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Estados Unidos: EDUCATION: Cal State University Looks To Stem Homelessness, Hunger Among Students

Estados Unidos: EDUCATION: Cal State University Looks To Stem Homelessness, Hunger Among Students

América del Norte/Estado Unidos/Junio de 2016/The Press Enterprise

Resumen: Un estudio muestra que cerca de uno de cada 10 estudiantes de la Universidad Estatal de Cal tienen inestabilidad, sin hogar o vivienda, los funcionarios se reunieron esta semana en Long Beach para llegar a soluciones para ayudar a los estudiantes. En un sistema de CSU de 470.000 estudiantes, casi 41.000 tienen experiencia de inestabilidad de la vivienda, y aquellos preocupados por el hambre se estiman en 98.700.

They looked at unstable housing, defined as living in places not designated as places for residential living, such as cars, hotels, shelters, transitional housing or “couch surfing.” The U.S. Agriculture Department says food insecurity occurs where “consistent access to adequate food is limited by a lack of money and other resources at times during the year.”
In a CSU system of 470,000 students, nearly 41,000 experience housing instability, and those worried about hunger are estimated at 98,700.
“There has never been a study nor a system-wide response as large as this,” Crutchfield said.
While 56,588 students nationally and about 10,000 students in California identified themselves as independent homeless youth on financial aid paperwork in 2013-14, Crutchfield said that likely is a very low count, as students are not required to report if they are homeless.
In many cases, students see homelessness only as living on the street, Crutchfield said at the meeting. The numbers in the report should inspire more CSU work to combat the problem, Crutchfield said.
“For us, seeing the big picture is really helpful,” she said
The report revealed that 11 campuses had programs for food insecure students, ranging from small pantries to large food programs and services. One campus had a program directed at housing displacement, and five campuses incorporate student needs as a part of student success directives and the university mission.
Program examples include:
• Cal State Long Beach’s Student Emergency Intervention Program provides meals, short-term temporary housing, emergency funds, and linkages to on and off campus support services.
• CSU San Bernardino’s Delivering Emergency Nourishment is a food pantry stocked by contributions from the community.
Foto: TERRY PIERSON, FOTO ARCHIVO
Fuente: http://www.pe.com/articles/students-806395-housing-food.html

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Película: «Whiplash»: Música & obsesión.

Director: Reseña de una Damien Chazelle

 

Efraín Cañete Aranda

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

Cita sugerida: Cañete Aranda, E. (2015). [Reseña de la película «Whiplash»: Música & obsesión].Archivos de Ciencias de la Educación, (9). Recuperado de http://www.archivosdeciencias.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Archivos09a14.

«Todas las formas de la Autoridad (humana) tienen en común que permiten ejercer una acción que no provoca reacción, porque quienes podrían reaccionar se abstienen consciente y voluntariamente de hacerlo (…)” (Kojeve, 2005).

 

 

El preludio del film comienza en una pequeña habitación que supone ser una sala de ensayo del prestigioso conservatorio Shaffer, que en la ficción presume ser la institución de formación musical en Jazz más importante de los Estados Unidos. El sonido de un redoble de tambor que se intensifica conforme avanza la imagen hacia el interior de la sala, introduce la tensión entre la grandeza y la perfección, constante en toda la trama de la película. En la habitación, un joven de 19 años llamado Andrew Neiman (Miles Teller) practica golpes de tambor, obsesionado con ser el mejor baterista del mundo. A continuación el célebre y mítico profesor y director de orquesta Terence Fletcher (J. K. Simmons) entra en escena y pide al muchacho que ejecute la batería en un «tempo» (velocidad a la que se ejecutan las piezas musicales) determinado. Con la emoción de ver en persona a tal prestigiosa figura del Jazz y la aparente intención de sorprenderlo, cumple la orden tratando de no cometer ningún error en el intento. El profesor lo detiene en sucesivas ocasiones para darle indicaciones, pero luego de varios golpes y unos pocos segundos, el alumno levanta la mirada y éste ya no se encuentra en la sala.

Al cabo de unos pocos días Andrew es invitado por Fletcher a participar de la orquesta principal del instituto, en la cual él es director. A partir de este momento se arma la trama y el joven Andrew comienza a construir el sueño de ser un nuevo genio del Jazz, en el que pagando con sudor, lágrimas y sangre, experimentará un sin número de traumáticas vejaciones por parte de su profesor que pretende llevarlo más allá de todo límite y que lo dejarán al borde de la muerte.

El nombre de la película «Whiplash» hace alusión a una compleja obra de Jazz que realiza la orquesta principal de Shaffer y que el protagonista aprende de memoria durante una larga noche de práctica compulsiva y lacerante (ya que termina con los dedos lastimados y cubiertos de sangre) para conseguir el puesto de baterista titular. Se pueden inferir otros sentidos sobre el titulo, porque en inglés la palabra significa: «latigazo cervical» o bien «traumatismo cervical» y este detalle podría estar representado en una escena donde Andrew, en su afán de llegar a tiempo al concierto y en su ciega obsesión de ser tenido en cuenta por su maestro, sufre un accidente automovilístico que pudo haberlo matado.

La música es una forma elegante de vestir la trama, porque aunque sea una constante en todas las escenas, Whiplash no es una película sobre el Jazz. Entre los temas centrales se encuentran, la obsesión, la relación maestro-alumno, la autoridad, el afecto magisterial y el método.

El profesor Terence Fletcher pretende con su método encontrar «el talento», un nuevo fuera de serie como lo fue Charlie Parker (saxofonista considerado uno de los mejores músicos de la historia del Jazz) y presupone que surgirá tras la superación de sus más exigentes y denigrantes pruebas. Explicita que la desmotivación, el desaliento y la renuncia, son el signo evidente de la ausencia de genialidad. De esta manera maltrata y atemoriza a todos los estudiantes de su orquesta, descartando a todo aquel que evidencie una mínima actitud de renuncia.

Una variable primordial de la película es el tiempo como instrumento de control, no solo en términos de «tempo» de la clásica métrica cuaternaria tocada en tresillos que siguiere el Jazz, sino del propio «tempo» del profesor. Fletcher se adueña («ese no es mi tempo») y lo administra a cuenta gotas ordenando a los alumnos a interpretarlo y ejecutarlo según lo que él considera «la perfección». Desde el inicio hasta el final de la historia, el profesor establece con efectiva minuciosidad el tiempo de cada evento, luchando y arriesgando todo por conseguirlo.

