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Perú: Ministros de Educación y Trabajo hicieron balance de los retos de sus sectores para ingresar a OCDE

América del Sur/Perú/Octubre 2016/Noticias/http://peru21.pe/economia/

Los ministros de Educación, Jaime Saavedra, y de Trabajo, Alfonso  Grados, estuvieron presentes en el panel “La educación y las competencias como pilares del desarrollo económico y social del país” en el Foro OCDE Perú 2016.

[PPK sobre ingreso de Perú a la OCDE: ‘Hay que acelerar las cosas cumpliendo bien los requisitos’]

Durante este evento el ministro Saavedra destacó los retos que tiene su sector al 2021. El titular de la cartera de educación señalo que el estudiante que se necesita formar para pertenecer a laOCDE debe ser crítico y con autoconfianza. También remarcó que se necesitan profesores motivados que inspiren y que sean facilitadores del aprendizaje.

Asimismo, Saavedra remarcó que las escuelas deben ser centros de aprendizaje continuo para los alumnos y profesores. Indicó que esto no solo depende de la infraestructura sino también del líder pedagógico, es decir de los directores; por lo cual destacó que la meritocracia debe continuar.

Por otro lado, el ministro Grados comentó que su cartera viene trabajando con la OCDE para integrar la política laboral del país para generar en el mercado un entorno favorable para la empleabilidad.

Grados agregó que actualmente tenemos un problemática difícil en la empleabilidad, ya que hay 8 millones de jóvenes en edad de laborar en el país, pero entre ellos hay 1.5 millones que no estudian ni trabajan.

[Alfredo Thorne: ‘Crecimiento de 4% no es suficiente’]

El titular de Trabajo indicó que esto se debe al ligero enfriamiento de la economía y el descalce de la educación que reciben y lo que el mercado laboral pide actualmente. Entonces indicó que se debe trabajar el capital humano. Además, Grados señaló que se debe alinear la oferta y la demanda del mercado laboral.

 

Fuente:

http://peru21.pe/economia/ministros-educacion-y-trabajo-hicieron-balance-retos-sus-sectores-ingresar-ocde-2259734

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https://lh3.googleusercontent.com/sfR6izL820lZ4ZiDd8mEmLRkt5EJmxTW7ptbpiLEYAyJpTkFDGZK5chiKQiE1CkZobAo=s85

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Chile: Miles de manifestantes encabezan tercera marcha en contra de las AFP en Chile

En Chile cientos de personas salieron a las calles de Santiago y también en otras ciudades a lo largo del país sureño para manifestarse por tercera vez en contra del sistema privado de pensiones, las AFP.

Según consigna Terra Chile, la marcha en Santiago se inició a las 11 de la mañana en Plaza Los Héroes, pleno centro de la ciudad, y avanzó por una de sus arterias principales, la Alameda. La protesta se realizó a pesar de las lluvias.

En declaraciones recabadas por el diario digital chileno La Nación, el vocero del movimiento No+AFP, Luis Mesina, manifestó que lo que ellos están buscando “es un sistema público de pensiones, como lo merecemos los chilenos y chilenas, al fin de nuestra vida activa”.

Según él, esta tercera marcha responde a que, a pesar de las manifestaciones masivas, “no hay una respuesta en avanzar en un cambio en el actual sistema de pensiones”.

Radio ADN de Chile señaló que debido a la protesta Carabineros —la Policía chilena— ha dispuesto “un plan de contingencia para así poder controlar, entre otras cosas, al tránsito mientras esté efectuándose la actividad”.

Cabe recordar que las marchas anteriores han culminado en actos de violencia por parte de un grupo de encapuchados.

Fuente:

http://peru21.pe/mundo/miles-manifestantes-encabezan-tercera-marcha-contra-afp-chile-2259868Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/ckNsR2fpOKDx_mFgLQSWJPL1RI3LfWyvwB6C3icKnqaxLsdfPXE4HEVttmYUXo1WSPvahw=s148

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La crisis de masculinidad y los “nuevos hombres”

América del Sur/Uruguay/Octubre 2016/Coral Herrera Gómez/http://www.lr21.com.uy/comunidad

Por Coral Herrera Gómez

Algunos historiadores norteamericanos fechan la aparición de la crisis masculina en Estados Unidos a finales del siglo XIX, cuando las mujeres se incorporaron al mercado laboral y comenzaron a luchar por sus derechos. Pero es en el siglo XX, en la década de los 80, cuando florecen los artículos e investigaciones sobre la crisis de la masculinidad en España, en Francia, en EEUU y Latinoamérica, especialmente en Argentina.

En los 90 los medios de comunicación masivos comienzan a hablar del tema: el 28 de Septiembre  The Economist daba la señal de alarma con su apertura de portada:  “The trouble with men”.  Desde entonces hasta hoy, no sólo se han multiplicado los estudios sobre masculinidades;  también se ha desarrollado todo un movimiento social y político que está sacudiendo los cimientos del patriarcado en muchos países. Son los hombres igualitarios, que están reflexionando sobre esta crisis masculina y se han sumado a la lucha por la igualdad, desde el trabajo de calle, y desde la academia.

Una de las causas de esta crisis es que los hombres posmodernos han perdido sus modelos de referencia, según R. Conell (Australia). No les sirven los modelos tradicionales, como el de sus abuelos o padres, porque ellos fueron educados en la cultura patriarcal y por tanto vivieron siendo dependientes de sus mujeres, autoritarios, con dificultad para establecer relaciones íntimas y para expresarse emocionalmente.

Muchos sufren una gran carga de inseguridad sobre cuál es su papel, y tienen miedo a perder importancia o a sacrificar su virilidad. No saben relacionarse con hombres gays y odian a las mujeres feministas, y algunos emplean la violencia, tratando desesperadamente de ejercer su poder sobre su entorno, especialmente sobre las mujeres cercanas. En todo el planeta, los hombres se suicidan más que las mujeres y mueren en actos de imprudencia porque tienen menos herramientas para gestionar sus emociones. No saben cómo hacer frente al miedo, al odio, a la desesperación, a la tristeza; por eso es frecuente que recurran a la violencia, contra sí mismos o contra los demás.

Eduardo Bognino, psiquiatra y miembro de AHIGE y PPina, cree que la presión social sobre los “machos” ha sido devastadora para la salud mental y emocional de muchos millones de hombres. Esto es debido a que la masculinidad tradicional está sometida a constantes pruebas; un hombre ha de estar demostrando continuamente que no es una mujer, que no es un niño, que no es homosexual. Tiene que demostrar que es valiente, agresivo, activo, aunque tenga que poner su vida y la de otros en peligro. Los hombres, para demostrar su virilidad, tienen que ser exitosos en su trabajo; promiscuos, fértiles y potentes en el ámbito de la sexualidad. Crecen y construyen su identidad rechazando todo lo que tenga que ver con la feminidad;  las mujeres son siempre “lo otro”, aquello que uno no es.

