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Diálogo virtual aborda la educación y el cuidado en la primera infancia ante tiempos de pandemia

Por: Thais Iervolino.

La actividad tuvo lugar este jueves, 28 de mayo, de 15:00 a 16:30 (GMT-3), y reunió a especialistas y autoridades de América Latina y el Caribe, como el uruguayo Luis Ernesto Pedernera, presidente del Comité sobre los Derechos del Niño de la ONU

Con el propósito de impulsar diálogos y reflexiones sobre las actuales oportunidades y los desafíos para la realización de la educación y del cuidado en la primera infancia como un derecho humano, la CLADE, en alianza con la OMEP América Latina y EDUCO, realizó el  diálogo virtual “La educación y el cuidado en la primera infancia en América Latina y el Caribe ante tiempos de pandemia”. El evento tuvo lugar este jueves, 28 de mayo, de 15:00 a 16:30 (GMT-3), y se transmitió a través de los canales de la CLADE en Facebook y Youtube.

En el encuentro, se abordó hallazgos del estudio “El derecho a la educación y al cuidado en la primera infancia: perspectivas desde América Latina y el Caribe”, elaborado por CLADE y OMEP, con el apoyo de EDUCO, y también los retos que nos impone la actual crisis sanitaria por la pandemia COVID-19. Participaron: Alexandra Inmaculada Santelises Joaquín, Directora de Educación Inicial del Ministerio de Educación de República Dominicana; Cristina Lustemberg, Diputada de Uruguay; Constanza Alarcón, Viceministra de Educación de Colombia; Luis Pedernera, presidente del Comité sobre los Derechos del Niño de la ONU y Mercedes Mayol Lassalle, presidenta mundial de OMEP. Mikel Egibar, de EDUCO, se hizo cargo de la moderación.

Fuente de la reseña: https://redclade.org/noticias/dialogo-virtual-abordara-la-educacion-y-el-cuidado-en-la-primera-infancia-ante-tiempos-de-pandemia/

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Webinar Racismo y Pandemia

Por: Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), la Cátedra UNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina y el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en América Latina y el Caribe (FILAC) y el Espacio Común de Educación Superior en Línea (ECESELI)

Viernes 12 de junio  9hs Centroamérica — 10hs Colombia/Ecuador/México/Perú — 11hs Bolivia/Chile/Paraguay/Venezuela — 12hs Argentina/Brasil/Uruguay
Expositoras:  Myrna Kay Cunningham Kain. Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas deAmérica Latina y el CARIBE- FILAC. AnnyOcoró Loango. Asociación deInvestigadores/as Afrolatinoamericanos/as y del Caribe AINALC. Yasnaya Elena Aguilar Gil. Colectivo MixeCOLMIX.   Tujuayliya GeaZamora.  Redde Profesionales Indígenas de la Salud.   MarleideNascimento.  Universidade da Integração Internacional daLusofonia Afro-Brasileira – UNILAB. Moderador: Daniel Mato. CátedraUNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en AméricaLatina. Universidad Nacional de Tres de Febrero – UNTREF.

Racismo y Pandemia

La Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), la Cátedra UNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina y el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en América Latina y el Caribe (FILAC) y el Espacio Común de Educación Superior en Línea (ECESELI) invitan a toda la comunidad universitaria a participar en la serie de webinars sobre el COVID-19 y sus implicaciones sociales, económicas, de salud y educación en América Latina y el Caribe.

Participan:
– Myrna Cunnigham, Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en América Latina y el Caribe (FILAC)
– Marleide Nascimento, Universidad de Integración Internacional de Lusofonía Afro-Brasileña (UNILAB)
– Anny Ocoró Loango, Asociación de Investigadores/as Afrolatinoamericanos/as y del Caribe (AINALC)
-Yasnaya Elena Aguilar Gil, Colectivo de Jóvenes Mixes (COLMIX)
-Tujuayliya Gea Zamora, Red de Profesionales Indígenas de la Salud

Moderador:
Daniel Mato, Cátedra UNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina, UNTREF

12 jun 2020 10:00 AM en Ciudad de México

Fuente de la reseña: Equipo de Ove
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La infancia en Nigeria: entre la violencia institucional y el yugo de Boko Haram

Reseñas/África/Nigeria/elpais.com

Un informe de Amnistía Internacional denuncia las atrocidades que viven los habitantes de las zonas controladas por Boko Haram sin el apoyo gubernamental y con programas de rehabilitación cuestionables financiados incluso por la UE

E.G. acababa de comenzar la secundaria cuando fue secuestrada por Boko Haram en su aldea, Gulak, en el este de Nigeria. En los cuatro años que pasó cautiva en el bosque de Sambisa, entre 2014 y 2018, no recibió más formación que la lectura del Corán tres veces al día y fue obligada a casarse con un miembro del grupo terrorista al que no conocía, con el que tuvo dos hijos.

