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Conocimiento Libre: Redes sociales, confundir, paralizar y polarizar

Redes sociales, confundir, paralizar y polarizar

Alejandro Marcó del Pont

Ponemos el engaño en el centro de todo lo que hacemos

El Informe Vrba-Wetzler, también conocido como el «Informe de Auschwitz», fue un documento crucial redactado en 1944 por dos prisioneros eslovacos que lograron escapar del campo de concentración de Auschwitz. Este informe constituye uno de los primeros relatos detallados de primera mano sobre las atrocidades cometidas en el campo de exterminio.

El documento proporcionaba descripciones minuciosas de la estructura y el funcionamiento del campo, las condiciones inhumanas a las que eran sometidos los prisioneros y los métodos sistemáticos de asesinato, con un enfoque particular en el uso de las cámaras de gas. Los prisioneros detallaron las operaciones de los crematorios, la llegada de trenes cargados de judíos provenientes de diversas partes de Europa, las estimaciones sobre la cantidad de personas asesinadas en Auschwitz. A pesar de la claridad y el detalle con que el informe revelaba los horrores de los campos de exterminio nazis, la respuesta internacional al Holocausto, en ese momento, fue lo que llamaríamos en la modernidad liquida, notablemente limitada.

Según el artículo Auschwitz, Gaza y la complicidad internacional, lo más sorprendente es cómo, a pesar de las advertencias detalladas, casi todo el mundo optó por darle la espalda. Esto es asombrosamente similar a la actualidad, las atrocidades diarias en Gaza y el genocidio en Sudán parecen ser ignoradas. Los medios de comunicación concentrados se encargan de invisibilizar Sudán y Gaza en favor de la cobertura de Ucrania. Además, no solo se limitan a desviar la atención; también se dedican a eliminar los sucesos en ambos lugares de las redes sociales. Los derechos de la mal llamada “plaza pública” a la autorregulación se han convertido en la nueva vedette, dominando la narrativa.

La capacidad de las redes sociales de intervenir en las elecciones, no solo de Estados Unidos, sino de Brexit, Argentina, Brasil etc. son conocidas, como las preferencias de sus dueños, por ejemplo, en la interna Demócrata en 2019, para deshacerse de una de las candidatas del ala progresista del partido: Elizabeth Warren. Ella proponía según una grabación filtrada de una reunión publicada por The Vergesegmentar a las grandes empresas tecnológicas. Las plataformas que le había dado a Trump rienda suelta para mentir “para después pagarle a Facebook enormes sumas de dinero y difundir esas mentiras a los votantes estadounidenses”, entre Fake News y Trolls.

Después las principales redes sociales, Facebook, Twitter, YouTube, Instagram, desconectaron las cuentas del presidente Donald Trump. Un tiempo antes Kamala Harris se había retirado de la interna demócrata por tener sólo el 1% de los votos. Cuando fue convocada por Biden los magnates de las Big Tech respiraron tranquilos, Harris mantenía fuertes lazos con Silicon Valley, de su cercanía surgió la idea de un acuerdo. Las tecnológicas apoyarían la campaña de los Demócratas y ellos se comprometen a votar porque las empresas se autorregulen y no sea el gobierno quien ponga un marco regulatorio.

Gran parte del público mundial se informa a través de las redes sociales y por lo tanto las mentiras y el apoyo de los dueños de las redes, puede inclinar la balanza hacia el partido elegido, multiplicando falsedades y eliminando cuentas de otras tendencias por contener “información sospechosa”, según ellos mismo. El escándalo de Cambridge Analytica, o el ceder Google datos a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), entre otras, para beneficio de sus propios intereses forma parte del combo información y datos, que de hecho influye en las tendencias y los humores de los votantes. En 2021 la administración Biden presionó a META para censurar contenidos relacionados con el Covid-19, o sea, dependiendo el viento las redes coexisten con el partido en el poder.

Esta es la respuesta, hoy, de Alexa, el asistente virtual creado por Amazon, y con el que puedes interactuar a través de los altavoces inteligentes. Si quieres saber porque votar a Trump, Alexa no puede contestar, pero por Kamala Harris……..

La censura en las redes sociales son el principal punto, así como definir qué servicio están prestando, qué es lo que están ofreciendo y qué son realmente. ¿Tenemos que definir qué son? La indefinición de lo que hace es que no se le aplique ninguna regulación específica. ¿Son un medio? Cuando brindan este espacio, ¿lo brindan desde su calidad de un medio de comunicación tradicional? Una vez definido lo anterior hay, al menos, un puñado de discusiones acerca de las redes sociales, plataformas e Inteligencia Artificial que debería darse. Si son un monopolio, debate casi saldado, y ¿quién debe regularlas, y que contenido se debe regular? Estas ideas tienen como veremos, componentes económicos, políticos, de inteligencia, vigilancia y manipulación.

Respecto de la primera parte, en 2020 se realizó un informe de más de 400 páginas, escrito por el Subcomité Judicial de la Cámara de Representantes sobre Antimonopolio, cuya conclusión fue “… las empresas que alguna vez fueron startups luchadoras y desfavorecidas que desafiaron el status quo se han convertido en el tipo de monopolios que vimos por última vez en la era de los barones del petróleo y los magnates de los ferrocarriles” (el informe está aquí).

La segunda parte, por un lado, se encuentra la regulación gubernamental que busca imponer límites a las grandes plataformas para proteger la privacidad, la competencia, y garantizar la seguridad de los usuarios. Un ejemplo claro es la Ley de Servicios Digitales en la Unión Europea, que exige transparencia en los algoritmos y en la publicidad digital, con el fin de reducir el abuso de poder de las grandes empresas tecnológicas y evitar la distorsión del mercado, teniendo acceso a la información privada, caso Telegram.

Europa, al no tener una red social propia necesita acceso al algoritmo, caso contrario se arresta a Pavel Durov fundador de Telegram para que lo permita. En cuanto a la legislación plantea preocupaciones sobre la censura y la libertad de expresión, dado que la regulación podría llevar al control de contenido en función de criterios políticos o sociales, como se observó con la suspensión de cuentas de figuras públicas en momentos críticos, incluyendo el expresidente de EE.UU, Donald Trump​.

Por otro lado, la autorregulación que ofrece a las redes sociales la posibilidad de controlar su propio contenido y ajustarse a sus propios estándares. La falta de transparencia y la posibilidad de que las empresas prioricen sus beneficios sobre la seguridad del usuario, ha resultado lo usual. Además, expertos argumentan que estas plataformas no deben ser vistas como espacios públicos tradicionales, sino como empresas privadas que imponen sus reglas, lo que crea un vacío legal en cuanto a su regulación​.

En lo que al artículo atañe, la autorregulación de las redes sociales en Gaza y Sudan pueden ser un salvavidas o la invisibilidad total.  La gente se mantiene al tanto mediante videos, mensajes de texto y mensajes de voz, junto con las declaraciones oficiales de los organismos gubernamentales, para saber que hacer. Pero conseguir información dentro y fuera de Gaza es cada vez más complicado.

Los ataques interrumpieron los servicios de internet y electricidad, amen que Israel comunicó que cortaría el acceso de Gaza a la web. Desde entonces, los servicios han sido intermitentes. Para agravar aún más la situación, los palestinos y sus simpatizantes alegan que las plataformas de redes sociales, en particular Instagram, que es una herramienta de comunicación fundamental en la región, están haciendo supresión disimulada de sus contenidos, quitándoles prioridad algorítmica para que sean más difíciles de encontrar.

Meta, firma sospechada históricamente, si la hay, propietaria de Instagram, niega que esto esté ocurriendo, calificando los problemas como un “fallo técnico”, pero este supuesto fenómeno lleva años documentándose. Estos cortes de información agravan el sufrimiento de quienes huyen de los ataques o se encuentran en las líneas de combate. En las redes sociales, el baneo en la sombra es difícil de demostrar. Pero usuarios de todo el mundo manifiestan que las publicaciones con contenido palestino o menciones a Gaza obtienen un número de visitas y una participación inusualmente bajos.

En Sudán, la X de Elon Musk permite a los paramilitares blanquear su imagen. La guerra civil y la catástrofe humanitaria de Sudán han quedado eclipsadas en las noticias internacionales por los conflictos en Ucrania y la guerra de Israel en Gaza. Sin embargo, lo que comenzó en abril de 2023 como una violenta lucha de poder entre dos caudillos rivales ha devastado desde entonces a toda la nación. Aunque el número oficial de muertos se sitúa en casi 18.000, fuentes no oficiales afirman que han muerto más de 100.000 personas; dos millones de refugiados han huido a países vecinos; y al menos 10 millones más de personas están desplazadas internamente

Las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) al estar en el gobierno tiene acceso sin trabas a los canales de comunicación del gobierno y a los medios de comunicación afines. Mientras que las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) de la oposición han hecho un amplio uso de la propaganda digital. Las RSF —una fuerza paramilitar— siguen promoviéndose en Internet como agentes de la democracia, a pesar de que existen pruebas creíbles de que el grupo es responsable de continuas atrocidades. Están usando X para comunicarse con el mundo occidental, en X, publican en inglés, en cambio, en Facebook, intentaban comunicarse con el pueblo sudanés y publicaban principalmente en árabe.

La desinformación tiene como objetivo confundir, paralizar y polarizar a la sociedad en general con fines políticos, militares o comerciales a través de campañas orquestadas para difundir estratégicamente contenido mediático engañoso o manipulador. El contenido engañoso en línea es un gran negocio. El mercado de la publicidad digital vale actualmente 625.000 millones de euros y su modelo de negocio es sencillo: más clics, visualizaciones o interacción significan más dinero de los anunciantes. El contenido incendiario e impactante (sea cierto o no) es una forma fácil de llamar nuestra atención, lo que significa que los anunciantes pueden acabar financiando noticias falsas y discursos de odio.

El modelo de negocio de las redes sociales funciona de la siguiente manera: las plataformas nos ofrecen información y entretenimiento gratuito y hacen todo lo posible para mantenernos interesados. Mientras consumimos el contenido, la plataforma recopila nuestros datos, que luego se procesan en análisis predictivos, la información que se utiliza para orientar los anuncios. Los anunciantes pagan por estos análisis para impulsar sus campañas publicitarias dirigidas.

La mayoría de las plataformas tienen un incentivo financiero para maximizar la participación en línea, lo que significa que cualquier contenido, veraz o no, que reciba clics, me gusta y comentarios es muy valorado. Los influencers que comparten contenido polémico e incendiario pueden volverse ricos, lo que a menudo lleva a otros a copiar su estilo. Por lo tanto, no es sorprendente que muchos creadores publiquen contenido confrontativo, simplista y cargado de emociones con narrativas de «nosotros contra ellos», los Troll libertarios de Milei.

