Combate al bullying: rap, innovación y yoga, antes que sanciones

Argentina/16 junio 2016/Autor: Teresa Zolezzi/Fuente: La Nación

Cada vez más colegios aplican recetas creativas para evitar el acoso escolar; los alumnos son parte de la solución

Nahuel Malanot filmó con su celular cómo uno de sus compañeros golpeaba a otro cerca de su escuela en Rosario. Lo subió a las redes sociales y empezaron las burlas. En vez de amonestarlo, el director decidió pedirle una acción reparadora: que hiciera un video sobre el clima escolar positivo. Así, no sólo logró que Nahuel se arrepintiera, sino que lo ayudó a encontrar en el cine su actual vocación.

Frente a un fenómeno tan complejo como el bullying -que puede generar depresión, exclusión social y efectos negativos en el rendimiento escolar- son cada vez más las escuelas que buscan evitarlo con propuestas creativas e innovadoras, donde el foco no está puesto en la sanción, sino en que los chicos trabajen la empatía y manifiesten sus emociones a través del arte, de la música, del yoga, de la meditación y de otras actividades de integración.

Según la Unesco, la Argentina es uno de los países latinoamericanos con más casos de acoso escolar. Estos episodios crecieron un 25% durante 2015 con relación a lo sucedido en 2014, de acuerdo con el último informe de la ONG Bullying Sin Fronteras. El año 2014 finalizó con 1305 denuncias de acoso escolar y 2015 con un total de 1631.

Conscientes de esta realidad, hoy numerosas escuelas dan respuestas alternativas donde los chicos son los verdaderos protagonistas de la transformación. «La sanción punitiva no sirve porque el sufrimiento de un chico no se puede remediar con una amonestación», explica la especialista María Zysman, de Libres de Bullying, para quien no existe una fórmula única para combatir el problema.

Espacios de reflexión en el colegio Santa María de Salta

Espacios de reflexión en el colegio Santa María de Salta.

Por eso resalta que es importante lograr un trabajo interdisciplinario donde el grupo pueda compartir espacios de verdadero encuentro. «Llegó la hora de que los chicos pongan el cuerpo, se reconozcan entre ellos como personas que sienten, se miren, se escuchen, se valoren», aconseja. A su vez, la especialista explica que, muchas veces, los chicos hostigados tienen virtudes que sus compañeros desconocen. Por ello, estos espacios son ideales para compartir sus fortalezas, sentirse valorados y alimentar su autoestima.

En este sentido, Zysman plantea que los escenarios fuera del ámbito académico tradicional -como actividades recreativas, lúdicas y de reflexión- cambian las reglas del juego y los ejes donde los chicos están acostumbrados a moverse y permiten que ellos expresen con mayor soltura sus emociones y talentos.

Ese cambio de actitud fue el que alcanzó Nahuel Malanot luego de viralizar el video que humillaba a su compañero. El mérito es de Arístides Álvarez, su director del Instituto Zona Oeste, de Rosario. Hoy Nahuel se convirtió en el autor de cortometrajes para concientizar sobre diferentes temáticas y estudia cine en la universidad.

«Como director uno no se queda bien cuando pone una sanción y a los pocos días los chicos vuelven a repetir lo mismo. Lo que reconforta es ver que los alumnos toman profunda conciencia y cambian de verdad», sostiene Álvarez.

Hace dos años este director se volvió a enfrentar con una situación conflictiva dentro de su escuela rosarina: un grupo de alumnos se juntaba a hacer rap, decir malas palabras e insultarse. Con el mismo espíritu de hacerlos parte de la solución, los invitó a un congreso donde los desafió a que interpretaran un rap sobre alguna problemática propia de su edad. Ellos eligieron la temática del bullying y, a partir de allí, comenzaron a darle un sentido útil y solidario a este género musical.

En la Escuela N°40 de Temperley practican yoga
En la Escuela N°40 de Temperley practican yoga.

Actualmente los jóvenes raperos acompañan a Álvarez a dar charlas de concientización sobre el acoso escolar a otras escuelas y ellos son los encargados de organizar los talleres de rap. Después de reflexionar sobre la temática, los jóvenes invitan a otros chicos a que escriban sus emociones en un papel y luego ellos las interpretan al ritmo del rap.

Santiago Espinosa, de 15 años, y uno de los responsables de esta tarea, cuenta: «Cuando hacemos estas actividades vemos cómo otros chicos van sacando afuera todo lo que sienten: si los agreden, si la pasan mal en la escuela. Es un método de descarga para compartir lo que tienen adentro y sirve para identificar el problema y poder actuar».

Además de los talleres de rap, la escuela utiliza un programa de radio a cargo de los propios alumnos, clases de teatro y desde el año pasado organiza el festival «Si nos reímos, nos reímos todos», enfocado en trabajar la convivencia escolar positiva donde invitan a participar a otras instituciones educativas, clubes, vecinos y murgas.

«Tal vez te sentás a hablar con un joven y le preguntás «¿qué te pasa?, ¿por qué estás triste?». Y no te lo dice porque no se anima o por vergüenza. Entonces los adultos tenemos que buscar diferentes formas para llegar a ellos, ya sea a través del rap, de la escritura, del arte u otros espacios de liberación de tensiones. Nos pasa como directivos, como docentes y también como padres», reflexiona Álvarez.

