Por: CLACSO.
Adriana Puiggrós. [Autora]…………………………………………………………………………
ISBN 978-987-3805-44-8
CLACSO. UNIPE.
Buenos Aires.
Diciembre de 2019
Por: CLACSO.
ISBN 978-987-3805-44-8
CLACSO. UNIPE.
Buenos Aires.
Diciembre de 2019
América del Sur/Argentina/23-02-2020/Autor(a) y Fuente: www.diariodecuyo.com.ar
Luego de que ayer los gremios docentes de UDAP, UDA y AMET, el Ministerio de Educación y la cartera de Hacienda, llevaran adelante la primera reunión paritaria del año, las partes acordaron mantener un nuevo encuentro la semana que viene, el miércoles 26, fecha en la que la provincia presentará la primera propuesta salarial. La postergación se debe a que, tanto los representantes de los docentes como las autoridades locales, están a la espera del eventual acuerdo paritario nacional, que se espera ocurrirá el jueves en Buenos Aires o en la reunión que tendrán todos representantes provinciales y nacionales, el sábado en Mar del Plata. Según las partes, ese acuerdo será clave para conocer cuál será el piso salarial a implementar en todo el país, ya que se dejó de lado lo que estableció la administración macrista, que un docente no podría cobrar menos de un salario mínimo, vital y móvil, más el 20 por ciento. Además, Alberto Fernández y el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trota, vienen sosteniendo que el sueldo de los docentes no perderá frente a la inflación.
De no haber cláusula gatillo, no se descarta aplicar instancias de revisión salarial.
Según López «no hemos hablado de ninguna variable en particular. Sólo hemos manifestado que las paritarias anteriores han tenido muy buen resultado, pero han sido muy costosas y que entendemos que la inflación no será tan alta este año. Además, que vamos tener que esperar a lo que se resuelva a nivel nacional para tomarlo como lineamiento».
Por su parte, De Los Ríos indicó que «de no presentarse una sugerencia o un acuerdo por parte de la Nación, la provincia va a hacer una propuesta el 26».
Desde UDAP, Luis Lucero dijo que «al no presentarse una propuesta salarial, la cláusula gatillo no está descartada, pero si entendemos que sería importante esperar a lo que se resuelva a nivel nacional, por eso pasamos a un cuarto intermedio para la semana que viene. Confiamos en la palabra de las autoridades nacionales, cuando plantean que el salario docente va a superar la inflación». En la misma línea se expresó Julio Roberto Rosa, de UDA; y Daniel Quiroga, de AMET.
53,8 Esa fue la suba de precios durante el 2019. Gracias a la cláusula gatillo, los docentes no perdieron frente a ese valor.
Actualización
26,8 Es el porcentaje que tuvo que actualizar el Gobierno en 2019 por la implementación de la cláusula gatillo.
Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/politica/El-miercoles-26-el-Ejecutivo-presentara-la-primera-propuesta-salarial-a-los-gremios-20200217-0104.html
Redacción: Ámbito
Por: Amador Fenández-Savater
Francia, Hong Kong, Ecuador, Irak, Chile… Una nueva onda de politizaciones y revueltas expresa explícitamente el malestar global contra el neoliberalismo. El filósofo argentino Diego Sztulwark, antiguo miembro del Colectivo Situaciones, encuentra inspiración en ese “reverso de lo político” para un nuevo ensayo de pensamiento político radical: La ofensiva sensible (editorial Caja Negra). Anteriormente publicó Vida de perro, balance de medio siglo de política en Argentina, junto al periodista Horacio Verbitsky.
Dice el filósofo Alain Badiou que esta es una época de revueltas, pero ya no (¿aún no?) de revoluciones. Las revueltas gritan “no”, ponen límites al poder, desalojan dictadores o gobiernos autoritarios, pero sin un modelo social alternativo y de repuesta. En este impasse o intervalo (ya no/aún no), ¿cómo te sitúas? ¿Dónde se sitúa tu pensamiento y la escritura de este libro?
No veo otra opción que situarme precisamente en el interior de este impasse. Ni en el desaliento que hace que consumamos razonamientos interesados en profundizar la impotencia, ni en alguna clase de utopismo que, paradójicamente, no puede afirmarse sin negar aspectos importantes de la situación que describes. Ni en el prestigio del realismo pesimista, ni en el autoengaño de quienes alientan a la acción sin hacerse cargo de lo que no funciona. El filósofo argentino León Rozitchner empleaba una fórmula que a mí me sigue interesando: “cuando el pueblo no lucha, la filosofía no piensa”. Es obvio que hay luchas muy importantes y hay nuevas formas de pensar. Y también es evidente que el tamaño de los problemas que afrontamos es enorme.
