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¡Falta entrenamiento en el aula!

18 de julio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafael Orduz

Una cosa es enseñar física, otra es enseñar a cómo aprender física. Esto, finalmente, determina la calidad de la educación: aprender a aprender.

Una cosa es enseñar física, otra es enseñar a cómo aprender física. Es lo que, según la revista británica The Economist*, dice Charles Chew, un docente líder en Singapur y lo que, finalmente, determina la calidad de la educación: aprender a aprender.

Los maestros deben incitar, motivar,  generar altas expectativas, liderar a sus estudiantes. Análisis de decenas de miles de experiencias de enseñanza en los salones de clase han conducido a la conclusión de que los maestros deben ser orientados en la forma en que ofrecen sus clases mediante formación en escuelas de entrenamiento alrededor de las mejores prácticas en el aula.

Desde luego que los ejercicios de evaluación docente son importantes. Sin embargo, ¿cómo remplazar a aquellos que, por bajo rendimiento, son alejados del sistema educativo? ¿Cómo convertirlos en buenos maestros?

Los currículos de las facultades de educación están llenos de teoría; falta, justamente, la práctica del aula, deficitaria en los programas universitarios. Y, dentro de ella, un aspecto determinante se refiere al manejo del tiempo. Buenos profesores consiguen que sus estudiantes consigan en menor tiempo cumplir con sus propósitos pedagógicos en un clima de alta expectativa de aprendizaje.

La eficiencia, sin embargo no se refiere sólo a la planeación de la clase desde el punto de vista del contenido y el tiempo; se relaciona, también, con prácticas de relacionamiento entre el maestro y sus alumnos. Aunque suene simple,  por ejemplo, existe la práctica del “umbral”: el docente, antes de comenzar la clase, saluda en la puerta de entrada al salón a cada uno de los alumnos.

Los déficits de los estudiantes en materia pedagógica suelen ser cubiertos mediante clases y acompañamiento extras que sólo las familias pudientes pueden sufragar. De ahí que sea tan importante la formación en el aula de maestros que, eventualmente, pueden vincularse a  escuelas a las que asiste población escolar de bajos ingresos: la calidad está en el aula.

The Economist hace referencia a la obra “Enseñe como un campeón”, de Doug Lemon**, en la que se reúnen, a juicio del autor (que investigó acerca de las mejores prácticas en aula) las 62 mejores técnicas aplicables en el aula. Lemon las clasifica en varios campos:

1. La recolección de datos acerca del grado de avance de los estudiantes;

2. La cultura de aprovechamiento del error;

3. Cómo se generan altas expectativas en los estudiantes;

4. Planeación de clase orientada al éxito;

5. Estructura de las clases;

6. Ritmo del tiempo lectivo;

7. La forma de preguntar a los estudiantes;

8. La manera de generar discusión;

9. Principios de cultura en clase;

10. Expectativas de comportamiento en clase;

11. Construcción de carácter y confianza.

*The Economist, Teaching the Teachers (Enseñando a los maestros), Junio 11 de 2016.

** Teach like a Champion 2.0, Doug Lemon, 2015.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/articulos-informativos/falta-entrenamiento-en-el-aula

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Excelencia educativa y carreras técnicas

12 de julio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafel Orduz

Aspecto crucial de las aspiraciones de muchos padres de familia en Colombia se relaciona con graduar a sus hijos de “doctores”. 

Aspecto crucial de las aspiraciones de muchos padres de familia en Colombia se relaciona con graduar a sus hijos de “doctores”. Para ello, en un contexto heterogéneo de ofertas de calidad, acuden a centros de educación superior costosos que, al cabo de los años, otorgan grados que no necesariamente contribuyen al desempeño exitoso profesional. Pérdida de tiempo irrecuperable y de dinero son dos de las consecuencias lamentables.