Hoy, con 17 años, recuerda las brutalidades sufridas y las que presenció. «Mi marido era perverso y siempre me pegaba, diciendo que no estudiaba el Corán. (…) Fue una experiencia terrible. Fui testigo de diferentes castigos, desde disparar hasta apedrear y azotar. Una vez presencié la lapidación de un miembro de Boko Haram acusado de violación. Lo enterraron en una tumba, dejando solo su cabeza y luego lo apedrearon hasta que murió. En otra ocasión, vi cómo azotaron 80 veces a un hombre, tenía la espalda ensangrentada». Hasta que un día comenzó a planear con otras mujeres cómo escapar. De las 10 que lo intentaron, tres fueron atrapadas. E.G. lo consiguió, con su pequeño de dos años a su espalda y la bebé de cuatro meses en sus brazos.

Este es uno de los 234 relatos de mujeres, hombres y niños en el noreste de Nigeria que ha recabado Amnistía Internacional entre noviembre de 2019 y abril de 2020. Todos ellos describen la barbarie ejercida por Boko Haram, sobre todo contra los menores, convirtiendo en soldados a los niños y en esposas a las niñas. Y son miles. En 2017, la ONU estimó que este grupo armado había reclutado hasta entonces al menos a 8.000 pequeños, muchos a través del secuestro. Y esta práctica no ha cesado. Toda una «generación perdida» a la que las autoridades tampoco prestan el apoyo psicosocial y educativo que necesita, denuncia el informe Secamos nuestras lágrimas: el coste para la infancia del conflicto en el noreste de Nigeriaque la ONG ha publicado este miércoles.

Además de los secuestros a gran escala, como el de las 276 niñas de Chibok que desató una ola de solidaridad internacional, Amnistía Internacional pone el foco en abducciones individuales que suceden de forma «más cotidiana». En su informe, la organización documenta decenas de ellas, entre un sinfín de violaciones de los derechos humanos; 91 páginas repletas de relatos en primera persona plagados de latigazos, golpes, violaciones, dolor y violencia.

Escapar del grupo no les asegura a las víctimas un futuro prometedor. «Los que logran huir, acaban luchando por sobrevivir en campos de desplazados sin acceso a la educación; y, en el peor de los casos, son detenidos y recluidos durante meses, e incluso años, en pésimas condiciones», explica Olatz Cacho, experta en África de Amnistía Internacional España.

«Tan pronto como los niños puedan escapar del área de conflicto directo, deben volver a conectarse con lo que fue su infancia. Necesitan jugar, reír y reunirse con sus amigos; volver a la escuela. Deben estar en un entorno seguro donde puedan confiar en los adultos y sentirse amados y respetados. Sus necesidades básicas, como alimentos, agua y vivienda, deben satisfacerse para reducir el riesgo de explotación o violencia», sugiere Severine Courtiol Eguiluz, miembro de Médicos sin Fronteras en Nigeria, en un relato publicado en 2019 por la ONG que cuenta con programas humanitarios en la región. Sin embargo, lo que encuentran la mayoría de los críos tras el horror es más horror.

H. G. acabó en el campo de desplazados de Bama, donde recibió atención médica y alimentos  —insuficientes, según su testimonio—, para subsistir. «No tenía apoyo ni asesoramiento psicosocial». Después de cuatro años de cautiverio y cuatro meses refugiada, su padre no la reconoció cuando fue a buscarla para llevarla de vuelta a su hogar, en Madagali. «Una semana después, una organización cristiana nos llevó a Jos durante tres días. Oraron por nosotros. Nos preguntaron sobre nuestras vivencias con Boko Haram y nos dijeron que no permitiéramos que esas experiencias definieran nuestras vidas. Nos dijeron, a las que teníamos hijos, que los amásemos y que no descargásemos nuestras frustraciones sobre ellos. Después de aquello, no ha habido otro apoyo, ya sea del gobierno o de las ONG», relata la joven, que aún sueña con volver a estudiar mientras escucha los disparos cuando los terroristas atacan las aldeas vecinas. «Mis padres no pueden enviarme a la escuela porque no tienen dinero. La mayor ayuda para mí sería ir al colegio».

Una niña de 10 años vive con otros menores en un edificio abandonado en el campo de Abagana (este de Nigeria), que es usado como refugio por quienes huyen dela violencia.
Una niña de 10 años vive con otros menores en un edificio abandonado en el campo de Abagana (este de Nigeria), que es usado como refugio por quienes huyen dela violencia. BENEDICTE KURZEN (MSF)

«Solo el 25% de los niños tiene acceso a educación en el estado de Borno, esto es un lastre para el futuro de la región», subraya Cacho. «Boko Haram no quiere manifiestamente que los niños reciban formación, lo que consideran adoctrinamiento occidental», señala la experta. Prueba de ello son los ataques sistemáticos a las escuelas y el asesinato de maestros. En 2018, Unicef informó de que más de 1.400 infraestructuras educativas fueron destruidas durante el conflicto y que al menos 2.295 profesores habían sido asesinados, destaca el documento de Amnistía. Pero hay otros factores, como la pobreza y el hambre, que impiden que los padres puedan afrontar los gastos de escolarización y convierte a los niños en trabajadores, para poder contribuir a la canasta familiar y sobrevivir.