Jun Fujita, comentando justamente a Badiou, dice que ese impasse tiene que ver con la “dificultad de ligar la vida otra [ya en marcha en multitud de experiencias] con el otro mundo”. Hay otras vidas, pero no otro mundo.
Hace unos años decíamos que no se trataba tanto de tomar el poder como de cambiar el mundo, lo que implicaba crear nuevas formas de vida. ¿Diremos ahora que las cosas se han invertido, que ya están entre nosotros las nuevas formas de vida pero falta inventar una traducción política? Quizás sea más justo afirmar que en el reverso de lo político se articulan malestares y capacidades de poner límites al poder y la explotación, y que es preciso dinamizar desde allí nuevas articulaciones entre capacidad de veto y pensamiento político radical.
Las revueltas recientes -en América Latina, Chile, Colombia, Ecuador, pero no solo-, ¿de qué te hablan, de qué nos hablan?
Lo que se escucha es un rechazo al estado de cosas, una suma de malestares e insatisfacciones. Miremos Chile: es clarísimo el hartazgo con los dispositivos neoliberales de gestión y explotación de la vida. Un movimiento de protesta extenso, que abarca pueblos y ciudades, que surge de colegios y universidades, que encuentra un nuevo dinamismo en las poblaciones empobrecidas y que se aúna en un rechazo a la privatización de los servicios sociales. Y aunque sea posible objetar que no está claro aún qué nuevo régimen político surge de toda esta potencia de las luchas, toda la discusión abierta en torno a la constituyente evidencia un fenómeno que recorre a todo el continente: un fuerte retraso de lo político con respecto a lo que se teje en su reverso, esto es, las capacidades plebeyas de revuelta y resistencia.
¿Qué es la “ofensiva sensible”?
Esta formulación, que surgió en una conversación con una compañera, me pareció muy expresiva de un estado de cosas en el cual la sensibilidad se ha vuelto el campo de batalla en el que operan tanto las opciones individuales como las fuerzas colectivas de la economía y de la política. Tanto el rechazo como la instauración de lo que suele llamarse “subjetividad neoliberal” se juega en este nivel.
Uso el término “neoliberalismo” aclarando que su significación es plural y a veces crea confusiones. Designa al mismo tiempo al menos tres cosas diferentes: la reestructuración de las relaciones sociales capitalistas operadas a partir de la década del setenta a nivel global; un partido político que en cada coyuntura intenta profundizar un programa pro-empresarial; y unas micropolíticas y modos de gobernar la vida a partir de una coacción específica destinada a subordinar nuestras estrategias de existencia mediante dispositivos de mercado.
El libro quiere afirmar entonces dos cosas a la vez: por un lado, que no hay neoliberalismo sin una violencia contra la sensibilidad. Y por otro, que no hay lucha efectiva contra lo neoliberal por fuera de una ofensiva sensible sobre el campo social.
Este uso de la “sensibilidad” lo tomo sobre todo de dos pensadores contemporáneos: de la antropóloga Rita Segato, que logra explicar con toda claridad la relación entre neoliberalismo y patriarcado como una enorme pedagogía de la crueldad contra las mujeres, lo comunitario y contra la naturaleza misma; y de Franco Berardi, Bifo, que detecta en la innovación tecnológica una dinámica de apropiación corporativa de la inteligencia colectiva en términos de la aniquilación de todos los aspectos sensuales que permitirían ir más allá de la codificación con la que opera internet y en general de las formas digitales de cooperación.
¿Y los fenómenos recientes de “fascistización” tipo Brasil con Bolsonaro o Bolivia ahora? ¿Te parece que también tienen que ver con ese ataque sobre la sensibilidad?
Sí. Y me parece muy importante señalar la conexión entre exasperación de lo neoliberal y este tipo de neofascismo. Si lo neoliberal es inseparable de un intento de someter el deseo a la realización de las mercancías, el odio a la vida del neofascismo es la cara intolerante y militarizada de este neoliberalismo. Si en tiempos de paz los neoliberales enseñan los beneficios de vivir de acuerdo al mercado, en tiempos de crisis muestran su rostro hostil, el ataque a toda tendencia de autonomización de la vida con respecto a los mandatos de valorización capitalista.
Santiago López Petit lo ha explicado muy bien en sus libros: cada vez que el “querer vivir” entra en conflicto con el proyecto de vida organizado en el mercado, se desencadena una agresividad contra la existencia que abarca todo aquello que en la vida se presenta como síntoma: anomalía o inadecuación. La intolerancia con lo que en la vida no es productividad, no es deseo dócil a las normas y las marcas.
