Page 2195 of 2686
1 2.193 2.194 2.195 2.196 2.197 2.686

La pregunta como dispositivo pedagógico

 

La pregunta como dispositivo

pedagógico*

Thé quéstion as pédagogic dévicé

Germán Vargas Guillen**

Emilio Guachetá Gutiírrez***

 

Un nuevo género de filósofos está apareciendo en el horizonte:

yo me atrevo a bautizarlos con un nombre no exento

de peligros. Tal como yo los adivino, tal como ellos se dejan

adivinar -pues forma parte de su naturaleza el querer

seguir siendo enigmas en algún punto-, esos filósofos del

futuro podnan ser llamados tentadores. Este último nombre

mismo es, en Úitima instancia, sólo una tentativa y, si se

quiere una tentación.

Nietzsche (1988)

Parte 1.

El uso de la pregunta es uno de los dispositivos m6s antiguos en los procesos de pensamiento: de la investigación, de la enseñanza y del aprendizaje. Ya Sócrates empleaba la mayéutica como procedimiento básico y esencial para estimular la actividad reflexiva del hombre, y, orientarlo en la búsqueda personal de la verdad. Mediante el interrogatorio, los interlocutores eran conducidos a distinguir entre el error y las verdaderas prácticas.

 La verdad surgia como fruto del descubrimiento y la conquista personal.Conversar, preguntar y responder, son actividades cotidianas en los distintos ambientes donde se despliega la vida; por ello en el aula, se trata de propiciar espacios para pensar(se), interrogary comunicar(se) a través del diálogo. La pregunta como dispositivo pedagógico implica formular ‘buenas y pertinentes’ inquietudes, bien  sea porque  provengan del asombro o porque  conduzcan a él; lograr que las  preguntas que se formulan sean ‘buenas y pertinentes’ no es una tarea fácil, puesto que en muchos casos ellas son imposturas, simulaciones fingirnientos, engaños o simples formalismos.

Asumir la actividad docente dentro de la pregunta como dispositivo pedagógico supone desarrollar herramientas para la adquisición y despliegue de los procesos pedagógicos. Tales herramientas permiten delimitar el objeto de interés y asegurar su seguimiento. Como se insinuó, el uso de las preguntas con fines docentes es de larga data. Se pueden rastrear sus orígenes en los m6todos usados por Sbcrates-en especial en la mayéutica- y continuar con una larga tradición evidenciada en los libros de texto y manuales de enseñanza.

De otra parte, se vislumbra que lo más importante y necesario en todo ello, es que en la práctica cotidiana maestros y educandos aprendan a valorar el uso de la pregunta en las relaciones interpersonales conducentes al y del diálogo, y, que lleguen a considerarla como fuente de conocimiento tanto en la vida corriente como en el aula escolar. Ésta es una de las funciones más importantes que debe y tiene que abordar la pedagogía liberadora y humanista del siglo XXI.

Dimensión psicopedagógica de la pregunta

(El aporte de Freire  la pedagogía crítica)

Un ejemplo es preciso tener en cuenta: la educación liberadora de Freire, que se nutre de la pregunta como desafío constante a la creatividad y al riesgo del descubrimiento. En muchos sentidos se puede afirmar que la educación liberadora es la Pedagogía de la pregunta (Freire, 1986); y, su método es el diálogo. La curiosidad del estudiante en todos los casos tiene que conmover, y quizá remover, la certeza del profesor. Por esto al limitar la curiosidad del alumno, el profesor autoritario limita también la suya; pues, la pregunta que hace el alumno le brinda al profesor un ángulo distinto, desde el cual a éste le será posible profundizar en una

Reflexión crítica.

 Sin embargo, la preocupación por la pregunta, alrededor de ella, no puede quedar tan s61o en el nivel del interrogar por sí o en sí mismo. Importa, sobre todo, unir siempre que sea posible la pregunta  y la respuesta a las acciones que han sido practicadas o a las acciones que pueden llegar a ser ejecutadas o rechazadas.

El acto de preguntar de ninguna manera se torna en un juego intelectualista.

Por el contrario, es necesario que el educando al preguntar  sobre un hecho tenga en la respuesta una explicación del mismo y no una descripción pura de las palabras ligadas al hecho. vencionalrnente la fenomenología llama «Y a las cosas mismas a,. No se trata, por tanto, de ver sólo el sentido o el significado de las palabras, se trata de auscultar las vivencias que llevan a los sujetos a interpelar; y de abrir los horizontes de comprensión entre los miembros de la comunidad dialogante.