O. A., de Bama (estado de Borno), nunca había ido al colegio. «Yo era un ganadero. Desde que era niño, convivía con animales», le contó a los investigadores de la ONG. Un día estaba en el campo y Boko Haram se le llevó a él y su rebaño. Tenía 10 años. «Me quedé en la madrasa [escuela coránica] porque era demasiado pequeño». Cuando cumplió 12, le mandaron a entrenarse durante seis meses. Así fue como aprendió a usar su fusil AK-47 y se convirtió en un combatiente. «Me quedé con uno de los soldados en el lago Chad. Me usaron en los puestos de control», recuerda.

Lo que vino después no fue mucho mejor. O. A. llegó incluso a arrepentirse de huir de Boko Haram.  «Cuando mi hermano me vio, me llevó al Civilian Joint Task Force [fuerza que lucha contra el grupo terrorista] y me rendí». El joven, hoy de 16 años, fue sometido a un interrogatorio y enviado después a la Celda 7, para niños. «Estaba abarrotada. Tuvieron que enseñarme cómo acostarme. No podíamos girarnos cuando dormíamos debido a lo llena que estaba. Había solo un baño y éramos muchos. A veces tenía que esperar una hora», rememora. Los que no conseguían contenerse la orina o las heces eran golpeados. «No había mucha agua potable. Teníamos sed (…). Vi morir a una persona a causa de la sed».  En aquel centro de detención, pasó tres meses y solo pudo ducharse una vez. «Empecé a preguntarme por qué mi hermano me había llevado a ese lugar. ¿Quería matarme?».

Amnistía Internacional lanza su investigación para pedir al gobierno de Nigeria que libere a los niños recluidos en estos centros de detención. «Ya se han producido liberaciones masivas a finales de 2019 y principios de 2020, pero todavía no sabemos cuántos quedan dentro, pues el proceso es opaco», indica Cacho. «Incluso los investigadores, que tienen experiencia en diversos contextos en conflicto, estaban horrorizados con las condiciones de reclusión que les describían», agrega. Para la ONG, la mayoría de estas detenciones son «ilegales» pues los menores no son acusados ni procesados por ningún delito y ven negados sus derechos de acceso a asistencia letrada, a comparecer ante un juez o a comunicarse con sus familias. Un delito de les humanidad, según la organización, que calcula que al menos 10.000 personas, entre ellas muchos menores, han muerto bajo custodia gubernamental durante el conflicto.

O. A. sobrevivió a ese infierno y se benefició después de la Operación Corredor Seguro, un programa de desradicalización y rehabilitación de combatientes arrepentidos —niños y adultos— de Boko Haram, y que cuenta con apoyo financiero de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea. El joven fue enviado, junto con otros 11 varones, al centro de reinserción en Gombe para recibir formación profesional. La vida allí, dice, era mejor. «Había suficiente agua, teníamos nuestra propia cama y un colchón para poder dormir bien. El lugar era higiénico», enumera. Allí, dice, le enseñaron el abecedario y los números. «Cómo deletrear». Finalmente, O. A. se decantó por formarse en cosmetología y fabricar productos de limpieza y jabones.

Pese a las mejores condiciones, la formación y el apoyo psicosocial que reciben los arrepentidos, Amnistía denuncia «grandes carencias» en este programa. «La mayoría de los hombres y niños en el centro no han sido informados de la base jurídica de su detención y todavía no tienen acceso a asistencia letrada ni a un tribunal para impugnar su detención», escriben los autores del informe. Algunos exreclusos explicaron que la atención médica era sumamente escasa. «Siete detenidos fallecieron tras recibir asistencia sanitaria inadecuada y las autoridades nigerianas ni siquiera informaron a sus familias, que tuvieron conocimiento de las muertes a través de detenidos liberados», asegura la ONG.

Y eso no es todo. El programa de formación profesional podría equivaler a trabajos forzados, advierte Amnistía, ya que la mayoría de los detenidos nunca han sido declarados culpables de ningún delito y fabrican todo tipo de artículos, desde zapatos hasta jabones y muebles, sin remuneración. “Ninguno de los principales donantes de Corredor Seguro autorizarían un sistema de detención prolongada e ilegal para sus ciudadanos. Entonces, ¿por qué lo permiten en Nigeria?”, se pregunta Osai Ojigho, directora de Amnistía Internacional Nigeria.

Las niñas como E. G. ni siquiera pueden acceder a este programa, con todas sus deficiencias, aunque lo deseasen para poder formarse y aprender un oficio. «Esto también se tiene que revisar, están marginadas», apunta la Cacho.