Con receta finlandesa

Finlandia es conocida por tener un sistema educativo de vanguardia y cuenta con una de las propuestas más exitosas a la hora de combatir el bullying: el programa KiVa (que significa amable en finés) que se aplica en el 90% de sus escuelas y se ha puesto en práctica en otros países como España, Holanda, Reino Unido, Francia, Italia y Estados Unidos.

Este año, por primera vez en la Argentina, tres colegios salteños y uno sanjuanino decidieron seguir sus pasos y aplicar este sistema cuya clave es no centrarse únicamente en la víctima o en el agresor, sino también en los testigos para que entiendan la importancia de su rol y protagonismo.

Busca influir sobre los estudiantes para que, en lugar de aceptar silenciosamente la situación de acoso o alentar a los hostigadores, intervengan, apoyen a la víctima y transmitan que no aceptan estos comportamientos, modificando así las normas propias del grupo.

Nicolás Condomí Alcorta, director del Colegio Santa María de Salta, cuenta: «KiVa nos dio herramientas para poder identificar y actuar de forma efectiva cuando surge una situación de acoso escolar y trabajar con todos los actores involucrados». Además cuentan con un ingrediente fundamental: actividades enfocadas en la prevención dirigidas a la mayoría silenciosa.

Para ello realizan ejercicios grupales como, por ejemplo: situaciones de role playing, narración de cuentos que transmiten valores, el uso de títeres, actividades donde los chicos describen sus emociones y estados de ánimo. «Es muy importante que un chico sepa nombrar lo que le pasa porque eso después lo va a ayudar a frenar una situación injusta o a desarrollar empatía y ponerse en los zapatos de otro. Además, muchas veces el agresor es alguien que no pudo hacer un buen manejo de sus emociones, por eso es clave que puedan conectarse con esos sentimientos», explica Condomí Alcorta.

Este director salteño sostiene que los cuentos, mitos y fábulas sirven como instrumento de prevención ya que a través de la literatura los chicos experimentan situaciones similares a las que viven, reflexionan sobre su accionar y se abren a contar lo que les pasa.

Otra de las herramientas que utilizan son charlas en primera persona, testimonios de alumnos sobre el bullying. Esto da un resultado exitoso ya que «cuando lo escuchan de un par, tocás su fibra más íntima y toman conciencia profunda sobre cómo el acoso afecta la vida de un compañero».

Tiina Mäkelä, investigadora y directora del Programa KiVa en los países de habla hispana que viajó a la Argentina para capacitar a esta y otras escuelas, señala que cuando surge una situación de bullying es fundamental que los chicos sepan de antemano a quién deben recurrir para pedir ayuda. Y para resolver una situación de acoso es importante darles protagonismo a los propios niños, para que ellos busquen posibles soluciones.

Además de hacer seguimiento y acompañamiento, aconseja fijar pequeños objetivos a corto plazo y, a medida que esos pasos se van cumpliendo, seguir estimulando y motivando el cambio de actitud.

«Los adultos no les imponemos a los niños lo que tienen que hacer. Los cambios son sugeridos y propuestos por ellos. Porque si se trata de algo impuesto, hay pocas posibilidades de que modifiquen su conducta, pero si viene de adentro de ellos, seguramente lo alcancen. Hay que confiar más en su capacidad de mejora», concluye.

Yoga para una mejor convivencia

Además de tener clases de matemática, lengua y muchas otras materias más, los alumnos de la escuela N° 40 Mariano Moreno, en Temperley, aprenden a relajarse, a bajar revoluciones y a conectarse con ellos mismos a través de talleres de yoga que son brindados por la propia directora de la escuela, Adela Blandi, que a su vez es profesora de esta disciplina. Empezaron solamente con clases de yoga en 5° grado para resolver un problema de convivencia y ya son varios los grados que se sumaron a este espacio optativo, que nadie quiere perderse.

¿Cómo influye para mejorar los vínculos del grupo? Ayuda a que los chicos aprendan a controlar las emociones negativas y a transformarlas en algo positivo. «Además de los innumerables beneficios para el cuerpo y para la mente, les permitió mejorar el diálogo, focalizar su elección, poder decidir con conciencia cuál es la mejor opción antes de actuar y no dañar al otro, escucharse y respetar las opiniones de otros compañeros, tener más paciencia. Y, al tratarse de una actividad grupal, cambió el clima, ahora se ayudan entre ellos y comparten las cosas», se alegra Blandi.

Impactos positivos

Los beneficios de estas estrategias

Fuente:
 http://www.lanacion.com.ar/1902397-combate-al-bullying-rap-innovacion-y-yoga-antes-que-sanciones__

 

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Teresa Zolezzi

Lic. En Educación. Forma parte del Equipo de Gestión en Fundación La Nación Argentina desde junio de 2011/Relaciones públicas y comunicaciones. Trabajó en Fundación Manos Abiertas y Reporte Social - Consultora de RSE.