Su método de enseñanza, en el cual el fin justifica los medios y en el que incluye no solamente la violencia verbal sino también física, demuestra que está dispuesto a cualquier cosa para conseguir que los alumnos logren lo que él desea. Solo él sabe qué, cómo y cuándo se debe ejecutar cada nota y hace de ese saber/incógnita (el tiempo indicado) el fundamento de su autoridad. En la película aparece con frecuencia la historia (ficticia) de que Charly Parker comenzó a ser virtuoso a partir de superar un evento desafortunado en el que , durante un concierto, el famoso baterista Jo Jones (Jonathan David Samuel Jones) quien en ese entonces era maestro de Parker, le arrojó un platillo de batería, lastimándole el cráneo. Luego del mencionado evento, relata Fletcher, el joven estudiante de batería lloró toda la noche, pero luego estudió intensamente durante un año, para volver a tocar con Jones y brindar al público «el mejor solo de saxo que el mundo haya oído». Este mito al que Fletcher recurre para ejemplificar su particular forma de enseñar, sirve como argumento/refuerzo de que para llegar al éxito es necesario ser capaz de superar cualquier dolor.

Es posible inferir algunos fundamentos pedagógicos (sobre todo el de la función del maestro) que movilizan al profesor, a través de una magnifica escena preliminar al desenlace del film, en la cual Fletcher mantiene una conversación con Andrew, planteando que si Jo Jones hubiese sido condescendiente con Parker, alentándolo a continuar en lugar de presionarlo, tal vez la humanidad se hubiese perdido al mejor saxofonista de la historia. Menciona que no hay dos palabras en el mundo más nocivas que «bien hecho» y que es una obligación del profesor hacerle notar a un estudiante que siempre hay más para aprender. Ante la explicación de Fletcher, Andrew pregunta por los límites y cuestiona el método, argumentando que tal vez el profesor está yendo demasiado lejos y que esto podría provocar que no aparezca un nuevo Charly Parker, pero el profesor insiste en que no hay límites porque el próximo Charly Parker no se desanimaría. «(…) El alumno renuncia a las reacciones contra los actos del Maestro porque piensa que este último ya se encuentra en el sitio donde él mismo solo llegará después: está adelantado con respecto a él.» (Kojeve, 2005).

Ante cada orden de Fletcher, el joven Andrew decide conscientemente reprimir su voluntad de reacción. Podría negarse a seguir siendo avergonzado y golpeado, podría hasta incluso abandonar el conservatorio, pero no lo hace. Posterga el placer (que para él pareciera encontrarse solo en la cima de la perfección) y se sumerge en un camino tortuoso de humillaciones de parte de un profesor que entiende a la música/Jazz como la exacerbación de la técnica y la repetición.

Andrew tiene un proyecto/previsión, de convertirse en el mejor baterista de Jazz que el mundo haya conocido, al cual subordina toda posibilidad de renuncia o reacción a la autoridad de su maestro. Una autoridad que también, hace las veces de Amo porque para el alumno toda posibilidad de reacción implica el riesgo de su vida (y de ninguna manera quiere aceptar ese riesgo). En pos de llegar a un sitio en el que considera que su profesor ya se encuentra, subordina lo humano a lo natural (a lo animal) y quedándose a merced de lo que el amo ordene, abandona toda idea de contradecirlo.

El vínculo pedagógico presente en toda la película, además de ser un claro ejemplo sobre los tipos de autoridad mencionados aquí y desarrollados en el trabajo de Kojeve. A (2005), es un interesante material de análisis para el estudio sobre los «afectos magisteriales» disponible en Abramowski. A. L (2010). En este caso, la relación entre el docente y el alumno, que se construye en el desarrollo de toda la película, permite observar un vínculo forjado en la ausencia total de afectividad docente, a un extremo tal que en ningún momento el alumno es reconocido como sujeto y por lo tanto tampoco como «sujeto de sentimiento». El alumno no es más que un objeto (descartable) para llegar al único objetivo aparente: «la aparición de un nuevo genio». El profesor, a través de sus intervenciones desconoce rotundamente la presencia de afectos que supone una práctica educativa e impulsa la enseñanza desde un polo más cercano a la representación del odio desproporcionado que a la del amor.

El joven protagonista encarna el papel de tantos otros personajes de la historia que se autodestruyen por la obsesión de llegar a un lugar reservado para pocos. Por ejemplo el propio Charlie Parker que dejó una obra increíble, pero murió solo y en bancarrota a los treinta y cuatro años de edad.

El placer que puede suponer la práctica musical no está presente en la película, salvo por unos pocos minutos promediando el final, en el cual se puede observar una aparente libertad en la interpretación y ejecución del «tempo», fruto de la renuncia y el desafío a la autoridad.

En síntesis, Whiplash invita a los espectadores a disfrutar, por el entramado de sus diálogos y sus excelentes tomas siempre bien acompañadas de una música increíble pero es, por sobre todo, una película donde el sufrimiento es un camino inevitable para todo aquel que desee mirarla hasta el final. El vínculo emocional de la relación de autoridad que se establece entre el maestro y el alumno es un verdadero suplicio, en el cual el sobrepaso de todo límite induce a quien la mire a imaginarse el más trágico de los finales.

Referencias bibliográficas

Abramowski, A. L., “Maneras de querer. Los afectos docentes en las relaciones pedagógicas”. Editorial Paidós. Cuestiones de Educación. Buenos Aires. Argentina, 2010.

Kojeve, A., La noción de autoridad. Nueva Visión. Buenos Aires. Argentina, 2005.

Esta obra está bajo licencia
Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0

Fuente de  la Reseña:

http://www.archivosdeciencias.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Archivos09a14/7013

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EE.UU.: When Tech Meets Project-Based Learning

Edsurge/24 de junio de 2016/Por: Betsy Corcoran

Resumen:

Paul Curtis era un profesor de Estudios Sociales en California y desde allí emprendió el estudio para apoyar el aprendizaje basado en proyectos sin adicionar muchos elementos de la tecnología, pues, nos existían muchos recursos tecnológicos en su época. Hoy día es el Director del Plan de Estudios de la Nueva Red Tech y aún piensa que el aprendizaje basado en proyectos puede ocurrir sin mucha tecnología. El profesor ve a la tecnología de conformación de aprendizaje basado en proyectos de múltiples maneras: para alimentar la curiosidad del estudiante, proporcionar al maestro una construcción o andamios para hacer el trabajo basado en proyectos, permite a los estudiantes a aprender en casa y utilizar el tiempo de clase para la colaboración y el pensamiento más robusto.

Almost 20 years ago, when Paul Curtis was a social studies teacher at the just-opened New Technology High School in Napa, Calif., there wasn’t much “tech” to support project-based learning. “We didn’t even give the kids email addresses back then,” he chuckles.

Even now, Curtis, Director of Curriculum for the New Tech Network, is confident that project-based learning can happen without much technology. But use it right, he adds, and technology can change the “tone” of the classroom in powerful ways. “It asks teachers to give up ‘the script’ for the classroom,” he says.