Preguntados por esta cuestión, desde Unicef Nigeria responden lo siguiente: “Los niños son extremadamente vulnerables en el conflicto del noreste de Nigeria, y su protección y necesidades deben seguir siendo la máxima prioridad tanto en la respuesta de seguridad como en la humanitaria. Los niños deberían seguir siendo solo eso, niños. Y como tal, deberían estar en las escuelas y con sus familias. Utilizarlos en el conflicto o mantenerlos en situación de detención prolongada tiene un impacto demoledor en sus vidas. Su protección es crucial para construir el futuro de Nigeria y, en consecuencia, de toda la región. Estos niños son, en primer lugar y ante todo, víctimas que, desafortunadamente, se han visto atrapadas en este conflicto. Unicef les apoya en su camino a la normalidad, es decir, con sus familias y comunidades”.

«No sé cómo podrán salir de semejante trauma, después de años de abusos de derechos humanos», reflexiona Cacho.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/05/26/planeta_futuro/1590488851_625908.html

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Karina Batthyány, secretaria ejecutiva de Clacso: “Los países con mayor tasa de contagios son aquellos donde la desigualdad se manifiesta en la baja presencia del Estado”

Karina Batthyány, secretaria ejecutiva de Clacso: “Los países con mayor tasa de contagios son aquellos donde la desigualdad se manifiesta en la baja presencia del Estado”

Por Daniel Cholakian 

El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) es sin duda uno de los espacios de debate más interesantes de toda Latinoamérica. Desde el comienzo de la pandemia por el Covid-19 y la adopción de diferentes formas de distanciamiento y confinamiento adoptadas en todo el mundo, CLACSO ha conformado el Observatorio social del Coronavirus: pensar la pandemia. Desde esa plataforma están produciendo investigaciones, debates, publicando textos y monografías, con distintos ejes temáticos y con diferentes formas de problematizar la situación desde una perspectiva social.

Karina Batthyány es secretaria ejecutiva del consejo desde 2018. Doctora en Sociología y docente de la Facultad de Ciencias de Sociales de la República (Uruguay), es autora de numerosas publicaciones en torno a las temáticas de género, políticas públicas, trabajo no remunerado y cuidados.

Conversamos con Batthyány sobre los datos que pueden observar a partir de los estudios que realizan en este momento: profundización del racismo, la desigualdad de género, las inequidades sociales expresadas en el trabajo y los servicios sanitarios y la necesidad de conservar la relación de los estudiantes con las instituciones y el sistema educativo.

¿Cuál es el trabajo qué hacen desde el Observatorio social de la pandemia que crearon recientemente y qué conclusiones provisorias pueden encontrar a partir del mismo?

Efectivamente desde el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, decidimos, ni bien comenzó todo este fenómeno, crear un observatorio para pensar la pandemia desde las dimensiones sociales, es decir, trascendiendo la emergencia sanitaria, y poniendo el ojo en distintos aspectos de lo social que está impactando la vida de todos y de todas.

Allí tenemos más de 150 artículos escritos por quienes integran nuestro consejo latinoamericano. Estos abordan desde la transformación de la vida cotidiana, esa vida que tanto nos cambió a todos y a todas desde que se declaró la urgencia sanitaria, hasta los efectos económicos, el impacto a nivel del incremento de las desigualdades, el aumento de la pobreza, la cuestión ambiental y los distintos sectores de actividad en una sociedad. Muchas dimensiones en las que estamos intentando dar elementos para cumplir con uno de los objetivos de nuestra institución, que es la producción de conocimiento para la transformación social, y para pensar el modelo y las opciones para cuando finalice esta emergencia sanitaria.

Entre las producciones llama la atención la mirada sobre las distintas formas de racismo ¿Están notando que esto aparezca de una manera exacerbada en gran parte de América Latina?

Efectivamente, lo que hemos encontrado tiene que ver principalmente con distintas formas de discriminación y racismo que se exacerban en el marco de confinamiento o cuarentena, según las características de cada país, pero todas con un patrón muy similar. Además los efectos sociales de esta emergencia sanitaria están golpeando de manera diferencial a distintos grupos. Como por ejemplo lo que tiene que ver efectivamente con la población afrodescendiente, tanto en la calidad de atención que tienen y en los efectos económicos que están sufriendo como consecuencia de esta emergencia sanitaria. Efectos económicos que también están relacionados a la forma de inserción que tienen en el mercado de trabajo. También observamos que se exacerban conductas de discriminación hacia los colectivos migrantes.

Como sabemos, el tema de la migración y la movilidad humana es un tema muy importante en nuestra región latinoamericana y caribeña y allí empiezan algunas conductas, digamos, de destierre a nivel de lo social, y de rechazo hacia lo diferente, hacia el que no pertenece a esta comunidad primaria. Así son vistos en muchos casos estos colectivos migrantes que por su forma de inserción social, en muchos casos son colectivos que están insertos de manera muy precaria, sin protección social y sin acceso a las redes de seguridad social. Y podríamos seguir nombrando, pero hay otro colectivo muy afectado en general, que son parte de todas las variables que se intersectan entre sí, que son las mujeres.