Las empresas de tecnología publicitaria operan sin rendición de cuentas ni supervisión, por lo que cuando una marca paga a una empresa de tecnología publicitaria para colocar sus anuncios, también subcontrata su responsabilidad. Por lo tanto, una marca podría terminar, sin saberlo, financiando desinformación sobre grandes eventos globales como la guerra entre Rusia y Ucrania y la guerra entre Israel y Palestina. A pesar de iniciativas recientes como el Código de buenas prácticas de la UE sobre desinformación, el Índice de Desinformación Global (GDI) sigue observando que marcas de alto perfil financian fuentes de desinformación en línea. Esta vía de financiación se establece a través de la publicidad en línea, a menudo sin que la marca sepa dónde se colocan sus anuncios, ¡supongamos!

¿Quién decide qué es seguro que las marcas utilicen para anunciar y quién decide qué constituye desinformación en una época en la que las noticias se transmiten tan rápido y las figuras públicas pueden hablar directamente a sus audiencias? Siempre que exista una oportunidad para que un estafador entre y estafe a alguien… intentará hacerlo. Si no regulamos y ponemos fin a esta locura, las cosas irán mucho peor.

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2024/09/15/redes-sociales-confundir-paralizar-y-polarizar/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/redes-sociales-confundir-paralizar-y-polarizar/

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Brasil: Lula, el agronegocio y los sin tierra

    Lula, el agronegocio y los sin tierra

Tyler Antonio Lynch

Lula ha apostado a las concesiones a las élites del agronegocio como elemento necesario para avanzar en su proyecto redistributivo. Sin embargo, esas mismas élites pueden poner un freno a todo su programa.

En septiembre de 2023, Brasil, el mayor exportador neto de productos agrícolas del mundo, anunció la mayor cosecha de cereales de su historia. Los agricultores produjeron la asombrosa cifra de 322 millones de toneladas de maíz, soja y trigo, según el jefe de estadísticas agrícolas del gobierno, 50,1 millones más que el año anterior. Durante el primer año de Luiz Inácio Lula da Silva como Presidente, el enorme sector agroindustrial brasileño nunca había sido tan productivo.

Pero las cosechas récord no han hecho que Lula o su Partido de los Trabajadores (PT) se sientan cómodos con el sector. Este oponiéndose ferozmente a los mandatos medioambientales y sociales de Lula, desde la conservación de la Amazonia hasta la redistribución de la tierra. Con un Congreso dominado por partidos de derecha aliados incondicionalmente al agronegocio, apaciguar a los agricultores a gran escala en función de alcanzar objetivos sociales más amplios sigue siendo uno de los principales retos de Lula. Su programa redistributivo pende de un hilo.

La bancada ruralista

La condición de Brasil como uno de los países más desiguales del mundo se hace patente en su sector agrícola. El 3% de la población brasileña posee dos tercios de la tierra cultivable, mientras que el 50% de las explotaciones más pequeñas se concentran en solo el 2% de ese territorio. Mientras gigantes de la alimentación y la energía como Cargill y Raízen disfrutan de cosechas récord, la mitad de los brasileños del medio rural son pobres. Unos 4,8 millones de familias rurales carecen totalmente de tierras. No es de extrañar que la agroindustria siga siendo tan conservadora y se resista incluso a reformas moderadas de sus prácticas laborales y medioambientales.

La agroindustria disfrutó de su edad de oro bajo Jair Bolsonaro. Luego de que la extrema derecha brasileña derrocara al Partido de los Trabajadores en 2016, el sector dominó el Congreso, obtuvo subvenciones masivas, dictó directamente la política agrícola y reprimió violentamente cualquier tentativa de reforma. Al volver el PT al gobierno en 2022, Lula heredó un Estado que había sobrealimentado el poder de los agrocapitalistas a niveles inimaginables.

Ese poder sigue vigente hoy en día. Mientras Lula ocupa la presidencia, el lobby del agronegocio domina el Congreso. La llamada «bancada ruralista» cuenta con 374 de los 594 diputados y senadores del Congreso, y es firme opositora. Como señala André Singer en New Left Review, el agronegocio está ansioso por reinstaurar un gobierno de derecha dispuesto a atender a sus políticas preferidas: «más armas, menos impuestos a la agroindustria y retroceso sostenido de los derechos de los trabajadores, la protección del medio ambiente y la demarcación de los territorios indígenas».

La agricultura es una de las principales líneas de fractura de la presidencia de Lula. A su derecha, el poderoso grupo del agronegocio se opone a cualquier protección laboral o medioambiental que reduzca sus beneficios. A la izquierda de Lula, movimientos sociales como el Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST) pretenden presionar al gobierno para que actúe con mano dura con los grandes terratenientes y apruebe la reforma agraria. Lula, en un precario punto intermedio, ha procurado dialogar con los dos polos.

Ambos bandos siguen siendo clave para la visión socioeconómica de Lula: el agronegocio como pilar esencial de la economía brasileña, el MST como el mayor movimiento social de América Latina y viejo aliado del PT. El gobierno de Lula no ha satisfecho plenamente ni a los terratenientes ni a los sin tierra, al tiempo que ha ofrecido a ambos suficientes concesiones para evitar que rompan del todo con el PT. Este incómodo equilibrio de fuerzas ha enfriado la lucha a tres bandas entre el gobierno, la agroindustria y los trabajadores rurales hasta llevarla a un punto muerto para todos insatisfactorio.

Lula y el agronegocio

Desde el momento en que comenzó su campaña electoral en 2022, Lula reconoció la importancia de apaciguar los temores de la agroindustria ante un gobierno de izquierda. Quien pensara que trataría al agronegocio «de forma ideológica», aseguró Lula al sector, se equivocaba.

Hizo nombramientos políticos clave pensando en la agroindustria, eligiendo un vicepresidente, Geraldo Alckmin, con profundos vínculos con el sector. El Ministerio de Agricultura recayó en el exmagnate de la soja Carlos Fávaro, continuando una larga tradición de colocar a personas del sector a la cabeza de la política agraria. Lula también tardó en sustituir a los burócratas nombrados por Bolsonaro para el INCRA, la agencia estatal de reforma agraria, un hecho que desencadenaría la discordia con el MST a los pocos meses de su segundo gobierno.

Las concesiones aún mayores han llegado a través de enormes subsidios estatales. En junio de 2023 se lanzó el mayor plan de financiación agrícola de la historia de Brasil: 364 millones de reales, que superaron en casi un tercio los presupuestos de Bolsonaro. A estos fondos se sumaron tipos de interés muy favorables e incentivos para que los agricultores emplearan métodos de cultivo respetuosos con el medio ambiente. Para la agroindustria, el balance final siempre ha estado por encima de las diferencias ideológicas. «Saben que, desde el punto de vista económico, no tienen ningún problema con nosotros», declaró Lula a la prensa.

En el centro de estas políticas se encuentra la visión del PT de la «agricultura moderna»: una versión más ordenada del sistema agrícola industrial orientado a la exportación que ha dominado el Brasil rural durante décadas. Sin cambiar las estructuras fundamentales de la propiedad de la tierra y la producción de monocultivos, el PT pretende reformar las prácticas más regresivas del sector desde el punto de vista ecológico y social para convertir a Brasil en una superpotencia agrícola elegante y sostenible. Las prácticas recientemente toleradas por el gobierno de Bolsonaro —desde el trabajo forzado y la deforestación hasta el acaparamiento de tierras— son ahora pasivos para un sector agrícola estable.

Tal vez el mejor ejemplo de «agricultura moderna» sea la intención de Lula de convertir a Brasil en un exportador líder de biocombustibles. El gobierno pretende duplicar su producción de energía verde, principalmente a través del etanol de caña de azúcar, con el fin de recaudar 10.000 millones de dólares en bonos verdes en Wall Street. Este nuevo énfasis en la agricultura sostenible sigue los principios clásicos del lulismo: persigue el crecimiento dentro de los límites, así ganan todos. Si no se hacen reformas, Brasil deja de ser atractivo para el capital extranjero. «El agro sabe que si no se aprueba esta agenda», concluyó el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, «perderá el mercado internacional».

Al presionar en favor de la protección medioambiental y social como condiciones necesarias para la continuidad del crecimiento y el comercio, el gobierno de Lula intenta aprovechar las ventajas naturales del sector agrícola. De hecho, la agroindustria brasileña no es un monolito. El PT percibe una brecha creciente entre los agricultores más tradicionales, bolonaristas, agrupados en el corazón agrícola del centro de Brasil, y los defensores de una «agricultura consciente» más inclinada a la reforma, y está intentando ganarse a estos últimos. Aún está por ver si los llamamientos a una creciente prima mundial por la sostenibilidad pueden atraer a parte suficiente del agronegocio.

Los esfuerzos de Lula por restablecer las protecciones ecológicas y pro indígenas en la Amazonia post-Bolsonaro sugieren que será difícil lograr grandes victorias con la agroindustria. El agronegocio —especialmente la ganadería— es una de las principales causas de deforestación en la cuenca amazónica, y la «bancada ruralista» ha respaldado leyes que abren la región a la ganadería, la minería y el acaparamiento de tierras. Incluso las victorias de la agenda de sostenibilidad de Lula demuestran la dificultad de presionar al lobby agrícola. Aunque las leyes de «plazos» que restringen los derechos de los indígenas a la tierra acabaron siendo vetadas por el Tribunal Supremo, Lula no pudo evitar que se aprobaran en ambas cámaras del Congreso.

En última instancia, sin embargo, es poco probable que la agroindustria se arriesgue a una guerra abierta con el gobierno. El agronegocio necesita al Estado: las subvenciones, las exenciones fiscales, las infraestructuras y la diplomacia comercial son cruciales para que el sector funcione. Con los beneficios sobre la mesa, a la agroindustria no le cuesta mucho ignorar las diferencias ideológicas en nombre del pragmatismo político.

Para los agricultores más conservadores, la actitud dominante, en el mejor de los casos, es de control de daños. Aun así, mientras los precios mundiales de las materias primas se mantengan boyantes, Lula tiene una buena oportunidad de llevar a cabo una reforma gradual de las prácticas más destructivas de la agroindustria sin alienar por completo al sector. Puede que esta regulación nunca sea popular entre la clase política, pero las élites agrícolas podrían tolerarla si se produjera una mejora económica general.

Sin embargo, la tregua rural de Lula no solo se ve amenazada por los beneficiarios del paradigma agrícola vigente, sino también por aquellos a los que este ha desposeído.

El MST y Lula

El dilema de Lula se presenta a menudo como la gestión de un gobierno progresista limitado por los intereses de élites enquistadas, tanto en los bancos como en las empresas agrícolas. Sin embargo, el Presidente ha mostrado habilidad para esculpir un proyecto político que eleva a los trabajadores sin poner en peligro los altos mandos del capital. Al fomentar el crecimiento y poner pocas trabas a la acumulación de capital, el lulismo amortigua sectores clave como la agroindustria, dejando espacio político para medidas como la construcción de viviendas públicas y las transferencias de efectivo que benefician a millones de brasileños.

Así, la hostilidad pública entre Lula y el agronegocio oculta una afinidad más profunda. Lula nunca ha cuestionado seriamente las profundas jerarquías del sector agrícola brasileño. Más bien ha promovido el paradigma corporativo existente al tiempo que intentó utilizar sus beneficios para mejorar gradualmente la vida de las clases trabajadoras. Los terratenientes se han beneficiado sistemáticamente del enfoque win-win del lulismo. El PIB agrícola aumentó nada menos que un 75% durante los primeros mandatos de Lula, y las recientes concesiones demuestran su compromiso permanente de promover el crecimiento del sector.

