Prestigious Tokyo school sets example with new admissions policy for 2020
Women’s universities across Japan are gradually opening their doors to transgender students, reversing long-held policies of accepting only female applicants.
Ochanomizu University broke new ground on Tuesday, when it announced it would start enrolling transgender students in the year that begins in April 2020. Kimiko Murofushi, the university’s president, told reporters this is a «natural» decision in a diverse society.
Murofushi said the Tokyo school will revise its application qualifications to include «people who identify themselves as female,» in addition to «people who are listed as women on their family registers.» As recently as 2016 and 2017, the university had responded to inquiries about transgender admittance by saying it would accept only the latter.
Nevertheless, the school began to seriously consider changing the policy, as prestigious women’s universities in other countries have been doing so one after another. Now, Ochanomizu University’s move is expected to encourage other women’s colleges in Japan to accept students who were assigned the male gender at birth but identify as female.
Some universities are already headed in the same direction.
Ochanomizu University President Kimiko Murofushi, center, explains the decision to reporters in Tokyo on July 10. (Photo by Konosuke Urata)
In 2015, a transgender child expressed a desire to attend a junior high school affiliated with Japan Women’s University. Upon consideration, the university decided it was «too early to accept» the child. Yet, prompted by the case, the university set up a committee last year to consider admitting transgender students.
Tsuda University also set up a committee for the same purpose in 2017. Nara Women’s University is weighing the matter as well.
A panel of experts under the Science Council of Japan’s law committee pointed out last year that denying transgender students admission to girls’ schools and women’s universities constitutes «an encroachment on their rights to learn.» The panel includes representatives from women’s colleges.
Ochanomizu University said it will ask transgender students wishing to take the entrance exam to explain their identity in advance. The university will then check whether they meet the application requirements. The school plans to establish a new committee to work out the details of the system before formally changing the policy.
Itsuki Dohi, a 56-year-old transgender woman who teaches at a Kyoto Prefecture-run high school, has held meetings with transgender youths. She said Ochanomizu’s move is «significant because [transgender] students will also have their existence recognized.»
Of the students who attend the meetings, Dohi said: «I want to tell them that there will be no problem if transgender people enter universities.»
Source of the article: https://asia.nikkei.com/Life-Arts/Life/Transgender-students-in-Japan-break-barriers-to-women-s-colleges
Los robots enseñarán inglés en 500 escuelas a partir de abril de 2019, anunció el gobierno japonés que de esta manera intenta estimular el estudio de idiomas en un país poco inclinado a las lenguas extranjeras.
«Existen robots que disponen de varias funciones, por ejemplo verificar la pronunciación de cada estudiante», expresó un portavoz del ministerio de educación japonés.
El proyecto representa una inversión de unos 200.000 dólares, indicó el portavoz.
«Están previstas otras medidas», como la utilización de tabletas o cursos en línea con profesores reales y de lengua materna inglesa.
La utilización de robots, método que no convence a todos, se debe a las dificultades para conseguir profesores de inglés competentes y la falta de presupuesto para reclutar asistentes dedicados a esa materia.
Japón decidió recientemente que el inglés sea una materia obligatoria a partir de los diez años.
Chile / 19 de agosto de 2018 / Autor: Camila Londoño / Fuente: Elige Educar
¿Qué hace que los estudiantes japoneses aprendan de una manera diferente? ¿Por qué sus resultados académicos siempre son sobresalientes? Aquí te contamos por qué.
Calidad, no cantidad: esta es quizás una de las principales características del sistema educativo japonés. Aunque tiene un enfoque bastante tradicional, el sistema, del cual se enorgullecen todos los japoneses, ha permitido sobresalir a niños y niñas. De hecho, numerosos estudios han comparado que los estudiantes de esta nación, son quienes lideran en alfabetización y en habilidades matemáticas. ¿Cómo lo han logrado?
