Creatividad: docentes que desafían el formato tradicional

Por: Teresa Zolezzi

Logran despertar el interés de los alumnos con ideas innovadoras que le dan sentido a su paso por las aulas.

Desafían el enfoque tradicional de enseñanza y, con eso, sorprenden a sus alumnos.

Son maestros que deciden no encarar sus clases en «piloto automático» y muestran que existen otras formas de aprender, más entretenidas y originales. Así combaten el aburrimiento y la apatía y dan respuesta a las necesidades y demandas de los jóvenes de hoy.

Para lograrlo, impulsan proyectos donde la innovación es protagonista y el conocimiento se pone en acción. Chicos que aprenden haciendo, a la vez que desarrollan la creatividad, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la empatía, el liderazgo y la resolución de problemas.

En Bariloche, Mariano Campi propone a sus alumnos que recorran los barrios humildes cercanos a la escuela para mejorar la construcción de aquellas viviendas precarias habitadas por familias que, en el invierno, deben enfrentar temperaturas bajo cero. En José C. Paz, provincia de Buenos Aires, Alberto López Camelo invita a los estudiantes a producir documentales vinculados a la realidad más próxima a los jóvenes, por ejemplo: la discriminación, la violencia de género, el abandono escolar.

Y Ariel Cordisco, en el barrio porteño de Barracas, creó un taller de subtitulado donde les enseña a sus alumnos a traducir y a subtitular material audiovisual del inglés o francés al castellano, combinando la práctica del idioma con el uso de las nuevas tecnologías.

El éxito de estas propuestas consiste en lograr que los alumnos trabajen para alcanzar un objetivo concreto donde plasmar los saberes. Además las iniciativas se relacionan con intereses de los jóvenes como el uso de las nuevas tecnologías y son habitualmente actividades solidarias.

«Hoy los docentes notamos la falta de atención que existe en los estudiantes, hay muchos elementos disruptivos. Por eso, este tipo de proyectos, que rompe los esquemas del formato áulico tradicional y es menos encorsetado, hace que los chicos se motiven. Es la expectativa ante lo inesperado. Cuando los jóvenes perciben que uno tiene algo para darles y busca formas innovadoras de enseñar, ellos lo agradecen y enseguida se predisponen a aprender», dice Cordisco, de la Escuela de Comercio Joaquín V. González.

Por su parte, López Camelo de la escuela de José C. Paz, opina que es fundamental que los docentes se esfuercen por «pensar otras formas de atraer a los chicos al conocimiento». En su caso, «dejar de lado el método del profesor dando clases, para generar la búsqueda del conocimiento por parte de los mismos chicos, con herramientas afines a ellos».

Soluciones a medida

Tanto Cordisco como López Camelo y Campi forman parte de las tres escuelas ganadoras de la 10° edición del Premio Comunidad a la Educación que este año contó con la participación de 255 instituciones educativas de distintas partes del país. El premio, que es organizado por Fundación LA NACION junto con el Banco Galicia y la Fundación Osde, tiene como objetivo reconocer a equipos docentes que desarrollan proyectos creativos para mejorar la calidad educativa.

En este sentido, el foco del concurso, que cuenta con el apoyo de Latam Argentina, Cimientos, Educar 2050, Telefé y la Universidad de San Andrés, consiste en apoyar las iniciativas de escuelas en situación de vulnerabilidad socioeconómica, que buscan mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje y a su vez impactan de forma positiva en la comunidad local.

Inés Aguerrondo, miembro del jurado encargado de elegir a los ganadores y licenciada en Sociología con estudios de posgrado en planificación educativa y en política social, sostiene: «Hoy ya no se trata de «aplicar métodos», sino de que cada maestro pueda encontrar su propia solución. Esto quiere decir que, al igual que cualquier profesional, a lo largo de su formación, el docente aprende encuadres básicos y teorías, pero cuando se encuentra con un caso concreto que tiene que resolver [el médico con el enfermo, el abogado con el caso que está litigando], cada uno echa mano a sus conocimientos adquiridos en su formación y toma decisiones propias ajustadas a ese problema. O sea, innova, hace algo que otros no han hecho».