El odio crece con relación a todo aquello que no se adecua al mandato de los mercados. A todo lo que se presenta como anomalía. El neofascismo neoliberal, ejemplificado en Bolsonaro, es un peligro muy real. Algo que subestiman algunas personas de izquierda que no vieron con claridad la gravedad del golpe a Dilma y el encarcelamiento de Lula.
Por el contrario, una política del síntoma se abre si vamos más allá del tratamiento neoliberal del síntoma, que oscila entre el coaching y la represión. La opción de escuchar el síntoma puede conectar con el proceso de creación de formas de vida y de su politización.
En este contexto el golpe oligárquico y racista en Bolivia es particularmente grave, porque retrotrae la lucha política a los tiempos en la que los gobiernos constitucionales eran derrocados por golpes militares abiertamente represivos y “pro-occidentales”. Insisto en la importancia de contar con un lenguaje propio para caracterizar estos procesos: nuestras críticas a los gobiernos llamados progresistas no tienen punto de contacto con las razones que mueven a los golpistas. Los golpes reaccionarios deben ser repudiados y resistidos por todos los medios posibles, porque no se hacen sólo contra dirigentes, sino sobre todo contra pueblos en lucha.
Escuchar el síntoma, los malestares que recorren lo social, en lugar de gestionarlos o reprimirlos. De ahí puede surgir, si entiendo bien, una fuerza rebelde que llamas plebeya. ¿Qué es lo plebeyo?
Parece ser que en la antigüedad se llamaba plebeyos a los hijos naturales de la tierra, es decir, aquellos que carecían de apellido o de títulos públicos: esclavos libertos, migrantes. Luego, en la época de las revoluciones, el significado de “plebeyo” parece oscilar entre el proletario y el villano. Finalmente, en la historia argentina y sudamericana reciente, lo plebeyo aparece reiteradamente ligado a una gestualidad irreverente e igualitarista, incapturable por la política convencional.
Lo plebeyo no ha dejado de irrumpir bajo formas semi-insurreccionales o animando luchas colectivas, más bien como reverso de la política populista, pero también de la neoliberal. Quizás se pueda decir que lo plebeyo es aquello que en nuestras sociedades insiste como desacato, sea por sustracción o desborde, de los modos burgueses de reglar los modos de vida.
No me propuse estudiar lo plebeyo como objeto de una sociología o una política, sino a la inversa: partir de esa gestualidad incapturable como un punto de vista que permite enlazar la secuencia crítica que va de la escucha del síntoma a la creación de forma de vida atravesando micro o macro politizaciones. Más que describir lo plebeyo, me interesa lo plebeyo como perspectiva desde la cual describir la escritura de un orden. Partir del punto de vista de la crisis para leer desde ahí lo que se supone normal.
Rescatas a Maquiavelo cuando afirma que toda sociedad está dividida entre los Grandes (que gobiernan y explotan) y la plebe (que rechaza ser gobernada y explotada). Pero esa división Grandes-plebe, ¿no nos pasa hoy por el medio en el neoliberalismo? No habría exactamente entonces dos bandos, sino que la “línea del frente” nos atravesaría a cada uno.
Los últimos años no pude resistir la atracción por Maquiavelo, a partir de la tradición republicana (Spinoza) y sobre todo de la izquierdista, iniciada por Antonio Gramsci. Claude Lefort sostiene que en Maquiavelo la política es la división entre quienes desean dominar y quienes no quieren ser dominados. Esa lectura funciona muy bien con toda esta referencia sobre lo plebeyo.
Lo que me tienta es usar a Maquiavelo para leer el comportamiento de una línea divisoria que se ha vuelto tan ambigua e imprevisible. Un poco lo que escribía Paolo Virno acerca de la “ambivalencia de la multitud”, o la risa del Joker que propone el cine norteamericano actual. Esa risa que es a la vez dolor y alegría, y que es inseparable de una cierta imposibilidad de discernir lo que es real y lo que es mental. Toda esta ambivalencia pasional hace difícil distinguir de modo pleno fenómenos de sumisión y de rebelión, o anticipar estallidos. En sus clases de los años 80, Gilles Deleuze buscaba lo revolucionario en lo que llamaba “líneas de indiscernibilidad”, en la proliferación de flujos “indecidibles”.