1. Matemática
La clase comienza con saludos al profesor, quien más adelante pregunta a los estudiantes si saben cómo resolver un problema que previamente había puesto en la pizarra. El primer estudiante que termina el problema, levanta la mano. El profesor se acerca, echa un vistazo al problema y rodea al estudiante para indicar que es correcto. El alumno se levanta y se aleja de su asiento. Otra mano se levanta, pero, esta vez, el primer alumno asume el papel de profesor. Los japoneses dicen que si enseñas lo que aprendes, recordarás aproximadamente el 90%.
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2. Lenguaje
Los padres japoneses saben lo difícil que puede ser ayudar a sus hijos a aprender caracteres para usarlos en la comunicación oral y escrita. Sin embargo, debido al enfoque de alta calidad de la enseñanza, cuando salen de la escuela primaria, los niños japoneses conocen 1.006 caracteres kanji. A la edad de 15 años, cuando finalizan su educación obligatoria, sabrán 1.130 adicionales. Además de los kanji, los japoneses tienen dos conjuntos de escrituras fonéticas, hiragana y katakana. Cada conjunto tiene 46 caracteres que se comportan como sílabas (generalmente incluyen una consonante y una vocal, como “ka”). Combinado con puntos específicos utilizados para marcar los cambios de los sonidos originales, estos son suficientes para expresar todos los sonidos del japonés moderno. La escritura hiragana se usa con kanji para escribir palabras japonesas comunes. Katakana se usa para escribir palabras introducidas de otros idiomas, nombres de personas y lugares extranjeros, sonidos y llantos de animales.
3. Las clases
Las asignaturas que estudian incluyen japonés, matemática, ciencias, estudios sociales, música, artesanía, educación física y economía doméstica (para aprender habilidades simples de cocina y costura). Un número creciente de escuelas primarias también han comenzado a enseñar inglés. Los estudiantes también aprenden artes japonesas tradicionales como shodo (caligrafía) y haiku. Shodo implica mojar un pincel con tinta y usarlo para escribir kanji (caracteres que se utilizan en varios países de Asia oriental y tienen sus propios significados) y kana (caracteres fonéticos derivados de kanji) en un estilo artístico. Haiku, por otro lado, es una forma de poesía desarrollada en Japón hace unos 400 años que tiene 17 sílabas en forma de verso, que consta de tres unidades métricas de cinco, siete y cinco sílabas. Utiliza expresiones simples para transmitir emociones profundas a los lectores.
4. El almuerzo
En las escuelas públicas primarias y secundarias, el almuerzo escolar (kyuushoku) se ofrece en un menú estandarizado y se come en el aula. De esta manera, los alumnos y los profesores logran forjar mejores relaciones mientras comen juntos.
5. Asistencia
Los estudiantes no se saltan las clases, ni llegan tarde a la escuela. Además alrededor del 91% de los niños en Japón expresa que nunca o sólo en algunas clases, ignoran lo que el profesor explicaba.
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6. Pertenencia
Los estudiantes en Japón tienen un fuerte sentido de pertenencia en la escuela, no se sienten ajenos. El 85% de ellos se sienten felices en la escuela.
7. Talleres
Un alto porcentaje de estudiantes japoneses asisten a talleres después de la escuela donde pueden aprender más cosas.
8. Educación inicial
La educación inicial es de suma importancia en Japón. El 99% de los niños japoneses asiste a la educación inicial.
9. Modales
En las escuelas japonesas, los estudiantes no rinden exámenes hasta 4º básico. Sólo hacen pequeñas pruebas. La meta durante los primeros tres años de colegio no es juzgar el conocimiento o el aprendizaje, sino establecer buenos modales y desarrollar el carácter. Por eso, a los niños se les enseña a respetar a otras personas y a ser gentiles con los animales y la naturaleza.
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10. El inicio de año y las vacaciones
El primer día de colegio ocurren el 1 de abril, fecha que suele coincidir con el florecimiento de los cerezos. El año académico se divide en tres semestres: del 1 de abril al 20 de julio, del 1 de septiembre al 26 de diciembre y del 7 de enero al 25 de marzo. Los estudiantes japoneses tienen seis semanas de vacaciones durante el verano, y tienen dos en invierno y primavera.