Asimismo, la especialista destaca la importancia de que los alumnos pongan en práctica los conocimientos, un ingrediente clave de los proyectos ganadores de este premio, ya que esto marca la diferencia entre el «aprendizaje débil» (el que ocurre normalmente) y el «aprendizaje profundo» (el que se da cuando uno hace). «Los chicos asienten con la cabeza y hasta repiten como loros, pero no aprenden. El conocimiento sólo se instala si se usa para algo», concluye Aguerrondo.

Además de los tres proyectos ganadores, también se otorgaron menciones especiales a: «El cooperativismo como herramienta educativa» del IPEA Nº 239 Héctor M. C. Reynal en Córdoba; «Fabricación de cartelería en sistema braille para personas con discapacidad visual» del Centro de Educación Técnica N° 18 en Río Negro; «Hermanados por el chaguar» del Instituto Agrotécnico San José Obrero, en Darregueira (Buenos Aires), y «Misión basura cero» de la Escuela Liceo Nº 10 en capital federal.

Bariloche: mejoran las casas de sus vecinos

«El invierno es muy crudo en esta zona del alto de Bariloche donde las construcciones de las casas son precarias y de muy mala calidad», revela Mariano Campi, profesor de la escuela rionegrina Nehuén Peumán, mientras se pone un casco amarillo y reparte palas, carretillas y guantes a sus alumnos vestidos con mamelucos azules. «Para las familias que viven en este barrio cercano a la escuela, los meses de frío son durísimos. Muchas veces, con tal de sentir calor, la gente termina quemando plástico, basura y hasta muebles», dice para explicar cómo nació el proyecto de esta institución educativa donde los egresados se reciben con el título de maestro mayor de obra.

Campi propuso a sus estudiantes de 4°, 5° y 6° año involucrarse en una movida que los cautivó: mejorar las casas de sus vecinos, comenzando por el hogar de Romina, una madre soltera en situación de vulnerabilidad social. Para lograrlo, los jóvenes trabajaron en la vivienda varias semanas poniendo en práctica los conocimientos aprendidos en el aula y utilizaron técnicas constructivas naturales en sintonía con el cuidado del medio ambiente. Revocaron las paredes, taparon las filtraciones de aire, construyeron una estufa ecológica de alto rendimiento denominada «rocket» y se esforzaron por optimizar la eficiencia térmica del lugar.

Romina describe lo que significó para ella esta experiencia: «Los chicos me ayudaron a tapar los chifletes y ahora mi casa está más calentita. Fue lindo porque trabajamos en equipo, yo era una más del grupo. Aprenden ellos y aprendemos nosotros. Antes yo no sabía cómo revocar una pared y pensaba que era difícil, pero ellos me enseñaron cómo hacerlo».

El hecho de ayudar a otras personas fuera del ámbito escolar incentiva a los chicos porque significa «salir a la cancha», dice Campi, y agrega que pronto comenzarán a trabajar en cuatro nuevas viviendas. «Para todos es muy emocionante porque -tanto alumnos como docentes- vemos cómo una familia que antes la estaba pasando realmente mal, ahora puede mejorar su calidad de vida.»

Entre los alumnos participantes se encuentra Elizabeth Carrasco, que confiesa: «Yo viví en una casa de madera precaria y sé lo que es pasar frío. Entonces me pongo en el lugar de estas familias y me siento bien, porque en su momento me hubiera gustado que alguien me enseñara cómo mejorar térmicamente mi casa o construir una estufa «rocket». A veces no tenés la plata para comprar materiales, entonces está bueno conocer estas técnicas que aprovechan los elementos de la naturaleza».

Además, su compañera Florencia Ojeda agrega: «No es lo mismo estudiar la teoría que ver en la práctica cómo manipular los materiales de construcción. Salir del aula es siempre más divertido y este proyecto nos va a quedar como un gran recuerdo cuando terminemos el colegio».

