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Objetivo: ni un niño sirio sin escolarizar en Turquía

Turquía/10 de Febrero de 2018/El País

El número de hijos de refugiados que reciben educación se ha multiplicado por cinco en menos de cuatro años, pero aún hay 350.000 menores que no van a clase.

Rukye, de 25 años, proviene de un pueblo al norte de Alepo. Ella su marido y sus entonces tres hijos salieron de Siria hace cuatro años a medida que les llegaban las noticias del avance de Daesh hasta su municipio. Se instalaron en Gaziantep (sur de Turquía) y en este tiempo han añadido un miembro a su familia, la pequeña Hadija. La hija mayor, Lujain, de siete años, no se encuentra en casa porque está en el colegio. «Todavía no sabe qué quiere ser de mayor, por ahora lo importante es que vaya al colegio y aprenda el idioma, porque no sabemos cuántos años nos quedan aquí», sostiene su madre. Su hermana Orjuan, de seis años, empezará a ir a la escuela el curso que viene. No habla turco todavía. «¿Entonces cómo te entiendes con tus amigos de aquí?», le preguntan. «Nos entendemos y ya está», responde ella sonriendo.

Turquía es el hogar de 3,7 millones de refugiados (en su mayoría sirios), de los que al menos 1,5 millones son menores, según datos facilitados por la Unión Europea y Unicef. 610.000 niños y jóvenes reciben educación tanto en colegios públicos como en centros especiales habilitados para hijos de exiliados por la guerra en Siria. Hace cuatro años solo la recibían 108.000. «Si queremos evitar que toda una generación se pierda, todas las partes tienen que implicarse en la educación. Aún hay 350.000 menores que no van a clase«, explica al otro lado del teléfono el responsable de Unicef en Turquía, Philippe Duamelle. El presupuesto del fondo para este 2018 en la región es de 230 millones de dólares (185 millones de euros).

Las familias reciben dinero extra si envían a sus hijos al colegio. La cantidad es mayor sin son niñas

Desde finales de 2016, la Unión Europea, el Gobierno turco y varios organismos internacionales, como el Porgrama Mundial de Alimentos (perteneciente a la ONU), prestan un servicio de ayuda a los refugiados registrados más vulnerables por el que se les ingresa cierta cantidad de dinero al mes en una tarjeta de débito. Uno de los criterios que hace variar los fondos que se aportan a cada unidad familiar es el número de hijos que tengan. Unicef entró a formar parte de este programa añadiendo un extra de dinero si los servicios sociales constataban que la familia enviaba a los menores a la escuela en lugar de hacerles trabajar para colaborar en la economía de la casa. Entre 40 y 60 liras turcas (entre 8,60 y 12,90 euros) por niña y entre 35 y 55 (entre 7,52 y 11,80 euros) por niño. Unicef actualmente aporta este plus a 190.000 familias. La discriminación positiva ha logrado que el número de varones y féminas que acuden a clase sea prácticamente el mismo.

El plan del Fondo de las Naciones Unidas se complementa con un protocolo especial de protección a la infancia activo en 15 provincias. 900 asistentes sociales y pedagogos recorren las casas de los beneficiarios cada día para detectar las situaciones de riesgo para los niños y prestar asistencia. Hasta ahora, esta unidad de protección ha atendido a 45.000 familias.

Durante los primeros meses de la llegada masiva de refugiados sirios a Turquía no existían ni las mismas estructuras que ahora han establecido las organizaciones internacionales, ni la estrecha colaboración con el Gobierno en vigor actualmente. Esto provocó que durante un largo periodo de tiempo un gran número de menores dejaran de recibir educación y no hayan podido volver a recibir clases. Organismos internacionales y Turquía están negociando nuevas medidas para solucionar esta situación. «Estamos trabajando con el Gobierno en un plan de formación acelerada para volver a incluir a estos 350.000 alumnos en el sistema y que no se pierda su capacidad», señala Duamelle. La iniciativa, según las previsiones, se pondrá en marcha en el primer trimestre de este año.

El 60% de los pequeños acude a colegios públicos y el 40% a centros especiales para refugiados.