Lula ha gestionado de forma impresionante un sector agrícola incondicionalmente derechista. Sin embargo, no es el gobierno ni la «bancada ruralista» quienes suponen una amenaza, sino una tercera fuerza. La actividad del MST en los últimos meses sugiere que cualquier «solución» a la desavenencia entre Lula y el agronegocio que ignore a los trabajadores sin tierra puede acabar construyéndose sobre arena. Aunque apaciguar al poderoso bloque agrario claramente es crucial para que Lula mantenga el poder, proteger el statu quo supone sus propios riesgos.

La larga relación del Movimiento de los Sin Tierra con el PT le ofrece puntos de apoyo únicos. El MST carece de poder para enfrentarse abiertamente al agronegocio, pero puede alterar la estabilidad rural, que sigue siendo la mayor fuente de legitimidad de Lula a ojos de la industria. Así pues, Lula se encuentra en un doble aprieto. Enfrentarse al agronegocio es políticamente suicida, mientras que descuidar al MST supone el riesgo de ocupaciones de tierras, bloqueos y reacciones populares que el gobierno no puede permitirse.

Para el MST, la elección de Lula creó unas expectativas que el gobierno apenas puede cumplir. A cuatro meses de iniciado el mandato, los movimientos de reforma agraria seguían lamentando la «falta de prioridad para la cuestión agraria». En marzo de 2023, el gobierno había instalado pocos sustitutos para los burócratas rurales de Bolsonaro, con nombramientos en organismos clave como el INCRA atascados en negociaciones interminables. Con más de dos tercios de las oficinas del INCRA dirigidas por aliados de Bolsonaro, meses después de que Lula asumiera la presidencia unas cien mil familias sin tierra languidecían en campamentos temporales con pocas posibilidades de solucionar su situación.

Molesto por la lentitud de la redistribución de la tierra, el MST lanzó en abril de 2023 una campaña nacional de protestas, bloqueos de carreteras y ocupaciones para presionar al Gobierno. Aunque las ocupaciones sacudieron a los terratenientes de todo Brasil, fue la decisión del MST de ocupar tierras propiedad de Embrapa, un centro de investigación estatal, lo que encendió las alarmas al gobierno. Un gobierno incapaz de impedir las invasiones de su propio territorio, advirtió la «bancada ruralista», era un lastre inaceptable para el agronegocio.

Deseoso de restaurar su credibilidad, Lula tomó medidas drásticas contra la ocupación, negándose a negociar hasta que el MST se retirara de la propiedad de Embrapa. Tras una serie de reuniones de emergencia del gabinete y tensas negociaciones, el MST puso fin a la acción a los pocos días de iniciada, reacio a perjudicar aún más a sus aliados políticos más cercanos.

Aunque desestabilizadores para todos los bandos, los acontecimientos de abril de 2023 no se saldaron con una ventaja clara para ninguno de ellos. El MST no está más cerca de conseguir reformas agrarias básicas, aunque ha obligado a Lula a prestar más atención al asentamiento de familias sin tierra y a apoyar financieramente los asentamientos existentes. Lula lanzó una ofensiva seductora dirigida al agronegocio, pero ni siquiera las subvenciones agrícolas récord han tranquilizado del todo al sector.

En cuanto a la «bancada ruralista», la debacle de Embrapa le dio el pretexto que necesitaba para lanzar una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) con el objetivo de criminalizar al MST y manchar a Lula por delegación. Una investigación abrumadoramente partidista —veintitrés de sus veintisiete miembros pertenecían al lobby agrario—, la CPI ha proporcionado abundante munición a los medios de comunicación opositores. Sin embargo, para octubre de 2023, la investigación se había agotado con escasos efectos tangibles. Lula se alió con los partidos centristas para frenar la investigación, y los líderes del MST celebraron la publicidad nacional que había proporcionado la CPI. «El gran perdedor fue el agronegocio», admitió el ponente principal de la Comisión.

Tyler Antonio Lynch. Magíster en Política y Estudios Internacionales por la Universidad de Cambridge. Escribe en Crooked Places en Substack.

Traducción: Natalia López

Fuente: https://jacobinlat.com/2024/08/lula-el-agronegocio-y-los-sin-tierra/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/lula-el-agronegocio-y-los-sin-tierra/

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Notas sobre ecomunitarismo, política de tod@s y «ceropolaridad» a partir de un caso

En este artículo el autor reflexiona, desde una perspectiva ecomunitarista, sobre la política de tod@s y la ceroporalidad -a diferencia de la multipolaridad y, por supuesto, la unipolaridad-, como garantías de otro mundo posible que haga realidad el principio rector ecomunitarista que reza: “De cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”.


En Uruguay, para que una reforma constitucional sometida a plebiscito  sea aprobada, es necesario que obtenga el 50%  más uno de los votos emitidos en la instancia en la que ocurre la votación. (En Uruguay ésta suele ocurrir simultáneamente con una elección presidencial y parlamentaria o municipal).

Simultáneamente con la primeria vuelta de la elección presidencial que se celebrará el 27 de octubre de 2024 se someterá a plebiscito una iniciativa popular de reforma constitucional que propone incluir en la Constitución uruguaya tres puntos:

1) Derecho a pedir la jubilación a los 60 años de edad (con 30 años de trabajo), rebajando la nueva edad actual, que es de 65 años,

2) Ningún(a) jubilad@ recibirá menos que el valor correspondiente a un salario mínimo (corrigiendo la situación actual en la que muchos jubilados perciben menos de ese valor, después de una vida entera de trabajo) y,

3) Abolición de las AFAP (Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional, que son empresas privadas) y devolución de los más de 22 mil millones de dólares que actualmente tienen en su poder a un Fideicomiso administrado por el (público) Banco de Previsión Social (que desde su creación constitucional en 1967 y antes de la creación de las AFAP en 1996, coordinaba el sistema de previsión social público y con solidaridad intergeneracional).

El 12 de agosto de 2024 una encuesta de la empresa Opción reveló que un 41% de los entrevistados dijo que votará por el “Sí” en ese plebiscito (por lo que le bastaría conquistar hasta el 27 de octubre de 2024 un 9% más de los sufragios para triunfar).

Pero hay un detalle muy especial a la hora de analizar ese dato. Y el mismo consiste en que la casi totalidad de la clase política que ha gobernado el país en toda su Historia se ha manifestado contraria, primero, a la recogida de las firmas de un 10% del cuerpo electoral para habilitar tal plebiscito y, después, a la votación por el “sí” en caso de que las firmas fueran conseguidas (lo que ocurrió). Se manifestaron en contra, dentro de la derecha, el Partido Colorado (que gobernó el país casi un siglo consecutivamente hasta 1959 y hace parte del gobierno actual), el Partido Nacional (que gobernó diversas veces desde 1959 y preside el actual gobierno), el Partido Cabildo Abierto (partido militar que integra el actual gobierno y defiende a los torturadores de la dictadura que oficialmente asoló el país entre 1973 y 1985) y el minúsculo Partido Independiente (que integra el actual gobierno); también se han pronunciado en sentido contrario los sectores mayoritarios del llamado “progresista” Frente Amplio (que gobernó entre 2005 y 2019), incluyendo a sus candidatos a la Presidencia (postulado y apoyado por el sector de José Mujica) y a la Vicepresidencia  en la elección de octubre venidero; hacen excepción dentro de ese Frente solo tres partidos minoritarios: los Partidos Comunista y Socialista y el Partido por la Victoria del Pueblo, que apoyaron la recolección de firmas y apoyan el “Sí”.

O sea que ese 41% de la encuesta se pronuncia en contra del parecer de casi toda la clase política que ha gobernado al Uruguay desde mediados del siglo XIX.

La promotora del citado plebiscito es la principal central sindical de trabajadoras-es del país, PIT-CNT (Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional de Trabajadores; esta última fue creada en 1964, continuando las iniciativas organizativas sindicales que databan del siglo XIX y el PIT emergió en la última dictadura después de que la CNT fuera prohibida). Fuera de las tres formaciones antes citadas del Frente Amplio, apoyan su iniciativa pequeños Partidos que sumados no superan el 3% de los sufragios.

Desde el punto de vista ecomunitarista destacamos el hecho de que en un tema clave como lo es el de la Seguridad Social la opinión ciudadana se contrapone a la  intensa y terrorista propaganda contraria de casi toda la clase política que ha gobernado un país, que machaca la idea de que el  triunfo del “Sí” sumergiría a la economía uruguaya en una catástrofe. Esa autonomía ciudadana nos parece extremamente prometedora de cara a un futuro que tienda al Ecomunitarismo, aunque el “Si” al citado plebiscito sea finalmente derrotado.

Recordamos que en el plano de la Política el Ecomunitarismo postula una Política de Tod@s que se apoye lo más posible en la democracia directa (en especial para grandes temas,  mediante asambleas, plebiscitos y referendos, hoy muy facilitados por medio de la internet). Cuando no hay manera de rehuir a instancias de democracia representativa y a las correspondientes elecciones, el Ecomunitarismo no admite fraudes y defiende un límite de dos mandatos para cada función y la libertad de la ciudadanía para revocar a los electos cuando no cumplan a cabalidad sus tareas en beneficio del Buen Vivir del pueblo. ASÍ QUEDARÍA ABOLIDA CUALQUIER “CLASE POLÍTICA” como compartimento estanque, auto-reproducido y auto-perpetuado dentro de la comunidad, pues las tareas “políticas” serían ejecutadas alternadamente por toda la ciudadanía.

Es obvio que, como ocurre con toda acción humana, el tiempo puede mostrar que cualquier decisión tomada mediante mecanismos de democracia directa es incorrecta. Pero la solución para los errores de la democracia directa es más democracia directa. O sea, que la Política de tod@s siempre garantiza la posibilidad de que nuevas asambleas y plebiscitos o referendos puedan corregir errores cometidos por instancias similares anteriores.

Ahora, la Política  de tod@s incluye el mutuo aprendizaje y la cooperación mutuamente solidaria entre los pueblos y culturas de Abya Yala y del mundo. En esta última esfera, que es la de la geopolítica, el Ecomunitarismo defiende la “ceropolaridad”, que va más allá de la “multipolaridad” hoy tan mentada por cierta (supuesta) izquierda que en los días actuales, para contraponerse al imperio yanqui-OTAN, justifica el quehacer de los gobiernos de Rusia y/o de China. Le oímos recientemente la expresión “ceropolaridad” al filósofo boliviano Rafael Bautista Segales, pero en su contenido ya la defendimos en 2017 (ver López Velasco 2017 en la bibliografía final) cuando dijimos que el Ecomunitarismo postula la creación de la Organización de los Pueblos Unidos, para sustituir a la actual ONU, propiciando una red planetaria solidaria de entreayuda permanente cero-polar entre los países (mientras éstos subsistan como tales); o sea una red en la que cada país tenga el mismo poder de decisión participativa que cualquier otro, y no subsistan las actuales asimetrías que en la ONU se materializan en la supeditación de las decisiones de la Asamblea General al dictat de un Consejo de Seguridad que integran solo un pequeño número de países, entre los cuales, para colmo, una minoría aún más reducida que son sus miembros permanentes (“casualmente” detentores de armas nucleares) tiene derecho a veto sobre cualquier decisión.