José C. Paz: aprenden detrás de cámara

Alberto López Camelo elige ser docente en el conurbano bonaerense, más precisamente en José C. Paz, donde el desempleo, la falta de recursos y la inseguridad son moneda corriente entre las familias de sus alumnos. A pesar de las problemáticas con que se topa a diario, este hombre de 57 años disfruta trabajar en la Escuela de Educación Secundaria N° 1 porque todos los días vuelve a su casa sintiendo que les dejó «algo positivo» a los jóvenes.

«Busco que los chicos se interesen por lo que a mí me apasiona: la historia», dice con una sonrisa y deja al descubierto la razón que dio origen al proyecto «Documentar el barrio», a través del cual los chicos producen documentales audiovisuales sobre temáticas propias de su interés, relacionadas con su entorno. Se trata de una forma diferente de acercarlos a las ciencias sociales.

Luz, cámara, acción

«Como los chicos se sienten muy atraídos por los medios audiovisuales, los utilizamos como formato de investigación. Cuando vos les decís que hagan un trabajo práctico, ¿qué es lo que hacen generalmente? Copian de Internet. En este caso, los mismos alumnos tienen que investigar, consultar a especialistas en la temática, hacer las entrevistas, armar el guión, filmar, aprender a editar y organizar las tareas en equipo para producir los cortometrajes», expresa López Camelo.

Los 30 jóvenes que anualmente forman parte del taller de cine lo hacen de forma voluntaria, en horario extra escolar, incluso sábados y domingos. «Primero vemos la teoría y después les doy total libertad para que ellos mismos armen sus producciones. Resuelven por sí solos los problemas que van surgiendo y fortalecen su poder de decisión», continúa este docente que, varias veces, ha puesto dinero de su bolsillo junto a otros profesores para comprar los equipos de filmación y edición.

En total llevan más de 25 producciones realizadas que reflejan un trabajo profesional, serio y comprometido por parte de los alumnos, incluso uno de los documentales fue traducido al danés para tratar el tema de la discriminación en una escuela de ese país que solicitó el material.

«La mayoría de los chicos que pasa por el taller termina estudiando una carrera universitaria o terciaria», asegura López Camelo. Tal es el caso de Daniela Machuca, que sueña con ser bioquímica y relata: «Yo soy muy tímida y antes no hablaba absolutamente nada. Eso era una gran dificultad porque el año que viene voy a entrar a la universidad. Este proyecto me ayudó mucho a expresarme, me abrió la cabeza y me hizo conocer otras realidades, despejarme y salir de los problemas que hay a mi alrededor».

En esto coincide su profesor: «Para muchos chicos esta escuela es un océano de tranquilidad. Hay quienes, aunque haya un diluvio universal y las calles estén llenas de barro, van a venir igual porque acá se sienten cómodos».

Barracas: subtitulan para reforzar el inglés

Inglés, la materia que Ariel Cordisco enseña en la Escuela de Comercio Joaquín V. González, en el barrio de Barracas, ocupaba en 2015 el tercer lugar en el ranking de las asignaturas con mayor porcentaje de desaprobación. De una población de 1261 estudiantes, 367 la tenían desaprobada, lo que equivale a un 30% de los alumnos. «Nos dimos cuenta de que estos índices eran muy altos y ponían en riesgo el egreso de 5° año de los chicos. Por eso pensé en un proyecto que fuera integrador y estuviera vinculado a otras materias como lengua y francés», apunta Cordisco.

Así dio surgimiento a un taller donde propone a los estudiantes subtitular materiales audiovisuales que están en inglés o francés al español rioplatense. Estos videos, que muchas veces son traídos por los alumnos y otras seleccionados por el profesor, son de un gran valor artístico, como por ejemplo, poemas, canciones o películas. Los chicos se encargan de traducir los textos y luego realizar el subtitulado utilizando un software de edición especial para esta tarea.

Responder a sus intereses

«Los docentes sentimos la necesidad de usar estrategias novedosas para llegar a los jóvenes de hoy. A través de este proyecto los chicos se enganchan usando las herramientas que brindan las nuevas tecnologías y las netbooks. Esto resultó en un mejor rendimiento tanto del inglés como del francés y generó una mayor atención a las reglas gramaticales y ortográficas del español», se alegra Cordisco, quien se sorprendió frente a la buena recepción que la iniciativa tuvo entre los alumnos.