Si es posible convocar de nuevo aquí a Maquiavelo es porque el Príncipe es ante todo un lector sintomático, un lector de síntomas. En la tradición de Freud y Marx, el síntoma anuncia una nueva manera de leer y de pensar. En la que la anomalía no debe ser apaciguada, sino desplegada. El “nuevo príncipe” -que con Gramsci deviene una figura colectiva y hoy agregaríamos, sin exclusión de género- es ante todo un lector interesado por captar el potencial cognitivo de las desobediencias (los síntomas), porque ese potencial es la materia sobre la que inventar nueva forma política.
En Maquiavelo, el “tumulto” es el motor de mayor vitalidad política y justicia social siempre y cuando el conflicto se inspire en el “deseo de no ser gobernados” del pueblo-plebe. Pero en la realidad que se nos muestra a los ojos las cosas a veces no están tan claras. La división social ya no se deja leer simplemente en el eje izquierda/derecha. Pienso en el 15M, en los chalecos amarillos franceses, en el movimiento brasileño de Junio de 2013, en el conflicto independentista en Catalunya… ¿Podríamos hablar de politizaciones impuras, de lo plebeyo oscuro? ¿Cómo situarse ante ello?
Quizás la lectura política sea difícil siempre, dado que el texto a leer está escrito en tinta limón. Es un texto atravesado por los enunciados “indecidibles” de los que hablaba Deleuze. ¿Qué política se hace posible en base a lo que en nosotros no quiere obedecer? Formular esta pregunta abre a una fenomenología compleja: síntoma-plebeyismo-creación de formas de vida-politizaciones. El príncipe colectivo debe aprender a leer en esa indiscernibilidad de que hablábamos. Debe extraer de esa lectura un sentido para lo anómalo. Debe extraer de allí las líneas que permitan recorrer una transformación histórica. Es su tarea: crear nueva institución.
¿Resulta útil la distinción izquierda/derecha en esta tarea? Creo que sí, a condición de ligar la izquierda con un cierto sentido del conflicto. Si retomamos la idea de Maquiavelo según la cual Roma tuvo las mejores leyes gracias a la condición tumultuosa de su pueblo, quizás podamos derivar de ahí una cierta idea de izquierda: aquella que liga la creación de forma de vida con la lucha popular y deduce de allí la mejora, el cambio de naturaleza histórica, de las leyes y las instituciones. Lo que en términos contemporáneos significa afirmar al mismo tiempo el carácter común de la propiedad y del carácter colectivo de las decisiones. En un sentido opuesto, puede observarse la conformación de “derechas tumultuosas”, como es el caso reciente del macrismo en la Argentina. La derecha también gana elecciones y se moviliza, incluso puede tomar las calles. Pero esta conflictividad reaccionaria apunta a separar y a privatizar el problema de la propiedad y del de la decisión, a reestablecer jerarquías raciales, de género y de clase. Esto es más extremo aún en Brasil o en Bolivia.
Los tumultos que producen nueva imaginación política parten de y reivindican la experiencia y el deseo de lo común, no de la reivindicación de la propiedad privada.
Entre los Grandes y la plebe hay una tercera figura: el Estado. ¿Qué partido va a tomar el Estado, a favor de los Grandes o del pueblo? ¿Puede el Estado establecer con el pueblo-plebe una cierta alianza? ¿Puede el Estado apoyarse en la plebe y amortiguar el poder de los Grandes? Tu posición no es “purista”, no buscas un “afuera revolucionario”, como podría ser el caso del Comité Invisible. Te preguntas por la posibilidad de esa alianza precaria Estado-plebe. Pero al mismo tiempo haces un balance muy crítico de la última experiencia kirchnerista que algunos leen precisamente como un tipo de articulación así.
Tengo la impresión de que la lengua del Estado obstaculiza la de la emancipación, sin que eso implique caer en una posición de indiferencia entre gobiernos progresistas y reaccionarios. No es fácil organizar esta discusión. Es indispensable hacer una crítica desde abajo sobre lo que fueron las experiencias de los gobiernos llamados progresistas de la región latinoamericana, que descansaron sobre un modo de acumulación de capital que no se atrevieron a cuestionar. Y al mismo tiempo esa crítica exige elaborar un discurso antagónico respecto del que utiliza la derecha reaccionaria. Ellos hablan de “corrupción”, mientras que me parece mucho más útil hablar de precariedad. Y de acumulación por desposesión.
