Resumen:La tutoría privada es una respuesta que refleja la determinación de los padres de invertir en la educación de sus hijos. También es un factor que contribuye al buen desempeño, medido por exámenes competitivos. Sin embargo, también puede causar estrés en lugar de ayudar a fomentar un enfoque más creativo para estudiar. Desde pósters que publican servicios de revisión en línea en el metro de Shanghaihasta centros comerciales que ofrecen clases después de la escuela en Singapur, la tutoría privada es un gran negocio.
In a conference room in Singapore Management University, Alexander Lim, a student in the MBA program, flicks through slides explaining his fledgling company Cudy, which aims to bring together schoolchildren with online teachers working to help them prepare for exams. It highlights not only Lim’s entrepreneurial spirit but also the vast and growing market for tutoring to supplement school teaching in the country and across much of the region.
“Tutoring is highly competitive,” Lim says. “This is the mental mindset of Asia.”
Singapore, Korea and Shanghai consistently produce some of the top scores as measured by international assessments such as PISA, which tests 15-year-olds in math, science and reading. Many other nations are eager to understand how these results were achieved. Teachers are typically not better paid than their counterparts in other parts of the world, class sizes are often larger and the overall proportion of government spending on education is not larger than elsewhere. Indeed, in Singapore, government spending on education is relatively modest compared with that of other high-income countries and some developing nations.
Some observers believe Asia’s strong performance begins with deep cultural respect for teachers and the value of education. “Singapore was just a piece of rock, and into the 1950s, everyone was an immigrant,” says Pak Tee Ng, an associate professor at the country’s National Institute of Education. “[They] took the view that if they worked very hard, their children would have a chance in life through good education. It was the only way out of poverty.”
Private tutoring is one response, which reflects parents’ determination to invest in their children’s education. It is also a contributing factor in strong performance as measured by competitive exams. Yet it can also cause stress instead of helping foster a more creative approach to study. From posters advertising online revision services in the subways of Shanghai to shopping malls offering after-school classes in Singapore, private tutoring is big business.
According to Technavio, a market research agency, the global online tutoring market alone will increase by 14 percent a year up until 2022, with still higher growth in Asia. “I’m not academically adept and needed a lot of help,” says Lim. “My teachers weren’t very good. The turning point for me came when my parents spent a lot of money on a private tutor.”
Even as their students are celebrated globally, eastern Asian countries are raising questions about their school systems — in particular, whether they are preparing the next generation for a fast-changing world. Many point to the focus on rote learning, with teachers dispensing facts to largely passive pupils who are primarily judged on performance in a final examination such as China’s Gaokao.
A. Qui, a graduate student from Inner Mongolia, recalls: “We were like machines in school, not humans. It was study, study, study. We did nothing else and were not allowed to have boyfriends and girlfriends. Everything was focused on exams.” Professor Li Jin at Peking University says: “The Gaokao kills diversity, innovation and novelty. Students strive for the exam because it determines their fate. It only tests how good you are at absorbing facts.”
The concern of a growing number of teachers, employers and policymakers alike is that schooling focuses too narrowly and intensely on restrictive final exams for graduating students. That neglects broader skills, and risks crushing creativity and innovation. Singapore’s Ministry of Education has for several years developed a “framework for 21st-century competencies” with a fresh focus on project work, art and culture.
Last month the city-state unveiled its “Learn for Life” program, which it described as part of its “efforts to move away from an overemphasis on academic results.” That included reducing the number of exams and no longer publishing public lists showing the precise position of individual students based on results.
In China, professor Zhang Minxuan, former president of Shanghai’s Normal University and deputy director of the city’s education commission, has encouraged the city’s secondary schoolteachers to go on study tours abroad and experiment with practices they have observed, including more group work among students. “No matter where the knowledge comes from, if it’s new we’ll consider it,” says Zhang.
Yet many educators argue that deep conservatism among parents, politicians and university admissions officers means that changes will come only slowly. “We focused on science and maths first. Now we are diversifying,” says Ng. “We need a celebration of different kinds of success, but it takes time to shift the culture.”
La agenda semanal de Jack está completamente llena y seguirá así por todo el mes.
El lunes, su despertador suena a las seis de la mañana.
A las 7:30 am, el niño de 12 años ya está resolviendo problemas de matemáticas.
Los martes, después de las clases de mandarín, tiene tiempo para una siesta cronometrada de 45 minutos.
Otro de sus momentos libres es el viernes, entre 16:50 y 17:15.
Incluso el sábado, Jack tiene tareas y clases de ciencias, matemáticas, mandarín e inglés, pero ese es el día menos ocupado de todos y en el que se puede relajar por cerca de dos horas.
El domingo, la jornada se reanuda y, como todos los días, se extiende hasta las nueva de la noche, cuando se va a dormir.
Dura preparación
La rutina de Jack y otros miles de alumnos como él es parte de la preparación para el examen final de la primaria en Singapur, ciudad-estado habitada por poco más de 5,8 millones de personas.
«En general, no se queja porque su cronograma no es tan intenso como el de otros», dice la madre de Jack, una trabajadora bancaria de 42 años llamada Sheryl Iow.
«Siempre que hablo con otros padres, siento que tengo que comprar aún más libros de pruebas para mi hijo», afirma.
Singapur tiene uno de los sistemas educativos más admirados del mundo.
