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Viaje frente a la pantalla

Por: Yasel Toledo Garnache

Muchos miraban con atención los videos en las pantallas frente a nosotros. Algunos se quejaban en voz baja por sus contenidos, y otros conversaban de cualquier tema o intentaban dormir, pero en varios momentos observaban las imágenes en movimiento, pues era casi imposible ignorarlas.

Lo mostrado en aquellos audiovisuales era más lamentable, porque estábamos obligados a permanecer cerca y casi a consumirlos. Íbamos en un ómnibus hacia La Habana y el viaje duraría unas 12 horas.

La primera película comenzó con una escena de disparos y sangre. Una adolescente había sido secuestrada y el tío, con experiencia como soldado en una guerra, fue a rescatarla, para lo cual tuvo que matar a más de diez hombres.

Lo hizo de forma espectacular, con una puntería de ficción, patadas y puñetazos tremendos, encajó algo en un ojo, rompió varios brazos… La sangre era más protagonista, gracias a los planos cerrados y a efectos de edición. Cuando tuvo a la muchacha en su poder, el «salvador» le disparó en la frente al único sobreviviente del grupo de los villanos, quien ya estaba herido y quedó tendido sobre el suelo. La imagen del orificio en su rostro todavía rebota en mi mente.

Pero ese fue solo el comienzo, «lo bueno vino después», como deben decir los amantes de ese tipo de filmes. Los malos quisieron vengar lo ocurrido y la matanza fue mayor.

Les añado otro elemento, pues no sé si la película está en la programación de varias guaguas y deseo que sepan más de la trama: la adolescente fue secuestrada porque su padrastro debía mucho dinero relacionado con la droga, y por supuesto el tío, prófugo de la justicia desde hacía varios años, era el héroe, uno casi invencible, capaz de acabar con todos, conseguir riqueza material y dejársela a la hermana y a la hija de ella.

Fuera de la pantalla, una mujer a veces le tapaba los ojos a su pequeño para que no pudiera ver, y él protestaba porque ya estaba como hipnotizado por los efectos y la historia. Otro niño más pequeño lloraba por tanto ruido, en especial cuando los tiros y los gritos de los personajes se sentían con más fuerza.

Dolía observar a las personas pendientes de aquello. Saltar ante algunos desenlaces, cruzar los dedos, como especie de ayuda a los extrañamente buenos, decir «¡está buenísima!», en referencia a la película, y seguir con la mirada en las imágenes.

Después de los créditos, aparecieron audiovisuales de humoristas, grabados aparentemente en centros nocturnos y programas televisivos fuera de Cuba. El decisor en aquel momento, el chofer que descansaba, en ocasiones corría parte del audiovisual, porque en verdad algunos chistes eran demasiado «fuertes», y presionaba el play otra vez, pero los contenidos de aquella memoria flash eran casi todos similares.

Luego, apareció una tanda de videos de reguetón, con mucho movimiento y poca ropa, como es usual en la mayor parte de esas propuestas. Más tarde, otros filmes, algunas bromas y más música. Así siguió el viaje, que incluyó paradas en varias terminales y otros sitios.

Es lamentable que predominen propuestas de ese tipo en los ómnibus, destinados al traslado de personas, pues durante varias horas casi la única opción de los viajeros es observar lo expuesto en las pequeñas pantallas.

A nivel nacional se ha reconocido la importancia de los contenidos y calidad en la factura de los audiovisuales para la cultura nacional, fortalecer valores y favorecer la formación de las personas, en especial de niños y adolescentes, quienes suelen estar en ese tipo de transporte.

Según estudiosos, los infantes aprenden más que imitación e incorporan soluciones «bravuconas», aunque no las ma­nifiesten de forma inmediata, y pueden considerar las pe­leas como un mecanismo normal para resolver conflictos, más cuando quien dispara y golpea es presentado como un héroe. El efecto de programas y dramatizados provoca que hasta adultos repitan expresiones y formas de vestir. En los pequeños, cual esponjas nuevas, la dimensión es mayor.

Hoy el país realiza iniciativas bien pensadas y atractivas, como La Mochila, compendio digital de los Joven Club de Computación y Electrónica, que incluye documentales, filmes y dramatizados cubanos y foráneos, y también el Pa` que te eduques en centros estudiantiles, impulsado por el Ministerio de Educación y con numerosas opciones didácticas y para la recreación.