Dicho esto, no disponemos de un “afuera” preexistente respecto de la dominación neoliberal. Sería mucho más fácil contar con un lugar incontaminado desde el cual defender una alternativa. Sí existen, en cambio, modos de estar “dentro y contra”. Modos que quizás apuntan a un “más allá”. Para pensar esta dinámica me es útil la reflexión de Deleuze y Guattari según la cual el capitalismo actúa según una lógica axiomática, resolviendo sus crisis en el espacio del mercado mundial y efectuando luego modelos de acumulación en el plano de la política nacional o regional. Esos modelos varían y funcionan de acuerdo a una oscilación entre dos polos: uno propiamente neoliberal, tiende a privilegiar el mercado exterior, y otro de tipo socialdemócrata (o populista) prioriza el mercado interno y las demandas sociales. La lógica axiomática impone a los estados una actividad de adjunción/sustracción de regulaciones según los requerimientos de la acumulación. Lo vemos en la Argentina de hoy, por ejemplo, donde la exigencia del pago de la deuda se traduce en una intensificación de las economías neoextractivas. Me parece imposible que la política pueda proyectar momentos democráticos efectivos sin apuntar a destruir este juego de oscilaciones.
¿Cómo romper esta circularidad? Esta pregunta lleva a indagar en el reverso de la política. En todas aquellas existencias que no se deducen automáticamente de la axiomática, sino que fugan de ese esquema de oscilaciones entre ambos polos. Entonces, si me interesa la posición que llamas “purista” (nombras al Comité Invisible) es porque es la única que aparece con nitidez discursiva por fuera de esta dinámica de control. Solo que hay que huir de todo lo puro porque, como decía Nietzsche, solo expresa valores sacerdotales. Los purismos esconden las propias dificultades para producir realidad de un modo alternativo. Por eso prefiero el pragmatismo de las resistencias populares. La posibilidad de combinar momentos nuevos entre quienes luchan por evitar la oscilación hacia el polo neoliberal-totalitario del capital y quienes luchan contra la axiomática como tal. Se trata de un espacio complejo, lleno de contradicciones, pero en el que quizás se puedan producir nuevas zonas comunes de acción.
Me parece que este tipo de acciones comunes se imponen cuando se comprende la imposibilidad de sostener una distancia absoluta entre forma de vida y política, o entre micro y macro política. Y vuelvo a poner de ejemplo una situación argentina actual: la reciente derogación de la ley que favorecía la utilización de contaminantes de aguas para la actividad de la megaminería en la Provincia de Mendoza. Una formidable movilización popular hizo dar marcha atrás al parlamento entero. ¿Es exagerado ver en estos episodios una comunicación con la calle chilena?
Para volver a lo que decíamos de Maquiavelo, el Príncipe colectivo solo tiene chance si se aprende la diferencia radical entre gobernar y dominar. El gobierno sin dominio va en camino de crear formas de autogobierno. Pero si, por el contrario, las luchas democráticas se desligan del problema del poder, la formación de mayorías electorales permanece impotente ante los dispositivos duros de la dominación (financieros, represivos, mediáticos). Por lo que, para volver a hablar de democracia, es necesario que la constitución de mayorías electorales logre penetrar y alterar el funcionamiento de esos dispositivos dictatoriales.
No estoy seguro de que hayamos aprendido esto aún. En una reciente entrevista a Pablo Iglesias, que ingresa como vicepresidente en el nuevo gobierno de coalición de izquierdas en España, observo poca innovación a la hora de pensar la relación entre gobierno y movimientos: el gobierno cristaliza demandas, pero no abre o reparte el poder; los movimientos funcionan como legitimación democrática, pero no como fuerza de transformación. En el libro hablas de “ampliar la decisión política a nuevos actores”. ¿Qué significaría esto?
En su libro El huracán rojo, el profesor Alejandro Horowicz reconstruye cómo la teoría y la práctica del doble poder permitió conectar, tanto en Francia como en Rusia, democracia y revolución. Esa conexión está determinada por sujetos colectivos en estado de experimentación de nuevos planos de igualdad. ¿Qué surgirá de lo que ocurre estos días en Chile en torno a la demanda de asamblea constituyente? Si algo hemos aprendido es que existe una correlación directa entre modo de acumulación por desposesión y restricción de los espacios de decisión política. Un gobierno que se quiere progresista o popular, pienso, debe honrar el compromiso de abrir espacios de transformación estratégica con todos aquellos que resisten al modo de acumulación (mega-minería, monocultivo, destrucción del medio ambiente, explotación vía endeudamiento, precarización de las condiciones de vida). Ampliar el sistema de toma de decisiones hasta abarcar actores sociales en disputa con el modo de acumulación es el único camino que imagino para modificar, en un proceso real, la realidad neoliberal en que vivimos. Es el sentido último de la idea de “ofensiva sensible”: aprender de los movimientos sociales que, como las Madres de Plaza de mayo, los piqueteros de 2001 o los feminismos populares han contribuido a resensibilizar el campo social.