Encabeza la lista de resultados de la influyente prueba PISA, aplicada por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) en 75 países para evaluar el desempeño de los estudiantes en ciencias, matemática y lectura.
El buen desempeño del país se debe a varios factores, como el tener una burocracia gubernamental formada en las mejores universidades del mundo, con una misión bien definida: transformar Singapur, excolonia británica, en uno de los países más ricos, desarrollados y educados del mundo.
Bien pagados
Otra pieza del éxito de Singapur es la alta calificación de los profesores, según Clive Dimmock, de la Universidad de Glasgow, en Reino Unido, invitado a Singapur por el Instituto Nacional de Educación (NIE, por sus siglas en inglés) de ese país para guiar un programa de liderazgo.
Los salarios en el sector educativo de Singapur equivalentes a los de los rubros industrial y bancario, y atraen a los mejores alumnos recién graduados en las universidades.
El sueldo promedio inicial varía entre 1.600 dólares de Singapur y 3.000 (US$1.800-US$3.300). Además, los maestros reciben bonos por desempeño en el aula y pagos por trabajar horas extra.
Cada profesor debe participar en al menos 100 horas de actividades adicionales de formación.
Alrededor del 20% del presupuesto total del estado se destina a la educación.
«No se ahorra en las instalaciones de preparación, así que tienen tecnología, laboratorios y excelentes libros», afirma Dimmock.
Pasado de pobreza y analfabetismo
Pero antes de ser una potencia económica y educativa, Singapur estaba entre los países más pobres de Asia.
En 1965, cuando Singapur se independizó, sólo la élite tenía acceso a la educación.
Para levantarse,lo que el país podía hacer era invertir en su población, su único «recurso natural».
Ahora tiene un gobierno autoritario que limita las libertades individuales y de prensa, y un sistema en el que la obediencia es una garantía de seguridad social y bienestar, y un elemento central en el engranaje de la educación del país.
Escuelas de élite
La sensación de siempre estar perdiendo algo —llamada kiasu— forma parte de la psique de la población.
Para la exprofesora Dawn Fung, «la vida es muy difícil para los niños cuya familia tiene terror de que estos fracasen o no alcancen buenas notas», afirma.
Cuanto mejor es el desempeño de los niños en las escuelas, mayores son sus posibilidades de conseguir una vacante en una «escuela de élite» y luego en una buena universidad.
Para alcanzar estos objetivos, los niños se preparan desde pequeños para pasar el examen de final de la primaria (PSLE, por sus siglas en inglés), que determina en qué tipo de escuela los alumnos cursarán la secundaria.
«Esa carrera empieza a los dos años de edad», afirma Fung.
Es por esta razón que la mayoría de los niños de Singapur reciben clases particulares.
Sheryl Iow, madre de Jack, paga más de 1.000 dólares de Singapur al mes en clases particulares para su hijo.
La industria de la enseñanza privada extracurricular es bastante lucrativa. De acuerdo con un reportaje del periódico local StraitTimes, llega a mover 1.000 millones de dólares de Singapur al año.
«Algunos padres gastan cientos o miles de dólares cada mes, aunque saben que las clases puede no elevar significativamente las notas de los hijos», dice el artículo.
Por el contrario, Clive Dimmock reconoce que las clases particulares son un motor importante para que los hijos salgan mejor en los exámenes de la escuela.
Sin embargo, a pesar de la agenda apretada con clases adicionales y del esfuerzo, Jack no alcanzó el puntaje necesario en el PSLE para estudiar en la escuela de élite que él deseaba.
Enseñanza en casa
Para Dawn Fung, la industria de las clases extras muestra que los exámenes son muy difíciles para los niños.
«¿Por qué no hacerlos más fáciles? ¿Por qué nuestros hijos no hacen pruebas apropiadas para sus edades?», se pregunta la exprofesora.
Cuando se convirtió en madre, Fung decidió salirse del sistema tradicional de escolarización y optó por el modelo de educación en casa.
«Creo que es incorrecto formar parte de un sistema que nos hace infelices. Es cruel insertar a los niños en un sistema educativo que no se comprometa con un resultado de aprendizaje positivo», afirma la madre de dos niñas de 6 y 8 años, y de un bebé de ocho meses.
Como todas las familias que optan por la educación en casa en Singapur, Fung está obligada a aplicar el currículo nacional y sus hijas tienen que tomar la PSLE.
El puntaje que obtengan no puede estar por debajo del promedio nacional.
Estigma, ansiedad y suicidios
A Sheryl Iow, madre de Jack, le preocupa que su hijo sea estigmatizado por no obtener el puntaje que necesitaba en el PSLE.
«Está triste», cuenta la mujer. El pequeño, que sueña con ser piloto aeronáutico, se está preparando para dar una nueva prueba, a ver si esta vez consigue quedar entre los «mejores».
Un efecto secundario de la búsqueda de excelencia es el aumento del número de jóvenes afectados por ansiedad y estrés.
Además, es común encontrar reportajes que relacionan el suicidio juvenil con un mal desempeño en el colegio.
De acuerdo con Samaritanos de Singapur (SOS, por sus siglas en inglés), un centro de prevención de suicidios, el número de jóvenes que buscan ayuda ha aumentado en los últimos años.
El creciente número de suicidios llamó la atención de las autoridades.