En las películas, los videojuegos, los cómics, las series de televisión, se aprecia  una falta de diversidad  en los modelos masculinos; unos son machos alfa en acción, otros donjuanes, y  otros son unos “calzonazos” que no saben dominar a sus mujeres. Gracias a la mitificación de la violencia viril de nuestra cultura, la mayor parte de los hombres quieren ser vencedores, héroes o conquistadores de mujeres. La cantidad de mujeres que pueden seducir es la prueba de su hombría, de ahí que se les eduque para ser promiscuos, y para relacionarse con las mujeres únicamente  desde la necesidad. Por eso el papel de las mujeres ha sido siempre el de satisfacer sus demandas sexuales, y además ejercer de criadas para cubrir sus necesidades afectivas y materiales.

Con la revolución feminista, muchas mujeres dejaron de configurar su vida en torno a la necesidad de ser poseída por un hombre, y se rebelaron contra la doble moral sexual que les obliga a ser fieles y que en cambio premia la promiscuidad masculina. Las mujeres posmodernas reclaman a sus compañeros  mayor implicación sentimental y más comunicación, reparto igualitario de las tareas domésticas, relaciones plenas que no se basen en la evitación o la huida. Las mujeres de hoy ya no quieren cumplir el papel de “freno de mano” del hombre, y muchas se rebelan contra el rol de madre que han de cumplir para que sus maridos se comporten como personas adultas.

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A algunos hombres les cuesta relacionarse igualitariamente con su familia o su pareja porque los entornos “masculinos” (trabajo, deportes, negocios, política) son jerárquicos y competitivos, y  porque con respecto a las mujeres siempre se han situado o bien en un plano superior, o en un plano de dependencia emocional. Además, han sido educados para reprimir sus emociones, y esta falta de expresividad les está pasando factura. Les cuesta abrirse y compartirse, comunicar, mostrar cariño en público a otros hombres, mostrar miedo o debilidad. Porque fueron educados para ser machos heterosexuales, duros, promiscuos, fuertes, inquebrantables; se les mutiló para que no se dejen llevar por la sensibilidad o los sentimientos bajo el lema “los hombres no lloran”.

Por todo esto a los varones les cuesta relacionarse en un plano de igualdad, y por esto las parejas también están en crisis. El modelo de relación basado en la dominación y la sumisión ya no funciona ahora que las mujeres pueden trabajar y no necesitan marido para sobrevivir. La liberación de las mujeres ha logrado que no nos relacionemos ya desde la necesidad de tener un proveedor, sino desde la libertad para compartir la vida con quien una desee.

Mientras las mujeres han ido empoderándose, los hombres sienten que han perdido su función como papel de proveedor principal, cabeza de familia, rey de su casa y amo de sus propiedades, su mujer, sus hijos e hijas. Ya no son necesarios ni para la defensa, ni para el mantenimiento del hogar, ni para la reproducción, como lo demuestra el aumento de familias monoparentales encabezadas por mujeres autónomas, y como lo demuestra el creciente uso de las técnicas de reproducción asistida.

La autoridad del pater familias ya no es sagrada. Ahora todo es negociable y las familias son democráticas: en casa se hablan las cosas y se llega a acuerdos, se reparten tareas, se apoya a quien lo necesita. Las mujeres se las arreglan solas ante los “maridos ausentes” (cada vez existen más jefas de hogares monoparentales en todo el mundo).  Los “padres ausentes” van perdiendo todo su poder porque no están, porque no son, porque son incapaces de comunicarse ni de vincularse emocionalmente con sus hijos/as. Ahora el respeto y el cariño hay que ganárselo, y muchos no saben por dónde empezar.

Y es que a muchos hombres les cuesta comprometerse. Con las mujeres, con los hijos, con las responsabilidades de la vida. Su constante deseo de escapar (de sí mismo, de sus sentimientos, de sus compromisos, de sus problemas, de su paternidad) revela, según algunos expertos en los estudios de las masculinidades,  la inmadurez de algunos para hacer frente a la vida.

Enrique Gil Calvo, sociólogo español, habla con naturalidad, en un proceso de autocrítica, del egoísmo de género, según el cual los varones sumidos en la tradición machista  siguen siendo pequeños tiranos acostumbrados a que sus necesidades y deseos sean atendidas de inmediato. Son muchos los que desean poder disfrutar de la impunidad de la infancia, por eso les gusta sentirse controlados, vigilados y regañados por sus compañeras. La libertad se les antoja insoportable, porque no saben qué hacer con ella. Por eso prefieren pasar de la madre a la esposa sin asumir su adultez, y pretenden que ambas cumplan su papel maternal hasta el fin de sus días.

Los “nuevos” varones, en cambio, apoyan el empoderamiento de sus amigas, de sus amantes, de sus compañeras, de sus madres y hermanas. Educan a sus hijas para que estudien y se desarrollen profesionalmente, para que sean autónomas y se emparejen con quien deseen, sin las presiones sociales de antaño. Felicitan a las mujeres de su entorno el 8 de Marzo, se manifiestan junto a ellas para reivindicar la igualdad; pero aún son muchos los que se sienten culpables porque no son capaces de ceder sus privilegios de clase.

Son los que “ayudan” en las tareas domésticas sin asumirlas como propias. Son los que cortan el césped del jardín pero jamás limpian la mierda de los retretes.  Son aquellos que evaden sus obligaciones poniendo como excusa la ignorancia o la torpeza masculina en asuntos domésticos, como si encargarse de ellos fuese una habilidad exclusivamente femenina que estuviese en la naturaleza de las mujeres desde el principio de los tiempos.

El “nuevo hombre” se enfrenta a una libertad desconocida para configurar su identidad, y eso le angustia, porque ha de inventarse nuevos modos de ser y de relacionarse y no sabe muy bien por dónde tirar. Algunas mujeres se quejan de la indecisión masculina, de la inseguridad que les paraliza, de su falta de madurez. El  varón posmoderno no sabe si las mujeres desean machos posesivos o compañeros de viaje,  y sufre por las contradicciones internas entre el discurso y la práctica, entre el deseo de igualdad y las estructuras machistas que habitan en todos los hombres y mujeres educadas en la tradición patriarcal.