Uno de ellos es Alan Fuenteromero, de 2° año. «Lo más interesante de este proyecto es que nos da otra capacidad para hablar el idioma y nos ayuda a sumar palabras nuevas a nuestro vocabulario», dice este estudiante para quien Cordisco es mucho más que un docente, también significa un apoyo para los jóvenes y adultos de esta escuela que provienen de los barrios de Barracas, La Boca, San Telmo, Constitución y, principalmente, de la villa 21-24 y Zabaleta.

La percepción de este adolescente concuerda con la visión de su docente. Porque los maestros ganadores del Premio Comunidad a la Educación tienen un denominador común: ven a sus alumnos no sólo como meros estudiantes, sino como personas. Saben que la relación que generan con ellos prepara un terreno fértil para el aprendizaje y que nada podrían lograr si descuidaran este vínculo.

«Si no estás atento a lo emocional, perdés. Sin lo afectivo no hay posibilidad de que los contenidos académicos sean significativos, más aún teniendo en cuenta la realidad de nuestros chicos. Estos conocimientos resultan y se hacen carne a través del vínculo emocional que generás con ellos», asevera Cordisco.

Evento Premiación

Las escuelas ganadoras de la 10° edición del Premio Comunidad a la Educación serán galardonadas en el VIII Foro de Calidad Educativa «Aprendizaje e innovación», que es organizado por la ONG Educar 2050. El encuentro tendrá lugar el martes 8 de noviembre, de 14 a 19.30, en el Auditorio Buenos Aires Design (Av. Pueyrredón 2501, CABA).

 

Fuente noticia: http://www.lanacion.com.ar/1950735-creatividad-docentes-que-desafian-el-formato-tradicional

Fuente imagen: http://bucket.glanacion.com/anexos/fotos/79/2183579.jpg

Comparte este contenido:

Pura vocación: maestros que enseñan en la adversidad

Por: Teresa Zolezzi

elia Albert trabaja en una escuela de población vulnerable en una isla en el Delta, donde la naturaleza es la que manda. Juana Miranda enseña en una sola aula a 10 niños de primero a séptimo grado en un paraje rural de Neuquén. Luciano Veraldi es el maestro integrador de Juan Manuel Arienti, un chico con trastorno del espectro autista que cursa en una escuela común.

En diferentes contextos y con desafíos particulares, todos comparten la pasión por enseñar y no bajan los brazos a pesar de las dificultades con las que se topan a diario.

Los desafíos son varios: en el Delta, Delia se enfrenta con bichos e inundaciones; la docente plurigrado, al aislamiento y las demandas múltiples, y el maestro integrador, a encontrar maneras innovadoras para que sus alumnos aprendan, a la vez que lucha contra los prejuicios que todavía existen por la inclusión escolar.

Las investigaciones centradas en la motivación humana muestran que, cuando la tarea a realizar tiene un cierto nivel de complejidad, los incentivos extrínsecos -como el dinero- no son eficaces como motor principal. Por el contrario, lo que motiva a las personas a esforzarse en este tipo de tareas es la autonomía, la posibilidad de desarrollar competencias y un sentido de propósito de la tarea: el «para qué».

Agustina Blanco, directora ejecutiva de Educar 2050, explica: «La ecuación para alcanzar la calidad educativa incluye no sólo los aprendizajes académicos, sino también las competencias emocionales y los valores. Eso requiere docentes que logren trasmitir a sus alumnos las ganas de llegar a esos conocimientos y valores que van a guiarlos a lo largo de la vida».

Asimismo, la especialista sostiene que lo que hace a un docente de excelencia es que la vocación y la formación sean una. «No puede faltar ninguno de estos dos componentes. Hay profesiones en las que solamente se requiere lo técnico, pero en la docencia la vocación es un componente esencial y también para los alumnos. Si no tenés esa pasión y motivación, no podés transmitir en el aula el amor por el aprendizaje y el conocimiento», dice.