Hace algunos meses, el ministro de Comunicación, Ong Ye Kung, admitió que el sistema presiona a los alumnos, y pidió reducir el estrés en la vida académica.
«(El ministerio) garantizará que el sistema educativo evolucione para ayudarlos a no ser muy duro con ustedes mismos», afirmó al pedir a los alumnos que cuidaran la salud mental unos de otros.
Ahora se aplica una nueva política de «escuelas pensantes, nación aprendiz», que ve al alumno como parte de un proceso de aprendizaje, y no como una máquina de repetición de esquemas.
El lema «enseñar menos, aprender más» que se usa actualmente en las escuelas «es un estímulo para que los niños hagan las cosas a su manera, trabajen en grupo y piensen por sí mismos», afirma Dimmock.
Los alumnos «rezagados»
Pero los alumnos que no son incluidos entre los «mejores» reciben un tratamiento diferenciado.
El investigador Mattew Atencio, profesor Asociado y Codirector del Centro de Deporte y Justicia Social de la Universidad Estatal de California estuvo en Singapur en 2011 para investigar el papel de los profesores en el desempeño de alumnos que no eran considerados «brillantes».
Atencio reconoce que la educación del país es indiscutiblemente exitosa, pero cuestiona la creciente desigualdad generada por la meritocracia.
«Algunas familias no tienen altos ingresos económicos o recursos para pagar clases privadas, lo que impacta (el desarrollo de los alumnos) en futuras redes educativas, sociales y laborales», sostiene.
«Muchas veces (los padres) trabajan turnos seguidos, sin dormir (para financiar la educación de los hijos)», cuenta Atencio.
«Los sistemas educativos deben responder a las necesidades de los históricamente marginados y desfavorecidos, desde una perspectiva de justicia social», opina el investigador.
«Hay muchas contribuciones maravillosas para la sociedad que vienen de todos los sectores», señala el académico. «La educación no debería ser simplemente para reproducir los beneficios de y para la clase de élite».
Asia/Singapur/28 Septiembre 2018/Fuente: BBC mundo
La agenda semanal de Jack está completamente llena y seguirá así por todo el mes.
El lunes, su despertador suena a las seis de la mañana.
A las 7:30 am, el niño de 12 años ya está resolviendo problemas de matemáticas.
Los martes, después de las clases de mandarín, tiene tiempo para una siesta cronometrada de 45 minutos.
Otro de sus momentos libres es el viernes, entre 16:50 y 17:15.
Incluso el sábado, Jack tiene tareas y clases de ciencias, matemáticas, mandarín e inglés, pero ese es el día menos ocupado de todos y en el que se puede relajar por cerca de dos horas.
El domingo, la jornada se reanuda y, como todos los días, se extiende hasta las nueva de la noche, cuando se va a dormir.
Dura preparación
La rutina de Jack y otros miles de alumnos como él es parte de la preparación para el examen final de la primaria en Singapur, ciudad-estado habitada por poco más de 5,8 millones de personas.
«En general, no se queja porque su cronograma no es tan intenso como el de otros», dice la madre de Jack, una trabajadora bancaria de 42 años llamada Sheryl Iow.
«Siempre que hablo con otros padres, siento que tengo que comprar aún más libros de pruebas para mi hijo», afirma.
Singapur tiene uno de los sistemas educativos más admirados del mundo.
Encabeza la lista de resultados de la influyente prueba PISA, aplicada por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) en 75 países para evaluar el desempeño de los estudiantes en ciencias, matemática y lectura.
El buen desempeño del país se debe a varios factores, como el tener una burocracia gubernamental formada en las mejores universidades del mundo, con una misión bien definida: transformar Singapur, excolonia británica, en uno de los países más ricos, desarrollados y educados del mundo.
Bien pagados
Otra pieza del éxito de Singapur es la alta calificación de los profesores, según Clive Dimmock, de la Universidad de Glasgow, en Reino Unido, invitado a Singapur por el Instituto Nacional de Educación (NIE, por sus siglas en inglés) de ese país para guiar un programa de liderazgo.
Los salarios en el sector educativo de Singapur equivalentes a los de los rubros industrial y bancario, y atraen a los mejores alumnos recién graduados en las universidades.
El sueldo promedio inicial varía entre 1.600 dólares de Singapur y 3.000 (US$1.800-US$3.300). Además, los maestros reciben bonos por desempeño en el aula y pagos por trabajar horas extra.
Cada profesor debe participar en al menos 100 horas de actividades adicionales de formación.
Alrededor del 20% del presupuesto total del estado se destina a la educación.
«No se ahorra en las instalaciones de preparación, así que tienen tecnología, laboratorios y excelentes libros», afirma Dimmock.
Pasado de pobreza y analfabetismo
Pero antes de ser una potencia económica y educativa, Singapur estaba entre los países más pobres de Asia.
En 1965, cuando Singapur se independizó, sólo la élite tenía acceso a la educación.
Para levantarse,lo que el país podía hacer era invertir en su población, su único «recurso natural».
Ahora tiene un gobierno autoritario que limita las libertades individuales y de prensa, y un sistema en el que la obediencia es una garantía de seguridad social y bienestar, y un elemento central en el engranaje de la educación del país.
Escuelas de élite
La sensación de siempre estar perdiendo algo —llamada kiasu— forma parte de la psique de la población.