Ojalá los materiales audiovisuales preferidos sean siempre favorables y con calidad. Ojalá los ofrecidos en la televisión nacional, en los ómnibus, cines y otros los lugares lo sean en todo momento, lo cual debe constituir una pretensión permanente.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-03-23/viaje-frente-a-la-pantalla-23-03-2017-18-03-13

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Los jóvenes y el deseo permanente de ser útiles

Por: Yasel Toledo Garnache

A veces deseo que los días sean más largos o yo no necesite dormir, descansar. Anhelo estar en muchas partes, siempre activo, para aportar, por eso me esfuerzo al máximo con la única pretensión de superarme como profesional y persona, de ser mejor en todos los aspectos.

Siento un orgullo tremendo cuando comparto con otros muchachos, que hablan también de sus deseos de ser útiles y ansias de saber y hacer más.

Hace poco conversé con varios que fueron mis compañeros en el preuniversitario, hace siete años. No los veía desde aquella etapa, por eso la alegría fue mayor. El diálogo comenzó con abrazos y se intercalaban anécdotas y bromas del pasado, recuerdos de la etapa en la escuela, cuando compartimos frente a la pizarra, en la beca y en actividades deportivas.

Allí estaban ellos, ahora doctores, abogados, ingenieros, licenciados en Estomatología…, con las mismas sonrisas de antes, pero con más madurez y un tono especial en la voz cuando hablaban del trabajo. Algunos siguen fieles al béisbol en las tardes, y tal vez hasta traten de repetir los jonrones y buenas jugadas realizadas rara vez en el IPVCE Silberto Álvarez Aroche, de Granma, donde efectuábamos copas, algo así como nuestras series internas, que incluían mucha emoción, peñas deportivas en los albergues, bancos, pasillos y otros lugares del centro escolar.

Su entusiasmo era mayor por el reciente éxito del conjunto de la provincia, también conocido como Alazanes, que participa en la Serie del Caribe en representación de Cuba. Hablamos durante más de una hora sobre nuestros sueños cuando estábamos en duodécimo grado y acerca de lo hecho por cada uno en los últimos años, también sobre los pasos de otros amigos, muchos de los cuales son excelentes profesionales y ayudan como internacionalistas en otras naciones.

Durante la conversación, pensaba en más muchachos con valores admirables en industrias, oficinas, campos… Varios están entre los más sobresalientes de sus colectivos u ocupan puestos de dirección y jamás dicen «no puedo», a pesar de la complejidad de los retos.

Hace algunos días, Federico Hernández Hernández, miembro del Comité Central del Partido y primer secretario en Granma, convocó a una nueva etapa de trabajo en este oriental territorio para alcanzar la sede del acto nacional por el 26 de Julio, inspirados en las ideas y el ejemplo de Fidel Castro, Comandante en Jefe y Padre Grande de las actuales generaciones de cubanos, quien siempre confió mucho en el poder del pueblo y especialmente de las nuevas generaciones.

En el encuentro, realizado en el teatro Bayamo, cerca de la emblemática Plaza de la Patria, donde el pueblo granmense realizó la vigilia de homenaje al líder histórico de la Revolución cuando sus cenizas descansaban en esta ciudad Monumento Nacional, percibí el compromiso de todos, incluidos muchos jóvenes, la fuerza y el deseo de lograrlo y seguir la conquista de más triunfos.

La complejidad de los tiempos actuales exige el aporte de todos, con unidad y a favor de ese equipo grande que es el pueblo de Cuba. Para el presente y futuro de la nación es fundamental que las nuevas generaciones seamos en todo momento parte de la vanguardia en cada actividad y proceso.

Debemos demostrar siempre dedicación, compromiso y capacidad para alcanzar más triunfos, con inteligencia y fidelidad a las esencias. No importa si algunos se hacen los pinchos en el pelo, usan pantalones a la cadera o prefieren el reguetón. Lo más significativo es el orgullo inmenso de ser cubanos y el deseo de aportar, como cultivadores de la belleza, entendida como afán de perfección, bondad y pasión por el trabajo, la historia y el país.