En una red no hay cuadrícula ni nudo que tenga más importancia que los otros, sino que su mutua articulación en condición de igual valía es lo que constituye y da permanencia a la red. Con esa estructura vemos la configuración futura de la convivencia e intercambio solidario e intercultural ecomunitarista entre todos los pueblos, que son hijos de la Madre Tierra.

Con y en esa estructura ha de realizarse cotidianamente el principio rector ecomunitarista que reza: “De cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”.

Ahora, caminando hacia la ceropolaridad se ha de transitar por la multipolaridad afirmada desde Nuestramérica, que debe proclamar una independencia total soberana respecto a cualquier potencia (llámese EEUU-OTAN, Rusia, China o la que fuere), en el seno de la cual desplieguen su solidaridad  intercultural y respetuosa de la Pachamama nuestros pueblos. Esa es la realización actualizada de la misión que, entre otros, trazaron para la Patria Grande Bolívar, Artigas, Martí, el Che y Raúl Sendic Antonaccio.

Recordemos brevemente, para finalizar, las otras dimensiones fundamentales del Ecomunitarismo, orden comunitario-ambiental poscapitalista utópico nunca plenamente alcanzable, pero indispensable estrella-guía para que la acción cotidiana no vague sin rumbos o gire en círculos, y que se basa en la aplicación cotidiana de las tres normas éticas fundamentales, que nos exigen, respectivamente: luchar para garantizar nuestra libertad de decisión, realizar esa libertad en la búsqueda de consensos con l@s demás (lo que es plenamente posible solo en una sociedad sin clases) y preservar-regenerar la salud de la naturaleza humana y no humana:

a) una economía ecológica y sin patrones que funciona alimentada por energías limpias y renovables y aplica cotidianamente las 5 R (Reflexionar sobre qué planeta queremos legar a nuestros descendientes, Rechazar el consumismo y asumir voluntariamente la frugalidad ecológica y Reducir, Reutilizar y Reciclar los insumos y residuos) para, en el marco de una conducta de frugalidad ecológica libremente asumida, aplicar el principio “de cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad”; así se prescinde del dinero (porque los productos ya no son mercancías, sino solo valores de uso) y, por consiguiente, del salario (porque cada persona recibe lo acorde a sus necesidades de forma directa, sin mediación dineraria) y la jornada productiva de cada persona (que rotará en las funciones según sus vocaciones y capacitación) se reduce al menor tiempo posible (para que cada un@ dedique el resto de cada jornada a desarrollarse como individuo universal según sus vocaciones y al simple ocio que permite gozar de la vida, desde que no viole las tres normas éticas básicas), pues entre los seres humanos  aptos no hay desempleados ya que y porque la tarea se reparte entre tod@s;  consideramos que en esa economía las unidades productivas comunitarias indígenas (respetuosas de la Madre Tierra) y las cooperativas, cuando son verdaderas, son un complemento necesario a la propiedad estatal-pública de las empresas estratégicas controladas por l@s trabajadoras-es y la ciudadanía;

b) una educación ambiental ecomunitarista socialmente generalizada (tanto en la educación formal como en la no formal), para, entre otras cosas, hacer realidad la economía antes citada; de esa educación hacen parte una educación sexual libertaria (que promueve el libre placer compartido de manera consensual y combate el machismo y la homofobia y también incluye la renuncia voluntaria a la sexualidad, como la practicó Gandhi), y una educación física formativa y cooperativa (que deja atrás al deporte competitivo y crematístico, predominante en el capitalismo);

c) una comunicación simétrica que pone en manos de las comunidades los actuales monopolios u oligopolios mediáticos (de prensa escrita, radios, TVs, y/o en redes vía internet); y,

d) una estética de la liberación que a tod@s proporciona los medios para crear arte y a tod@s educa para disfrutar de la vida, de la Naturaleza (humana y no humana, cuya salud debe ser preservada-regenerada como lo exige la tercera norma básica de la Ética) y de las artes.

Bibliografía mínima

José A. de la Fuente y Ricardo Salas (Orgs., 2021) Introducción al Ecomunitarismo y a la Educación Ambiental – Una lectura chilena de la obra de Sirio López Velasco, Ed. Ariadna, Santiago de Chile, disponible gratuitamente en http://ariadnaediciones.cl/https://doi.org/10.26448/ae9789566095330.16,

en https://zenodo.org/record/5745105#.YaZXEdDMI2w,

en https://dlc.dlib.indiana.edu/dlc/handle/10535/10827

en   https://library.oapen.org/handle/20.500.12657/51640 y

en  https://es.scribd.com/document/561776175/Introduccion-Al-Ecomunitarismo-y-Educacion-Ambiental

Sirio López Velasco (2017) Contribuição à Teoria da Democracia: uma perspectiva ecomunitarista, Ed. Fi, P. Alegre,  disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/196sirio

Sirio López Velasco (2023, org. Claudinei A. de Freitas da Silva, Ed. Fi, P. Alegre) Filosofía ecomunitarista aplicada. Textos breves 2022-2023, disponible gratuitamente en  https://www.editorafi.org/ebook/a042-filosofia-ecomunitarista-aplicada,

en https://rebelion.org/download/filosofia-ecomunitarista-aplicadasirio-lopez-velasco/?wpdmdl=774425&refresh=650ca5e69e7f31695327718 y

en https://es.scribd.com/document/703029027/Sirio-Lopez-Velasco-Filosofia-Ecomunitarista-Aplicada-Textos-Breves-2022-2023

Fuente de la información e imagen:    https://rebelion.org

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«Con o sin actas, Estados Unidos quiere el petróleo de Venezuela»

«Con o sin actas, Estados Unidos quiere el petróleo de Venezuela»

Entrevista a Claudio Katz

Fuentes: Indymedia Trabajadoras/es [Imagen: Pozo petrolero venezolano. Embajada de la República Bolivariana de Venezuela]

Estados Unidos siempre intentó repetir en Venezuela lo que hizo en Irak o Libia, señala en esta entrevista el economista e investigador del CONICET Claudio Katz. “Las elecciones en territorios con petróleo ambicionado por el imperio nunca son normales, porque incluyen un componente geopolítico de enorme gravitación”.

Indymedia Trabajadoras/es: – ¿Como evalúas la coyuntura imperante en Venezuela luego de las elecciones?

Claudio Katz: – Ya pasaron 13 días y continúa la discusión de las actas, que es un tema muy controvertido y no existen hasta ahora datos sólidos para evaluar lo sucedido. El Consejo Nacional Electoral mantiene el anuncio de un triunfo de Maduro, pero sin la información detallada por provincias, mesas o distritos. Ese organismo cuenta con 30 días para dar a conocer esos informes, pero la demora genera muchas dudas, que no quedan zanjadas con la presentación de las actas por parte de cada partido ante el Poder Judicial.

La principal explicación oficial del bache actual es el sabotaje que sufrió el sistema electoral. Un ciberataque con hackeo general, que saturó las redes mediante un tráfico espurio, es decir utilizando una nueva modalidad de conspiración digital.

La existencia de ese apagón electoral es totalmente creíble en el escenario actual de guerras informáticas. Si Israel utiliza la inteligencia artificial para practicar un genocidio personalizado en Gaza, es totalmente factible que Venezuela haya sufrido la embestida contra las redes que denuncia el gobierno. Pero esa acusación debería ser verificada con indicios o evidencias, que hasta ahora ningún funcionario aportó. De todas formas, me parece que la difusión de las famosas actas no resolverá el problema.

Claudio Katz, economista e investigador del CONICET, profesor de la UBA e integrante de Economistas de Izquierda (EDI).

 – ¿Por qué?

– Simplemente porque la derecha no reconocerá un resultado adverso. Para ellos cualquier elección perdida equivale a un fraude. Desde 1999 hubo 35 elecciones en Venezuela y sólo convalidaron los dos comicios que ganaron. En los casos opuestos desconocieron los números finales. En la peleada disputa del 2013 se realizó el recuento que demandaron y tampoco aceptaron el veredicto de ese conteo.

La derecha solo acepta competir si previamente tiene garantizado el triunfo. Esa postura invalida cualquier elección. Actúan igual que Trump, que desconoció su derrota frente a Biden, clamando por un fraude que nadie pudo demostrar. Para colmo, ahora difundieron su propio conteo anunciando que González Urrutia ganó por un margen del 60 al 80% a su favor. No muestran ningún documento serio que corrobore esa afirmación. Improvisan e inventan afirmaciones totalmente inverosímiles.

Además, la difusión de las actas no resuelve nada por el carácter atípico de esta elección. Los comicios estuvieron precedidos por el acuerdo de Barbados, que definió una convocatoria acorde a las relaciones de fuerza que mantienen las dos fuerzas en conflicto. La derecha aceptó concurrir al cabo de varios años de fiasco con Guaidó. No pudieron sostener más, al corrupto fantoche que se autoproclamó presidente sin ningún conteo de actas. Por esa derrota avalaron participar en comicios generales, con integrantes en el Consejo Nacional Electoral. Incluso convalidaron la travesura del oficialismo que restringió severamente el voto de los emigrados.

Por su parte, el gobierno aceptó la presencia negociada de observadores internacionales, que no es un dato natural de cualquier elección. En Estados Unidos, Francia, Israel o Inglaterra no irrumpen los inspectores extranjeros, con la naturalidad con que desembarcan en los países de la periferia. La elección estuvo condicionada por ese compromiso previo.

Nicolás Maduro y Edmundo González Urrutia a la hora de votar en las últimas elecciones presidenciales.

 – ¿Y qué pasó?

– La derecha suscribió el acuerdo suponiendo que tenía ganada la elección, pero desconoció ese compromiso cuando comenzó a notar que su victoria era incierta. A partir de ahí reinició las provocaciones de siempre. Corina Machado tomó las riendas de la campaña y el gobierno decidió lógicamente inhabilitarla por su participación en incontables intentos golpistas. El oficialismo también restringió la presencia de conspiradores disfrazados de veedores internacionales, en un legítimo acto de soberanía. El típico escenario de confrontación directa entre el oficialismo y la oposición reapareció a pleno.

 – Es decir que, en tu opinión, la derecha retomó la acción golpista…

 Es la conducta que invariablemente recrea ese sector desde el fallido golpe contra Chávez en el 2002. Han acumulado un incontable acervo de provocaciones. Tan solo recordemos el paro petrolero, los ataques armados desde Colombia, las guarimbas, el intento de asesinato de Maduro mediante un dron, el desembarco de mercenarios y una guerra económica que incluye 935 sanciones unilaterales de Estados Unidos.