La barrera del idioma es un gran obstáculo para los refugiados sirios en Turquía y en muchos casos son los niños, que sí aprenden el idioma, los que actúan como intérpretes de sus familiares. Es el caso de Huda, cuya hija mayor, que también se encuentra en el colegio en el momento en el que hablamos con ella, es prácticamente bilingüe porque llegó al país con apenas cinco años. Huda tiene dos hijos más y asegura que todos ellos irán a la escuela.

El aumento del número de menores que recibe educación se debe en gran medida a la aportación económica del programa de Unicef y también a que el Gobierno turco ha abierto las puertas de sus escuelas a los alumnos hijos de refugiados. «Al principio se plantearon otros protocolos temporales, porque todos pensábamos que esas familias podrían volver a su casa antes. Pero muchas de ellas ya llevan en Turquía ocho años, así que llegó un punto en el que había que establecer un sistema más estable», añade Duamelle. El 60% de los pequeños acude a colegios públicos y el 40% a centros especiales para refugiados en los que se les imparte 16 horas semanales de turco.

EL PRÓXIMO GRAN RETO

La mitad de los menores escolarizados están entre los 6 y los 12 años. Las cifras se reducen a medida que avanza la edad. Nahla, una viuda de 49 años, vive en Gaziantep con seis de sus nueve hijos. Los que tienen entre 9 y 14 años van al colegio, pero el mayor, Marwa, compagina sus clases con el trabajo informal que desempeña en un supermercado como reponedor. Su madre sostiene que la «educación es lo más importante para su futuro», pero también necesita todo el apoyo económico posible para mantener a la familia. A su lado, los dos pequeños, Isra y Nuri, escuchan atentos. Pueden estar por la mañana en casa junto a su madre porque van al colegio en horario vespertino.

El responsable de Unicef en Turquía, Philippe Duamelle, apunta a que también se está trabajando con las autoridades turcas para facilitar el proceso de exámenes de acceso a la universidad para los jóvenes refugiados.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/01/25/planeta_futuro/1516886063_796193.html

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One in four people in Turkey want to be a teacher: Education minister

Asia/Turquia/urriyetdailynews.com

Resumen:  Una de cada cuatro personas en Turquía quiere ser maestra informó el Ministro de Educación, İsmet Yılmaz, refiriéndose a un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). «El informe ha sido lanzado recientemente por la OCDE. En general, cuando hay algo negativo acerca de Turquía los informes internacionales son rápidos para declararlo. Pero hay algo positivo aquí «, dijo Yilmaz durante una visita a la oficina del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) en la provincia de Bursa, en el noroeste del país, dijo que el 5 por ciento de las personas en el mundo quieren ser docentes, según el informe de la OCDE, pero esta cifra fue del 25 por ciento en Turquía. «Esto refleja la percepción positiva de ser un maestro en Turquía», agregó.


One in every four people in Turkey wants to be a teacher, Education Minister İsmet Yılmaz said on Jan. 4, referring to a new report by the Organization for Economic Cooperation and Development (OECD).

“A [report] has been newly released by the OECD. Generally when there is something negative about Turkey international reports are quick to declare it. But there is something positive here,” Yılmaz said during a visit to the ruling Justice and Development Party’s (AKP) office in the northwestern province of Bursa.

Yılmaz said 5 percent of people in the world want to be teachers, according to the OECD report, but this figure was 25 percent in Turkey.

“This reflects the positive perception about being a teacher in Turkey,” he added.

“The number of students per classroom in Turkey has fallen from 36 to 24. One teacher would teach 28 students in Turkey in previous years. Now, teachers teach 12 students on average,” Yılmaz said.

He also favorably contrasted spending on education in Turkey with the OECD average.

“Turkey spends 6.2 percent of national income on education at the moment. I think the real figure is above that. In the past we had been behind the OECD countries [where the average is 5.2 percent]. There is no country in Europe that allocates more resources for training than we do. A teacher is the most important investment for education,” Yılmaz added.

Despite these positive figures, Turkey still has the unhappiest students in the world, according to a previous OECD study thawt covered 72 countries.