Fuente e imagen: http://lobosuelto.com/neoliberalismoysensibilidad-savatersztulwark/
América del Sur/ Argentina/ 18.02.2020/ Por: Silvina Kristal/ Fuente: www.ambito.com.
Las negociaciones tienen un anclaje marcado por incertidumbres nacionales (sin paritaria federal resuelta, ni presupuesto ni pautas macroeconómicas) y por el sostenido retroceso de los recursos propios. Crece el lote de distritos que explora esquivar subas por inflación, en línea con la Casa Rosada.
Un creciente número de gobernadores advirtió en los últimos días que exploran ofertas salariales que esquivarán la aplicación de la cláusula gatillo. Ello, en línea con el posicionamiento de la administración de Alberto Fernández de alentar acuerdos cortos -de corte probablemente trimestral- con sumas fijas, para evitar subas automáticas atadas a la inflación por su impacto indexatorio de la economía.
“Esto ya lo dijo el Presidente: en Argentina no hay más cláusula gatillo”, sentenció en las últimas horas sin medias tintas el peronista tucumano Juan Manzur, tras una protesta de estatales por la suspensión de esa herramienta.
En sintonía, la ministra de Trabajo de Kicillof, Mara Ruiz Malec, planteó en las últimas horas la necesidad de trabajar en la “salida del gatillo” y remarcó que “no están dadas las condiciones o los datos para cerrar un acuerdo largo”.
Y desde Santa Fe, la titular de la cartera educativa, Adriana Cantero, enfatizó que “la cláusula gatillo es una metodología, pero no es la única”. “Vamos a analizar otras formas de actualizar sueldos”, agregó la funcionaria de Perotti.
En el caso bonaerense, la cita con los maestros será este jueves en La Plata, a las 15 (condiciones laborales) y 16.30 (salarios), pero sin presencia a priori de ministros ni de secretarios generales.
En el primer encuentro del pasado lunes, el Frente de Unidad Docente Bonaerense (FUDB) trazó un primer guiño, aunque atado a resultados. “Planteamos que queremos un mecanismo que, se llame cláusula gatillo o como se llame, permita que los docentes le ganemos a la inflación”, dijo el titular de Suteba, Roberto Baradel.
Pero en buena parte de los distritos los gremios anticiparon que, a priori, pretenden que se mantenga la aplicación del gatillo, al que ven como una conquista para defender el poder adquisitivo de sus salarios.
El telón de fondo es incómodo: está signado por las urgencias de cuentas de los gobernadores, en el marco de un sostenido retroceso de la recaudación por el enfriamiento de la actividad económica.
Además se suma la ausencia de pautas nacionales clave, ligadas a:
“Esperamos la paritaria nacional; hay conversaciones, pero la paritaria marcará los posibles aumentos”, aseguró el gobernador de Corrientes, el radical Gustavo Valdés. Y advirtió: “La recaudación de enero tuvo una merma de $ 400 millones, por eso miramos los números con preocupación”.
Fuente de la noticia: https://www.ambito.com/ambito-nacional/paritaria-docente/desafio-provincias-activan-rounds-docentes-y-buscan-ahuyentar-gatillo-y-huelgas-n5082567
Europa/Universituworld
Resumen: La mitad de los jóvenes de 15 años en 41 países esperan trabajar en uno de los 10 trabajos populares que son «tradicionales», y algunos corren el riesgo de que su existencia se automatice, dice una encuesta de la OCDE. Encontró desigualdades en las opciones y opciones de carrera, confusión acerca de cómo las calificaciones se relacionan con las carreras, y alguna «desalineación negativa» en las calificaciones a las que aspiran los jóvenes en comparación con lo que necesitan para alcanzar las metas laborales.
Curiosamente, los trabajos «tradicionales» que se originaron en los últimos dos siglos, como médicos, maestros, abogados, veterinarios, ingenieros, gerentes de negocios y policías, se han vuelto más populares en las últimas dos décadas, a pesar de un mundo laboral transformador.
Basándose en el Programa de la OCDE para la Evaluación Internacional de Estudiantes o PISA, el conjunto de datos más grande del mundo sobre las experiencias educativas de los jóvenes, el estudio encuentra que las instituciones educativas necesitan hacer más para unir las habilidades con los trabajos; que se requiere una orientación profesional efectiva junto con un compromiso cercano con el mundo laboral; y que debe haber señales claras sobre la necesidad del mercado laboral
Half of 15-year-olds in 41 countries expect to work in one of 10 popular jobs that are ‘traditional’, with some at risk of becoming automated out of existence, says an OECD survey. It found inequalities in career choices and options, confusion about how qualifications relate to careers, and some ‘negative misalignment’ in the qualifications young people aspire to versus what they need to achieve job goals.