Como se sabe, la educación superior es un término que incluye las carreras técnicas, las tecnológicas y las profesionales universitarias. El imaginario  de la sociedad asociado con las premisas del ascenso social y económico supone que las dos primeras categorías, las opciones técnica y tecnológica, pertenecen a una categoría inferior.

De lo anterior han surgido, desde hace lustros, expresiones como “El Sena, la universidad de los pobres”, que, en realidad, denigran de la educación superior, de las universidades y, por supuesto, de la población más desfavorecida en Colombia.

La realidad es diferente: en las modernas sociedades del conocimiento, es decir, aquellas en las que la educación de alta calidad representa la condición indispensable para el mejoramiento del bienestar y la mejor productividad de una sociedad, la excelencia de sus sistemas educativos debe ser holística.

La recuperación de economías como la alemana y la japonesa, después del devastamiento ocasionado por la segunda guerra mundial, guarda relación estrecha con la disciplina y la fomación de millones de ciudadanos alrededor de las carreras técnicas y tecnológicas. Por supuesto, en épocas de paz, son motor imprescindible del desarrollo económico. De ahí que el grado de madurez social en naciones de alto ingreso per cápita se asocie a la alta valoración social y económica que se reconoce a los técnicos. Es, además, una de las razones implícitas de los flujos migratorios internacionales motivados por razones económicas.

Colombia, razonablemente, ha puesto interés en el mejoramiento de oportunidades de acceso a la educación profesional universitaria. Programas como “Ser pilo paga”, son buen ejemplo. Sin embargo, debe extenderse la busca de la calidad y las oportunidades a los tramos de la formación técnica y tecnológica.

El “chip” de considerar que la formación técnica y tecnológica representa una escala para una eventual graduación posterior de “doctor” debe ser sustituído por la certeza de le excelencia y las oportunidades de especialización en los ámbitos técnicos. Ello es válido tanto para una carrera técnica en el campo de las telecomunicaciones como en el ámbito de la cocina. Innovación y creatividad técnica y tecnológica son requisito a la hora de querer pertenecer al club de las economías avanzadas, la OECD.

De forma similar a como son medidas las universidades, la sociedad debe contar con un “barómetro” que le permita estudiantes y padres de familia contar con criterios válidos acerca de dónde y qué carreras técnicas y tecnológicas elegir.

En conclusión, la excelencia en la calidad de la educación debe incluir, obligatoriamente, poner la mira en las carreras técnicas y tecnológicas. Debe ser un orgullo para quien se gradúe, ser un técnico de primera calidad.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/excelencia-educativa-y-carreras-tecnicas

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Tecnologías digitales y educación ≠ aparatos

05 de julio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafael Orduz

Son las relaciones entre seres humanos las que se transforman con el buen uso de las tecnologías.

El uso de las tecnologías digitales permite transformar las relaciones entre individuos y comunidades en forma positiva, particularmente cuando se aplican en el campo de la educación.

Gran confusión se genera cuando se difunde la idea de que las tecnologías de la información equivalen a la disponibilidad de aparatos y dispositivos, incluyendo los teléfonos inteligentes, computadores, las tabletas o las consolas de juego, entre otros.

Aplicado a la educación, el “síndrome de los aparatos” se podría traducir de la siguiente manera: bastaría una estrategia de distribución de tabletas y computadores en establecimientos educativos, así como un nivel mínimo de conectividad a internet, eventualmente contar con tableros electrónicos y otros dispositivos y, con ello, se lograría que la educación penetrara, de forma exitosa,  en la era digital.

Tal enfoque, implícito en los mensajes que, con frecuencia, emiten instituciones gubernamentales, conduce a una comprensión equívoca de lo que la apropiación del uso de tecnologías digitales puede representar para un país. Con frecuencia se publicita el reparto, de parte de algún alto funcionario público, de tabletas electrónicas a estudiantes en algún departamento alejado del centro del país. Se da por sentado que los estudiantes han ingresado, por tal vía, a la era digital.