 Contra las barreras

Sus días no son como los de los demás. Se levantan a las seis de la mañana y caminan bajo la lluvia hasta llegar a la escuela, educan en medio de la soledad rural, enseñan con escasos recursos y luchan contra las barreras de la inclusión escolar.

Cuando era chica, en el campo, Juana Miranda lograba que un pedazo grande de chapa se transformara en pizarrón y un trozo de jabón, en tiza. Entonces explicaba la lección a sus alumnos, en aquel tiempo invisibles. Hoy, hace más de 27 años, estos alumnos imaginarios se convirtieron en otros de carne y hueso.

El desafío que tiene que enfrentar todos los días es grande: educar, en un mismo espacio, a 10 chicos de edades desparejas, de seis a 12 años. Ser maestra y a su vez directora de la escuela rural N° 128, en el Paraje Villa del Agrio, a 280 kilómetros de la ciudad de Neuquén. Atender sus necesidades, trayectorias escolares y cuidar la fragilidad de cada uno. Porque la de Juana forma parte de ese 30% de escuelas primarias rurales que, en nuestro país, son unidocentes.

«La primera experiencia en una escuela con estas características es muy difícil. Querés atender al de 5° grado, al de 4° y al de 1° que es más demandante», cuenta, y agrega que con el tiempo fue aprendiendo cómo encarar la dinámica escolar. «Los maestros de escuelas unidocentes somos como artistas. El trabajo en el aula se vuelve dinámico y flexible. No tiene que ser ni demasiado elevado que aburra a los más chicos ni demasiado fácil que no le sirva a los más grandes. Sacamos de la galera actividades que no están en los libros, que surgen de nuestra creatividad y de nuestra ocurrencia.»

La reconfortan las pequeñas cosas cotidianas: cocinarle a cada alumno una torta para su cumpleaños, organizar un picnic para festejar el Día del Niño, amasar ñoquis los 29 de cada mes, regalarle un guardapolvo a quien no puede comprarlo, peinar a la que llegó despeinada. Pero, sobre todo, darles ese amor que muchas veces no encuentran en sus casas, por distintas problemáticas con las que cargan: abandono, adicciones, violencia.

«Hoy, los chicos necesitan mucho que uno los reciba con una sonrisa, que los abrace, los escuche. Porque te pueden faltar las zapatillas o un pedazo de pan, pero lo más importante es que te sientas querido», sostiene Miranda, que creció en el mismo lugar donde viven sus alumnos.

«Esas faltas que experimentan muchos de mis alumnos, también las pasé yo. Nadie me lo contó, lo viví, por eso me puedo poner en su lugar. Hay que conocer la historia del alumno más allá del portón de la escuela. Para poder entender sus actitudes, cuando no traen hecha la tarea, saber por qué tienen la carpeta desordenada, qué es lo que les falta, con quién viven», comenta.

Finalmente, concluye emocionada: «Es muy difícil poner en palabras lo que significa ser docente. Lo llevás adentro, lo sentís en el corazón. La huella que uno deja es lo más lindo que nos puede pasar».

La hostilidad de la naturaleza

El canto de los pájaros se escucha desde cualquier rincón de la escuela La Concepción, inserta en el Delta y a la que sólo se puede acceder con la lancha-colectivo que sale desde la estación fluvial de Tigre. Aquí estudian los alumnos provenientes de familias isleñas de la zona y de un asentamiento ribereño al río Luján, conocido como Villa Garrote.

Afuera del aula, la paleta de colores está compuesta por el verde de los árboles y la exuberante vegetación. La naturaleza se impone y sorprende por su belleza, pero otras veces también lo hace por su hostilidad. Quienes trabajan en este sitio saben lidiar con la crecida del río que determina si pueden o no dar clases, las arañas, los mosquitos, los camalotes, el calor sofocante del verano y el frío de los meses invernales.

«Cuando hay marea alta no podemos llegar a la escuela. Una vez que baja el agua, los docentes venimos a limpiar. Es muy duro porque tenemos que ver qué cosas ya no sirven y cuáles se pueden rescatar. Uno se acostumbra a volver a empezar», cuenta Delia Albert, que lleva más de 22 años en esta escuela católica y perteneciente al Obispado de San Isidro. Luego aclara que, gracias a las nuevas aulas construidas en un nivel superior, por suerte, ya no pierden tantas cosas como antes cuando las clases se dictaban dentro de la capilla.

