Francisca Staiti, secretaria general de la Conadu Histórica, sostuvo que en el Gobierno “no existe” voluntad de solucionar esa situación y alertó que 2025 “será un año de lucha” para ese sector.
La secretaria general de la Conadu Histórica, Francisca Staiti, afirmó este lunes que el salario de los docentes universitarios perdió en un año “más del 50 por ciento“ y que en el Gobierno “no existe” voluntad de solucionar esa situación, por lo que alertó que 2025 “será un año de lucha” para ese sector.
“La voluntad política no existe, solo encontramos imposiciones y diálogos cancelados, esa es la impronta del Gobierno. Para ellos, o apoyás en todo o sos el enemigo, y hoy a la docencia universitaria la consideran como un enemigo”, dijo la dirigente gremial.
En declaraciones al programa radial “Buenos días Splendid”, la titular del sindicato de docentes universitarios explicó que desde el Gobierno reconocen “un 40 por ciento de pérdida salarial, pero no alcanza con un reconocimiento, se necesitan respuestas concretas y no han existido a lo largo de este año”.
“A lo largo del año -agregó- hemos tenido reuniones con funcionarios, incluso con la ministra (de Capital Humano, Sandra) Pettovello, donde se nos ha reconocido la pérdida salarial”, pero el argumento es que “la paritaria no puede romper el axioma del déficit cero”, aunque se olvidan que “venimos de una bruta devaluación en diciembre 2023”.
Staiti afirmó que lo que pide el sector de docentes universitarios “es al menos el empate a la inflación o ganarle”.
La gremialista explicó que hoy “un salario de cargos iniciales está en 420.000 pesos de bolsillo, que es lo que cobra un docente con 20 horas de trabajo y una antigüedad de 10 o 12 años”, y añadió que este segmento abarca a “casi un 60 por ciento de la docencia universitaria”.
Fue un año difícil, sin dudas. Las conducciones sindicales mayoritarias, alineadas al peronismo del Congreso, como la de UTE, Ctera, las CTAs y la CGT dicen que intentaron pararle la mano al Gobierno, pero «la gente no quiso salir a pelear», ¿es así?
Nosotros estamos convencidos de que cuando hubo convocatorias claras y bien preparadas salimos masivamente y con fuerza. Desde las movilizaciones del 20 de diciembre, pasando por asambleas barriales, cacerolazos, Ley Bases, Ley Ómnibus, hasta el veto a jubilados, veto a la universidad, un paro nacional (y medio), luchas docentes como en Neuquén y Misiones, 8 y 24 de Marzo y dos grandes movilizaciones de la universidad con tomas estudiantiles. Con la Corriente 9 de Abril que impulsa el PTS estuvimos en todas y cada una de ellas, peleando porque se desarrollen y triunfen. Contra un país atado al FMI, para que las grandes patronales la sigan levantando en pala y mercantilizando cada vez más la educación. Todo lo contrario del peronismo sindical y político que garantizaron la gobernabilidad en las calles y los traidores necesarios como Kuider, que apareció con millones de dólares en coimas, para que salgan las leyes.
Con nuestras familias, organizados por barrios y por escuelas, peleamos bajo la idea de no transar ni especular frente a un gobierno que quiere llevarse puestas todas las conquistas que quedan y entregar el país. Enfrentamos con nuestros guardapolvos la represión y defendiendo el derecho a la protesta, mientras en el Congreso se rosqueaba a espaldas del pueblo o mientras los burócratas sindicales directamente se borraban o se retiraban antes de tiempo facilitando el trabajo a la represión. Hicimos campañas de solidaridad con las luchas del hospital Bonaparte y el hospital Garrahan, de Aerolíneas Argentinas, por las luchas educativas de todas las provincias, y en defensa de la universidad pública.
¿Cuántos diputados y sindicalistas peronistas que se pusieron la peluca de Milei hubo este año? El rol de nuestros diputados, Myriam Bregman, Nicolás del Caño, Christian Castillo y Alejandro Vilca, fue totalmente opuesto al del peronismo que se dice opositor. Jamás se vendió ni levantó la mano para este gobierno y estuvieron en cada lucha, como todos los miércoles en las rondas de las y los jubilados. Ahora hasta quieren negociar una Reforma Electoral totalmente proscriptiva, Cristina Fernández de Kichner dijo en un programa que “se vote cada 4 años”.