Para la exprofesora Dawn Fung, «la vida es muy difícil para los niños cuya familia tiene terror de que estos fracasen o no alcancen buenas notas», afirma.
Cuanto mejor es el desempeño de los niños en las escuelas, mayores son sus posibilidades de conseguir una vacante en una «escuela de élite» y luego en una buena universidad.
Para alcanzar estos objetivos, los niños se preparan desde pequeños para pasar el examen de final de la primaria (PSLE, por sus siglas en inglés), que determina en qué tipo de escuela los alumnos cursarán la secundaria.
«Esa carrera empieza a los dos años de edad», afirma Fung.
Es por esta razón que la mayoría de los niños de Singapur reciben clases particulares.
Sheryl Iow, madre de Jack, paga más de 1.000 dólares de Singapur al mes en clases particulares para su hijo.
La industria de la enseñanza privada extracurricular es bastante lucrativa. De acuerdo con un reportaje del periódico local StraitTimes, llega a mover 1.000 millones de dólares de Singapur al año.
«Algunos padres gastan cientos o miles de dólares cada mes, aunque saben que las clases puede no elevar significativamente las notas de los hijos», dice el artículo.
Por el contrario, Clive Dimmock reconoce que las clases particulares son un motor importante para que los hijos salgan mejor en los exámenes de la escuela.
Sin embargo, a pesar de la agenda apretada con clases adicionales y del esfuerzo, Jack no alcanzó el puntaje necesario en el PSLE para estudiar en la escuela de élite que él deseaba.
Enseñanza en casa
Para Dawn Fung, la industria de las clases extras muestra que los exámenes son muy difíciles para los niños.
«¿Por qué no hacerlos más fáciles? ¿Por qué nuestros hijos no hacen pruebas apropiadas para sus edades?», se pregunta la exprofesora.
Cuando se convirtió en madre, Fung decidió salirse del sistema tradicional de escolarización y optó por el modelo de educación en casa.
«Creo que es incorrecto formar parte de un sistema que nos hace infelices. Es cruel insertar a los niños en un sistema educativo que no se comprometa con un resultado de aprendizaje positivo», afirma la madre de dos niñas de 6 y 8 años, y de un bebé de ocho meses.
Como todas las familias que optan por la educación en casa en Singapur, Fung está obligada a aplicar el currículo nacional y sus hijas tienen que tomar la PSLE.
El puntaje que obtengan no puede estar por debajo del promedio nacional.
Estigma, ansiedad y suicidios
A Sheryl Iow, madre de Jack, le preocupa que su hijo sea estigmatizado por no obtener el puntaje que necesitaba en el PSLE.
«Está triste», cuenta la mujer. El pequeño, que sueña con ser piloto aeronáutico, se está preparando para dar una nueva prueba, a ver si esta vez consigue quedar entre los «mejores».
Un efecto secundario de la búsqueda de excelencia es el aumento del número de jóvenes afectados por ansiedad y estrés.
Además, es común encontrar reportajes que relacionan el suicidio juvenil con un mal desempeño en el colegio.
De acuerdo con Samaritanos de Singapur (SOS, por sus siglas en inglés), un centro de prevención de suicidios, el número de jóvenes que buscan ayuda ha aumentado en los últimos años.
El creciente número de suicidios llamó la atención de las autoridades.
Hace algunos meses, el ministro de Comunicación, Ong Ye Kung, admitió que el sistema presiona a los alumnos, y pidió reducir el estrés en la vida académica.
«(El ministerio) garantizará que el sistema educativo evolucione para ayudarlos a no ser muy duro con ustedes mismos», afirmó al pedir a los alumnos que cuidaran la salud mental unos de otros.
Ahora se aplica una nueva política de «escuelas pensantes, nación aprendiz», que ve al alumno como parte de un proceso de aprendizaje, y no como una máquina de repetición de esquemas.
El lema «enseñar menos, aprender más» que se usa actualmente en las escuelas «es un estímulo para que los niños hagan las cosas a su manera, trabajen en grupo y piensen por sí mismos», afirma Dimmock.
Los alumnos «rezagados»
Pero los alumnos que no son incluidos entre los «mejores» reciben un tratamiento diferenciado.
El investigador Mattew Atencio, profesor Asociado y Codirector del Centro de Deporte y Justicia Social de la Universidad Estatal de California estuvo en Singapur en 2011 para investigar el papel de los profesores en el desempeño de alumnos que no eran considerados «brillantes».
Atencio reconoce que la educación del país es indiscutiblemente exitosa, pero cuestiona la creciente desigualdad generada por la meritocracia.
«Algunas familias no tienen altos ingresos económicos o recursos para pagar clases privadas, lo que impacta (el desarrollo de los alumnos) en futuras redes educativas, sociales y laborales», sostiene.
«Muchas veces (los padres) trabajan turnos seguidos, sin dormir (para financiar la educación de los hijos)», cuenta Atencio.
«Los sistemas educativos deben responder a las necesidades de los históricamente marginados y desfavorecidos, desde una perspectiva de justicia social», opina el investigador.
«Hay muchas contribuciones maravillosas para la sociedad que vienen de todos los sectores», señala el académico. «La educación no debería ser simplemente para reproducir los beneficios de y para la clase de élite».
Singapur obtuvo los mejores resultados que el resto de los países del mundo en la última encuesta PISA de la OCDE, en la que se evalúa la calidad, la equidad y la eficiencia de los sistemas educativos.
