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Reforma educativa y educación rural en México

Por: Benjamín Berlanga Gallardo

Hay más educación para el medio rural y menos proyecto de educación rural

Hay cada vez más educación para las zonas rurales, pero hay cada vez menos proyecto o modelo de educación rural. Es más, ya no lo hay. En las dos últimas décadas del siglo pasado la cobertura de la educación preescolar, primaria y secundaria se ha extendido hacia las zonas rurales a través de diferentes tipos de servicios educativos. Desde el inicio de este siglo el mismo proceso se está dando con la educación media superior y superior. La oportunidades educativas para jóvenes de comunidades rurales se han ampliado significativamente (los telebachilleratos, los bachilleratos digitales, los bachilleratos comunitarios, las opciones de escuelas privadas dedicadas a preparar a jóvenes para presentar los exámenes de la SEP, la extensión de preparatorias de las universidades publicas hacia comunidades rurales, así como las ofertas de los CECATI e ICATI) Y lo mismo pasa con la educación superior. Hay una rápida extensión de la oferta educativa en las zonas rurales: las universidades privadas extienden los servicios con diferentes licenciaturas de fin de semana, semi escolarizadas; las universidades públicas crean unidades regionales. La mejora de las vías de comunicación, el alcance de las TIC y el crecimiento de las rutas de transporte hacen lo demás.

Sin embargo, esta extensión de la educación hacia las zonas rurales se ha dado desde la renuncia práctica al proyecto de educación rural, es decir desde la renuncia a la configuración de proyectos educativos específicos que definan una paideia que considere lo rural como forma de vida válida y necesaria y que consideren esa forma de vida como parte de la comunidad política.

Esta es una de las complejidades del cumplimiento del derecho a la educación. El derecho a la educación se sustenta en la aspiración de la universalización de la educación para que todas las personas tengan a lo largo de su vida la posibilidad efectiva de hacer uso de servicios educativos, establecidos fundamentalmente por quien es garante de estos derechos, el Estado. El derecho a la educación como práctica de inclusión social, se sostiene en la idea de que el acceso al sistema de educación normado por el Estado es un logro que permite igualdad de todos y todas, porque asegura que todos y todas tienen las mismas posibilidades de hacer uso de los servicios de educación. Más allá de ello, el cumplimiento del derecho a la educación se presenta como uno de los factores positivos de desarrollo, es decir, del logro de un modo de vida: un sujeto que ha sido educado hasta un nivel y grado determinado, es un sujeto desarrollado y entre más superior resulte ese nivel, más desarrollado resulta y más desarrollado el país en que vive. Sin embargo, el cumplimiento de ese derecho se hace efectivo mediante la universalización de planes y programas, la igualación de las diferencias en perfiles de egreso universales y en aspiraciones de educación que generan una igualación de lo diferente que termina por ser excluyente para muchos, una negación misma de la diferencia y el borramiento de ciertas vidas, la producción social de la ignorancia en el olvido de lo propio y la producción social de la indiferencia.

 

En el siglo XX la educación rural ha transitado de la escuela rural mexicana, a la educación y capacitación técnica agropecuaria, a la desaparición de la educación rural como proyecto cultural

En el siglo pasado se dieron tres periodos significativos en la educación rural a nivel nacional: a) el periodo que va de los 20 a los 50, que tiene como representación paradigmática la “escuela rural mexicana”; b) el periodo de los 60 a los 80 centrado en ambiciosos proyectos de educación y capacitación técnica agropecuaria y en la aparición de propuestas educativas para los campesinos sin potencial productivo, los campesinos pobres, que pronto serán “los pobres” sin más; y; c) el periodo del declive y práctica desaparición del proyecto cultural de educación rural, desde mediados de la década de los 80, que va aparejado a la progresiva extensión de un modelo educativo único y a la ampliación de la cobertura en todos los niveles educativos.

Estos tres hitos de la educación rural son correspondientes o se dan como parte de procesos específicos de articulación de las sociedades campesinas, siempre locales–regionales, en la sociedad nacional, a lo largo del siglo

  1. a) el periodo de incorporación del sujeto social campesino como parte del proyecto de nación entre los 20 y los 50, como resultado de la revolución mexicana y como intento de construir una país que considera a los campesinos como fuerza social, económica, cultural vigente (los saldos favorables del periodo pos–revolucionario);
  2. b) el periodo de “subordinación del trabajo campesino al capital” entre los 60 y los 80 enmarcado en la idea de desarrollo en el que los campesinos aparecen como fuerza subordinada a la lógica de acumulación del capital industrial;
  3. c) el periodo de “borramiento” del sujeto social campesino como productor, como sujeto de la política pública y su construcción cultural como “vida que no merece la pena ser llorada” (J. Butler), a partir de los 80 cuando se da el desmantelamiento definitivo de la unidad de producción campesina y el desplazamiento de productores a consumidores de los campesinos en la economía nacional y a fuerza de trabajo des localizada generadora de remesas.