11. Limpieza
En los colegios japoneses, los estudiantes deben limpiar los salones de clases, cafeterías, e incluso los baños. Cuando limpian, los estudiantes se dividen en pequeños grupos y se les asignan deberes que van rotando a medida que pasa el año. Con esto, aprenden a trabajar en equipo y a ayudarse unos a otros.
12. Uniformes
Todos usan uniforme y el objetivo de esto es intentar remover las barreras sociales entre estudiantes. Se cree además que usar el uniforme ayuda a promover el sentido de comunidad entre los niños.
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Fuentes:Novakdjokovic Foundation /10 distinctive features of the Japanese education system that made this nation the envy of the world.
Según una investigación del Ministerio de Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología sobre conductas problemáticas y absentismo entre escolares, ha aumentado por cuarto año consecutivo el número de estudiantes que faltan a clase más de treinta días al año. Cuanto más se avanza en el sistema educativo, mayor es el número de ausentes.
El Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología (MEXT, por sus siglas en inglés) publicó en febrero de 2018 un estudio bajo el nombre “Investigación sobre las conductas problemáticas de los estudiantes menores de edad y el absentismo escolar”, según el cual el número de niños ausentes durante más de 30 días al año en escuelas públicas y privadas ha aumentado un 6,1 % con respecto al año anterior, alcanzando los 133.683 estudiantes, una tendencia que se mantiene por cuarto año consecutivo. Entre ellos, los estudiantes de escuela primaria han ascendido hasta los 30.448 (un aumento del 10,4 %), y los de secundaria hasta los 103.235 (un aumento del 4,9 %). Estas cifras significan que un 1 % del número total de estudiantes de primaria y un 4,1 % de los estudiantes de secundaria se ausentan de sus escuelas.
Si nos fijamos en la cantidad de ausentes por año cursado, veremos una tendencia al aumento desde el primer curso de primaria hasta el tercero de secundaria: el mayor número de estudiantes ausentes en primaria -9.794- pertenecían al sexto curso, y el mayor número de ausentes en secundaria -39.580- al tercero.
En cuanto a los motivos para las ausencias, entre los estudiantes de primaria el principal son los problemas familiares (53,3 %). El abuso por parte de compañeros, o bullying, es solo de un 0,7 %, pero los problemas con compañeros aparte del abuso ascienden a un 18,8 %. Al llegar a secundaria los problemas familiares descienden hasta un 28,9 % de los casos y los abusos a un 0,5 %, pero los otros tipos de problemas con compañeros ascienden a un 27,2 %; al parecer, las relaciones interpersonales en la escuela se convierten, a partir de estas edades, en una gran carga para los estudiantes.
De entre los niños que se han ausentado de sus clases, 13.736 estudiantes de primaria y 63.706 de secundaria llevan sin ir a la escuela más de 90 días. Más de la mitad de los ausentes faltan durante largos periodos de tiempo.
Si España obtuviese en alguna edición del examen PISA unos resultados similares a los de Japón, no es descartable que el Ministro de Educación de turno saliese al balcón de su despacho, descorchase una botella de champán y regase con ella el asfalto vacío. En su última edición, el país nipón obtuvo 558 en puntos Ciencias, tan solo superados por Singapur (con 556), y muy por encima de los 493 de España. En Lectura sacaron 516, mientras que nuestro país lograba 496. Las matemáticas son otro punto fuerte, con 532 puntos (los españoles, 486). También aparece entre los primeros puestos en equidad educativa. Excelencia e igualdad son los dos rasgos por los que son aplaudidos fuera de sus fronteras.