Ahora intentaron instalar que su triunfo estaba asegurado y cuando percibieron que algo salía mal retomaron la violencia contra el chavismo. A los incendios, asesinatos y convocatorias al golpe militar, esta vez le sumaron la simbólica destrucción de estatuas de Chávez.

Guarimbas antichavistas en Caracas el lunes 29 de julio de 2024. Foto: EFE/ Henry Chirinos.

– Con gran acompañamiento de la prensa internacional…

– Sí, por supuesto. Esa complicidad es decisiva porque articula desde Miami toda la campaña contra Venezuela, con el repetido argumento del fraude. Es el mismo estandarte que utilizaron los incipientes bolsonaristas contra Dilma y los racistas de Santa Cruz contra Evo. Pero nunca recuerdan el único fraude efectivamente comprobado, que hicieron sus colegas en México en el 2006.

Los medios también repiten con toda impudicia que en Venezuela impera una dictadura, omitiendo que esa definición se amolda actualmente en la región a un solo país: Perú. Nadie nombra a Boularte y a la cúpula militar que tumbó a Castillo.

Lo más curioso es la denigración del sistema electoral venezolano, cuando incluye mecanismos de mayor legitimidad democrática que los modelos ponderados por la prensa occidental. Ese esquema no está sometido al filtro del Colegio Electoral de Estados Unidos, que permite seleccionar presidentes sin el voto mayoritario de los sufragantes. Y no se sostiene, además, en los pilares plutocráticos que predominan en ese país, donde el dinero define quién se queda con los principales cargos. Tampoco está a sujetos a las distorsiones que imponen las circunscripciones de Inglaterra o Francia o al chantaje del balotaje que prevalece en nuestra región. Más insólitas son las lecciones de republicanismo que enuncian los voceros de la monarquía española.

La vara que se ha impuesto para juzgar a Venezuela es totalmente arbitraria. La gran emigración sufrida por esa nación presentada como un caso único de todo el planeta. Se olvida, por ejemplo, que en términos porcentuales hay más uruguayos que venezolanos fuera de su país y nadie tipificaría de dictadura al sistema político que tienen nuestros vecinos del Plata. Venezuela padece la misma hemorragia de población que México, Centroamérica o el Caribe por las mismas razones de empobrecimiento.

– ¿Quién está ganando la pulseada dentro de Venezuela?

– Es difícil saberlo. Por el momento parecería que la guarimba fracasó y que se repite el gran rechazo de la sociedad a la violencia de la ultraderecha. Después de una o dos jornadas de provocaciones, volvieron las marchas masivas a favor del gobierno y de la oposición y reapareció el terreno favorecido por la mayoría de la población. Hay un gran deseo que paz, que torna muy difícil el golpismo callejero propiciado por Corina y su deslucido candidato a presidente. Ese personaje está acusado de complicidad con actos criminales, porque habría utilizado su cobertura diplomática para facilitar la guerra sucia de la CIA en Centroamérica.

– ¿Cuál es el juego de Estados Unidos?

– El mismo de siempre para apropiarse del petróleo. Conviene recordar el sincericidio de Trump, cuando declaró que bajo su gestión “Venezuela estaba a punto de colapsar y nos hubiéramos quedado con todo el combustible de ese país”. Las elecciones en territorios con petróleo ambicionado por el imperio nunca son normales, porque incluyen un componente geopolítico de enorme gravitación.

El Departamento de Estado siempre intentó repetir en Venezuela lo que hizo en Irak o Libia. Si Chávez hubiera terminado como Sadam Hussein o Gadafi, nadie mencionaría en la prensa mundial lo que sucede en una perdida nación de Sudamérica. Una vez que logran su cometido de tumbar al presidente diabolizado, los voceros mediáticos de la Casa Blanca se olvidan por completo de esos países. Hoy nadie sabe quién es el presidente de Irak o Libia.

Tampoco se habla del sistema electoral de Arabia Saudita. Como Estados Unidos no puede presentar a los jeques de esa península como adalides de la democracia, simplemente silencia el tema. No hay que ser ingenuos en la disputa de Venezuela. Con o sin actas, Estados Unidos quiere el petróleo.

Los mandantes yanquis ya han concertado con la derecha venezolana un compromiso de privatización de PDEVESA y observan con gran preocupación el ingreso del país a los BRICS que está negociando Maduro. Por eso se apropiaron de CITGO, de las reservas monetarias en el exterior, aumentaron las sanciones y cerraron el acceso a cualquier tipo de financiamiento internacional. Anhelan repetir lo hecho en Ucrania para tener un subordinado tipo Zelensky al frente del país.

Pero como fallaron una y otra vez, Biden optó por negociar y Chevron reanudó la perforación en la faja del Orinoco. Compatibilizó ese guiño con provocaciones diplomáticas y ejercicios militares en Guyana. Trump parece apostar a la brutalidad de otro golpe, pero es pragmático y veremos que sucede si logra otro mandato.

– Mientras tanto, trabaja con Milei para crear un eje regional frontalmente contrapuesto a Maduro…

– Sí, y por esa razón, una victoria de la derecha en Venezuela tendría consecuencias nefastas para la Argentina. Milei opera codo a codo con Corina Machado y su canciller y ministra de Seguridad participan con toda naturalidad (como si no fueran funcionarias), en las manifestaciones frente a la embajada venezolana en Buenos Aires. Milei fue el gran auspiciante del fallido pronunciamiento de la OEA a favor del Urrutia. La hipocresía de ese organismo no tiene límites. Luego de avalar el golpe en Bolivia y en Perú, dictan sermones de democracia para Venezuela.

– ¿Por qué Lula se desmarca con otra propuesta?

– Me parece que junto a Petro y López Obrador motoriza una reacción defensiva, registrando las terribles consecuencias que tendría un gobierno ultraderechista en Venezuela. Para disuadir esa perspectiva, buscan restaurar los puentes de negociación entre oficialismo y la oposición. Saben que esas tratativas van más allá de la mera publicación de actas y su consiguiente impugnación con la denuncia de fraude. AMLO centró el problema en rechazar la injerencia de la OEA y sumó a Cristina. En cambio, Lula no logró el aval de Boric, que refuerza su sometimiento a la Casa Blanca.

Yo creo que la crisis de Venezuela transparenta una gran divisoria del progresismo latinoamericano, entre un sector que afianza su perfil autónomo y otro que ha optado por sumarse al libreto del Departamento de Estado. Los medios de comunicación halagan a este último grupo, que todos los días defrauda más a sus votantes.

Nicolás Maduro en conferencia de prensa. Imagen: captura de video de TeleSUR.

– En todos los escenarios, Venezuela sigue partida en dos….

– Sí. Es un país fracturado en torno a dos bloques con gran sostén social. Es tan falsa la imagen mediática de un gobierno solitario y aislado, como el supuesto de una derecha sin raigambre. Al parecer el oficialismo recuperó influencia con el repunte de la economía y la mejora de la seguridad en las calles. La masividad de sus actos indicaría cierta recomposición de la decaída moral de sus seguidores. Pero, paradójicamente, si se confirma que triunfaron en los comicios, ese resultado obedecería a la baja participación en las elecciones. Ese ausentismo ilustra un gran nivel de disconformidad que afortunadamente la derecha no captura.

– Por lo tanto, a tu entender, una confirmación del triunfo oficialista debería ser evaluada como un dato positivo para la izquierda…

– Sí, puesto que implicaría una derrota de la ultraderecha en la disputa de esta elección. Es como preguntarnos si aquí celebraríamos una derrota electoral de Milei. Un fracaso de los peones del imperio, en un país asediado por sanciones económicas y atacado por los medios comunicación es siempre promisorio. Ese resultado se inscribiría en los éxitos recientes frente a la derecha que hemos visto en México y Francia.

– ¿Ese es el sentido del Manifiesto que firmaste apoyando el voto por Maduro?

– Si, lo suscribí partiendo de registrar las terribles consecuencias que tendría un triunfo de la derecha para la región y especialmente para nosotros en Argentina. No hay que ser un gran analista, para imaginar el implacable revanchismo contrarrevolucionario que iniciaría Corina Machado si llega al gobierno. Es increíblemente ingenuo suponer que esa victoria abriría un período de mayor democratización. La condición para concebir algún avance popular en el futuro es la victoria del oficialismo.

En cierta medida debemos aprender del pasado. Hay una larga tradición de críticas de izquierda a los gobiernos que se quedan a mitad de camino, o que retroceden en la senda de los cambios radicales que auspiciamos nosotros. En esas situaciones, la solución nunca pasa por tirar el bebé con el agua sucia para empezar todo de nuevo. Por ese sendero, el retroceso siempre es mayor. Observemos lo ocurrido con la restauración del capitalismo luego de la implosión de la Unión Soviética. Por ese desenlace hemos padecido 40 años de brutal neoliberalismo.

– ¿Estás planteando entonces un sostén crítico al oficialismo?

– Yo comparto en muchos terrenos las objeciones del chavismo crítico a la política económica, al debilitamiento del poder comunal, a la convalidación de boliburguesía y a la inadmisible intervención a los partidos de izquierda, que no aceptaron el molde exigido por el gobierno. Hay también problemáticos casos de judicialización de las protestas sociales y una escasa tolerancia a los cuestionamientos expuestos dentro propio campo. El antecedente del rumbo seguido por Nicaragua prende todas las alarmas.

Pero ninguna de estas objeciones me hace dudar del campo en que debe situarse la izquierda. Debemos estar en un terreno frontalmente opuesto al enemigo principal, que es el imperialismo y la ultraderecha. Ese posicionamiento es la condición para cualquier otra consideración.

– ¿Pero no cabe explorar una tercera vía para la izquierda de crítica simultánea a Maduro y a Corina Machado?

– Lo veo totalmente irrealista y te lo resumo en el ejemplo práctico de la participación en las marchas que convulsionan al país. La vida política venezolana está sacudida por grandes movilizaciones del oficialismo y la oposición. En esa acción callejera se juega gran parte del devenir de la crisis. Si uno asume como propia la identidad de la izquierda: ¿a cuál de las dos manifestaciones debería concurrir?

Como es totalmente impensable que un socialista participe en los actos de los colegas de Milei, Trump o Le Pen, si decide no participar en las marchas del chavismo, tan solo queda la opción de quedarse en casa. Allí se podrá profundizar el estudio del marxismo, pero con total divorcio de la acción política.

Esa desvinculación no se remedia escribiendo una proclama, elaborando un artículo, reuniendo a un pequeño grupo o evaluando una y otra vez por qué razón la izquierda está aislada. Tampoco sirve juzgar desde una invariable condición de minoría a los movimientos que mantienen su enraizamiento popular. Hay que intervenir en los escenarios políticos tal cual se presentan, para encontrar vías de construcción de nuestro proyecto socialista.

Fuente: https://argentina.indymedia.org/2024/08/11/entrevista-a-claudio-katz-con-o-sin-actas-estados-unidos-quiere-el-petroleo-de-venezuela/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/con-o-sin-actas-estados-unidos-quiere-el-petroleo-de-venezuela/

 

 

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Fascismo digital, antifascismo digital

Internet es la vida misma. Con esta frase comenzaba un artículo publicado en The Atlantic la mañana después del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 en Washington.