Algunos aceptan el desafío y están explorando caminos desconocidos, rompiendo las barreras que les limitan, liberándose de la opresión que sufren desde que están en la cuna. Estos aventureros están re-pensando la masculinidad hegemónica y la diversidad de las masculinidades, están haciendo autocrítica, están planteándose nuevos retos, y se atreven por fin a construir su propia identidad al margen del machismo y la homofobia de nuestra cultura patriarcal. No es fácil porque todos llevamos incorporados estos esquemas, estos roles, estos estereotipos que nos dicen como es un “verdadero” hombre o como es una “verdadera” mujer. Pero basta con darse cuenta de que hoy la identidad no es un producto acabado, sólido, estable, sino que es más bien un proceso en el que todo cambia.

Muchos se unen para organizarse y forman  grupos de Hombres Igualitarios. Trabajan en varias áreas: activismo, talleres, encuentros, intercambios, terapias grupales e individuales, charlas, capacitaciones, investigación. En estos grupos se juntan varones de todas las edades y clases sociales, de diferentes religiones e ideologías, con un objetivo común: hablar. Hablar de sí mismos, analizar la educación que han recibido, cómo se sienten ahora, y qué pueden aportar ellos a la lucha por la igualdad y los derechos humanos.

Estos grupos de Hombres escriben en webs y blogs, publican libros, comparten información, crean redes de grupos masculinos, se reúnen en congresos internacionales, lanzan campañas a favor de la paternidad, salen a la calle a protestar contra la violencia hacia las mujeres o contra la explotación de esclavas sexuales. Trabajan con hombres maltratadores, realizan talleres de prevención con adolescentes, deconstruyen la masculinidad tradicional opresora, y reivindican otras masculinidades diferentes, otras formas posibles de ser y estar en el mundo.

Los hombres igualitarios desean mejorar sus relaciones con los amigos, sus relaciones sexuales y sentimentales, sus vínculos familiares. Reivindican su derecho a ejercer y disfrutar de la paternidad. Están revolucionando sus relaciones en la cama, en el trabajo, en la familia, y comienzan a sentir que tienen nuevos roles, nuevas metas, nuevas inquietudes. Estos nuevos varones están marcando el camino hacia una cultura más pacífica y amable, de relaciones más igualitarias y afectos más diversos.

El gran reto ahora, creo, es la lucha por la conciliación laboral y familiar. Los hombres quieren disfrutar de la crianza y la educación de los niños y las niñas, de modo que están pidiendo a los gobiernos y las empresas que permitan a los padres disfrutar de los mismos derechos y obligaciones que las madres.

Creo firmemente que es necesario que hombres y mujeres trabajemos unidos, porque lo que beneficia a unas, beneficia también a los demás, y porque tenemos el mismo sueño: una sociedad igualitaria en la que no se discrimine a la gente por sus diferencias, una sociedad sin jerarquías ni luchas de poder, una sociedad pacífica e inclusiva en la que tengamos toda la libertad para configurar nuestras identidades  al margen de las imposiciones sociales, y más allá de las etiquetas.

Fuente:

http://www.lr21.com.uy/comunidad/1055105-la-crisis-de-masculinidad-y-los-%E2%80%9Cnuevos-hombres%E2%80%9D

Fuente imagen:

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Movimientos sociales se preparan ante rumores de una posible detención de Lula

 

Ámerica del Sur/Brasil/Octubre 2016/Noticias/http://www.d24ar.com/
La Central Única de Trabajadores (CUT) y el Movimiento Sin Tierra (MST) reaccionaron ante eventual detención del ex presidente por orden del juez Sergio Moro.

Movimientos sociales y sindicatos deBrasil preparan movilizaciones ante una posible detención del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, procesado en tres causas por corrupción en los dos últimos meses, informó este domingo la prensa local.

 

Los articuladores de la «resistencia» son la Central Única de Trabajadores (CUT) y el Movimiento Sin Tierra (MST) ante los rumores crecientes sobre una eventual detención de Lula por orden del juez Sergio Moro, a quien el ex presidente denunció por abuso de poder ante la comisión de derechos humanos de la ONU.

 

«En caso de prisión, vamos a deflagrar una marcha hasta el juzgado de Curitiba. No permitiremos este clima de hecho consumado», dijo el coordinador nacional del MST Joao Paulo Rodriguez, aliado de Lula, citado por la agencia Folhapress.

 

Un blog dirigido por el abogado Eduardo Guimaraes, cercano a Lula, anticipó que fue tomada la decisión de detener a Lula la próxima semana en el caso Petrobras por supuesta «obstrucción de la justicia» por parte del juez de la ciudad de Curitiba, sur del país.

 

Moro aceptó una denuncia de la fiscalía de la Operación Lava Jato contra Lula sobre posibles ventajas indebidas en torno a un apartamento en el balneario de Guarujá perteneciente a la constructora OAS, uno de los ejes de los sobornos en Petrobras para ganar contratos y financiar la política.

 

El jueves pasado Lula tuvo su tercer procesamiento, luego de que el juez de Brasilia Vallisney de Souza Oliveira aceptó abrirle juicio por posible corrupción en un préstamos del banco de fomento BNDES a la constructora Odebrecht para obras en Angola.

 

El otro procesamiento, también en Brasilia, se basa en la denuncia del ex senador del Partido de los Trabajadores Delcidio Amaral que acusó a Lula de intentar impedir que un director corrupto confeso de Petrobras se convirtiera en un delator del escándalo.

 

Lula fue llevado a declarar por la fuerza el 4 de marzo pasado por orden de Moro, en el marco de un espectacular operativo que incluyó el allanamiento de su vivienda, en Sao Bernardo do Campo, Gran San Pablo, lo que causó un gran revuelo popular.

 

El ex presidente que gobernó entre 2003 y 2010 dijo que en aquella ocasión fue «víctima de un secuestro».

 

La posible detención de Lula fue un tema abordado por la ex presidenta Dilma Rousseff, destituida el 31 de agosto en juicio político, en diálogo con una radio de Porto Alegre: «Un arresto será visto a los ojos del mundo como la continuación del golpe».

 

Según la ex presidenta, destituida por delitos fiscales en la ejecución presupuestaria, el objetivo del gobierno de Michel Temer y sus aliados es impedir una candidatura de Lula en 2018.

Fuente:

http://www.d24ar.com/nota/mundo/385698/movimientos-sociales-se-preparan-ante-rumores-posible-detencion-lula.html

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 https://lh3.googleusercontent.com/SVr8KqJ5CPn0_G1K7XoBucsNoC2xwk8HQgg1lQj8MoKQ5kX1ohRojDRjdwB8rDsaC9kxeA=s85
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Enmendando rumbos los actores del desarrollo ante el poder

América del Sur/Perú/Octubre 2016/Eduardo Toche/http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/

Decía Chantal Mouffe que cuando la política democrática ya no puede ordenar la discusión sobre cómo deberíamos organizar nuestra vida común, cuando evidencia sus límites para asegurar las condiciones necesarias para el funcionamiento del mercado, es cuando las condiciones están dadas para que entren a tallar los demagogos que aspiran articular la frustración popular.