No hay educación rural porque no hay sujeto rural en la consideración de las políticas públicas

 En la política pública educativa en México no queda nada o casi nada de la educación rural en tanto el sujeto de la educación rural, la campesina y el campesino, no aparecen: han sido borrados o des–habitados en la configuración política, económica, social, cultural del país: hoy hay política pública educativa y otras políticas para los pobres que viven en las zonas rurales, que no es lo mismo que para los campesinos y las campesinas.

En las condiciones actuales y desde la perspectiva del sistema la suerte de los campesinos y campesinas y de los indígenas, está cantada: han de desaparecer como grupo social. No son necesarios, no son importantes: lo que producen no cuenta, no vale; sus culturas son rémoras, arcaísmos innecesarios en tiempos de la modernidad (si acaso para museo, para recuento iconográfico de “los que hicieron la patria”); su presencia, un estorbo en una sociedad que se cree moderna, que se mira a si misma moderna, actual; sus revueltas, innecesarias, sus rebeliones contraproducentes: van en contrasentido de la marcha ineluctable hacia el progreso, la modernidad (¿regresar?, ni para tomar vuelo): la entrada de México a las naciones desarrolladas.

Son los “innecesarios necesarios”. La operación del sistema los hace innecesarios y, al mismo tiempo, necesarios, reconvertidos en otros en el imaginario social. El sistema no los necesita como campesinos y campesinas, pero los quiere y los busca ahora como consumidores: los habitantes de las zonas rurales devenidos “nicho de mercado”. En lo económico se les despoja de su valor como productores (resultan arcaicos, ineficientes, pre–modernos, costosos…) y de su capacidad misma como productores (desgastando y desmantelando sus unidades productivas). En lo social, mediante una inmensa operación cultural–política aparejada a su desvalorización como productores, se les nombra de otro modo: los pobres, pobres sin más: ciudadanos pobres si acaso. Y en esa operación como sociedad nos “cargamos” historias y culturas, pluralidad de modos de vida, de convivialidad y de relación con la naturaleza. Desde allí, el sistema los imagina incorporados a los beneficios del desarrollo y promueve una inclusión ilusoria y frágil: su incorporación a los circuitos de consumo y su ciudadanización política y social–política mediante el acceso a la democracia en el sistema de partidos y social, mediante su participación acotada y controlada en los asuntos públicos locales. Dejarán de ser pobres mediante su propio esfuerzo y mediante la asunción de una ciudadanía social participativa.

En esas estamos: para los campesinos e indígenas este tiempo es el tiempo de la negación y el ninguneo. Es el tiempo de las políticas de inclusión, pero no a partir de sus modos de vida sino desde la negación económica y sobre todo cultural y social, para hacerlos aparecer como los “otros”. ¿Qué “otros”?: los pobres, los que han de engancharse a la lógica del desarrollo para aspirar a dejar de ser pobres.

El perfil de egreso de la reforma educativa borra a los y las campesinas y borra lo campesino, lo rural, como proyecto cultural

 

En la reforma educativa actual (en su versión coherente y completa en términos de diseño, la presentada en 2016) no hay consideración de la educación rural. La educación rural no cabe en la formulación propuesta: no podría caber en un esfuerzo donde lo que se ha pretendido es “atrapar” lo que se denomina dispersión de modelos educativos en un “marco curricular común”; y no podría caber en un planteamiento discursivo y modelador de políticas públicas donde lo campesino ha sido reducido a pobreza rural

Por ejemplo, el perfil de egreso del nivel medio superior en la reforma educativa de 20161 está configurado por 12 rasgos que delinean a un sujeto presentado como un “ciudadano” que:

+ Tiene sentido de pertenencia y amor a México + Favorece la convivencia y el diálogo con respeto a la diversidad + Se preocupa y actúa por el medio ambiente + Valora el arte y la cultura + Colabora de manera constructiva + Se comunica con eficacia + Usa las habilidades digitales + Busca entender su entorno + Piensa de manera crítica + Razona y aplica conceptos numéricos + Comprende y entiende conceptos financieros básicos + Regula sus emociones y cuida su salud.