Interestingly, ‘traditional’ jobs originating in the past two centuries – such as doctors, teachers, lawyers, vets, engineers, business managers and police officers – have become more popular in the past two decades, despite a transforming world of work.
Drawing on the OECD Programme for International Student Assessment or PISA – the world’s largest dataset on young people’s educational experiences – the study finds that education institutions need to do more to match skills to jobs; that effective career guidance is required along with close engagement with the working world; and that there need to be clear signals on labour market needs.
Dream Jobs: Teenagers’ career aspirations and the future of work was published in January 2020. The authors are Anthony Mann, Vanessa Denis and Andreas Schleicher of the OECD, Hamoon Ekhtiari, Terralynn Forsyth and Elvin Liu of Canada’s FutureFit AI, and Nick Chambers of the UK charity Education and Employers.
In the 2018 PISA round, more than half a million 15-year-old students in 79 countries and economic areas undertook assessments that included questions about the occupation in which they expect to be working at age 30 and their plans for post-school education. In addition, students from 32 countries responded to an Educational Career Questionnaire.
The PISA data are complemented by qualitative insights gleaned in December 2019 from letters written by young people around the world, to mark the launch of PISA 2018. The research explored how the career dreams of young people have changed over 20 years, how closely they are related to labour demand, and how closely aspirations are shaped by social background and gender.
Popular job shortlist is too short
“Huge changes to the world of work over the past two decades have made little impact on teenagers’ career expectations, which have become more concentrated in fewer occupations,” said the OECD in a statement.
Some 47% of boys and 53% of girls anticipated working in just one of 10 popular jobs by the age of 30 – the kind of 20th and 19th century jobs that captured young imaginations “before the era of social media and the acceleration of technologies such as artificial intelligence in the workplace”.
There has been a “narrowing of expectations as these shares increased by eight percentage points for boys and four percentage points for girls since the 2000 PISA survey”. This job choice trend is driven by disadvantaged youngsters and weaker performers in PISA tests.
Speaking at the World Economic Forum in Davos, OECD Education Director Andreas Schleicher said the short list of popular traditional occupations was a concern. “Too many teenagers are ignoring or are unaware of new types of jobs that are emerging, particularly as a result of digitalisation.”
Education supply and market demand – A mismatch
The research found little connection between career aspirations and anticipated labour market demand, with market signals failing to reach young people. “Accessible, well-paying jobs with a future do not seem to capture the imagination of teenagers,” writes Schleicher in a chapter in Dream Jobs.
Further, many young people – particularly boys and teenagers from disadvantaged backgrounds – “anticipate pursuing jobs that are at high risk of being automated”. For instance, in Japan and the Slovak Republic, up to half of the jobs cited by young people are at risk of automation.
The averages tell one story and country comparisons another.
For instance, Dream Jobs finds a greater range of career aspirations in nations with strong vocational training systems. In Germany and Switzerland fewer than four in 10 young people are interested in just 10 jobs, and the wider range of career interests better reflects labour market demand. This could also indicate strong career guidance and exposure to a variety of occupations.
By contrast, in Indonesia 52% of girls and 42% of boys anticipate one of just three careers – business manager, teacher and, among girls, doctor or, among boys, the armed forces.
Charles Yidan, co-founder of Tencent, writes in the foreword that despite an unprecedented number of years of education, young people still struggle in the job market “and governments continue to worry about the mismatch between what societies and economies demand and education systems supply”.
“The coexistence of unemployed university graduates and employers who say they cannot find people with the skills they need, shows that more education does not automatically mean better jobs and better lives. For many young people, academic success alone has proved an insufficient means of ensuring a smooth transition into good employment.”
In this age of accelerations, Yidan argues, “we need to think harder about what makes us first-class humans, how we complement, not substitute, the artificial intelligence we have created in computers, and how we build a culture that facilitates learning, unlearning and re-learning throughout life”.
Career confusion in the 21st century
In his Dream Jobs chapter, Schleicher points out that realising world and life dreams is a key source of motivation for students to study hard. Those aspirations can be “hugely influenced” by personal background “and by the depth and breadth of their knowledge about the world of work. In a nutshell, students cannot be what they cannot see.”
Studies have shown, Schleicher says, that engagement with the working world can lead to positive educational, economic and social outcomes for young people – and education institutions can help students to attain workplace experience as well as provide career development activities.
“Effective career guidance encourages students to reflect on who they are and who they want to become, and to think critically about the relationships between their educational choices and future economic life.”
