07 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/
Por: Sara Arranz Ramiro
Cuando hablo de innovación educativa, no solo me refiero al uso de tecnología en la escuela. Estoy hablando de un nuevo uso de espacios, tiempos y recursos. Un recurso valioso y necesario son las familias. Un buen comienzo tiene siempre un buen final. Cada vez que un nuevo curso escolar comienza, estoy deseosa de conocer a cada una de las familias de mis estudiantes.
Agradezco mucho la información que comparten conmigo en nuestro primer encuentro. Este diálogo de inicio es clave para que tengamos un año escolar exitoso. Me emociona saber que tengo la oportunidad de visitar a cada una de mis familias en su propio hogar, haciendo la comunicación mas fácil y agradable. Sé que muchos maestros se preguntarán porqué y/o para qué necesitamos ese primer contacto. ¿Sobre qué vamos a hablar si no nos conocemos aún?
Quiero señalar que necesitamos hacer de esas familias “nuestra propia gran familia”. Debemos hacerles saber cuánto vamos a querer a sus hijos y que les deseamos el mayor de los éxitos. Debemos ofrecerles nuestra ayuda y apoyo de forma incondicional. Durante el tiempo que sus hijos estén en nuestra aula, compartimos un trabajo: educarlos.
Aun así, es importante hacerles saber cuáles son sus responsabilidades. Permíteme que comparta unas técnicas que uso y me han convertido en una educadora más efectiva:
- Comparte con las familias tu información personal: email y teléfono, con un horario claro. Aunque recomiendo flexibilidad al comienzo de curso.
- Explícales claramente las expectativas para este curso escolar: gestión de la clase (comportamiento, permisos, consecuencias), el horario, materiales y recursos que usarán, tareas, etc.
- Todas esas expectativas deben ser visibles en el aula. Recomiendo que designes una pizarra o tablón para esta información, además de otros tablones donde se pueda visualizar el trabajo que realiza el alumnado y así los padres puedan ser partícipes del aprendizaje.
- Pide a los padres que se comprometan, haz uso de un contrato que refleje que cooperarán contigo.
- Explica el currículo o metodología que usas en tus clases (espacios, materiales, tiempos, recursos, etc.).
- Envía “tarea” semanal. No necesita ser nada extenso o meramente académico, pero si algo que ayude a las familias a saber que esté ocurriendo en el aula. A mí me gusta llamarlo “Aprendizaje compartido con el hogar”. Ofrece a las familias la posibilidad de hacer uso de tus materiales, comparte, sugiere y proponles ideas.
- Haz cartas mensuales en forma de “noticiero”. Las familias deben estar informadas de todo lo académico y no académico; por ejemplo, actividades extra que vayamos a realizar: visitas, excursiones, fechas importantes… Siempre añade tu información de contacto como recordatorio.
- Reserva un minuto para llamar a cada familia, enviar un email o un mensaje de texto compartiendo alguna buena noticia con ellos, como un éxito de su hijo o hija esa semana.
- Envía fotos o vídeos que muestren cómo trabajan, exploran, investigan, debaten, comparten o socializan sus hijos.
- Invita a tus familias a formar parte de lo que está pasando en el aula: que sean entrevistados, que compartan alguna destreza, lean a los estudiantes o donen su tiempo para ayudar en clase. A los estudiantes les encanta ver a sus padres involucrados. Esto les manda un mensaje de “mi familia se preocupa por mí y mi aprendizaje”.
- Si surge algún conflicto de cualquier tipo, encuentra un momento para sentarte con esa familia y resolverlo cuanto antes. Recuerda y repíteles que “estamos en el mismo barco” remando hacia una misma isla: educar a sus hijos.
- Comparte la alegría que da tener esta relación conjunta con sus hijos y encuentra un momento para sonreír o reír con ellos.
Finalmente, quiero compartir un mini proyecto como parte de mi “plan de innovación”. Este año dediqué la primera semana de escuela, fuera del horario de las clases, a realizar un taller “Escuela para mis padres”. En estos talleres/encuentros compartíamos información valiosa sobre expectativas y procedimientos, como trabajar juntos y pedir ayuda o asesoramiento, o como encontrar recursos y materiales y compartir ideas y opiniones.
Sin duda, estas horas “extras” que reservé al comienzo de esta gran historia me han ayudado a ser una educadora más efectiva, práctica, válida y reconocida por mis familias. Ellas se sienten seguras e informadas, escuchadas y asesoradas, pero sobre todo felices de conocer a fondo la persona que lidera la clase donde sus hijos pasan la mayor parte del día.
Fuente artículo: http://blog.tiching.com/12-ideas-para-tener-una-relacion-de-calidad-con-las-familias/