Los países de la OCDE con mejores resultados son Japón, Estonia, Finlandia y Canadá.
En la encuesta PISA de 2015 se evaluó a cerca de 540 000 estudiantes de 15 años de edad en 72 países, sobre sus competencias en ciencias, lectura, matemáticas y resolución de problemas de manera colaborativa. En esta ocasión, la disciplina principal eran las ciencias, cada vez más importantes para la economía y la sociedad actual.
Aunque el gasto por estudiante en la educación primaria y secundaria ha aumentado casi un 20 % desde 2006 en los países de la OCDE, el rendimiento en ciencias en la encuesta PISA ha aumentado solo en 12 de los 72 países y economías evaluados en este periodo. Entre ellos se incluyen sistemas educativos de alto rendimiento como los de Singapur y Macao (China), y de bajo rendimiento como los de Perú y Colombia.
“Una década de avances científicos no ha tenido correspondencia en los avances relativos al rendimiento en ciencias en los centros de enseñanza”, afirmó Ángel Gurría, Secretario General de la OCDE, en la presentación del informe que tuvo lugar en Londres.
“En todos los países hay un margen de mejora, incluso en los que mejores resultados registran. Con unas tasas elevadas de desempleo juvenil, una creciente desigualdad, unas diferencias de género significativas y una necesidad apremiante de impulsar el crecimiento integrador en muchos países, es preciso adoptar más medidas para garantizar que todos los menores tengan la mejor educación posible”.
En torno a uno de cada 10 estudiantes en el conjunto de los países de la OCDE (uno de cada cuatro en Singapur) tiene un rendimiento de nivel máximo en ciencias. En toda la OCDE, más de uno de cada cinco estudiantes no alcanzan el nivel de competencias básico: solo en Canadá, Estonia, Finlandia, Hong Kong (China), Japón, Macao (China), Singapur y Vietnam al menos nueve de cada 10 estudiantes de 15 años de edad poseen los conocimientos básicos que todo estudiante debería tener antes de concluir los estudios.
Lo anterior pone de relieve las dificultades a las que se enfrentan todos los países, incluidos algunos de los más ricos, para cumplir el cuarto objetivo, relativo a la educación, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, que consiste en “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.
El informe presenta las políticas en vigor que comparten los países con buenos resultados: expectativas elevadas y universales para todos los estudiantes, una gran atención a la enseñanza de calidad, recursos dirigidos a los estudiantes y los centros educativos con dificultades, y un compromiso con las estrategias coherentes y a largo plazo.
Canadá, Dinamarca, Estonia, Hong Kong (China) y Macao (China) alcanzan tanto niveles elevados de excelencia general como equidad en los resultados educativos. Una serie de países han mejorado la equidad, en especial los Estados Unidos. Pero en Australia, la República Checa, Finlandia, Grecia, Hungría, Nueva Zelanda y la República Eslovaca, el porcentaje de estudiantes con un rendimiento del máximo nivel ha disminuido, al tiempo que ha aumentado el de estudiantes con bajo rendimiento.
La encuesta PISA de la OCDE pone de relieve que, en un contexto de flujos masivos de información y cambios rápidos, todo el mundo necesita ahora poder “pensar como un científico”, es decir, ser capaz de sopesar las pruebas y llegar a una conclusión; entender que la “verdad” científica puede cambiar a lo largo del tiempo, a medida que se realizan nuevos descubrimientos y a medida que las personas desarrollan una mejor comprensión de las fuerzas naturales y de las capacidades y los límites de la tecnología.
«La mente humana no debe ser enseñada a hacer lo que puede hacer una computadora», dijo a Montevideo Portal Joy Tan, manager de Marshall Cavendish Education, que llegó al país para difundir el método que llevo a Singapur al tope de las pruebas PISA.
Las pruebas PISA, las mismas que generan año a año un debate público en nuestro país por los pobres resultados obtenidos por los estudiantes uruguayos, tienen a Singapur en el tope de sus rankings. Según los resultados de estos estudios llevados a cabo por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), los alumnos de este país son los mejores a la hora de resolver problemas, un logro que no es casualidad.
La explicación de este fenómeno, aseguran las autoridades del país asiático, está en el método Singapur (Singapore Math), un conjunto de técnicas de aprendizaje que cambia el paradigma tradicional de enseñanza de las matemáticas. Desde el año 2015 un grupo de colegios privados comenzó a implementar esta técnica en Uruguay. 6.000 estudiantes aplican esta metodología en nuestro país, que pasa ahora también a la esfera pública gracias a una experiencia piloto en algunas escuelas públicas.
Detrás de la popularización de estas experiencias se encuentra Marshall Cavendish Education, una empresa originaria de Singapur que se especializa en soluciones de aprendizaje y libros de texto educativos. Sus responsables aseguran que los niños que comenzaron a aplicar el método en Uruguay tuvieron un cambio perceptible. No solo les va mejor: las matemáticas también le gustan más y aprenden que hay muchas maneras de resolver los problemas.
¿Pero en qué se basa exactamente este método? La manager general de Marshall Cavendish Education, Joy Tan, asegura que no es en realidad un método «sino más bien una combinación de diferentes teorías de aprendizaje», que «se unen en un sistema único».