Así visto, uno diría que, siempre y cuando se considere el informe de la OCDE un criterio válido, los japoneses tendrían motivos para estar orgullosos. Sin embargo, desde hace unos cuantos años, abundan las opiniones negativas sobre el sistema educativo nipón en la prensa local. En un artículo publicado en ‘The Japan Times’, Ikuko Tsuboya-Newell,directora de un colegio en Tokio, explicaba una reveladora anécdota: en una cena con el Ministro de Educación holandés, este les reveló que cuando visitaba Japón para aprender sobre su exitoso sistema educativo, los nipones le respondían extrañados, explicando que en realidad eran ellos los que envidiaban la educación europea. Otros lamentan, por ejemplo, la poca disciplina de los alumnos. Y algunos, como Mikio Takagi, dueño de una cadena privada de academias, recuerda que sus alumnos son “muy buenos dando respuestas a los problemas que ya tienen respuesta”.
El gasto en educación privada en Japón dobla a la media de la OCDE, un 31,9% frente al 16%, destinado sobre todo a las clases extraescolares
La directora aduce que quizá se trate de un problema de autoestima, aludiendo a los datos del Instituto Nacional para la Educación de la Juventud que muestran que un 72,5% de los estudiantes japoneses se consideran inútiles, mientras que el porcentaje en EEUU es de 45,1%. Quizá también de miedo a quedar atrás, pues el gasto en educación privada dobla a la media de los países de la OCDE, un 31,9% frente al 16%, dedicado sobre todo a las clases de apoyo extraescolares (‘jukus’). En los últimos años, Japón ha cambiado continuamente con el objetivo de enfrentarse a una crisis social y económica sin precedentes, como pone de manifiesto el recién publicado informe ‘Education Policy in Japan’ de la OCDE, en el que recoge los cambios que introducirá el Tercer Plan Básico para la Promoción de la Educación, que concluirá en 2022.
Entre los objetivos de esta reforma profunda se encuentran una nueva reforma nacional del currículum, mejorar las habilidades del profesorado a través de la formación, reforzar las comunidades escolares y reforzar el apoyo económico para la educación preescolar, así como ayudar a los estudiantes con menos recursos a alcanzar la universidad, uno de los grandes problemas del país. Todo tiene como objetivo capear el temporal social que viene, empezando por los ecos de la crisis económica que comenzó a principios de los años 90 que disparó el número de trabajadores pobres hasta la crisis demográficaque tienen encima y que provocará que la fuerza laboral se reduzca significativamente. Pero, sobre todo, enfrentarse a la perenne desconfianza de los padres por el sistema de educación público.
Las reformas de Abe
“En un momento en el que los resultados de PISA muestran que Japón se compara favorablemente tanto en términos de resultados de los estudiantes como en la igualdad de las oportunidades educativas, los políticos no son complacientes y analizan cuidadosamente las amenazas a las fortalezas actuales de Japón”, recuerda Andreas Schleicher, director del programa educativo de PISA, en la introducción del informe. En su opinión, la mejor baza del país oriental se encuentra en la gran tradición de educación holística que ha desarrollado durante décadas. En otras palabras, y aunque antes no se emplease esa palabra, la formación nipona siempre se ha preocupado por desarrollar el carácter moral y emocional del alumno, no solo los contenidos, y la sociedad, la educación y el mundo laboral siempre han estado imbricados.
Es el conocido como ‘Tokkatsu’, un concepto que engloba todo aquello que va más allá de lo cognitivo, y que ha sido considerado como sinónimo de “modelo japonés de educar a todo el niño como un conjunto”. Por ejemplo, los expertos de la OCDE que visitaron el país desvelan haber visto a los profesores supervisando a los alumnos mientras limpian el colegio, realizan actividades escolares o ayudan a preparar el desayuno. En este aspecto, juega un importante factor la colaboración de los padres, no solo en cuestión de notas, sino también del comportamiento con sus hijos. Es un enfoque que se remonta a los años de reconstrucción de la posguerra, cuando el país se vio obligado a inventar una nueva fórmula ante el crecimiento industrial de la nación.