En la Ciudad de Buenos Aires, la conducción de UTE, UDA y AMET entregaron la Reforma en media, dejaron pasar la Reforma en terciarios, en los diseños curriculares de primaria e inicial, no se movilizan con la lucha de educación especial y nuestro salario está cada vez más deteriorado. En cambio, desde la Agrupación 9 de Abril y la izquierda, con decenas de delegados opositores en UTE fuimos a dar pelea al sindicato junto con Ademys, donde somos parte de la comisión directiva, para dar pelea en cada lucha de las planteadas.
Mientras tanto, cada vez más familias de las escuelas están despedidas, no pueden darle un plato de comida a los chicos o pagar el tarifazo del colectivo para acompañarlos a la escuela y cada vez tenemos más problemáticas en el aula por la creciente pobreza infantil. Por eso desde cada asamblea barrial hemos hecho campaña y juntadas de útiles y alimentos para nuestros pibes. ¡Con hambre no se puede estudiar!
Milei busca instalar una agenda a la derecha en todo lo que se relaciona con los derechos de las mujeres y diversidad sexual. Instala discursos de odio, machistas y homofóbicos por canales de TV que terminan en hechos aberrantes como el triple lesbicidio de Barracas, intenta borrar por decreto el derecho a acceder a un DNI no binarie, amenaza con penalizar el aborto legal nuevamente y promete arremeter contra la Educación Sexual integral (ESI), dando $0 en el presupuesto educativo 2025. Jorge Macri lo sigue, modificando el diseño curricular que elimina la ESI de los contenidos de jornada extendida (programas ultra precarios para no abrir escuelas de jornada completa) y obligando a docentes a dar educación emocional y financiera. Una política que atenta directamente sobre nuestras niñeces, que gracias a la ESI en muchos casos se pudo detectar casos de abuso y violaciones en niños y niñas. Desde Ademys trasladamos todas estas peleas al encuentro de mujeres y diversidad sexual que se llevó a cabo en Jujuy durante octubre y viajamos con una gran delegación en el micro.
Hoy, más que nunca, contra derechistas y colaboradores, nos queremos proponer como docentes y militantes de la Agrupación 9 de Abril que impulsa el PTS con independientes, desde cada escuela y en cada barrio dar pelea en los sindicatos, organizar la resistencia junto a los millones de docentes, familias y estudiantes, y otros sectores de trabajadores y trabajadoras que no están dispuestos a negociar con Milei y Jorge Macri mientras crece el hambre de nuestros pibes y atacan la educación. Te proponemos luchar para unir a las y los trabajadores, coordinar las luchas y por recuperar la UTE para transformarla en una herramienta de lucha, y acumular fuerzas enfrentando los planes de ajuste para preparar la contraofensiva. Junto con fortalecer Ademys para pelear por imponer desde abajo a la burocracia sindical los planes de lucha que necesitamos.
¡Organizate con nosotros! Escribinos al IG para sumarte a los talleres que estaremos impulsando durante el verano: @9deabril.docentes. Para llevar a cabo diversas acciones, imprimí este material.
Los migrantes, el nuevo blanco del odio libertario
Según el INDEC, la tasa migratoria se mantiene estable desde hace 20 años. Desde la pandemia, incluso, da negativa. El 93 por ciento tiene DNI argentino. Las estadísticas del SINEEP dan cuenta, además, de que apenas el 0,3 por ciento está en conflicto con la ley. Lejos de ser una amenaza, aportan casi cinco puntos del PBI. Y representan apenas el 4 por ciento de la cantidad total de estudiantes en las universidades públicas.
Por Matías Ferrari
El Gobierno se inventó un enemigo que no existe. Las personas migrantes que eligieron a la Argentina como el país donde vivir, estudiar y trabajar se convirtieron en el nuevo blanco de los «dos minutos de odio» orwellianos que se programan cada tanto desde Casa Rosada. Pero ninguno de los datos estadísticos oficiales disponibles confirman que la inmigración sea un problema real y acuciante, que neel porcentaje de migrantes respecto del total de la población se mantuvo prácticamente estable durante los últimos 20 años.se vienen observando tasas migratorias negativas.Mas del 93 por ciento de ellos, además, apenas el 0,3 por ciento de las personas migrantes están en conflicto con la ley. aportan el 4,7 por ciento del PBI, según la CEPAL.
