Por: Fernando J. Gómez
Ellos, los que perturban las horas
de la decencia, los capaces de todo
engaño en el momento más terso,
no descansan. Que nuestro vicio absoluto
sea éste: la despiadada lucha sin tregua.
(Rafael Oscar Ielpi)
Apertura: una mirada sobre el pasado reciente
Volcando una mirada sobre nuestra historia no es difícil descubrir que en Argentina el principal elemento democratizador y aquel que en mayor medida permite la movilidad social ascendente es la educación pública. Ésta fue blanco de los principales ataques del neoliberalismo durante mucho tiempo y sólo se mantuvo en este rol social gracias a la resistencia colectiva de estudiantes y docentes, es decir a la resistencia política y militante de sus protagonistas. Cabe aclarar también que la educación pública es un valor reconocido y defendido por la mayoría de la sociedad. Más allá de la resistencia que se mencionaba, es sabido que la educación pública debió permitir ciertos avances privatizadores, la Ley de educación superior del menemismo (y los organismos internacionales), trajo consigo la reglamentación de la venta de recursos a terceros, posgrados pagos, alquiler y venta de bienes y servicios para lograr el autofinanciamiento. Esta ley también significó una pérdida de fuerza política y simbólica por parte del claustro estudiantil, el no-docente y de graduados, que vieron reducida su participación en los órganos de cogobierno de las universidades. Se reglamentó y se naturalizó con la sanción de dicha ley, una relación entre la universidad y el sector privado, esto tuvo lugar principalmente a partir de algunos planes de estudio. Disfrazando esta relación de imbricación con el sector productivo de un intento de potenciar las fuerzas internas de la sociedad para el beneficio colectivo, en lo concreto de estas relaciones, lo que sucedió fue que las empresas privadas pudieron formar a su antojo y escoger entre los mejores cuadros de la educación pública. Los ejemplos sobran, hay programas de estudio confeccionados íntegramente para satisfacer los deseos y las exigencias de las empresas privadas.
Virtualización de la enseñanza superior, neoliberalismo y pérdida de derechos
En medio de esta pandemia los docentes claman por que se los considere seres humanos que están atravesando una de las peores crisis que ha sufrido la humanidad en los últimos años, si no la peor. Las muertes se informan por millares, la desocupación, la desesperanza, el hambre, se anuncian en el horizonte y golpean desde las pantallas de los noticieros exponiendo el escarnio de una nueva realidad local e internacional. En Argentina se disparó la demanda en comedores y merenderos donde se vuelcan los sectores más desfavorecidos de la población. El tiempo presente nos ha encerrado y parece ser que no sólo los animales salvajes se pasean libres por la ciudades, sino que los think tanks del neoliberalismo planean con gran libertad el mundo nuevo. A través de las redes creadas en la actual coyuntura coinciden los análisis al respecto. El mal llamado trabajo virtual que tiene una férrea existencia real, es en realidad trabajo remoto y mayormente no está contemplado en el convenio colectivo de trabajo del sector. La exigencia del momento es reemplazar las actividades que se realizaban de manera presencial por actividades virtuales. Esto ha generado un escenario de sobreexigencia sobre el trabajador docente, sobre el que recae también la responsabilidad por las herramientas de trabajo/conectividad. En las actuales circunstancias se ha disparado el tiempo dedicado por los docentes a la tarea laboral. Esto no parece ser advertido por parte de quienes consideran los distintos estamentos del sector educativo público (y privado) ¿se pretende así ocultar la pérdida de derechos laborales que esto significa para el sector docente?
Relatos y ausencia de crítica
La construcción mediática del momento parece realizarse magnificando los beneficios de la virtualización de la enseñanza, que deja fuera a una fracción considerable de la sociedad, es decir, produce la virtual muerte o desaparición simbólica de grandes sectores de la población que no cuentan con la conectividad necesaria, ni con el tiempo, ni con la vitalidad que esta transformación -que nadie esperaba, que nadie deseaba- necesita o exige. Nuevamente, sólo algunos sectores docentes y algunos sectores estudiantiles poseen una mirada de conjunto de las complejidades que implica la prematura virtualización de la enseñanza del nivel universitario. Urgidos por un ideal de eficientismo y temerosos de las consecuencias de ejercer la crítica, muchos sufren una aquiescencia resignada y trabajan sin descanso denegando la realidad pandémica en que todo esto ocurre.
En Argentina, ya avanzado casi un mes y medio de aislamiento social preventivo y obligatorio, la cuestión educativa se encuentra en el centro de la escena, los sectores que han quedado desconectados de la virtualización por falta de recursos, resultan por el momento una verdadera incógnita. En este sentido, un punto a destacar, es el asignado a los padres, madres y en general a las familias respecto de la forma que está tomando la educación virtual; una parte sustancial en cuanto a la formación de los niños y las niñas recae sobre sus espaldas. ¿Debería poder relacionarse esto con la idea de capital humano que brilla en el acervo conceptual del neoliberalismo?
Desde los medios de comunicación se pervierte la mirada evitando la crítica, se destaca entonces a tal o cual maestra/o que en zonas rurales se encarga por sí mismo de llevar las tareas a sus alumnos. En una suerte de romantización de la crisis, a partir de las actitudes heroicas se construye un relato que desobliga al sistema educativo de sus responsabilidades. No es heroísmo individual lo que necesita la sociedad del futuro, es compromiso político y presupuestario con la formación de las generaciones por venir, es mayor conectividad, es una mirada de Derechos Humanos sobre los menos favorecidos lo que necesita el mundo del futuro; esto si es que el mundo del futuro pretende incluir a todos y todas.
Dificultades en el horizonte, el sueño neoliberal
Se teme concretamente el retroceso en materia de derechos, no sólo en los derechos laborales de los docentes, sino en los derechos al acceso a la educación de sectores desconectados que aún en las condiciones más difíciles lograban llegar a una escuela o a una universidad pública. Se plantea como hipótesis la posibilidad de que este ensayo de virtualización sirva a los intereses de transformar el universo educativo público y se advierte sobre el riesgo que corren los derechos de la población. Es decir, se pretende advertir sobre el natural avance del neoliberalismo que se ha planteado en repetidas ocasiones como una forma de apropiación de los bienes comunes de la humanidad. El despliegue del neoliberalismo, de las lógicas neoliberales, a partir de cuestionar y destruir las culturas locales podría subrepticiamente estar avanzando sobre las ideas que sostienen la educación pública y gratuita en Argentina. Sin negar que la educación pública debe transformarse para poder transformar las realidades de Nuestra América en este siglo XXI, ninguna duda cabe sobre el interés del neoliberalismo por acabar definitivamente con la educación pública tal como la hemos conocido por generaciones en este Sur; sueñan los neoliberales con convertir la educación pública en una mercancía más, esperemos que más temprano que tarde, su sueño se convierta en pesadilla.
Referencia del epígrafe:
Ielpi, R. (1968) El vicio absoluto. Rosario, Argentina, Editorial biblioteca.
*El autor escribe para OVE