Las tecnologías digitales son herramientas que pueden ser utilizadas en múltiples contextos y con diversos propósitos. En la educación pueden jugar un rol disruptivo en la medida en que se comprenda que los modelos pedagógicos y, en general, las formas de aprendizaje cambian porque cambian las relaciones entre los actores de los procesos educativos. Así, la relación con la tecnología no es equivalente a la de las personas con respecto a los dispositivos; es la relación entre las personas y comunidades entre sí la que puede cambiar mediante el uso de las tecnologías.

Varios elementos de tipo “blando” (“soft”) juegan un papel determinante en el cambio de los modelos pedagógicos, más poderosos que la disponibilidad de los dispositivos en sí mismos.

En primer lugar, el trabajo en colaboración. La tecnología facilita que los procesos de aprendizaje  puedan realizarse a partir de escenarios de cooperación entre estudiantes.  El trabajo colaborativo, en la medida en que es sinónimo de mayor participación,  guarda estrecha relación con el despliegue de la capacidad de creatividad de los estudiantes.

Segundo, la distancia deja de jugar el papel disociador de antaño. Internet, particularmente el móvil, permite comunicarse cómo, dónde y cuándo se desee. De esta forma, la colaboración puede realizarse entre estudiantes que se encuentren apartados entre sí por grandes distancias. Por otra parte, esta característica de ubicuidad otorga una ventaja crucial desde el punto de vista de la investigación de parte de quienes estudian: la posibilidad de acceder a fuentes de información (bancos de datos, bibliotecas, buscadores) de cualquier parte del mundo.

Tercero, el rol del docente cambia: de ser el impartidor de la verdad, el maestro se convierte en facilitador de procesos, de orientación y análisis. Del mundo tradicional del mentor, de un lado, y los estudiantes, de otro, se pasa a un contexto de micro-mentores (los estudiantes) en los que el maestro cumple la función de articulador y orientador.

Como con todas las herramientas que el desarrollo tecnológico dispensa, puede haber usos inadecuados. Ello aplica a la relación entre la educación y la tecnología. Así, por ejemplo, en la impresionante oferta de cursos móviles disponible en internet, se encuentra abundante material de mala calidad, sin que haya instancias que informen a los eventuales usuarios acerca de la misma.

En conclusión: Sin duda, disponer de una adecuada conectividad a internet en escuelas y colegios, así como de dispositivos electrónicos, es una condición necesaria para que los procesos educativos puedan modernizarse mediante las tecnologías digitales. No obstante, es necesaria una ambiciosa campaña pedagógica que permita a docentes y estudiantes, comprender que el valor del uso de dichas tecnologías radica en las inmensas posibilidades de trabajo en colaboración, ubicuo y creativo.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/tecnologias-digitales-y-educacion-aparatos

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La competencia más importante: ciudadanos locales y globales

14 de junio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafael Orduz

La calidad de la educación se relaciona, de manera íntima, con nuestra capacidad de formar individuos y grupos respetuosos de la diferencia. 

Se habla, con frecuencia, de las competencias del siglo XXI. Están asociadas a las formas de pensar, de trabajar, de comunicarnos, a la fluidez digital (entendida como la habilidad en el manejo de herramientas propias de las actuales tecnologías de la información y las comunicaciones). Sin embargo, quizás el ámbito más importante de tales competencias es el que se relaciona con nuestra vida en comunidad, particularmente nuestra capacidad de convertirnos en ciudadanos practicantes de derechos y deberes, tanto en la geografía que nos define como colombianos, como en el contexto del mundo global contemporáneo.

Las distintas categorías que reúnen las llamadas competencias del siglo XXI se relacionan estrechamente entre sí. Así, la innovación y la creatividad, el pensamiento crítico, la capacidad de tomar decisiones,  de aprender a aprender, son competencias que se enmarcan dentro de las maneras de pensar. Guardan íntima relación con el ejercicio de ciudadanía en el mundo global actual, valga decir, con las modernas sociedades del conocimiento.