Recent analyses exploring career preparation have focused on misalignment, “where the educational plans of young people are out of kilter with their occupational expectations”. When young people underestimate the education required to fulfil their dreams, they can expect to find their early working lives tougher than would be expected given their background and academic success.
Across OECD countries, one young person in five is negatively misaligned. Again, people from the most disadvantaged backgrounds are more likely to show signs of confusion. “Career guidance has long had a purpose in enabling efficient operation of the labour market. It is now clear that it serves an equally important service in addressing inequalities,” Schleicher says.
PISA 2018 also looked at participation in career development activities. While more young people are engaged today than in 2006, less than 40% participate in important and relatively simple activities, like visiting a job fair. Disadvantaged youngsters are consistently less likely to participate.
Gender exerts strong influences. For instance, among high scorers in PISA tests, boys more often expect to work in science and engineering while girls are more interested in health-related careers.
So do socio-economic circumstances: “High-performing young people from the most disadvantaged backgrounds are, on average, four times less likely to hold ambitious aspirations than those with high PISA scores from the most privileged social backgrounds.”
Children of advantaged families are more likely to want to go on to university than working class kids. “Disadvantaged young people are at clear risk of career confusion. It is neither equitable, nor efficient, for students to move through education with blinkered views of both the breadth of the labour market and their own potential,” writes Schleicher.
Next steps
The report raises serious concerns over how prepared young people are for jobs of the future. At the end of 2019, writes Schleicher, the OECD joined a range of European and international organisations in a joint statement pressing the need for high quality career guidance for young people and adults.
“As more young people stay on in education beyond compulsory schooling and as automation quickens the pace of labour market change, the need for sustained action becomes ever more urgent,” Schleicher concludes.
Fuente: https://www.universityworldnews.com/post.php?story=20200201043701798
América del sur/Argentina/13 Febrero 2020/https://mst.org.ar
Ante la inacción de los gremios docentes como ATEP y APEM, ambas entidades de base de la CTERA, más AMET, la docencia tucumana se viene auto-convocando desde enero. Para hoy, 13 de febrero cuando debían reintegrarse a las escuelas, desde el sector de ATE Docentes se había llamado a un paro. Pero la fuerza, bronca y determinación de la base es enorme y se agarró de esta convocatoria para realizar un parazo total para cobrar lo adeudado por la cláusula gatillo del 2019, la que el gobierno de Manzur y el PJ insisten en desconocer.
Como excusa, el gobierno dice que no se pagan cláusulas gatillo en otras provincias, cosa que es totalmente falsa. En realidad, Manzur responde a la directiva de Alberto Fernández de no avalar esas cláusulas gatillo por aumentos salariales. Pero esto ya fue firmado por el gobierno en el Acta de la Paritaria del año anterior. Un escándalo y robo que implica varios miles de pesos menos en los bolsillos de maestras, profesores y demás trabajadores de la educación, la salud y el estado.
Por eso hubo también una muy importante movilización a la mañana, con más de 800 docentes. El MST en el FIT-Unidad y otras agrupaciones de izquierda e independientes, impulsamos y participamos activamente de esta lucha. Otros sectores movilizan también a la tarde.
Por el mismo reclamo se viene haciendo un paro y protestas en el sector salud de los hospitales de Tucumán. Es imprescindible un plan de lucha votado y coordinado democráticamente, unificado de docentes, estatales y salud para que se pague la cláusula gatillo y se anule el decreto 1/1 de ajuste, con que el gobierno pretende desconocerla.
Plata para educación y salario, no para la deuda y el Fondo Monetario. Anular los millonarios subsidios a la Iglesia Católica y la enseñanza privada para destinarlo a la educación pública. Basta de privilegios. Que Manzur, su ministro de Educación, funcionarios políticos, jueces y legisladores cobren como una maestra. O ganemos todes como un diputado.
La lucha continúa y se resuelve en asambleas. La conducción Celeste de CTERA debe exigir al gobierno de Alberto Fernández que aporte para resolver esta crisis. Y convocar a acciones en solidaridad en todas las provincias. Así no iniciamos este 2020, sin aumento de salarios y presupuesto no están dadas las condiciones básicas y mínimas para aspirar a una educación de calidad.
Alternativa Docente, Tucumán
ANCLA, Agrupación Nacional Clasista Antiburocrática
MST en el Frente de Izquierda-Unidad
Fuente e imagen tomadas de: https://mst.org.ar/2020/02/13/parazo-docente-y-movilizacion-en-tucuman-piden-cobrar-la-clausula-gatillo-que-adeudan-manzur-y-el-pj/