¿Las mujeres son parte un colectivo que además de ser víctimas de patriarcado son parte de todos esos colectivos victimizados?

En ese sentido, si nos detenemos en el tema de las mujeres, hay que mencionar que también las mujeres somos las más afectadas en esta pandemia, por muchas situaciones. La primera por cómo cambió nuestra vida cotidiana. Este cambio en la vida cotidiana ha implicado sobretodo una sobrecarga para las mujeres. Una de las medidas que es común en todos nuestros países es la suspensión del sector educativo, los niños están en las casas, alguien se tiene que hacer cargo de esos niños y ese alguien siempre o casi siempre suele ser una mujer. A su vez en algunos sectores exigen teletrabajo pero no se piensa que el teletrabajo puede ser incompatible con la presencia de niños pequeños en los hogares. Esa es toda una dimensión vinculada a los cuidados, pero hay otras que vienen también de la mano de donde estamos las mujeres en el mercado de trabajo. Sabemos que un porcentaje muy amplio, prácticamente 1 de cada 2 latinoamericanas, están insertas en el sector informal de la economía, y eso quiere decir que son mayoría en el sector que ha sido más afectado producto del cierre de actividades en nuestros países. Por estar en sector informal no tienen cobertura de protección social y ahí tenemos otro elemento que impacta en el colectivo de las mujeres. Un tercer elemento está vinculado a que más del 70% del personal sanitario en nuestra región son mujeres, y por eso son las que están más expuestas al virus.

Estas dimensiones y la discriminación de la que hablábamos se intersectan evidentemente, porque hablamos de la población afrodescendientes, de los migrantes y las mujeres. Obviamente tenemos mujeres migrantes, mujeres afrodescendientes, y así podemos seguir intersectando, en definitiva, dimensiones de la desigualdad en un continente que, no nos olvidemos, antes del coronavirus era el continente más desigual del planeta. No el más pobre, el más pobre es África, pero sí el más desigual y esto, en definitiva, está  incrementando esas desigualdades.

¿Hay alguna relación entre la desigualdad y la tasa de contagio?

Lo que podemos afirmar es que efectivamente en los países donde se ve una tasa mayor de contagio son aquellos donde la desigualdad se manifiesta en la baja presencia del Estado como estado social. Aquellos países que tienen un sistema de salud digamos, muy fragmentado, y con respuestas diferenciales en función del sector o la clase económica a la que pertenezcan las personas. Estas relaciones están verificadas. Otras dimensiones de la desigualdad quizá no se estudiaron, pero la gran lección que nos deja todo esto es justamente la importancia del estado garantizando los bienes comunes como la la salud, por ejemplo, como un bien común por medio de políticas públicas. Los resultados diferenciales que vemos en los países tienen que ver también con esa presencia menor o mayor del estado como garante de los bienes comunes.

CLACSO tiene una larga trayectoria en el estudio de la educación, que es uno de los grandes temas en este momento, pues cómo decías, una de las coincidencias en la región y el mundo, es que las clases presenciales están suspendidas. ¿Cómo están viendo lo que ocurre ahora y cómo ven el futuro de la educación?

Es sin duda un tema clave, por todas las implicancias que tiene y uno de los elementos que estamos analizando, todavía con conclusiones muy preliminares, tiene que ver con si esta etapa de emergencia sanitaria y de tele-educaciòn exacerba o no las desigualdades en el ámbito educativo. Los indicios que tenemos es que efectivamente esta posibilidad de tele-educación no llega de la misma manera ni se tienen los mismos recursos en todos los sectores como para poder aprovecharlo. El segundo punto importante a destacar tiene que ver con una preocupación excesiva por parte de algunos actores del sistema educativo vinculado a la evaluación, y quizá la pérdida de referencia de que en realidad la educación tenemos que hablar de un proceso educativo por lo que esto hay que tomarlo como un paréntesis en el que no nos tendría que preocupar tanto la evaluación en sí misma, ni cómo van a ser evaluados, cuáles van a ser los resultados, sino preocuparnos más por garantizar que no se pierda el contacto con la institución, la escuela o el nivel que sea. Es importante que no haya deserción o desafiliación de estudiantes del sistema educativo, no tener tanto obsesión en pensar cómo evaluamos los resultados de estos dos o tres meses, lo que dure en cada uno de los países o el tiempo que sea, sino la perspectiva del proceso y que aquí lo importante es no perder el contacto o la afiliación de los estudiantes a los distintos niveles de educación. Creo que esa debería ser hoy la preocupación central.

En definitiva esto en el marco de un proceso, si vemos la educación como un proceso, dos, tres meses, el tiempo que sea, es apenas un paréntesis y la preocupación, insisto, no perdamos el contacto, y tratemos de garantizar todas las funciones que el sistema educativo cumple en el marco del desarrollo de las personas, que no es solamente el aprendizaje y la evaluación de este aprendizaje. Hay otras funciones, incluso en las escuelas está la función de la alimentación. Debería ser una preocupación más importante que la evaluación.