“Internet es la vida misma” fue probablemente la mayor enseñanza de la década de 2010. La Primavera Árabe de 2011 fue nuestra primera lección. La juventud de toda África del Norte y Oriente Medio protagonizó manifestaciones para protestar contra el coste de la vida, el desempleo endémico y los regímenes autoritarios a que estaba sometida, organizándose en gran medida a través de las redes sociales.

En aquel entonces, algunas gentes de izquierdas en Occidente mostraron su desdén ante la idea de que un movimiento de masas en el Sur global estuviera apoyándose en sitios web estadounidenses. Aunque sería un error menospreciar la labor organizativa presencial en todos estos países por parte de los sindicatos, las comunidades relacionadas con las mezquitas y los clubes de fútbol, la importancia de internet se puso de manifiesto cuando el gobierno egipcio respondió a la agitación social bloqueando el acceso a la red.

En 2012, el dibujante de historietas jordano Omar Abdallat ganó el Concurso de Primavera de Viñetas, organizado por Radio Netherlands Worldwide y el festival de cómics neerlandés Stripdagen Haarlem, que ofrecía a jóvenes dibujantes árabes una oportunidad para compartir su punto de vista sobre la Primavera Árabe con un público mundial. La viñeta de Abdallat, titulada Tuit de libertad, muestra un pájaro de color azul, que recuerda el logotipo de Twitter, escapando de una jaula en forma de estatua militar, en clara referencia al poder de las redes sociales.

La red social, llamada en su apogeo Web 2.0, se desarrolló en parte a partir de tecnologías ideadas para ayudar al movimiento antiglobalización. Varios de los primeros ingenieros de Twitter eran veteranos de Indymedia, la red abierta de publicaciones de colectivos activistas de periodistas que surgió tras el Carnaval Contra el Capital de 1999 y las protestas en Seattle contra la Organización Mundial del Comercio. Indymedia comenzaba a declinar al mismo tiempo que crecían las redes sociales que le sucedieron.

Aunque la izquierda antiglobalización se considera una de las tempranas usuarias asiduas de internet, gracias a la posibilidad que ofrece de publicar sin pasar por el filtro de los medios tradicionales, la extrema derecha ya estaba allí desde antes. “Ninguna plataforma para fascistas” solo pasó en los últimos años a considerarse una demanda de la izquierda radical, ya que durante gran parte de la historia de posguerra la consigna reflejaba la política habitual de todos los medios de comunicación de gran tirada. Los fascistas se percataron de que internet podía ofrecerles la plataforma que se les negaba antes incluso de que la mayoría de la gente supiera qué es internet.

En julio de 1985, el Washington Post informó de que un chico de diez años de edad, de Pittsburgh, “sentado en su dormitorio, conectó el ordenador de su casa con una línea telefónica y marcó el número de otro ordenador que se hallaba a casi 250 kilómetros de distancia, en Virginia Occidental”. Muy pronto la pantalla de su terminal se llenó de mensajes como “La Causa contra el Holocausto”, que afirmaba que el Holocausto de la población judía en la segunda guerra mundial era un engaño. Stormfront, que había comenzado como un servicio de boletines informativos en la época anterior a la red, se lanzó como sitio web en 1995 por parte del exlíder del Ku Klux Klan Don Black, dando la palabra a los supremacistas blancos en un foro de debates en que los participantes podían compartir su odio entre ellos.

Las pioneras de internet eran personas que creían que estaban creando algo increíble, una tecnología que iba a subvertir el poder de los Estados y promover una economía del conocimiento postindustrial (y tal vez incluso poscapitalista). Inspirándose en el antiestatismo de la contracultura de la nueva izquierda en las décadas de 1980 y 1990, elaboraron lo que los teóricos de los medios de comunicación Richard Barbrook y Andy Cameron calificaron de la ideología californiana en un ensayo de 1995. Barbrook y Cameron señalaron correctamente los fallos de una visión del mundo que abogaba por el libre intercambio de ideas en una utopía virtual despolitizada y deshistorizada:

[P]retenden utilizar las tecnologías de la información para crear una nueva democracia jeffersoniana en que todas las personas serán capaces de expresarse libremente en el ciberespacio. Sin embargo, al defender este ideal aparentemente admirable, estos tecnoadeptos reproducen al mismo tiempo los rasgos más atávicos de la sociedad estadounidense, especialmente los que se derivan del amargo legado de la esclavitud.

Aunque fue bien recibido en algunos ámbitos, Gary Kamiya Kamiya, de Salon, afirmó que el ensayo planteaba la “ridícula tesis académico-marxista de que el libertarismo high-tech representa de alguna manera el recrudecimiento del racismo”.

El adolescente que fundó el sitio web 4chan (hacia 2004) no albergaba nobles ideas sobre utopías ciberespaciales: la ideología californiana se había esfumado. La ristra de foros de debate anónimos apenas mostraba signos de moderación, manteniendo una actitud de todo vale. Dale Beran, en su libro de 2019 “It Came from Something Awful: How a Toxic Troll Army Accidentally Memed Donald Trump into Office” (Vino de algo terrible: cómo un ejército tóxico de trolls elevó a Donald Trump a la presidencia), sitúa la emergencia de 4chan en el contexto de una visión del mundo que surgió en Occidente tras el colapso de la Unión Soviética, un tiempo en que se extendió la creencia de que el capitalismo perduraría para toda la eternidad y las contraculturas anteriores fueron cooptadas en campañas de marketing.

A resultas de ello, las contraculturas que esperaban resistir frente a la cooptación en la década de 1990 recurrieron al nihilismo como estrategia de supervivencia. Se convirtieron en casi nada, en entidades carentes de un sistema de valores, dejando vacía la casa de su mente, su moral y sus deseos de manera que no quedara nada que robar. Y esta indiferencia entumecida complementaba una indiferencia entumecida ante la política, en respuesta al llamado fin de la historia.

La subcultura que se desarrolló en 4chan fue una carrera nihilista hacia el abismo, en palabras de Beran “se convirtió en un lugar en que la gente alcanzaba nuevos mínimos”. La base de usuarios de 4chan estaba formada por hombres jóvenes económicamente marginados que a menudo se autoidentificaban como ninis, concepto derivado de un acrónimo empleado en las estadísticas británicas para designar a personas que no estudian ni trabajan [NEETs: not in education, employment or training]. Escapar del mundo yendo a los videojuegos y otras aficiones un tanto ñoñas.

4chan engendró el colectivo hacktivista Anonymous, que inicialmente se dedicó a atacar a la Iglesia de la Cienciología y tuvo un papel en la Primavera Árabe y en Occupy Wall Street, un movimiento que abanderó la causa del 99 % frente al 1 % de las personas que poseen la mayor parte de la riqueza del mundo. Durante un breve periodo pareció que los jóvenes económicamente desempoderados, desde los parados de África del Norte hasta los ninis de Norteamérica, estaban unidos en una misma causa. Pero esto no duraría mucho.

El tablón de mensajes políticamente incorrecto de 4chan, /pol/, que se incorporó al sitio en 2011, “sirvió de plataforma para el extremismo de derechas” y “llama la atención por su extenso contenido supremacista blanco, antisemita, antimusulmán, misógino y anti-LGBT”, según un párrafo cargado de citas del artículo de la Wikipedia dedicado al tablón.

Después de Stormfront y sus predecesores, /pol/ fue otro ejemplo de la quiebra de la ideología californiana. En su libro Cyberracism, publicado en 2009, la socióloga Jessie Daniels escribió: “el estudio empírico demuestra cada vez más que la gente acude a internet, incluso a espacios de solo texto, no en busca de alguna utopía libertaria incorpórea, sino para participar en la construcción y afirmación de identidades raciales corpóreas, y que estas identidades, a su vez, vienen configuradas por relaciones de poder”.

Los hombres jóvenes que utilizaban 4chan habitualmente, tanto si era /pol/ específicamente como otros tablones del sitio, en los años en que declinaba la influencia de Occupy Wall Street y Anonymous, se radicalizaron creando un nuevo movimiento: el acoso coordinado a mujeres en la industria del videojuego y ámbitos afines como el periodismo de videojuegos. Estos hombres desempoderados habían buscado refugio en el escapismo, y cuando comenzó a cundir la crítica feminista y su influencia en la producción de juegos lo vieron como una intrusión en uno de los pocos espacios masculinos que quedaban.

“Puedes activar ese ejército”, dijo Steve Bannon a un biógrafo. Bannon era, en tiempos del Gamergate, presidente de Breitbart News, un sitio web que él una vez calificó de “la plataforma para la derecha alternativa”, para pasar a ser más tarde el consejero principal de Donald Trump y estratega jefe de la Casa Blanca. Vio el potencial del ejército de hombres jóvenes enojados. “Acceden a través de Gamergate o cualquier otro y luego abrazan la política y siguen a Trump.”

Tras la elección de Trump parecía que internet seguiría intoxicando las mentes de la gente. QAnon, una estrambótica teoría conspiratoria que postulaba que Donald Trump tumbara el aparato de Estado profundo ‒las instituciones de EE UU que supuestamente protegían a una camarilla de élite que recogía una producto químico llamado adrenocromo de niñas y niños secuestrados‒ comenzó en 4chan en 2017 con un cartel anónimo cuyo autor decía que era funcionario del gobierno. La conspiración se trasladó después a 8chan, un clon de 4chan con todavía menos moderación, pero se extendió ampliamente gracias a los algoritmos de recomendación de contenidos de las redes sociales, a través de influyentes en grandes plataformas como YouTube y Facebook. En 2018, Jessie Daniels afirmó que el ascenso de la derecha alternativa era “tanto la continuación de una dimensión racista de siglos de antigüedad en EE UU como parte de un ecosistema mediático emergente impulsado por algoritmos”.

Este es el caso no solo en EE UU, sino también en el mundo occidental más amplio. Aunque no fue el primero ni el último de los actos violentos de la derecha alternativa, el atentado terrorista en Christchurch in 2019 lo confirmó. Una atrocidad cometida por un hombre radicalizado a través de 4chan y YouTube que colgó su manifiesto en 8chan y retransmitió en vivo su ataque a través de Facebook.

El atentado dio pie a la Cumbre del Llamamiento de Christchurch para la Acción (Christchurch Call to Action Summit, más comúnmente llamada Christchurch Call), una cumbre política impulsada por la entonces primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, y que tuvo lugar en París apenas dos meses después del ataque a las mezquitas. Copresidida por el presidente francés, Emmanuel Macron, y por la propia Ardern, la cumbre pretendía “unir a países y empresas tecnológicas en un intento de poner fin a la posibilidad de utilizar las redes sociales para organizar y promover el terrorismo y el extremismo violento”.

Un total de 17 países firmaron originalmente el acuerdo no vinculante, con la notable ausencia de EE UU durante la presidencia Donald Trump (más tarde, EE UU se unió al llamamiento con Joe Biden de presidente). Ocho grandes compañías tecnológicas, que forman parte del Foro Global de Internet para contrarrestar el Terrorismo (Global Internet Forum to Counter Terrorism, GIFCT), también suscribieron la propuesta. En mayo de 2024, Christchurch Call pasó a ser una fundación, que ahora recibe el apoyo de filántropos y es independiente de cualquier gobierno.