Curtis sees technology shaping project-based learning in multiple ways. First technology can fuel students’ curiosity and put them in charge of learning and exploration. Next: technology can provide teachers a construct or scaffolding for doing project-based work. A well-built learning management system, Curtis says, is an essential tool for helping teachers structure classroom time and manage work. (New Tech Network has been fine-tuning an LMS, Curtis confides. Expect to hear more about the work soon, he promises.)

Finally, Curtis’ third level of technology for supporting PBL involves wielding software tools that enable students to learn at home in a flipped classroom model—then use classroom time for collaboration and “more robust thinking,” he says. “You can’t start with the canned curriculum.” Instead he looks for content tools that support teacher—and student choice.

“The best curriculum comes from the passions of teachers and students,” Curtis says. “And the best way to improve student performance is to improve the capability of teachers. So we’re looking for tools that enhance, not replace the teachers.”

At last week’s PBL World conference in Napa, EdSurge’s Tech for Schools Ed Leader Workshop surfaced 14 tools aimed at supporting teachers and students engaged in project-based learning. Here they are (and their uses):

  • ADVANCEfeedbackA virtual coaching platform that uses video to support high-quality feedback and PD through observation, coaching and calibration. Professional growth; Communications tool
  • CraftED Curriculum:A marketplace of teaching strategies and lessons aligned to Hewlett’s Deeper Learning Competencies, CCSS and NGSS. Curriculum tool; Professional growth
  • Ed Leadership SimulationsSimulations of tough, real-world experiences that school leaders encounter, aimed at improving decision making and building resilience.Professional Growth; Communication tool
  • FlexTime ManagerStudents can use software to customize part of their daily schedule everyday; teachers and administrators can manage activities including remediation scheduling. Communication tool
  • Kyte Learning:Digital library of edtech professional development videos created by teachers. Professional growth; Communication tool
  • MathaliciousReal-world lessons that support inquiry-based teaching and challenge students to think critically about the world. Curriculum tool
  • Novare PBL PlatformUses projects, narratives, portfolios, and learning goals to develop authentic, student-based assessments focused on deeper learning.Project management tool; Assessment
  • PaGamOAn online social gaming platform that enables teachers to gamify lessons. Supports learning in all subjects and grade levels. Curriculum tool; Assessment
  • PiperA computer kit that enables students to build genuine electronic circuits and learn about computers through Minecraft. Curriculum tool
  • QUIO Learning MapProvides a visual learning map of student learning. Adaptable to K-12, inclusive learning and adult ESL context. Assessment
  • scrible EduRich research/writing tool that enables students to save and annotate web pages and share research. Analytics give teachers visibility into student work. Curriculum tool; Communication tool
  • Think Through MathRigorous adaptive math tutorial curriculum, based on cognitive tutoring research led by the US Air Force. Curriculum tool; Assessment
  • Torsh TALENT:Video-based online community and data platform that enables observation, feedback and coaching to improve teacher effectiveness. Professional growth; Communication tool
  • WaggleAdaptive, common-core aligned practice and assessmentenvironment for students in grades 2-8 working on math and English skills. Curriculum tool; Assessment 

Tomado de: https://www.edsurge.com/news/2016-06-22-when-tech-meets-project-based-learning

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El Reloj del Apocalipsis: Armas nucleares, cambio climático y perspectivas de supervivencia

Por: Noam Chomsky

Traducido del inglés por Sinfo Fernández

No llevaba ni tres meses en el cargo cuando viajó a Praga, capital de la República Checa, para pronunciar unas palabras respecto al dilema nuclear del planeta. Fueron unas palabras que podían haber procedido de un activista antinuclear o de alguien perteneciente al movimiento, entonces en ciernes, contra el cambio climático, no del presidente de los Estados Unidos. A la vez que pedía el uso de nuevas formas de energía, Barack Obama habló con rara elocuencia presidencial sobre los peligros de un mundo en el que las armas nucleares se propagaban y de cómo ese hecho, si no se controlaba, haría “inevitable” su utilización. Pidió “un mundo sin armas nucleares” y dijo sin rodeos: “Cómo única potencia nuclear que ha utilizado un arma nuclear, EEUU tiene la responsabilidad moral de actuar”. Incluso se comprometió a adoptar “medidas concretas” para empezar a construir un mundo sin esa clase de armas. (Introducción de Tom Engelhardt)

Siete años después, aquí está el récord del primer y posiblemente único presidente abolicionista estadounidense. El arsenal nuclear de EEUU -4.571 ojivas (muy por debajo de las casi 19.000 existentes en 1991, cuando se derrumbó la Unión Soviética)- sigue siendo lo suficientemente grande como para destruir varios planetas del tamaño de la Tierra. Según la Federación de Científicos de EEUU, las últimas cifras del Pentágono sobre tal arsenal indican que “el gobierno de Obama ha reducido el arsenal estadounidense mucho menos que cualquier otro posterior a la Guerra Fría, y que el número de ojivas nucleares desmanteladas en 2015 fue el más bajo desde que el presidente Obama asumió el cargo”. Es decir, poniendo estos datos en perspectiva, que Obama ha hecho mucho menos que George W. Bush en lo referente a la reducción del arsenal estadounidense existente.

Al mismo tiempo, nuestro abolicionista presidente está ahora liderando la llamada modernización de ese mismo arsenal, un proyecto inmenso de tres décadas de duración cuyo coste estimado será al menos de un billón de dólares, cifra por supuesto anterior al exceso habitual de gastos que se producirá. Durante el proceso se producirán nuevos sistemas de armas, se crearán los primeros misiles nucleares “inteligentes” (piensen en esto: armas de “precisión” con “resultados” mucho más reducidos, lo que implica empezar a utilizar armas nucleares en el campo de batalla) y Dios sabe qué más.

Ha logrado un éxito en el terreno antinuclear, su acuerdo con Irán para asegurar que este país no produzca tal arma. Sin embargo, un dato tan desalentador en un presidente al parecer decidido a situar a EEUU en la senda abolicionista nos dice algo sobre el dilema nuclear y el peso que el Estado de seguridad nacional tiene en su pensamiento (y, presuntamente, en el de cualquier futuro presidente).

No es poco horror que en este planeta nuestro la humanidad continúe impulsando dos fuerzas apocalípticas, cada una de las cuales –una en un relativo instante y la otra a lo largo de muchas décadas- podría paralizar o destruir la vida humana tal y como la conocemos. Ese debería ser un hecho aleccionador para todos nosotros. Es el tema sobre el que Noam Chomsky reflexiona en este ensayo de su nuevo y destacado libro Who Rules the World? 