Eso implica disposición, valor y deseos permanentes de superación en lo personal y colectivo, evitar el sedentarismo intelectual para ser también mejores ciudadanos, no unos que solo aprueben o critiquen, que aplaudan o bajen la cabeza, sino que piensen, reflexionen, y, sobre todo, busquen soluciones y las conviertan en realidad, junto a las personas de más experiencia, con pleno conocimiento de la historia y apego a los ideales y ejemplo de nuestros héroes.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-02-02/los-jovenes-y-el-deseo-permanente-de-ser-utiles-02-02-2017-19-02-07

Imagen de archivo:

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Fidel y nuestra generación

Por: Yasel Toledo Garnache

Los niños de mi generación crecimos con el sueño noble de verlo desde cerca, saludarlo, tocarlo y recibir uno de aquellos abrazos que veíamos por pantallas de televisores.

Conocimos las anécdotas de nuestros abuelos acerca del joven lleno de sueños que asaltó el cuartel Moncada, sufrió prisión, estuvo exiliado en México y volvió en un yate, junto a otros 81 corajudos, para subir hasta la Sierra Maestra y comenzar la guerra por la independencia.

Algunos de nosotros aprovechamos los apagones en la noche para pedir que nos contaran más de ese hombre de gran inteligencia y largos discursos, querido y admirado por millones de personas.

Los adultos nos hablaban de él como de un padre, capaz de lograrlo todo, sin importar cuán difíciles fueran los obstáculos.

Recuerdo la voz de mi abuelo emocionado en el portal de su casa, cerca de la línea del ferrocarril. Narraba momentos peculiares de la historia nacional y cuando mencionaba a Fidel siempre tenía un brillo especial en sus ojos y la voz era diferente, reveladora de agradecimiento. Se paraba de la silla, y yo lo miraba como hipnotizado.

Poco a poco, el hombre vestido de verdeolivo se convirtió en mi héroe preferido, el mejor de todos, uno de carne y hueso, a quien veía hablar con seguridad, disfrutar los éxitos deportivos, trabajar con obreros y sonreír junto a infantes.

Veía imágenes de él en otros países y el gran amor que le demostraban los pueblos.

Eso me llenaba de orgullo, me confirmaba la certeza de vivir en un país especial, una nación faro, con la suerte infinita de tenerlo, siempre incansable.

Mis atletas preferidos le dedicaban los éxitos. El señor alto e inteligente hablaba del equipo de pelota, que me parecía invencible gracias también a él, de boxeo… Y así se convirtió en mi paradigma, en una inspiración permanente para ser mejor cada día.

Supe de sus problemas de salud y me alarmé, pero estaba seguro de que siempre estaría ahí. Era el mismo que sobrevivió al Moncada, a la lucha en la Sierra, a Girón, a más de 600 intentos de atentados homicidas…

Por eso cuando recibí aquella inesperada llamada en la noche del 25 de noviembre, mi mente no podía aceptar la noticia, aunque me la repitieran varias veces. Me levanté para confirmarlo y no pude dormir más.

Desde ese día, he tratado de sentirlo más vivo que nunca, por eso estuve en la madrugada del 2 de diciembre en Las Coloradas, por donde desembarcó en 1956, por eso esperé el cortejo fúnebre con sus cenizas en la emblemática Plaza de la Revolución de Bayamo, la primera denominada así en Cuba.

Por eso también fui a la vigilia en la Plaza de la Patria de la capital granmense, por eso peregriné hasta el museo Ñico López, donde descansó el gigante la noche de esa jornada, por eso fui a la Plaza Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, el día siguiente.

También por eso estuve en Cinco Palmas, el 18 de diciembre último, donde él se reencontró con Raúl y otros expedicionarios del Granma, 60 años antes.

En el emotivo acto, vibré de emoción, especialmente cuando habló Ramiro Valdés Menéndez, actual Comandante de la Revolución y uno de sus compañeros de lucha en el Moncada, en el yate Granma, en la Sierra y después. La imagen y el ejemplo de Fidel siempre vivirán en esas montañas y en toda Cuba.

En cada lugar le dije que no lo defraudaré, las nuevas generaciones no podemos hacerlo. Tenemos el compromiso de lograr que los jóvenes del futuro, nuestros hijos, nietos, tataranietos…, sientan también nuestro amor hacia él y lo mencionen siempre en presente. Debe reencarnar en cada generación de cubanos, como símbolo invencible de victoria, padre de una obra grande que jamás deberá ser traicionada.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-01-13/fidel-y-nuestra-generacion-13-01-2017-00-01-43

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Romance con la tecnología

Por: Yasel Toledo Garnache

Un muchacho tarareaba la canción escuchada a través de los auriculares mientras caminaba con paso lento. A veces, parecía moverse al ritmo salido de su teléfono móvil.