Ser ciudadano en la actualidad tiene múltiples significados. Entre ellos, el de la sincera práctica del respeto por la diferencia. En una sociedad como la colombiana, caracterizada como pluri-étnica y multi-cultural, son profundos los retos que todos tenemos de cara al respeto por la diferencia. Añádase el respeto a la diversidad religiosa, las preferencias de orientación sexual y, desde luego, a las enmarcadas en la práctica política.

Otra dimensión de las competencias de ciudadanía se refiere a la educación para formar ciudadanos locales y globales.  No se trata de lo uno o lo otro. Ser ciudadanos locales, sin que nos conciernan las preocupaciones básicas del mundo contemporáneo), resulta incompleto; de la misma forma, pensarse como ciudadano global, sin que lo que ocurra en el contexto global sea de nuestra incumbencia, resulta también insuficiente. El cuidado del medio ambiente, por ejemplo, cuenta con una agenda que reúne intereses globales y locales.  El conocimiento es, por naturaleza, global, lo mismo que la ciencia y la tecnología.

En un país como Colombia, desarrollado de puertas adentro, los actores del sistema educativo tienen un reto de primera magnitud: desarrollar en niños y jóvenes la competencia de pensar y actuar como ciudadanos locales y globales. Es una tarea compleja; sin embargo, mediante el desarrollo de las demás competencias del siglo XXI (trabajo colaborativo, comunicación, por ejemplo), Colombia podrá tener jóvenes que puedan asomarse al mundo aun cuando vivan en la cordillera, los Llanos orientales, en valles y altiplanicies, aprender de él y darle nuevos significados a su terruño propio.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/la-competencia-mas-importante-ciudadanos-locales-y-globales

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Poderosos maestros y rectores

07 de junio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafael Orduz

El momento más emocionante ocurrió cuando los maestros fueron surgiendo, lentamente en el escenario, alineados como una verdadera selección Colombia de la educación.

Los docentes colombianos son merecedores del reconocimiento de la sociedad. Por su trabajo y dedicación, muchas veces en condiciones adversas por la deficiente infraestructura, el clima de violencia, el desplazamiento y la pobreza. El Premio Compartir es un proceso que identifica propuestas pedagógicas de excelente calidad, nacidas en las aulas y colegios de todo el país, en campos y ciudades.

El momento más emocionante de la ceremonia en el teatro Colsubsidio de Bogotá  el pasado jueves 25 de mayo ocurrió cuando maestros y rectores nominados al Premio Compartir fueron surgiendo, lentamente, como si levitaran, del fondo del foso de la orquesta hasta al nivel del escenario, alineados como una verdadera selección Colombia de la educación. Provenientes de lugares tan diferentes entre sí como Turbaco (Bolívar), Garagoa (Boyacá), Flandes (Tolima), Cuaical (Nariño), Montelíbano (Córdoba), Vijes y Cartago (Valle), Montería, Medellín, Bogotá, Ibagué, Yopal, Manizales, tienen algo en común: pasión por la docencia y resultados a la vista de sus prácticas de aula y de gestión escolar. Larga ovación de pie. Fueron nominados después de un largo proceso en el que se evaluaron más de mil propuestas en todos los ámbitos académicos de la educación básica y media. Luego del primer filtro, se realizaron decenas de visitas a las instituciones educativas en todo el país, en las que se entrevistaron estudiantes, colegas y padres de familia, que condujeron a su nominación y posterior sometimiento a un riguroso jurado de expertos independientes. Por primera vez en la historia del premio, que cumple 19 años, los nominados son docentes y rectores públicos.

Tuve la oportunidad de apreciar las presentaciones ante el jurado. En un formato tipo TED, cada uno explicó, en menos de diez minutos, su propuesta. Luego, los jurados, documentados previamente, hacían preguntas. Los escritos y la presentación oral de los candidatos fueron preparados cuidadosamente, durante meses.  Tuvieron que escribir, varias veces, su guión, exponerlo, corregirlo, hasta convertirlo en una pieza clara y sencilla de cara al jurado.