*Versión editada para Nodal de la entrevista realizada en el programa “Lo peor ya pasó” emitido en AM530 Somos Radio (Argentina) 

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2020/05/karina-batthyany-secretaria-ejecutiva-de-clacso-los-paises-donde-se-ve-una-tasa-mayor-de-contagio-son-aquellos-donde-la-desigualdad-se-manifiesta-en-la-baja-presencia-del-estado-como-estado/

 

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España – Carlos Taibo: “Me temo que la crisis la pagarán los de siempre. A menos, claro, que se rebelen”

Carlos Taibo: “Me temo que la crisis la pagarán los de siempre. A menos, claro, que se rebelen”

Hablamos con el escritor, politólogo y ex profesor universitario

Por: Miguel Muñoz

Hasta 2018 ejerció como profesor de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido uno de los más firmes defensores de la teoría del decrecimiento en nuestro país, así como una de las voces más reconocidas en el movimiento anarquista y libertario. Ha publicado más de 30 libros sobre política, geopolítica o movimientos sociales. Carlos Taibo (Madrid, 1956) aporta en esta entrevista su visión sobre la situación actual, en estos tiempos de pandemia, tanto en nuestro país como de manera global.

-La editorial Catarata reeditó a finales de enero, poco antes de que comenzara el estallido de la pandemia, tu libro Colapso. Capitalismo terminal, transición ecosocial, ecofascismo. ¿Puede suponer la pandemia el colapso del sistema capitalista? ¿Ha colapsado ya?

-Depende, claro, del significado que atribuyamos a la palabra «colapso». En el sentido fuerte del vocablo, la pandemia no es el colapso, aunque bien puede situarse en la antesala de este último. Ha permitido forjar una bola en la que se han dado cita, inesperadamente, la crisis sanitaria, la social, la de los cuidados y la financiera, y de resultado ha dibujado un escenario complejísimo. Por lo demás, no conviene olvidar que muchos de los habitantes del planeta han vivido siempre en un escenario asimilable al del colapso.

-En el libro, no obstante, hablabas sobre todo de las consecuencias del cambio climático. Se está empezando, desde algunos sectores, a alertar de que ante esta crisis puede surgir con fuerza el denominado ecofascismo. ¿Podrías recordar en qué consiste y cómo puede relacionarse con la situación actual?

-En el núcleo de la propuesta ecofascista hay una discusión demográfica: está la idea de que en el planeta sobra gente, de tal manera que se trataría de marginar a quienes sobran –esto ya lo hacen- y, en la versión más dura, de exterminarlos. Me interesa subrayar que el ecofascismo no es un proyecto negacionista: en modo alguno niega los efectos, dramáticos, del cambio climático y del agotamiento de las materias primas energéticas. Parte, antes bien, del relieve de esos fenómenos y lo que procura es defender obscenamente los intereses de una minoría de privilegiados. Quienes empiezan a dirigir, en la penumbra, el planeta a buen seguro que han tomado nota de la eficacia de muchas de las políticas autoritarias y represivas desplegadas por los gobiernos. Y han tomado nota, en particular, de la servidumbre voluntaria a la que se ha entregado buena parte de la población.

-Llevas años, además, explicando la teoría del decrecimiento. ¿De qué forma puede aplicarse en la situación actual? En cierto modo, aunque de manera obligada, se ha puesto de actualidad. ¿Pueden tener recorrido algunas medidas que se han llevado a cabo?

– En los últimos meses se ha reducido la contaminación en el planeta, ha menguado el consumo de combustibles sólidos y ha experimentado un freno brutal la turistificación. Debo subrayar que se trata, sin embargo, de tres realidades que, aunque afortunadas, tienen un carácter sobrevenido. No han sido premeditadamente buscadas.

Obviamente, no es esto lo que defiende la perspectiva del decrecimiento, que plantea un ejercicio de autocontención consciente, voluntario, colectivo y solidario. Cuando nuestros gobernantes siguen empleando ese indicador despiadado, el PIB, para medir tragedias y objetivos nos lo están diciendo todo. Retórica aparte, no hay de su lado ninguna voluntad de asumir que el planeta se nos va y de que ello reclama un esfuerzo gigantesco de eso, de autocontención, y, al tiempo, una redistribución radical de la riqueza. Tampoco puede sorprendernos: el decrecimiento bien entendido implica, por necesidad, dejar atrás el capitalismo y sus reglas.

-Por el contrario, ¿aprovecharán las administraciones para llevar a cabo proyectos que afecten especialmente al medio ambiente? En Madrid ya hemos visto las intenciones del PP con una nueva ley del suelo o la construcción de macroparkings.

-Aunque a buen seguro se hacen valer, según los lugares, circunstancias dispares, el tono general lo que aporta, a mi entender, es una nueva huida hacia adelante. Se trata, en otras palabras, de dejar atrás la crisis del coronavirus restaurando, literalmente y en plenitud, la miseria que había antes de esa crisis. Entre nosotros, no es ésta una miopía vinculada exclusivamente con el PP: alcanza al sistema político como un todo.