Sin embargo, estos rasgos del perfil se despliegan en una narrativa que describe a;

+ una subjetividad “amnésica” en su sentido de pertenencia y amor a México, que narrativamente no se sostiene en un ejercicio de recuperación y actualización de la memoria histórica, en un reconocimiento del testimonio de los mayores, en un sentido de transmisión y herencia cultural;

+ una subjetividad de convivencia “epidérmica” que no está elaborada en la configuración de la intersubjetividad sino en la soledad de un individuo que se relaciona con el otro desde la igualdad de derechos, el respeto a la diferencia, el reconocimiento de la diversidad, el reconocimiento de derechos y obligaciones;

+ una subjetividad que se sitúa desde la exterioridad en la relación con el medio ambiente en la que no se significa la pregunta por el cambio de modo de relación con la naturaleza a partir de la reconsideración de la naturaleza como vida;

+ una subjetividad en donde el “nosotros” es trabajo en equipo, colaboración asertiva, resolución de problemas: es momento antes de regresar al si mismo;

+ una subjetividad de comunicación “rasurada”, reducida a la eficacia y eficiencia del uso del lenguaje en la relación con los otros, que no es considerada como capacidad de “presentación” en el mundo con la palabra, como capacidad literaria para elaborar mundo, como donación de la escucha y la palabra para hacer conversación que hace lo común;

+ una subjetividad que hace del entorno dato, registro de información, análisis, formulación de hipótesis y planteamiento de soluciones, conocimiento objetivo y donde no aparee la elaboración de un saber desde las preguntas por de la experiencia de la vida;

+ una subjetividad con un pensamiento crítico acotado, reducido a la identificación y resolución de problemas, desligado de cualquier sentimiento de indignación y de reconocimiento de la injusticia;

+ una subjetividad de la razón técnico instrumental numérica, mensurable, para establecer escenarios, proyecciones, tomar decisiones;

+ una subjetividad que piensa los recursos para vivir como recursos financieros y toma decisiones basadas en el cálculo de riesgos;

+ una subjetividad con una emocionalidad regulada, auto controlada como aspiración de salud, centrada en si misma, en el propio proyecto de vida, en metas personales y en el manejo de sus emociones para enfrentar la adversidad con eficacia.

La reconfiguración tensionante de lo rural

 Asistimos hoy en las zonas campesinas e indígenas a una reconfiguración contradictoria y compleja de las identidades personales y grupales en condiciones que muchas veces parecieran generar conflictos y situaciones dolorosas en las personas y en las relaciones entre las personas. Un dicho se generaliza: “que mi hijo estudie para que no viva tan jodido como nosotros”: la percepción negativa de ser campesino, de vivir así, jodido, como campesino; la búsqueda del progreso personal y familiar fuera del campo. Y lo contrario: el creciente surgimiento de identidades campesinas e indígenas actualizadas a partir de una fuerza de recuperación de lo propio, que se conforman en movimientos sociales a nivel local y regional que marcan camino, que abren senderos con sus proyectos de vida buena, vividos no sin contradicción y problemas.

Hay que hacer una nueva lectura de lo que está pasando desde los sujetos sociales. No hay un proceso de aceptación pasiva y uniforme de aquello que coloca, con diferente modos de violencia simbólica y también física, a los sujetos sociales como sujetos destruidos en la significación social de sus vidas; tampoco hay un proceso de asunción pasiva de las subjetividades mínimas en las que se quiere colocar la valía social del sujeto para ser incluido; lo que hay son procesos complejos, abigarrados, heterogéneos, desiguales, múltiples, en los sujetos sociales a nivel personal y en las formas de colectividad y de diferentes niveles de articulación espacial, de autonegación–aceptación pasiva–producción del dolor–generación de la indignación–de la revuelta, todo al mismo tiempo, en el marco de la producción colectiva de imaginarios deseados de acción que devienen promesa movilizadora de los colectivos.

Hay desde los sujetos en movimiento un cambio que es importante notar y anotar. La lucha por el reconocimiento social de las forma de vida propias, la exigencia del derecho a un reconocimiento como mexicanos y mexicanas desde la especificidad de lo que se pronuncia como propio es una condición generalizada en los modos actuales de emergencia de los sujetos sociales campesinos e indígenas, en la constitución de nuevas subjetividades colectivas que toman la forma de movimientos, organizaciones sociales, re–organizaciones comunitarias. En este sentido, hay que mirar la emergencia de esas subjetividades producidas en las expresiones colectivas en diferentes espacios sociales y de diversos niveles de alcance, no solo como subjetividades organizadas en contra de algo: debemos mirar la potencia que se despliega en la producción de nuevos modos de subjetividad, desde imaginarios novedosos de vida buena elaborados colectivamente en procesos dinámicos, contradictorios, complejos. Son luchas por algo, esfuerzos colectivos por imaginarios de vida buena, por futuros deseados que devienen en promesa que compromete.