Durante su pasaje por Uruguay, Joy Tan conversó con Montevideo Portal sobre las características de la metodología y cómo podría cambiar el futuro de la educación en Uruguay.
«El mundo está cambiando muy rápido», aseguró. El ámbito laboral «no es el mismo de hace unos veinte años, y ha habido mucha discusión sobre la necesidad de cambiar la educación para que esté en línea con lo que se requiere en el trabajo». Del mismo modo, también se discute «la necesidad de desarrollar habilidades mentales de siglo XXI», agregó la especialista.
El método Singapur, asegura, «no trata sobre procedimientos de cálculos, porque las computadoras pueden hacer eso hoy». Tan cree que la mente humana no debería ser enseñada a hacer lo que es tarea de las computadoras, sino a resolver problemas. «El principal objetivo del método Singapur no es enseñar matemática en sí, sino desarrollar la capacidad intelectual de una persona y el pensamiento abstracto», apuntó.
Sobre el funcionamiento
El método Singapur tiene algunas características centrales. «La más fácil de observar es el enfoque concreto pictórico abstracto, desarrollado por el psicólogo Jerome Bruner. En este método, los niños comienzan a entender las ideas matemáticas ‘haciendo’. Usan objetos concretos, como cubos, monedas o manzanas», dijo Tan, con lo que comprenden en forma «tangible», por ejemplo, cómo se forma el número 3, creando diferentes combinaciones.
Una vez logrado esto, trabajan con representaciones pictóricas (fotos o dibujos) y finalmente pasan a las representaciones matemáticas abstractas, como los números y los signos de más, menos, igual, etcétera. «Este enfoque progresivo ayuda a entender en forma más profunda los conceptos matemáticos», aseguró la responsable de Marshall Cavendish Education.
Otra característica única del método Singapur es que «es muy visual». Conceptos matemáticos se manejan ahora a través del enfoque del «modelo de barras», que según Tan permite que cosas que se trabajaban solo en Secundaria son resueltas ahora por niños de Primaria, porque «tienen una comprensión más profunda de los conceptos y pueden ahora hacer cosas en una forma muy visual sin tener que recurrir a conceptos abstractos como el álgebra». En lugar de aplicar fórmulas, los estudiantes ven las operaciones matemáticas con una base visual, como en este caso las barras para ilustrar los cálculos.
Otro aspecto interesante es su «sistema en espiral (incrementando los niveles de complejidad)», ya que no se enseña todo en un solo módulo. Por ejemplo, indicó Tan, se enseñan parcialmente las fracciones, se introducen otros conceptos y luego se avanza en forma progresiva, retomando las fracciones más adelante.
Crece desde el pie
Siempre es mejor, dijo la especialista, comenzar a enseñar esta técnica desde que los niños son pequeños, porque empiezan de cero sin tener que cambiar los conceptos ya formados, pero es posible igual hacer una transición en todo tipo de niveles si hay voluntad de los educadores.
En la experiencia de Marshall Cavendish en Estados Unidos, notaron que los niños se entusiasman más con el estudio de las matemáticas gracias a que pueden «jugar con los materiales». «Están más motivados porque no se trata ya de ideas abstractas», explicó. «Disfrutan más las matemáticas y adquieren más confianza. Notamos que en comparación con los métodos tradicionales, los niños no se rinden tan fácilmente cuando se enfrentan a problemas difíciles. Si no lo resuelven de primera, lo intentan de otras formas. Y no tienen tanto miedo a los problemas como antes», dijo.
Hay también una comprensión más profunda por parte de los niños, que resuelven problemas mejor que alumnos de más edad que aprendieron mediante la forma tradicional.
«Definitivamente Uruguay puede mejorar en las pruebas PISA» si aplica el método, señaló Tan, que aclaró que Singapur está al tope en lectura, matemáticas y ciencia, según las cifras de las últimas pruebas.
Pero no solo los niños deben aprender este nuevo método, para que sea exitoso. También los educadores. Según Tan, en Estados Unidos han sido los padres, en muchas ocasiones, los que presionaron para que la metodología comenzara a aplicarse. En otros, la voluntad de los directores de algunas instituciones que creen en esta técnica fue esencial para que se implementara.
«Los maestros tenían miedo al comienzo y no se despegaban del manual, pero algo satisfactorio y alentador es haber escuchado a profesores decir que no son solo los niños los que mejoraron sus matemáticas. Ellos también, y se sienten más seguros luego de usar este enfoque», concluyó.
Hace poco más de 50 años Singapur, uno de los países que actualmente más se destaca a nivel educativo, era una nación pobre, sin recursos y con un alto nivel de analfabetismo (55%). La clave para llegar a ser lo que es hoy fue la importancia que desde su independencia en 1965 le otorgó a la educación, como herramienta para el desarrollo. Hoy el pequeño país asiático se encuentra en el centro de investigaciones educativas en el mundo debido a los buenos resultados que obtienen sus estudiantes en las pruebas estandarizadas, como la PISA.
Este fue el objeto de la conferencia que el miércoles 25 ofreció en Montevideo Joy Tan, gerenta general de Marshall Cavendish Education, la editorial con la que hace 30 años se asoció el gobierno de Singapur para llevar adelante la transformación educativa. Tan llegó a Uruguay invitada por Avista Proyectos Educativos y Eduy21 y el título de su conferencia fue «Singapur, la transformación de un país gracias a la revolución educativa».