En enero de 2015, el Boletín de Científicos Atómicos adelantó su famoso Doomsday Clock (Reloj del Apocalipsis) a tres minutos para la medianoche, un nivel de amenaza que no se había alcanzado a lo largo de treinta años. El comunicado del Boletín explicaba que tal avance hacia la catástrofe invocaba las dos amenazas más importantes para la supervivencia: las armas nucleares y el “cambio climático descontrolado”. El llamamiento condenaba a los dirigentes mundiales por “no actuar con la velocidad y escala requeridas para proteger a los ciudadanos de la potencial catástrofe”, poniendo en peligro a cada persona sobre la Tierra al fracasar en la que era su tarea más importante: asegurar y preservar la salud y vitalidad de la civilización humana”.

Desde entonces, hay muy buenas razones para pensar en mover las manillas del reloj incluso más cerca del día del apocalipsis.

Cuando 2015 llegaba a su fin, los líderes mundiales se reunieron en París para lidiar con el grave problema del “cambio climático incontrolado”. Apenas pasa un día sin una nueva prueba de lo grave que es la crisis. Por citar algo casi al azar, poco antes de la apertura de la conferencia de París, el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA publicó un estudio que sorprendió, a la vez que alarmó, a los científicos que han estado estudiando el hielo del Ártico. El estudio mostraba que un inmenso glaciar de Groenlandia, el Zacharie Isstrom, “se había desprendido en 2012 de una posición glacialmente estable y había entrado en una fase de repliegue acelerado”, un hecho inesperado e infausto. El glaciar “contiene agua suficiente como para elevar el nivel global del mar en más de 46 centímetros si llegara a derretirse completamente. Y ahora está metido ya de lleno en una dieta extrema, perdiendo 5.000 millones de toneladas de masa cada año. Todo ese hielo está derrumbándose sobre la zona norte del Océano Atlántico”.

No obstante, había pocas esperanzas de que los dirigentes mundiales en París “actuasen con la velocidad y a la escala requeridas para proteger a los ciudadanos de una potencial catástrofe”. E incluso si por algún milagro hubieran actuado así, habría tenido un valor limitado por razones que deberían ser profundamente preocupantes.

Cuando se aprobó el acuerdo de París, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, que albergó las negociaciones, anunció que era “legalmente vinculante”. Ojalá que así fuera, pero hay más de unos cuantos obstáculos que merecen una atención cuidadosa.

En toda la amplia cobertura de los medios de comunicación de la conferencia de París, quizá las frases más importantes fueran estas, enterradas cerca del final de un largo análisis ofrecido por el New York Times: “Tradicionalmente, los negociadores han tratado de forjar un tratado legalmente vinculante que necesitara de la ratificación de los gobiernos de los países participantes para tener fuerza. No hay forma de conseguir eso en este caso por culpa de Estados Unidos. Un tratado estaría muerto si llega al Capitolio sin la necesaria votación mayoritaria de dos tercios de un Senado bajo control republicano. Por tanto, los planes facultativos están tomando el lugar de los objetivos obligatorios de arriba a bajo”. Y los planes facultativos son una garantía de fracaso.

“Por culpa de Estados Unidos”. Más concretamente, por culpa del Partido Republicano, que se está convirtiendo ya en un peligro real para la supervivencia humana decente.

Las conclusiones aparecen subrayadas en otro artículo del Times sobre el acuerdo de París. Al final de una larga historia encomiando el logro, el artículo señala que el sistema creado en la conferencia “depende en muy gran medida de los puntos de vista de los futuros dirigentes mundiales que desarrollen esas políticas. En EEUU, todos los candidatos republicanos que se presentaban a presidente en 2016 han cuestionado o negado el carácter científico del cambio climático y han expresado su oposición a las políticas sobre el cambio climático de Obama. En el Senado, Mitch McConnell, el líder republicano que ha estado al frente de la campaña contra la agenda del cambio climático de Obama, dijo: ‘Antes de que sus socios internacionales descorchen el champán, deberían recordar que este es un acuerdo inalcanzable basado en un plan energético interno que probablemente es ilegal, que la mitad de los Estados están tratando de parar y que el Congreso ha votado ya en su contra.’”

Ambos partidos han estado girando hacia la derecha durante el período neoliberal de la última generación. La principal corriente demócrata se parece mucho ahora a los que solíamos tildar de “republicanos moderados”. Mientras tanto, el Partido Republicano se ha desplazado en gran medida fuera del espectro, convirtiéndose en lo que el respetado analista político conservador Thomas Mann y Normal Ornstein llaman “una insurgencia radical” que prácticamente ha abandonado la política parlamentaria normal. Con la deriva hacia la extrema derecha, el compromiso del Partido Republicano con la riqueza y los privilegios se ha hecho tan extremado que sus políticas reales podrían no atraer votantes, por tanto, han tenido que buscar una nueva base popular movilizada en otros campos: los cristianos evangélicos que esperan la Segunda Venida, los patriotas fanáticos que temen que “ellos” están quitándonos nuestro país, los racistas recalcitrantes, la gente con quejas reales que confunde gravemente las causas de las mismas y otros como ellos que son presas fáciles de los demagogos y que pueden convertirse fácilmente en una insurgencia radical.

En los últimos años, el establishment republicano ha conseguido suprimir las voces de la base que se había movilizado. Pero eso se acabó. A finales de 2015, el establishment estaba manifestando considerable desaliento y desesperación por su incapacidad para lograrlo, ya que la base republicana y sus opciones estaban fuera de todo control.

Los contendientes republicanos electos para la próxima elección presidencial manifestaron un claro desprecio por las deliberaciones de París, negándose incluso a asistir a los actos. Los tres candidatos que lideraban las encuestas en aquel momento –Donald Trump, Ted Cruz y Ben Carson- adoptaron la posición de la base mayoritariamente evangélica: los seres humanos no tienen impacto en el calentamento global, si es que tal cosa está verdaderamente produciéndose.

Los otros candidatos se niegan a que el gobierno actúe en esa esfera. Inmediatamente después de que Obama hablara en París prometiendo que EEUU estaría a la vanguardia de la búsqueda de la actuación global, el Congreso, bajo dominio republicano, votó a favor de tumbar sus recientes normas en la Agencia de Protección Medioambiental para reducir las emisiones de carbono. Como informó la prensa, este fue “un mensaje provocador ante más de 100 líderes mundiales, en el sentido de que el presidente estadounidense no cuenta con el apoyo total de su gobierno en la política sobre el clima”, por decirlo de forma eufemista. Mientras tanto, Lamar Smith, presidente republicano del Comité para la Ciencia, el Espacio y la Tecnología del Congreso, siguió adelante con su yihad contra los científicos del gobierno que se atreven a informar sobre los hechos.

El mensaje está claro. Los ciudadanos estadounidenses se enfrentan a una responsabilidad enorme en casa.

