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Tres desafíos pendientes: calidad, deserción e inclusión

Autor: Alieto Guadagni

Estamos recordando el centenario de la denominada Reforma del 18. En junio de 1918, los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba publicaron el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria, un mensaje desde la juventud universitaria de Córdoba a los “hombres libres de Sudamérica”, que proclamaba: “Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”. A un siglo de la Reforma Universitaria, creemos importante considerar la situación de nuestra universidad, que enfrenta tres desafíos: calidad, deserción e inclusión social. El siglo XIX fue el de la escuela primaria, mientras que el siglo XX fue el de la secundaria, y este siglo XXI es el de la universidad. Es en este siglo del conocimiento en el que las personas educadas y sus ideas aportan no sólo a su desarrollo profesional, sino también a la riqueza de las naciones. Por esta razón, podemos decir que la universidad nunca fue más importante y el valor de una educación universitaria nunca fue tan elevado como en este tiempo que nos toca vivir.

Nos estamos quedando rezagados en América Latina, ya que Brasil, Chile, Colombia y México vienen avanzando en su graduación universitaria a un ritmo muy superior al nuestro. Si tenemos en cuenta el tamaño de las poblaciones, matriculamos más estudiantes universitarios que esos países. Pero, si consideramos la población, Colombia, Chile, Brasil y México están graduando muchos más profesionales universitarios que nosotros. Nuestro retroceso se acentuó ya que, por ejemplo en el 2003, por cada 100 graduados argentinos, Brasil graduaba 679 y Chile apenas 42. Pero en 2015, Brasil ya graduaba 920 estudiantes cada 100 de los nuestros; mientras que Chile ascendía a 71 graduados cada 100 de los nuestros. De este modo, Brasil incrementó su graduación universitaria en el período 2003-2015 más del doble que nosotros.

Esta gran diferencia en el avance en la graduación universitaria nos está diciendo que nuestro ritmo de acumulación de capital humano bien calificado es inferior al de nuestros vecinos. Incide negativamente que nuestra deserción universitaria sea muy alta. Esta deserción es inferior en Chile, Colombia, Brasil y México, donde más de la mitad de los ingresantes concluyen normalmente su carrera universitaria; mientras que entre nosotros apenas la terminan 3 de cada 10 estudiantes. Nuestra elevada deserción está vinculada a que, después de un año de estudiar en la universidad estatal, 51 de cada 100 alumnos no aprobaron más de una sola materia; mientras que en las privadas esta cifra corresponde a 31 de cada 100 alumnos. Pero incluso hay universidades en las que este indicador es aún mayor del 50% y supera el 70%.

Brasil, Chile, Colombia y México vienen avanzando en su graduación universitaria a un ritmo muy superior al nuestro.
Nuestra universidad tiene alta deserción, pocos graduados en las carreras científicas y tecnológicas y muy pocos alumnos pobres completan los estudios, a pesar de la gratuidad.

No hay progreso económico y social sin fortalecimiento de la universidad. Por eso, es preocupante constatar que nuestra universidad enfrenta importantes carencias: tiene pocos graduados por la alta deserción estudiantil, tiene pocos graduados en las carreras científicas y tecnológicas esenciales en el mundo globalizado y son pocos los pobres que completan los estudios, a pesar de la gratuidad.

A un siglo de la Reforma del 18, nuestras universidades enfrentan grandes desafíos. Por eso, hay cuatro objetivos mínimos a los cuales hay que apuntar en el futuro: disminuir la deserción estudiantil universitaria, promover una mayor calidad en los conocimientos de nuestros graduados, facilitar el acceso de jóvenes humildes y estimular la graduación en las nuevas carreras científicas y tecnológicas.

Nuestro atraso educativo puede ser superado. Pero la solución vendrá de la mano de una sostenida voluntad política de construir una nación no sólo próspera, sino también socialmente inclusiva y con igualdad de oportunidades. Esa será la mejor celebración del centenario de la Reforma.

Fuente: https://www.rionegro.com.ar/tres-desafios-pendientes-calidad-desercion-e-inclusion-LN5258904

 

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Los recursos educativos abiertos mejoran el rendimiento académico

Autor: Christian Guijosa

Hay pocos estudios referentes al impacto de los recursos educativos abiertos, y parece que su importancia se empequeñece a la simple reducción del costo de materiales escolares. Aunado a lo anterior, estos recursos, por ejemplo los libros electrónicos gratuitos, se perciben como de baja calidad y grandes repositorios de información pasan desapercibidos.

La Universidad de Georgia, EE. UU., realizó un estudio a gran escala en el que reveló el potencial de los recursos abiertos. Para ello, los investigadores compararon el desempeño académico de 11,681 estudiantes de programas tradicionales con libros de texto comerciales, frente a 10,141 alumnos en cursos con libros digitales gratuitos.

