema educativo
Hasta finales de 2018, la inclusión de contenidos de programación en la educación Primaria era algo prácticamente anecdótico a nivel de currículo y basado casi exclusivamente en programas formativos aislados e iniciativas puntuales.
«Mantener actividades de programación sólo en propuestas extracurriculares está creando también una brecha digital ya que los alumnos con menos recursos no están teniendo acceso a este tipo de aprendizajes»
Desde entonces ya han sido varias las CCAA que han seguido avanzando en esta línea. Entre ellas tenemos a Galicia, Asturias o Andalucía. Ésta última estableció en 2019 que en los niveles de 5º y 6º de primaria se había de incluir media hora de robótica a la semana para trabajar el razonamiento matemático. Pero es muy insuficiente y estamos lejos de poder considerar que la programación está asentada en la educación primaria.
¿Se solucionaría todo con una legislación que incluyera la programación como materia en primaria? En absoluto. De hecho, como nos comenta Jesús Moreno, ni siquiera es una realidad en todos los centros educativos de aquellas CCAA que han puesto en marcha iniciativas y modificaciones normativas para su inclusión.
«No es suficiente con que la administración escriba en la normativa que hay que hacerlo; es necesario apoyar y dotar tanto a los centros como a los docentes de los recursos necesarios para que puedan resolver los retos y desafíos que un cambio como este supone»
Y todo ello teniendo en cuenta que en algún momento ese cambio legislativo se produzca. Para Alberto Bernabéu no basta con las iniciativas que llevan a cabo ya casi todas las comunidades. Es necesario que queden formalizadas y las condiciones actuales no lo facilitan.
«Nuestro sistema educativo es excesivamente lento, curricularmente demasiado denso y muy burocratizado lo que hace que innovar o introducir cambios por pequeños que sean se hace muy complejo y al final recaen sobre la buena voluntad o iniciativa que tenga un profesor que quiera dedicar un tiempo extra en introducir este tipo de conocimientos»
La formación y motivación del profesorado: otras de las claves
Las piedras en el camino las encontramos a todos los niveles. Incluso en el último escalón, donde están los profesores, hay muchísimo trabajo por delante.
«Para que un docente se lance a un cambio metodológico como este es necesario que esté convencido. Por eso es tan importante contar con evidencia científica que muestre el impacto positivo en el aprendizaje del alumnado, y para ello habría que fomentar aún más la colaboración entre administraciones educativas y universidades. Además, no basta con realizar las investigaciones; las conclusiones deben llegar a los docentes, por lo que también hay que dedicar esfuerzos a su divulgación y comunicación»
Jesús Moreno también nos marca el camino a seguir a partir de ese momento en que el profesor es consciente de que el cambio es necesario: que haya un acompañamiento durante todo el proceso. Y ahí la formación es un pilar básico.
«Es fundamental que reciba formación de calidad, impartida por docentes con experiencia previa real; que cuente con buenos recursos educativos abiertos, listos para usar en el aula pero que puedan ser personalizados; y que pueda participar en comunidades de aprendizaje en línea en las que colaborar, debatir y aprender con otros compañeros»
Mejor como contenido transversal
Supongamos que se dota de recursos, formación e integración legislativa clara a la programación en educación primaria. ¿Qué estrategias podrían seguirse para su puesta en marcha?
«La idea de poner el pensamiento computacional al servicio de la comunidad puede ser muy atractivo para disminuir la brecha de género que actualmente existe en este campo»
Para Jesús Moreno, la programación en Primaria no debería tratarse como un fin en sí mismo y con asignatura específica como en Inglaterra. Él aboga por un concepción más parecida a la que usan en Suecia o Noruega, donde la programación se incluye en el trabajo de otras materias como las artes o las matemáticas.
«Este enfoque, combinado con la metodología aprendizaje servicio, creo que puede ser un gran recurso para desarrollar en el aula proyectos que ofrezcan soluciones a problemas de la vida diaria del alumnado o del entorno del centro educativo, que pueden llevarse a cabo en todas las áreas mejorando de forma extraordinaria su aprendizaje»
Así lo demuestran los resultados de los trabajos del grupo de investigación KGBL3, formado por investigadores de la URJC y la UNED, centrados en medir el impacto del uso de la programación siguiendo este enfoque.
«Los alumnos muestran mejoras en los resultados académicos en asignaturas tan diferentes, a priori, como las matemáticas, los idiomas o las ciencias sociales. Y además han detectado mejoras en otro tipo de habilidades que son fundamentales para la vida en el siglo XXI, como la capacidad de resolución de problemas, la comunicación de ideas, el trabajo en equipo y la creatividad al enfrentarse a situaciones desconocidas»
Alberto Bernabéu se posiciona del mismo lado que Jesús sobre cómo debería plantearse la llegada de la programación a la etapa de primaria.
«Yo no hablaría de otra asignatura más, no me gustan la parcelación de conocimiento en asignaturas en estas etapas. Yo hablaría de proyectos en los que fuera necesario crear programando algo, un robot, un videojuego, la solución a un problema, una app móvil. La programación debe ser una herramienta, un recurso no un fin en sí mismo, por lo que sería más conveniente su uso de forma transversal relacionado con el resto de áreas del conocimiento»
Alberto Bernabéu se vale de su amplia experiencia con la programación y robótica en el aula para no dudar incluso en adelantar la llegada de la programación incluso antes de primaria.
«La programación o el pensamiento computacional debería introducirse en infantil, ya que hay muchas formas de trabajarlo incluso sin dispositivos electrónicos, ni ordenador ni tablets»
Un objetivo clave para la Comisión Europea
Llevar las clases de programación a todas las escuelas de Europa ya era una de las 11 acciones propuestas por la Comisión Europea en su Plan de Acción de la Educación Digital en 2018.
A finales del año pasado, en la actualización de este plan para el periodo 2021-2027 no hacía sino reforzar esta idea dentro de su propuesta para mejorar las competencias y habilidades digitales para la necesaria transformación digital de la sociedad.
Para alcanzar esa prioridad la Comisión Europea incluía ya sin demora el desarrollo de habilidades y competencias digitales desde temprana edad por medio de la alfabetización digital, la lucha contra la desinformación y también el pensamiento computacional.
La llegada de la programación a primaria parece pues más necesaria que nunca, escapando además de una visión limitada a las posibilidades laborales que ofrece a los estudiantes, y considerándola como una habilidad fundamental para reducir la brecha de género y la concepción errónea de la tecnología como simples espectadores o consumidores y no como creadores y ciudadanos conscientes de la necesidad de comprenderla en su totalidad.
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