Fuente :

https://profesorvargasguillen.files.wordpress.com/…/la-pregunta-como-di…

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/Mkh7OWhODckFppMUvd1RzD58YXg5o_H6vMMbfc89slDHH56V3EOKWfVzhE9ytz5LcrFXmw=s103

Comparte este contenido:

Micropolíticas del deseo y Macri-políticas del encierro

America del Sur/Argentina/Noviembre 2016/Marino Pacheco/http://www.rebelion.org/

La reciente modificación de la Ley Nacional de Salud Mental, que vuelve a poner el foco en la enfermedad y la reclusión, trajo otra vez a escena una lucha que ya lleva años.

El viernes 7 de octubre, bajo la consigna “La salud mental se planta, que broten nuestros derechos”, una nutrida columna se desplazó por las calles de Córdoba capital, en la tercera edición de la Marcha por el Derecho a la Salud Mental, que este año logró realizarse en coordinación con otras ciudades del país y del mundo.

“Históricamente, las personas con padecimiento mental han sido consideradas y denominadas como locos peligrosos, locos delincuentes, locos incapaces. Por esto han sido objeto de castigos y las respuestas que han dado fueron desde acciones piadosas, de reeducación hasta control por medio del aislamiento, encierro y medicalización”, destacaron desde el colectivo organizador de la Marcha en Córdoba, integrado por psiquiatras y psicólogos, usuarios y estudiantes de psicología, pero también estudiantes de otras carreras universitarias, comunicadores y talleristas, personas sensibilizadas y comprometidas con la situación de la salud pública en general.

Seguramente la reciente derogación de la resolución 1.484 de la Ley Nacional de Salud Mental, llevada adelante por el gobierno de Mauricio Macri, haya reavivado ciertas indignaciones y promovido mayores procesos de movilización, en un sector que viene ejerciendo acciones de resistencia y creación desde hace años. La resolución 1.484 fue aprobada en 2015 y establecía el plazo de un año para reducir el cupo “mínimo de camas” en las instituciones psiquiátricas, tanto públicas y privadas, en el camino hacia sustituir estas instituciones por nuevos espacios, regidos por otras lógicas, sostenidas sobre otros paradigmas.

Esta avanzada del Ministerio de Salud de la Nación sobre una ley que de todos modos no había logrado implementarse plenamente, permite un claro paso adelante de los sectores que promueven la privatización y la medicalización de la salud.

De allí que desde la organización de la movilización realizada el viernes hayan denunciado la disminución del presupuesto destinado a salud mental, así como también que desde el Estado no se haya avanzado en la creación de una red de abordaje integral y una institucionalidad que permita controlar y erradicar las prácticas manicomiales. Plantarse, entonces, sostuvieron desde la movilización, para exigir equipos de salud mental en los barrios, que funcionen con dinámicas interdisciplinarias y comunitarias; para reclamar por la readecuación de los servicios de salud mental en hospitales generales; para exigir dispositivos con participación ciudadana real en la implementación de las políticas públicas; para que se brinde atención infanto-juvenil a través de dispositivos apropiados y para que la medicalización no sea la principal respuesta; para que se diversifiquen las respuestas con dispositivos sustitutivos al manicomio y para que la internación sea efectivamente el último recurso, sin dejar de ser respetuosa de los derechos de las personas y de sus particularidades culturales .

“Todos los abordajes comunitarios en salud que se vienen realizando son los más avanzados. Desde la década del 70 la salud está invadida por la creación de necesidades, la venta de medicamentos y toda una dinámica que sostiene a los laboratorios”, comenta Alejandro Vainer, uno de los editores de Topía. Revista de psicoanálisis, sociedad y cultura, que desde hace 25 años dirige Enrique Carpintero. Para Vainer, el abordaje territorial, comunitario de la salud mental es muy importante, ya que no considera a la salud mental aislada del resto de abordajes en salud comunitaria que puedan hacerse territorialmente, que a su vez están inscriptos “en una concepción de salud no privatista sino pública y universalista”.

Para muchos especialistas, más allá de sus límites, la gran virtud de la Ley Nacional de Salud Mental argentina (promulgada por el Congreso de la Nación en 2010 y reglamentada luego de un decreto en 2013) radica en el hecho de que en ninguna parte del texto se hable de “enfermedad mental” ni de “tratamientos”, sino de “padecimiento mental” y “procesos de atención” a los “usuarios”.