Al final, 56 gobiernos y 19 empresas adoptaron 25 compromisos. El entorno de internet ha cambiado algo; se han modificado algoritmos para reducir la propagación de narrativas tóxicas y ha habido una mayor proliferación de intervenciones destinadas a usuarios y usuarias en riesgo de radicalización. Sin embargo, los retos siguen estando ahí, como por ejemplo lo que el director de Christchurch Call, Paul Ash, calificó de “sistemas de información gravemente degradados” en su discurso en la conferencia de la Asociación Internacional para la Investigación de Medios y Comunicaciones (International Association for Media and Communication Research, IAMCR) en Christchurch en julio.

Twitter, cuyo propietario es actualmente Elon Musk y ha pasado a denominarse X, ha sido durante mucho tiempo un caladero de noticias falsas, y bajo Musk la degradación se ha acelerado. “Pocos actos recientes han contribuido más a convertir una red social en una plataforma segura de desinformación, extremismo y propaganda a favor de un régimen autoritario que los cambios introducidos en Twitter desde que lo compró Elon Musk en 2022”, escribió Hammond-Errey, director del Programa de Tecnologías Emergentes en el Centro de Estudios de Estados Unidos de la Universidad de Sydney en 2023.

Musk ha readmitido a usuarios que habían sido excluidos de la plataforma tras la insurrección del 6 de enero y colabora regularmente con la extrema de recha europea, incluidas figuras relacionadas con el autor del atentado de Christchurch. Ha dado crédito a ideas conspiranoicas, incluida la narrativa sobre el Gran Reemplazo. Toda esperanza de que el “absolutismo de la libertad de expresión” que profesaba Musk en 2022 beneficiaría igualmente a la izquierda se ha evaporado. Además de los estudios que demuestran que la plataforma está actualmente más inclinada a la derecha, Musk ha dejado claro que su idea de libertad de expresión no es realmente absoluta. Ha calificado el término cisgénero de insulto y limitado la visibilidad de los tuits que lo usan. Asimismo, ha declarado que la consigna “desde el río hasta el mar” y el término “descolonización” son de hecho “claros llamamientos a la violencia extrema” y que su uso “dará pie a la suspensión”. Twitter, o X, como insiste Musk en llamarlo, parece estar ahora a mil años luz de los tiempos en que Omar Abdallat dibujara su Tuit de libertad.

¿Y qué hay ahora del antifascismo digital? Existen alternativas a Twitter, y Mastodon, con su sistema de instancias federadas descentralizadas, parece ser, al menos en teoría, un modelo ideal. Sin embargo, usuarios tecnológicamente menos avezados han tenido dificultades para sacar provecho de la plataforma y han establecido normas en algunas instancias que hacen que los nuevos usuarios se sientan poco gratos. Bluesky, que utiliza una arquitectura similar a la de Mastodon, pero se considera más fácil de usar, ha sido adoptada más ampliamente. Estas plataformas, no obstante, son nichos que cuentan con 1,8 y 5,9 millones de usuarios y usuarias, respectivamente, frente a los quinientos millones de Twitter (o los 3.900 millones de las plataformas de Meta). Unirse a estos sitios puede parecer el equivalente en línea al abandono de una sociedad que se desmorona para ir a formar una comuna en pleno campo. Sin embargo, con esto en mente, los ejemplos de AnonymousGamergate y QAnon demuestran que los movimientos influyentes pueden comenzar en espacios nicho. Hasta ahora hemos visto muchos más ejemplos reaccionarios que progresistas.

Aunque económicamente marginados, muchos hombres (predominantemente jóvenes y blancos) han sido reclutados para apoyar a la extrema derecha (pensemos en el “ejército” de Bannon), otros grupos, marginados no solo económicamente, a menudo se autoorganizan. Incluso la gente que potencialmente podría ser atraída por movimientos reaccionarios parece abierta a alguna alternativa genuinamente de izquierda si está disponible. Cuando las encuestas mostraban un riesgo real de que el Rassemblement National llegara al poder en Francia este año, varios partidos de la izquierda francesa formaron el Nuevo Frente Popular (NFP; nombre que hace referencia al Front Populaire del periodo de entreguerras).

El NFP se presentó con un programa que incluía el aumento de los salarios del sector público y de las prestaciones sociales, un incremento del 14 % del salario mínimo y la congelación de los precios de los alimentos básicos y de la luz. El programa se financiaría mediante la reintroducción de un impuesto sobre las grandes fortunas, la cancelación de una serie de ventajas fiscales para los ricos y el incremento del impuesto sobre la renta de las personas con los mayores ingresos.

El NFP ha recibido el apoyo de los grupos étnicos minoritarios de Francia y ha puesto en práctica formas creativas de hacer política. Miembros del Front Électronique, formado por artistas, DJ y promotoras de la industria musical, han organizado debates en vivo a través del servicio de streaming Twitch, así como conciertos gratuitos, además de lanzar un álbum para recaudar fondos, titulado Siamo Tutti Antifascisti Vol.1, que según ellas y ellos es un “llamamiento a las armas”. Entre los 1.200 miembros del grupo figuran músicos como Le Kaiju y Sujigashira, de Grand Replacement Records, un colectivo que apoya a artistas de las diásporas del Sur global y cuyo nombre se mofa de la conspiración xenófoba promovida por la derecha fascista.

El éxito de la alianza de izquierdas ha sido un éxito y ahora constituye el grupo con más escaños del parlamento. El Rassemblement National es el tercero. Aunque lo ideal sería que no contara con ningún diputado o diputada, ahora tenemos un ejemplo histórico muy reciente de un movimiento de izquierda basado en principios que ha frenado el ascenso del fascismo. Es posible que si se aplica el programa del NFP, la extrema derecha no lo tendrá tan fácil para convencer al electorado de que el problema radica en la inmigración, las comunidades LGBTQIA+ o una vaga idea de wokeness.

Además de construir una verdadera alternativa de izquierdas, “Ninguna plataforma para los fascistas” sigue siendo un objetivo razonable. Incluso los absolutistas de la libertad de expresión deberían ser capaces de admitir que el derecho a expresarse libremente no significa que lo que se expresa sea promovido algorítmicamente y dirigido hacia una audiencia que de no ser por eso no lo seleccionaría. Meta, cuya propia investigación interna reveló que el algoritmo de Facebook recomendaba grupos extremistas a usuarios y usuarias que acababan uniéndose a esos grupos, limita ahora el alcance de todo contenido político, un enfoque que lógicamente hace que las plataformas de Meta resulten menos útiles para todo proselitismo político en línea. Twitter/X es cada vez más una plataforma en que Elon Musk promueve su propia visión del mundo conspiranoica y todo intento de arrebatar la plataforma a la influencia de la extrema derecha es probablemente una causa perdida mientras él siga al mando.

YouTube, propiedad de la matriz Alphabet, parece haber resuelto su problema de radicalización algorítimica, o incluso su problema más amplio de propensión al extremismo. La solución podría estribar en el aumento del poder del personal en la industria de las redes sociales. En una declaración publicada tras los actos violentos del 6 de enero de 2021 por la Unión de Trabajadores de Alphabet (AWU, Alphabet Workers Union), que forma parte del sindicato de Trabajadores de la Comunicación de EE UU, se afirma lo siguiente:

Los trabajadores y trabajadoras de Alphabet se organizaron previamente frente a la negativa persistente de la empresa a tomar medidas efectivas para eliminar el odio, el acoso, la discriminación y la radicalización de YouTube y otras plataformas operadas por Alphabet, sin resultado alguno. Avisamos a nuestros jefes de este peligro, pero hicieron la vista gorda o formularon promesas vacuas, y los resultados han sido suicidios, asesinatos masivos, violencia por todo el mundo, y ahora un intento de golpe de Estado en el Capitolio de EE UU.

Apoyar el concepto de “ninguna plataforma para los fascistas” significa apoyar el derecho de los trabajadores y trabajadoras a negarse a crear y mantener plataformas para fascistas. Los propietarios de estas plataformas se han mostrado reacios a impedir su uso por parte de la extrema derecha, o incluso, en el caso de Twitter, lo favorecen abiertamente. La declaración del personal de Alphabet continúa con estas palabras: “YouTube debe dejar de ser un medio de reclutamiento y opresión fascistas. Todo lo que no sea eso supone consentir la violencia mortal, de Gamergate a Charlottesville, de Christchurch a Washington, D.C.”

Los sueños utópicos de los primeros tiempos de internet estaban equivocados, pero esto no significa que no pueda ser algo mejor que la perpetua máquina fascista que a veces parece ser actualmente. Existe otra visión del futuro; no el futuro soñado por los seguidores de la ideología californiana, sino el que hemos podido atisbar en las acciones de las y los manifestantes norteafricanos en 2011, los y las hacktivistas progresistas de Anonymous, las artistas del Front Électronique y la militancia sindical de la AWU. Una internet mejor es posible, porque después de todo internet es la vida misma.

Fuente de la información e imagen:  https://rebelion.org

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Ecuador: Sanar las heridas

Sanar las heridas

Pedro Pierre

La buena salud abarca todas las dimensiones de nuestra vida. Es el resultado de la armonía con nosotros mismos a los niveles corporal, mental y espiritual, armonía con los demás tanto en el círculo familiar como en lo social, y armonía con la naturaleza. La realidad es que estamos lejos de vivir esta armonía y el ambiente general nos impulsa más bien a ser individualistas, consumistas y agresivos. Los medios de comunicación, ahora con internet y el celular, nos manipulan y nos muestran en prioridad los lados negativos de las personas y de la sociedad. Son más bien una intoxicación permanente. Si no los controlamos son ellos que nos controlan a nosotros. Por eso aumenta la desorientación, el odio, la intolerancia, el desconocimiento real de lo que nos está pasando y lo que pasa en nuestro alrededor y en el mundo en general.

Actualmente, por el desempleo generalizado, la inseguridad rampante, la migración creciente, es principalmente la familia que sufre las consecuencias de estas situaciones. Llama la atención la falta de apoyo del gobierno a la salud: los hospitales sin los profesionales necesarios, escasos de aparatos y medicinas. En la educación está la misma desatención y sabemos que la alta deserción escolar no nos prepara nada bueno. Con los gobiernos de Lenin Moreno, Guillermo Lasso y Daniel Noboa, los grandes beneficiarios han sido una minoría de familias acomodadas. El neoliberalismo nos está hundiendo en la miseria, nos priva de nuestros derechos, nos quita los medios para vivir dignamente al privatizarlo todo… y eso va para largo si no despertamos y no decidimos unirnos, organizarnos y cambiar este modelo de gobierno.

No faltan medios alternativos que nos informan de otras maneras, iniciativas cercanas que nos ayudan a entender lo que está pasando y su origen. Hay asociaciones, movimientos y comunidades que nos invitan a vivir de otra manera entre nosotros y a nuestro nivel. Pero somos una minoría. Preferimos una falsa tranquilidad, un bienestar ilusorio y unas distracciones que distorsionan la realidad y postergan nuestra verdadera vocación a ser felices y a hacernos felices juntos.