El nuevo currículo educativo se encuentra en el centro del programa de reformas del Partido Liberal Democrátizo de Shinzo Abe con 2030 como horizonte más cercano. Afortunadamente, señalan, no debería ser difícil: “En Japón, la educación es una prioridad, como muestra el compromiso compartido de los estudiantes (altos niveles de matriculación en todos los niveles educativos), padres y familias (altos niveles de inversión personal y financiera), comunidades de apoyo y profesores implicados, así como colegios que proporcionan una educación holística a sus estudiantes, cubriendo no solo la educación académica, sino también los valores y las actividades de después del colegio”. Un bonito eslogan.
Alrededor de la mitad de los japoneses en edad de trabajar ha pasado por una facultad, mientras que la media en el resto de países de la OCDE es del 35%
Uno de los escollos para conseguirlo es el rol de los profesores, cuyo estatus actual es “frágil”. Aunque la labor docente en principio parece bien valorada en el país nipón y la competencia por un puesto es alta, especialmente fuera de las grandes ciudades, también son uno de los países de la OCDE con más horas lectivas (además de ocho horas de trabajo en casa) mientras que su salario se encuentra en la media de la OCDE. Un gran número de ellos manifiestan que no se sienten preparados para impartir clase a los niños y lamentan con frecuencia que sus problemas de horarios les permiten desarollarse como profesores: tan solo un 58% de los docentes volvería a decantarse por dicha profesión si tuviesen ocasión de volver a empezar.
Un examen que cambia vidas
No hay nada mejor para entender el lado oscuro de la educación nipona que fijarse lo que ocurre en la universidad. Alrededor de la mitad de los japoneses en edad de trabajar ha pasado por una facultad, mientras que la media en el resto de países de la OCDE es del 35%. Se prevé que el porcentaje aumentará en las próximas generaciones hasta el 71%. En otras palabras, tener una carrera parece una condición necesaria para obtener empleo, lo que provoca que la presión sea muy alta.
Lo explicó Anne Allison en los dos libros que dedicó al país del sol naciente, ‘Permitted and Prohibited Desires’ y ‘Precarious Japan’: la educación surgida tras la Segunda Guerra Mundial tenía como principal objetivo proporcionar mano de obra eficiente a la creciente economía industrial basada en el capitalismo, de forma que había que conseguir que los estudiantes fuesen disciplinados y sacasen buenas notas. La herramienta utilizada para alcanzar dicho objetivo fueron los exámenes de acceso a la universidad, que terminaron convirtiéndose en la gran criba que dividía la sociedad japonesa en dos. Es uno de los retos que aparecen señalados en el informe de la OCDE, que recuerda que “la naturaleza exigente de los exámenes de entrada a la universidad también presionan al sistema educativo en su conjunto, y pueden minar el alcance de la reforma del currículum”.
Uno de los peligros es que, mientras esta reforma intenta promover el desarrollo de nuevas competencias entre los alumnos, el sistema de entrada universitario siga centrándose, una vez más, en los conocimientos. Es lo que ha ocurrido durante las últimas décadas, lo que ha promovido los conocidos como ‘jukus’, los cursos extraescolares impartidos de forma privada y que pueden costar a cada familia unos 2.500 euros anuales. También un sistema que se basa en el ‘teaching to the test’, en el que se el esfuerzo se concentra en conseguir que los estudiantes aprueben el examen, y no tanto a desarrollar habilidades como la creatividad. Algo que llevó a principios de década pasada a promover la reforma de educación relajada (‘yutori kyoiku’), que eliminó el 30% del currículo e hizo que la semana escolar pasase de seis a cinco días.