La educación rural se hace en la cotidianidad y en lo local: desde abajo en la estructura organizativa de los servicios y en los margenes del sistema educativo

Desde la década de los 80 del siglo pasado, la educación rural se hace en la parte de abajo de la pirámide organizativa de los servicios educativos y se hace en los márgenes, o casi al margen, del sistema educativo nacional: la educación rural está en la práctica cotidiana de miles de docentes que en las comunidades hacen educación y está en las iniciativas locales y regionales, algunas con influencia nacional, de organizaciones campesinas, indígenas y de organizaciones de la sociedad civil.

Desde mi punto de vista la educación rural se juega hoy como resistencia, como configuración de narraciones alternativas a las del sistema educativo nacional. Hay educación rural en todos los niveles educativos. Hay múltiples iniciativas anónimas, locales, cotidianas, que encuentran canales de expresión y presentación de manera esporádica. Son iniciativas personales, compartidas, colectivas, siempre locales, que no reclaman autoría y que sin embargo ganan reconocimiento social allí donde se dan. También hay configuraciones colectivas, institucionales vinculadas a organizaciones sociales campesinas y a organizaciones de la sociedad civil. Por mencionar, hacen educación rural a nivel superior la UNICAM de la CNPA en Zacatecas, Morelos y Michoacán; la UNICEM en Santa María Tlahuitoltepec, la UNISUR en Guerrero, la UCIRED y el CESDER en Puebla, Moxviquil en San Cristobal, El Patronato Pro Educación Mexicano en Guaquitepec Chiapas, la Universidad Ayuuk en Oaxaca, UNITIERRA de Oaxaca y de Chiapas. Hacen educación rural a nivel medio superior las prepas de los maristas en Oaxaca, las de CACTUS, organización fundada en Oaxaca por Betty Cariño, asesinada hace unos años, el Patronato en Guaquitepec, las prepas del Frente Popular de Lucha de Zacatecas, el CESDER, Tamachtini en Puebla, las prepas que tienen su origen en la OIT en Huehuetla en la Sierra Norte de Puebla, por mencionar algunas. Hacen educación secundaria, aun desde antes, el proyecto de telesecundaria vinculada a la comunidad que surgió en el CESDER, Surutato, las secundarias comunitarias de la sección 22 de Oaxaca, el Patronato en Guaquitepec, Tesisili en el municipio de Cuetzalan, las Escuelas Zapatistas en Chiapas, las secundarias en las sierra huichola impulsadas por AJAGI….

La educación rural que se hace desde la cotidianidad y en lo local tiene que ver con la presentación del sujeto negado, con la actualización de la matriz sociocultural y con la participación en la comunidad política desde la forma propia de vida

La educación rural que se plantea y se propone desde abajo de la pirámide organizativa de los servicios educativos y desde los márgenes del sistema educativo, se configura como otra cosa (muchas veces como verdadero proyecto de resistencia o como anomalía) que lo que hay. Desde este lugar la educación rural: no tiene que ver con un problema de cobertura, aun cuando el acceso forme parte de la disputa por la educación; no tiene que ver con un problema de multigrado, aunque tenga que considerarse la organización de las relaciones educativas y de los aprendizajes desde la precariedad; no es planteada como un problema sociológico de educación y trabajo, de educación y pobreza, aunque no hay trabajo y hay pobreza; no es un asunto de derechos, aunque resulta como conquista de un derecho; no es un asunto de inclusión social o de logro de justicia social, sino de afirmación de una forma de vida. Desde esta perspectiva, la educación rural, ante todo:

+ tiene que ver con la pregunta por los modos de presentación de los campesinos para habitar el mundo, con la actualidad de esas vidas que aparecen socialmente como vidas que no merecen la pena ser vividas, y por tanto tiene que ver con procesos de reconsideración de la identidad, con la elaboración de narrativas de presentación desde la recuperación de la memoria histórica, el testimonio como vidas negadas y con la elaboración de historias preferidas, frente a las historias dominantes que se les imponen;

+ tiene que ver con las preguntas y el caudal de imaginación y creatividad que reivindica la matriz sociocultural campesina como matriz civilizatoria necesariamente actual, con la puesta al día de la relación con la naturaleza desde el trato y la reconsideración de modos de convivialidad, y tiene que ver con los modos propios y locales de producción de saberes y con la recuperación de saberes propios;

+ tiene que ver con el impulso decidido y novedoso de participación en la comunidad política desde la reivindicación de la autonomía, más allá del mero ejercicio de la ciudadanía formal, es decir, con la exigencia de reconocimiento social de las formas propias de vida.