Otro estaba como hipnotizado por un juego en su tableta electrónica, en los momentos de más emoción hasta se detenía, y luego seguía casi sin prestar atención en la vía.

Cada vez son más frecuentes escenas como esas en nuestras calles. Los nuevos dispositivos son poderosos imanes, con efectos positivos y negativos.

Resulta difícil resistirse a sus encantos, pues además de las utilidades para la comunicación, constituyen algunos de los mejores medios de entretenimiento de la historia, la conjunción de mucho de lo preferido por los niños, adolescentes y jóvenes.

Varios adultos suelen criticar a quienes sostienen esa especie de romance con los modernos equipos, y parecen olvidar que cuando pequeños fueron cautivados por la maravilla de las imágenes en movimiento en los televisores.

Uno de mis tíos asegura que cuando observaba algo atractivo en aquel aparato, casi ni escuchaba lo expresado por sus padres y, si le ordenaban realizar otra tarea, hasta demostraba su falta de voluntad con leves llantos.

Recuerdo la preferencia por el Playstation y los juegos de Atari. Ahora es todo eso, aunque en una dimensión mayor, pues los nuevos dispositivos, como sabemos, son fuente de las fotos, juegos y videos más gustados, seleccionados por uno mismo, y pueden ser llevados a casi todas partes.

Cada vez son más perfeccionados, como parte de una industria empeñada en atraer consumidores, pero de la cual es difícil abstenerse, no ya por estar a la moda; sino por su utilidad y porque los tiempos actuales casi lo exigen.

Lo lamentable es ser víctimas modernas, atraídas demasiado por sus redes seductoras. Estudiosos señalan efectos negativos, incluidos el aislamiento social, la ansiedad, el insomnio, el desánimo, cambios emocionales y estrés, lo cual puede provocar otros males.

La fijación en la pantalla y apego desmedido a los equipos provoca falta de concentración, afectaciones en la comunicación interpersonal y un incremento de los accidentes. En ocasiones, vemos a choferes contestar llamadas mientras manejan, y eso constituye una gran irresponsabilidad.

La situación puede complejizarse más en Cuba, donde la tecnología no es tan abundante como en otras naciones, pero se avanza en la informatización y aumentan los dispositivos.

Según la periodista Rosa Mirian Elizalde en su conferencia El consenso de lo posible, parte de su tesis de doctorado presentada en el IX Congreso de la UPEC (2013), el 82 % de los cubanos entre 12 y 24 años tenía a la memoria flash como medio fundamental de intercambio de contenidos y existían aquí 11 millones de accesos diarios a Facebook y dos millones de celulares.

Esos números crecieron en los últimos años. En el 2015, fueron habilitados en el país 65 puntos wifi, y para el 2016 se planificó un total de 80, aunque se sobrecumplió a 135.

Informaciones de la dirección nacional de Etecsa, en la Mesa Redonda transmitida por la televisión nacional el 29 de marzo último, revelan que unos 200 000 usuarios empleaban la wifi, como promedio cada día, y se ha incrementado la conexión a Internet desde centros laborales y escuelas.

No debemos ser extremistas y satanizar a la tecnología, pues brinda numerosos beneficios. Los padres y otras personas deben ser guías de los niños, por eso es preciso que sepan hasta cuáles son sus juegos, pues varios incluyen violencia, son de peleas, lanzar lavas…, y podrían tener incidencias negativas en su formación.

Es imprescindible incrementar las iniciativas para compartir en conjunto, intercambiar opiniones y divertirse de otras maneras más tradicionales, que fomenten la unidad. Ojalá los partidos de pelota o fútbol en los barrios y otros en conjunto, estén siempre en la preferencia de muchos.

Somos afortunados por vivir en una época con tantos avances tecnológicos, como lo fueron generaciones anteriores por diferentes razones, y lo serán las próximas. Lo importante es aprovecharlos para el bienestar individual y colectivo, conscientes de que somos los jinetes de nuestro destino.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-11-03/romance-con-la-tecnologia-03-11-2016-22-11-46

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Los personajes fuera de la pantalla

Centroamérica/Cuba/19 de Agosto de 2016/Autor:

Javi, de cinco años de edad, quería ver una pe­lícula en inglés y con una trama bastante violenta, aunque no entendiera nada, porque “a mí lo que me gusta es la fajatera”, expresó sonriente.