Tan solo un 61% de estudiantes japoneses se sienten satisfechos con su vida, un 10% menos que la media de la OCDE
Quizá las quejas de los padres se deban, precisamente, a esa relajación, que provocó que en la anterior reforma del currículo aumentasen de nuevo las horas lectivas. Las ‘jukus’, no obstante, siguen siendo parte esencial de las escuelas japonesas: según los datos del informe, más de la mitad de los estudiantes de secundaria acuden a estas clases. Entender las ‘jukus’ es entender, en un alto grado, qué ocurre con la sociedad japonesa que vive con el miedo de quedarse atás y considera que para competir en el mercado laboral deben invertir en clases privadas para sus hijos. Sin embargo, recuerda el informe, eso no se refleja en los datos reales: la pública es suficientemente buena como para no recurrir a otra alternativa. Y añaden dos reveladores datos: un 61% de estudiantes japoneses se sienten satisfechos con su vida (un 10% menos que la media de la OCDE) al mismo tiempo que son uno de los países donde sienten una ansiedad más alta hacia los trabajos escolares.
La Universidad de Medicina de Tokio (TMU) admitió hoy haber manipulado los resultados de los exámenes de ingreso de las solicitantes femeninas para impedir su acceso a la institución.
La institución falsificó a la baja durante años las notas de las pruebas realizadas por mujeres para reducir el número de alumnas en las aulas, confirmó hoy un grupo de abogados contratado por el propio centro después de que saliese a la luz el escándalo.
El ex presidente de la TMU dio las órdenes para que los puntajes fueran modificados en beneficio de ciertos estudiantes y mantener alejados a los demás, incluidas muchas damas, señaló la investigación.
También adulteraron los de los hombres que no hubieran superado los test por cuatro años consecutivos o más.
El informe fue presentado este martes al Ministerio de Educación nipón por un comité de abogados contratado por la TMU para investigar las irregularidades en los exámenes de ingreso.
Lo que hacía la TMU solo puede describirse como discriminación severa contra las mujeres, aseguró un miembro del equipo de juristas en conferencia de prensa citado por el diario The Asahi Shimbun.
La revelación de la universidad de Tokio se destapó hace unos meses, cuando una investigación sobre actividades corruptas que involucró a los principales ejecutivos de la casa de altos estudios y un alto funcionario de la cartera de Educación, halló lo que había venido siendo durante años una política discriminatoria contra las mujeres.
Todavía está determinado cuántas damas se vieron afectadas por esta práctica fraudulenta, aunque el rastro de la manipulación se remonta al menos a una década.
La TMU buscaba mantener la proporción de estudiantes femeninas en torno al 30 por ciento con la justificación de que las doctoras a menudo renuncian o toman largas vacaciones después de casarse o tener hijos.
Según una encuesta del Ministerio de Salud japonés, muchas mujeres abandonan el trabajo tras la maternidad debido a factores socioculturales y a las dificultades para conciliar vida familiar y profesional en este país asiático, refiere la cadena NHK.
La aparición de las primeras noticias sobre el escándalo de discriminación contra las mujeres desató una ola de malestar en las redes sociales, donde se generalizaron los mensajes contra el machismo.
El primer ministro nipón, Shinzo Abe, se comprometió a promover una nación ‘donde las mujeres puedan brillar’, pero en la práctica la sociedad japonesa sigue lastrada por la desigualdad de género, también en ámbitos laborales y educativos.
La Universidad Médica de Tokio manipuló los exámenes de ingreso de las solicitantes femeninas para impedir su acceso a la institución, denuncian hoy medios locales.
La práctica probablemente comenzó alrededor de 2011 con la justificación de que las doctoras a menudo renuncian o toman largas vacaciones después de casarse o tener hijos.
El centro de altos estudios buscaba mantener la proporción de estudiantes femeninas en torno al 30 por ciento y por eso redujo los puntos de los exámenes de ingreso, muestra el diario Yomiuri Shimbun.
La revelación se produce tras un escándalo de sobornos que involucró a los principales ejecutivos de la universidad y un alto funcionario del Ministerio de Educación japonés.
En estos momentos un gabinete del propio Ministerio de Educación investiga estos hechos y pidió a la institución que detalle cómo selecciona a los estudiantes.
Según una encuesta del Ministerio de Salud japonés, muchas mujeres abandonan el trabajo tras la maternidad debido a factores socioculturales y a las dificultades para conciliar vida familiar y profesional en este país asiático.
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