Incluso algunos referentes en la materia, como Vicente Galli (Director Nacional de Salud Mental entre 1984 y 1989), han destacado la eficacia de este tipo de abordajes en contraposición a los sostenidos sobre el paradigma de las “hiper-especialización” y la “medicalización”. Galli, por ejemplo, reivindica el abordaje “Comunitario, Colectivo y Territorial” de la salud mental desde una perspectiva de “interdisciplinariedad” que, lejos de borrar o diluir las responsabilidades específicas, las sitúa en una “perspectiva integradora”, cuyo eje está puesto en las tramas colectivas, en “equipos interdisciplinares” y “saberes no disciplinables”.

Cambiar de paradigma

En el libro Vivir sin manicomios. La experiencia de Triste, publicado hace algunos años por editorial Topía, su autor, Franco Rotelli, destaca la importancia de concretar los derechos consagrados en los textos de las leyes.

El psiquiatra italiano pone énfasis en la necesidad de cambiar de paradigma: no sólo sobre el hospital y la psiquiatría, sino además sobre la mirada que el propio psiquiatra tiene de sí mismo, y de la locura. Porque el cambio de paradigma, dice, implica además un cambio en las relaciones de poder. Y también un abordaje diferente en la agenda de trabajo.

Rotelli rescata de la Ley 180 italiana, que fue un referente mundial en la temática, quince “principios operativos” que, de modo sintético, podríamos resumir a través de una serie de énfasis: en el sujeto y no en la enfermedad; en una crítica al manicomio; en la necesidad de participación ciudadana; en la definición de “no neutralidad” de clase de los “aparatos psíquicos”; en las necesidades concretas de los usuarios y la necesidad de combatir el estigma y la exclusión social; en la posibilidad de definir “la libertad” como un espacio en el que es posible imaginar un “encuentro” más allá de la “enfermedad”; en las modalidades colectivas de los tratamientos; en la dimensión afectiva y el respeto por la diversidad; en el valor “terapéutico” de las múltiples prácticas de la vida cotidiana y, finalmente, en el “valor emancipador general” de las prácticas específicas de la salud mental, que pueden ser pensadas como “laboratorios” para políticas más en general, que apuesten a “un cambio radical de las instituciones”.

Por otra parte, el autor subraya el necesario doble trabajo de deconstrucción de las estructuras psiquiátricas y la construcción del proyecto que, en el caso de Trieste, encontró en las cooperativas un rol central. Grupos de teatro, video, diseño gráfico, limpieza, venta de productos fabricados por los propios usuarios o talleres como los de teatro, danza, música, cerámica o alfabetización, resultaron de vital importancia para el proceso de “desmanicomialización” que aconteció en Italia, junto con lo aquello que Rotelli denomina como “contaminación”, es decir, como una “trama de intercambios” entre el mundo “normal” y el otro. Contaminación que parte de la necesidad de cuestionar el “viejo módulo separado” (del médico/psicólogo) para convertir a las experiencias en “laboratorios de producción de relaciones y de conexiones”. “La empresa social comprende no solamente la activación de cooperativas de formación y de trabajo, sino el conjunto de iniciativas culturales, de conexión entre todas las agencias que construyen gradualmente en la ciudad el derecho de ciudadanía”, especifica.

Ese paradigma que -sólo en parte- la Ley Nacional de Salud Mental contempla (¿contemplaba?), es sobre el que el macrismo, como en otras esferas de la vida social, se propone avanzar para desarticular barriendo la cancha (como se dice popularmente), para abrirle nuevamente paso a las formas clásicas de entender la salud desde la enfermedad como correlato del control social.

Basado en la experiencia de desmanicomialización desarrollada en Trieste, Franco Rotelli argumenta que el desarrollo de una “empresa social” coincide con la necesidad de implementar una “acción habilitadora” y “rehabilitadora”, es decir, que apueste a la emancipación. Para ello, concluye, son necesarias la fuerza “de los movimientos sociales, un nuevo protagonismo de los pacientes y un largo proceso de autocrítica dentro de las corporaciones profesionales”.

