Centroamérica/Cuba/19 de Agosto de 2016/Autor:
Javi, de cinco años de edad, quería ver una película en inglés y con una trama bastante violenta, aunque no entendiera nada, porque “a mí lo que me gusta es la fajatera”, expresó sonriente.
El primo, quien escribe estas líneas, le dijo ¡no!, y el niño dio unas pataditas sobre el piso, acompañadas por el inicio de un forzado llanto.
Hace varios días, Javi soñó que unos bichos se llevaban a su hermana en una jaula para convertirla en reina mala. Luego, estuvo desvelado hasta las dos o tres de la madrugada.
La madre lo acompañó hasta que la claridad del día borró el miedo a que aparecieran otra vez los “malhechores”, vistos antes en la pantalla.
Desde hace varias jornadas, observa con frecuencia otro material audiovisual sobre un caballo salvaje, e incorporó a sus juegos el hábito de tirar patadas y correr a toda velocidad.
Josué, de ocho años, hace un tiempo se disfrazaba de hombre araña y de otros superhéroes y hasta repetía gestos y parlamentos de aquellos con frecuencia.
¿Cuánto influyen la televisión, videojuegos y otras escenas de pleitos en los infantes? ¿Cuál es la responsabilidad de los adultos a su alrededor?
El investigador mexicano Eduardo Reyes Virrueta asegura que quienes ven violencia se comportan más agresivos sin importar su localización geográfica, sexo, nivel socioeconómico ni problemas emocionales. Eso se refuerza en los de menos edad.
Para la española María del Carmen García Galera los efectos pueden ser conductuales, emocionales y cognitivos.
Según otros estudiosos, los infantes aprenden más que imitación e incorporan soluciones “bravuconas”, aunque no las manifiesten de forma inmediata, y pueden considerar las peleas como un mecanismo normal para resolver conflictos.
El efecto de programas y dramatizados provoca que hasta adultos repitan expresiones y formas de vestir. En los pequeños, cual esponjas nuevas, la dimensión es mayor.
Estudios sobre agresividad en la televisión revelan que ciertos dibujos animados suelen incluir 23 escenas de ese tipo durante cada hora, como promedio, e incluyen fuertes golpes, explosiones, caídas por precipicios…, pero las víctimas nunca mueren. Y, lamentablemente, esos materiales audiovisuales han sido aceptados como forma de entretenimiento desde hace bastante.
Algunos personajes suelen mostrar una gran fortaleza y otras características atractivas para los niños, y resuelven casi todo a través de la violencia.
Muchos juegos digitales privilegian los disparos, lanzar lava, matar animales o escapar de oficiales… Tal vez, ahora mismo usted, amigo lector, recuerde varios.
Afortunadamente, existen ejemplos de lo contrario. Algunas propuestas resaltan el sentido educativo y didáctico.
Los padres, familiares y otras personas cercanas a los infantes, debemos prestar atención a sus formas de esparcimiento, y establecer límites. Además, evitar los episodios agresivos o de otro tipo, que constituyan ejemplos desfavorables.
No impidamos que los pequeños pasen tiempo frente a la pantalla, pero guiémoslos en la selección de lo observado, conscientes de la importancia para su formación y comportamiento presente y futuro.
Javi, como tantos niños, sigue entre carreras, palos de escoba convertidos en potros, matas de mango y personas que lo quieren y cuidan. Seguramente, su gusto por la televisión persistirá, aunque lo mejor será que sus películas y muñes sean otros.
Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-08-18/los-personajes-fuera-de-la-pantalla-18-08-2016-22-08-43
Fuente de la imagen: http://melhorepiordomundo.blogspot.com/2011/04/superman-ameaca-renunciar-cidadania.html