Fuente de la Información: https://www.pagina12.com.ar/788863-los-migrantes-el-nuevo-blanco-del-odio-libertario
En un contexto de creciente descontento social, el Frente Sindical de Universidades Nacionales ha convocado una manifestación este lunes en Buenos Aires, Argentina; para exigir una recomposición salarial que permita a los docentes y no docentes vivir dignamente.
La movilización se llevará a cabo frente al Palacio Pizzurno a las 17:00 (hora local) y se suma a la protesta programada para el jueves en la Plaza de Mayo, organizada por las centrales obreras del país contra las políticas de ajuste del gobierno de Milei.
Francisca Staiti, secretaria general de Conadu Histórica, destacó la necesidad de «una Navidad sin salarios por debajo de la línea de pobreza» para todos los trabajadores universitarios.
Los sindicatos han manifestado su preocupación por la falta de diálogo con el gobierno y la interrupción de las negociaciones paritarias, lo que ha llevado a un deterioro significativo en las condiciones laborales del país.
Protestas en Argentina
Walter Merkis, secretario general de la Federación Argentina del Trabajador de las Universidades Nacionales (Fatun), señaló que muchos trabajadores no docentes se encuentran en categorías salariales que apenas alcanzan para subsistir.
Merkis, afirmó que el aumento del 2 % anunciado por el gobierno para noviembre es insuficiente; y no responde a las expectativas reales frente a los niveles de inflación.
La situación se agrava ante la posibilidad de que el gobierno no apruebe el Presupuesto 2025, lo que podría derivar en una gestión discrecional y arbitraria de los recursos para las universidades: “Al gobierno le conviene más, como estrategia, no aprobar el presupuesto porque, de esa manera, lo maneja como quiere”; advirtió.
Los sindicatos han criticado al gobierno por deslegitimar el rol de las organizaciones gremiales en la defensa de los derechos laborales. Las paritarias han sido reducidas a meras discusiones salariales; excluyendo temas fundamentales como los convenios colectivos y los fondos para capacitación.
En este contexto crítico, la lucha por salarios dignos y condiciones laborales justas; se convierte en un símbolo de resistencia frente a políticas neoliberales que amenazan con desmantelar logros históricos en materia educativa y laboral.
La movilización del lunes, según sus organizadores; será una oportunidad clave para visibilizar estas demandas y reafirmar el compromiso colectivo por una educación pública accesible y equitativa en Argentina.
Desde la pandemia se culpa a la escuela por no enseñar lo básico, a leer y escribir, y se ponen en marcha planes de alfabetización a la carrera. El problema parece estar en la pantalla, guardiana del sueño en la vigilia, pero en realidad, es responsabilidad de adultos, que hace tiempo dejamos de ser responsables.
I.
Paseo con disfraz por la taberna, diálogo con el mandarín, cura o delegado, y hasta lectura de cartas de obreros y de amas de casa. El mandatario quiere saber de qué habla la feria. Rastrear el humor social impreso en el celular es moneda corriente; también los focus group, capilaridad empresaria multiuso. Meses atrás, un ministro de educación provincial contó que, al término de una de estas encuestas, con lágrimas en los ojos, una madre pidió “que le enseñen a mi hijo el alfabeto”.
Occidente se desvela y desempolva planes de alfabetización sin éxito.[1] Desde la post-pandemia, a nivel provincial y nacional se ponen en marcha en nuestro país, donde, según políticos, padres y madres con preocupación real o fingida, los docentes somos los únicos responsables.
Como las armas, las tintas la carga alguien. Aunque en Matemáticas los resultados son levemente peores, algo que intuye el chino del barrio que pide personal,[2] la derecha paleo-liberal manipula resultados de las pruebas de Lengua[3] y agita campañas de padres y madres que visibilizan, antes que ayudan a revertir, problemas de lectura y escritura.[4] Echar leña al fuego de la escuela, en manos del progresismo hace décadas, es la consigna de la derecha anti-sarmientina.
Con ínfimo presupuesto destinado al área (40% menos del año precedente) y la intención de abolir la obligatoriedad de enviar el crío al colegio (para que trabaje como esclavo desde antes de la adolescencia), la reacción conservadora, que ha vuelto a ganar en las urnas, pero mucho antes la confianza de millones en la salvación individual, se propone refundar la educación con prédica emocional y financiera. Una, ayuda a soportar el Apocalipsis planificado del tecno-feudalismo al que sirve la derecha; la otra, ofrece la chance de dejar de ser esclavo mediante el aprendizaje de la alquimia con criptos.