El análisis de datos recolectados en un periodo de seis años arrojó que el grupo de estudiantes con libros gratuitos obtuvo mejores resultados. Se evidenció que, si todos los estudiantes comienzan los cursos con los materiales necesarios, el rendimiento de aprendizaje mejora de forma significativa.

De acuerdo al sistema de calificación estadounidense, que utiliza letras para evaluar, el 42,52% de encuestados que estudiaron con libros gratuitos obtuvieron A y A-, a comparación del 29,29% que estudió con libros comerciales. A su vez, la tasa de estudiantes que desertó o que recibió calificaciones reprobatorias fue 2,68% menor en los que usaron libros gratuitos.

A muchos estudiantes les resulta imposible hacer gastos elevados en materiales educativos. En ocasiones cursan los programas sin el apoyo de textos comerciales o en el peor de los casos abandonan la universidad por los elevados costos.

Los académicos que efectuaron la investigación sugieren que los recursos educativos abiertos no sólo aminoran el gasto que representa cursar una carrera universitaria, además, pueden apoyar a mejorar rendimiento académico y bajar las tasas de deserción.

Fuente: https://observatorio.itesm.mx/edu-news/los-recursos-educativos-abiertos-mejoran-el-rendimiento-academico
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Más allá de la reforma educativa

Autor: Manuel Gil Antón

Tenemos un problema. Hay que reconocerlo y no es menor: luego de nueve o doce años de educación obligatoria establecida por la Constitución, los egresados no logran el aprendizaje mínimo esperado en cuanto a lectura de comprensión, redacción ordenada de un texto, solución de problemas aritméticos elementales y consolidación de las estructuras lógicas imprescindibles para generar razonamientos con cierto grado de abstracción.

Y eso ocurre con los que no abandonan (o son abandonados por) la escuela antes de ejercer, a plenitud, este derecho. Los que escapan a la exclusión. El nivel de aprendizaje que, en promedio, se logra en nuestro sistema educativo, no se corresponde con lo que sería posible, y necesario, para la formación sólida de las estructuras cognitivas que permitan a los jóvenes seguir incorporando conocimientos y someterlos, luego de su comprensión, a un análisis crítico que es la base de la autonomía en la asimilación de saberes en el futuro. El potencial del sistema es, en teoría, mucho mayor que sus resultados.

En estos años, tal situación fue atribuida, de manera exclusiva o principal, a la “calidad” de las maestras y profesores. La simplificación condujo a una “solución” tan reduccionista como el diagnóstico: la evaluación. Y cuanta más, mejor, pues produce, por sí misma —no como medio, sino como n— el cambio que generará incrementos sustantivos en el aprendizaje. Para asegurar que tal receta fuera surtida en la farmacia de la opción múltiple y otros mecanismos sin validez ni confiabilidad, se ató el sometimiento a ella so pena de perder el trabajo. Se le llamó, sin darse cuenta de la barbaridad que se expresaba, una evaluación “con dientes”: que mordiera, que desgarrara, que tuviera consecuencias.

La examinación superficial (mal llamada evaluación) fue colocada en el terreno laboral, no en el pedagógico, de tal manera que, para conservar el empleo, se acude a ella para “pasarla” sin que tenga nada que ver con la práctica cotidiana. En la pseudo evaluación se finca la más equivocada frase de los que, para bien, ya hacen maletas: cualquiera puede enseñar, si aprueba el examen. No cabe duda: por estas razones, y otras, la lógica que sostiene a esta reforma educativa, y los malabares jurídicos que hicieron para imponerla, debe ser desechada pues es una política basada en la ignorancia.

De ello se deriva un análisis cuidadoso —sereno— de lo que hay que hacer, pues derogar o modificar sustancialmente esta reforma, siendo necesario, no es suficiente. ¿Por qué? Porque el problema educativo que enfrentamos sigue ahí, por lo que se impone, por prudencia y responsabilidad políticas, atender a la sentencia de Malatesta: “sólo se destruye lo que se sustituye”. En otras palabras: la condición para que se incrementen las posibilidades de aprendizaje, no serán resultado directo de abrogar o revocar lo mal hecho, sino en proponer un horizonte de transformación educativa que, por su diseño y tino en su puesta en marcha, no descanse en la amenaza, sino en el entusiasmo, no exento de exigencia, de todos los involucrados. Revertir la reforma, nada más, no es coherente con la esperanza abierta de la posibilidad de otro modelo de desarrollo para el país.