Así, deberíamos tomar nota de que el éxito de los populistas de derecha se debe al hecho de que proveen alguna forma de esperanza a la población, haciendo creer que las cosas pueden ser diferentes. Desde luego, es una esperanza ilusoria, fundada en falacias y mecanismos inaceptables de exclusión, en los que la xenofobia, por lo general, juega un papel central. Pero cuando estos personajes son los únicos que ofrecen una salida, sus argumentos pueden ser seductores .

En esa línea, una de las mayores paradojas actuales reside, de un lado, en que las expectativas democráticas casi no tienen competencia en el mundo pero, de otro lado, los regímenes que las reivindican provocan fuertes cuestionamientos .

son los casos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) , el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) , y otros, así como las encuestas anuales de Latinobarómetro , alertan sobre el desafecto a la democracia existente en algunos países —como Perú—, lo que de manera no tan indirecta, también refiere a la creciente diferenciación política, social y económica entre los países que conforman la región.

Los problemas identificados son, todos ellos, varios y complejos. Por ejemplo, se señala la predominancia de partidos políticos débiles, sistemas judiciales con baja confianza, pobres niveles de interés político por parte de la ciudadanía, permanentes bloqueos entre los poderes Legislativo y Ejecutivo, altos niveles de corrupción, entre otros. Como podrá notarse, lo que se tiene es un listado de cuellos de botella que invita a pensar que el problema no se localiza en el plano estructural, sino en la performance de los agentes y las disfunciones que deberían atacarse para lograr mejores rendimientos.

Lo mismo sería, dicho en otras palabras, que la democracia exige tener claro lo que implica extensamente la categoría de «ciudadanía», para derivar de ello prácticas concretas, con objetivos definidos en términos de adquisición de poder. Es decir, el reconocimiento de derechos no implica el ejercicio de los mismos, y para plasmar esto último debe tenerse en cuenta el entrecruzamiento y la colisión de intereses que se forman dentro de la sociedad, así como entre esta, el Estado y el poder económico. En efecto, ante la desconfianza frente al sistema democrático, debido a la precariedad de sus procedimientos de legitimidad, y la creciente sospecha de un aprovechamiento privado de los recursos públicos, la ciudadanía debe dejar de ser recurso retórico y pasar a ser un factor esencialmente político.

Como señala Rosanvallon , hay dos dimensiones que deben tenerse en cuenta para comprender correctamente el movimiento de las diversas experiencias democráticas: el funcionamiento y los problemas de las instituciones electorales-representativas, por un lado, y la constitución de un universo de la desconfianza, del otro.

En fin, todos estos cambios enfatizaron la necesidad de que activistas, investigadores, diseñadores de políticas, así como las agencias de cooperación para el desarrollo, prestaran atención a los procesos en marcha, para analizar y entender las transformaciones que estaban experimentando las relaciones de poder. La necesidad de un enfoque nuevo se debió, en gran medida, al uso cada vez mayor de categorías, conceptos e instrumentos, para generar capacidades en los actores del desarrollo, que a su vez, empezaron a revelar carencias clamorosas, pues —centradas en los aspectos «técnicos»— no prestaron la atención suficiente a las relaciones dentro y en torno al poder.

Bajo estas consideraciones, entonces, ¿cómo podía formularse la acción, o mejor dicho, qué tipo de investigación podía levantarse, dirigida hacia qué tipo de acción? Como premisa, tenemos que el foco debe localizarse en las intersecciones existentes entre el ejercicio del poder y los procesos ciudadanos que generan gobernanza en los niveles locales, nacionales y globales. En ese sentido, una de las claves radica en cómo se fomenta la voz ciudadana, de manera tal que sea efectivamente influyente. Así, el objetivo no es solamente plantear —«decir»— una posición, sino otorgarle probabilidades hegemónicas, en otras palabras, disputarle la dirección moral, intelectual y política, a los detentadores cuasi-monopólicos del poder.

De esta forma, Gaventa intentará poner en relación dinámica la distribución de poder (espacios), la dimensión del ámbito en que juegan los actores (lugares) y el tipo de poder que ejercen.

Una manera de describir los componentes incorporados sería concibiendo «los espacios» como oportunidades, momentos y canales donde los ciudadanos pueden actuar para potencialmente afectar la política, discursos, decisiones y relaciones que afectansus vidas e intereses.

Como afirma Andrea Cornwall14, los espacios para la participación no son neutrales, sino que están configurados por relaciones de poder, que los rodean y penetran. Para el efecto, Cornwall se apoya en los argumentos de Lefebvre, Foucault y Bourdieu, entre otros, quienes comparten la idea de que el poder y el espacio están profundamente ligados.

Entonces, a modo de conclusión, puede afirmarse que las múltiples formas de poder plantean serios desafíos para los actores de la sociedad civil, que tratan de cambiar las relaciones que entablan habitualmente. Algunos grupos pueden desafiar las formas visibles de poder en arenas públicas, en la investigación y trabajando para incidir e influir en los agentes estatales y públicos. Otros pueden enfocarse en la movilización y estrategias de acción colectivas, desafiando las barreras que previenen el ingreso de ciertos actores en los ámbitos públicos.

Otros pueden enfocarse más en el cambio de las formas invisibles, interiorizadas de poder, generando conciencia crítica y campañas que construyen conocimiento alternativo. Sin embargo, a menudo estas son diferentes estrategias que implican organizaciones e intervenciones diferentes, para cambiar los sentidos del poder. La transformación tiene mejores probabilidades cuando los movimientos, o actores sociales, son capaces de trabajar simultáneamente las dimensiones mencionadas.

Sin embargo, no encontramos una acción más integral. El asunto no es generar solamente conciencia crítica, conocimiento alternativo, cambiar normas o controlar autoridades. Es todo eso, en simultáneo y coordinado. Esto último es seguramente el meollo de la propuesta de Gaventa y su cubo. Vistas de esa manera las cosas, el cubo del poder no es una fórmula sino un instrumento, como el mismo Gaventa advierte, para poder actuar políticamente.

En esa fórmula de Butler está contenida la elaboración política de la categoría de no-ciudadano, una manera de calificar a los sin-Estado, a los privados de las garantías para el ejercicio de sus derechos. Ahora bien, se pregunta Butler, ¿puede hablar un sujeto de estas características? El habla —la voz— instituye nuevas posibilidades para la vida social y política, y, como podría deducirse de evidencias tan obvias como las encuestas referidas al inicio del presente artículo, los Estados nacionales no pueden reclamar legitimidad si expulsan —excluyen— importantes contingentes de personas fuera de sus límites. Sin embargo, la paradoja democrática reside precisamente en que sin esta operación perdería sus fundamentos17.