Finalmente, los elegidos, por sus excelentes proyectos, fueron el docente Luis Miguel Bermúdez (Suba, ética) y el rector Francis Otero Gil (Manizales). Sin embargo, la calidad fue tal, que cualquiera de los finalistas hubiera podido ganar.

Me conmovieron varios tramos de las presentaciones.  Por ejemplo, cuando la profe de Ibagué, Yolanda Álvarez, ilustró su propuesta Tejiendo sueños en Castilla, en la que los estudiantes, humildes y algunos de familias desplazadas, con baja autoestima, violencia en la casa, bajo rendimiento escolar, se le midieron a leer textos de la literatura universal, a reflexionar sobre sí mismos y escribir sus autobiografías. O la del docente de ciencias naturales, de Sincelejo,  trazando estrategias para que sus alumnos de 10º y 11 comprendan, con fascinación, los fenómenos naturales.

O la del profe Salomón, Bosa, uniendo música y pensamiento crítico en ciencias sociales. O el maestro de Suba que consiguió la integración curricular, en el área de ética, de la ciudadanía sexual y el enfoque diferencial y de géneros. La joven docente de Cartago, que consiguió mejorar, con rapidez, el nivel de inglés de sus alumnos con el buen uso de las tecnologías digitales, en un país en el que el aprendizaje de lenguas extranjeras va de la mano del nivel de ingreso. Para leer los textos, breves y bien escritos, recomiendo ir a este sitio. (En youtube basta con apuntar “premio compartir” y navegar un poco para apreciar las propuestas).

¡Y los rectores! En Colombia hay poco espacio para que ellos piensen en pedagogía; su tiempo transcurre haciendo vueltas para que se les asigne el profesor de inglés que no tienen, y adelantar miles de trámites kafkianos en las secretarías muncipales o departamentales de educación, incluyendo las tutelas,  para conseguir que los planteles operen en condiciones dignas. Los finalistas del premio, sin temor, le juegan a que sus colegios sean evaluados y a tomar las medidas para mejorar la calidad de la educación. Todos exhiben, con orgullo, los datos del progreso, incluyendo su articulación con los padres de familia y la comunidad.  Uno de ellos, riñéndole al imán del narcotráfico, evitando que los chicos grandes se conviertan en raspachines y consigan entrar a la educación superior, fortaleciendo las raíces culturales andinas.

Hace rato, maestros y rectores andan metidos en la problemática de construir valores de paz, sea en San Juan de Nepomuceno o Popayán. Fácilmente pueden tener, entre sus alumnos, hijos de víctimas y victimarios, desplazados. Comprende uno, por ejemplo, por qué propuestas de danza y teatro pueden servir para que unos y otros dialoguen y se acerquen.

Si las inequidades dentro de las ciudades saltan a la vista, queda claro, de nuevo, que la brecha en contra de las instituciones educativas del campo es brutal. Grupos violentos, de nuevo cuño, están a cargo  de conservar la medalla de oro mundial en la producción de estupefacientes reclutando menores del campo y agentes del microtráfico en las ciudades. De ahí el mérito de educadores y rectores que con las uñas contribuyen a construir ciudadanos democráticos, respetuosos y productivos.

Vivimos comparando los resultados de pruebas como Pisa y solemos traer a colación a Finlandia y Singapur.  No es mala idea. Lo que poco se hace es comparar las correspondientes infraestructuras. Y, menos aún, realizar las inversiones requeridas.  La conectividad rural a internet, sólo para dar un ejemplo, es un desastre en Colombia. Se distribuyeron decenas de miles de tabletas en instituciones educativas carentes de conectividad.