Enclaves comunitarios

Durante el último fin de semana de noviembre (los días 25, 26 y 27), en la Copi de Villa Carlos Paz, se realizará el 6° Encuentro de Prácticas Comunitarias en Salud. Dicho encuentro trabaja con “Comisiones Organizadoras Regionales” que funcionan de manera permanente en Buenos Aires, Rosario, Mendoza y La Plata, y suele realizar durante el año pre-encuentros en las distintas ciudades. Hasta el momento se han realizado encuentros en Buenos Aires (2011 y 2012), La Plata (2013), Rosario (2014) y Mendoza (2015).

El Encuentro de Prácticas Comunitarias en Salud es un conjunto de servicios, instituciones, ONGs, agrupaciones políticas, sociales y profesionales, agrupaciones estudiantiles, organizaciones vecinales, micro-emprendedores, equipos de atención y personas del campo de la salud mental de todo el país, articuladas en red en pos del desarrollo de la salud comunitaria.

El mes pasado, cuando visitó Córdoba para participar del Pre Encuentro de Prácticas Comunitarias en Salud, Vicente Zito Lema rescató el “valor de eso” de las prácticas comunitarias frente al “valor de cambio” que propone la medicina hegemónica, que -dijo- “transforma todo en un negocio”, hasta lo más sagrado, “como es nacer y morir”. Frente a esos paradigmas, las resistencias se multiplican y se hacen oír. Movilizaciones como las del viernes, encuentros como el programado para noviembre, no hacen más que evidenciar que hay un creativo reverso de potencia social al “pragmatismo neoliberal” propuesto por el macrismo.

Fuente: http://revistazoom.com.ar/micropoliticas-del-deseo-y-macri-politicas-del-encierro/

Fuente:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=218056

Fuente imagen

https://lh3.googleusercontent.com/aQLLlA8akO-uLmO6fipR9T33-jkcbdBBaTOlSbrPYG7VVE6RFwppVSlEmB5VaKSia5L2Y-g=s85

Comparte este contenido:

III. Niveles de reflexión ética por Ricardo Maliandi

III.l. Concepto de «reflexión» y sentido de sus «niveles» La reflexión, como vimos, es una intentio obliqua, un acto por el que el sujeto se convierte en objeto de sí mismo: como en un espejo, se refleja (y tal es el sentido etimológico del término). Es una autoobservación de la que tiene que surgir alguna forma de autoconocimiento. Puede entenderse entonces como una operación que la conciencia humana lleva a cabo en el marco de su propio carácter de «autoconciencia» o «apercepción». La posibilidad de esa «toma de distancia» con respecto a lo propio constituye de por sí un problema. Algunos pensadores han tratado de explicarla desde la antropología filosófica. Helmuth Plessner, particularmente, la vincula con lo que llama la «posicionalidad excéntrica» propia del hombre.1 Sostiene que, a diferencia del animal (que tiene una posición «frontal» respecto de la esfera en que vive, es decir, de su «mundo circundante»: Umwelt, y se constituye en «centro»), el hombre se halla siempre en una posición «excéntrica» con relación a su esfera, que es la del «mundo» (Welt). Pero, además, el animal no tiene «vivencia» del centro que constituye, o sea, carece de vivencia de sí mismo, mientras que en el hombre el centro se desplaza, toma distancia y provoca una especie de duplicación subjetiva: por ejemplo, el hombre siente que «es» cuerpo, pero también que «tiene» cuerpo. De ese modo puede saber sobre sí, contemplarse a sí mismo, escindiéndose en el contemplador y lo contemplado. Tal escisión representa a la vez una «ruptura», una hendidura entre el yo y sus vivencias, en virtud de la cual el hombre queda en dos lados a un mismo tiempo, pero también en ningún lado, fuera del tiempo y del espacio. Al encontrarse simultáneamente en sus «estados» y «frente a sí mismo», como objeto, su acción vuelve también constantemente sobre sí: el hombre 86 hace a sí mismo. Tiene que vivir «conduciendo su vida», ya que, de modo permanente e ineludible, se encuentra con esa vida.

