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Juegos tradicionales para practicar gramática y vocabulario en inglés

¿Es posible favorecer el aprendizaje a través de juegos tradicionales como el pañuelo, el “pilla-pilla” o el “teje”?

Sí. Nos lo cuenta Luis Anes, maestro de Primaria en el CEIP San Jorge Palos de La Frontera (Huelva).

Si hay una palabra que defina la infancia y su esencia, ésta es el juego. El valor de la experiencia, el “hacer”. Con la experiencia comienza el aprendizaje, en la experiencia se afianza y en la experiencia se vuelca. Práctica, experiencia, investigación, reflexión, creación, invención… ¿Método científico? ¿Acaso no es así la propia vida? ¿Acaso no es así el juego? ¡El juego es vida!

Como docente tengo una gran premisa: si se puede hacer, mejor hacerlo antes que decirlo. Ya sea creándolo, ya sea recreándolo, con experimentos… ¡Jugando! No se trata de “jugar sí o jugar no”. Se trata de cuántas variables de juego podemos ofrecerles para aprovechar ese aprendizaje natural. Y en ese aspecto, los juegos tradicionales son un magnífico recurso. Juegos con los que han disfrutado tantas generaciones que no pueden faltar nunca, porque además son un éxito asegurado. Solo hace falta relacionarlos con nuestros objetivos y aprendizajes que perseguimos.

No olvidemos además que los chavales son seres sociales, deben interactuar con los demás. Es necesario dotarles de herramientas sociales y destrezas para comprender el mundo que les rodea. Les ayudará a desarrollar valores y las distintas inteligencias para su inclusión en el entorno. Porque portarse bien no significa estar callado e inmóvil en clase… El camino fácil para un docente es tener al alumnado cual 26 estatuas… ¿Es eso control y orden? ¡Noooo! Control y orden es tener una clase activa y participativa mientras sabes que no se te irá de las manos. Además, es necesario dotarles de herramientas sociales como son la comunicación oral y corporal.

Juegos propuestos

Rompe la monotonía e intenta usar distintos espacios. Utiliza el poder del juego. Toda asignatura tiene el potencial de ser atractiva, activa, vivencial, dinámica y divertida para el alumno.

El juego del pañuelo en una clase de inglés. Toda asignatura tiene el potencial de ser atractiva, activa, vivencial, dinámica y divertida para el alumno. ¿Alguien diría que no estamos repasando la gramática de la unidad a nivel oral?

El juego del “pilla – pilla”. Podemos también llamarle cómo practicar oralmente hasta 150 estructuras gramaticales en media hora sin que se den cuenta. Además, realizamos ejercicio físico y mejoramos la psicomotricidad.

El juego del “teje”. Hemos sustituido los números por vocabulario de la familia. Para poder avanzar deben saber decirlos todos. Para cambiar la cara a una asignatura no hace falta mucho. Cambiamos de espacio, fomentamos buenas relaciones sociales, repasamos jugando… Todo con una tiza.

El aprendizaje por placer, eso es el juego. Que estemos dando pasos hacia una nueva escuela y otras formas de afrontar los aprendizajes no es ni ser más condescendiente ni más severo. Es un cambio de mentalidad necesario en una escuela para el siglo XXI. El docente debe utilizar todas las herramientas a su alcance para no ‘el aprobado’ sino que el aprendizaje sea efectivo. Salgamos de nuestra zona de confort.

 

 

Fuente reseña: https://www.educaciontrespuntocero.com/experiencias/juegos-tradicionales-para-practicar-gramatica-y-vocabulario-en-ingles/49723.htm

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Escape room en educación: la tendencia que arrasa en las aulas

¿Qué es más motivador: resolver una multiplicación como parte de los deberes o hacerlo para encontrar un tesoro o huir de la clase antes de que —figuradamente, eso sí— explote? Es lo que se consigue con los escape room en educación, una técnica de gamificación que aumenta la motivación y fomenta el trabajo colaborativo.

Conceptos trabajados en clase

Escape room en educación que arrasa en las aulas

Una extraña enfermedad que convierte a los profesores en animales se ha extendido por el colegio y la única solución para salvarles es dar con un antídoto oculto en el laboratorio. Pero al entrar, ¡los alumnos también se han contagiado! Tienen sólo 45 minutos para encontrar la cura y salir de allí, para lo que deben resolver enigmas, juegos, rompecabezas o acertijos relacionados con los conceptos estudiados en clase. ¿Conseguirán el antídoto y la llave que les conduzca a la libertad?

Esta experiencia de gamificación, que tuvo lugar en el colegio Nuestra Señora del Carmen de Zaragoza, sirve como ejemplo práctico de lo que es un escape room o una habitación de escape. Se trata de una dinámica muy popular en entornos de ocio que proviene de los videojuegos on line, se transformó en experiencias en vivo —en los países asiáticos es todo un fenómeno social, con convocatorias que llenan estadios— e, incluso, está disponible a través de juegos de mesa.

En los últimos tiempos esta técnica se está extendiendo rápidamente en las aulas gracias al boca a boca y a su sencillo planteamiento: se introduce a un grupo de personas en una sala de la que deben escapar empleando todas sus capacidades intelectuales, creativas y de razonamiento deductivo. Para ello, es necesario que trabajen en equipo y resuelvan las pistas y problemas que se les plantean en un tiempo determinado.

Contenidos curriculares

Los escape room adquieren su valor educativo cuando las pruebas que hay que superar están relacionadas con los contenidos curriculares que se han trabajado o se van a trabajar en el aula. De hecho, los expertos consultados coinciden al afirmar que se puede emplear con éxito con independencia de la materia (Matemáticas, Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Lengua, Educación Física…) y en cualquier nivel educativo.

Esto es un pequeño extracto del reportaje de 14 páginas publicado en el nº 30 de la Revista Educación 3.0 impresa, correspondiente a primavera 2018.

Escape Room en educación

A continuación puedes el avance de contenidos de la revista impresa:

Fuente de la reseña: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/escape-room-en-educacion/77954.htm

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England: Why I became a music teacher: my students make me a better musician

England/ 23.04.2018/ From: www.theguardian.com.

I started learning violin when I was around four years old. I’m a fifth generation violinist in my family. So playing the violin is part of my family history and I felt that keenly even as a little boy.

My own violin teaching was really outside of school. My dad found me an incredible teacher, Warren Jacobs, an Australian who taught mainly in Edinburgh and Glasgow. I do remember loving playing the violin from a very early age.

Even when I was a small boy I wanted to play music with other people. The National Children’s Orchestra (NCO) had a massive impact on my life and it’s so amazing to see it have the same affect on children now. Children aged eight to 14 are auditioned to find the finest musical talent in the UK. They come together at residential courses three times a year, at Easter, Christmas and the summer. As a boy it was so incredible to find and play with people who were as driven and passionate as I was.

I didn’t set out to become a teacher, I just knew I wanted to play the violin. I read music at Cambridge and then the Birmingham Conservatoir studies in violin.

I’ve never been taught how to teach, it’s something that has evolved over time. I always did a lot of informal teaching, but by the time I was 21, teaching violin had become a big part of my life.

It’s quite normal for classical musicians to teach alongside playing, as a way to make some money. When I’d finished my post grad at Birmingham I seriously needed to think about how I would make a living. I was a professional violin player but didn’t have a full time salary. More formal teaching was the obvious thing, but I found I just enjoyed it so much. A lot of performers teach because they have to. For me it was always very different, it was a pleasure not just a necessity.

Some of the greatest violin teachers I’ve met have spoken about how much we learn about ourselves as a player from teaching and that’s certainly true for me. I’ve always felt my teaching improves my performing and helps me to have an intelligent approach to my own practice. I literally don’t have any time to waste so I’ve got to get things done efficiently.

To begin with I taught privately. I’ve started children off learning to play the violin at the age of four. That’s something I really enjoy, to be there right at the start rather than ‘rescuing’ someone who may have been taught less well. It’s incredible when you see talent at a really early age, but at the same time less naturally talented students can do really well with good teaching

As my interest in teaching grew and I began to get regular freelance work with all different types of schools. I taught violin at Lichfield Cathedral school one or two days a week and worked on a fantastic scheme with Birmingham City Council music service where I taught group violin lessons in a number of state schools. There was even funding for one-to-one teaching if you came across a real talent. All the while I was performing all over the country.

Then I got married and my wife got tired of my driving all over the country all the time. So when the head of strings job at Uppingham School came up, I applied. Of course I’d had interviews for my freelance music teaching but this was a really serious process. I was so delighted to get the job three years ago and I’m enjoying it so much.

Before I was mainly teaching one-to-one violin but now I’ve got a proper job I’m also involved in organising musical events and of course I’m involved in pastoral care of our students as well.