Delia jamás se imaginó otra profesión que no fuera la docencia y confiesa haberse «enamorado» de esta escuela, aunque admite que, al principio, no fue fácil adaptarse. «Me fui acostumbrando hasta que llegó un momento en que ya no la podía dejar. Una vez que te enganchás con los chicos y conocés sus necesidades, te surgen esas ganas enormes de acompañarlos en su aprendizaje. Te atrapa compartir la vida con ellos», expresa entusiasmada.

Será por eso que todos los días se levanta a las seis de la mañana y no hay nada que la detenga para decir presente. «No se nos ocurre faltar salvo que estemos enfermas, tampoco hacemos paro», comenta. También les insisten a los chicos: «Les pedimos que no falten, porque sabemos que muchas veces están mejor acá que en sus casas. Algunos tienen sus casitas muy precarias hechas con nylon. Acá están calentitos y, a veces, el desayuno y almuerzo que les damos es la única comida que reciben».

Héroes cotidianos

Les hacen frente a todos los obstáculos para conseguir su fin: que los alumnos aprendan

1 – Delia Albert

Escuela La Concepción, Tigre

Hace 22 años que enseña en el Delta, adonde viaja en lancha todos los días junto a sus alumnos que provienen de familias en situación de vulnerabilidad. La crecida del río marca el ritmo escolar

2 – Luciano Veraldi

Escuela Nº 8 DE 10 Julio A. Roca, CABA

Acompaña como maestro integrador a cuatro chicos con dificultades en el aprendizaje. La confianza y el vínculo que genera con sus alumnos los ayuda a salir adelante y facilita su verdadera inclusión

3 – Juana Miranda

Escuela rural N° 128, Paraje Villa del Agrio, Neuquén

Tiene el desafío de educar dentro de una misma aula a 10 niños de diversas edades y currículas. Para combatir la soledad usa su creatividad y les transmite a sus alumnos que son un equipo: el logro de uno es el de todos.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1940051-pura-vocacion-maestros-que-ensenan-en-la-adversidad

Comparte este contenido:

Combate al bullying: rap, innovación y yoga, antes que sanciones

Argentina/16 junio 2016/Autor: Teresa Zolezzi/Fuente: La Nación

Cada vez más colegios aplican recetas creativas para evitar el acoso escolar; los alumnos son parte de la solución

Nahuel Malanot filmó con su celular cómo uno de sus compañeros golpeaba a otro cerca de su escuela en Rosario. Lo subió a las redes sociales y empezaron las burlas. En vez de amonestarlo, el director decidió pedirle una acción reparadora: que hiciera un video sobre el clima escolar positivo. Así, no sólo logró que Nahuel se arrepintiera, sino que lo ayudó a encontrar en el cine su actual vocación.

Frente a un fenómeno tan complejo como el bullying -que puede generar depresión, exclusión social y efectos negativos en el rendimiento escolar- son cada vez más las escuelas que buscan evitarlo con propuestas creativas e innovadoras, donde el foco no está puesto en la sanción, sino en que los chicos trabajen la empatía y manifiesten sus emociones a través del arte, de la música, del yoga, de la meditación y de otras actividades de integración.

Según la Unesco, la Argentina es uno de los países latinoamericanos con más casos de acoso escolar. Estos episodios crecieron un 25% durante 2015 con relación a lo sucedido en 2014, de acuerdo con el último informe de la ONG Bullying Sin Fronteras. El año 2014 finalizó con 1305 denuncias de acoso escolar y 2015 con un total de 1631.

Conscientes de esta realidad, hoy numerosas escuelas dan respuestas alternativas donde los chicos son los verdaderos protagonistas de la transformación. «La sanción punitiva no sirve porque el sufrimiento de un chico no se puede remediar con una amonestación», explica la especialista María Zysman, de Libres de Bullying, para quien no existe una fórmula única para combatir el problema.