La Biblia es la historia de un pueblo pequeño que, en una época que era esclavo de un gran imperio, decidió vivir en libertad, equidad y fe. Pero, ¿cuántos somos a leer la Biblia de esta manera? La historia del pueblo de Jesús de Nazaret es la historia de una lucha permanente contra sus propios demonios interiores, contra los gobernantes explotadores y opresores, contra una clase sacerdotal que utilizaba la religión para sus beneficios personales. Bien pocos reconocemos que, en esta historia de explotación y rebeldía, Dios se hizo presente en este pueblo no como alguien que resolviera milagrosamente sus problemas, sino que los animaba, desde dentro de cada uno y dentro de esta comunidad de vida, lucha y destino, a enfrentar las dificultades, superarlas y construir otra manera de organizarse y creer.

Jesús de Nazaret vino a confirmar estas opciones: prioridad a los pobres, prioridad a la comunidad, prioridad a la fraternidad, prioridad a la conversión personal y a la entrega a un proyecto común de libertad en nombre de Dios. El Reino iniciado por Jesús busca, por una parte, la superación de todo lo que nos deshumaniza y la puesta en marcha de más equidad para vivir en la igualdad y el compartir. Por otra, nos exige una fe que descubre, sigue y celebra a un Dios presente en proceso vivificador. El pasar de los siglos hizo que el machismo, el patriarcalismo y el afán de poder de las autoridades cristianas pervirtiera el testimonio de Jesús. Ya en el siglo 4 se dio la unión de la mayoría de estas autoridades con la cúpula del imperio romano… que había condenado a la cruz al mismo Jesús de Nazaret.

Esta traición a los ideales de Jesús de Nazaret continúa hasta nuestros días en la mayoría de las Iglesias cristianas. En los años ’60 del siglo pasado un Concilio que reunió a unos 2000 obispos, se decidió terminar con esa unión de la Iglesia con los gobiernos de turno y volver al seguimiento del Reino a la manera de Jesús y de las primeras Comunidades cristianas. Hubo mucha resistencia entre el clero… que sigue apoyando el gobierno de turno (cuando es de derecha). El papa Francisco, desde 2015, quiso dar un paso más al servicio del Reino que, según el ejemplo de Jesús y de los primeros cristianos, se construye a partir del protagonismo de los pobres y de los laicos. Puso en marcha la sinodalidad, es decir, una Iglesia participativa y misionera.  También tiene mucha resistencia en el clero, pero ya pequeños caminos se han abierto, en particular en América Latina, con las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs). Estas fueron reconocidas en la Asamblea Eclesial Latinoamericana y Caribeña de México en 2021 como “un ejemplo de Iglesia sinodal”.

Las CEBs representan una alternativa de sociedad y otra manera de ser Iglesia más evangélica, al servicio del Reino, de los pobres y de los laicos tanto en la Iglesia como en la sociedad. Testimonian de una nueva manera de vivir personal y colectivamente. Redescubren la importancia de la salud al nivel individual y social, la importancia de la educación, el rol de los ciudadanos en la vida social y política. Otros grupos cristianos van en esta línea, como los Equipos Docentes, los movimientos de Acción Católica como la JOC (Juventud Obrera Cristiana), las Congregaciones religiosas y los Monasterios en sus inicios…

Resumiendo: Estamos llamados a “sanar las heridas” físicas, mentales, sociales, ambientales… El papa Francisco recientemente nos dio 2 orientaciones: “Tejer lazos y construir Comunidad”. Así nos iremos ‘sanando’ unos a otros. Iremos también sanando nuestra sociedad y nuestro país, privilegiando las relaciones, la organización y la construcción de una sociedad más fraterna e igualitaria… Y más cristianos estaremos al servicio de este proceso por el cual dio la vida y resucitó Jesús de Nazaret.

Pedro Pierre: Sacerdote diocesano francés, acompaña las Comunidades Eclesiales de Base (CEB ) urbanas y campesinas de Ecuador, país adonde llegó en 1976.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/sanar-las-heridas/

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Estados Unidos: Acampada de la Universidad de Toronto

Acampada de la Universidad de Toronto

Fuentes: El Círculo de los Pueblos por Palestina – Rebelión

A menudo se hace referencia a la Universidad de Toronto como la «Harvard del Norte». Es la mayor y más prestigiosa universidad de Canadá, clasificada entre las 25 mejores del mundo. La UdeT cuenta con 97.678 estudiantes de 170 países, y es la empleadora más grande y el mayor terrateniente de Toronto (la 4ª ciudad más grande de Norteamérica).

«El Círculo de los Pueblos por Palestina» (“The People’s Circle for Palestine”) comenzó el 2 de mayo (May 2) en el corazón del campus (heart of the campus), rodeado por una enorme valla que en un principio levantó la administración de la universidad para mantener alejados a los manifestantes. Rápidamente se convirtió en la mayor acampada de Canadá y uno de los mayores campamentos (one of the largest encampments) de Norteamérica, con casi 200 tiendas, cientos de acampados, miles de personas visitando diariamente, y un fuego sagrado dirigido por ancianos indígenas. El campamento cuenta con el apoyo del profesorado (faculty), los bibliotecarios y el personal, los antiguos alumnos, los sindicatos del campus y todas las organizaciones gubernamentales estudiantiles (student governmental organizations).

En un momento en que la Corte Internacional de Justicia ha señalado que Israel está cometiendo un genocidio plausible y ha reafirmado la aplicación inmediata de medidas provisionales (provisional measures) para que Israel detenga su asalto a Gaza, la Universidad de Toronto ha sido denunciada por su complicidad institucional en el apartheid, la ocupación y el genocidio israelíes. Durante 7 meses, la Universidad ha desatendido las demandas de los estudiantes de revelar, desinvertir y suspender los vínculos con universidades israelíes cómplices de violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra.

Esta semana (27-31 de mayo) constituye un momento decisivo:

27 de mayo

La administración de la Universidad de Toronto presentó una orden judicial (filed an injunction) para que la policía desalojara el campamento. Esto sigue a un «aviso de allanamiento» emitido el 24 de mayo, amenazando con medidas disciplinarias para los estudiantes y el personal que apoyan el campamento, y amenazando con un despido masivo sin precedentes de profesores (incluyendo profesores titulares [con tenure-es decir, permanencia])). Estas acciones han sido impugnadas por la Asociación de Profesores (challenged by the Faculty Association).

● La Federación del Trabajo de Ontario, que representa a 54 sindicatos y a un millón de trabajadores (one million workers), adoptó una postura sin precedentes, proclamando (proclaiming) en una concentración masiva que si la universidad decide «actuar contra los estudiantes, [tendrá] que pasar primero por los trabajadores».

El presidente de la Universidad de Toronto, Meric Gertler, fue el último orador en las audiencias (hearings ) sobre antisemitismo del Comité Federal Permanente de Justicia y Derechos Humanos.

28 de mayo

Hubo una rueda de prensa en los escalones de la entrada del edificio principal administrativo de la Universidad de Toronto con la participación de casi 100 profesores de la Universidad de Toronto en la cual se defendió los derechos de los alumnos de protestar, la importancia de las demandas de que la Universidad pare su apoyo para el genocidio a través de sus inversiones en industrias israelís y que corte los acuerdos con las universidades Israelís.  Una de las profesoras-portavoces hizo eco de la postura del Federación del Trabajo de Ontario, declarando por parte de centenares de colegas que si las autoridades universitarias deciden de «actuar contra los estudiantes, tendrán que pasar primero por nosotros.»

29 de mayo

El juez a cargo de decidir si la orden judicial se aprobara marcó los días 19-20 de junio para la audiencia  (hearings) para poder dar el tiempo justo (<in order to afford the respondents a fair opportunity to answer the application>) para que los demandados puedan responder a las 3 declaraciones juradas, las cuales contienen más de 1000 páginas

En el horizonte inmediato está la temporada de graduaciones de primavera de la Universidad de Toronto (U of T’s spring graduation season), con más de 30 ceremonias distintas a lo largo de tres semanas a partir del 3 de junio. Está previsto que se celebren estas ceremonias en el histórico Convocation Hall de la universidad, justo al lado del campamento. El hecho de que la Universidad haya confirmado que las ceremonias procederán como previsto ponen  en duda su insistencia en que la orden judicial fuera una emergencia.

El Círculo de los Pueblos por Palestina cuenta con un amplio apoyo en el campus y en la comunidad en general. Organizaciones palestinas, judías (Jewish organizations) y de otro tipo se unen a destacados escritores, artistas, músicos, doctores honoris causa y académicos (writers, artists, musicians, honorary degree holders and scholars) (muchos de los cuales han viajado desde lejos para visitarlo), como Leanne Betasamosake Simpson, Naomi Klein, Dionne Brand, Deepa Mehta, John Greyson, Gayatri Spivak y Muhannad Ayyash.

El Círculo ha creado un espacio inspirador de aprendizaje, construcción y lucha compartida multirracial, multiconfesional y multigeneracional. Judíos, palestinos y simpatizantes del campamento de diversos orígenes han compartido cuatro servicios de Shabat con Kiddush ofrecido en hebreo y árabe. El sentimiento de unidad y determinación de esta protesta histórica es cada día más fuerte.

Los estudiantes han puesto de relieve la hipocresía de la Universidad de diversas maneras:

– Impugnando la caracterización de King’s College Circle como propiedad privada.

– Manteniendo el escepticismo sobre las promesas de la Universidad de establecer comités para discutir las posibilidades de divulgación y desinversión, dado que las recomendaciones de un comité de desinversión de combustibles fósiles prometido anteriormente fueron rechazadas de plano por el Presidente Gertler.

– Anclando sus demandas en la investigación sobre los vínculos (research regarding) de la Universidad con universidades israelíes cómplices de la opresión palestina antes y durante el asalto a Gaza.

La Universidad ha empezado a entablar conversaciones con los estudiantes que representan a los acampados. Ahora se abren dos vías de futuro. Uno apunta a la parodia de la violencia policial, los juicios disciplinarios, las demandas judiciales y la inacción a la hora de abordar la complicidad institucional en el apartheid y el genocidio israelíes, como hemos visto en campus de toda Norteamérica. El otro camino sería que la universidad revelara, desinvirtiera y suspendiera los vínculos y se situara en el lado correcto de la historia. No se sabe qué camino elegirá la Universidad de Toronto.

Contacts (comunicando en inglés):

Student Encampment Media Coordinator:

Gur Tsabar  gur.tsabar@gmail.com;  1-347-248-1390

Faculty Encampment Supporter contacts:

Deborah Cowen deb.cowen@utoronto.ca 416-795-8987

Chandni Desai, chandni_desai@hotmail.com 647-860-5379

En español:     

Anne-Emanuelle Birn hoteldeville@hotmail.com  whatsapp: +1-416-254-8020

Signal: +-351-926-563-883

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/acampada-de-la-universidad-de-toronto/

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