Una historia parecida informaba en el New York Times de que “las dos terceras partes de los estadounidenses apoyan que EEUU se incorpore a un acuerdo internacional vinculante para frenar el crecimiento de las emisiones de gases invernadero”. Y, por un margen de cinco a tres, los estadounidenses consideran que el clima es más importante que la economía. Pero no importa. Pasan por encima de la opinión pública. Ese hecho, una vez más, está enviando un mensaje fuerte a los estadounidenses. Es responsabilidad suya sanar un sistema político disfuncional en el que la opinión pública es un factor marginal. La disparidad entre opinión pública y política, en este caso, tiene implicaciones muy importantes para el destino del planeta.

Desde luego que no deberíamos hacernos ilusiones sobre una “edad dorada” del pasado. Sin embargo, los hechos que acabamos de revisar constituyen cambios significativos. El debilitamiento de la democracia funcional es una de las contribuciones del ataque neoliberal contra la población mundial en la última generación. Y esto no está sucediendo sólo en EEUU; el impacto puede ser mucho peor en Europa.

El cisne negro que nunca podemos ver

Pasemos a otra de las preocupaciones (tradicionales) de los científicos atómicos que ajustan el reloj del día del juicio final: las armas nucleares. La amenaza actual de guerra nuclear justifica ampliamente su decisión de enero de 2015 de adelantar el reloj dos minutos para la medianoche. Lo acaecido desde entonces revela más claramente aún la creciente amenaza, un asunto que, en mi opinión, suscita una preocupación insuficiente.

La última vez que el reloj del juicio final se avanzó tres minutos para la medianoche fue en 1983, en la época de los ejercicios Able Archer de la administración Reagan; estos ejercicios simularon ataques contra la Unión Soviética para poner a prueba sus sistemas de defensa. Los archivos rusos publicados recientemente revelan que los rusos estaban profundamente preocupados por las operaciones y se preparaban para responder, lo que habría sencillamente significado: FIN.

Hemos sabido más cosas acerca de esos ejercicios precipitados e imprudentes y de cómo el mundo se abocaba al desastre por el analista militar y de inteligencia de EEUU Melvin Goodman, que fue jefe de división de la CIA y alto analista de la Oficina de Asuntos Soviéticos en aquella época. “Además de los ejercicios y movilizaciones del Able Archer que alarmaron al Kremlin”, escribe Goodman, “la administración Reagan autorizó ejercicios militares inusualmente agresivos cerca de la frontera soviética que, en algunos casos, violaron la soberanía territorial soviética. Las arriesgadas medidas del Pentágono incluyeron el envío de bombarderos estratégicos estadounidenses sobre el Polo Norte para poner a prueba el radar soviético y ejercicios navales bélicos próximos a la URSS por zonas donde los buques de guerra estadounidenses no habían entrado anteriormente. Además, una serie de operaciones secretas simularon ataques navales sorpresa sobre objetivos soviéticos”.

Ahora sabemos que el mundo se salvó de una probable destrucción nuclear en aquellos aterradores días gracias a la decisión de un oficial ruso, Stanislav Petrov, que no trasmitió a sus autoridades superiores el informe de los sistemas de detección automática de que la URSS estaba bajo un ataque de misiles. Por consiguiente, Petrov ocupó un lugar junto al comandante de submarinos rusos Vasili Arkhipov, quien, en un momento peligroso de la crisis de los misiles cubana de 1962, se negó a autorizar el lanzamiento de torpedos nucleares cuando los submarinos estaban bajo ataque de los destructores estadounidenses imponiendo una cuarentena.

Otros ejemplos recientemente revelados enriquecen un récord realmente aterrador. El experto en seguridad nuclear Bruce Blair informa que “cuando el presidente de EEUU estuvo más cerca de lanzar una decisión estratégica inadecuada fue en 1979, cuando una grabación de entrenamiento de alerta temprana NORAD describiendo un ataque estratégico soviético a escala total se cursó inadvertidamente a través de la red de alerta temprana real. Al asesor nacional de seguridad Zbigniew Brzezinski le llamaron dos veces en medio de la noche y le dijeron que EEUU estaba bajo ataque, que sólo tenía que descolgar el teléfono y persuadir al presidente Carter de que era necesario que autorizara de inmediato una respuesta a escala total, cuando se produjo una tercera llamada para decirle que se había tratado de una falsa alarma”.

Este ejemplo recién revelado trae a mi mente un incidente crítico de 1995, cuando la trayectoria de un cohete noruego-estadounidense con equipamiento científico parecía la trayectoria de un misil nuclear. Esto suscitó las preocupaciones rusas, que rápidamente se hicieron llegar al presidente Boris Yeltsin, encargado de decidir si había que lanzar un ataque nuclear.

Blair añade otros ejemplos de su propia experiencia. Hubo un caso, en la época de la guerra en Oriente Medio de 1967, “en que se envió una orden de ataque real a la tripulación de un portaaviones nuclear en vez una orden de ejercicios/entrenamiento nuclear”. Pocos años después, a principos de la década de 1970, el Mando Aéreo Estratégico en Omaha “retransmitió una orden de ejercicio de lanzamiento como si fuera una orden de lanzamiento real en un mundo real”. En ambos casos habían fallado los controles de los códigos y la intervención humana impidió el lanzamiento. “¿Se dan cuenta?”, añade Blair. “No era nada raro que se produjeran ese tipo de chapuzas”.

Blair hizo estos comentarios en reacción a un informe del aviador Johan Bordne que sólo hace muy poco ha publicado la Fuerza Aérea de EEUU. Bordne estaba sirviendo en la base militar estadounidense en Okinawa en octubre de 1962, en la época de la crisis de los misiles cubanos y también en un momento de graves tensiones en Asia. Se había elevado el sistema de alerta nuclear estadounidense a DEFCON 2, un nivel por debajo de DEFCON 1, cuando los misiles nucleares pueden ser inmediatamente lanzados. En el pico de la crisis, el 28 de octubre, una tripulación de misiles recibió autorización, por error, para lanzar sus misiles nucleares. Decidieron que no, evitando una probable guerra nuclear y uniéndose a Petrov y Arkhipov en el panteón de los hombres que decidieron desobedecer el protocolo, salvando así al mundo.

Como Blair observó, ese tipo de incidentes no eran infrecuentes. Un estudio reciente de un experto detallaba docenas de falsas alarmas durante todos los años del período revisado de 1977 a 1983; el estudio concluía que el número de las mismas fluctuó entre 43 y 255 por año. El autor del estudio, Seth Baum, resume con estas adecuadas palabras: “La guerra nuclear es el cisne negro que nunca podemos ver, excepto en el breve momento en que nos está matando. Aplazamos la eliminación del peligro por nuestra propia cuenta y riesgo. Es hora ya de abordar la amenaza, porque ahora estamos todavía vivos”.