En las múltiples iniciativas de educación rural hay la configuración viva de una paideiaeducativa y una propuesta actualizada y abierta de subjetividad campesina

Desde mi punto de vista es posible establecer algunos rasgos compartidos o comunes que hay en los proyectos de esa educación rural, la única educación rural que queda, que se mueve en los márgenes y muchas veces al margen de del sistema educativo nacional: se trata de la configuración compleja de una paideia y de la apuesta por la conformación de una subjetividad campesina, como configuración abierta, muchas veces incompleta, a ratos contradictoria en su formulación.

En las propuestas educativas lo que se busca es dar lugar a:

+ subjetividades implicadas que aprenden a poner el cuerpo, sujetos responsables y solidarios con los suyos y con los otros, dispuestos a intentar no sólo sus propios proyectos de vida sino los proyectos de vida colectivos;

+ subjetividades indignadas ante la injusticia y la negación que les afecta, con la capacidad de “habitar el mundo” con la fuerza de la palabra, dispuestos a desplegar la potencia el deseo y la imaginación para impulsar sus propio modos de vida;

+ subjetividades orgullosas y reconocedoras de la potencia de vida que hay en la matriz sociocultural campesina, de su actualidad y potencia en un mundo en crisis; con una memoria histórica viva, con capacidad de testimoniar, de recibir la herencia cultural y de proyectar el futuro;

+ subjetividades que reconocen el territorio como espacio de vida y que lo defienden;

+ subjetividades dispuestas a participar en el espacio público, conocedores de sus responsabilidades y obligaciones en la vida comunitaria y con la capacidad de ejercer una ciudadanía desde la reivindicación de las propias formas de vida;

+ subjetividades que fortalecen una relación con la naturaleza desde el trato con la vida y no desde la intervención para transformarla, y que para hacerlo recuperan la memoria histórica grupal de relación con la naturaleza y la actualizan;

+ subjetividades apasionadas, con capacidad de movilización, de asombro, de crítica ante lo que está pasando;

+ subjetividades con competencias para resolver la vida material mediante la relación con la naturaleza y mediante la pre–figuración de prácticas de subsistencia innovadoras;

+ subjetividades que valoran, reconocen y alimentan los saberes locales y que son capaces de articularlos con saberes y conocimientos especializados.

1 SEP, Propuesta Curricular para la Educación Obligatoria 2016, pp. 286–287

*CESDER–UCIRED

Fuente: http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2017/06/30/reforma-educativa-educacion-rural-mexico/

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México: Violentas, 69% de las familias; maltratan para educar: UNICEF

México/03 de Julio de 2017/Excelsior

Sólo en 31% de los hogares la educación de los menores de edad se realiza sin ejercer agresión, revela encuesta.

En México siete de cada diez hogares son violentos con los niños, revela un estudio realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), apoyado por la Secretaría de Salud (Ssa).

De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Infancia en México 2015, en 53% de los hogares se ejerce agresión sicológica; en 44%, sicológica y física, y en 6% castigos severos.

De la investigación presentada ante la Comisión de Derechos Humanos del Senado,  se destaca que sólo en 31% de los hogares la educación de los menores de edad de entre uno y 14 años se realiza sin ejercer ningún tipo de violencia, y ahí destaca la clase media.

Además, se reporta que los niños sufren más castigos físicos severos en comparación con las niñas, y que la zona centro del país es la más violenta con los pequeños.

“No es una cuestión cultural (…) Es una cuestión de generar recursos que ayuden a los padres en el proceso de crianza”, dijo el director de Salud Reproductiva del Instituto Nacional de Salud Pública, Tonatiuh Barrientos Gutiérrez, ante senadores.

Maltratan a niños en 69% de hogares

La zona Centro del país es donde se registra la cifra más alta de agresión infantil.

México es un país violento con sus niños, pues en el 69% de los hogares del país, más los ricos que los pobres, los maltrata como una forma de educación, revela la Encuesta Nacional de la Infancia en México, realizada por Unicef, con apoyo de la Secretaría de Salud, y que muestra que en 53% de los hogares se ejerce agresión sicológica; en 44% agresión sicológica y física y en 6% castigos severos.

En promedio, sólo en el 31% de los hogares la educación de los niños de entre uno y 14 años se realiza sin ejercer ningún tipo de violencia y ahí destaca la clase media, pues tiene el mayor rango, dado que el 34.3% de sus hogares no maltratan a sus menores de edad.

