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Colombia es un cementerio, en donde se sepulta a la juventud

Por: Carlos Alberto Munevar 

La pasada semana, las redes sociales han dejado al descubierto como nunca antes, la guerra abierta y brutal que las fuerzas policiales colombianas tienen contra la juventud, utilización de armas de fuego a discreción, golpes, asesinatos, detenciones arbitrarias, violencia desmesurada, muestra no de autoridad sino de un odio irracional y un cinismo absurdo. El detonante de esta ultima oleada de protestas que terminaron con una masacre los días 9 y 10 de septiembre, fue el asesinato de Javier Ordoñez un abogado de 45 años que fue destrozado a golpes dentro del CAI (Centro de Atención Inmediata)  de Villa Luz a manos de alrededor de 9 policías luego de ser detenido brutalmente  por dos agentes que lo inmovilizaron con descargas eléctricas que duraron más de 2 minutos.

Pero no voy a profundizar en el problema de la reestructuración  de la Policía que desde muchos sectores se pide a gritos y que en mi opinión es una asignatura pendiente  a nivel histórico, teniendo en cuenta que la Policía colombiana tiene más el carácter de un ejército, más aún cuando  no depende del Ministerio del interior sino del Ministerio de defensa y así las faltas cometidas por sus integrantes son procesadas por la justicia penal militar y no la ordinaria, lo que en la práctica tiene serios problemas de transparencia en los procesos disciplinarios e investigativos; mi reflexión va mas hacia la decisión manifiesta que tomaron  el gobierno nacional, el uribismo, la cúpula de la policía nacional, el periodismo uribista – con esto dejando claro que ciertos periodistas ya se desligaron de la imparcialidad que se supone  deberían tener-  y amplios sectores de la sociedad civil, de criminalizar a la juventud colombiana y volverla el enemigo interno a quien además de negarle un futuro, hay que estigmatizar, masacrar, criminalizar, rotular como parte de la guerrilla o rebajarla a su mas mínima expresión con el alias de “vándalos”.

Habría que aclarar que los vándalos fueron una tribu bárbara que llegaron en el siglo V a la península ibérica dominada en ese entonces por el imperio romano y allí se asentaron durante algunos años fundando un reino que luego se extendió a algunas zonas del norte de África. Quizá ese vocablo se empezó a utilizar en aquellas épocas por los romanos  para  de manera peyorativa  hacer referencia a esos que eran tachados de  invasores salvajes, analfabetos e irracionales y de esa manera, como costumbre muy eurocéntrica  diferenciar a los “otros”, a los “diferentes”, que se supone no poseen cultura o esta es inferior y por tal motivo deben ser vencidos, eliminados, asesinados, derrotados y olvidados de  la historia porque no tienen “nada” que decir o por el “bien” de la civilización. Luego con el tiempo el vocablo debió llegar a nuestro país durante la conquista y hoy en día se generalizó su uso para describir a las y los jóvenes colombianos.

Pero adentrémonos en el tema, históricamente el gobierno colombiano no ha tenido una política clara en beneficio de la niñez y la juventud colombiana, más allá de estar esbozada en la constitución nacional y en algunas otras leyes, entre ellas, como el código del menor y la ley de la juventud, la desprotección hacia la niñez y la juventud es total. Los recursos para cultura, arte y tiempo libre son ínfimos y muchos se quedan por el camino, pero más grave aún es el descuido y estigmatización que la escuela pública ha sufrido a través de décadas. Pero ¿Cuál es la relación que este tema tiene con la estigmatización y persecución que sufre la juventud actualmente?, En Colombia esa “vandalización” de la juventud es la expresión de un imaginario cultural de la sociedad creado a su vez por un modus operandi que los gobernantes de turno han institucionalizado para “mantener el orden” establecido, es decir, cercenar de raíz la posibilidad para que nuevas generaciones de colombianos década tras década. puedan incidir en cambios estructurales que el país necesita con grave urgencia.

El olvido y abandono que la escuela pública ha sufrido a través de la desfinanciación estatal de carácter estructural, como también su transformación en un escenario de negocios para entregar jugosos contratos a “empresas educativas” con el pretexto de elevar la “calidad” educativa, la ha condenado a una profunda crisis en donde muchos niños y niñas terminan desertando al no encontrar un ambiente escolar humanizante. Articulado a esto el empobrecimiento de las comunidades, la destrucción de las familias, los fenómenos de desplazamiento producto de décadas de conflicto interno, la incidencia de actores armados de distinta índole y el microtráfico desbordan la capacidad del sistema educativo público para responder a las necesidades de miles de estudiantes.