The Paris-based OECD’s Programme for International Students Assessment (PISA) published its latest report on April 20, 2017, surveying students’ performances in school, relationships with schoolmates and teachers, family environments and free time.

Some 540,000 students from 72 different countries participated in the study. The survey found Turkish students had the worst life satisfaction, with more than 20 percent reporting “dissatisfaction” with life.

In contrast, fewer than four percent of students in the Netherlands reported “dissatisfaction” with life.

Fuente: http://www.hurriyetdailynews.com/one-in-four-people-in-turkey-want-to-be-a-teacher-education-minister-125275

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Turquía retrógrada

Turquía/15 de Enero de 2018/El país

La defensa del matrimonio infantil por la Dirección de Asuntos Religiosos enciende las alarmas.

La deriva autoritaria que vive Turquía desde que accedió al poder el partido islamista del presidente Recep Tayyip Erdogan ha tenido en los últimos días un nuevo e inquietante episodio: la Dirección de Asuntos Religiosos (Diyanet), la autoridad que gestiona la vida religiosa del país, ha defendido que las niñas puedan casarse a los nueve años y los niños a los doce.

Aunque la declaración de Diyanet fue retirada a la vista de las reacciones y el Gobierno ha desmentido que proyecte cambios legales, muchos observadores lo han considerado un globo sonda destinado a evaluar la resistencia que encontraría permitir el matrimonio infantil, algo que una parte de la doctrina islámica no solo tolera sino que alienta. Sería un nuevo e intolerable paso atrás por parte de un Estado cada vez más dominado por la estructura religiosa.

En 2008 Diyanet declaró inmoral el feminismo y hace dos años sostuvo que “no es necesariamente pecado que un padre tenga deseos lujuriosos por su hija”. Recientemente se cambió la ley para rebajar las penas a los adultos que tuvieran relaciones sexuales con menores de 15 años y se llegó a presentar un proyecto de ley, que la oposición logró frenar, por el que el violador de una menor podía eludir la cárcel si se casaba con ella.

El matrimonio infantil es una lacra que aboca a muchas niñas al abuso sexual, les impide el acceso a la educación y las condena a una vida de dependencia y sumisión. Es de esperar que la sociedad laica turca tenga la vitalidad suficiente para detener la erosión democrática y la involución que alienta el proyecto político de Erdogan.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/01/05/opinion/1515168471_445875.html

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La tasa de fertilidad amenaza la idea de Erdogan de una Turquía fuerte

Por: eldiario.es/12-01-2018

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha instado de manera regular a las mujeres turcas a tener hasta tres hijos

Las cifras muestran un crecimiento de la población en las zonas rurales que sobrepasan a las ciudades principalmente laicas

Didem Sen vivía en Nişantaşı, un barrio rico de Estambul habitado principalmente por miembros de la élite laica, cuando a los 40 años intentó concebir a su primer hijo.

Hasta entonces sintió la necesidad de esperar a estar casada y a haber desarrollado su carrera profesional antes de intentar tener un hijo, pero los tratamientos de fertilidad no funcionaban y pronto abandonó.

Seis años más tarde, dice estar agradecida de haber perdido su oportunidad para tener hijos.

«Me desperté esta mañana agradecida de no tener un hijo», dice Sen. «Es una gran responsabilidad y mucho trabajo, y me preocupaba mucho que mi hijo pudiese tener una buena educación en este sistema y qué tipo de futuro habría para ellos».

Natalidad en descenso y población envejecida

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha instado de manera regular a las mujeres turcas a tener hasta tres hijos (recientemente, después del nacimiento de su sexto nieto, dijo que el país necesita «cifras mayores para nuestra población como nación») pero debajo de lo que muchos ven como declaraciones patriarcales pasadas de fecha hay una verdad incómoda: la población de Turquía se ha estancado, y su índice de fertilidad ha bajado hasta su nivel más bajo desde la Primera Guerra Mundial. También está envejeciendo.

Aunque Turquía sigue siendo el segundo país de Europa más poblado después de Alemania, con una población de 79,5 millones, y una de las edades medias más bajas de Europa, 31,5 –pero más alta que en 2009, 28,8 –, los datos de este año del Instituto de Estadística Turco muestran por primera vez que las tasas de fertilidad de 2016 habían caído hasta la tasa de reposición del 2,1.