Estos informes, al igual que los que contiene el libro de Eric Scholosser “Command and Control”, se ajustan en gran medida a los sistemas de EEUU. Los rusos son sin duda mucho más propensos a los errores. Por no mencinar el peligro extremo que plantean los sistemas de otros, especialmente Pakistán.

Una guerra ya no es algo impensable”

En ocasiones la amenaza no ha sido consecuencia de un accidente, sino del aventurerismo, como en el caso del Able Archer. El caso más extremo fue la crisis de los misiles cubanos en 1962, cuando la amenaza de desastre fue demasiado real. La forma de abordar dicha crisis fue impactante; al igual que el modo habitual de interpretarla.

Con este sombrío antecedente en mente, es útil mirar los debates y planes estratégicos. Un caso escalofriante fue el estudio “Essentials of Post-Cold War Deterrence” del STRATCOM de 1995, en la era Clinton. El estudio pretende conservar el derecho al primer ataque, incluso contra Estados no nucleares. Explica que las armas nucleares se utilizan constantemente en el sentido de que “proyectan una sombra sobre cualquier crisis o conflicto”. Insta también a disponer de un “personaje nacional” irracional y ansioso de venganza para intimidar al mundo.

La doctrina actual se explora en el artículo principal de la revista International Security, una de las más acreditadas en el campo de las doctrinas estratégicas. Los autores explican que EEUU está comprometido con la “primacía estratégica”, es decir, aislamiento de un ataque de represalia. Esta es la lógica de la “nueva triada” de Obama (reforzar la potencia de submarinos, misiles terrestres y bombarderos), junto con la defensa con antimisiles para contrarrestar un ataque de represalia. La preocupación que plantean los autores es que la exigencia estadounidense de primacía estratégica podría inducir a China a abandonar su política “de no ser el primero en utilizar armas nucleares” y ampliar su disuasión limitada. Los autores piensan que no lo hará, pero la perspectiva sigue siendo incierta. La doctrina acentúa claramente los peligros en una región tensa y conflictiva.

Lo mismo sucede con la expansión de la OTAN hacia el este violando las promesas verbales hechas a Mijail Gorbachev cuando la URSS estaba derrumbándose y accedió a permitir que una Alemania unificada formara parte de la OTAN, una concesión muy notable si uno piensa en la historia del siglo. La expansión hacia la Alemania del Este se produjo de inmediato. En los años siguientes, la OTAN se expandió por las fronteras rusas; ahora hay sustanciales amenazas incluso para incorporar a Ucrania, en el corazón geoestratégico de Rusia. Uno puede imaginar cómo reaccionaría EEUU si el Pacto de Varsovia estuviera aún con vida, hubiera incorporado a él a América Latina y ahora México y Canadá estuvieran solicitando su entrada.

Aparte de eso, Rusia entiende, al igual que China (y los estrategas estadounidenses, si vamos al caso), que los sistemas de defensa de misiles de EEUU cerca de las fronteras rusas son, en efecto, un arma de primer ataque con el objetivo de establecer una primacía estratégica: inmunidad ante la represalia. Quizá su misión sea totalmente inviable, como algunos especialistas apuntan. Pero los objetivos no van a confiar nunca en eso. Y las reacciones militantes de Rusia son muy naturalmente interpretadas por la OTAN como una amenaza para Occidente.

Un destacado experto británico en Ucrania plantea lo que denomina “paradoja geográfica fatídica”: que la OTAN “existe para manejar los riesgos creados por su propia existencia”.

Las amenazas son muy reales ahora. Por fortuna, el derribo de un avión ruso por un F-16 turco en noviembre de 2015 no produjo un incidente internacional, pero podía haberlo hecho, especialmente teniendo en cuenta las circunstancias. El avión iba a una misión de bombardeo en Siria. Pasó durante tan sólo 17 segundos a través de una franja de territorio turco que sobresale hacia Siria, y era evidente que se dirigía a este país cuando se estrelló. Derribarlo parece haber sido un acto innecesariamente imprudente y provocador, un acto con consecuencias.

La reacción de Rusia fue anunciar que sus bombarderos irían a partir de ahora acompañados por aviones de combate y que iba a desplegar en Siria un sofisticado sistema de misiles antiaéreos. Rusia ordenó también a su portaaviones Moskva, dotado de un sistema de defensa aérea de largo alcance, que se acercara más a la costa, para que estuviera “preparado para destruir cualquier objetivo aéreo que supusiera una amenaza potencial para nuestros aviones”, anunción el ministro de Defensa Sergei Shoigu. Todo esto prepara el escenario para confrontaciones que podrían ser letales.

Las tensiones son asimismo constantes en las fronteras entre Rusia y la OTAN, incluyendo maniobras militares de ambas partes. Poco después de que el reloj del juicio final se moviera amenazadoramente más cerca de la medianoche, la prensa nacional informaba que los “vehículos militares de combate de EEUU desfilaban el miércoles por una ciudad de Estonia que se adentra en Rusia, un acto simbólico que ponía de relieve las apuestas por ambas partes en medio de las peores tensiones entre Occidente y Rusia desde la Guerra Fría”. Poco antes, un avión de combate ruso estuvo a unos segundos de chocar con un avión civil danés. Ambas partes están llevando a cabo rápidas movilizaciones y redespliegues de fuerzas en la frontera entre Rusia y las fuerzas de la OTAN, y “ambas creen que una guerra no es ya algo impensable”.

Perspectivas de supervivencia

Si eso es así, ambas partes están más allá de la locura, porque una guerra bien podría destruirlo todo. Durante décadas se ha reconocido que un primer ataque por parte de una potencia importante podría destruir al atacante, incluso aunque no hubiera represalias, sencillamente por los efectos del invierno nuclear.

Pero así es el mundo actual. Y no sólo el de hoy en día, eso es lo que estamos viviendo desde hace setenta años. El razonamiento es de punta a cabo sorprendente. Como hemos visto, la seguridad de la población no es básicamente una preocupación importante para los políticos. Eso ha sido así desde los primeros días de la era nuclear, cuando en los centros de formación política no se hacía esfuerzo alguno –al parecer, ni siquiera se expresaba el pensamiento- para eliminar una potencial amenaza grave para EEUU, como podría haber sido posible. Y así continúan las cosas hasta ahora, en formas sólo brevemente paladeadas.