El nuevo gobierno, en estos meses, haría bien en no expresar propuestas deshilvanadas. Tiene una gran oportunidad de hacer lo contrario a lo que sucedió: escuchar. Sí, y a los verdaderos especialistas en esta dimensión de la vida social: las mejores maestras y profesores que tiene el país. Menos parloteo y más silencio para oír a los que saben. A los que, con gran desprecio, ignoraron los señores que creían saberlo todo desde su apabullante soberbia. Es tiempo de escucharlos para fincar la transformación en suelo firme. Hay tiempo.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/mas-alla-de-la-reforma-educativa/

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Lectura contra el fascismo

La historia del fascismo ofrece un sistema de alerta temprana y nos enseña que el lenguaje que opera al servicio de la violencia, la desesperación y los turbulentos paisajes del odio conlleva el potencial de resucitar los momentos más oscuros de la historia.


por Henry A. Giroux

(14 de julio de 2018, Boston, Sri Lanka Guardian ) El crítico cultural marxista Walter Benjamin sostuvo una vez que cada ascenso del fascismo es testigo de una revolución fallida. Benjamin no solo abordaba elementos de una revolución política fallida, sino también el fracaso del lenguaje, los valores, el coraje, la visión y una conciencia crítica. En medio de un momento en que un orden social más antiguo se está desmoronando y uno nuevo está luchando por definirse a sí mismo, siempre hay un momento de confusión y peligro. Hemos llegado a un momento en el que dos mundos están colisionando.

Primero, está el mundo duro y desmoronado de la globalización neoliberal y sus pasiones movilizadoras que alimentan un fascismo al estilo estadounidense. En segundo lugar, hay un movimiento contrario con su búsqueda de una nueva política que pueda repensar, reclamar e inventar una nueva comprensión del socialismo democrático, no contaminado por el capitalismo. En medio de esta lucha, nacerá un nuevo movimiento político y orden social, aunque sin garantías. Algo siniestro y horrible está sucediendo en las democracias liberales de todo el mundo. La arquitectura global de la democracia está dando paso a tiranías autoritarias. Por alarmantes que puedan ser las señales, no podemos apartar la mirada y permitir que los terrores de lo imprevisto se den rienda suelta. No podemos permitir que el poder de los sueños se convierta en pesadillas.

Es difícil imaginar un momento más urgente para desarrollar un lenguaje de crítica y posibilidad que sirva para despertar nuestros sentidos críticos e imaginativos y ayudar a liberarnos de la pesadilla tiránica que ha caído sobre los Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump. En una era de aislamiento social, desbordamiento de la información, cultura de inmediatez, consumo excesivo y violencia espectacularizada, lectura de libros críticos y otros textos representacionales junto con el pensamiento analítico siguen siendo necesarios si queremos tomar en serio la noción de que una democracia no puede existir o defenderse sin ciudadanos informados y comprometidos. Esto es especialmente cierto en un momento en que la negación se ha convertido en un pasatiempo nacional igualado solo por la creciente normalización de una de las administraciones más alarmantes que jamás haya tomado posesión de la presidencia de Estados Unidos.

Contra la indiferencia, la desesperación o la abstinencia que anestesian las órbitas privadas del ser aislado, existe la necesidad de crear esas culturas formativas que humanizan, fomentan la capacidad de escuchar a los demás, suscitan pensamientos complejos y abordan los problemas sociales. No tenemos otra opción si queremos resistir la creciente desestabilización de las instituciones democráticas, el asalto a la razón, el colapso de la distinción entre hechos y ficción, y el gusto por la brutalidad que ahora se extiende por los Estados Unidos como una plaga. Leer críticamente significa no solo aprender a leer el mundo, sino también aprender a pensar analíticamente mientras se niega a sucumbir a lo impensable. La lectura no solo es valiosa como una forma de traducción, sino que, como observa George Steiner, sigue al lenguaje como «el principal instrumento de rechazo [del pueblo] para aceptar el mundo tal como es. «La lección pedagógica aquí es que el fascismo comienza con palabras odiosas, la demonización de otros considerados desechables, y pasa a un ataque a las ideas, la quema de libros, la desaparición de intelectuales y el surgimiento del estado carcelario y los horrores de la detención cárceles y campos Como Jon Nixon sugiere , leer como una forma de «educación crítica» nos proporciona un espacio protegido dentro del cual pensar en contra de la opinión recibida: un espacio para cuestionar y desafiar, para imaginar el mundo desde diferentes puntos de vista y perspectivas, para reflexionar sobre nosotros mismos en relación a otros y, al hacerlo, entender lo que significa «asumir responsabilidades». Leer a contrapelo ofrece oportunidades para que las personas salgan de sus propias experiencias en un momento en que la ideología neoliberal no solo limita nuestra imaginación, sino que también encarcela a ellos en órbitas casi impenetrables de interés propio e hiperindividualismo.


En una época en que la memoria está bajo ataque, la lectura crítica se convierte en una fuente de esperanza y una herramienta de resistencia .


La presidencia de Trump puede ser solo un síntoma del largo declive de la democracia liberal en Estados Unidos, pero su presencia significa uno de los mayores desafíos, si no peligros, que el país ha enfrentado en más de un siglo. Una cultura formativa de mentiras, ignorancia, corrupción y violencia ahora está impulsada por una serie de ortodoxias que configuran la vida estadounidense, incluyendo el conservadurismo social, el fundamentalismo de mercado, el nacionalismo apocalíptico, el extremismo religioso y el nacionalismo blanco, todos los cuales ocupan los centros de poder en el más alto niveles de gobierno. La memoria histórica y el testimonio moral han dado paso a una nostalgia en bancarrota que celebra los momentos más regresivos de la historia de los Estados Unidos.

Las fantasías del control absoluto, la limpieza racial, el militarismo desenfrenado y la lucha de clases están en el corazón de un orden social estadounidense que se ha vuelto letal. Este es un orden social distópico marcado por palabras huecas, una imaginación pillada de cualquier significado sustantivo, limpia de compasión y utilizada para legitimar la noción de que los mundos alternativos son imposibles de entretener. Lo que estamos presenciando es un abandono de las instituciones y valores democráticos y un ataque a gran escala contra la disidencia, el razonamiento reflexivo y la imaginación radical. Trump ha degradado la oficina del presidente y ha elevado el ethos de corrupción política, hipermasculinidad y mentir a un nivel que deja a muchas personas entumecidas y exhaustas. Él ha normalizado lo impensable, legitimado lo inexcusable y defendido lo indefendible. Bajo tales circunstancias,glorificación de soluciones agresivas y violentas a problemas sociales complejos «.

La historia del fascismo ofrece un sistema de alerta temprana y nos enseña que el lenguaje que opera al servicio de la violencia, la desesperación y los turbulentos paisajes del odio conlleva el potencial de resucitar los momentos más oscuros de la historia. Erosiona nuestra humanidad y hace que muchas personas se adormezcan y callen frente a ideologías y prácticas que imitan y legitiman actos horrendos y atroces. Este es un lenguaje que elimina el espacio de la pluralidad, glorifica los muros y las fronteras, odia las diferencias que no imitan a una esfera pública blanca y hace que las poblaciones vulnerables, incluso los niños pequeños, sean superfluas como seres humanos. El lenguaje de Trump, como el que caracterizó a los regímenes fascistas más antiguos, mutila la política contemporánea, desdeña la empatía y la crítica moral y política seria, y hace que sea más difícil criticar las relaciones de poder dominantes. Su lenguaje tóxico también alimenta la retórica de la guerra, una masculinidad súper cargada, antiintelectualismo y una resurgente supremacía blanca. Pero no es solo suyo. Es el lenguaje de un naciente fascismo que se ha venido gestando en los Estados Unidos por algún tiempo. Es un lenguaje que se siente cómodo viendo el mundo como una zona de combate, un mundo que existe para ser saqueado, que considera a los que se consideran diferentes por su raza, etnia, religión u orientación sexual como una amenaza que debe temerse, si no eliminarse. . Cuando Trump usa la retórica tóxica de «animales», «infestar» y «alimañas», está haciendo más que utilizar epítetos desagradables; también está materializando ese discurso en políticas que arrancan a los niños de los brazos de sus madres, ponen a los niños pequeños en jaulas, y Su lenguaje tóxico también alimenta la retórica de la guerra, una masculinidad súper cargada, antiintelectualismo y una resurgente supremacía blanca. Pero no es solo suyo. Es el lenguaje de un naciente fascismo que se ha venido gestando en los Estados Unidos por algún tiempo. Es un lenguaje que se siente cómodo viendo el mundo como una zona de combate, un mundo que existe para ser saqueado, que considera a los que se consideran diferentes por su raza, etnia, religión u orientación sexual como una amenaza que debe temerse, si no eliminarse. . Cuando Trump usa la retórica tóxica de «animales», «infestar» y «alimañas», está haciendo más que utilizar epítetos desagradables; también está materializando ese discurso en políticas que arrancan a los niños de los brazos de sus madres, ponen a los niños pequeños en jaulas, y Su lenguaje tóxico también alimenta la retórica de la guerra, una masculinidad súper cargada, antiintelectualismo y una resurgente supremacía blanca. Pero no es solo suyo. Es el lenguaje de un naciente fascismo que se ha venido gestando en los Estados Unidos por algún tiempo. Es un lenguaje que se siente cómodo viendo el mundo como una zona de combate, un mundo que existe para ser saqueado, que considera a los que se consideran diferentes por su raza, etnia, religión u orientación sexual como una amenaza que debe temerse, si no eliminarse. . Cuando Trump usa la retórica tóxica de «animales», «infestar» y «alimañas», está haciendo más que utilizar epítetos desagradables; también está materializando ese discurso en políticas que arrancan a los niños de los brazos de sus madres, ponen a los niños pequeños en jaulas, y antiintelectualismo y una resurgente supremacía blanca. Pero no es solo suyo. Es el lenguaje de un naciente fascismo que se ha venido gestando en los Estados Unidos por algún tiempo. Es un lenguaje que se siente cómodo viendo el mundo como una zona de combate, un mundo que existe para ser saqueado, que considera a los que se consideran diferentes por su raza, etnia, religión u orientación sexual como una amenaza que debe temerse, si no eliminarse. . Cuando Trump usa la retórica tóxica de «animales», «infestar» y «alimañas», está haciendo más que utilizar epítetos desagradables; también está materializando ese discurso en políticas que arrancan a los niños de los brazos de sus madres, ponen a los niños pequeños en jaulas, y antiintelectualismo y una resurgente supremacía blanca. Pero no es solo suyo. Es el lenguaje de un naciente fascismo que se ha venido gestando en los Estados Unidos por algún tiempo. Es un lenguaje que se siente cómodo viendo el mundo como una zona de combate, un mundo que existe para ser saqueado, que considera a los que se consideran diferentes por su raza, etnia, religión u orientación sexual como una amenaza que debe temerse, si no eliminarse. . Cuando Trump usa la retórica tóxica de «animales», «infestar» y «alimañas», está haciendo más que utilizar epítetos desagradables; también está materializando ese discurso en políticas que arrancan a los niños de los brazos de sus madres, ponen a los niños pequeños en jaulas, y Es un lenguaje que se siente cómodo viendo el mundo como una zona de combate, un mundo que existe para ser saqueado, que considera a los que se consideran diferentes por su raza, etnia, religión u orientación sexual como una amenaza que debe temerse, si no eliminarse. . Cuando Trump usa la retórica tóxica de «animales», «infestar» y «alimañas», está haciendo más que utilizar epítetos desagradables; también está materializando ese discurso en políticas que arrancan a los niños de los brazos de sus madres, ponen a los niños pequeños en jaulas, y Es un lenguaje que se siente cómodo viendo el mundo como una zona de combate, un mundo que existe para ser saqueado, que considera a los que se consideran diferentes por su raza, etnia, religión u orientación sexual como una amenaza que debe temerse, si no eliminarse. . Cuando Trump usa la retórica tóxica de «animales», «infestar» y «alimañas», está haciendo más que utilizar epítetos desagradables; también está materializando ese discurso en políticas que arrancan a los niños de los brazos de sus madres, ponen a los niños pequeños en jaulas, y fuerza a niños tan pequeños como uno  a presentarse ante los jueces de inmigración.

Y aunque no existe un espejo perfecto, cada vez es más difícil para muchas personas reconocer cómo los «elementos cristalizados» del totalitarismo han surgido en nuevas formas en la forma de un fascismo al estilo estadounidense. En parte, esto puede deberse a que la historia ya no se trata con seriedad, especialmente en un momento en que la necesidad de placer instantáneo y el lenguaje de los tweets anulan la disciplina necesaria y el placer potencial que conlleva la desaceleración del tiempo y el arduo trabajo imaginativo contemplación. Además, como observa Leon Wieseltier , vivimos en una era en la que «las palabras no pueden esperar por pensamientos [y] la paciencia es … una responsabilidad». En una era de gratificación instantánea, la historia se ha convertido en una carga para ser tratada como una reliquia descartada que ya no merece respeto. El pasado ahora es demasiado desagradable de contemplar o es delegado al abismo de la ignorancia voluntaria y consignado al agujero de la memoria. Por atemorizante y aparentemente imposible en una democracia liberal, ni la historia ni el fantasma del fascismo pueden ser descartados porque Trump no ha creado campos de concentración ni diseñado planes para actos genocidas, aunque ha enjaulado a niños y les ha negado la inmunidad. a sus países, enfrentan una muerte casi segura. El fascismo no es una reliquia del pasado o un sistema político e ideológico fijo.


Leer el mundo de manera crítica es la condición previa para intervenir en el mundo.


Renombrado historiador de la Alemania moderna Richard Evans observa que la administración Trump puede no replicar todas las características de Alemania e Italia en la década de 1930, pero el legado del fascismo es importante porque se hace eco de una peligrosa «advertencia de la historia» que no puede descartarse. El fascismo no es estático y los elementos proteicos del fascismo siempre corren el riesgo de cristalizarse en nuevas formas. Los fantasmas del fascismo deberían aterrorizarnos, pero lo más importante es que los horrores del pasado deberían educarnos e infundirnos un espíritu de justicia cívica y coraje colectivo en la lucha por una democracia sustantiva e inclusiva. La conciencia histórica es una herramienta crucial para desentrañar las capas de significado, sufrimiento, búsqueda de comunidad, la superación de la desesperación y el impulso del cambio dramático, por desagradable que pueda ser a veces. Ningún acto del pasado puede ser considerado demasiado horrible u horrible para contemplar si vamos a ampliar el alcance de nuestra imaginación y el alcance de la justicia social, lo que nos puede impedir mirar hacia otro lado, indiferentes al sufrimiento que nos rodea. Esto sugiere la necesidad de repensar la importancia de la memoria histórica, la alfabetización cívica y la importancia de la lectura como un acto crítico central para un sentido de agencia informado y crítico. En lugar de descartar la idea de que los principios organizadores y los elementos fluctuantes del fascismo todavía están con nosotros, una respuesta más apropiada al ascenso de Trump al poder es plantear preguntas sobre qué elementos de su gobierno señalan el surgimiento de un fascismo adecuado a un estilo contemporáneo y distintivo Paisaje político, económico y cultural de los Estados Unidos

En una época en que la memoria está bajo ataque, la lectura crítica se convierte en una fuente de esperanza y una herramienta de resistencia. Leer críticamente es fundamental para conectar el pasado con el presente y para ver el presente como una ventana a esos horrores del pasado que nunca deben repetirse. Estados Unidos se está hundiendo en el abismo del fascismo. Las señales nos rodean, y no podemos darnos el lujo de ignorarlas. Una lectura crítica de la historia nos proporciona un recurso vital que ayuda a informar el fundamento ético de la resistencia, un antídoto contra la política de desinformación, división, desviación y fragmentación de Trump. La memoria como forma de conciencia crítica es crucial para desarrollar una forma de responsabilidad histórica y social para contrarrestar una ignorancia voluntaria que refuerza la  pesadilla estadounidense.. En la cara de esta pesadilla, pensar y juzgar debe estar conectado a nuestras acciones.

Vivimos en un momento en que la corrupción del discurso se ha convertido en una característica definitoria de la política, reforzada en gran medida por una administración y un aparato de medios conservadores que no solo miente, sino que también trabaja arduamente para eliminar la distinción entre fantasía y realidad. Como ha argumentado Hannah Arendt, aquí se trata la creación de modos de agencia que son cómplices de los modos de gobierno fascistas. Ella escribe en  The Origins of Totalitarianism : «El sujeto ideal del régimen totalitario no es el convencido nazi o el comunista convencido, sino personas para quienes la distinción entre hechos y ficción (es decir, la realidad de la experiencia) y la distinción entre verdadero y falso (es decir, los estándares de pensamiento) ya no existe «.

El terror de lo imprevisto se vuelve ominoso cuando la historia se utiliza para ocultar el pasado en lugar de iluminarlo, cuando resulta difícil traducir los asuntos privados en consideraciones sistémicas más amplias, y las personas se dejan seducir y atrapar en espectáculos de violencia, crueldad y impulsos autoritarios. Leer el mundo de manera crítica es la condición previa para intervenir en el mundo. Es por eso que la lectura crítica y la lectura crítica son tan peligrosas para Trump, sus acólitos y aquellos que odian la democracia. La democracia solo puede sobrevivir con un público atento al poder del lenguaje, la lectura y los libros y textos que importan. Solo puede sobrevivir cuando nos negamos a emplear el poder para pensar lo contrario con el fin de actuar de otra manera.

La crisis del neoliberalismo -con su ruina financiera para millones, su eliminación del estado de bienestar, su desregulación del poder corporativo, su racismo desenfrenado y su militarización de la sociedad- debe ir acompañada de una crisis de ideas, que abraza la memoria histórica. rechaza la normalización de los principios fascistas y abre un espacio para imaginar que los mundos alternativos pueden surgir. Mientras que la corrosión a largo plazo de la política y el fascismo emergente en los Estados Unidos no terminará simplemente aprendiendo a leer críticamente, los espacios abiertos por la lectura crítica crean un baluarte contra el cinismo y fomentan una noción de esperanza que puede traducirse en formas de resistencia colectiva Es por eso que leer y pensar críticamente es tan peligroso y tan necesario.

Una versión anterior de este artículo aparece en  The Seminary Co-op . 

Fuente: https://www.slguardian.org/reading-against-fascism/

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Meet the SDG 4 data: Measuring how much children are learning

Gem Report/Silvia Montoya

Resena: Muchas herramientas ya disponibles sobre los indicadores y datos del ODS 4. Parece justo que, como organismo custodio de la ONU para los datos sobre el ODS 4, el Instituto de Estadística de la UNESCO ( UIS ) no solo produzca los datos sino también las herramientas para recopilar, analizar e informar esos datos. Es por eso que hemos desarrollado cuatro publicaciones estadísticas y herramientas de datos fáciles de usar para los interesados ​​en el ODS 4 :


In the recent introduction to this series of blogs, Everything you always wanted to know about SDG 4 data indicators… but didn’t know who to askI flagged a dilemma facing researchers and statisticians: how to translate technical processes around indicators into comprehensible measurement?

Never an easy task – but even harder if you have not been part of the discussions in which the indicators were developed from the very beginning.

Many tools already available about SDG 4 indicators and data

It seems only fair that, as the custodian UN agency for data on SDG 4, the UNESCO Institute for Statistics (UIS) should not only produce the data but also the tools to gather, analyze and report that data. That is why we have developed four easy-to-use statistical publications and data tools for stakeholders on SDG 4:

In this series of blogs, we will walk through step by step the process to capture data for each of the 11 indicators for SDG 4 – the carefully-selected group of leading indicators that will track progress towards each target on education.