La derecha que nos toca crea esclavos felices. Nada cambió desde que Esteban Bullrich instaba a educar para manejar drones, dedicarse a la cervecería artesanal o crear nuevos empleos (cuyo modelo era el dueño de Mercadolibre); y, sobre todo, para “crear argentinos y argentinas capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla”. Quedó trunco el sueño de ascenso social que cumplieron liberales, radicales y peronistas, es tortuoso el aprendizaje de un oficio y lejana –también para pocos– la posibilidad de entrar en una universidad. En ese marco, para los y las jóvenes que pueblan las aulas del secundario, esta derecha les ofrece un escenario afín al puro presente al que nos condena el “realismo capitalista” que clausuró el futuro.
Con capacitación de ONGs financiadas por corporaciones, evaluaciones estandarizadas (que apuntan al reconocimiento de palabras por minuto, como si se tratara de máquinas, no de estudiantes) y préstamos del Banco Mundial que engrosan la deuda externa (se aprueban 2.000 millones de dólares y contando), proponen cambiar el enfoque en la alfabetización. Si Sarmiento iba del deletreo al silabeo,[5] ellos quieren volver al enfoque fonológico de la maestra normal y desandar el aprendizaje con la palabra completa que, según prueban, viene dando muy malos resultados.[6]
La derecha sabe que ya no hay piso simbólico, y lejos de restituirlo, lo desfonda más. Reemplaza la argumentación por la persuasión emocional, promueve fake news y se abraza a un mesianismo refractario al ideal ilustrado de la escuela. Pero lo más preocupante es que orada la palabra, que es la que sostiene al bicho humano.
No hace mucho, Facundo Marra dijo que “casta” es lo que a cada uno le parezca. Lo propio podría haber dicho de la “libertad”, que ha perdido la impronta liberal de quien sabía que había otro y algo llamado bien común. Ahora bien, si no hay lengua común, ¿desde dónde alfabetizar?
II.
Leer un texto con la disposición subjetiva de un espectáculo de video tiene como resultado un trastorno serio en las operaciones más elementales de comprensión: imposibilidad de poner en cadena el conocimiento; imposibilidad de “retener” el sentido de lo que se lee.
Pedagogía del aburrido. Escuelas destituidas, familias perplejas. I. Lewcowicz y C. Corea
Era descorazonador llegar a casa y ver que había pasado la hora de los dibujitos animados. Amigos y vecinos del barrio ayudaban a matar el tiempo jugando a las escondidas y a la pelota hasta disfrutar, recién al día siguiente, con nuevas aventuras de Tom y Jerry, Los autos locos y El coyote.
Todo cambió con la televisión por cable, que hizo solitaria la espera y escondió el tiempo, desde entonces sin espesor. ¿A qué salir a jugar a la calle con tanto entretenimiento disponible, con esa nueva posibilidad de estar sin estar pegado a una pantalla, la misma que tiene mi hija de diez en su juego en red con amigos desconocidos, la que yo tengo al leer mensajes en el celular e interactuar en redes?
Durante mucho tiempo “leer entre líneas” fue simplemente leer. Barthes decía que la lectura se da, no cuando seguimos a pie y juntilla las líneas de un párrafo, sino cuando levantamos la cabeza del libro. Como para Freud una palabra que se escapa de la boca, la lectura, siempre “irrespetuosa porque interrumpe el texto”,[7] ocurre en intersticios en los que aparece una idea o una intuición. Ese vacío necesario fue obturado por la ingesta bulímica de información en la pantalla.
Lewcowicz y Corea vieron que frente a la televisión por cable había un sujeto “lúdico” y “fluido”, alguien que, de tanto estímulo, termina “aburrido no por represión, sino por saturación”.[8] Según ellos, esa hipnosis destituía la “subjetividad pedagógica” que sabía lidiar con la espera (de no saber) sin la cual no hay deseo (de saber). En ese libro injustamente olvidado, sin melancolía proponían pensar “el aprendizaje en la fluidez” y disponer de estrategias pedagógicas para reponer el sujeto de conocimiento y el deseo por el saber sin el cual no hay educación.