Este descenso enmascara caídas más pronunciadas en las ciudades, pero está acompañado por un índice de natalidad creciente en refugiados y comunidades rurales que anuncia grandes cambios en la demografía del país en la próxima década.

Imagen de archivo de varios refugiados sirios en el vecindario Haci Bayram, Ankara.
Imagen de archivo de varios refugiados sirios en el vecindario Haci Bayram, Ankara. AP PHOTO/BURHAN OZBILICI

«La gente de las clases sociales altas en Turquía tienen uno o dos hijos, no tienen que tener tres o cuatro», dice un médico que solicita el anonimato. «La gente con familias más grandes está en grupos socioeconómicos más bajos».

Turquía es un dilema familiar tanto para sus vecinos europeos como árabes. Por un lado, un auge de la población sin una economía en expansión capaz de crear puestos de trabajo para los jóvenes que puede llevar a una población joven estancada y al aumento del desempleo y la exclusión –un problema al que se enfrentan muchas sociedades de Oriente Medio–. Pero un descenso descontrolado en la tasa de fertilidad dejaría a Turquía con una población envejecida, un problema al que se enfrentan muchos países europeos.

«Turquía nunca va a tener una población de 100 millones de personas», dice el profesor Ahmet Içduygu, sociólogo de la Universidad de Koç. «La política de que una población más grande se traduce en un país fuerte pertenece al siglo XX, y es probable que en 50 años nos enfrentemos a los mismos problemas que los países occidentales hoy».

«Es más, si la juventud no obtiene una educación adecuada y el sistema económico no los absorbe, tendrán lugar consecuencias como problemas de integración con la población de refugiados, desempleo y otras complicaciones», añade el profesor.

Crecimiento en zonas rurales

Las cifras muestran un crecimiento de la población en las zonas rurales que sobrepasan mucho el de las ciudades principalmente laicas. Mientras que provincias occidentales más cercanas a Europa, como Edirne, tenían tasas de natalidad tan reducidas como de 1,5 hijos por mujer, la provincia sureste de Şanlıurfa, que tiene una alta población kurda y medio millón de refugiados sirios, tenía una tasa casi tres veces mayor, de 4,33.

El doctor Ali Enver Kurt, ginecólogo y experto en fertilidad mandado por las autoridades del municipio de Beyoğlu en Estambul a dar clases y seminarios al público sobre fertilidad y fertilización in vitro, dice que factores medioambientales como la polución, una alta tasa de fumadores, un alto índice de enfermedades de transmisión sexual y el estrés diario en las grandes ciudades son las causas principales del problema de infertilidad.

El ginecólogo estima que entre un 15% y un 20% de la población turca sufre de problemas para concebir, una cifra que es relativamente normal en sociedades desarrolladas.

El descenso es también un síntoma de la modernidad de Turquía, con niveles de educación en aumento y mejoras en las oportunidades profesionales para mujeres, además del miedo sobre la creciente división en el país. Muchos de los que retrasan tener hijos, o directamente no los tienen, lo hacen por una serie de razones, como el coste, priorizar sus carreras profesionales o porque no quieren criar niños en un país con todo un abanico de conflictos sociales.

Muchos de los factores que limitan el crecimiento de la población en Turquía son comunes en los países del mundo desarrollado, pero Turquía destaca en particular por su extensa población de refugiados. Alberga ya a tres millones de personas que huyeron del conflicto en la vecina Siria, muchos de los cuales podrán optar a la ciudadanía, y esa cifra seguirá en aumento rápidamente. Alrededor de 177.000 bebés nacieron de madres sirias en Turquía entre 2011 y 2016. Investigadores de la Universidad de Hacettepe calculan que 80.000 nacieron en 2016 y se esperan otros 90.000 nacimientos en 2017.