Fuente:http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Peru/desco/20100313082146/01_Toche.pdf

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/OJQAAzRCQ3a4R-t88AeJdCzKHWTUp8MNjpnShq0NDkmOX7kJJLgfvFRDo-ZkxNDy5kZTHA=s125

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Argentina: más de dos mil periodistas argentinos despedidos en 2016

Ese sector vive momentos difíciles pues han sido víctimas de recortes indiscriminados empresariales, y sin el respaldo del gobierno.

Más de dos mil periodistas y comunicadores sociales de Argentina han sido despedidos en lo que va de este 2016.

Los sindicatos del sector denuncian la actitud pasiva del presidente Mauricio Macri ante los despidos de trabajadores de la comunicación en varios medios que perdieron el financiamiento de los empresarios.

Radio América es un ejemplo, desde hace 10 meses trabajan de forma autogestiva tras el vaciamiento del multimedio y la fuga de sus dueños. Sus periodistas no perciben ningún tipo de remuneración pero señalan al Gobierno como responsable del conflicto.

La delegada sindical de Radio América, Daniela Gisbert, señaló en entrevista para teleSUR que el gobierno de Macri les sugirió declararse en quiebra ante su solicitud de subsidio para mantener la estabilidad laboral de los trabajadores.

La estabilidad laboral en Argentina tambalea cada día a tal punto que ha sido calificada como la peor en los últimos 10 años de historia de esa nación gobernada por Mauricio Macri.

La pérdida de empleos, así como el aumento de suspensiones y el deterioro del salario real, son las tres combinaciones que el Observatorio del Derecho Social (ODS) considera difícil de enfrentar en momentos en que el país atraviesa la peor crisis

Fuente:

laboral.http://www.telesurtv.net/news/Mas-de-dos-mil-periodistas-argentinos-despedidos-en-2016-20161016-0028.html

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/tTnJkfPIT3qSxaDkBXbcXME6Kp4WUiQ0zH3BtqPCaDJ8C6UMuUWtbcBEsqMiqMhSnsHocg=s129

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Viajes al silencio : exploraciones discurso al barroco

América del Sur/Uruguay/Octubre 2016/Mabel Moraaña/http://www.cervantesvirtual.com/

Los ensayos que componen este volumen no constituyen una indagación puramente hermenéutica ni meramente historiográfica en los intrincados discursos que integran el corpus más o menos definido de la literatura barroca hispanoamericana. En ambas direcciones la crítica ha avanzado considerablemente en las últimas décadas, en las que se ha asistido a una recuperación notoria de la cultura virreinal en su totalidad, y en particular de los textos que exponen con mayor evidencia la presencia de paradigmas y modelos metropolitanos en las formaciones sociales de ultramar.

La investigación ha sido especialmente fructífera en la recuperación de textos, autores y formas discursivas que no integraban hasta ahora el repertorio monumentalizado de las letras coloniales, particularmente en el siglo XVII, marcado por la consolidación institucional del Imperio en América y por la diseminación del aparato estéticoideológico de la Contrarreforma en las colonias españolas.

La exploración de archivos ha entregado un inmenso conjunto de manifestaciones culturales y prácticas escriturarias a la consideración académica, y ha dado a conocer una enorme cantidad de aspectos hasta ahora ocultos y hasta insospechados de la dinámica cultural de ese periodo crucial de la historia americana. Por otro lado, la relectura de textos a partir de teorías postestructuralistas ha echado nueva luz sobre autores y obras que se proyectan ahora, con un nuevo impulso, sobre la problemática latinoamericana en su totalidad y, particularmente, sobre muchos debates y replanteos de especial relevancia en nuestro fin de siglo.

Pero quizá el logro más notorio en los estudios coloniales ha sido el cambio de perspectiva crítico-ideológica a partir del cual se ha venido  —12→   enfocando el análisis de los textos y la cultura americana en el periodo colonial. Las manifestaciones culturales de la Colonia han logrado vencer la visión eurocéntrica que se concentró durante tanto tiempo en la verificación de los mecanismos transculturadores que señalaban los grados y niveles de reproducción de discursos hegemónicos en América.

En muchos casos tales análisis coincidían en la valoración explícita o implícita de la cultura colonial como versión degradada de los paradigmas del dominador, a los que el dominado sólo podía acceder a partir de un proceso de asimilación o mimesis, condicionado fuertemente por sus desventajosas condiciones de producción cultural. Al mundo colonial se concedía, desde esta perspectiva, apenas el dudoso privilegio de haber constituido un espacio supuestamente virginal, en el que los poderes europeos habrían logrado inscribir, en un largo y violento proceso de aculturación y conquista intelectual, la verdad revelada, la lengua imperial y los principios epistemológicos prestigiados por la tradición occidental, reproducidos en las colonias gracias a la superioridad militar y económica de los centros europeos.

En La ciudad letrada, que tanto ha contribuido a potenciar la comprensión de las condiciones de producción cultural en América desde la Colonia a nuestros días, Ángel Rama retoma cautamente aquellos postulados al proponer que el mundo colonial fue el vasto espacio de experimentación y aplicación sistemática del «saber barroco», donde los rígidos principios racionalizadores e interpretativos del Imperio se oponen a la imaginación y al particularismo del Nuevo Mundo.

De la dialéctica que se plantea entre ambas concepciones del mundo surgirán en América praxis diferenciadas de interpretación y representación cultural, elaboradas a partir de una subjetividad colectiva que va definiendo sobre la marcha nuevas agendas, a veces mimetizadas, a veces antagónicas, con respecto al Poder. Serán justamente la imaginación y el particularismo americanos los factores que constituirán, por su misma especificidad, el desafío más importante a los modelos europeos, ya que a partir de aquéllos se realiza la impugnación sistemática de los universales en que se apoya la conquista   —13→   espiritual del Nuevo Mundo y su colonización ideológica, proponiendo en su lugar un saber «otro», subalterno pero cargado de un valor crecientemente alternativo y fundacional.

La violencia del signo sobre la empírea, de la letra sobre la oralidad, del centralismo logocéntrico institucionalizado y autolegitimado sobre la profusión cultural multiétnica y multicultural del mundo sometido por la Conquista no se inaugura, sin embargo, con la constitución de la ciudad letrada como espacio simbólico de aplicación y reproducción de paradigmas metropolitanos. Pero sí se consolida y monumentaliza desde la base urbana, diseminando las claves y mensajes del Poder dominante en todos los estratos de la sociedad colonial.

Sin embargo, no debe dejarse de lado que la ciudad articula y centraliza una totalidad mayor que se extiende más allá de las murallas que delimitan hacia afuera un territorio que se mantiene irreductible a la homogeneización -periferia del margen, si se quiere, o centro de su propio sistema- el cual sostiene como principios de supervivencia la resistencia y la «otredad» productiva.