Se puede poner en duda, sin embargo, que siempre, absolutamente siempre (o, al menos, en todos sus estados conscientes) el hombre esté en actitud «reflexiva». O quizá haya que distinguir también aquí un sentido estricto y un sentido lato. Este último abarcaría ese permanente «encontrarse» del hombre con su propia vida, así como la conciencia de conducir esa vida. Podría entenderse «reflexión», en sentido lato, no obstante, como toda forma de «meditación» (aunque el objeto de una meditacón determinada no fuera algo del propio sujeto meditante). En sentido estricto, en cambio, reservaríamos la palabra «reflexión» para los casos en que es «clara y distinta» la actitud en que el pensamiento, mediante un giro de ciento ochenta grados, por así decir, se vuelve sobre sí mismo. Una cosa es mostrar cómo la reflexión (en sentido estricto) es «posible». Otra, muy distinta, sostener que ella es «inevitable». Creo que hay que admitir también la existencia de estados prerreflexivos de la conciencia humana, estados en que la atención está totalmente volcada hacia «afuera», hacia lo otro de sí, y en que, sin que se haya perdido la «posicionalidad excéntrica», se adopta una —al menos provisoria— posición «frontal»

Pero lo que posibilita la reflexión no es sólo la «posicionalidad excéntrica». Esto constituye sin duda un factor fundamental y necesario, pero no suficiente. No basta comprender que uno no es el «centro» del mundo, sino una «perspectiva» sobre él, junto a otras innumerables perspectivas. Para que la reflexión en sentido estricto y, sobre todo, la reflexión deliberada, se haga posible, tiene que haberse producido la contraposición con otras perspectivas, el intercambio comunicativo con ellas. Es decir, tiene que haber diálogo, y especialmente tiene que haber diálogo argumentativo, tiene que haber «discurso»

La cuestión que nos interesa ahora es la de los «niveles» de reflexión. De nuevo nos valemos de una imagen metafórica, y podemos pensar entonces lo «prerreflexivo» como un plano, o estrato, o nivel, por «encima» del cual se establecen distintos planos, estratos o niveles «reflexivos». El primero de éstos corresponde a la reflexión espontánea, natural, cotidiana. De ese nivel resulta fácil distinguir el nivel propio de la reflexión voluntaria e intelectualmente deliberada, sistemática, ordenada, atenta incluso a pautas metodológicas. Ahí estamos ya en la razón reflexiva o, si se prefiere, en la reflexión raciocinante. En ambos niveles estamos, sin embargo, volviendo la atención sobre nosotros mismos, sobre algo que nos es propio, sea como individuos o como especie. Y eso lo expresamos lingüísticamente. Otro nivel de reflexión posible, entonces, es el de la atención vuelta precisamente hacia esa expresión lingüística, y que tiene que expresarse en un «metalenguaje». Y aun podemos imaginar un cuarto nivel, en el que la reflexión, paradójicamente, toma ya tanta distancia que parece «enderezar» la intentio, o sea, deja de ser, precisamente, una reflexión. Veamos cómo funciona esto en el caso del ethos.

Fuente :

file:///C:/Users/Administrador/Downloads/1168267072.Niveles%20de%20reflexi%C3%B2n%20%C3%A9tica%20_%20Maliandi.pdf

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/SjZagcmyNX0pAXd26pGHjgG4_j6QSCVjSPy5jcXDK56-jeQVSd_u8QP2SZX1mcZOuRY-EA=s85

Comparte este contenido:

Alice D. Millionaire—Owsley and the Counterculture

Por: Ron Jacobs

Ken Kesey, the late author and psychedelic ranger, once told a High Times interviewer that “Acid ended the Vietnam War….Acid was a blessed thing, a powerful thing.” While he obviously didn’t mean the first part of his statement to be taken literally (after all, it was the defeat of the US and their client forces in southern Vietnam by the national liberation forces that ended that debacle), what he did mean was that the mass consumption of LSD in the 1960s and early 1970s by young people in and out of the military changed their consciousness to the extent that the war and its purpose became ever more meaningless in their minds. Soldiers and civilians alike just saw the whole exercise for what it was—a bloody festival of death celebrated for the benefit of profit and power.

Of course, LSD (or acid) had its casualties, too. It is not my intention to dismiss them or the harm the drug caused. Overall, however, I am of the opinion that the consciousness-expanding effects of LSD were beneficial to the world at large. Originally only available via Sandoz Laboratories and for what were termed professional reason, it wasn’t until the mid-1960s that acid began being manufactured by chemists not connected to the world of professional research. Of those black market chemists, it was a maverick individual named Augustus Owsley Stanley III who was both the first and the most famous.