«Cada seis años más o menos Singapur cambia la currícula de enseñanza. Estos cambios se basan en (el devenir de) la economía y de la industria», dijo Tan en diálogo con El Observador para explicar la impronta que la educación ha tenido en el proceso de desarrollo del país.
De hecho, comentó que cuando la nación logró su independencia en 1965, los líderes políticos se dieron cuenta de que ante la falta de recursos naturales, el único recurso que tenían era su gente. Fue así que resolvieron apostar a la educación para salir adelante. Desde entonces, la educación se ha convertido en el sustento de crecimiento del país.
Al ser un país de inmigrantes, en aquel momento existían distintas escuelas para los diferentes grupos étnicos, algo con lo que gobierno decidió terminar para dar a todos la misma educación.
Fue entonces cuando se adoptó el inglés como el idioma de instrucción.
Sin embargo, en la década de 1990 las autoridades educativas se dieron cuenta de que los alumnos tenían diferentes formas de aprendizaje, por lo tanto, un único sistema no era eficaz para enseñar a todos. Decidieron entonces ofrecer diversas opciones de escolarización, según las capacidades e intereses de los jóvenes.
Pero años más tarde, en el 2000, los gobernantes dedujeron de que ni siquiera esto era suficiente para el desarrollo nacional. «Singapur es un país chico, con poca población (4 millones de habitantes) y no podíamos competir con países más grandes, si no agregábamos valor», comentó Tan. Con esa nueva conclusión, las autoridades vieron la necesidad de replantearse la economía, llevándola hacia una basada en el conocimiento.
Se volvió a cambiar la currícula, «se desarrolló un plan maestro de tecnologías de la información y se comenzó a hacer foco en las capacidades de pensamiento», dijo la gerenta general de Marshall Cavendish.
Unos 12 años después las necesidades del país obligaron nuevamente a reformar la currícula de enseñanza en busca de ofrecer a los alumnos una formación más holística e integral, con un programa basado en valores y aprendizajes para toda la vida.
Tan manifestó que en todo ese proceso la inversión ha sido importante, pero no ha sido el único factor que ha colaborado en el éxito del sistema educativo de Singapur. Actualmente el país asiático destina a la enseñanza el 3% del Producto Bruto Interno (PBI).
Pero más allá de esto, la gerente general expresó que la voluntad política y la buena ejecución de las políticas también son imprescindibles.
A su vez, destacó la importancia que las familias de Singapur otorgan a la educación. «En Asia la educación es algo muy valorado y los padres cuidan mucho de que sus hijos vayan a la escuela y tengan una buena educación».
Método Singapur
Como si todo eso fuera poco, en medio del proceso de transformación nacional, el pequeño país asiático supo «recolectar ideas de distintas teorías de enseñanza» y terminó creando un método de enseñanza de la matemática, que actualmente es utilizado en el mundo entero.
El método consiste en introducir a los niños en los conceptos matemáticos a partir de lo concreto (material didáctico), para luego pasar a lo pictórico (imágenes) y finalmente ir a lo abstracto (operaciones).
La función del material didáctico y de las imágenes es facilitar la comprensión del funcionamiento de las operaciones. En una resta, por ejemplo, utilizan objetos que representan unidades, decenas y centenas, para comprender qué es lo que pasa cuando a una cifra se le resta otra.
«El corazón o núcleo del método es la resolución de problemas. Se trata de tener capacidades y las herramientas para la matemática, pero también de tener actitudes hacia la resolución de problemas», dijo la gerente.
Actualmente el método se aplica en unos 70 países. Aunque Marshall Cavendish Education no realiza evaluaciones para medir los resultados educativos, Tan manifestó que los docentes sí han constatado cómo los niños cambian su actitud hacia la matemática.
«Los niños pierden el miedo a la matemática y disfrutan más de la clase. Además, cuando no pueden resolver un problema, no se quedan en eso, si no que buscan otros caminos para hallar una solución. Esto hace la clase mucho más desafiante», afirmó.
Fuente de la noticia: https://www.elobservador.com.uy/la-receta-singapur-convertirse-modelo-educativo-n1259339
Con una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo, Singapur está viendo la disminución del número de estudiantes. Pero el papel clave de las universidades en las iniciativas de aprendizaje permanente del gobierno podría significar que las universidades de Singapur se verán menos afectadas por la disminución del número que en otros países de Asia con poblaciones en declive, como Japón , Corea del Sur y Taiwán.
La «tasa de fertilidad total» (TGF) de Singapur cayó a 1.2 el año pasado, la más baja del mundo por tercer año consecutivo. Pero las bajas tasas de natalidad durante más de una década han significado una caída en el número de estudiantes que llevó a la fusión el año pasado de una serie de universidades junior financiadas con fondos públicos que alimentan el sistema universitario.
Las universidades públicas de Singapur aún deben sentir el apuro y todavía tienen una gran demanda debido a su alto rendimiento en el ranking universitario internacional. Pero el declive demográfico ya comenzó a afectar a los Politécnicos.
«Polys también verá una cohorte mucho más pequeña. Todos los fondos de los Polys se reducirán en consecuencia, por lo que Polys no solo elimina el uso de profesores a tiempo parcial, sino que también hace que los estudiantes de tiempo completo lancen cursos para la educación continua, solo para generar ingresos que justifiquen nuestros salarios «, Dijo un conferenciante politécnico en Singapur que no quiso ser nombrado.