Espacios de reflexión en el colegio Santa María de Salta

Espacios de reflexión en el colegio Santa María de Salta.

Por eso resalta que es importante lograr un trabajo interdisciplinario donde el grupo pueda compartir espacios de verdadero encuentro. «Llegó la hora de que los chicos pongan el cuerpo, se reconozcan entre ellos como personas que sienten, se miren, se escuchen, se valoren», aconseja. A su vez, la especialista explica que, muchas veces, los chicos hostigados tienen virtudes que sus compañeros desconocen. Por ello, estos espacios son ideales para compartir sus fortalezas, sentirse valorados y alimentar su autoestima.

En este sentido, Zysman plantea que los escenarios fuera del ámbito académico tradicional -como actividades recreativas, lúdicas y de reflexión- cambian las reglas del juego y los ejes donde los chicos están acostumbrados a moverse y permiten que ellos expresen con mayor soltura sus emociones y talentos.

Ese cambio de actitud fue el que alcanzó Nahuel Malanot luego de viralizar el video que humillaba a su compañero. El mérito es de Arístides Álvarez, su director del Instituto Zona Oeste, de Rosario. Hoy Nahuel se convirtió en el autor de cortometrajes para concientizar sobre diferentes temáticas y estudia cine en la universidad.

«Como director uno no se queda bien cuando pone una sanción y a los pocos días los chicos vuelven a repetir lo mismo. Lo que reconforta es ver que los alumnos toman profunda conciencia y cambian de verdad», sostiene Álvarez.

Hace dos años este director se volvió a enfrentar con una situación conflictiva dentro de su escuela rosarina: un grupo de alumnos se juntaba a hacer rap, decir malas palabras e insultarse. Con el mismo espíritu de hacerlos parte de la solución, los invitó a un congreso donde los desafió a que interpretaran un rap sobre alguna problemática propia de su edad. Ellos eligieron la temática del bullying y, a partir de allí, comenzaron a darle un sentido útil y solidario a este género musical.

En la Escuela N°40 de Temperley practican yoga
En la Escuela N°40 de Temperley practican yoga.

Actualmente los jóvenes raperos acompañan a Álvarez a dar charlas de concientización sobre el acoso escolar a otras escuelas y ellos son los encargados de organizar los talleres de rap. Después de reflexionar sobre la temática, los jóvenes invitan a otros chicos a que escriban sus emociones en un papel y luego ellos las interpretan al ritmo del rap.

Santiago Espinosa, de 15 años, y uno de los responsables de esta tarea, cuenta: «Cuando hacemos estas actividades vemos cómo otros chicos van sacando afuera todo lo que sienten: si los agreden, si la pasan mal en la escuela. Es un método de descarga para compartir lo que tienen adentro y sirve para identificar el problema y poder actuar».

Además de los talleres de rap, la escuela utiliza un programa de radio a cargo de los propios alumnos, clases de teatro y desde el año pasado organiza el festival «Si nos reímos, nos reímos todos», enfocado en trabajar la convivencia escolar positiva donde invitan a participar a otras instituciones educativas, clubes, vecinos y murgas.

«Tal vez te sentás a hablar con un joven y le preguntás «¿qué te pasa?, ¿por qué estás triste?». Y no te lo dice porque no se anima o por vergüenza. Entonces los adultos tenemos que buscar diferentes formas para llegar a ellos, ya sea a través del rap, de la escritura, del arte u otros espacios de liberación de tensiones. Nos pasa como directivos, como docentes y también como padres», reflexiona Álvarez.

Con receta finlandesa

Finlandia es conocida por tener un sistema educativo de vanguardia y cuenta con una de las propuestas más exitosas a la hora de combatir el bullying: el programa KiVa (que significa amable en finés) que se aplica en el 90% de sus escuelas y se ha puesto en práctica en otros países como España, Holanda, Reino Unido, Francia, Italia y Estados Unidos.

Este año, por primera vez en la Argentina, tres colegios salteños y uno sanjuanino decidieron seguir sus pasos y aplicar este sistema cuya clave es no centrarse únicamente en la víctima o en el agresor, sino también en los testigos para que entiendan la importancia de su rol y protagonismo.