-La respuesta económica a la crisis será clave. ¿Crees que pagarán los de siempre o hay alguna esperanza en que no sea así?

-Me temo que, en efecto, pagarán los de siempre. A menos, claro, que se rebelen. Pero me parece que los activos que ofrecen al respecto los sindicatos mayoritarios están lejos de ese horizonte de rebelión y muy cerca, en cambio, de otro, bien diferente, de genuflexión. Tendremos que prestar atención, aun así, al derrotero de los hechos en el terreno económico y social, no vaya a ser que se fuerce tanto el escenario que asistamos a la manifestación de sorpresas.

-¿Qué te parecen algunas de las medidas sociales del Gobierno? Hay mucho debate sobre el Ingreso Mínimo Vital o la renta básica, por ejemplo

-Habrá que aguardar para valorar en qué se concretan, cuál es su aliento final y en qué medida protegen realmente a quienes lo necesitan. A título provisional me parece llamativo que quienes llevan años defendido una «renta básica de las iguales» se muestren profundamente descontentos ante las propuestas que llegan del Gobierno y estimen que son un paso atrás que va a dificultar en el futuro, y por añadidura, el despliegue de un proyecto merecedor de apoyo.

Por lo que a mí respecta, nunca he depositado ninguna confianza en la presunta vocación social e igualitaria del Partido Socialista y creo que hay motivos sobrados para recelar del discurso constitucional y patriótico de Unidas Podemos. No deja de sorprenderme la inquina con que la «derechona» obsequia a un proyecto, el del Gobierno de estas horas, de cariz tibiamente socialdemócrata.

En cualquier caso, la trama que rodea a las instituciones, con los poderes fácticos en primer plano, tampoco ayuda. Y no acierto a entender cómo mucha gente de izquierdas no aprecia mayor problema en la defensa, xtremadamente ingenua, de un acuerdo en el que participen todas las fuerzas políticas. Ya tuvimos la oportunidad de certificar, cuarenta años atrás, las consecuencias nefastas de los Pactos de la Moncloa

-Se ha debatido también mucho sobre los términos militares, incluso las ruedas de prensa con ellos, en esta crisis: “Estamos en una guerra”. ¿Por qué crees que se ha generado este tipo de lenguaje en una crisis sanitaria?

-La explicación puede ser muy prosaica: comoquiera que el Gobierno español decidió otorgar desde el principio un lamentable protagonismo a los cuerpos de seguridad y a las fuerzas armadas –las ruedas de prensa parecía que lo eran de una junta miliar-, era acaso inevitable que se impusiese un lenguaje de esa naturaleza. Será que nuestros gobernantes piensan que las respuestas militares son las más eficientes. Si uno quiere ser, con todo, capcioso, el horizonte del ecofascismo reclama también del concurso de herramientas retóricas que identifican por doquier amenazas y guerras.

-A nivel geopolítico, la situación es bien interesante, especialmente las relaciones entre China, Estados Unidos y la Unión Europea. ¿Cómo puede afectar todo esto?

-Más allá de la certificación de que la trama geopolítica es importante, parece difícil responder. Es evidente, de cualquier manera, que cuando uno sopesa los movimientos, hacia arriba o hacia abajo, del Ibex 35, descubre que muy a menudo se vinculan con encuentros y desencuentros entre las potencias mencionadas. No sé, por lo demás, a qué hay que prestarle mayor atención, si a las colisiones que protagonizan periódicamente Estados Unidos y China o, por el contrario, a los elementos subterráneos de acuerdo, que tampoco faltan. Lo único que puedo decir, con certeza, es que no siento ninguna proximidad por ninguno de los modelos aportados por esas instancias.

-¿Cómo ves el papel que está teniendo la derecha y la ultraderecha en esta crisis? Les hemos visto en las calles pidiendo “libertad”, llamando “dictadura” a este Gobierno, etc… ¿Hay motivos para estar preocupados por su ascenso o maximizamos la relevancia de sus comportamientos? Hay quien habla ya de golpes de estado encubiertos o guerras judiciales

-Por momentos me asalta la idea de que la ultraderecha está marcando la deriva del sistema de partidos español, cada vez más escorado hacia posiciones conservadoras. Una de las consecuencias de esto es que se nos llama una y otra vez a cerrar filas alrededor del «Gobierno progresista» por cuanto –se nos dice- hay que frenar el ascenso de Vox. Las secuelas son delicadas: a menudo se nos invita a defender lo indefendible, llegado el caso se describe inopinadamente a Ciudadanos como una fuerza de «derecha civilizada» y, por qué no, se lava la cara al propio PP al subrayar que es, a diferencia de Vox, una fuerza leal a la Constitución.

Por detrás, lo que veo son los efectos dramáticos de la «transacción» de 1978 y, con ella, de la negativa a sacar adelante nada que oliese a eso que a veces se llama un «consenso antifascista». De aquellos barros, estos lodos.