Si esto pasa en las grandes ciudades, en el campo las condiciones son peores, las escuelas son pocas y con muchas carencias, en muchas zonas no existe ni siquiera un cine o una cancha de microfutbol, las oportunidades de acceder a la educación superior son ínfimas y tras años de conflicto armado a los jóvenes les queda solo participar en uno de los bandos o morir.

En el caso bogotano, la universidad pública cada vez es mas inaccesible para la juventud de los barrios populares, tras años de contrarreformas educativas de carácter neoliberal, la escuela pública cada vez  la tiene más difícil para que quienes se puedan graduar (usualmente en muchos colegios públicos inician la básica secundaria  más estudiantes en  grado sexto que los que  inician  el grado once) puedan ingresar a la universidad pública, lo que deja a una  gran cantidad de jóvenes sin acceso a una carrera profesional lo que se evidencia en el aumento del desempleo, la informalidad o simplemente la desocupación de miles de jóvenes que pululan  en los parques de los barrios o en las zonas de rumba de las localidades, a merced de la drogadicción o el alcoholismo, muchas veces terminan viviendo en el mejor de los casos con sus padres y madres, muchos parte de esa generación ochentera muy diferente en sus referentes de autoridad a generaciones anteriores.

Pero el tema no se puede quedar en ese análisis, las condiciones políticas y económicas del país a treinta años de la constitución de 1991 aunque han variado en su forma y protagonistas, permanecen inamovibles en el fondo y los problemas se han profundizado. El conflicto interno y la coexistencia con grupos armados que ocupan territorialmente zonas en donde el Estado no llega ya sea por incapacidad o por simple “cuestión de negocios” continúa, la brutalidad de la guerra sigue azotando a los jóvenes y reclutándolos para la barbarie; La dependencia con respecto a Estados Unidos sigue siendo una constante, obviamente los E.U no son la sombra de esa potencia que saboreaba la caída de la URSS, pero aún conservan el poderío militar y nuclear, producto  de esto,  el modelo económico neoliberal desarrollado en este lapso de tiempo quebró a la industria y al agro nacional, hasta el punto de que hoy en día no hay soberanía alimentaria, el desempleo campea en un 20%, el restante es disfrazado con el eufemismo de ”informalidad” y al empleo formal se le cambiaron las reglas de juego, flexibilizando la legislación laboral y precarizando las condiciones laborales, prestacionales, pensionales y de protección social,  además que orientó el modelo hacia el extractivismo que solo deja ganancias para las grandes transnacionales mineras y produce así mismo graves problemas ambientales y sociales (Colombia el país con mas lideres ambientales asesinados )

 Así mismo la oligarquía nacional confabulada con sectores mafiosos, durante 30 años ha estructurado poco a poco una “dictadura disfrazada” con el velo de unas elecciones amañadas y cuestionadas por su corrupción. En ese orden de ideas, el mismo gobierno ha llevado a un camino sin salida a la juventud colombiana, desfinancia la universidad pública, no adopta transformaciones económicas que ofrezcan la posibilidad de desarrollo humano, los condena al desempleo, a la calle, a la drogadicción, a la delincuencia, al rebusque, a la desesperanza, a no contemplar una pensión. Agudizando la situación la pandemia mostró la farsa de un sistema político diseñado para que los mas poderosos se enriquezcan a costa de la sangre y el sufrimiento de millones, la juventud está en las calles porque no tiene otra opción, les quitaron todas las salidas y además los asesinan, la ultraderecha los trata como “vándalos” porque se sigue perpetuando la idea de que no tienen nada que decir, de que valen igual muertos que vivos, para eso esta la policía… para “hacer justicia y eliminar a todo ese lumpen de vagos”,  en palabras de una vecina que justificaba el asesinato de 13 personas a manos de los “héroes” de la patria que a su vez también son víctimas de un régimen que a muchos de sus miembros los ha “barbarizado”, hasta el punto de no ser un problema de unas “pocas manzanas podridas” sino de una concepción institucional de impunidad y violencia desmesurada contra la población civil.

El objetivo perseguido en contra de esos “jóvenes vándalos” es  invisibilizarlos, estigmatizarlos, desaparecerlos, “barrer la mugre debajo de la alfombra”, para esto utilizan las balas, pero también todo un ejército de mercenarios del micrófono, fratricidas de la dignidad humana, que están dispuestos a utilizar toda serie de eufemismos y manipulaciones, incluso acusándolos con titulares capciosos y denigrantes, para descalificar las reivindicaciones de millones de jóvenes colombianos que buscan respuestas de un gobierno de “viejos”  al mismo tiempo que  protegen esa realidad paralela creada tras años de gobierno impune, en donde las familias son idiotizadas a través de realities triviales , telenovelas de narcos,  un torneo de futbol mediocre, reinados, bares y zonas de rumba exóticos para gente VIP, para que evadan la cruda realidad que viven ellos y sus propios hijos.