El director de Salud Reproductiva del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Tonatiuh Barrientos Gutiérrez, encargado de hacer la presentación oficial de la encuesta ante los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, dijo que “este es un nivel de agresión física que no es de ninguna manera deseable y esto tiene que invitar a la reflexión muy clara acerca de la enorme necesidad que hay en el país de generar opciones de mayor conocimiento y de mayor acceso a herramientas y de mayores capacidades de las madres y los padres para poder realizar una crianza no violenta para los niños.

“Sí me gustaría dejar muy claro que no es una cuestión cultural y que no tenemos que meternos. Para nada, me parece más bien que es una cuestión de generar recursos que ayuden a las madres y a los padres a resolver de manera no violenta y llevar a cabo este proceso de crianza mucho más pacífica”, destacó ante los legisladores federales, encabezados por Angélica de la Peña, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado.

El detalle de la encuesta que del 6% de los menores de edad que sufren castigo severo físico, la sufren más los hombres que las mujeres; el mayor nivel de maltrato severo se registra en la zona Centro del país, con un 7.8% de hogares violentos y es más en las zonas rurales que las urbanas.

Por rango de edades, los menores más severamente maltratados son los que tienen entre cinco y nueve años, al alcanzar un porcentaje de 7.2% de hogares violentos, seguidos por los que tienen de diez a 14 años, con 6.5 por ciento.

Respecto a la preparación académica de los padres de familia que ejercen violencia severa sobre sus hijos, quienes sólo tienen primaria, tienen el primer lugar con 7.3%, seguidos de quienes tienen secundaria, con 6% y quienes tienen educación superior, con 5.4% de hogares agresivos.

La encuesta refleja que los hogares más pobres son más severos en los castigos.

Sin embargo, muestra que la violencia como método de disciplina hacia los hijos es practicada más por los hogares más ricos y con el mayor nivel de educación escolar y es más ejercida sobre mujeres.

Olvidan las vacunas de sus hijos

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) prendió sus alertas, porque en México las familias con más dinero comenzaron a dejar de vacunar a sus hijos, a pesar de contar con los medios para hacerlo. En contraste felicitó a México por aumentar la lactancia materna de 14% a 31% y disminuir la obesidad infantil de 9.7% a 5.2% en sólo dos años.

El director de Salud Reproductiva del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Tonatiuh Barrientos Gutiérrez, explicó que en promedio, el 5.7% de los hogares con menores de edad de entre 24 y 35 meses de nacidos, no tienen una sola vacuna; para el caso de las zonas urbanas, esto ocurre en el 6.4% de los hogares, frente al 3.1% de los hogares de las zonas rurales; además, en el 8.1% de los hogares con el mayor nivel de riqueza.

Esto ocurre también en el 8.6% de los hogares con el menor nivel de ingresos o más pobres, pero de acuerdo con Tonatiuh Barrientos, esto tiene una explicación lógica en el hecho de que estas familias tienen problemas de accesibilidad a los servicios médicos, pero en el caso de las familias más ricas, no se explica.

Fuente: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2017/06/28/1172399

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México: Ahí viene el pago retroactivo para profes

México/Julio de 2017/Autora: Sonia Rueda/Fuente: Independiente de Hidalgo

 El Sindicato de Trabajadores de la Educación (SNTE) sección 15 anunció que para las siguientes quincenas estará diferido el pago retroactivo del incremento salarial, conforme al acuerdo del aumento de 3.1 por ciento que recibieron los trabajadores.

Luego de las dudas generadas entre el magisterio, el sindicato aclaró que el 14 de julio recibirán el primer retroactivo del aumento salarial y las prestaciones otorgadas a los trabajadores de la educación para reducir el impuesto sobre la renta (ISR), harán entregas diferidas.

El 14 de julio recibirán lo equivalente a tres quincenas, el 15 de agosto recibirán el bono de inicio de año escolar y el equivalente del retroactivo salarial; para el último día de agosto recibirán la quincena 16 y el pago de compensación única nacional.

El sindicato también dio a conocer que para el 15 de septiembre, los trabajadores de educación recibirán la quincena 17 y el bono de conectividad y transporte.

El calendario es parte de los beneficios anunciados desde principios de año; el SNTE consiguió aumento de 3.8 por ciento, más 1.98 en prestaciones y .42 por ciento por fortalecimiento para personal docente de educación básica, luego de tres semanas de negociaciones con la SEP.

La mesa sindical en el estado dio a conocer que en el caso del personal no docente y para quienes laboran en educación media superior y superior (homologados) recibirán aumento en su salario de 3.08 por ciento, más 1.98 en prestaciones. En el caso del personal de apoyo y asistencia a la educación habrá aumento salarial de 3.08 por ciento, más 1.98 en prestaciones y .27 por fortalecimiento.