Drawing on the Quick Guide, we will look at the definition of each indicator, its concept, how it is calculated, its sources, how it is produced and – very importantly – how it can be interpreted.

Indicator 4.1.1: how much are children learning?

This blog focuses on SDG 4 Target 4.1: free, equitable and quality primary and secondary education, and Indicator 4.1.1, defined as: the proportion of children and young people (a) in Grade 2 or 3; (b) at the end of primary education; and (c) at the end of lower secondary education achieving at least a minimum proficiency level in (i) reading and (ii) mathematics, by sex.

The concept for Indicator 4.1.1. is straightforward: measuring the quality of education and learning in two subject areas at three key points: the middle of primary education, the end of primary education and the end of lower secondary education. It is calculated as the percentage of children and young people at the relevant stage of education who have achieved or exceeded a minimum proficiency level (MPL) in reading or mathematics.

On interpretation of the data: the three points of measurement will have their own MPLs that are established by countries in line with globally-defined minimum standards. So for each point of measurement, there will be a threshold, with students either below it, achieving it or exceeding it.

Turning to data sources: the indicator will be based on the results of a wide range of cross-national assessments, such as: the Programme d’analyse des systèmes éducatifs de la CONFEMEN (PASEC), Progress in International Reading Literacy Study (PIRLS), Programme for International Student Assessment (PISA), Southern and Eastern Africa Consortium for Monitoring Educational Quality (SACMEQ), Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) and Trends in International Mathematics and Science Study (TIMSS).

The challenges we face in measuring learning across countries

This is where we hit the first of three measurement challenges. First, these different assessments do not always use the same definitions of proficiency. It is possible to compare the proficiency of Brazilian students to the proficiency of students in Paraguay, because both countries take part in the same regional assessment, but you cannot compare students from either country to students from, say, South Africa or Botswana. Their regional assessment uses different concepts and methods to measure learning.

There are, as yet, no common global standards for learning assessments. The UIS, however, is working hard on comparability, developing a Global Framework of Reference for Reading and Mathematics. This aims to ensure that all children are being taught what they need to know at different points in their education, to improve the quality of data to inform policies and to enable countries to report their data internationally using common metrics.

It will take time to develop and build consensus on common metrics. In the meanwhile, the UIS has developed an interim strategy using national data. While these data are not cross-nationally comparable and cannot be officially used for monitoring, they will provide countries and development partners with an overall perspective, or snapshot, of the learning situation at the national, regional and global levels.

The second main challenge is the need for consistent quality, based on shared technical standards, to ensure that national and regional data are fit for purpose. The UIS is also working on this challenge, as shown by producing Principles of Good Practice in Learning Assessment and related quick guides on learning assessments.

The third main challenge is the need to accommodate multiple viewpoints: identifying relevant areas of learning that can and should be measured globally; conceptualizing how national and regional data can inform global measurement; and striking a balance between global perspectives on education and local influences and goals.

Again, the UIS is on the case, developing ways to use existing national and cross-national assessments to facilitate the measurement and reporting of learning outcomes, rather than demanding that one single assessment be used by every country for SDG reporting. We are also exploring innovative approaches, such as ‘social moderation’ to define, for example, what a country sees as a benchmark or MPL. Above all, we understand the political considerations and the need for consensus-building.

Another challenge is the limitations of the available data, with assessments typically carried out within school systems (referred to as school-based assessments) and therefore covering only the children who are in the classroom. Right now, Indicator 4.1.1. does not cover children who are out of school, so any assessment of their competencies in reading or mathematics has to rely on household surveys.

The UIS is working to tackle all of these challenges, aiming to help governments measure and monitor student learning outcomes in mathematics and reading against Indicator 4.1.1 and make good use of the data to inform policy decisions, in a way that works with the grain of the national context.

Our over-arching goal is to provide and improve the measurement frameworks that will propel the world closer to a free, equitable and quality primary and secondary education for every single child.

Where and how to find SDG 4 data 

  • The Quick Guide to Education Indicators for SDG 4 describes the process of developing and producing the global monitoring indicators while explaining how they can be interpreted and used. This is a hands-on, step-by-step guide for anyone who is working on gathering or analyzing education data.
  • The SDG 4 Data Book: Global Education Indicators 2018 ensures that readers have the latest available data for the global monitoring indicators at their fingertips, and will be regularly updated.
  • The SDG 4 Data Explorer displays data by country, region or year; by data source; and by sex, location and wealth. It allows users to explore the measures of equality that are crucial for the achievement of SDG 4.
  • The SDG 4 Country Profiles present the latest available SDG 4 global indicators in charts and graphs that are easy to understand. For those who need quick facts on specific countries, this is the place to come.