Pareciera ser que para todos esos sectores, los jóvenes son ahora los enemigos, algunos hasta casi que celebran cada asesinato como una victoria personal, la justifican repitiendo la matriz informativa oficialista y en su tono que a veces suena más a una sentencia, quieren demostrar una autoridad moral que prueba la legalidad del asesinato, la chapa  es lo de menos: son disidencias de las FARC, son columnas urbanas del ELN, son vagos, deberían estar en sus casas, algo malo estarían haciendo, son delincuentes, son “Vándalos” es decir utilizando cualquier argumento, se legaliza de manera informal la pena de muerte. Así de mal estamos, la juventud hoy al igual que en los días de Gonzalo Bravo Páez y Uriel Gutiérrez,  asesinados por la policía el 8 de junio de 1929 y el 8 de junio de 1954 respectivamente, continúa siendo el objetivo militar, además de que el gobierno no le da salidas y posibilidades, la elimina, la masacra y la exhibe como trofeo de guerra.

De esa manera no se construye país, asesinando el futuro, condenándolo a la pobreza y los problemas sociales derivados de ella, estigmatizándolo, poniéndole la “lápida en el cuello” a cada joven que grita desde lo profundo de su vientre por justicia social, perfilándolo en las redes sociales, dejándolo sin salida y obligándolo a enlistarse en las máquinas de muerte creadas para perpetuar la barbarie y naturalizar una sociedad salvaje, enferma y decadente. Colombia es un gran cementerio juvenil, es una vergüenza mundial, la semana pasada la masacre eterna que vive nuestro país y que aún no escandaliza a la ONU ni mucho menos al gobierno estadounidense,  fue en vivo y en directo por las redes sociales y los canales privados de televisión, el saldo: más de 80 heridos de bala y 13 jóvenes fueron asesinados en las calles bogotanas, estos últimos,  no fueron encontrados con las botas al revés, ni con camuflados, no murieron en Samaniego, ni en alguna vereda antioqueña y aún así la justificación de su asesinato por parte de algunos, es la misma,  en el fondo, “eran ellos, los vándalos” los invisibles, los sin voz… ¿y si los jóvenes no son el futuro, quiénes son?.

Una de las asesinadas fue Julieth Ramírez, de 19 años, una bala perdida pero muy certera fue disparada en su tórax, su muerte fue instantánea, su historia podría ser el icono de la juventud colombiana, fue asesinada dos veces, la primera vez la mató el policía que le disparó y la segunda vez fue asesinada su memoria, cuando agentes de la misma institución pintaron de verde oliva, color del uniforme de la institución señalada – vaya ironía- un mural con su rostro que otros jóvenes pintaron en el CAI de La Gaitana. La juventud colombiana es victima y revictimizada, los gobiernos y sus agentes la persiguen, la asesinan, la estigmatizan, la masacran, no le dan opciones, y los medios de comunicación, sectores políticos y sociales afectos al regimen, la deshumanizan presentándola como “un ejército de vándalos y desadaptados”, de esta manera le dan muerte nuevamente, matan su dignidad, matan sus sueños, los vuelven invisibles.

Cualquier alternativa política que pretenda llegar al poder debe pedirle perdón a los jóvenes y a los niños de Colombia por toda una historia de abandono y muerte, el gobierno actual no lo hará nunca, es un regimen que representa el pasado e hizo de la necropolitica su “política de Estado” y eso no tiene nada que ver con los jóvenes y con la vida. La oposición deberá demostrar que infancia y juventud son los ejes de su  propuesta, si quieren gobernar sin mirar el retrovisor deberán mirar hacia el futuro y eso implica que niños, niñas y jóvenes deben ser el núcleo, en esa medida la guerra perpetua, la corrupción, el negocio con la educación y la salud no son una opción, deberán invertir en un sistema educativo público y cambiar el modelo económico de desarrollo para que la niñez y juventud de hoy puedan construir una nueva realidad en donde el conocimiento, el cuidado del medio ambiente, la solidaridad y el desarrollo sostenible permitan una nueva generación que no tenga que asistir al funeral de sus hijos y escuchar los eternos estertores de guerra emitidos por fusiles y micrófonos al servicio de los mismos “viejos” de siempre que nos están legando un país no viable.

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Colombia: El abuso del plástico, otro efecto colateral de la pandemia

El abuso del plástico, otro efecto colateral de la pandemia

Cuando Diana Bermúdez se enteró que tenía coronavirus se encerró en su habitación. Dejó del otro lado de la puerta a sus dos hijas de uno y cinco años, a su esposo y a su mamá, una señora de la tercera edad. Durante casi un mes barrió y trapeó su habitación a diario, lavó los platos en el baño del cuarto y se encargó de desechar meticulosamente cada papel higiénico o tapabocas usado. La basura que fue acumulando, por órdenes de la administración del conjunto no podía llevarse al shut para evitar contagiar a otros vecinos. “Estuve durante 10 días con mi basura en el balcón hasta que una empresa de aseo en Bogotá me explicó cómo deshacerme de los residuos”, cuenta.