A nivel nacional, la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el SNTE alcanzaron un acuerdo sobre las demandas que el gremio planteó en su Pliego Nacional 2017. El sindicato detalló que los acuerdos se lograron luego de tres semanas de negociaciones entre las comisiones asignadas por ambas partes y tras ser aprobada la propuesta por su consejo nacional, reunido ayer en sesión extraordinaria.

Aumento

  • El sindicato consiguió
    aumento de 3.8 por ciento, más 1.98 en prestaciones y .42
    por fortalecimiento para personal docente de educación básica

Fuente: https://www.elindependientedehidalgo.com.mx/ahi-viene-pago-retroactivo-profes/

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México: Gali y Unesco firman convenio en favor de la educación y la cultura

América del Norte/México/02 Julio 2017/Fuente: angulo7/Autor:Redacción

El gobernador Antonio Gali Fayad firmó un convenio de colaboración con la Unesco y Fira Barcelona México para realizar acciones en materia educativa, cultural y científica, con el objetivo de fortalecer estos rubros.

El mandatario aseguró que su administración mantendrá la “apertura con todos los sectores”, con el fin de tejer lazos de colaboración para lograr beneficios para los habitantes.

La directora y representante de Unesco en México, Nuria Sanz, señaló que con esta suma de esfuerzos se podrán impulsar programas y proyectos para elevar la calidad educativa en el estado.

Por su parte, Manuel Redondo, presidente de Fira Barcelona México, señaló que Puebla se ha convertido en “referencia internacional” con el Smart City Expo Latam Congress, evento del que también será sede en 2018.

Fuente de la noticia: http://www.angulo7.com.mx/2017/07/01/gali-unesco-firman-convenio-favor-la-educacion-la-cultura/

Fuente de la imagen: http://www.angulo7.com.mx/wp-content/uploads/2017/07/FOTOGRAFÍA-001.jpg

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Los cuentos indígenas más importantes desde México

América del Norte/México, 01 de julio de 2017. Fuente: http://fahrenheitmagazine.com. Compilador cuentos: UNAM/Pablo González Casanova

El Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM ha puesto totalmente gratis y descargables los cuentos indígenas más importantes. Esto como como parte de una iniciativa que busca re-enamorar al público de nuestra cultura.

Son 14 cuentos los que están disponibles en formato PDF, cada uno en sus dos versiones: la original –en náhuatl– y la traducción en español.

Ésta selección fue publicada en 1957 con el título de Cuentos Indígenas, libro considerado como una joya histórica.

Descarga los cuentos indígenas en el siguiente link: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/cuentos_indigenas/iee.html

El investigador Pablo González Casanova fue el encargado de lograr la compilación, una de las primeras del mundo en su tipo.

El proyecto surgió cuando los estudios prehispánicos comenzaron a emerger, por ello, además de los cuentos se puede leer el prólogo del escritor Agustín Yáñez o la presentación de Miguel León Portilla.

Aquí puede descargarlos y disfrutar de este antiguo imaginario.

 

Fuente recursos:

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México: Las normales enfrentan carencias y menos solicitudes de ingreso, según el INEE

América del Norte/México, 01 de julio de 2017.  Fuente: jornada.unam.mx. Autora: Laura Poy Solano

En 20 años la docencia dejó de ser una profesión atractiva

Desde mediados de los años 90 del siglo pasado, el gobierno federal consideró prioridad la transformación y fortalecimiento académico de las escuelas normales. Sin embargo, las más de 270 instituciones públicas formadoras de maestros enfrentan graves carencias, no sólo de infraestructura y equipamiento.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), la matrícula de estudiantes normalistas ha ido disminuyendo desde hace dos décadas. En su informe Los docentes en México, señala que del inicio del sexenio foxista (2001-2002) al primer año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto (2013-2014), el número de alumnos inscritos en una normal, pública o privada, pasó de 184 mil 100 a 132 mil 205, y los planteles se redujeron de 655 a 484.

En el ciclo escolar 2013-2014, el INEE destaca que existían 210 normales privadas, donde se atendía a 23.1 por ciento de la matrícula total de normalistas, mientras las públicas sumaban 274, donde cursaban sus estudios casi ocho de cada 10 jóvenes que se formaban de maestros.

Sin embargo, destaca que en ese periodo las solicitudes de ingreso a normales públicas disminuyeron, pues sólo 72.6 por ciento de los lugares disponibles en el ciclo escolar 2013-2014 fueron ocupados, mientras en las escuelas privadas cayó a 52.4 por ciento.