-Se decía especialmente al principio de la pandemia que esta crisis nos iba a unir más con nuestros vecinos, que nos iba a hacer más solidarios… ¿Qué piensas al respecto, ya más de dos meses después del inicio?

-No lo tengo claro. Estoy obligado a subrayar, antes que nada, la presencia, muy notable, y en muchos lugares, de grupos de apoyo mutuo. Creo que es significativo que en la mayoría de los casos hayan decidido identificarse con ese término, de honda raigambre libertaria. Anuncian, cautelosamente, que están plantadas las semillas de un movimiento de base de carácter antiautoritario y autogestionario.

Pero entiendo que, en paralelo, el individualismo lacerante que han colocado en nuestras cabezas operará en un sentido genéricamente insolidario y se traducirá en el acatamiento de una nueva normalidad que se anuncia similar a la miserable anormalidad de antaño. Me parece evidente, en cualquier caso, que el sistema político como un todo, con sus diferentes opciones, recela de oficio de las respuestas que, horizontales y solidarias, surgen en la base de la sociedad. Y hará lo posible para arrinconarlas y reprimirlas.

-Hace muy pocos días se han cumplido nueve años del movimiento 15M. Visto en perspectiva, ¿ha cambiado algo desde entonces? ¿Qué podemos aprender hoy en día de lo que fue? “Yo veo más, mucho más, 15-M en las enfermeras y en las limpiadoras de los hospitales, y en los grupos de apoyo mutuo de los barrios, que en los pasillos de los ministerios”, dijiste un día en Twitter.

-Tendré que admitir que detrás de la etiqueta general ha habido varios 15M distintos. Uno de ellos, el que yo abrazo, no precisamente marginal, ha bebido siempre –en los hechos, y en algunos lugares sigue haciéndolo- de la asamblea, la autogestión y el rechazo de las instituciones. Otro ha servido, cierto que de forma nebulosa, como catapulta de operaciones electorales bien conocidas. Intuyo que los medios le han prestado una excesiva atención al segundo en detrimento del primero, algo que se traduce en esa dramática simplificación, muy cara a tantos periodistas, que sugiere que Podemos es el heredero del 15M.

Me ratifico en lo que decía en ese tuit: creo que el legado mayor del movimiento son las gentes entregadas a la solidaridad desnuda, a la solidaridad que no busca recompensas, al apoyo mutuo. Como creo que cada vez hay más compañeros y compañeras que, con razones poderosas, echan de menos algo como el 15M.

Fuente de la Información: https://www.cuartopoder.es/ideas/2020/05/31/carlos-taibo-me-temo-que-la-crisis-la-pagaran-los-de-siempre-a-menos-claro-que-se-rebelen/

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¿Cómo hacer más fácil el aprender?

Reseñas/Autorxs: Dr. C. Herman Van Velde y Msc. Jilma Pereyra

Las y los docentes, independientemente del nivel educativo en que nos desempeñamos, ¿será que realmente facilitamos el aprendizaje? Al escuchar algunas expresiones de estudiantes… permítame expresar nuestras dudas al respecto. Las y los docentes, independientemente de nuestras mejores intenciones, no siempre ‘nos acoplamos’ al proceso de aprendizaje que pretendemos fomentar. Es el objetivo de este curso aportar insumos para la reflexión crítica, desde un enfoque de la psicología del aprendizaje y su facilitación en la práctica educativa. Como consecuencia, el objetivo de este trabajo reflexivo corresponde a: “Visualizar las características de un aprendizaje de calidad, cómo se construye y cómo lo podemos facilitar y valorar….”

Descargar aquí: http://abacoenred.com/wp-content/uploads/2015/10/Como-hacer-mas-facil-el-aprender-ABACOenRed-Herman-VdV-2012-pdf.pdf

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Libro(PDF): «El mundo al revés: imágenes de la Mujer Indígena»

Reseña: CLACSO

¿Qué tienen que decir sobre la mujer indígena en el Perú las feministas y los operadores de proyectos rurales de desarrollo? Este libro pretende hilvanar una curiosidad y una preocupación. Por la primera, se indagan las causas de las omisiones de las feministas de la década de 1970 respecto a las mujeres de zonas rurales andinas; por la segunda, las resistencias de los funcionarios de Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo para aceptar que las campesinas andinas están discriminadas, en su familia y comunidad. En estos dos casos estamos frente a representaciones sociales diametralmente opuestas sobre un mismo sujeto, las indígenas, y también ante un mismo temor, la contaminación. Ese es el puente entre ambos discursos, el miedo a reconocernos en los indios o el pavor a la invasión del «Occidente».

Autor (a):  Maruja Barrig. [Autora]

Editorial/Editor: CLACSO.

Año de publicación: 2001

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 950-9231-67-3

Descarga: El mundo al revés: imágenes de la Mujer Indígena

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=259&pageNum_rs_libros=124&totalRows_rs_libros=1396&orden=

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