Publicación original de Las 2 Orillas, republicada por autorización del autor.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/poderosos-maestros-y-rectores

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Evaluación de docentes vs. resultados de los estudiantes

31 de mayo de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafael Orduz

Si la calidad del trabajo docente se traduce, finalmente, en los resultados de los estudiantes en los distintos tipos de pruebas, ¿qué tanta responsabilidad recae sobre los maestros? ¿Qué criterios aplicar para establecer qué tan “bueno” es un docente en sus clases? 

Si la calidad del trabajo docente se traduce, finalmente, en los resultados de los estudiantes en los distintos tipos de pruebas, ¿qué tanta responsabilidad recae sobre los maestros? ¿Qué criterios aplicar para establecer qué tan “bueno” es un docente en sus clases? 

En distintas partes del planeta hace carrera el tema de la evaluación del desempeño en función de los resultados que los estudiantes obtengan en pruebas estandarizadas de los órdenes nacional o internacional (tipo PISA) y, por supuesto, en las adelantadas por las propias instituciones educativas.

El razonamiento, de forma simple, se puede expresar de la siguiente maneta: “Se  será buen profesor si los resultados de los alumnos son buenos”. Generalizando, el sistema educativo del país respectivo se suele asociar a un determinado grado de calidad dependiendo de los promedios estadísticos de las diferentes pruebas estandarizadas (del tipo TIMSS o PISA, o en el nivel nacional, Saber).

Aunque el postulado en sí mismo parece consistente, existe el peligro de extraer conclusiones precipitadas en materia de juicio a los profesores sin considerar otros factores que no dependen directamente de ellos.

Diferentes analistas cuestionan la forma unilateral en la que pueden enmarcarse los criterios de evaluación de los docentes. Distintas proposiciones son  debatidas en la actualidad en favor  de un argumento sencillo: la calidad de la educación, particularmente los resultados de las pruebas realizadas por estudiantes, está determinada por múltiples factores, no todos en manos de los docentes.

Algunos de ellos son los siguientes:

  1. La mejor manera a través de la cual una sociedad muestra que la profesión docente ocupa un lugar destacado se relaciona con la alta exigencia de ingreso de estudiantes a las carreras docentes. Adelantar estudios superiores para convertirse en profesor debe ser un derrotero deseable y  factible de lograr para los mejores estudiantes.
  2. Una política de formación de docentes puede dar resultados medibles en términos de una generación. Consistencia, aliento de largo plazo, continuidad en las políticas públicas, compromiso de los actores, son condiciones imprescindibles para el éxito  de una política de mejoramiento de la calidad educativa.
  3. Los docentes se enfrentan, con frecuencia, a una disyuntiva: trabajar concentrándose en  los resultados de los estudiantes en las pruebas o ser mal calificados. Ello puede conducir a prácticas distorsionadas de parte de los maestros.  En lugar de una relación holística entre profesores y estudiantes, dinámica, de largo plazo, se puede caer en el síndrome de auto-preservación de parte del docente en busca de los resultados.1
  4. Sin duda, las condiciones de entorno relacionadas con la dotación de materiales, el ancho de banda de internet, el número de estudiantes por maestro, la buena dirección rectoral, son aspectos cruciales que se salen de las manos de lo maestros.

En vísperas de la aprobación del Plan de Desarrollo en Colombia para el período 2015-2018, vale la pena reflexionar sobre los aspectos mencionados. La calidad de la educación es un complejo entramado que incluye factores que no pueden reducirse a la simple evaluación de desempeño a partir de resultados en pruebas.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/evaluacion-de-docentes-vs-resultados-de-los-estudiantes

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La cuarta revolución industrial y la educación

17 de mayo de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafael Orduz

Las formas en que la sociedad produce, distribuye y consume bienes y servicios están cambiando en forma vertiginosa. La manera en que se educan niños y jóvenes debe ajustarse a los cambios.

Se habla hoy de la cuarta revolución industrial que se está desenvolviendo a pasos agigantados, sin que aún sepamos del todo acerca de la dimensión de las rupturas con modelos tradicionales en los más diversos campos, incluyendo los de negocios y, por supuesto, los pedagógicos.