Ese es el mundo en el que hemos estado viviendo y en el que vivimos en estos momentos. Las armas nucleares representan un constante peligro de destrucción inmediata pero, al menos en principio, sabemos cómo aliviar la amenaza, incluso cómo eliminarla, una obligación emprendida (y despreciada) por las potencias nucleares que han firmado el Tratado de No Proliferación. La amenaza de calentamiento global no es instantánea, a pesar de su gravedad a largo plazo que podría incrementarse repentinamente. Que tengamos capacidad para lidiar con ello no está del todo claro, pero no puede haber duda de que cuanto más nos demoremos, más terrible será el desastre.

Las perspectivas para la supervivencia decente a largo plazo no son muy grandes a menos que se produzca un cambio significativo de rumbo. Una gran parte de la responsabilidad está en nuestras manos, las oportunidades también.

 

Noam Chomsky es profesor emérito en el Departamento de Lingüística y Filosofía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Es colaborador habitual de TomDispatch; entre sus libros más recientes están “Hegemony or Survival” y “Failed States”. El presente ensayo procede de su nuevo libro “Who Rules the World?” Su página web es www.chomsky.info.

 

Tomado de: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=213609

Imagen: https://www.google.com/search?q=ciencia+ciudadana&espv=2&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiaw7Lc977NAhWHsh4KHQLuB_8Q_AUIBigB#tbm=isch&q=El+Reloj+del+Apocalipsis++Armas+nucleares&imgrc=qKIZ9V7jsLNeBM%3A

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EEUU: Un robot en clase para que los niños aprendan a programar

EE.UU/23 de Junio de 2016/Fuente: el pais

Interactuando con este pequeño juguete, los alumnos aprenden conceptos básicos de programación.

Si preguntamos a un niño qué quiere ser de mayor es poco probable que en su lista de vocaciones aparezcan las palabras “informático” o “programador”. Sin embargo, las tecnologías de la información y, especialmente, la programación prometen ser uno de los sectores con más proyección laboral a medio y largo plazo.

Una de las principales dificultades a la hora de enseñar programación a los más jóvenes es ayudarles a enfrentarse a los conceptos más áridos de la materia como pueden ser las bases de datos o el uso de operaciones lógicas. Para sortear este obstáculo, un grupo de ingenieros del Wiss Institute, un centro de investigación perteneciente a la Universidad de Harvard (EE UU), ha optado por una solución que puede resultar atractiva para niños de todas las edades: un robot.

Para ello han creado Root, un robot destinado a conectar con los estudiantes desde una edad muy temprana y a acompañarles durante su desarrollo educativo, enseñándoles a programar con un nivel de complejidad creciente y adaptada a las habilidades de cada estudiante. “Root es un robot muy interesante, puede moverse por la pizarra y dibujar, pero lo que lo hace poderoso son todas las formas en las que se puede programar. Los niños entienden cómo funcionan las consecuencias: ‘Si hago esto entonces pasa esto otro’. Ahora los niños pueden programar las consecuencias para su robot”, explica Radhika Nagpal, profesora en el Wiss Institute y miembro del equipo que ha desarrollado a Root.

Los niños entienden cómo funcionan las consecuencias: ‘Si hago esto entonces pasa esto otro’

El diseño de Root recuerda mucho a la popular aspiradora robótica Roomba y tal vez no sea casualidad ya que uno de sus creadores, Zivthan Dubrovsky, fue desarrollador de producto en la empresa responsable de la misma: Irobot. El cuerpo de Root es un hexágono achatado rodeado de parachoques con un escáner en su parte inferior y recubierto de una superficie táctil en la superior. Es capaz de sostener un rotulador para pintar con él y de adherirse magnéticamente a ciertas superficies, como por ejemplo las pizarras blancas, siempre presentes en los colegios de Estados Unidos.

Pero lo que convierte a este artefacto en una herramienta educativa es Square, una aplicación diseñada para ejecutarse en una tableta permitiendo que los estudiantes den instrucciones al robot y controlen su comportamiento. Squarepuede utilizarse en tres niveles de dificultad por los que los estudiantes deben ir a medida que aumenta su madurez. El primer nivel sólo utiliza bloques gráficos para dar instrucciones simples, el segundo implica combinaciones cada vez más complicadas y el tercero permite programar libremente utilizando texto. Al subir de nivel es posible crear programas con instrucciones cada vez más complejas para que el robot las ejecute. “Root es más que un robot para enseñar una clase, es una plataforma que se puede adaptar a distintos niveles de estudios, desde la guardería hasta la universidad”, explica Dubrovsky.

El sistema está diseñado para ser intuitivo y accesible para los niños quienes no suelen tener problema para defenderse con las aplicaciones de tabletas y teléfonos móviles. Utilizando tabletas y pizarras en lugar de teclados y pantallas además de un idioma sencillo, los creadores de Root esperan que los niños aprendan a programar a medida que le piden a su “juguete” que realice tareas cada vez más complicadas.

Por ejemplo, pueden empezar pidiendo al robot que siga una línea que han pintado previamente en la pizarra. Esta tarea se puede lograr con una simple secuencia de instrucciones en Square. Otra tarea más complicada es pedirle aRoot que escriba el nombre del estudiante. Esto es más difícil, ya que hay que establecer la ruta que el robot debe seguir por la pizarra y también indicarle cuándo debe apoyar el rotulador en la superficie y cuando levantarlo. Roottambién puede detectar distintos colores en la superficie de la pizarra, emitir sonidos o detectar si ha chocado con algo, lo que permite inventar nuevas tareas que resultan en retos de programación para los estudiantes.

El precio de las primeras unidades será de 199 dólares y se espera que estén disponibles a principios de 2017

Por supuesto, toda esta sofisticación no tendría sentido si el coste para las escuelas fuera desorbitado. El precio de las primeras unidades será de 199 dólares (176 euros) y se espera que estén disponibles a principios de 2017. En la página web del proyecto es posible ponerse en lista de espera para conseguir una de ellas. Sin embargo, los desarrolladores reconocen que están buscando socios que se ocupen de la producción y comercialización de su producto a gran escala, además de definir el currículo académico necesario para su utilización en clase. Si las cosas les van bien, tal vez en poco tiempo se pueda ver a Root en cada escuela de EE. UU.

Fuente: http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2016/06/20/actualidad/1466412236_572695.html
Imagen:http://ep02.epimg.net/tecnologia/imagenes/2016/06/20/actualidad/1466412236_572695_1466412411_noticia_fotograma.jpg
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EE.UU: Dos gemelos, uno con síndrome de Down, se gradúan y ahora están en la universidad

EE.UU/23 de junio de 2016/Fuente universia

Una historia de esfuerzo, valentía y coraje que sorprende al mundo entero.

La historia de Essig y Zach conmueve al mundo entero, y revela que para los sueños no hay barreras. Después de años de esfuerzo, estos gemelos de Washington lograron graduarse y ahora ingresarán a la universidad, para probar una vez más que con sacrificio y trabajo duro todo puede lograrse.