 

Fuente:

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La profesionalización docente es lo primero

Por: Miguel Ángel Pérez

Ha comenzado en los días siguientes a la histórica votación del 1° de julio el debate en torno al proyecto educativo del gobierno de López Obrador. Recuérdese que dicho gobierno se ha definido como una alternancia política en muchos aspectos incluyendo por supuesto educación.

El debate ha girado en torno a la propuesta del sexenio anterior, lo que ha sido la mal llamada reforma educativa y no un debate inaugural de los términos y las condiciones que caracterizan esta administración, sus propuestas sustantivas y las distinciones con relación a otras administraciones.

Me parece que el nuevo gobierno, el gobierno de la alternancia y de la cuarta república, debería de iniciar en educación por atender al profesorado. La profesionalización de los docentes es –desde mi punto de vista- la prioridad número uno, porque desde ahí se desprenden muchísimos temas más. ¿Cómo se podría atender dicha prioridad?

La profesionalización de los y las docentes se ha asociado con el estudio y la preparación profesional, con la trayectoria académica a partir de la experiencia acumulada por los años en el servicio, las condiciones institucionales en donde se realiza la tarea de educar y los diversos apoyos para realizarla y el conocimiento y la atención de las áreas deficitarias de los docentes después del análisis de la práctica.

Desde su surgimiento en el año de 1978 la Universidad Pedagógica Nacional UPN) tuvo la encomienza a nivel nacional de profesionalizar a los maestros y maestras en servicio, aunque tuvo varios nombres como los de nivelación estudio de licenciatura y posgrado, etc., la tarea consistía en confrontar a los docentes de cara al análisis de la práctica educativa que realizan en contexto, y a partir de ahí desplegar proyectos para la mejora de la misma, mediado por el colectivo docente y por las sesiones de trabajo junto con el asesor y asesora que le destinaba la Universidad. De esta manera la UPN pudo operar cuatro programas de licenciatura dirigidos a maestros en servicio, por las siglas la LEB – Plan 1979, a LEP y LEP, Plan 1985, la LE Plan 1994 y la LEPEMI Plan 1990 (licenciatura destinada a atender la demanda del medio indígena). También cuando menos dos programas de maestría (Maestría en Desarrollo Educativo) que opera en la Unidad Ajusco y la Maestría en Educación Básica (MEB) que opera a nivel nacional.

¿Qué tenemos hasta ahora? La profesionalización de los y las docentes no pasa rigurosamente por la incorporación de estudios muy largos (maestrías o doctorados) y porque estos distraen la atención del punto central que es la profesionalización, tampoco los cursos cortos, talleres breves, diplomados, han dado buen resultado, debido a que se generó una enorme perversión en la venta de constancias y reconocimientos y junto a ello proliferan las instituciones “patito” que supuestamente atendían a maestros.

La profesionalización inicia con colocar a los docentes en servicio bajo un compromiso de auto-dedicación, autoformación y auto-estudio; mediado por los pares docentes y con un facilitador o acompañante que sirva como mediador a partir de cuatro grandes ejes de trabajo:

  • Pensar y refleccionar ha práctica propia, como ejercicio profesional complejo y bajo las condiciones del presente.
  • La adquisición, desarrollo y uso de algunas herramientas provenientes de la metodologías cualitativa para acercarse a estudiar la práctica propia, entrenarse en el uso de levantar registros, hacer observaciones, entrevistas, grupos de discusión, no para convertirse en investigador sino para acercarse de mejor manera en el estudio de las prácticas educativas.
  • Estudiar con sentido las nuevas tendencias y las nuevas aportaciones en pedagogía, relacionándolo dicho proceso con las nuevas tendencias pedagógicas el conocimiento de los escolares y sobre todo nuevas alternativas didácticas para la acción docente.
  • El estudio para los docentes deberá entenderse en contexto y en la situación directa de las necesidades de la práctica y del entorno, del entorno y de la práctica. Para esto la evaluación del desempeño docente deberá de considerar dichas variables, buscando áreas de mejora y condiciones para desplegar proyectos de intervención para el cambio sustantivo de la práctica.

Uno de los vicios que se ha presentado más frecuentemente en el proceso de reflexionar y modificar la práctica, es que los docentes se aprendían un discurso casi siempre innovador que no correspondía a las acciones, se trata ahora de balancear un proceso complejo que integren tareas de investigación, de intervención en la perspectiva de la mejora de la práctica. Que las palabras que se digan correspondan a las acciones que se realizan.

Este me parece es el punto más importante, que deberá atender el nuevo gobierno y ahí la UPN ha acumulado una gran fortaleza a nivel nacional, la cual deberá estar al servicio de los nuevos retos y las nuevas necesidades del cambio y la mejora de las escuelas. Toda reforma educativa inicia y culmina con mirar a los docentes y los cambios verdaderos que pudieran demostrar los cambios en su desempeño docente de todos los días. Si no es así es que no es reforma sino un expediente más de simulación en educación.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-profesionalizacion-docente-es-lo-primero/

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