Según los autores, desde que prima la percepción sobre la conciencia en la sociedad de la información, lectura y escritura “están al servicio de la navegación”. Desde entonces, y no desde la aparición del celular, se lee como se ve un video, se olvida rápido como todo lo que aparece en pantalla, y se escribe como se habla, a la carrera. Sabemos que no es lo mismo leer que pasar la vista por las palabras en una pantalla. También que no es lo mismo escribir que compartir datos que van y vienen sin nosotros como aduana, o más bien, fiel. Falta saber qué hacer para alfabetizar ante este cambio que no es sólo tecnológico.
III.
Solo si hay alguien a quien hablar la música de la voz va a metamorfosearse en palabras dirigidas […] que significan algo.
Raíz cúbica del crimen. Incestos de Gérard Pommier
La mamá de Flaubert está preocupada. Con casi ocho, su hijo no sabe leer ni escribir. “¿No será un idiota?”,[9] se preguntó, y le regaló el título a Sartre, que, en el final de su vida vuelve a la infancia de Flaubert, cuando “ve las palabras desde afuera” y no las capta como signo.
Sartre confirma que “jamás la palabra era suya”, pero no por sus ataques epilépticos ni por trastornos de atención e hiperactividad, como diagnosticaría la neurociencia, mitología sobre la que gira la educación contemporánea, sino por su “mala relación con el Otro”, el fantasma de su madre, que en esa familia burguesa y patriarcal hacía las veces de hermana mayor a fin de sostener la autoridad de un padre “que solo ocupaba un lugar secundario”.
En criollo, Flaubert estaba tan solo como los pibes y pibas, de toda clase social, que vegetan 24/7 frente a la pantalla a la que fueron abandonados –muchas veces con sobreprotección– como antaño se hacía en el atrio de una iglesia. Pero el problema no es la pantalla, sino la soledad y el haber hecho a un lado la responsabilidad que nos cabe como adultos. Si hay generaciones que creen que pueden educarse con videítos de YouTube y con un chat de Inteligencia Artificial, es decir, sin la familia ni la escuela, la culpa no es de Elon Musk ni tampoco de la derecha.
Hace rato que del balbuceo se sale más por hipnosis de pantalla y de estímulo visual que con la adánica voz de mamá. El buscador de Google, puerta de acceso al juego en red o al video de TikTok, acerca el alfabeto a quien no sabe gatear, pero sí contentarse con una pantalla. Es por ese plano inerte por el que pibes y pibas de Latinoamérica, además del alfabeto, aprenden a hablar en neutro, que es un modo de estar sin estar en el lenguaje.
Por la pantalla se pierde, diría Barthes, “el grano de la voz” de quien contaba tanto una leyenda alrededor del fuego en el campo como el cuento de las buenas noches en la ciudad. Se perdió a quién le debemos la palabra, que fue sostén en culturas orales y escritas. Por eso hay pibes que aún no saben leer, pero si la maestra del jardín pregunta “¿Con M de…?”, ya no responden “Con M de Mamá”, sino “Con M de McDonalds”.[10]
La lengua no se adquiere por ósmosis, sino gracias a la interacción con alguien a quien, según el psicoanalista Carlos Quiroga, uno le hace falta. Tenían razón Lewcowicz y Corea cuando decían que “La dispersión no está en Internet, sino en nosotros”.
Flaubert “cree en todo lo que le dicen” y, como los pibes que confían más en un youtuber y en la Inteligencia Artificial que en cualquier adulto, “no relaciona las palabras con quienes las han dicho”. No cree, “elige creer”, dirían hoy. Sartre dice que Flaubert debe “creer en las palabras porque son un don gracioso que le obsequian sus padres”. La escuela hace bien en reponer planes de alfabetización. Lo sepa o no, intenta que la palabra vuelva a atar al crío a alguien. Aunque los papis y mamis de chat nos desprecien, los docentes les estamos dando una mano. Algún día nos lo van a agradecer.
IV.
Madre, me han quitado todo.
El enigma de Kaspar Hauser (1974) de Werner Herzog
Herzog llevó a la pantalla la historia de un joven, abandonado de niño, que creció en una buhardilla sin contacto humano alguno. Indolente como todo aquel que está pegado a una pantalla, un día apareció en una plaza y quien lo vio se preguntó lo mismo que la madre de Flaubert. No sabía hablar más allá de un puñado de palabras y ni reflejos tenía. La película prueba tanto la necesidad del otro para adquirir el lenguaje cuanto la deshumanización de la sociedad, que sólo ha avanzado desde entonces.