In fact, there was a shining moment, at least in the expanded minds of some, when that chemist named Owsley was like a demigod; a combination of Dionysius, Hermes and Owsley himself. His wares were legendary and their magic was beyond description. Motivated by a desire to make the people in the world he communed with more aware of that which is inside the human experience and as yet undiscovered, he made and distributed at least a million hits of the elixir called lysergic acid diethylamide-25. When his first batches were made and distributed, LSD was still legal. However, on October 6, 1966, it became illegal and was classified as a Schedule One substance. Despite the change in laws, Owsley continued to manufacture and distribute his product. For obvious reasons having to do with the law, he tried to keep his name out of the limelight, but some of his champions would have none of that. Eventually, as Robert Greenfield tells it in his new biography of Owsley, titled Bear: The Life and Times of Augustus Owsley Stanley III, Owsley was being touted as the king of LSD in one of the most popular magazines of the period, Life. As noted previously, the notoriety was not something he wanted.

According to the legend, and confirmed by Greenfield’s biography, Owsley was an eccentric and unique individual. He was also extremely intelligent, creative and forceful. In regards to that intelligence, Greenfield begins his book with guitarist Jerry Garcia’s comment on Owsley: “There’s nothing wrong with Bear that a few million less brain cells wouldn’t cure.” For those who don’t know, Garcia and Owsley’s friendship went back to the early days of the Sixties counterculture and the events organized (and I use the term in a rather loose way) by author and LSD advocate Ken Kesey and his crew of artists and clowns, the Merry Pranksters. The band Garcia played in—the Grateful Dead—were the musical entertainment for these gatherings and Owsley became their sound engineer and advocate. His dedication to perfection was present not only in his manufacture of LSD, but also in his drive to create the perfect sound system for the band.

Greenfield captures a bit of all of this and more. Like any biography of someone who was adamant about not leaving a paper trail and generally just a fairly private person (which certainly describes Owsley), Greenfield’s text is a valiant effort to create a coherent and relatively linear story about a human who was certainly coherent but did not necessarily live the most linear of lives. In part, this biography is just another version of the story so often told about the Sixties counterculture in the San Francisco Bay Area. What makes it different from those other tales, though, is that the story is told this time through the eyes of a man who wasn’t a musician, or an activist, or even necessarily a hippie. Yet, it was the product of what I would call his alchemy that inspired the directions those artists, activists and hippies all took. LSD was crucial to the cultural upheaval that the decade known as the Sixties is identified with. The LSD made by the man we called Bear was some of the best. His influence is immeasurable. Robert Greenfield does a damn good job of telling us why that is so.

Comparte este contenido:

El nuevo orden mundial y el conspiracionismo

Por: Tere Quezada

La frase “Novus Ordo Seclorum” (El Nuevo Orden de los tiempos), fue inspirada en las bucólicas del poeta romano Virgilio)

Se habla tanto de los mentados Iluminati y el nuevo orden mundial que en raras ocasiones le echo un ojo a toda esa basura, pero no sé qué me asombra más, si la ignorancia de la gente o la incapacidad que tienen para pasar los datos por el filtro de la reflexión. Al menos que pasara por una pizca de cierto juicio. Con agrado y asombro vi hace unos días que la revista Letras Libres escribió un texto (intitulado: Información no comprobada) sobre las mentiras y la manipulación del sitio ruso RT y me agradó mucho porque el sitio RT tiene dentro de varios objetivos engañar con noticias falsas a la gente de América Latina, especialmente cuando se trata de judíos y norteamericanos; noticias que se engullen sin filtro los latinos y que no sólo los alejan de la verdad sino que los dejan aislados del mundo al tener ideas distorsionadas de la realidad provocando un desconocimiento ilusorio de la política internacional.

Por supuesto que hubo un nuevo orden mundial, claro que sí, pero sucedió (arrancó) en MDCCLXXVI, esto es, en 1776, el año de la Declaración de la Independencia de los EU, donde se menciona -por primera vez en la humanidad- las atrocidades de la cacería humana en África. En ese documento histórico del cual el libertador Simón Bolívar se inspiró para escribir el Manifiesto de Cartagena, se menciona por primera vez el trato inhumano de la raza africana para su venta y comercialización como esclavos. Práctica común en ese entonces. Francia, Holanda, Portugal e Inglaterra eran los países que cazaban y comercializaban a la raza negra. EU nunca lo hizo. Al día de hoy no se les ha reclamado dicha participación en la historia, pues son el origen principal de muchos males del África, mucho menos a los franceses, que no han sido  creadores de nada en la historia de la humanidad y se les imputa falsamente como los próceres de la libertad.