La primera revolución industrial tuvo una de sus bases en el uso del agua y el vapor para mover las máquinas que iniciaron la producción fabril moderna. La ruptura con los métodos artesanales por la vía de la producción a escala, la revolución en el transporte (ferrocarriles) y la fabricación de maquinaria y equipo, fueron algunas de las características de aquella. El hierro y, más tarde, el acero, se convierten en insumos fundamentales de la infraestructura productiva y de los bienes de capital.

La segunda se refiere al uso de la energía eléctrica para la producción en masa. Es una revolución que se asocia también al desarrollo de la industria química y al motor de combustión interna. (Lea: El uso del Learning Analytics para la mejora de la calidad de los ambientes de aprendizaje)

La llamada tercera revolución industrial se refiere al período que incorpora la electrónica y las tecnologías de la información y las comunicaciones en los ciclos de producción, distribución y consumo. La automatización en la producción es un rasgo típico de tal etapa.

Finalmente, la cuarta revolución, basada en la tercera, es la de la era digital, la conectividad móvil, las redes sociales, el “big data”, de la que apenas la humanidad está comenzando a percibir los profundos cambios que acarreará. (Lea: El museo como aparato en la Era del Big Data 1)

Una característica, según el Foro Económico Mundial consiste en que los límites entre los ámbitos físico, digital y biológico se diluyen gradualmente. Aunque está basada en la tercera revolución, la cuarta se caracteriza por la velocidad exponencial de los hitos de innovación, el amplio espectro en el que ocurren y el impacto que generan en múltiples sistemas, incluyendo los productivos, administrativos, de gobierno y educativos.

En un mundo en el que el número de conexiones móviles es ya superior a la población mundial (lo que no implica que todos los habitantes del planeta estén ya conectados entre sí), con capacidades inimaginadas de almacenamiento virtual y desarrollos inverosímiles hace dos décadas, que apuntan al acceso de la información y el conocimiento para miles de millones de personas sin importar dónde, cómo y cuándo lo hagan, los retos (y las oportunidades) relacionados con la forma en que nos educamos, son formidables. Robótica, inteligencia artificial, nanotecnología, biotecnología, producción 3D, ciencia de los materiales y la fusión, campos que, en mayor o menor grado se fusionan entre sí, marcarán rutas determinantes del conocimiento en las próximas d,a formacnamas en la red) ompetencia de procurar el acceso al conocimiento por sus medios.trasciende le espcaio de la educaciécadas.

Aunque el tema es de alta complejidad, hay hechos claros:

  • En un contexto en el que “Google lo sabe todo” lo relevante en la producción de bienes y servicios no será el conocimiento de los individuos sino lo que las personas pueden hacer con él.
  • Iniciativa, trabajo en equipo, liderazgo, son cualidades indispensables que niños y jóvenes deben adquirir en los procesos educativos, al lado de las llamadas “competencias del siglo XXI”. (Lea: ¿Qué son las competencias del Siglo XXI?)
  • La capacidad de auto-aprendizaje, de renovar en forma permanente las competencias propias, trasciende le espacio de la educación formal. De nada servirá la acumulación de títulos en el sistema formal de educación si los profesionales y técnicos no cuentan con la competencia de procurar el acceso al conocimiento (disponible en múltiples formas en la red) por sus propios medios.

La formación ciudadana es un requisito sine qua non en las economías contemporáneas: ciudadaos responsables (incluida la dimensión del medio ambiente) y concientes de sus deberes y derechos, solidarios, críticos de la calidad de los bienes y servicios en los mercados, por una parte, y de la transparencia en la gestión pública, por otra, son algunos de los aspectos relevantes de la nueva cultura ciudadana en la era digital en la que la humanidad incursiona.

Referencias

*World Economic Forum, The Fourth Industrial Revolution: what it means, how to respond, World Economic Forum, 2016

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-cuarta-revolucion-industrial-y-la-educacion

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