Nuestra situación es tan difícil como la de Kaspar Hauser, pero a diferencia de lo que afrontó él, debemos aceptar el desarraigo de haber tenido palabra y ya no tenerla. Pertenezcamos a una cultura oral o alfabetizada, la dificultad para leer, escribir, hablar y escuchar es una y la misma. Hay algo roto entre las palabras y las cosas. Esa “des-alfabetización” de las últimas décadas es menos producto de una cultura de la imagen que se impuso con intercambio de emojis y esa media lengua usada en chats, que fruto de la desaparición del otro en la familia, la escuela y el Estado, instituciones “desfondadas” dirán Lewcowicz y Corea.
Hay que tomar el riesgo de dar la palabra, de trasmitir el legado que está en toda lengua. Habrá que soplar algo de vida a esta lengua muerta que habla en nosotros con series, memes y chats que de tanto decir, ya no dicen nada. Si lo hacemos, saldremos del solipsismo al que nos trajo esta etapa del capitalismo.
La palabra debe volver a estar atada a otro/a. Si no hay relato ni ley que sé sentido, ni hay tampoco quién sostenga uno y otra, no habrá alfabetización. Nos cabe ocupar un lugar en la lengua, ser alguien para el otro, eso que no fueron, para Flaubert, ni el padre ni la madre. Es el desafío que tenemos por delante, no sólo a docentes, también padres, madres y políticos. El resto es pan comido. ¡Hasta María Eugenia Vidal puede dar una mano actualizando el UPA!, método rápido y efectivo que enseñó a leer a generaciones durante décadas.[11] La lectura y la escritura, después de todo, son técnicas. Con esfuerzo, bien o mal, se adquieren. Hasta Kaspar Hauser pudo. Lo que tenemos por delante es algo bastante más difícil, pero no imposible.
(2) Foto real (y no meme) sacada por la profesora Daniela Parra.
[3] Según Marisa Suffia, docente miembro del equipo técnico del Departamento de ámbitos del Desarrollo de la Educación de la Secretaría de Educación de la Provincia de Buenos Aries, “Las últimas pruebas Aprender 2023 mostraron mejoras en Lengua con respecto a años anteriores. El informe indica que el 66,4% de los y las estudiantes de sexto grado se ubica en los niveles de desempeño satisfactorio y avanzado en Lengua. Dentro del 33,6% restante, poco más de 1de cada 10 tiene un desempeño “por debajo del básico”.
[5] Sarmiento, D. F. Método de lectura gradual, Bs. As., Museo Histórico Sarmiento, 2011.
[6] Facundo Manes, abanderado del mesianismo neuro-científico, sostiene que: “métodos de enseñanza de la lectura basados en aprender a leer a partir de oír palabras completas han traído resultados negativos en comparación a los métodos basados en el reconocimiento del sonido de cada letra y de sílaba, en el desarrollo de la conciencia fonológica. La explicación podría estar en experimentos que muestran que el método holístico estimula el hemisferio equivocado, el derecho, en la mayoría de las personas, quitándole la eficiencia que tiene el hemisferio izquierdo par la discriminación del sonido de cada letra, una habilidad necesaria para poder leer”. Manes, F; Niro, M. El cerebro argentino. Una manera de pensar, dialogar y hacer un país mejor, Bs. As. Planeta, 2016, 217-218.
[7] Barthes, R. “Escribir la lectura”, en El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura, Barcelona, Paidós, 1987.
[8] Lewcowicz, I; Corea, C. Pedagogía del aburrido. Escuelas destituidas, familias perplejas, Bs. As., Paidós, 2004.
[9] Sartre, J. P. El idiota de la familia. Gustave Flaubert desde 1821 a 1857, Bs As, Editorial Tiempo Contemporáneo, 1095.
[10] La anécdota es real. Me la cuenta una maestra de inicial de una escuela pública del Conurbano.
*Prof. y Dr. en Letras, y Mag. en Comunición y Cultura, es docente en profesorados del Conurbano, ensayista y crítico de cine. Publicó Hoteles. Estudio crítico (2007), Cambiemos o la banalidad del bien (2019), La invención de la literatura. Una historia del cine (2021). Estuvo a cargo de El Nuevo Cine murió (2021) y prologó Escritos corsarios de P. P. Pasolini (2022). Su último libro esditado es «P3RRON3. El Corsario».
en su permanencia, egreso y certificación con reconocimiento nacional.
resguardar y atender las condiciones laborales de quienes trabajan en los ISFD para acompañar los cambios que se establecen.