Esto incluye ejecutar programas de vacaciones escolares para estudiantes de nivel secundario y cursos de fin de semana bajo el esquema de la Academia Nacional de Plata del gobierno para ayudar a las personas mayores a envejecer de una manera ‘digna’. Incluye nuevos ‘pasatiempos’, especialmente el uso de tecnologías digitales.
Para las universidades, cualquier descenso en la demanda debido al tamaño reducido de la cohorte «se moderará por el aumento en la demanda de cursos para estudiantes adultos», dice Kelvin Seah, profesor de economía en la Universidad Nacional de Singapur.
Los estudiantes internacionales
Josephine Teo, a cargo de asuntos de población en la Oficina del Primer Ministro, le dijeron al parlamento en marzo que Singapur necesita alcanzar una TGF de 2.1 para mantener a la población en los niveles actuales y advirtió que el gobierno tendrá que depender de la inmigración para lograr ese nivel – una propuesta impopular en Singapur, que recientemente eliminó su objetivo de llegar a 150,000 estudiantes internacionales .
Seah cree que la demanda de los estudiantes internacionales, particularmente de Asia, para los lugares en las universidades de Singapur se mantendrá alta debido a la buena reputación de las universidades de Singapur dentro de la región.
Algunos países de Asia esperan mantener el número de estudiantes frente a tendencias demográficas en declive mediante el reclutamiento de más estudiantes internacionales.
«Hay planes para aumentar el financiamiento a las universidades. Parte de este aumento en el financiamiento provendrá de la eliminación de los subsidios que actualmente disfrutan los estudiantes internacionales matriculados en programas de postgrado por programas de cursos «, dice Seah.
Bajo su iniciativa SkillsFuture, el gobierno proporcionará un subsidio de hasta el 70% de la tarifa del curso para ciudadanos de Singapur y residentes permanentes, y esto podría ayudar a asegurar el financiamiento a largo plazo para las universidades, señala Seah.
Viswa Sadhasivan, especialista en comunicación estratégica y ex miembro nominado del parlamento de Singapur, argumenta que no hay necesidad de aumentar el ingreso de estudiantes extranjeros para mantener las universidades económicamente viables porque el aprendizaje permanente creará un nuevo modelo de negocios para que las instituciones «atraigan clientes frecuentes». .
Un título universitario ya no es una garantía para muchos trabajos. «Estamos viendo tendencias en las que solo alrededor del 40% de los graduados en derecho y contabilidad se colocan en trabajos para los que recibieron capacitación», dijo aUniversity World News .
«Por lo tanto, el énfasis, cada vez más, sería alentar a los ciudadanos de Singapur de todas las edades a optar por programas académicos más cortos y, a lo largo de toda la vida, continuar mejorando habilidades o destrezas mediante cursos de certificación acreditados para seguir siendo relevantes en la fuerza de trabajo »
Upskilling for the future
» El Ministerio de Educación de Singapur ha encargado recientemente a las universidades locales que ofrezcan una gama de cursos relevantes para la industria en áreas emergentes como análisis de datos, ciberseguridad y fabricación avanzada a adultos que trabajan bajo un esquema conocido como SkillsFuture, «Seah le dijo aUniversity World News .
En octubre pasado, el gobierno lanzó programas en ocho áreas prioritarias y emergentes para ayudar a equipar a los adultos que trabajan con las habilidades requeridas para las nuevas industrias de alta tecnología. Estos se implementarán en las seis universidades autónomas de Singapur , cinco politécnicos y el Instituto de Educación Técnica.
«Cada universidad autónoma se encuentra actualmente en el proceso de preparación para esta iniciativa. Y hay planes para que los cursos se lancen pronto «, dice Seah.
«La Universidad Nacional de Singapur (NUS), por ejemplo, ha anunciado que los estudiantes y antiguos alumnos podrán acceder a estos cursos basados en habilidades a partir de agosto de 2018. La primera edición del catálogo completo de NUS ofrecerá aproximadamente 500 cursos. Los cursos se lanzarán en fases «, agrega.
NUS ofrece cursos de análisis de datos; Singapore Management University en la aplicación de tecnología en diseño, entrega y gobernanza de servicios financieros;La Universidad de Ciencias Sociales de Singapur en aplicaciones basadas en la tecnología en industrias relacionadas con los servicios; Universidad de Singapur de Tecnología y Diseño en ciberseguridad; y Nanyang Technological University en fabricación avanzada.
Nuevas instalaciones, como el Lifelong Learning Institute, con modernas bibliotecas e instalaciones de espacio de estudio, se inauguró en 2013, uno de los dos campus de Educación Continua y Capacitación.
Los funcionarios del Ministerio de Educación señalan que estas iniciativas no se desencadenaron por la posibilidad de que las cohortes cayeran en las universidades, sino que mejoraron las habilidades de la fuerza de trabajo de Singapur para las nuevas industrias de alta tecnología.
«La idea es equipar a los habitantes de Singapur con habilidades que son críticas en el futuro y a prueba de futuro para el país frente a las amenazas planteadas por lo que se ha denominado la cuarta revolución industrial», dice Sadhasivan.
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
¡Ayúdanos a mantener abiertas las puertas de esta aula!