«Esto significa que a partir de ahora nacerán 100.000 bebés más cada año y esto generará un millón más de refugiados en 10 años», dice el doctor Murat Erdoğan, director del Centro de Investigación de Migración y Política de la Universidad de Hacettepe. Señala que si las familias de refugiados sirios se asientan de manera permanente en Turquía, podrían compensar la falta de mano de obra del país pero que también reforzarían la influencia del islam, después de 100 años de república laica. «Esto presenta aspectos que Turquía tiene que considerar, aparte del aspecto humanitario», dijo el doctor.

*Fuente: http://www.eldiario.es/theguardian/Turquia-problemas-demograficos-fertilidad-poblacion_0_723378243.html

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Turquía: “Cuando llevan ropa deportiva es como si estuvieran desnudas”: Suspendido un profesor por comentarios machistas

Asia/Turquía/06 Enero 2018/Fuente: Cuatro

Un profesor de Turquía ha sido suspendido después de haber dicho que si un hombre no se siente atraído por una mujer cuando la ve en ropa deportiva, se debería plantear su masculinidad.

Ercan Harmanci, un profesor de filosofía de un instituto religioso de la provincia central anatolia de Konya dijo que era normal tener sentimientos lujuriosos frente a tales tentaciones.
“’O tengo algunos pensamientos perversos o el diablo no les susurra algo. Si el diablo no te dice nada cuando ves a la figura de una chica joven, significa que has perdido tu virilidad.”, escribió.
Además, añadió que las clases de educación física deberían ser opcionales para los alumnos, pues solo sirven para “preparar a las chicas para el diablo”, ha informado el diario turco Hurriyet Daily News.
Cuando las chicas están en ropa deportiva es como si estuvieran desnudas. ¿Es el adulterio algo común en las escuelas? Sí. Si alguien dice que el adulterio no se puede cometer con las manos, lengua y ojos, entonces no conocéis es que no conocen la religión del Profeta Muhammad.”, ha dicho.
Los medios locales han reportado que el portavoz del ministerio de educación ha insistido en que se pretende fomentar tanto la educación física como la música en los colegios.
Por su parte, los activistas por los derechos del niño han condenado las palabras del profesor, que han considerado un insulto para los jóvenes estudiantes y, además, alentan a una violación de la constitución secular de Turquía.
Por el momento, el profesor está siendo investigado y ya ha sido suspendido, según informa Daily Mail.
Imagen: https://album.mediaset.es/eimg/2017/12/28/5apm77cuPgPtu0HTnxCHR3.jpg?w=1024
Fuente: http://www.cuatro.com/noticias/sociedad/Suspendido-profesor-deportiva-cuestionar-masculinidad_0_2490600836.html
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Turquía asegura apoyo a la educación en Ecuador

Asia/Turquía/25 Diciembre 2017/Fuente: Trn

La TIKA envió materiales laboratorios a una unidad educativa de Ecuador

La Agencia Turca de Cooperación y Coordinación (TIKA) aseguró equipamientos laboratorios de física y biología para el laboratorio de la Unidad Educativa de San Gabriel de Piquiucho que muestra actividades en el estado Carchi de Ecuador.

La Unidad Educativa de San Gabriel en la zona de Piquiucho, donde viven los nativos de Awa y que está situada entre Ecuador y Colombia, recibió en una ceremonia los equipamientos de laboratorio.

Gracias a esta ayuda de TIKA cerca de 650 alumnos tendrán recursos educativos más diversificados y modernos y podrán dar importantes pasos en su educación.

Los alumnos tendrán ya oportunidades a estándares internacionales en el área de las ciencias con la ayuda de los equipamientos y sets educativos, compuestos por materiales como microscopios, modelos de esqueletos del ser humano y sets de pruebas de ingeniería.