El primo, quien escribe estas líneas, le dijo ¡no!, y el niño dio unas pataditas sobre el piso, acompañadas por el inicio de un forzado llanto.

Hace varios días, Javi soñó que unos bi­chos se llevaban a su hermana en una jaula para convertirla en reina mala. Luego, estuvo desvelado hasta las dos o tres de la madrugada.

La madre lo acompañó hasta que la claridad del día borró el miedo a que aparecieran otra vez los “malhechores”, vistos antes en la pantalla.

Desde hace varias jornadas, observa con frecuencia otro material audiovisual sobre un caballo salvaje, e incorporó a sus juegos el hábito de tirar patadas y correr a toda velocidad.

Josué, de ocho años, hace un tiempo se disfrazaba de hombre araña y de otros superhéroes y hasta repetía gestos y parlamentos de aquellos con frecuencia.

¿Cuánto influyen la televisión, videojuegos y otras escenas de pleitos en los infantes? ¿Cuál es la responsabilidad de los adultos a su alrededor?

El investigador mexicano Eduardo Reyes Virrueta asegura que quienes ven violencia se comportan más agresivos sin importar su localización geográfica, sexo, nivel socioeconómico ni problemas emocionales. Eso se refuerza en los de menos edad.

Para la española María del Carmen García Galera los efectos pueden ser conductuales, emocionales y cognitivos.

Según otros estudiosos, los infantes aprenden más que imitación e incorporan soluciones “bravuconas”, aunque no las ma­nifiesten de forma inmediata, y pueden considerar las pe­leas como un mecanismo normal para resolver conflictos.

El efecto de programas y dramatizados provoca que hasta adultos repitan expresiones y formas de vestir. En los pequeños, cual esponjas nuevas, la dimensión es mayor.

Estudios sobre agresividad en la televisión revelan que ciertos dibujos animados suelen incluir 23 escenas de ese tipo durante cada hora, como promedio, e incluyen fuertes golpes, explosiones, caídas por precipicios…, pero las víctimas nunca mueren. Y, lamentablemente, esos materiales audiovisuales han sido aceptados como forma de entretenimiento desde hace bastante.

Algunos personajes suelen mostrar una gran fortaleza y otras características atractivas para los niños, y resuelven casi todo a través de la violencia.

Muchos juegos digitales privilegian los disparos, lanzar lava, matar animales o escapar de oficiales… Tal vez, ahora mismo usted, amigo lector, recuerde varios.

Afortunadamente, existen ejemplos de lo contrario. Al­gu­nas propuestas resaltan el sentido educativo y didáctico.

Los padres, familiares y otras personas cercanas a los infantes, debemos prestar atención a sus formas de esparcimiento, y establecer límites. Además, evitar los episodios agresivos o de otro tipo, que constituyan ejemplos desfavorables.

No impidamos que los pequeños pasen tiempo frente a la pantalla, pero guiémoslos en la selección de lo observado, conscientes de la importancia para su formación y comportamiento presente y futuro.

Javi, como tantos niños, sigue entre carreras, palos de escoba convertidos en potros, matas de mango y personas que lo quieren y cuidan. Seguramente, su gusto por la televisión persistirá, aunque lo mejor será que sus películas y muñes sean otros.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-08-18/los-personajes-fuera-de-la-pantalla-18-08-2016-22-08-43

Fuente de la imagen: http://melhorepiordomundo.blogspot.com/2011/04/superman-ameaca-renunciar-cidadania.html

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La Enseñanza de la Historia y los jóvenes

Centroamérica/Cuba/24 de Julio de 2016/Autor: Yasel Toledo Garnache/Fuente: Granma

Bostezos, dibujos en las libretas y el deseo de que el tiempo transcurra más rápido constituyen parte de la realidad durante algunas clases de Historia de Cuba y en ciertos centros es­colares del país, aunque duela ad­mitirlo.

Conozco de estudiantes que mi­ran constantemente por las persianas, unos escriben carticas y otros hasta son vencidos por el sue­ño, cuando la impartición de la asignatura se convierte en un tedio.

Algunos profesores repiten siem­pre las mismas palabras, extraídas del libro de texto o de manuales, con­feccionados hace poco o mu­cho. Y eso cansa, levanta una especie de muro entre ellos y los alumnos.