Essig tiene tan solo 19 años. Desde que le diagnosticaron Síndrome de Down su familia supo que sería una luchadora, y lo ha demostrado ampliamente. Depués de graduarse de secundaria junto a su hermano gemelo Zach, Essig decidió celebrar su tan esperada graduación asistiendo al baile de una organización internacional sin fines de lucro dedicada a conectar adolescentes con discapacidades de desarrollo intelectual de todo el mundo, donde su historia cobró popularidad.

Asistiendo a los mismos cursos que su hermano y todos sus compañeros, Essig se graduó siguiendo el mismo plan de estudios que el resto de su clase, logrando excelentes resultados académicos. Además de conmover al mundo entero, su historia remueve una constante duda que se plantea en los sistemas académicos del mundo: ¿Es necesario crear programas especiales para estudiantes con discapacidades de desarrollo intelectual? ¿No es esta una forma de discriminación? Luego de años de sacrificio, Essig es la respuesta que muchos activistas y defensores de los pacientes con Síndrome de Down estaban esperando: No, no es necesario un trato diferencial.

Para su siguiente reto, Essig escogió la Universidad George Mason de Washington como su casa de estudios, considerando que en este centro se aceptan estudiantes de educación superior que posean algún tipo de discapacidad intelectual. Pero ¿Es esto justo? ¿Por qué una estudiante aplicada y con un excelente promedio como Essig debe limitarse a elegir entre centros educativos que consideran su condición? ¿No deberían poder escoger cualquier universidad? Evidentemente, aún queda mucho camino por recorrer en esta materia.

  • Un esfuerzo colectivo

Los padres de Essig y Zach sienten orgullo por sus hijos, que lograron terminar una de las etapas más importantes de su vida de manera exitosa. Sin embargo, recuerdan con angustia el momento en que los doctores de su hija le indicaron que esta no podría aprender a hablar ni a escribir. Claramente, Essig superó las expectativas de todos los doctores, e incluso de sus propios padres.

Utilizar su condición como una excusa para aplicar la ley del mínimo esfuerzo nunca estuvo en los planes de Essig, ni de sus padres. Ahora, esta adolescente sueña con convertirse en Abogado y poder defender a las personas con Síndrome de Down en los distintos ámbitos que estas requieran.

Comprender que las discapacidades intelectuales no son una limitante es tarea de todos. Pero el sistema educativo realmente debe dar un enorme paso hacia la inclusión, aceptando que aprender de forma más lenta también es aprender, y que discapacidad no es sinónimo de imposibilidad.

Fuente:http://noticias.universia.es/ciencia-tecnologia/noticia/2016/06/23/1141089/dos-gemelos-sindrome-down-graduan-ahora-universidad.html

Imagen: http://noticias.universia.es/net/images/educacion/g/gr/gra/graduados-1440162454616.jpg

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Banco Mundial: ¿Los maestros nacen o se hacen?

Banco Mundial/ Fuente: semana

Pareciera que ser un buen profesor es cuestión de vocación. Sin embargo, un estudio del Banco Mundial demuestra que para ser docente se necesita más que talento.

Los docentes son el recurso más importante que tiene la sociedad para garantizar el aprendizaje de los niños. Pero tristemente, la realidad dista mucho ya que miles de niños en el mundo no reciben una educación de calidad.

Y es que el papel de los maestros ha cambiado con el tiempo. Por estas épocas ya no son solo una fuente de información y conocimientos a disposición de los estudiantes. El papel de los docentes en el siglo XXI consiste en enseñar a los jóvenes a buscar, analizar y utilizar eficazmente la información. Según Claudia Costin, directora de Educación del Banco Mundial, “la función de los profesores es ayudarnos a ser mejores ciudadanos y desarrollar competencias para la economía global, como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y el trabajo en equipo”.

A medida que los jóvenes adquieren conocimiento, las economías tienen la posibilidad de volverse más productivas. Los profesores son el eje central de esa relación y de sus habilidades depende cuánto van a aprender los alumnos. “En el Banco Mundial, donde actualmente estoy a cargo de la Práctica Global de Educación, sabemos que los países con un mejor rendimientos escolar en los exámenes internacionales también logran un crecimiento económico más rápido”, afirma Costin.

Según datos de un estudio lanzado por el Banco Mundial titulado “Profesores excelentes: cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe” la eficiencia de los profesores es tan significativa que los alumnos que no tienen un buen profesor aprenden menos del 50% del programa de estudios. Lo cierto es que una excelente actividad docente puede equilibrar los déficits en el aprendizaje entre los alumnos desfavorecidos.

Existen tres factores principales, según el estudio del Banco Mundial, para la creación de una fuerza docente eficaz: reclutamiento, desarrollo y motivación.

Los sistemas educativos de alto desempeño, como el de Singapur, Corea del Sur y Finlandia, utilizan un proceso muy competitivo para seleccionar a los postulantes y así contratar a los mejores profesionales para el ejercicio de la labor docente.

Japón y Corea tienen sistemas eficaces para la evaluación del desempeño y el progreso de los profesores; mientras que Singapur y Canadá prestan mucha atención a la forma de selección y capacitación de los directores en los colegios, con especial énfasis en su capacidad para evaluar la calidad de sus profesores. Estos sistemas se centran en la capacitación de personas y el desarrollo de su talento.

Los incentivos también son otro factor importante. Según el estudio, es posible reducir el ausentismo de los profesores si existe una relación entre el salario que reciben y su asistencia para motivar su labor.

“Posteriormente, gracias a los resultados obtenidos en el estudio, hicimos algunos cambios importantes en la capacitación docente de países como Brasil”, aseguró Costin. “Pusimos en marcha una plataforma con lecciones digitales que garantizaban mayor interacción en el aula. Luego, observamos la gestión en el aula como parte del proceso de selección de profesores y los capacitamos en el uso de mejores técnicas de enseñanza. Por último, establecimos un sistema que medía la calidad de la escuela que reflejaba si los alumnos, después de esta capacitación que recibieron los maestros, se motivaban más por estudiar o si sus calificaciones bajaban”.

La muestra final, que comprendía un promedio de 660.000 estudiantes en solo Brasil, arrojó que el 63% de los alumnos mostraron mayor interés a la hora de asistir a clase y el promedio de las calificaciones aumentó considerablemente. “Los maestros excelentes no nacen, ni se hacen. Son el producto de una combinación de ambos, con el apoyo de las estructuras adecuadas, formación e incentivos”, concluyó Costin.

PARA EL DEBATE
¿Para usted cuál es la mayor cualidad de un maestro? Deje sus comentarios en nuestro Twitter @SemanaEd y @apalpati.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/maestros-nacen-o-se-hacen/478712

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