Busca influir sobre los estudiantes para que, en lugar de aceptar silenciosamente la situación de acoso o alentar a los hostigadores, intervengan, apoyen a la víctima y transmitan que no aceptan estos comportamientos, modificando así las normas propias del grupo.

Nicolás Condomí Alcorta, director del Colegio Santa María de Salta, cuenta: «KiVa nos dio herramientas para poder identificar y actuar de forma efectiva cuando surge una situación de acoso escolar y trabajar con todos los actores involucrados». Además cuentan con un ingrediente fundamental: actividades enfocadas en la prevención dirigidas a la mayoría silenciosa.

Para ello realizan ejercicios grupales como, por ejemplo: situaciones de role playing, narración de cuentos que transmiten valores, el uso de títeres, actividades donde los chicos describen sus emociones y estados de ánimo. «Es muy importante que un chico sepa nombrar lo que le pasa porque eso después lo va a ayudar a frenar una situación injusta o a desarrollar empatía y ponerse en los zapatos de otro. Además, muchas veces el agresor es alguien que no pudo hacer un buen manejo de sus emociones, por eso es clave que puedan conectarse con esos sentimientos», explica Condomí Alcorta.

Este director salteño sostiene que los cuentos, mitos y fábulas sirven como instrumento de prevención ya que a través de la literatura los chicos experimentan situaciones similares a las que viven, reflexionan sobre su accionar y se abren a contar lo que les pasa.

Otra de las herramientas que utilizan son charlas en primera persona, testimonios de alumnos sobre el bullying. Esto da un resultado exitoso ya que «cuando lo escuchan de un par, tocás su fibra más íntima y toman conciencia profunda sobre cómo el acoso afecta la vida de un compañero».

Tiina Mäkelä, investigadora y directora del Programa KiVa en los países de habla hispana que viajó a la Argentina para capacitar a esta y otras escuelas, señala que cuando surge una situación de bullying es fundamental que los chicos sepan de antemano a quién deben recurrir para pedir ayuda. Y para resolver una situación de acoso es importante darles protagonismo a los propios niños, para que ellos busquen posibles soluciones.

Además de hacer seguimiento y acompañamiento, aconseja fijar pequeños objetivos a corto plazo y, a medida que esos pasos se van cumpliendo, seguir estimulando y motivando el cambio de actitud.

«Los adultos no les imponemos a los niños lo que tienen que hacer. Los cambios son sugeridos y propuestos por ellos. Porque si se trata de algo impuesto, hay pocas posibilidades de que modifiquen su conducta, pero si viene de adentro de ellos, seguramente lo alcancen. Hay que confiar más en su capacidad de mejora», concluye.

Yoga para una mejor convivencia

Además de tener clases de matemática, lengua y muchas otras materias más, los alumnos de la escuela N° 40 Mariano Moreno, en Temperley, aprenden a relajarse, a bajar revoluciones y a conectarse con ellos mismos a través de talleres de yoga que son brindados por la propia directora de la escuela, Adela Blandi, que a su vez es profesora de esta disciplina. Empezaron solamente con clases de yoga en 5° grado para resolver un problema de convivencia y ya son varios los grados que se sumaron a este espacio optativo, que nadie quiere perderse.

¿Cómo influye para mejorar los vínculos del grupo? Ayuda a que los chicos aprendan a controlar las emociones negativas y a transformarlas en algo positivo. «Además de los innumerables beneficios para el cuerpo y para la mente, les permitió mejorar el diálogo, focalizar su elección, poder decidir con conciencia cuál es la mejor opción antes de actuar y no dañar al otro, escucharse y respetar las opiniones de otros compañeros, tener más paciencia. Y, al tratarse de una actividad grupal, cambió el clima, ahora se ayudan entre ellos y comparten las cosas», se alegra Blandi.

Impactos positivos

Los beneficios de estas estrategias

Fuente:
 http://www.lanacion.com.ar/1902397-combate-al-bullying-rap-innovacion-y-yoga-antes-que-sanciones__

 

Comparte este contenido: