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Ecología Social: ¿Por qué hemos llegado a la pavorosa situación actual?

¿Por qué hemos llegado a la pavorosa situación actual?

Leonardo Boff

 

Es un lugar común afirmar que estamos en el corazón de una gran crisis de civilización. No es una crisis regional sino global. A decir verdad, ella encierra una infinidad de otras crisis, en lo económico, en lo político, en lo ideológico, en lo educacional, en lo religioso y hasta en lo espiritual. No sabemos qué nos espera. Tenemos mayor conciencia cada vez de que el mundo así como está no puede continuar. El camino actual nos está llevando al borde de un precipicio. Tenemos que cambiar. Se atribuye a Einstein esta frase: “el pensamiento que creó la crisis actual no puede ser el mismo que nos saque de ella”. Tenemos que definir un nuevo camino. ¿Cómo construirlo para que sea realmente otro tipo de mundo?

El hecho innegable es que hay demasiado caos destructivo sin previsión de que vaya a ser generativo. Hay formas de inhumanidad que superan todo lo que hemos vivido y sufrido en la historia. Basta presenciar al genocidio que ocurre a cielo abierto en la Franja de Gaza perpetrado por un primer ministro israelí, cruel y sin piedad, apoyado por un presidente estadounidense católico y por la Comunidad Europea que traiciona sus ideales históricos de derechos humanos, de libertad y de democracia. Todos estos se hacen cómplices del atroz crimen contra la humanidad. Sin olvidar la ola de odio, la negación de la ciencia y de la verdad. Prevalece la ignorancia y el lenguaje grosero y ofensivo. Este antifenómeno se da principalmente en Occidente.

El solo hecho de que el 1% posea la riqueza de más de la mitad de la humanidad, demuestra cuan perverso, profundamente desigual e injusto es el escenario social mundial. Todavía hay que añadir la emergencia ecológica con la insostenibilidad del planeta Tierra, viejo y con recursos limitados que, en sí, no soporta un crecimiento ilimitado, obsesión de las políticas sociales de los países. Ese proceso la extenuó, debido a la superexplotación de los biomas terrestres y está poniendo en peligro las bases naturales que sustentan la vida (Earth Overshoot). La continuidad de la aventura humana en este planeta no está asegurada. Bien escribió el Papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti (2020): “Estamos todos en el mismo barco; o nos salvamos todos o no se salva nadie”. Todo esto viene resumido por el calentamiento global creciente, inaugurando, por lo que parece, una nueva fase más caliente y peligrosa de la historia de la Tierra y de la humanidad.

¿Por qué hemos llegado a la amenazante situación actual que puede poner en peligro el futuro de la vida humana y de la naturaleza?

Hay varias interpretaciones de esta funesta situación de la actualidad. No tengo la pretensión de tener una respuesta suficiente. Pero levanto una hipótesis, fruto de toda una vida de estudio y de reflexión. Estimo que nuestra situación se remonta muy atrás, a hace dos millones de años, cuando el homo habilis, el ser humano que inventó instrumentos de intervención en los ciclos de la naturaleza. Hasta entonces su relación con ella era de interacción, sintonizándose con los ritmos naturales y tomando lo que su mano alcanzaba. Ahora, con el homo habilis o faber comienza la intervención en la naturaleza: la caza de animales y el derribo de vegetación para un cultivo rudimentario. Después de miles de años, la intervención siguió adelante hasta llegar hace 10-12 mil años, en el neolítico, a la agresión de la naturaleza. Interfirió en el curso de los ríos, inaugurando la agricultura de irrigación y el manejo de regiones enteras, que implicaba cambios en las relaciones con la naturaleza, depredándola ya. Finalmente, la era del industrialismo y el modo moderno y contempoáneo de producción por la técnica, por la automatización, por la robótica y por la inteligencia artificial han llevado a un proceso de destrucción de la naturaleza. Proyectamos una nueva era geológica, la del antropoceno y sus derivados, el necroceno y el piroceno. Ahí el ser humano aparece como el Satán de la Tierra. Ha transformado el jardín del Edén en un matadero, como denunció el biólogo E.Wilson. No se ha comportado como el ángel cuidador de todo lo creado.

Ese proceso histórico-social ganó su justificación teórica con los padres fundadores de la modernidad Galileo Galilei, Descartes, Newton, Francis Bacon y otros. Para ellos, el ser humano es “dueño y señor” de la naturaleza. No se sentía parte de ella, estaba fuera y por encima de ella. La Tierra, considerada hasta entonces como Magna Mater que nos da todo, pasó a ser considerada como una cosa inerte (res extensa), sin propósito, a lo máximo, un baúl de recursos entregados al uso y disfrute del ser humano. El eje orientador de este modo de ver el mundo es la voluntad de poder, como dominación del otro, de los pueblos, de sus tierras (colonización), de la clase obrera, de la naturaleza, de la vida hasta el más mínimo gen, de la materia hasta el pequeñísimo topquark. La ciencia fue creada al servicio de la dominación, no solo como el justo conocimiento teórico de cómo se estructuran las cosas, sino como instrumento de dominación y de nuevos inventos. Pronto fue apropiada por la voluntad de poder, convirtiéndola en una operación técnica para la transformación del mundo circundante. Con ella se llevó a cabo una verdadera guerra contra la Tierra, sin posibilidad de vencerla, arrancando de ella todo en función del sueño de un crecimiento ilimitado de bienes materiales. Se atacó a la Tierra en todos los niveles, lo que tuvo como consecuencia la devastación de prácticamente los principales biomas, sin medir los efectos colaterales. Es el imperio de la razón instrumental-analítica y tecnocrática. No podemos dejar de apreciar los inmensos beneficios que ha traido para la vida humana. Pero el mismo tiempo ha creado el principio de autodestrucción con armas letales que pueden liquidar toda la vida. La razón se ha vuelto irracional y enloquecida.

Hoy hemos llegado al punto-límite, la Tierra se muestra gravemente enferma. Como es un Super-Organismo vivo, Gaia, reacciona mandándonos eventos extremos: sequías severas y nevadas rigurosas, una vasta gama de virus y bacterias, algunas letales, además de huracanes, tornados, riadas y terremotos. No es que vayamos hacia el calentamiento global. Estamos ya dentro de él. La ciencia ha llegado con retraso, solo puede alertar sobre la llegada de desastres y aminorar sus efectos dañinos. Efectivamente, este cambio climático amenaza peligrosamente la vida de niños y de las personas mayores y pone en grave peligro el futuro del sistema-vida.

Hay que añadir un dato nada despreciable. El despotismo de la razón –el racionalismo– ha acentuado lo que hay de más humano en nosotros: nuestra capacidad de sentir, de amar, de cuidar, de vivir la dimensión de los valores como la amistad, la empatía, la compasión, en fin, el mundo de las excelencias. Todo esto era visto como obstáculo para la mirada objetiva de las ciencias. Se separó la mente y el corazón, la razón intelectual y la razón sensible. Tal ruptura ha producido una profunda distorsión de los comportamientos, ocasionando insensibilidad ante el drama de los millones y millones de pobres y miserables y la falta de cuidado de la naturaleza y sus “bondades”, como dicen los pueblos andinos.

Si quisiéramos resumir en una pequeña fórmula la crisis civilizacional diría: ella perdió la justa medida, valor presente en todas las tradiciones éticas de la humanidad. Todo es des-medido, el asalto a la naturaleza, el uso de la violencia en las relaciones personales y sociales, las guerras sin medida alguna de contención, el predominio des-medido de la competición al precio de la cooperación, el consumo des-medido al lado del hambre atroz de millones de personas, sin el menor sentido de solidaridad y de humanidad.

De seguir este proyecto de civilización, calcado sobre el poder-dominación y sobre la razón instrumental y sin corazón, hoy mundializado, iremos fatalmente al encuentro de una tragedia ecológico-social capaz de hacer el planeta Tierra inhabitable para nosotros y para los organismos vivos. Sería nuestro fin después de millones de años sobre este bello y riente planeta. No supimos cuidarlo para ser la Casa Común de todos los humanos, con la naturaleza incluida.

Pero como el proceso de la génesis del cosmos y de la Tierra no es lineal, sino que da saltos hacia arriba y hacia delante, puede ocurrir lo inesperado. Ante un gran impacto o catástrofe puede hacerse viable una transformación fundamental. Llevaría a cambiar la conciencia colectiva de la humanidad. Como dijo el poeta alemán Hölderin (+1843): “Donde habita el peligro, crece también lo que lo salva”. Ese salvamento significaría el cambio necesario de paradigma civilizatorio, garantizando así nuestro futuro. Eso podría ser la utopía posible y viable para la situación actual. ¡Ojalá!

Leonardo Boff ha escrito La búsqueda de la justa medida (2 vol), Vozes 2002/3; Cuidar de la Casa Común: pistas para evitar el fin del mundo, Vozes 2023.

Traducción de María José Gavito

Fuente: https://leonardoboff.org/2024/11/21/por-que-hemos-llegado-a-la-pavorosa-situacion-actual/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/por-que-hemos-llegado-a-la-pavorosa-situacion-actual/

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Ecología Social: El calor mortal

El calor mortal

Ian Angus

Los artículos anteriores de esta serie se han centrado en dos tendencias globales que impulsan la aparición de nuevas enfermedades virales en nuestro tiempo. La deforestación y el crecimiento urbano han reducido o eliminado las barreras naturales que impedían que la mayoría de los virus se propagaran de la vida silvestre al ganado y a las personas humanas. La concentración de ganado en las granjas industriales ha creado entornos ideales para que estos virus evolucionen hacia formas más contagiosas y más mortales.

Un análisis integral de las nuevas plagas del capitalismo también debe tener en cuenta el impacto de la crisis climática mundial. El habitualmente cauteloso Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático concluye, con un alto grado de confianza, que “los riesgos climáticos están contribuyendo cada vez más a un número creciente de resultados nefastos para la salud”.

“La variabilidad y los cambios climáticos (incluida la temperatura, la humedad relativa y las precipitaciones), así como la movilidad de la población, están significativa y positivamente asociados con los aumentos observados en la fiebre del dengue a nivel mundial, el virus chikungunya en Asia, América Latina, América del Norte y Europa [nivel de confianza alto (es decir, basado en información de alta calidad), del vector de la enfermedad de Lyme Ixodes scapularis en América del Norte (nivel de confianza alto) y del vector de la enfermedad de Lyme y la encefalitis transmitida por garrapatas Ixodes ricinus en Europa (nivel de confianza medio). El aumento de las temperaturas (nivel de confianza muy alto), las precipitaciones intensas (nivel de confianza alto) y las inundaciones (nivel de confianza medio) se asocian con un aumento de las enfermedades diarreicas en las regiones afectadas, incluido el cólera (nivel de confianza muy alto), otras infecciones gastrointestinales (nivel de confianza alto) transmitidas por enfermedades de origen alimentario debidas a Salmonella y Campylobacter (nivel de confianza media)]”1.

De hecho, como señala Colin Carlson, del Center for Global Health Science and Security de la Universidad de Georgetown, “el cambio climático de origen humano ya ha causado muertes masivas en la escala de una pandemia”.

“Excluyendo la COVID-19 […], el cambio climático ha superado el número combinado de muertes de todas las emergencias de salud pública reconocidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que causan preocupación a nivel internacional. Cada año, el cambio climático mata 14 veces más personas que el brote de ébola de 2014 en África occidental”2.

Las inundaciones, los incendios forestales y las sequías se encuentran entre las consecuencias mortales del cambio climático, pero en esta serie nos centramos en las enfermedades que afectan al cuerpo humano. En este sentido, las principales amenazas que plantea el calentamiento global para la salud humana son las olas de calor potencialmente mortales, la ampliación de la gama de vectores y la alteración del viroma global [el viroma es el conjunto de los genomas de los virus].

Olas de calor
A menos que se tomen medidas decisivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el cambio climático hará que grandes áreas de la Tierra sean inhabitables, caracterizadas durante la mayor parte o todo el año por temperaturas a las que el metabolismo humano no puede sobrevivir. Pero el camino hacia la Tierra-Invernadero no es lineal. A menos que se produzca una catástrofe generalizada, estamos viendo un aumento de las olas de calor: intervalos de temperaturas extremas que pueden provocar agotamiento por calor, calambres e insolación, que a menudo provocan una muerte prematura. Entre 1990 y 2019, las olas de calor que duraron dos días o más causaron más de 153.000 muertes adicionales por año. Casi la mitad de las muertes se produjeron en Asia y aproximadamente un tercio en Europa3. Una sola ola de calor europea, en 2022, mató a 62.000 personas.

A medida que las olas de calor se vuelven cada vez más frecuentes, más largas e intensas, afectan a un mayor número de personas cada año. The Lancet Countdown on Health and Climate Change, la evaluación más completa sobre el tema, nos lo muestra:

“Las personas adultas mayores de 65 años y las menores de un año, para quienes el calor extremo puede ser particularmente peligroso, están hoy expuestos al doble de días de olas de calor que en el período 1986-2005… En más del 60% de los días las muertes relacionadas con el calor entre personas mayores de 65 años han aumentado en un 85% en comparación con el período 1990-2000”4.

El informe del Lancet predice que incluso si el aumento de la temperatura global se mantiene justo por debajo de los 2º C, todavía habrá un aumento del 1.120% en la exposición a las olas de calor para las personas mayores de 65 años entre 2041 y 2060, y un aumento del 2.510% entre 2080 y 2100.

En un escenario en el que no se tomen más medidas de mitigación, los aumentos proyectados son aún mayores, llegando al 1.670% para mediados de siglo (2050) y al 6.311% para 2080-2100”5.

Por lo tanto, en ausencia de grandes esfuerzos de mitigación, se espera que un aumento de la temperatura global de poco menos de 2° C conduzca a un aumento del 370% en el número anual de muertes relacionadas con el calor para el 20506.

Gama de vectores
Alrededor del 17% de todas las enfermedades infecciosas y más del 30% de las nuevas enfermedades infecciosas emergentes, se transmiten por vectores: insectos, garrapatas y otros organismos que transportan parásitos, bacterias o virus de humanos o animales infectados a personas humanas no infectadas. El ejemplo más conocido y mortífero es la malaria: transmitida por mosquitos, mata a más de 400.000 personas cada año, principalmente niños menores de cinco años. Otras enfermedades transmitidas por mosquitos incluyen el dengue, el virus del Nilo Occidental, el chikungunya, la fiebre amarilla, la encefalitis, el Zika y la fiebre del Valle del Rift.

A medida que aumentan las temperaturas mundiales, las áreas geográficas en las que los mosquitos y las garrapatas portadores de enfermedades pueden sobrevivir y reproducirse se están expandiendo, exponiendo a un número cada vez mayor de personas a la infección. El virus del Nilo Occidental, que alguna vez estuvo limitado a algunas regiones de África central, ahora está presente en América del Norte y Europa. Los casos de dengue se han duplicado cada década desde 1990 – The Lancet estima que “casi la mitad de la población mundial está ahora en riesgo de contraer esta enfermedad potencialmente mortal”7.

Desde la actualidad hasta mediados de siglo, un aumento de la temperatura global de sólo 2°C resultará en una expansión del 23% de las zonas del mundo en las que los mosquitos de la malaria pueden prosperar8, y al menos 500 millones de personas en zonas previamente excluidas quedarán expuestas a los mosquitos portadores del dengue, del chikunguyna, del Zika y de otros patógenos9.

Alteración del viroma
Como hemos visto, la mayoría de las nuevas enfermedades emergentes son zoonóticas, es decir, se originan en animales salvajes y se transmiten a las personas, a menudo a través de especies intermediarias.

Se sabe que aproximadamente 263 virus infectan a las personas10  y, aunque han causado daños considerables, representan sólo una pequeña fracción de la amenaza viral. “Al menos 10.000 especies de virus tienen capacidad de infectar a los humanos, pero actualmente la gran mayoría circula silenciosamente entre los mamíferos salvajes”11.  Durante milenios, cada grupo de virus circuló sólo entre unas pocas especies de mamíferos, simplemente porque los rangos de distribución de la mayoría de las especies no se superponían.

Hoy, sin embargo, el cambio climático está obligando a los animales a desplazarse o abandonar sus territorios tradicionales, llevándose consigo sus virus.

“Incluso en el mejor de los casos, se espera que las áreas de distribución geográfica de muchas especies se desplacen cien kilómetros o más durante el próximo siglo. En este proceso, muchos animales llevarán sus parásitos y patógenos a nuevos entornos. Esto representa una amenaza tangible para la salud mundial”12.

En un importante estudio publicado en Nature en 2021, Colin Carlson, Greg Alpery y sus colegas cartografiaron los probables cambios en los rangos geográficos de 3.129 especies de mamíferos hasta 2070.

Constataron que incluso con un calentamiento moderado, cientos de miles de animales que nunca antes habían interactuado se encontrarán entre sí, lo que resultará en al menos “15.000 eventos de transmisión entre especies de al menos un nuevo virus (pero potencialmente muchos más) entre dos huéspedes no infectados”13. La disminución a largo plazo de los bosques y las zonas silvestres significa que es probable que nuevas áreas de propagación y evolución viral en los mamíferos estén cerca de centros de población y granjas. Esto aumentará la probabilidad de que nuevas zoonosis infecten a los humanos.

“Es probable que los efectos del cambio climático sobre los patrones de intercambio viral en los mamíferos se produzcan en cascada a través de la futura aparición de virus zoonóticos. Entre los miles de eventos de intercambio viral esperados, es probable que algunas de las zoonosis más peligrosas o zoonosis potenciales encuentren nuevos huéspedes. Esto podría representar potencialmente una amenaza para la salud humana: las mismas reglas generales de transmisión entre especies explican los patrones de contagio de las zoonosis emergentes, y las especies virales que saltan con éxito de una especie silvestre a otra tienen la mayor propensión a la aparición de zoonosis…

El cambio climático podría convertirse fácilmente en la fuerza antropogénica dominante en la transmisión viral entre especies, lo que sin duda tendrá un efecto posterior en la salud humana y el riesgo de pandemia”14.

De particular preocupación, el estudio ha revelado que, aunque continuarán las migraciones significativas durante el próximo siglo, “la mayoría de los primeros encuentros tendrán lugar entre 2011 y 2040”15.

En resumen, el cambio climático ya está forzando una redistribución global de la vida silvestre y, al hacerlo, acercando miles de virus potencialmente patógenos a las personas humanas. En los próximos años, el viroma global enormemente alterado será más peligroso que nunca.

Como ha declarado Greg Alpery a The Guardian, “este trabajo proporciona pruebas convincentes de que las próximas décadas no sólo serán más cálidas sino también más causantes de enfermedades”16.

Véanse los siete primeros artículos publicados en esta web en el 2024, los días 16/321/31/421/627/6, 4/7 y 29/7.

1 Intergovernmental Panel On Climate Change (IPCC), Climate Change 2022 – Impacts, Adaptation and Vulnerability: Working Group II Contribution to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change, (Cambridge University Press, 2023), 1045

2 Colin J. Carlson, “After Millions of Preventable Deaths, Climate Change Must Be Treated like a Health Emergency,” Nature Medicine 30, no. 3 (marzo 2024): 622–623.

3 Qi Zhao et al., “Global, Regional, and National Burden of Mortality Associated with Non-Optimal Ambient Temperatures from 2000 to 2019: A Three-Stage Modelling Study,” The Lancet Planetary Health 5, no. 7 (July 2021): e415–25.

4 “The 2023 Report of the Lancet Countdown on Health and Climate Change: The Imperative for a Health-Centred Response in a World Facing Irreversible Harms,” The Lancet 402, no. 10419 (diciembre 2023): 1

Ibid., 13.

6 Ibid., 17.

7 Ibid., 17.

8 Ibid., 17.

9 Sadie J. Ryan et al., “Global Expansion and Redistribution of Aedes-Borne Virus Transmission Risk with Climate Change,” PLOS Neglected Tropical Diseases 13, no. 3 (marzo 28, 2019): e0007213.

10 Dennis Carroll et al., “The Global Virome Project,” Science 359, no. 6378 (febrero 23, 2018): 872–74.

11 Colin J. Carlson et al., “Climate Change Increases Cross-Species Viral Transmission Risk,” Nature 607, no. 7919 (Julio 21, 2022): 555–62.

12 Ibid. 555.

13 Ibid. 558.

14 Ibid. 559, 561.

15 Ibid. 560.

16 Oliver Milman, “‘Potentially Devastating’: Climate Crisis May Fuel Future Pandemics,” The Guardi

Texto original: À l’Encontre

Traducción: viento sur

Fuente: https://vientosur.info/el-calor-mortal/

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/el-calor-mortal/

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La contaminación por Ozono se dispara en Europa por el calor

La contaminación por Ozono se dispara en Europa por el calor

Según el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus, la región ha experimentado un aumento alarmante en las concentraciones de ozono en la superficie. En un contexto de creciente preocupación por el cambio climático y sus efectos, la reciente ola de calor en Europa ha exacerbado una crisis ambiental preocupante: la contaminación por ozono.

Este episodio ocurrido durante el período del 29 de julio al 4 de agosto de 2024 no solo pone de relieve los peligros asociados con las olas de calor, sino que también revela las debilidades en la gestión de la calidad del aire en Europa.

El fenómeno del Ozono en superficie

El ozono (O₃) es un componente crítico de la atmósfera terrestre. En la estratosfera, donde se forma una capa de ozono, actúa como un escudo que protege a la vida en la Tierra de la dañina radiación ultravioleta del sol. Sin embargo, en la troposfera, que es la capa atmosférica más cercana a la superficie terrestre, el ozono puede convertirse en un contaminante perjudicial. Este ozono troposférico se forma a partir de una reacción química entre los óxidos de nitrógeno (NOₓ) y los compuestos orgánicos volátiles (COV) en presencia de luz solar intensa.

Durante una ola de calor, las temperaturas elevadas y la luz solar intensa intensifican estas reacciones químicas, provocando niveles más altos de ozono en la superficie. La reciente ola de calor en Europa ha sido especialmente severa, y el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus ha advertido sobre niveles alarmantes de ozono que superan los valores límite establecidos por la legislación europea de calidad del aire.

Impactos en la salud pública y el medio ambiente

La exposición prolongada a altos niveles de ozono en la superficie puede tener efectos adversos significativos en la salud humana y el medio ambiente. En términos de salud pública, el ozono puede irritar el sistema respiratorio, exacerbando condiciones preexistentes como el asma y la bronquitis. También puede reducir la capacidad pulmonar y aumentar la susceptibilidad a infecciones respiratorias. Los grupos más vulnerables incluyen a los niños, los ancianos y las personas con enfermedades respiratorias crónicas.

Además de los efectos en la salud, el ozono en superficie puede afectar negativamente a los ecosistemas. Este contaminante puede dañar los cultivos y vegetación al reducir la fotosíntesis y afectar el crecimiento de las plantas. Las cosechas pueden verse especialmente afectadas, lo que podría tener repercusiones económicas significativas para la agricultura en Europa, una región que ya enfrenta desafíos en términos de seguridad alimentaria debido a los eventos climáticos extremos.

Repercusiones en las políticas ambientales

El reciente aumento en las concentraciones de ozono ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de revisar y fortalecer las políticas ambientales en Europa. Aunque la legislación europea de calidad del aire establece límites para la concentración de ozono, la realidad es que estos límites se están superando con más frecuencia debido a la intensificación de eventos climáticos extremos como las olas de calor.

Las políticas actuales deben ser adaptadas para abordar los desafíos emergentes. Esto incluye la implementación de medidas más estrictas para reducir las emisiones de los precursores del ozono, como los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles. También es crucial que se tomen medidas para aumentar la resiliencia de las ciudades y regiones ante eventos climáticos extremos, como la mejora de la infraestructura verde que puede ayudar a mitigar los efectos del ozono en la superficie.

El papel de la conciencia pública y la acción comunitaria

La conciencia pública sobre la contaminación del aire y sus efectos sigue siendo un factor crucial en la lucha contra la crisis ambiental. A medida que los episodios de alta contaminación por ozono se vuelven más frecuentes, es fundamental que los ciudadanos estén informados sobre cómo protegerse y reducir su exposición. Las campañas de concienciación pueden desempeñar un papel importante en educar al público sobre los riesgos del ozono y las estrategias para reducir la exposición, como evitar actividades al aire libre durante las horas de máxima intensidad de la contaminación.

La acción comunitaria también puede contribuir significativamente a mitigar el impacto de la contaminación por ozono. Las comunidades locales pueden colaborar en la promoción de prácticas sostenibles, como el uso de transporte público en lugar de vehículos privados, y apoyar iniciativas de jardinería urbana que pueden ayudar a absorber contaminantes y reducir la temperatura ambiente.

Perspectivas futuras y necesidad de investigación

El aumento en los niveles de ozono en Europa es un claro indicio de que el cambio climático está intensificando los problemas ambientales existentes. Este episodio reciente destaca la necesidad de una investigación continua para comprender mejor cómo las olas de calor y otros fenómenos climáticos extremos afectan la calidad del aire. La investigación debe centrarse en desarrollar nuevas estrategias y tecnologías para el monitoreo y la gestión de la calidad del aire, así como en explorar soluciones innovadoras para reducir las emisiones de contaminantes.

A largo plazo, es esencial que Europa adopte un enfoque integrado para abordar la crisis de la contaminación por ozono, que combine políticas más estrictas, conciencia pública y acción comunitaria. La colaboración entre gobiernos, científicos y ciudadanos será clave para enfrentar este desafío y proteger la salud pública y el medio ambiente en el futuro.

El reciente aumento en la contaminación por ozono en Europa, exacerbado por una ola de calor intensa, subraya la necesidad urgente de actuar frente a los desafíos ambientales actuales. La crisis revela las limitaciones de las políticas actuales y la necesidad de un enfoque más robusto y adaptado a las condiciones cambiantes. A medida que Europa continúa enfrentando eventos climáticos extremos, la combinación de políticas eficaces, conciencia pública y acción comunitaria será crucial para mitigar el impacto de la contaminación por ozono y proteger el bienestar de sus ciudadanos y ecosistemas.

Ecoportal.net

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/temas-especiales/ozono/

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Ambiente: Crece el Miedo a No Dejar un Planeta Habitable para Nuestros Hijos

Crece el Miedo a No Dejar un Planeta Habitable para Nuestros Hijos

En las últimas décadas, la preocupación por el estado del medio ambiente ha crecido exponencialmente. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y la sobreexplotación de recursos naturales son algunos de los factores que contribuyen a un creciente sentimiento de ansiedad y miedo en la población. Este miedo se acentúa particularmente entre los padres y futuros padres, quienes temen no dejar un planeta habitable para sus hijos. Exploraremos a continuación las causas de este temor, sus manifestaciones psicológicas y su impacto en la sociedad.

Causas del Miedo

Cambio Climático

El cambio climático es una de las principales preocupaciones ambientales. Las proyecciones científicas indican un futuro con condiciones climáticas más extremas, elevación del nivel del mar y cambios en los patrones de precipitación, lo que afecta a la agricultura, la salud y la economía global. Los padres temen que sus hijos enfrenten un mundo significativamente más hostil y menos predecible.

Pérdida de Biodiversidad

La rápida pérdida de especies y hábitats naturales tiene un impacto directo en los ecosistemas y en los servicios que estos proporcionan. La desaparición de especies clave puede desestabilizar ecosistemas enteros, afectando la disponibilidad de recursos naturales esenciales como el agua y los alimentos.

Contaminación

La contaminación del aire, el agua y el suelo tiene consecuencias graves para la salud humana y el medio ambiente. Los padres se preocupan por el aumento de enfermedades relacionadas con la contaminación, como el asma, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, y temen que sus hijos crezcan en un entorno tóxico.

Manifestaciones Psicológicas del Miedo

Ecoansiedad

La ecoansiedad, definida como el miedo crónico a la catástrofe ambiental, se está volviendo cada vez más común. Las personas que padecen ecoansiedad experimentan sentimientos de impotencia, desesperación y angustia constante sobre el estado del planeta y el futuro.

Estrés Parental

El miedo a no dejar un planeta habitable para sus hijos puede generar altos niveles de estrés en los padres. Este estrés puede manifestarse en forma de insomnio, irritabilidad, dificultades de concentración y problemas de salud física y mental.

Depresión y Desesperanza

En casos extremos, la preocupación por el medio ambiente puede llevar a la depresión y la desesperanza. Algunas personas sienten que sus esfuerzos individuales son insuficientes frente a la magnitud de la crisis ambiental, lo que puede llevar a una sensación de futilidad y resignación.

Impacto en la Sociedad

Cambio de Comportamiento

El miedo al futuro ambiental puede motivar cambios significativos en el comportamiento. Muchas familias adoptan prácticas más sostenibles, como reducir el consumo de plástico, usar energía renovable, y adoptar una dieta basada en plantas. Estos cambios, aunque positivos, también pueden ser fuente de estrés adicional.

Movilización Social

El aumento del miedo y la ansiedad ambiental ha impulsado movimientos sociales y políticos a favor del medio ambiente. Las marchas por el clima, las campañas de concienciación y la presión sobre los gobiernos para adoptar políticas ambientales más estrictas son ejemplos de cómo el miedo puede canalizarse en acción colectiva.

Educación y Concienciación

La preocupación por el futuro del planeta también ha llevado a una mayor educación y concienciación ambiental. Los padres se esfuerzan por educar a sus hijos sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y fomentar en ellos un sentido de responsabilidad ecológica.

Conclusión

El miedo a no dejar un planeta habitable para las futuras generaciones es un fenómeno real y comprensible dada la magnitud de los problemas ambientales actuales. Este miedo tiene profundas implicaciones psicológicas y sociales, pero también puede ser una fuerza poderosa para el cambio positivo. Es fundamental que las preocupaciones ambientales se aborden de manera efectiva a través de políticas públicas, educación y acción colectiva, para que podamos ofrecer un futuro más seguro y sostenible para nuestros hijos.

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/paises/miedo-ambiental/

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Día de la Tierra 2024: El Planeta, en estado crítico

Día de la Tierra 2024: El Planeta, en estado crítico

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Día de la Tierra 2024: El Planeta, en estado crítico

En el Día de la Tierra de 2024, no podemos evitar mirar hacia atrás y reflexionar sobre el estado actual del medio ambiente. Nos encontramos en un momento crítico en la historia de nuestro planeta, donde las acciones que tomemos hoy tendrán un impacto significativo en el futuro de la Tierra y de las generaciones venideras.

En los últimos años, hemos sido testigos de una serie de eventos que sirven como recordatorio de la fragilidad de nuestro ecosistema. Desde incendios forestales devastadores hasta huracanes intensificados por el cambio climático, el medio ambiente está enviando señales de alarma que no podemos ignorar. La pérdida de biodiversidad, la contaminación del aire y del agua, y el agotamiento de los recursos naturales son solo algunas de las muchas preocupaciones que enfrentamos en la actualidad.

Cambio climático: una amenaza inminente

El cambio climático se ha convertido en la amenaza ambiental más acuciante de nuestro tiempo. Las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera han alcanzado niveles sin precedentes, atrapando el calor y provocando un aumento sostenido de la temperatura global. Este calentamiento está teniendo efectos devastadores en todo el planeta, desde el derretimiento de los glaciares y el aumento del nivel del mar hasta la intensificación de las sequías, las inundaciones y las tormentas. Si no se toman medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, las consecuencias serán catastróficas, con impactos irreversibles en la agricultura, la seguridad alimentaria y la habitabilidad de vastas regiones del planeta.

Pérdida de biodiversidad: un tesoro en peligro

La biodiversidad, la rica variedad de vida en la Tierra, es esencial para el mantenimiento de ecosistemas saludables y el bienestar humano. Sin embargo, las actividades humanas, como la deforestación, la sobreexplotación y la contaminación, están impulsando una ola de extinciones sin precedentes. La pérdida de biodiversidad amenaza con desestabilizar ecosistemas enteros, con repercusiones en la polinización, el ciclo del agua y la regulación del clima. Además, la desaparición de especies tiene un impacto directo en las comunidades que dependen de ellas para su sustento y cultura.

Contaminación: un enemigo invisible

La contaminación en todas sus formas representa una grave amenaza para la salud del planeta y sus habitantes. La contaminación del aire, causada principalmente por la quema de combustibles fósiles, está vinculada a una serie de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. La contaminación del agua, provocada por vertidos industriales y agrícolas, contamina fuentes de agua potable y daña los ecosistemas acuáticos. La contaminación del suelo, causada por el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas, reduce la fertilidad del suelo y pone en riesgo la seguridad alimentaria.

Día de la Tierra: Un llamado a la acción colectiva

En este Día de la Tierra, es imperativo que hagamos un llamado a la acción colectiva para abordar los desafíos ambientales que enfrentamos. La responsabilidad recae en todos nosotros: individuos, comunidades, empresas y gobiernos. Cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia, desde realizar pequeños cambios en nuestro estilo de vida diario hasta abogar por políticas ambientales sólidas.

Acciones individuales para un futuro sostenible

A nivel individual, podemos adoptar prácticas más sostenibles, como reducir nuestro consumo de energía, utilizar medios de transporte sostenibles, reciclar y reutilizar materiales, y consumir productos de manera responsable. También podemos apoyar a organizaciones ambientales que trabajan para proteger el planeta y participar en iniciativas de activismo ambiental, pero no solamente en el Día de la Tierra, sino los 365 días del año.

La necesidad de un cambio sistémico

Sin embargo, los cambios individuales no serán suficientes. Se requiere un cambio sistémico profundo para abordar las causas fundamentales de los problemas ambientales. Los gobiernos deben implementar políticas ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, proteger la biodiversidad y prevenir la contaminación. Las empresas deben adoptar prácticas sostenibles en toda su cadena de valor. Y las instituciones educativas deben integrar la educación ambiental en sus planes de estudio para crear una generación más consciente y comprometida con la protección del planeta.

Día de la Tierra 2024 ¿Un futuro esperanzador?

El Día de la Tierra es un momento para reflexionar sobre el estado actual del medio ambiente y renovar nuestro compromiso con la protección de nuestro planeta. Si bien los desafíos son inmensos, también hay motivos para la esperanza. La creciente conciencia ambiental, el avance de las tecnologías sostenibles y la movilización global a favor de la acción climática son señales positivas de que podemos construir un futuro más sostenible para las generaciones venideras.

En este Día de la Tierra, debemos comprometernos a tomar medidas concretas para proteger y preservar nuestro medio ambiente. Esto incluye adoptar prácticas más sostenibles en nuestra vida diaria, apoyar políticas ambientales sólidas y promover la educación y la conciencia sobre los problemas ambientales. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la construcción de un futuro más saludable y sostenible para nuestro planeta.

En última instancia, el estado actual del medio ambiente es un recordatorio de nuestra interconexión con la Tierra y con todas las formas de vida que la habitan. Como especie, tenemos la responsabilidad de ser buenos guardianes de nuestro hogar compartido y de trabajar juntos para asegurar un futuro próspero para las generaciones venideras. En este Día de la Tierra, comprometámonos a tomar medidas audaces y decisivas para proteger y preservar nuestro medio ambiente para las generaciones futuras.

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/paises/dia-de-la-tierra-de-2024/

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Ecología Social: En la era del hervor global, quiénes son los responsables?

En la era del hervor global, quiénes son los responsables?

 

José Seoane

Fuentes: Rebelión [Imagen: Una de las olas de calor más extremas de 2023 se está produciendo en pleno invierno austral. MetDesk]

La onda de calor en pleno invierno registrada en los días pasados en la región central sur de Sudamérica es un aviso para nuestros pueblos de lo que viene sucediendo en el hemisferio norte, a nivel global y sobre lo que vendrá.

Casi un mes atrás, en el primer artículo de esta serie, señalamos estas anomalías climáticas que ya despertaban las preocupaciones de científicos y activistas: récord en la temperatura de superficie en el Atlántico Norte, en la de los océanos a nivel global, en la retracción del crecimiento del hielo antártico en plena temporada fría, en la de la superficie terrestre. Y referíamos también a las trazas de sequías e incendios que se desplegaban por diferentes partes del mundo.

En este breve tiempo, el problema no ha hecho más que agravarse. Con una ola de calor histórica recorriendo parte del hemisferio norte, el 27 de julio pasado la Organización Meteorológica Mundial y el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Comisión Europea confirmaron que el mes de julio fue el más caluroso jamás registrado en la historia de la humanidad y se estima que, en términos anuales, el 2023 alcanzará similar récord. El propio Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, en conferencia de prensa afirmó: “la era del calentamiento global ha terminado; ha llegado la era del hervor global […] El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y es sólo el principio […] La única sorpresa es la velocidad del cambio […] Las consecuencias son claras y trágicas” (Guterres, 2023, la traducción es nuestra). Y dirigiéndose a los líderes mundiales exclamó “No más vacilaciones. No más excusas. Basta de esperar a que otros actúen primero. Ya no hay tiempo para eso. Todavía es posible […] evitar lo peor del cambio climático […] Pero sólo con una acción climática drástica e inmediata […] No más green washing (maquillaje verde).  No más engaños” (ídem). Una interpelación que recuerda el tono de las advertencias formuladas por Greta Thumberg y tantos activistas y movimientos a lo largo de años pasados.

Estas aseveraciones del Secretario General de Naciones Unidas tienen lugar cuando, al mismo tiempo, avanza la persecución de estos movimientos en el Sur y también en el Norte. Recordemos que sólo un mes y medio atrás, el pasado 21 de junio, el gobierno de Macron en Francia ilegalizó y decretó la disolución de la organización socioambiental Les Soulèvements de la Terre bajo la acusación de terrorismo; y sólo, tras las intensas críticas que esa decisión despertó a nivel local e internacional, el propio Consejo de Estado en agosto suspendió dicho decreto. Les Soulèvements es un colectivo fundado en 2021 que cuenta con más de 180 comités locales a lo largo del país, y que, en marzo pasado, había promovido una multitudinaria acción por el agua en la localidad de Sainte-Soline con la participación de más de 30 mil manifestantes. En la misma dirección, en España y el resto de Europa se incrementaron los procesos judiciales a activistas, en un contexto de emergencia ambiental donde estos movimientos crecen y avanzan, cada vez más, con formas de desobediencia civil y acción directa. En Nuestra América y el Sur global conocemos bien estas persecuciones y la trágica marca de asesinatos y amenazas, y de represión brutal a las protestas que golpean a nuestros pueblos; particularmente, a los que se enfrentan contra el despojo extractivista, como hoy sucede en la provincia de Jujuy en el norte de la Argentina.

Mientras tanto, “el clima extremo se está convirtiendo en la nueva normalidad”, como lo definió Guterres en la conferencia mencionada, afirmando que “todos los países deben responder y proteger a su población del calor abrasador, las inundaciones mortales, las tormentas, las sequías y los incendios furiosos que se derivan de ello [es necesario] salvar millones de vidas de la carnicería climática [climate carnaje en el original]” (ídem). Y sólo es una cita textual de lo dicho por el propio Secretario General de las Naciones Unidas días atrás.

Ahora bien, conociendo las causas, la probable evolución y las consecuencias de esta catástrofe; sabiendo perfectamente lo que hay que hacer para impedirla o morigerarla; ¿Cómo es posible que hayamos llegado a esta situación? ¿Quiénes nos han conducido hasta esta pretendida “nueva normalidad”? ¿Quiénes son los responsables de que ahora debamos pensar en sobrevivir en la “era del hervor global”?

El calentamiento global es resultado del incremento sustantivo en la atmosfera de los llamados “gases de efecto invernadero” (GEI), particularmente del dióxido de carbono (CO2), y la solución obvia es reducir o eliminar su emisión. Repasemos brevemente los datos científicos disponibles sobre ello. Si analizamos la distribución de estas emisiones de GEI por país, sabemos que los 20 países más industrializados y ricos son responsables del 80% (Guterres, 2023). Solamente, EE.UU., la Unión Europea, China, India, Rusia y Japón emiten más del 65% del CO2 (Marchini, 2022). Si bien, considerando el total por país, el principal emisor hoy es China; la distribución es completamente diferente si examinamos el tema en relación con la población, siendo que los países con mayores emisiones de CO2 per cápita son los Estados del Golfo Pérsico, EE. UU., Australia y Canadá (ídem). A todas luces, los responsables del cambio climático resultan principalmente los países más ricos, del norte y, en especial, los del viejo centro del capitalismo industrial. Tal es así, que la Convención y los primeros acuerdos de Naciones Unidas sobre esta cuestión reconocían explícitamente estas responsabilidades diferenciadas. Una desigualdad que se ensancha más aún si consideramos la contribución por país a las emisiones de CO2 en términos históricos, un rubro donde sólo las emisiones de EE.UU. y la Unión Europea representan el 47% (ídem). Siendo que el dióxido de carbono permanece en la atmósfera por cientos de años, la emisiones incrementadas desde la I° Revolución Industrial, por Inglaterra primero, en base a la máquina de vapor y el consumo de carbón, constituyen una deuda climática significativa que tiene el Norte con el Sur.

Examinemos el aspecto social del cambio climático. El 50% de la población mundial con menores ingresos solo es responsable del 7% de las emisiones mientras que el 10% más rico es el culpable de casi el 50% de las emisiones de CO2 anuales (Chancel y Piketty, 2022). De modo incuestionable, el cambio climático está vinculado a un modo de vida imperial del que goza solo una pequeña porción de la sociedad (Brand y Wissen, 2021) y su resolución conlleva cuestionar este patrón de distribución y consumo donde inevitablemente la justicia climática y la social marchan íntimamente unidas. La injusticia es de tal magnitud que los países y poblaciones que menos han contribuido y contribuyen al cambio climático, los más pobres y menos industrializados, son los que más sufren y sufrirán los efectos de esta catástrofe en progreso.

Finalmente, podemos considerar las emisiones de CO2 por sector de actividad económica y matriz energética. Considerando todos los gases de efecto invernadero, según mediciones de 2019, el 34% de las emisiones proviene de la industria, el 22% de la agricultura, y el 16% del transporte y de la infraestructura edilicia (Marchini, 2022). Resulta claro que una reducción radical de las emisiones supone una transformación profunda de las formas de producción y de vida. Respecto de las fuentes de energía, los datos son aún más elocuentes; para 2019 más del 84% de las emisiones corresponden al consumo de los llamados combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) que, paradójicamente, sigue incrementándose a nivel global (ídem).

No se trata sólo de un problema de resolución tecnológica, no se soluciona simplemente con el desarrollo de energías renovables y menos si la transición queda bajo control corporativo. En su excelente libro, Andreas Malm (2020) demuestra, con una sustanciosa evidencia empírica, que la opción por una industrialización en base a la máquina de vapor y el uso del carbón en la Inglaterra del siglo XIX no se basó en un cálculo de rentabilidad ni de eficiencia tecnológica sino en el hecho de que resultaba la mejor opción para los industriales ingleses en el objetivo de debilitar las demandas y fuerza de los trabajadores. Una opción del capital contra el trabajo. También, a principios del siglo XX se fabricaban autos eléctricos -el famoso Detriot Model D, entre otros-, pero socialmente se impuso el del motor de gasolina. Las opciones tecnológicas se sustentan en intereses sociales.

Cuando las olas de calor nos agobien, o las lluvias inunden la vida de las poblaciones urbanas, o las sequías provoquen desertificación e incrementen los precios de los alimentos y los incendios vuelvan irrespirable el aire, cuando se intensifique lo que ya está sucediendo, sabemos bien quienes son los responsables, quienes defienden sus escandalosas ganancias y su super-bienestar a expensas de la mayoría de la población mundial. Enfrentar esos sectores e intereses, ese es el desafío que el cambio climático le impone a nuestros pueblos  y a la humanidad.

Bibliografía:

Brand, Ulrich y Wissen, Markus 2021 Modo de vida imperial (Buenos Aires: Tinta Limón).

Chancel, Lucas y Piketty, Thomas 2022 “La descarbonización exige redistribución” en Thumberg, G. (comp.) El libro del clima (Madrid: Lumen)

Guterres, Antonio 2023 “Secretary-General’s opening remarks at press conference on climate”, 27 de Julio. Disponible en http://www.un.org/sg/en/content/sg/speeches/2023-07-27/secretary-generals-opening-remarks-press-conference-climate (la traducción al español es nuestra)

Malm, Andreas 2020 El capital fósil (Madrid: Capitan Swing)

Marchini, Timoteo 2022 “El efecto invernadero”, en AA. VV. Clima (Buenos Aires: El gato y la caja)

Seoane, José 2023 “El futuro (colapso ecológico) ya llegó. El super Niño en la super crisis climática”

José Seoane. Sociólogo, investigador del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC), Fac. de Ciencias Sociales, UBA.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/en-la-era-del-hervor-global-quienes-son-los-responsables/

 

 

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ONU: Reducir las emisiones de metano es la forma más rápida de frenar el calentamiento global

ONU: Reducir las emisiones de metano es la forma más rápida de frenar el calentamiento global

Reducir drásticamente las emisiones de metano es vital para abordar la crisis climática y frenar rápidamente el clima extremo que ya afecta a las personas en todo el mundo, según un nuevo informe de la ONU.

Los combustibles fósiles, el ganado y los desechos en descomposición producen gases de efecto invernadero responsables del 30% del calentamiento global.

En 2020 hubo un aumento récord en la cantidad del poderoso gas de efecto invernadero emitido por la industria de los combustibles fósiles, el ganado y los desechos en descomposición. Cortarlo es la acción más fuerte disponible para frenar el calentamiento global en el corto plazo, dijo Inger Andersen, jefa de medio ambiente de la ONU.

El informe encontró que las emisiones de metano podrían reducirse casi a la mitad para 2030 utilizando la tecnología existente y a un costo razonable. Una proporción significativa de las acciones en realidad generaría ganancias, como la captura de fugas de gas metano en sitios de combustibles fósiles.

El logro de los recortes evitaría casi 0.3C del calentamiento mundial en el año 2045 y mantener el mundo en vías de la meta del acuerdo sobre el clima de París de limitar el aumento de la temperatura global a 1.5C . Los recortes de metano también reducen inmediatamente la contaminación del aire y evitarían muchas muertes prematuras y pérdidas de cosechas.

Los números del metano

El metano es 84 veces más poderoso para atrapar el calor que el dióxido de carbono durante un período de 20 años y ha causado aproximadamente el 30% del calentamiento global hasta la fecha. Pero se descompone en la atmósfera en aproximadamente una década, a diferencia del CO2, que permanece en el aire durante siglos.

Reducir las emisiones de carbono sigue siendo esencial para poner fin a la emergencia climática, pero algunos expertos comparan la reducción de CO2 en el aire con el lento proceso de detener un superpetrolero, mientras que reducir el metano es como apagar el motor de una lancha rápida y detenerlo rápidamente.

El profesor Drew Shindell, de la Universidad de Duke, quien dirigió el informe de la ONU, dijo: “Estamos viendo tantos aspectos del cambio climático que se manifiestan en el mundo real más rápido que nuestras proyecciones”, como el aumento de olas de calor, incendios forestales, sequías y tormentas intensas. . “No tenemos mucho que podamos hacer al respecto, aparte de esta poderosa palanca en el clima a corto plazo de reducción del metano. Deberíamos hacer esto por el bienestar de todos en el planeta durante los próximos 20 a 30 años”.

“Las emisiones de metano están aumentando más rápidamente ahora que en cualquier otro momento en los casi 40 años del récord de observación”, dijo. “A pesar de Covid … el metano se disparó hacia arriba, va en la dirección equivocada muy, muy rápidamente”.

El aumento se debe en parte al mayor uso de combustibles fósiles, especialmente el gas producido por el fracking , dijo Shindell, y probablemente a más emisiones de los humedales a medida que se calientan.

“Es vital reducir el metano por el bien del cambio climático a corto plazo”, dijo Shindell. “Pero también es vital reducir el CO2 por el bien del cambio climático a largo plazo. La buena noticia es que la mayoría de las acciones necesarias [para reducir el metano] también aportan beneficios económicos y para la salud”.

Andersen dijo: “Reducir el metano es la palanca más fuerte que tenemos para frenar el cambio climático en los próximos 25 años. Necesitamos cooperación internacional para reducir urgentemente las emisiones de metano tanto como sea posible en esta década”.

El informe

El informe elaborado por la ONU y la Coalición por el Clima y el Aire Limpio encontró que el 42% de las emisiones de metano causadas por el hombre provienen de la agricultura, principalmente del ganado que eructa, su estiércol y los arrozales. Las fugas intencionales y no intencionales de metano de los sitios de perforación de combustibles fósiles, minas de carbón y tuberías producen el 36% del total y los vertederos de desechos causan otro 18%.

El informe encontró que se podrían realizar reducciones de metano factibles y rentables del 60% a partir de las operaciones de combustibles fósiles al detener la ventilación de gas no deseado y sellar adecuadamente el equipo. Los vertederos podrían reducir aproximadamente un 35% al ​​reducir los desechos orgánicos enviados a los vertederos y mediante un mejor tratamiento de las aguas residuales.

Los recortes estimados de metano de la agricultura para 2030 fueron inferiores al 25%. “Puedes cambiar la alimentación de las vacas y la forma en que manejas los rebaños, pero estas cosas son bastante pequeñas”, dijo Shindell. “Se podrían hacer grandes avances en las emisiones de metano mediante un cambio en la dieta [comer menos carne], pero no estamos tan seguros de qué tan rápido sucederá”.

Otras medidas que no apuntan específicamente al metano aún pueden reducir las emisiones del gas, según el informe, como reducir la demanda de gas fósil al aumentar la energía renovable y la eficiencia energética, y desperdiciar menos alimentos.

El informe es el primero en incluir los beneficios para la salud y otros de reducir el metano. El gas causa contaminación por ozono a nivel del suelo y una reducción del 45% para 2030 evitaría 260.000 muertes prematuras al año, según el informe. Más de 13.000 de ellos estarían en los EE.UU y 4.200 en el Reino Unido. El ozono también daña los cultivos y la reducción de metano evitaría la pérdida anual de 25 millones de toneladas de trigo, arroz, maíz y soja.

“Rara vez en el mundo de la acción contra el cambio climático existe una solución tan llena de beneficios para todos”, dijo el profesor Dave Reay, de la Universidad de Edimburgo, que no formó parte del equipo del informe. Un estudio científico reciente concluyó que los recortes de metano también pueden “reducir la probabilidad de pasar puntos de inflexión climáticos”.

Líderes del mundo, piden límites al metano

Los líderes mundiales, incluidos Emmanuel Macron , Vladimir Putin, Alberto Fernández de Argentina y Nguyen Xuan Phuc de Vietnam, pidieron recortes en las emisiones de metano en la Cumbre de Líderes sobre el Clima organizada por Estados Unidos en abril. Poco después, Joe Biden se movió para restablecer los límites a las emisiones de los campos de petróleo y gas que habían sido cancelados por Donald Trump.

Jonathan Banks, del Grupo de Trabajo de Aire Limpio con sede en Estados Unidos, dijo: “Necesitamos desesperadamente una victoria en el cambio climático y la reducción del metano brinda una oportunidad para una verdadera victoria a corto plazo. Últimamente, todo lo que hemos estado haciendo es golpearnos la cabeza contra la pared, la sociedad no puede seguir haciendo eso para siempre”.

Por Damian Carrington. Artículo en inglés

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/paises/metano-calentamiento-global/

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