Fuente: http://www.trt.net.tr/espanol/vida-y-salud/2017/12/15/turquia-asegura-apoyo-a-la-educacion-en-ecuador-869213

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La generación perdida de Siria entra al cole en Turquía

Asia/Turquía/09 Diciembre 2017/Fuente: El país

Las autoridades turcas escolarizan con la ayuda de la UE a 600.000 refugiados a los que la guerra mantuvo lejos de las aulas

Husein observa absorto el molinillo que acaban de entregarle. Cómo giran y giran sus estrellas amarillas sobre fondo azul. En el aula, un barracón instalado en el patio de la escuela Hürriyet (Libertad) de Kilis (Turquía) sus compañeros recitan una versión en turco de la canción infantil Frère Jacques: “Soy el dedo pulgar, ¿dónde estás? / Aquí estoy / ¿Cómo está usted, señor? / Estoy bien, gracias”. Husein tiene cuatro años y es sirio, como uno de cada tres niños de su clase. Quedó huérfano en la guerra que se desarrolla a unas decenas de kilómetros y este es su primer año en un colegio turco, un curso preescolar financiado por Unicef y la Unión Europea.

“La mayoría de estos niños no tiene recuerdos de Siria, porque se fueron siendo bebés o nacieron ya en Turquía, pero algunos sí tienen traumas. Por ejemplo, cualquier sonido fuerte les asusta, les recuerda a las bombas”, explica la maestra, Mugde Aktug. “Los primeros días en clase tienen cierto miedo. Están en un ambiente nuevo, con unos profesores y unos compañeros que hablan una lengua que desconocen [el turco], pero tratamos de hacerles sentir en casa y participar en clase como el resto de alumnos. Y al final de curso, sí se notan algunos progresos”, explica.

De los más de tres millones de sirios refugiados en Turquía (es el país que más acoge), casi la mitad son menores y en torno a un millón está en edad escolar. Hasta hace poco, los niños como Husein estudiaban —si es que lo hacían— en escuelas provisionales instaladas en los campamentos de refugiados. O en cursos organizados por maestros voluntarios. O en clases impartidas por ONG (algunas de ellas de ideario salafista). Pero el Gobierno turco decidió integrarlos en el sistema educativo público, mezclados con el alumnado. En apenas dos años, ha triplicado el número de sirios escolarizados a más de 600.000.

En dos años y con la ayuda de la UE, el Gobierno turco ha escolarizado a más de 600.000 niños sirios

“El Gobierno turco y la UE hemos entendido que no educar a los niños sirios es un grave riesgo estratégico, no solo un problema para hoy, sino para los próximos 20-30 años”, afirma el jefe de la delegación europea en Turquía, Christian Berger, en una visita organizada por esta institución a proyectos en Gaziantep, Osmaniye y Kilis. Por eso, de los 3.000 millones de euros que Bruselas está entregando a cambio del criticado pacto para frenar la inmigración, más de 650 millones van a proyectos educativos. “Cuanto más tiempo pasen los niños sirios fuera del sistema escolar, mayor probabilidad de que formen parte de la generación perdida. Y al sentir que no tienen futuro podrían caer en manos de personas equivocadas”, añade el embajador Berger. Unos 350.000 niños sirios siguen sin escolarizar en Turquía, lo que, según UNICEF, los convierte en “especialmente vulnerables a la discriminación, a la explotación sexual y económica y al matrimonio infantil”.

La generación perdida de Siria entra al cole en Turquía

“Hacemos campañas de concienciación para que los refugiados envíen a sus hijos a la escuela”, explica un funcionario del Ministerio de Educación turco. Hay inspecciones de trabajadores sociales e incluso un programa financiado por la UE de incentivos económicos para los padres que envían a sus hijos a clase. Pero aun así no basta: “Hay familias que no quieren que sus hijos estén tanto años en la escuela, otras que necesitan que contribuyan a la economía familiar”, prosigue el funcionario: “Pero la mayor barrera es la idiomática. Cuando se soluciona este tema, mediante clases de apoyo en lengua turca, aumenta la escolarización”. Hay un dato para la esperanza: el 90 % de los sirios en edad de primaria ya están escolarizados.