ALERTAMOS sobre los efectos de provincialización del Sistema Formador dada la diversidad y desigualdad que atraviesan las jurisdicciones para la implementación conjunta y acelerada de estas regulaciones en el actual contexto de ajuste y desfinanciamiento de la educación ya prevista por las autoridades nacionales.
Reiteramos la necesidad de convocatoria a la participación de la docencia organizada en los ámbitos formales de discusión para la mejora del sistema educativo argentino en clave nacional y federal.
“(…) Creo, de todos modos, que la principal causa por la que hoy se combate a los maestros con sueldos magros y tareas quiméricas es otra más miserable y por eso inconfesa. Un maestro es alguien que decidió pasar su vida encendiendo en otros el fuego que encendieron en él de niño. Para los poderosos de este mundo, que de niños lo recibieron todo y ahora lo arrebatan todo, la lógica de esa decisión es obscena, un espejo en que no quieren mirarse y por eso lo rompen, huyendo del escándalo”.
Marcelo Figueras, Kamchatka. 2002
Quizás nos toque celebrar uno de los días del maestro -o de la maestra, como se propuso con muy buen criterio desde este espacio de reflexión- más difíciles para la profesión desde el retorno de la democracia. O al menos para la generación en la que me inscribo, nacida en democracia y en ejercicio de la docencia durante los últimos diez o doce años.
El contexto es, como poco, complejo. A la dificultad que generan las actuales condiciones materiales de trabajo, se suma el particular encono que el gobierno nacional tiene para con las y los docentes. La decisión es clara: dar la “batalla cultural” contra el “adoctrinamiento” en las aulas de la escuela pública. En el discurso de cierre del Foro Económico Internacional de las Américas, el presidente afirmó: “La educación pública ha hecho muchísimo daño lavando el cerebro de la gente”. Esto sería responsabilidad de las y los docentes, formados en Institutos Superiores de Formación con “currículas educativas de izquierda, abiertamente anticapitalista y antiliberales, en un país en el cual lo que más se necesita es más capitalismo y más libertad”. Así lo expuso Milei, esa vez en la apertura de las sesiones legislativas.
Decíamos, por otro lado, que tampoco el contexto es sencillo respecto a las condiciones materiales. Sabemos que la profesión docente enfrenta dificultades vinculadas a la sobrecarga laboral. Se necesitan 8 horas en la escuela para vivir, pero el trabajo no empieza ni termina ahí. En los escritorios de maestras y profesores conviven la pila de trabajos a corregir, las planillas a completar y materiales variopintos que rápidamente saben convertir en un recurso didáctico. Docente: alguien que puede ver una película en su tiempo libre y enseguida pensar cómo trabajarla en el aula.
La sobrecarga de tareas administrativas, la falta de reconocimiento y remuneración de las horas destinadas a la planificación y evaluación y de espacio para el trabajo colectivo entre docentes son algunas cuestiones que requieren ser visibilizadas y repensadas. A esta situación se adiciona la traducción que el actual contexto socioeconómico genera en emergentes y demandas en cada aula de cada escuela del país, que también son abordados por las y los docentes y que tornan aún más agobiante su tarea cotidiana.
Además, a esto se suma la caída del poder de compra del salario. En la actualidad, el salario de un docente con 10 años de antigüedad le permite comprar 27 kilos de carne menos por mes que lo que le permitía a ese mismo docente 10 años atrás. Esto es así para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero se replica más o menos proporcionalmente también en otras jurisdicciones.
Teniendo en cuenta lo dicho hasta acá, sería sencillo -y hasta diría lógico- asumir una posición defensiva, que implique fundamentalmente no “seguir perdiendo”, a sabiendas que en los últimos meses el conjunto de las y los trabajadores han visto empeorar sus condiciones de vida. En particular, los y las trabajadoras de la educación han dejado de percibir el Fondo Nacional de Incentivo Docente por parte del Estado nacional, por definición del presidente Milei. Este monto ha sido cubierto solamente en algunas jurisdicciones por parte de los gobiernos provinciales.