Afortunadamente, no siempre su­­cede así y existen buenos ejemplos de lo contrario. Mi mente pasa, cual rollo de cine en blanco y negro, mo­mentos en las aulas, y siento otra vez la emoción transmitida por quie­nes lograban llevarnos a combates, asambleas y más sucesos en la manigua y otros sitios.

Por las mareas de mi cuerpo circula otra vez la tristeza, después de preguntar sobre la infancia de Carlos Manuel de Céspedes…, y recibir un largo silencio como respuesta. ¿Por qué las omisiones de contenidos tan importantes como lo relacionado con las primeras edades del Padre de la Patria, incluidas sus preferencias, juegos y cómo era la familia, además de acaudalada…?

Los héroes también son seres humanos y sus gustos y hábitos terrenales los acercan más a las personas deseosas de conocerlos. To­dos los profesores debieran ser co­mo manantiales de conocimientos y tener la creatividad suficiente para lograr, o al menos intentar, que las palabras cobren vida y cautiven a quienes escuchan.

Hace poco una abuela me contó con pena que a su nieto no le supieron explicar, de forma detallada, el significado correcto de la bandera. Y eso me dolió. Según agregó, en la casa tampoco recordaban, llamaron por teléfono a varios amigos y nada, hasta que por fin encontraron unas páginas “salvadoras”.

Lo ideal es que todos nos sumerjamos en los textos sobre hechos del pasado con pasión y tengamos siem­pre deseos de aprender, pero muchos no tienen el impulso y tampoco pueden ser obligados.

Resulta esencial aprovechar ma­neras más creativas para enseñar y motivar la búsqueda de saberes. La literatura, a pesar de sus deudas con el reflejo de sucesos transcendentes de la historia nacional, puede ser una vía atractiva.

Las multimedias, dramatizados, animados y otros materiales audiovisuales de calidad sobre temas históricos también son escasos en el país, y eso es bastante lamentable en un contexto caracterizado cada vez más por la preferencia por lo digital y las imágenes en movimiento.

Es preciso aprovechar sitios históricos cercanos y las experiencias de combatientes y más personalidades de la localidad. Sería propicio incrementar las visitas a otras zonas exactas donde ocurrieron los acontecimientos y se pueden impartir algunas de las mejores clases.

Jamás olvidaré los momentos en La Demajagua, donde Céspedes en­cendió con más fuerza la llama del anhelo de libertad. Cerca de la campana emblemática, utilizada el 10 de octubre de 1868 para convocar a todos en el entonces ingenio, parece gravitar su voz y el ejemplo de aquellos hombres, decididos a empuñar las armas para acabar con el sufrimiento en Cuba.

Me emociono cada vez que re­cuerdo una de las rememoraciones del desembarco de los expedicionarios del yate Granma. El 2 de di­ciembre del 2015, como cada año, 82 jóvenes abordamos dos pequeñas embarcaciones y antes del amanecer nos tiramos al mar, por donde se estima lo hicieron quienes llegaron provenientes de México en 1956.

En el agua, el frío entraba a nuestros cuerpos, y seguimos hacia la orilla con la emoción de saber que por allí llegaron y continuaron los corajudos guiados por Fidel. Todos teníamos la luz del orgullo en nuestros ojos.

La Comandancia General del Ejército Rebelde en La Plata, intrincado paraje de la Sierra Maestra, es otro de los sitios que enamora y donde se respiran las esencias de la nación.

Allí crece una leyenda respecto al bohío de tablas, piso de madera y techo de guano, ocupado por el Co­mandante en Jefe. Cuentan trabajadores del lugar que la fuerza del hu­racán Dennis, en el año 2005, prácticamente arrasó con las demás edificaciones, sin embargo, la referida edificación sobrevivió con apenas unos rasguños. Aña­den que, con un gesto protector, la potencia del viento apartó un árbol que amenazaba con caerle encima.

Ningún libro transmitirá jamás la emoción percibida en lugares que constituyen altares de la Patria, en los cuales se pueden observar y palpar objetos reales.

La historia es una de las mayores fortalezas de Cuba, fuente de saberes y certezas, que es importante preservar como un ser vivo, para el bien de todos.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-07-21/la-ensenanza-de-la-historia-y-los-jovenes-21-07-2016-23-07-36

Fuente de la imagen: http://sociales.uaslp.mx/licenciaturas/historia

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