Los Ayuntamientos de las provincias donde se concentran los sirios tambiñen reciben ayudas de la UE. “Antes recogíamos 40 toneladas de basura al día, ahora 160. Y el consumo de agua potable se ha incrementado en un tercio”, asegura Hasan Kara, alcalde de Kilis, una ciudad de 90.000 habitantes que ha visto instalarse en ella a 130.000 sirios. Pese a los recelos de la población local —los profesores reconocen que cuesta convencer a los padres turcos de que sus hijos deben compartir las aulas con los sirios— en Kilis no se han producido mayores incidentes y la convivencia es correcta. “Hemos recibido, de repente, a una cantidad de personas que nos supera en número. Que tienen una cultura y una lengua diferentes de la nuestra. Pero, a pesar de todo, compartimos lo que tenemos», sostiene el primer edil. «Conocemos las necesidades de nuestros huéspedes sirios porque nuestro personal los visita en casa. Podemos atenderlos por menos dinero que en Europa. Pero sin apoyo no podremos continuar dándoles servicios. Y si eso daña la convivencia en Kilis, los conflictos se extenderán por toda Turquía y no importarán los muros que pongáis… los sirios escaparán a Europa”, remata.

Masificación escolar

Asumir tantos cientos de miles de nuevos estudiantes en un sistema ya de por sí saturado (con 30-40 alumnos por aula) ha supuesto dificultades adicionales. En las provincias con más refugiados se hacen hasta tres turnos en los colegios. De ahí que otro de los proyectos financiados por la UE sea la construcción de 155 escuelas con capacidad para 110.000 alumnos. Las obras se iniciaron el pasado 16 de noviembre en la provincia de Osmaniye, bajo la atenta observación de un nutrido grupo de autoridades locales y de varios adolescentes sirios. Uno de ellos era Luey Abdulá, de 17 años, que sueña con estudiar para convertirse en actor en Turquía pero también desea volver a su país.

– ¿Qué extrañas de tu vida antes de la guerra?

Unos 15.000 jóvenes sirios asisten a las universidades turcas de forma gratuita y, de ellos, 500 tienen becas de la UE

– Echo de menos la libertad de vivir —dice Luey, señalando hacia las vallas del campamento de refugiados en el que vive—. Aquí, en el fondo, eres un extranjero. Y no porque los profesores, los compañeros, la sociedad turca, te lo haga sentir, no, yo estoy muy agradecido a ellos, que Dios los guarde. Pero es algo que no puedes evitar sentir. Y por eso echas de menos tu tierra, el lugar donde has nacido, donde están enterrados tus antepasados.

Adolescentes sirios ensayan canciones de su país en un centro social de la Media Luna Roja en Kilis, sostenido por la UE.
Adolescentes sirios ensayan canciones de su país en un centro social de la Media Luna Roja en Kilis, sostenido por la UE. A. M. EL PAÍS

Esa es una de las cuestiones más importantes: ¿Qué será de los sirios una vez termine su escolarización? A muchos, incluso antes de la mayoría de edad, les esperan empleos deplorables en talleres y fábricas de Gaziantep y Estambul, pero otros desean proseguir sus estudios. Al menos 15.000 sirios asisten de forma gratuita a la universidad. A 500 de ellos los beca la UE con 167 euros al mes para que puedan centrarse en sus carreras, formarse y poder contribuir en el futuro a la reconstrucción de Siria. Sin embargo, Besima, una joven siria que trabaja en Kilis, cree que, aunque termine la guerra, la mitad de refugiados permanecerán en Turquía, “especialmente aquellos que han abierto negocios o han recibido la nacionalidad turca”.

Tampoco es factible para otros regresar mientras siga al frente de Siria “la razón de la guerra”, es decir, el régimen de Bachar el Asad, dice Jadija Shendi, una universitaria y madre de dos hijos. A otros en cambio les puede la nostalgia de su tierra y el hastío del exilio, como a Yumana, que huyó a Turquía hace cinco años, mientras su familia permanecía en la asediada Alepo (su hermana pequeña murió en un bombardeo mientras se dirigía a la universidad).

– Yo agradezco mucho a Turquía lo que ha hecho por nosotros, pero quiero regresar y ayudar a reconstruir mi país.

– Pero para ello hace falta reconciliación. ¿Podrás perdonar a quienes mataron a tu hermana?

– No sé quién la mató, porque en Siria hay muchos actores implicados —dice con gesto resignado—. Lo que deseo es que termine la guerra y poder regresar a casa. Yo creo que podemos perdonarnos y vivir en paz.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2017/11/28/actualidad/1511847304_407768.html

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