A su vez, hacia adentro del perímetro amurallado, la ciudad es también heterogénea y conflictiva, aunque en ella los principios de orden pudieran aplicarse con mayor eficacia y rigurosidad que en las extensiones insumisas que la rodeaban. Espacio atrincherado, defendido hacia afuera y hacia adentro, el centro urbanizado es entonces el espacio en el que se dirime la ilusión de un universalismo utópico puesto constantemente a prueba por la materialidad irreducta de un mundo «otro» que pugna por definir su propio imaginario.

En efecto, si la ciudad virreinal opera como enclave y frontera, definiendo material y simbólicamente los parámetros desde los que se gestionaría la entrada de América en la modernidad eurocentrista, en su interior se dirimen también no sólo luchas por el poder político y cultural sino también por el predominio interpretativo y representacional. Las batallas discursivas, el entrelazamiento de visiones y versiones que registran la actuación y proyectos de diversos sectores de la sociedad de la época, así como las estrategias a través de las cuales los actores del periodo colonial definen e implementan sus agendas en el contexto de la dominación imperial,   —14→   revelan tanto la fuerza del aparato hegemónico sobre las formaciones sociales americanas como la tremenda dinámica que éstas despliegan para consolidar su identidad e ir definiendo un sujeto social multifacético y progresivamente diferenciado de los modelos metropolitanos.

Los estudios de las regulaciones que regían la vida monacal, los análisis de la discursividad forense y las prácticas inquisitoriales, la revaloración de las formas y grados de supervivencia de culturas prehispánicas en el seno de la dominación imperial, la valoración del alcance y función de la oralidad y de las modalidades que asume la cultura popular en el periodo colonial, así como la reconstrucción de tantos otros aspectos vinculados a la cotidianidad americana, principalmente en los grandes conglomerados urbanos que componían la sociedad criolla, permiten hoy una visión mucho más completa de las etapas prenacionales, pero asimismo una mayor conciencia de la conflictividad en que se debatieron los actores sociales y los productores culturales en el escenario de la ciudad barroca.

La cultura barroca es entonces, en ese sentido, mucho más que el modelo que reproduce en ultramar, en versiones subalternas, los principios de orden y los mecanismos de celebración del Estado imperial. Debe ser vista, a mi entender, como un paradigma dinámico y mutante, permeable no sólo a los influjos que incorpora la materialidad americana sino vulnerable también a los efectos de las prácticas de apropiación y producción cultural del letrado criollo, que redefine el alcance y funcionalidad de los modelos recibidos de acuerdo con sus propias urgencias y conflictos.

Lo que en otra parte he llamado «la cuestión del Barroco» presenta así problemas específicos para la interpretación de dicho periodo. Tanto en su formulación colonial como en las apropiaciones posteriores de la estética barroca aflora principalmente el problema de su funcionalidad ideológica, fundamentalmente en lo que tiene que ver con la consolidación y ascenso de la sociedad criolla y con la consecuente formulación de una discursividad que legitimara la hegemonía de ese nuevo sector en el proceso que se abre a la modernidad.

En esta dirección, el papel del letrado es crucial para la comprensión no sólo del protagonismo que asume el productor cultural en   —15→   el periodo de estabilización virreinal, sino de los discursos y estrategias que éste va elaborando en el proceso de registrar, interpretar y representar simbólicamente la materialidad de la Colonia. Sus discursos emergen como negociación ideológica entre las tradiciones recibidas -tanto la dominante como las sometidas por la conquista- y las pulsiones que irán modificándola. Su acción cultural es, principalmente, una praxis de gestión en la que se define como agente transculturador para quien la identidad se descubre y elabora desde la alteridad en un juego de espejos con frecuencia deformantes, de mímica, celebraciones y rechazos, festividad y tragedia, que transforma los actores sociales en sujetos, las prácticas letradas en praxis culturales cuya teleología va explicitándose paulatinamente.

La inserción del letrado en la dinámica político-social de la Colonia está marcada por una dualidad irreductible. Es el brazo ideológico del Poder y al mismo tiempo su combatiente más tenaz y beligerante. Apoyado en la legitimidad que le confiere la metrópolis ocupa, sin embargo, la periferia asediada del sujeto colonial, ejerciendo su marginalidad a veces como una condena inevitable a la subalternidad y el retardo cultural con respecto a los centros europeos, a veces como un privilegio epistemológico fundado justamente en la excentricidad y el particularismo que corresponde a su condición de sujeto emergente, que va descubriendo progresivamente su papel en la historia.

La práctica letrada no se libera nunca de los beneficios ni los requerimientos de esa posicionalidad bifronte, contradictoria y productiva. Habitar ese espacio intermedio entre hegemonía y subalternidad implica justamente poner a prueba el límite de manera constante, ocupar la frontera y hacer de ella, progresivamente, un centro «otro», construir una territorialidad y una subjetividad inéditas, un espacio de deseo, un «lugar del saber» capaz de ir imponiendo sus propias condiciones para el diálogo, desde los resquicios de la ortodoxia y las fisuras delestablishment.

Los estudios que componen este libro intentan penetrar esa etapa crucial del desarrollo cultural de Hispanoamérica en el momento en que comienza a consolidarse en el sector criollo y, principalmente, en el grupo letrado, una conciencia de la diferencia y del papel histórico   —16→   que toca al productor cultural hispanoamericano en la definición de proyectos propios, que aunque enraízan en la matriz europea y en las fuentes prehispánicas de múltiples maneras, comenzarán a definirse con un perfil distinto, inédito en el mundo occidental.

El asedio a los textos y problemáticas de este momento fundamental del desarrollo hispanoamericano no puede realizarse, sin embargo, sólo como un relevamiento directo de las fuentes primarias, ofreciendo al estudioso de hoy una lectura posible y verosímil de los discursos y prácticas culturales del periodo. La penetración discursiva debe ejecutarse más bien, en muchos casos, como la exploración oblicua de un imaginario cifrado, en el que la palabra es a la vez encubrimiento y revelación, búsqueda y hallazgo, símbolo y signo de proyectos que van saliendo a luz para deslumbrar en primer lugar a aquellos que van entresacándolos de la red de propuestas e imposiciones que les llegan a través del aparato represivo y seductor del dominador.

Como Deleuze descubriera en su interpretación del principio barroco, éste no se desarrolla como línea o plano sino como doblez o pliegue que en un mismo movimiento expone y encubre, permanece y se transforma de manera incesante. La palabra barroca se despliega y repliega en mensaje y silencio, celebración e impugnación, identidad y alteridad. Es esta doble faz la que posibilita justamente la duración, la fuerza y energía productiva del principio barroco, y su consecuente proyección a lo largo de todo el desarrollo histórico de la cultura americana.

De acuerdo a estos principios, Viaje al silencio se propone como una exploración de relatos que adquieren significación como parte de un discurso mayor que los engloba y los potencia en su particularidad. De acuerdo a este propósito el volumen incluye, junto al análisis de textos o problemáticas puntuales, estudios teórico-historiográficos que intentan sentar ciertas bases para la interpretación más general del Barroco hispanoamericano y de la función específica que cumple el letrado en la producción cultural del periodo.

El primer apartado del libro, «Hacia una caracterización del Barroco de Indias» se concentra en la articulación entre Barroco y conciencia criolla, intentando introducir a través de la misma el tema de la diferencia americana tal como ésta fue percibida y elaborada   —17→   en el siglo XVII, cuando se consolida en América la implantación del modelo estético-ideológico de la Contrarreforma. El primer estudio se concentra justamente en el proceso de adopción/adaptación de paradigmas metropolitanos y en las estrategias que se elaboran para canalizar, a través de las pautas recibidas, un mensaje específicamente americano, que presentara la conflictividad colonial a partir de una retórica legitimada por el poder imperial. El ensayo plantea el problema fundamental de la (auto)representación del subalterno en contextos coloniales y las ambivalentes relaciones que éste establece con los principios de autoridad política y discursiva que regulan su producción. El segundo trabajo, por su parte, concentrado más en aspectos historiográficos, propone ciertas bases para una revisión de «la cuestión del Barroco» desde una perspectiva americanista, con énfasis en aspectos ideológicos.

«Estrategias discursivas y emergencia de la identidad criolla» enfoca básicamente la figura central de sor Juana Inés de la Cruz, cuya amplísima obra continúa seduciendo a la crítica y al público en general por los múltiples niveles de lectura y las innumerables derivaciones que tuvo el pensamiento de la monja tanto en el momento en que le tocó vivir como en etapas posteriores del desarrollo cultural hispanoamericano.

El principal objetivo de los estudios dedicados a la Décima Musa es el de iluminar aspectos poco trabajados de su obra: las tácticas oblicuas de formulación discursiva utilizadas en sus cartas, la relación entre espacio privado y espacio público, la relación con su confesor, la apelación y representación del otro, y sus posiciones frente a América en tanto territorio sometido a un poder al que ella misma impugna y representa, en un movimiento dual que es propio de la posicionalidad letrada en el periodo.

Tanto en estos estudios como en el dedicado al tema del silencio, importa sobre todo relevar la existencia del texto como encubrimiento y representación, es decir la calidad (auto)censurada de un discurso colonial elaborado como exploración de una identidad en proceso, que apela a los recursos de la erudición, la ironía, la reticencia y la formulación simbólica para poder penetrar en la panóptica sociedad virreinal.

  —18→  

Es central, para una interpretación de la obra de sor Juana el entrecruzamiento de cuestiones culturales, ideológicas y genéricas. Toda la apropiación del bagaje de erudición profana y religiosa está en la monja vinculada a su condición de mujer, que define el lugar desde el que se percibe la sociedad de la época y desde el que se produce un discurso de impugnación a diversos aspectos del mundo novohispano y de búsqueda de una definición identitaria, tanto individual como colectiva, dentro de la compleja red de castas, razas, lenguas, que componen su universo social.

En efecto, a la subalternidad institucional que le corresponde dentro de la estratificación eclesiástica se agregan la marginalidad que se le asigna como mujer y como intelectual interesada en una universalidad cultural que sobrepasa los límites de la escolástica y la hermenéutica religiosa. Desde todos estos ángulos la monja produce un discurso cautivo, encerrado dentro de los límites materiales del espacio conventural, y de parámetros textuales e ideológicos demarcados por la regulación política y doctrinaria de la España imperial. Entre Estado e Iglesia, su praxis cultural es un constante desafío de esas fronteras y una pugna por abrir el espacio simbólico para que éste pueda llegar a abarcar los reclamos de la emergente subjetividad criolla, que pugna por consolidar las bases para su hegemonía americana.

De ahí que el discurso sorjuaniano sea esencialmente interpelativo, tanto en su inserción en la «alta cultura», a través del diálogo que establece con el canon profano y religioso, como en sus aportes a géneros «menores», circunstanciales o «efímeros» tales como el villancico, la poesía cortesana, el género epistolar o las composiciones celebratorias para arcos y otras ocasiones festivas.

De un modo u otro, en todos estos niveles de escritura se filtra la dimensión autobiográfica donde sor Juana construye el yo como una estrategia multifacética que configura al otro -el receptor, el subalterno colonial perteneciente a razas oprimidas, el peninsular- en el cruce de los principios de autoridad, autoría y autorización discursiva.

Junto a los textos dedicados a la obra de la monja mexicana, el que se centra en Infortunios de Alonso Ramírez abunda a su vez en ese mismo proyecto de proponerla dimensión biográfica como versión   —19→   de una historia posible, individual y colectiva, que permite iluminar la periferia colonial como espacio insumiso e irreducto frente a la autoridad que emana de los centros de poder. Como en sor Juana, en Carlos de Sigüenza y Góngora asoma la emergente conciencia criolla como espacio estructurante, productor y proyector de significados.

El texto menos conocido de Mogrovejo de la Cerda complementa, en el Perú virreinal, el tema de una América entrevista como espacio simbólico que desafía la racionalidad eurocéntrica con recursos que subvierten el proyecto unificador y homogeneizante de la metrópolis. Al igual que en el relato de Sigüenza y Góngora, La endiablada presenta aspectos de la sociedad colonial que no se someten a la lógica civilizadora ni a los modelos de orden social en los que se basa la utopía americana. El diálogo entre los diablos, sobre el que se articula la narración de Mogrovejo de la Cerda, introduce satíricamente la materialidad de la Colonia apuntando a la configuración de un sujeto social marcado por la alteridad, que se aparta de cánones y regulaciones por los múltiples caminos de una cotidianidad incontrolable.

El discurso barroco se multiplica, entonces, en América, en infinitas fórmulas y recursos que violentan el canon sin apartarse definitivamente de él. En pliegues y repliegues, los discursos mayores son sometidos a las pruebas de fuego de una realidad imaginativa y particularista, que basa su identidad en la diferencia, su hegemonía en una subalternidad que va siendo asumida como marca social y cultural que se proyecta hacia un espacio histórico distinto al vislumbrado desde la posición del dominador.

El último apartado del volumen, «Retórica, pensamiento crítico e institucionalización cultural» se abre a aspectos crítico-teóricos más englobantes, aunque afincados aún en textos específicos. El estudio del género apologético señala los modelos a partir de los cuales el Barroco americano filtra mensajes específicos a la posicionalidad colonial echando mano a recursos retóricos ya formalizados, los cuales son redimensionados de acuerdo a la naturaleza y a las necesidades expresivas del emisor criollo. Sor Juana, Espinosa Medrano, Bernardo de Balbuena, son sólo algunos de los ejemplos en los que se combina el discurso de la defensa con el del panegírico, en la proposición   —20→   del sujeto colonial como interlocutor e interpelador de la metrópolis.

En el análisis de la formación del pensamiento crítico-literario en la Colonia se enfoca el surgimiento de la reflexión criolla acerca de la producción americana, abriendo la problemática historiográfica en tanto formalización de una genealogía diferenciada de los procesos culturales europeos. La pregunta acerca de los supuestos epistemológicos que rigen la reflexión que el sujeto americano realiza acerca de su propia praxis cultural implica una interrogación acerca de la noción misma de historia y de cultura que el letrado criollo comienza a manejar para ordenar su trayectoria y evaluar los productos de su trabajo intelectual. Los valores estéticos que guían el gusto del sector letrado tienen una articulación estrecha con el tema de la conciencia y la identidad colonial. Sus estrategias interpretativas, sus métodos ordenadores, sus objetivos de institucionalización cultural, son parte de un proyecto mayor que se va delineando y concretando progresivamente en las etapas protonacionales. Enmarcado en el contexto cultural e ideológico del Barroco, tal proyecto supera los límites históricos de la llamada etapa de estabilización virreinal y se extiende hacia los albores de la emancipación, integrando el pensamiento ilustrado que introduce los principios de la modernidad en la matriz híbrida de la sociedad criolla.

El Discurso en loor de la poesía, el Triunfo Parthénico, el Apologético en favor de don Luis de Góngora, las Memorias histórico-filosóficas, de Llano Zapata; la Bibliotheca Mexicana, de Eguiara y Eguren; la Bibliotheca hispano-americana septentrional, de Beristáin de Souza; elNuevo Luciano, de Santa Cruz y Espejo son más que proyectos de relevamiento y catalogación, verdaderas construcciones histórico-literarias que se interrogan sobre el lugar de América, su articulación a la tradición occidental y sus aportes específicos al pensamiento universal. Pero sobre todo son testimonios claros de una indagación identitaria que el letrado criollo, al concebirse como sujeto de su propia historia, emprende como forma de redefinir el origen y el futuro de las sociedades americanas.

Finalmente, «Fundación del canon: hacia una poética de la historia en la Hispanoamérica colonial» explora la apropiación creativa   —21→  que realiza el letrado americano de las poéticas europeas en el proceso de formalización de un orden simbólico propio y diferenciado. Se estudia aquí la práctica letrada como derivación del paradigma eclesiástico. El letrado, en efecto, emprende su conquista del imaginario americano partiendo de los gestos conversores y mesiánicos que caracterizaran al misionero en tierra de indios. Las prácticas escriturarias de los historiógrafos de la Colonia no solamente tienen un indudable valor fundacional en tanto producción cultural americana, sino también redefinen, en su propio desenvolvimiento, la función del letrado. A través de su obra, la empiria escrituraria se transforma en corpus y canon. La historiografía es pedagogía, prédica, sermón, antes de ser historia, porque comienza por reivindicar la memoria cultural y afirmar la legitimidad de la inscripción de América dentro de la temporalidad occidental.

El proyecto historiográfico se define así como un contradiscurso que desmantela los principios del dogma redefiniendo los conceptos de jerarquía y autoridad cultural. La sociedad criolla se abre así, progresivamente, a culturas no hispánicas, a contenidos antes condenados como paganos y plebeyos, a productores culturales de distinto género, raza y lengua.

De esta manera, Viaje al silencio intenta entregar una visión al mismo tiempo puntual y englobante del discurso barroco sin detenerse necesariamente en los límites temporales que puedan arbitrariamente asignarse al estudio de temas y problemas que surgiendo de aquella matriz cultural se desarrollan históricamente en etapas posteriores de la historia americana.

El objetivo común de estos ensayos es explorar las estrategias de apropiación y producción discursiva, y el papel del productor cultural en la Colonia, fundamentalmente en el siglo XVII, con la esperanza de que a partir de este «origen» pueda llegar a potenciarse, a nueva luz, la lectura de los relatos a partir de los cuales se constituye el sujeto social hispanoamericano.

No sólo se define, en el proceso de esta constitución, aquel que tiene el privilegio de la voz y la letra, sino también, principalmente, aquel que calla, por no caber en las voces, como sor Juana señala, lo mucho que hay que decir. Pero tal vez la función de la crítica no sea   —22→   otra, según indica Macherey, que la de crear métodos para medir silencios, tratando de emprender con el lector un viaje por los pliegues del texto y de la historia para buscar en ellos lo que el silencio calla. Si este libro sirviera para iluminar, aún en mínima parte, los pliegues y repliegues de la mentalidad y la praxis colonialista, las perversiones, virtudes y paradojas de la letra, la épica de la resistencia cultural americana y los relatos que se esconden en las entrelíneas de las voces más audibles, los estudios que lo componen habrían cumplido su objetivo.

Deseo agradecer especialmente a quienes impulsaron mi trabajo, no sólo con enseñanzas fundamentales sino con su porfiada fe, su amistad y el ejemplo de su propia labor. Principalmente, entonces, todo mi reconocimiento para Antonio Cornejo Polar, Nelson Osorio, Georgina Sabat-Rivers, Raquel Chang-Rodríguez, Márie-Cécile Benassy-Berling, que junto a tantos otros ayudaron a moldear mi trabajo.

En México debo, además, especial gratitud a la erudición y calidez de Elías Trabulse, Margo Glantz, José Pascual Buxó y María Dolores Bravo, quienes me invitaron en tantas ocasiones a compartir con ellos el entusiasmo por un campo de investigación que ellos han prestigiado, a lo largo de los años, con sus fundamentales aportes.

En la Universidad de Pittsburgh debo agradecer fundamentalmente a los colegas y estudiantes que apoyaron y apoyan mi trabajo, y particularmente a quienes colaboraron en la preparación de este manuscrito.

Asimismo, destaco que la publicación de este libro ha sido posible gracias a las contribuciones de la Coordinación General de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y el «Richard D. and Mary Jane Edwards Endowed Publication Fund» de la Universidad de Pittsburgh, a quienes agradezco el apoyo prestado.

Fuente:

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/viaje-al-silencio-exploraciones-del-discurso-barroco–0/html/e5b96feb-bf21-4bd2-be1c-9389af0cb0ba_52.html#I_0_

Fuente Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/rM8ezK4pz3Cid_QzELyO1dYw-9_f0zad-6N8zhLlQwZEQwAVVcuTCanXodN-i1HExhgP=s85

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