My tip on keeping students inspired is to give them the responsibility for their music. I show them how to make their instrument sound as good as possible as early as possible. The target they have is to focus on making a brilliant sound and I try to empower them to teach themselves – to me that is the definition of being a successful music teacher.

It’s really wonderful to be involved in music teaching. I so enjoy watching young musicians and young people develop. I think every child should have the opportunity to learn an instrument – and there have been countless studies on how young people who are involved in classical music do better in their life and learning especially if they are involved in orchestras and can develop all that fantastic teamwork and ability to trust and interact with each other.

The National Children’s Orchestra (NCO) has remained a large force in my life. I now teach and conduct courses as well as auditioning for them in my spare time. It’s a real focus to go into state schools and identify the really talented children and we work closely with music hubs and services to do that. There are members of the NCO from all backgrounds – if we find the talent funding is there to make it happen. Last year we had a record number of more than a thousand kids auditioning, and there are 600 to 700 members of the orchestra, although not all of them play in the national concerts. So if music teachers reading this have discovered real talent in their students then they should get in touch with the NCO.

I’m so happy teaching and performing. I want to do more of the same and want to keep improving myself. That’s very much a musician’s mindset.

Alex Laing is head of strings at Uppingham school in Leicestershire. The National Children’s Orchestras of Great Britain are celebrating their 35th anniversary this year with a series of concerts including the Main Orchestra at the Barbican on Saturday 27 July.

From: https://www.theguardian.com/teacher-network/teacher-blog/2013/jul/21/teaching-music-musician-inspire-students

 

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Video: 10 conceptos para educar a estudiantes con autismo

Roberto Rosler es un profesor argentino y padre de un niño con autismo. En su charla TED hace una recopilación de conceptos que todo estudiante con autismo desearía que sus profesores supieran. Me gustaría compartir estos 10 conceptos con vosotros en esta entrada, yo los he formulado desde el punto de vista del estudiante.

Roberto hace su presentación reivindicando el valor de la escuela inclusiva. Puedes ver su presentación TED aquí:

1. Quiero ser considerado más allá de mi autismo. El autismo es solo una parte de lo que soy y no una etiqueta que define mi totalidad. No te refieras a mí como ¨el autista,¨ soy mucho más que eso.

2. Mis sensaciones no tienen filtro y eso hace que viva en un mundo sensorial muy hostil. Por esta razón, es posible que me estrese enormemente al entrar en contacto con ciertos olores, luces y ruidos. Puedes hacerte una idea de cómo me siento con este vídeo.

3. A menudo no es que no quiera seguir tus instrucciones, es que no puedo seguirlas porque no las entiendo. Por favor, acércate más a mí y háblame con palabras sencillas.

4. Soy un pensador concreto. Si quieres que entienda tu mensaje, no utilices metáforas, ironías, dobles sentidos o juegos de palabra conmigo.

5. Escucha todas las formas en las que trato de comunicarme contigo. Aunque me bloquee y no pueda hablar, mi lenguaje no verbal corporal va a darte mucha información de mis necesidades y mi mundo interior.

6. Estoy visualmente orientado, en vez de pensar con palabras, pienso con imágenes. Funciono mejor cuando me muestran algo y lo puedo ver, que cuando solo se usan palabras para comunicarse conmigo.

7. Me gustaría que también reconozcas y aprecies mis fortalezas. Apoya tu labor sobre estas y verás que tengo más éxito en el aula.

8. Mis habilidades sociales no están desarrolladas. Por favor, ayúdame a conectar con mis compañeros e invítales a relacionarse conmigo.

9. Por favor, trata de identificar la causa de mis rabietas. Generalmente están causadas por mis sobrecargas sensoriales (algo ha cambiado en el ambiente del aula que me ha estresado enormemente).

10. Quiéreme de forma incondicional. Con tu ayuda, mis posibilidades de tener éxito y ser más independiente se multiplican.

 Presentación reivindicando el valor de la escuela inclusiva. Puedes ver su presentación TED aquí:

Fuente video y experiencia: https://www.miranosyunete.com/single-post/2018/03/28/Blog-educativo-10-conceptos-para-educar-a-estudiantes-con-autism

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Las Misiones Sociopedagógicas

América del Sur/Uruguay/ 09.12.2017/ Fuente: ladiaria.com.uy.  EscribeLeticia Castro

Misión Sociopedagógica en la escuela nº80 de Campo de Todos, Salto.

Campo de Todos es una localidad de poco más de 200 habitantes ubicada a 80 kilómetros de la ciudad de Salto y a más de 500 de Montevideo. La escuela rural 80 concentra a los 24 niños de la zona. Hacia allí se dirigió en la primera semana de noviembre un grupo de 20 estudiantes misioneros del Instituto Normal de la capital, con el objetivo de “conocer el medio, romper el aislamiento del maestro rural y actuar sobre el grupo social”, según establece el reglamento de las misiones sociopedagógicas, creado en base a la experiencia acumulada en más de 70 años. El trabajo es voluntario, comienza en marzo y continúa durante los sábados del año: los estudiantes no reciben nota ni exoneran materias, lo hacen porque creen que es necesario vivir la experiencia del intercambio.

Las misiones sociopedagógicas tienen larga data: sus orígenes deben rastrearse en México y en España, relacionadas a la cultura, y llegaron a Uruguay en 1945. El objetivo siempre fue el mismo: llegar de forma voluntaria a las escuelas más alejadas del país para ayudar y aprender. Tuvieron su auge en los años 50 y 60, hasta que la última dictadura las interrumpió; reaparecieron con la democracia en algunos departamentos y volvieron a Montevideo recién en 2013.

Las misiones son voluntarias y no reciben apoyo de ninguna institución, más allá del transporte. Para financiar la semana en que se van a vivir a la escuela rural elegida los estudiantes hacen “bailes, venta de rifas y de productos varios; además, se buscan donaciones de empresas o de la gente que da cosas, como libros o telas; con lo recaudado pagamos la comida y compramos cosas para la escuela; este año llevamos semillas para la huerta y útiles escolares”, explicó a la diaria Valentina Castro, estudiante de segundo de magisterio en Montevideo.

Durante su estadía en las escuelas, los futuros docentes realizan distintas actividades que son planificadas junto a los maestros de la escuela. La idea, señaló Elbio Ferreira, estudiante de cuarto año del Instituto Normal, “es trabajar en tres aspectos: lo cultural, lo social y lo pedagógico, pero siempre en coordinación con las necesidades de la escuela en su particular contexto”.

Para Mercedes López, profesora de Pedagogía e impulsora de la nueva generación de misiones, la experiencia “es una parte fundamental en la formación personal y profesional de los estudiantes porque los pone en contacto con otra realidad que no podrían conocer de otra forma, pone al estudiante en un contexto social, familiar, distinto al que viven en las prácticas de Montevideo; desde lo profesional los ponen en contacto con la didáctica multigrado y con el trabajo en grupo que hacen los maestros rurales”. La docente dijo a la diaria que “las misiones buscan reivindicar algo que se perdió hace mucho tiempo: el maestro como actor social y la comunidad dentro de la escuela, toda esta vivencia que es muy difícil en las prácticas y el medio rural por sus características lo ha preservado”.

Limber Santos, director del Departamento de Educación Rural del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), destacó en diálogo con la diaria que “al estudiante de magisterio, cualquiera sea el formato de misión sociopedagógica que se realice, le aporta muchísimo en el sentido de poder conocer de primera mano una realidad que quizás sea a la que luego se va a insertar laboralmente. Pero aunque no sea así, como en el caso de la mayoría de los estudiantes de Montevideo, creo que aporta mucho al conocimiento de la realidad institucional de los distintos medios rurales”.

La previa

La semana que pasan los estudiantes en la escuela rural tiene detrás un importante trabajo de planificación. En el caso de Montevideo, las reuniones de difusión y convocatoria comienzan en marzo. “En los primeros tres sábados compartimos las dinámicas de trabajo y explicamos en qué consiste la misión; empezamos con unos 40 estudiantes, pero como requiere mucho tiempo y compromiso, por lo general, en el grupo cerrado que comienza a trabajar quedan 20 compañeros”, comentó Ariel Vilardo, estudiante de cuarto año.

El grupo definitivo comienza a trabajar a mediados de año para definir a qué escuela irán, entre aquellas con estudiantes de quintiles socioeconómicos bajos. Este año se decidieron por Salto, “teniendo en cuenta que éramos unos 20 y no podíamos ir a una escuela que tuviera cinco niños; la idea siempre es ayudar a la mayor cantidad posible de personas”, destacó Valentina. Cuando se eligió la escuela y se hicieron las primeras comunicaciones telefónicas, un grupo de delegados fue a La Avanzada para una visita a la institución, de forma de poder conocer mejor las necesidades que tienen y planificar las actividades en conjunto con las maestras. “En La Avanzada de Salto primero visitamos la escuela y, al día siguiente, tuvimos una reunión en el Instituto de Formación Docente para dar a conocer el proyecto y crear un grupo de misioneros en Salto”, comentó Elbio.

La idea de conocer previamente a las maestras y a la escuela es para poder integrar a todos en las actividades planificadas. Por ejemplo, una idea previa que tenían los misioneros de este año era trabajar la sexualidad; sin embargo, las docentes prefirieron que ese tema no se tocara y se enfatizara sobre los valores y la higiene. “La Avanzada permite un trabajo en conjunto con la directora y la maestra; la idea no es que sea algo que nosotros planificamos sobre lo que ellos hacen y cambiarles todo sino que ellos puedan plantearnos el trabajar algo en particular”, explicó Ana Laura Sosa, que ya egresó de magisterio pero sigue participando en las misiones.

Otra forma de conocer

La experiencia de la misión es “diferente” de la práctica rural que los estudiantes tienen en el último año de su carrera. Sobre todo es distinta para los capitalinos, que tienen la pasantía de una semana en la escuela rural como algo optativo. Para los futuros maestros del área rural el tiempo se extiende hasta un mes y sí es de carácter obligatorio; sin embargo, para todos es una práctica de corte curricular, deben ir a dar clase y concentrarse en los contenidos programáticos. La misión se define como algo separado del marco normativo, aunque se trabajan contenidos. “La relación que generás con los chiquilines es muy diferente”, aseguró Ana Laura.

Durante la misión se generan dinámicas de recreación; por ejemplo, para trabajar los hábitos de higiene hicieron “una experiencia de danza y expresión corporal, mediante gestos ellos tenían que expresar su rutina; hubo niños que nos señalaron el cepillado de dientes, el baño, todas las comidas, pero otros no”, detalló Valentina. Por otra parte, los valores se trabajaron con trabajos en equipo y en talleres.

Asimismo, la misión apunta a generar un contacto no sólo con los niños y docentes, sino también con la localidad: “Este año se trabajó más con la comunidad: establecimos dos días para hacer un recorrido por la zona, visitamos las viviendas, conocimos a las personas de allá, sabemos de qué trabajan y cuántos hijos tienen, incluso algunos conocían las misiones de los años 50, que se hicieron ahí”, agregó la futura maestra.

Para Santos, “una escuela que logre trascender la vivencia de la misión para los niños, los maestros, los auxiliares y los padres puede generar algo muy significativo. Después de una misión, todo el mundo sale muy satisfecho con la experiencia; si a eso se le suma un seguimiento en el que se continúe el vínculo, aunque sea a distancia, el beneficio va a ser doble”. En este sentido, los estudiantes de Montevideo aseguraron que parte del trabajo es mantener la relación: “Buscamos mantener un contacto con las escuelas a las que vamos; en los primeros años, que eran más cerca, fuimos a las fiestas de fin de año. Tratamos de mantenernos al tanto, por lo menos por un par de años”, puntualizó Ariel. Las relaciones que se generan con los estudiantes y la comunidad “son fuertes”, señalaron los estudiantes; para Valentina, que va a las misiones desde primer año, “la visión de la escuela es totalmente distinta, conozco un medio rural que antes no tenía presente, es una experiencia que te llena”.

El origen | En 1945 el destino fue Caraguatá, Tacuarembó. Un grupo de estudiantes del Instituto Normal organizó la primera misión pedagógica basándose en los modelos mexicanos y españoles. Julio Castro fue el maestro que los acompañó, y escribió en el semanario Marcha al respecto: “Hay que destacar la expresión de solidaridad humana que la misión pedagógica que están realizando significa. Porque han elegido para su trabajo una zona misérrima de rancheríos, a más de 20 leguas del ferrocarril, y donde la desocupación, el hambre, el frío, etcétera, son moneda corriente”. Llevaron el cine, el teatro, los títeres y la música a una zona donde apenas había agua. Estos primeros misioneros establecieron una corriente de pensamiento pedagógico que apostaba al cambio de la desigualdad social, a partir de ese momento agregaron la parte “socio” en el nombre porque empezaron a tratar de mejorar las condiciones materiales de los poblados que visitaban.

Fuente de la reseña: https:///articulo/2017/12/las-misiones/

Foto: Camila Rodríguez

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Una enseñanza para toda la vida

Por:  Matías Gregorio.

Hacía poco habían comenzado las clases y el calor se sentía en el patio del colegio María Madre de La Iglesia, en la zona sur de Rosario.

Sonó el timbre que indicaba el fin del recreo y volvimos al salón. Hacía poco habían comenzado las clases y el calor se sentía en el patio del colegio María Madre de La Iglesia, en la zona sur de Rosario. Al entrar al aula, nos esperaba Ani, nuestra maestra de 3er. grado.

Comenzó la clase y la «seño» nos dijo que no saquemos nuestros cuadernos porque no los íbamos a utilizar. Ante nuestra sorpresa, propuso hablar sobre una problemática que es muy común en los chicos de la primaria: los padres separados.

Quizás, la iniciativa surgió porque una compañera estaba viviendo esa situación. Pero éramos varios los que necesitábamos hablar sobre algo que nadie quería hacerlo. Sobre algo que te acostumbrás y lo entendés, pero sobre todo, lo absorbés. Y ahí radica la importancia de sacarlo afuera.

Los míos se separaron cuando yo tenía 6 años. Dos años después, en esa charla, en ese salón, pude descargar todos los sentimientos que guardaba, pude hablar sobre el tema como nunca lo había hecho. Fue la única vez en mi vida que lloré por la separación de mis padres. No faltaron mis compañeros para abrazarme y contenerme.

Ani nos habrá enseñado un montón de cosas mientras estuvimos con ella. Seguramente aprendimos a multiplicar o a usar los signos de puntuación. Pero nos dejó algo mucho más importante que eso. Algo que el tiempo no pudo borrar de mi memoria. Que me marcó y lo recuerdo hasta hoy. Que me sirvió para poder liberarme de algo que inconscientemente evitaba pensar.

La escuela se trata de eso. Es ese paso en la vida que todos tenemos en común. Donde cada día descubrimos algo nuevo, conocemos amigos, nos divertimos y jugamos. Ese lugar que siempre recordamos con una sonrisa. No solo es un establecimiento donde aprendemos matemática y lengua, sino también es un espacio donde nos formamos como personas.

En ese camino que recorremos, hay un montón de cuestiones humanas que nos atraviesan. Abordarlas es entender la función social y formadora que cumple la educación.

Fuente reseña: http://www.lacapital.com.ar/educacion/una-ensenanza-toda-la-vida-n1496454.html

 

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Las llaves del futuro: la educación

Por: Neisa Lara Molina (*)

 

Se puede aprender a enseñar a través de la experiencia, pero este proceso solo se logra cuando se tiene ganas y se establecen metas que conlleven cambios en la educación.

Mi experiencia como docente inició en un pequeño jardín infantil fundado por mi hermana. Allí aprendí a tratar con niños muy pequeños enseñándoles a agarrar sus lápices y a conocer sus primeras letras. Era una maestra por vocación y me gustaba enseñar.

Fueron muchos años que trabajé con mi hermana. Ella se especializó y es una docente nombrada hoy en día. Por algunas razones de mi vida yo no estudié ninguna licenciatura. Transcurrió el tiempo, trabajaba dando refuerzos, haciendo días en algunas escuelas. Hasta que hace cuatro años decidí estudiar licenciatura en etnoeducación para la básica primaria.

Ahora que estoy a un paso de culminar mis estudios, veo que la educación necesita de personas capacitadas que amen el futuro de nuestro país: los niños. Necesitamos de docentes preparados para desarrollar procesos de enseñanza que conlleven a la transformación de la calidad educativa.

La educación hoy requiere de profesores íntegros, capaces de innovar, de motivar a sus pequeños que se enamoren de sus estudios, a fortalecer esos vínculos familiares que nos ayudan a vivir en esta sociedad tan necesitada de personas llenas de valores. Es en esta perspectiva que se pone en juego el aprendizaje recibido y donde puedo contribuir a generar ese cambio, asumiendo la educación con otros ojos.

Al finalizar mi carrera deseo trabajar, ser una profesional competente, transformadora, dispuesta en todo momento a luchar mis estudiantes, motivándolos en todo momento a seguir adelante y a ser unas excelentes personas con quien se puede contar.

*Estudiante de la licenciatura en etnoeducación de la Universidad de La Guajira

Fuente:  https://compartirpalabramaestra.org/blog/las-llaves-del-futuro-la-educacion

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