Los estados con menor demanda para la formación inicial de maestros fueron Baja California, Chiapas y Nuevo León, donde no se asignó casi la mitad de espacios disponibles en normales públicas. En contraste, la demanda de ingreso superó la oferta en Chihuahua, Michoacán, Morelos, San Luis Potosí y Yucatán, donde el número de aspirantes inscritos rebasó el total de lugares disponibles.

El INEE destacó que, en 2013, al menos 59 por ciento de las familias de estudiantes normalistas percibían ingresos mensuales per cápita de poco más de mil pesos, es decir, que estaban por debajo de la línea de bienestar mínimo establecida para las zonas urbanas. Esta situación se agudizaba para las familias con normalistas de primaria intercultural bilingüe, pues en 2013, 87.1 por ciento de estos jóvenes vivía en hogares que se encontraban por debajo de la línea de bienestar mínimo.

Ante este panorama, el instituto concluyó que cada vez menos jóvenes se interesan en las licenciaturas de formación docente para educación básica. La disminución de la demanda podría encontrar respuesta en las condiciones y características del mercado laboral, el sistema de ingreso al servicio docente, los salarios y las expectativas de mejora a largo plazo, que no hacen de ésta una profesión atractiva.

Agregó que el decremento de la demanda ha provocado ya el cierre de programas de formación inicial en algunas instituciones. No sería extraño que las normales privadas comenzaran a desaparecer o a buscar otras áreas para su desarrollo dentro del mercado educativo.

Fuente noticia: http://www.jornada.unam.mx/2017/06/24/politica/007n2pol
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Los normalistas, la educación pública y México

Por: Francisco Lemus 

Una de las muy escasas oportunidades para salir de la marginación la representan las escuelas Normales rurales, que para muchas familias campesinas son la posibilidad de que sus hijos puedan aspirar a una vida mejor. Primero despojados de oportunidades en la marginación del campo, ahora en las aulas de clase gracias a las contrarreformas neoliberales.

La historia de las Normales rurales en México ha estado marcada por la lucha social, desde su nacimiento, con el proyecto de educación socialista, hasta el auge de las acciones guerrilleras en la década de los 70.

Esto las convierte en una amenaza viviente para el Estado que preferiría que los Normalistas se integraran a la apatía que caracteriza en este momento a la mayor parte de los estudiantes.

Pero aún en los momentos en que los estudiantes han buscado hacerse escuchar hay algo que distingue a los normalistas. El ejemplo más notable es el del movimiento #YoSoy132, al que bastó una acción represiva por parte del gobierno federal el 1º de diciembre de 2012 para desmovilizarlo y sumarlo a las luchas del pasado.

Una historia de lucha no se puede subestimar tan fácilmente, y a pesar de sus errores tácticos y estratégicos, hay que reconocer que los normalistas han tenido el temple de salir una y otra vez después de las acciones represivas del Estado, ya sea mediante el gobierno federal, estatal y a veces hasta municipal.

El gobierno federal sabe que tiene en ellos y en los profesores sindicalizados a sus adversarios más fuertes en su plan de llevar a cabo una contrarreforma que le ponga fin de una vez por todas a la idea de educación pública que México ha tenido hasta ahora, para entonces poder seguir con otros contrincantes menores en número y en organización: los estudiantes y profesores universitarios.

La educación pública y gratuita tenía un fin en la era del modelo de sustitución de importaciones, generar mano de obra capacitada para inversionistas nacionales o extranjeros, ahora que es más negocio vender servicios, se ha decretado que la educación, aún esa que genera obreros, debe ser un bien de mercado, y quien “se esfuerce” debe ser quien acceda a ella.

El normalista asume, hoy más que nunca, que para poder sobrevivir tendrá que enfrentarse al Estado para el que es un estorbo. No sólo reconoce que es el heredero de una lucha de casi 100 años, también reconoce que para el Estado sus padres y abuelos fueron instrumentos y ahora son estorbos, que si no luchan van a desaparecer no sólo figurativamente, también físicamente.

El problema es que el resto de la sociedad se niega a aceptar que si los normalistas desaparecen, y con ellos el modelo de educación pública, las repercusiones en el aumento del costo de la vida y los retrocesos en la vida democrática del país no se harán esperar, afectando a los sectores más precarios que, vale aclarar, son ya más del 60 por ciento de los mexicanos.

La retirada del Estado mexicano de sus obligaciones sociales sólo puede dar pie a pensar que prefiere tener un país cada vez más desfragmentado, con altos índices de pobreza y delincuencia, que empezar a reconstruir condiciones para un verdadero desarrollo nacional.

Fuente:  http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc25390

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