Sin embargo, creo que es imperioso que podamos reflexionar -y también trabajar- en una agenda que permita hacernos cargo de los desafíos que enfrenta nuestro sistema educativo, tanto en la formación docente como en la actual carrera docente. Aún estando exactamente en la vereda de enfrente de todo lo que el presidente Javier Milei pueda pensar, decir y hacer en materia educativa, tenemos que poder reconocer los niveles de insatisfacción que tiene una parte de nuestra sociedad.
Por supuesto que mucho de ese estado de situación es generado por quienes trabajan para deslegitimar -y se encargaron de desfinanciar- a la escuela. Pero creo que tenemos que poder reconocer la porción de verdad que hay en aquellos sectores a quienes la “defensa de la escuela pública” no les resuena lo que quisiéramos y creemos que debe poder resonarle. Y además, creo que no hay nadie que cuente con más herramientas para dar esta discusión que quienes habitan todos los días las aulas de nuestro país. De otra forma, corremos el riesgo que el debate se muestre simplificado, que se dedique a buscar culpables y acote la agenda de transformaciones necesarias a un conjunto de medidas de corto alcance pero con fuerte impacto político y comunicacional, tal y como sucede actualmente en el Congreso Nacional con el debate sobre la educación como un servicio esencial.
Alejandro Finocchiaro, quien fuera ministro de Educación de Mauricio Macri en un gobierno que redujo el porcentaje del PBI destinado a la educación, defendió el proyecto de ley que restringe el derecho a huelga docente refiriéndose a una “curva de la decadencia de la educación”. Otros diputados votaron afirmativamente en nombre de la “calidad de la educación”, aún cuando lo votado supone una guardia mínima en las escuelas los días de paro docente que, en todo caso, resolvería el problema de cuidados.
Cabe aclarar, además, que salvo en casos de conflictos prolongados -en provincias con serias dificultades para hacerle frente al pago de salarios docente-, los paros representan un porcentaje muy bajo de los días que se pierden clases. ¿Cómo se resuelve esto? Con la aplicación de la “Ley de los 180 días de clase” -N° 25.864-, que prevé la intervención del gobierno nacional, como aquella primera acción de Néstor Kirchner en Entre Ríos que todavía persiste en la memoria colectiva.
La pérdida de días de clase no se explica por los paros docentes, es necesario buscar otras causas nada abordadas en la ley de esencialidad de la educación. Por un lado, se pierde una enorme cantidad de días de clase en el nivel primario y de horas de clase en secundario por falta de docentes para la cobertura de cargos. Por otro lado, el problema de ausentismo docente convive con números cada vez más elevados de ausentismo de las y los estudiantes. En esta última discusión está también, quizás, uno de los fundamentos de la expansión de la matrícula en escuelas de gestión privada.
Ambos fenómenos -cargos sin cubrir y ausentismo- son multicausales y requieren abordajes complejos. La creación de cargos de maestros itinerantes que logren cubrir en tiempo y forma las suplencias cortas, el armado de reglamentos intraescuelas para garantizar la continuidad pedagógica, la evitación de sobrecarga de las tareas no pedagógicas de las y los docentes, la mejora del clima escolar, el acompañamiento a la labor de docentes noveles, el fomento del trabajo colaborativo y la promoción de la pareja pedagógica son algunas acciones que las jurisdicciones pueden desarrollar para mejorar el innegable problema de la pérdida de días de clases. Se trata de muchas y muy variadas medidas que seguramente requieren revisar, también, cómo funcionan los regímenes de licencia, el acceso a cargos docentes y los controles de los sistemas de salud laboral.
¿Cuáles son los recursos materiales y simbólicos que se requieren para garantizar las condiciones para que nuestros docentes enseñen y los niños, niñas y adolescentes aprendan mucho y todos los días? Esta tiene que ser la pregunta que oriente la acción, la reflexión y el debate de quienes creen en la potencia de nuestra querida escuela pública y en el lugar irremplazable que tienen los que asumen la tarea de encender en otros el fuego que encendieron en ellos de niños. Tenemos que poder discutir todo, tener un debate sincero sabiendo que la discusión debe estar siempre acompañada de una lucha interminable por el financiamiento de nuestro sistema educativo. Que los tiempos complejos de resistencia se acompañen, entonces, de discusiones que nos permitan pensar qué es aquello irrenunciable y cuáles son los puntos que deben ser profundamente transformados.
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