Como Diana, cientos de personas en el mundo desconocen los procedimientos correctos para eliminar la basura que dejan los días de pandemia. Si se tiran a la calle los guantes y las mascarillas pueden terminar en alcantarillas y luego en el mar. Y una vez que entran en el agua representan una amenaza para la vida marina. De hecho, varios estudios han logrado corroborar que el plástico se llena de algas y bacterias cuando lleva el suficiente tiempo debajo del agua y así representa peligro para las tortugas, pues lo confunden con alimento. En Hong Kong, por ejemplo, 70 tapabocas fueron encontrados en un tramo de menos de 100 metros por el grupo de conservacionistas OceansAsia, en una playa de la isla Soko.

En siete meses de pandemia los guantes, las toallitas desinfectantes, los frascos y los tapabocas han contribuido al crecimiento de consumo de plástico de un solo uso. La Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA) estimó que el crecimiento de este material contaminante pudo haber aumentado entre un 250 y 300 % en Estados Unidos con la llegada del coronavirus. Según el pronóstico de Grand View Research, el mercado global de máscaras desechables creció de $800 millones en 2019 a $166 mil millones en lo que va de 2020. Además de un incremento del 20 al 25 % en su utilización para los próximos dos años.

El plástico se ha convertido en un material imprescindible para los equipos de protección individual (EPI) tanto del personal sanitario como de las personas contagiadas. Las mascarillas que utilizan en los hospitales, llamadas FPP, están elaboradas de un elemento filtrante constituido por fibras plásticas que se encargan de retener los virus. Los tapabocas, los guantes, las batas impermeables, las gafas, las viseras y los protectores faciales también son otros EPI, que forman parte de ese equipo de protección. El uso de elementos plásticos en las clínicas no se reduce a estas herramientas. Están, además, en piezas para equipos médicos, como respiradores, ventiladores, jeringas, tubos médicos y las bolsas de sangre.

En Austria, expertos calcularon cuántas toneladas de residuos hospitalarios se habían recolectado en abril, el mes más crítico de la pandemia en este país. En un solo mes se produjeron 185 toneladas, sin contar las recolectados en hogares geriátricos. En España, el Ministerio de Sanidad aseguró que en Madrid y Cataluña, las dos regiones más afectadas por el virus, los residuos sanitarios aumentaron un 300 y 350 %, respectivamente. Y en México, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales estimó que los pacientes contagiados han generado 350 toneladas de residuos biológicos infecciosos. Cada enfermo de coronavirus produce al día de 2 a 2,2 kilos de residuos considerados como peligrosos.

Antes de la pandemia, solo un 15 % de los residuos hospitalarios se consideraban peligrosos: un 10 % por su carga infecciosa y un 5 % por sus componentes químicos, según la OMS. Y aunque haya protocolos establecidos para garantizar su eliminación correcta, existen algunos de ellos que no se pueden reciclar, como es el caso de los tapabocas que están hechos de tela no tejida de polipropileno, un material que se produce a partir del etileno, un compuesto derivado del petróleo o del gas natural que hace imposible su reutilización. Cada tapabocas tiene una vida útil de máximo ocho horas y tarda cerca de 450 años en descomponerse.

“En términos prácticos, incluso las mascarillas que no están contaminadas son imposibles de reciclar, ya que están hechas de múltiples capas y tipos de plásticos que tendrían que ser separados. Las instalaciones de reciclaje simplemente no están equipadas para manejar estos artículos”, señaló a la BBC George Leonard, director científico del Ocean Conservancy. El 12 de marzo, seis días después de que se confirmara el primer caso de coronavirus en el país, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) publicó algunas recomendaciones básicas para asegurar la eliminación correcta de estos elementos.

Aseguró que es indispensable que luego de cumplir con el tiempo prudente de uso, el tapabocas se debe retirar sin tocar la parte frontal y posteriormente se tiene que desechar en una bolsa de basura marcada con un indicativo especial. La Secretaría de Salud de Bogotá, por su parte, recomienda desinfectar los elementos con alcohol o cloro y luego destruirlos con tijeras para evitar que puedan ser reutilizados por otras personas. El Ministerio de Salud agrega a las recomendaciones, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca a la hora de retirarlo de la cara y finalmente lavarse las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón después del uso.

En Colombia aún no son exactas las cifras de desechos que se han generado por la pandemia. Pese a que Acoplásticos reporta el incremento de hasta 50 veces más del consumo de elementos como guantes, tapabocas y batas, para Diego Guzmán, CEO de Ática, una de las mayores empresas de residuos industriales del país, en estos meses se ha registrado una reducción, quizá porque las personas no conocen su correcto desecho y terminan botándolos en la basura normal. También los servicios de estéticas, odontológicos y otras consultas no se han realizado. “Los residuos peligrosos se han reducido entre marzo y julio un 14 %, pese a que las salas de urgencia del país están atiborradas”, añade.

Los residuos hospitalarios se dividen en tres categorías. Los biosanitarios, que son los tapabocas, jeringas usadas, bolsas de suero; los químicos, y los anatomopatológicos, que son los residuos patológicos humanos, como biopsias, tejidos, órganos y partes corporales. La OMS explica que la manera más eficaz de desecharlos es por medio de las quemas térmicas o incineración. “En el caso de la incineración, se pueden liberar a la atmósfera agentes contaminantes, así como cenizas residuales. En el caso de que los productos quemados tengan cloro, liberan dioxinas y furanos, sustancias cancerígenas. Y de contener componentes metálicos provocan la dispersión de metales tóxicos”.

En Colombia el Ministerio de Ambiente avaló en 2002 la incineración de algunos materiales y Ática las realiza desde 2004. “El gobierno tiene una legislación muy estricta que controla las emisiones y cada horno debe tener un monitoreo en el que cada cinco minutos registre vapores y humos procedentes de la incineración. Dos veces al año hacen un control isocinético y, en la chimenea ponen una máquina para verificar qué gases se están emitiendo. Además, están realizando visitas sorpresa para ver cómo está el funcionamiento”, dice Guzmán. Pese a que el plástico ha sido fundamental para mitigar los riesgos de contagio es enorme el impacto ambiental que genera.

La pandemia aumentó también el consumo de otros plásticos desechables como bolsas, botellas y recipientes para domicilios, muchos de ellos, según la OMS, “terminan en vertederos y si no están bien constituidos pueden contaminar el agua”. Con las medidas de reapertura económica puestas en marcha en otros países, como los separadores de acrílico entre las mesas de los restaurantes o en los puestos de entrenamientos en los gimnasios, la problemática crece. A la organización ambiental Greenpeace le preocupa el incremento del uso de este material que tardará en degradarse más de 100 años y con el tiempo hará parte de las 13 millones de toneladas de plástico que, según la ONU, ya reposan en el mar.

El Espectador

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2020/07/colombia-el-abuso-del-plastico-otro-efecto-colateral-de-la-pandemia/

 

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Colombia: Algunas recomendaciones de bioseguridad para el regreso a las aulas físicas

América del Sur/Colombia/13-09-2020/Autor(a): Programa de Investigación en Salud Ambiental para Colombia/Fuente: www.elespectador.com

Siete docentes de distintas universidades del país destacaron diferentes elementos para tener en cuenta en el retorno a clases presenciales. Las condiciones de ventilación en los salones y el riesgo transmisión del virus en lugares cerrados son algunas de las sugerencias.

A partir del 1 de septiembre, Colombia entró en una nueva fase de aislamiento selectivo con distanciamiento individual responsable, en medio de la emergencia sanitaria y social producida por la pandemia por el virus SARS-Cov-2 y de la enfermedad que produce, la COVID-19. Esta nueva fase busca la reactivación gradual de los diferentes sectores, incluido el sector educativo.

El reinicio de clases en entornos escolares ya se comienza a considerar en algunas ciudades del país. Para ello, las autoridades de salud y educación locales tienen la responsabilidad de emitir lineamientos sobre las condiciones de bioseguridad a cumplir en los entornos educativos y verificar por el cumplimiento de los mismos.

El reinicio de actividades educativas debe siempre tener en cuenta el momento de la epidemia en su territorio, la gradualidad de la reapertura y las condiciones de minimización de riesgos de contagio. Retornar a los entornos educativos implica el uso de espacios cerrados como salones de clase, aulas de reuniones o laboratorios. En los espacios cerrados existe evidencia de la potencialidad de transmisión del virus SARS-Cov-2 por medio de aerosoles. Los aerosoles, que son gotitas minúsculas suspendidas en el aire, pueden englobar el virus y transportarlo a distancias mayores a 2 metros dentro de un recinto cerrado, como por ejemplo las aulas de clase.

Por lo anterior, en los entornos escolares cerrados las condiciones de ocupación y ventilación son fundamentales para determinar el riesgo de trasmisión del virus.

Teniendo en cuenta que observamos que los protocolos de bioseguridad que se han difundido para entornos educativos no han tenido en cuenta estos aspectos fundamentales, desde éste grupo de trabajo emitimos las siguientes recomendaciones para considerar las condiciones de ventilación y el riesgo de transmisión del SARS-Cov-2 dentro del proceso de planeación y pilotaje de los protocolos de bioseguridad en entornos educativos:

1. No se recomienda asumir una cantidad o un porcentaje de estudiantes fijos para la presencialidad de manera estándar en todas las instituciones, dado que los aforos van a depender directamente de las condiciones físicas de las aulas, especialmente de su volumen y capacidad de ventilación

2. Durante el desarrollo de los protocolos de bioseguridad y los pilotos de presencialidad, incluir la evaluación y adecuación de las condiciones de ventilación y aforo máximo de las aulas de clase que minimicen el riesgo de contagio. (ver orientaciones abajo).

3. De acuerdo con el aforo máximo establecido para cada tipo de aula, se puede organizar la presencialidad/alternancia de los estudiantes en los grupos.

4. Mantener los grupos de clase separados en tiempo y lugar favoreciendo el distanciamiento físico entre estudiantes de distintos cursos. Esta medida busca minimizar la transmisión cruzada entre grupos de una misma institución.

5. Favorecer todas las actividades de clases de actividad física y lúdicas en espacios abiertos y con distanciamiento físico.

Orientaciones para la evaluación de las condiciones de ventilación y aforo máximo de las aulas de clase

Para la evaluación de condiciones de ventilación en aulas de clase, recomendamos la medición del volumen del aula y el uso de sensores de CO2 (pueden ser sensores de bajo costo). Con estas mediciones se pueda realizar la estimación de la tasa de recambio de aire, siguiendo los métodos establecidos en la “Guía en 5 pasos para medir la tasa de renovación de aire en aulas”, elaborada por Allen et al, disponible en español.

Para la evaluación del aforo máximo de las aulas de clase recomendamos el uso del modelo de estimación de riesgo de transmisión de SARS-Cov-2 desarrollado por José Luis Jiménez de la Universidad de Colorado, el cual es el resultado de la aplicación de una modelo de caja en espacios cerrados y el modelo de Wells-Riley para la tasa de contagio de SARS-Cov-2 por aerosoles en función de varios parámetros, tales como las tasas de emisión de virus, tasas de inhalación, eficiencias de mascarillas, tasas de ventilación, tasa de decaimiento de la infectividad del virus en aerosol, deposición de aerosoles con virus sobre superficies, tasas de remoción de virus mediante otros mecanismos, prevalencia local de la enfermedad, fracción de población inmune y tasas de emisión de CO2. El modelo está disponible como una hoja de cálculo en Excel y está siendo actualizado de manera permanente por el profesor Jiménez.

En los entornos educativos que funcionan como espacios cerrados con aire acondicionado se debe evaluar si existe recirculación de aire. La recirculación de aire es una medida para ahorrar energía, pero en el contexto actual puede favorecer el transporte de aerosoles con la presencia del virus. Los filtros de partículas y el equipo de desinfección en corrientes de aire recirculado pueden reducir este riesgo, pero no son eficaces para eliminar el riesgo de transmisión. En el caso de unidades centrales de tratamiento de aire a nivel de edificio o que prestan servicio a varias zonas, se debe evitar la recirculación y, si es posible, el sistema debe funcionar con un 100% de aire exterior. Las calificaciones de los filtros por métodos de prueba, como la Norma 52.2 de ASHRAE (ASHRAE, 2017) dan una indicación del rendimiento en función del tamaño de las partículas y deben utilizarse para elegir los filtros adecuados. Adicionalmente, se puede complementar la ventilación existente con purificadores de aire portátiles que incluyan sistemas de filtración mecánica para capturar las microgotículas en el aire.

Finalmente, es importante aclarar que éstas recomendaciones buscan disminuir el riesgo de contagio pero no garantizan que se elimine el riesgo de transmisión del virus aún con la puesta en marcha de todas las recomendaciones. Por lo anterior, el momento apropiado para el retorno a las actividades escolares debe evaluarse localmente de acuerdo con sus condiciones de magnitud y velocidad de contagio del SARS-Cov-2 y la saturación de su capacidad de atención hospitalaria.

*Esta fue una contribución de: Néstor Y. Rojas, Profesor, Universidad Nacional de Colombia; Laura A. Rodríguez-Villamizar, Profesora, Universidad Industrial de Santander; Luis Carlos Belalcázar, Profesor, Universidad Nacional de Colombia; Dayana Agudelo Castañeda, Profesora, Universidad del Norte; Diana Marcela Marín Pineda, Profesora, Universidad Pontificia Bolivariana sede Medellín; Oscar Alberto Rojas-Sánchez, Profesional especializado, Instituto Nacional de Salud; Juan Gabriel Piñeros Jiménez, Profesor, Universidad de Antioquia.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/algunas-recomendaciones-de-bioseguridad-para-el-regreso-a-las-aulas-fisicas/

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FARC critica recortes en educación e investigación en Colombia

El partido político colombiano Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) criticó este martes el recorte de recursos en educación e investigación promovido por el gobierno de Iván Duque, mientras otros países avanzan para enfrentar la pandemia.

Mientras Rusia anuncia una vacuna contra el coronavirus SARS CoV-2, en Colombia se recortan recursos para la educación e investigación, apuntó la FARC en Twitter.

El movimiento político surgido de la exguerrilla colombiana calificó de triste “el atraso científico y académico promovido por los últimos gobiernos y especialmente el de Iván Duque”, reseña Prensa Latina.

Este martes el presidente Vladímir Putin anunció el registro oficial de una vacuna rusa, la primera del mundo para afrontar los contagios de la COVID-19.

La vacuna trabaja con efectividad y crea inmunidad de forma estable y pasó todas las comprobaciones necesarias, estimó el jefe de Estado ruso, según medios locales.

Fuente: https://www.vtv.gob.ve/farc-critica-recortes-en-educacion-e-investigacion-en-colombia/

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ONU ofrece asesoría a Gobierno colombiano sobre DD.HH.

Por: Telesur Tv

El organismo subrayó la importancia de una eficaz investigación, así como garantías de justicia para las víctimas.

La representante en Colombia de la Alta Comisionada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, Juliette de Rivero, ofreció este viernes al Ministerio de Defensa del país y al Gobierno asesoría técnica en materia de derechos humanos.

En nombre de la ONU, Rivero manifestó su disposición de ayuda en los temas referentes a la prevención para el empleo de la fuerza y las armas de fuego, así como en mecanismos que garanticen los derechos humanos de quienes participan en las protestas.

La funcionaria internacional expresó su disposición para «muy pronto tener oportunidad de reunirme con el ministro de Defensa y su viceministra para que podamos trabajar juntos».

Asimismo, precisó estar «segura de que la aplicación de todas las normas de derecho humano permite mayores avances en la democracia y el Estado de Derecho».

Sobre los hechos que ocurren desde este miércoles en Bogotá (capital) tras la agresión policial y el asesinato del abogado Javier Ordóñez, ONU Colombia expresó su solidaridad a las víctimas y a sus familiares.

Al respecto, afirmaron que el uso de la fuerza por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley siempre debe seguir los principios de legalidad, necesidad, razonabilidad y proporcionalidad, y buscar proteger los derechos de las personas.

*Fuente: https://rebelion.org/hay-una-situacion-muy-grave-de-la-economia-estadounidense/

 

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Colombia: Con esta app las universidades le apuestan a la reapertura segura

América del sur/Colombia/10 septiembre 2020/semana.com

A través de UCCare, aplicación hecha por estudiantes y profesores de la Universidad Icesi, esa institución ya se alista para retomar las primeras clases presenciales. Así funciona la app que también se pondrá a disposición de otras universidades.

Si bien el debate de regresar a las aulas en medio de la pandemia se ha centrado principalmente en los colegios y jardines, en las instituciones de educación superior también trabajan arduamente para que los estudiantes regresen al campus, dado que para muchas carreras es vital el componente práctico y presencial.

Teniendo en cuenta esto, docentes y estudiantes de la Universidad Icesi desarrollaron ‘UCCare‘, una aplicación para plataformas web y móviles con sistema operativo IOS y Android.

Este desarrollo permitirá a Icesi y cualquier otra institución que quiera usarla, sin fines comerciales, contar con un mecanismo ágil y efectivo para gestionar, entre los miembros de la institución, el riesgo de transmisión de una enfermedad, como la covid-19.

¿Cómo funciona?

UCCare tiene dos módulos principales: uno para los miembros de la comunidad y visitantes, y otro para el personal de bioseguridad de la institución. A estos últimos les permite identificar y proponer el aislamiento a personas infectadas o sospechosas de infección, que puedan poner en riesgo a otros miembros de la comunidad, a través de la actualización de síntomas para activar cercos epidemiológicos.

La aplicación controla, también, la salida y el ingreso de personal, además de gestionar comunidades para identificar los contactos cercanos en las actividades dentro del campus.

“Este desarrollo nos permitirá cumplir más rigurosa y efectivamente con los protocolos de bioseguridad, cuando llegue el momento en que podamos regresar presencialmente a la universidad y continuar con nuestras actividades académicas”, explicó Norha Villegas, directora del programa de ingeniería de sistemas de la Icesi.

La aplicación está disponible inicialmente para estudiantes, docentes, colaboradores y visitantes de la Universidad Icesi, quienes deberán usarla en su celular como requisito de ingreso al campus.

“Más adelante estará disponible para que pueda ser usada sin fines comerciales por otras organizaciones que requieran gestionar el riesgo de transmisión en sus comunidades cuando se realizan actividades presenciales”, concluyó Villegas.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.semana.com/educacion/articulo/con-esta-app-las-universidades-le-apuestan-a-la-reapertura-segura/702269

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Colombia: ‘Ningún padre será obligado a enviar a sus hijos al colegio’: Claudia López

América del sur/Colombia/10 septiembre 2020/semana.com

La alcaldesa señaló que el 80 por ciento de los padres de familia no quieren que sus hijos vuelvan a clase de manera presencial, pero quienes estén a favor de la iniciativa tendrán la oportunidad de hacer la solicitud.

La Alcaldía de Bogotá y la Secretaría de Educación le apuestan a «un retorno gradual, progresivo y seguro» de las clases presenciales en colegios, jardines y universidades. En rueda de prensa, la mandataria Claudia López explicó que «ningún padre o madre de familia será obligado a enviar a sus hijos al colegio. No es que vayamos a obligar a ir a unos un día y al otro no».

De acuerdo con una encuesta realizada por el Distrito, aseguró López, el 80 por ciento de los padres están en desacuerdo con volver a las clases presenciales, pero para el 20 por ciento restante que sí aprueba la medida se debe garantizar un modelo educativo que los incluya.

«A partir de hoy los colegios (privados) pueden inscribirse en la página web)«, señaló Edna Bonilla, secretaria de Educación de Bogotá. «Tenemos que darle la posibilidad a la familia que decida si quiere enviar a su hijo al colegio o al jardín».

En otras palabras, desde este 7 de septiembre, los colegios y jardines privados están habilitados para inscribir su protocolo de bioseguridad en la Secretaria de Educación y deberán esperar un plazo aproximado de tres a cinco días hábiles para que la entidad avale o no su regreso a las aulas.

En juego está el proceso formativo de 793.566 estudiantes en instituciones oficiales y 485.387 estudiantes en instituciones privadas.

Entre los requisitos a revisar está que la institución cuente con el aval del consejo directivo del colegio, como máximo órgano de regulación, y con el consentimiento informado de los padres y acudientes del niño o niña. Si los documentos están en regla, solo faltará la evaluación de la Secretaría de Salud para dar el visto bueno y así, las instituciones podrán volver al siguiente día hábil de obtener el permiso.

No obstante, hay que resaltar que el decreto que avaló la ‘nueva realidad‘ de Bogotá, a partir del 27 de agosto, contempla que para no llenar el cupo epidemiológico de la ciudad es necesario que la actividad académica se dé los días: lunes, martes, miércoles, viernes y sábados (en el caso de los jardines). No habrá restricción horaria, pero solo estará permitido el 35 por ciento de aforo del total de estudiantes inscritos. Docentes y personal administrativo no tiene límite de aforo.

El transporte escolar se debe apegar a los requisitos de MinTransporte, entre ellos, un máximo de 50 por ciento de aforo por vehículo.

Para el caso de los colegios públicos, el Distrito tiene contemplado iniciar pilotos en el mes de octubre, posterior a la concertación con los colegios y el gremio de docentes de la capital. Además, en noviembre la alcaldía evaluará la reapertura de las instituciones que se haya dado el momento, teniendo en cuenta que en ese mes está previsto el segundo pico de la pandemia de coronavirus. «No se hará nada en contra de padres y maestros. Todo será concertado», afirmó la alcaldesa.

Universidades e institutos técnicos y tecnológicos

En el sector de la educación superior también regirá la autonomía de cada una de las 128 instituciones que hay en la ciudad, pero las actividades presenciales estarán permitidas exclusivamente los lunes, martes, viernes y sábado con restricción horaria en dos franjas: de las 10 a.m. a 4 p.m. y de 7 p.m. a 10 p.m. El aforo total de estudiantes no debe exceder el 25 por ciento.

En caso de brotes de contagio…

Alejandro Gómez, secretario de Salud de Bogotá, indicó que el protocolo exigido para la comunidad educativa es «de sentido común»: Tapabocas permanente y, en la medida de lo posible, distanciamiento en el aula y lavado de manos. Pero si aun así hay dos o más casos de contagio en los colegios o universidades se debe reportar la situación a la Secretaría de Educación y de Salud para hacer seguimiento al brote.

«En otros países en los que se ha hecho la reapertura se han tenido que cerrar colegios, y esa es una posibilidad que vamos a tener», agregó Edna Bonilla, secretaria de Educación de Bogotá.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.semana.com/educacion/articulo/regreso-a-clases-en-bogota-no-habra-alternancia-claudia-lopez–noticias-hoy/701685

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