Simbología del billete norteamericano.

La frase ?Novus Ordo Seclorum? (El Nuevo Orden de los tiempos), fue inspirada en las bucólicas del poeta romano Virgilio, es una frase tomada del cuarto poema de las ?Églogas de Virgilio? que en latín dice así: Ultima Cumaei venit iam carminis ætas;Magnus ab integro sæclorum nascitur ordo. Iam redit et Virgo, redeunt Saturnia regna, iam nova progenies cælo demittitur alto. En inglés significa lo siguiente: Now comes the final era of the Sibyl‘s song; The great order of the ages is born afresh. And now justice returns, honored rules return; now a new lineage is sent down from high heaven.

Con la Declaración de la Independencia se acaba para siempre con la figura del Señor Feudal y la Monarquía pues los nuevos padres de la patria diseñaron por primera vez en la historia la figura del ?Presidente?, y es George Washington el primer Presidente en la historia de la humanidad.

La frase en latín ?ANNUIT COEPTIS? (Annuit C?ptis) significa «He [God] has favored our undertakings», Dios y la Providencia ha favorecido nuestras acciones». El nuevo diseño político para dirigir al nuevo pueblo libre de ese entonces se crea bajo la aprobación de la ley cristiana pues Dios es el único que puede otorgar los ?derechos inalienables?, esto es, ningún hombre puede autorizar o quitar vida, brindar libertad, o felicidad más que Dios.

Las dos frases van acompañadas del ?Ojo de Horus?, el ojo que todo lo ve, el ojo de la divina providencia basado en el Mito de Osiris, el cual significa ?renacimiento?, los griegos decían: ?En los himnos sagrados de Osiris es evocado aquél que está escondido en los brazos del Sol?, refiriéndose al ojo como una gran fuente de luz y de vida.

A la insignia con toda esta simbología le llaman ?The Great Seal? o El Gran Sello.

En 1782, Sam Adams desde el Congreso (el 3er congreso) llamó a un artista del diseño, William Barton, de Filadelfia, para traer una propuesta a la junta nacional (Third Great Seal Committee), Barton, pintor y experto en heráldica, sugirió una pirámide de trece capas por debajo del ?Ojo de la Providencia?. Los lemas que Barton eligió para acompañar el diseño eran Deo Favente («con el favor de Dios», o más literalmente, «con Dios a favor») y Perennis («eterno»). Los diseños de las monedas fueron diseñadas por Francis Hopkinson, delegado de New Jersey y uno de los firmantes de la declaración de la independencia. Básicamente Hopkinson diseñó la bandera norteamericana también. Años después fue juez federal en Pensilvania.  

En el diseño de la versión final del Gran Sello, Charles Thomson (un ex profesor de latín) mantuvo la pirámide y el ojo para el reverso pero sustituye los dos lemas, utilizando Annuit C?ptis en lugar de Deo Favente, y Novus Ordo Seclorum en lugar de Perennis. Cuando él proporcionó su explicación oficial sobre el significado de este lema, escribió: El ojo sobre ella [la pirámide] y el lema Annuit C?ptis refieren a los muchos significados de la providencia en favor de la causa norteamericana.

La frase de las monedas ?E Pluribus Unum? (?de todos uno?), está compuesta de trece letras al igual que Annuit Coeptis y van acompañadas de 13 flechas, 13 estrellas y 13 rayas. La pirámide tiene 13 niveles. Y todo esto no tiene ninguna otra alusión más que la representación absoluta de las 13 colonias que fundaron los EEUU.

Todo el diseño principal del billete (dólar)  así como sus monedas se creó con un comité elegido por el congreso y de manera pública, nada se hizo en lo oscurito ni en secreto y no tiene ningún otro significado más que el que es. Fue una forma de dejar plasmado para siempre un nuevo orden de vida que cambió el rumbo del mundo y el rumbo de la humanidad para siempre. Hoy nosotros los mexicanos al igual que otras naciones usamos una Constitución, el sistema de los tres poderes divididos y el sistema de partidos.

Yo decidí no discutir más con los masones porque son ellos los que dicen que los padres de la patria fueron masones, lo cual es una gran mentira, los padres de la patria no trabajaron nunca como logia y muchos menos de manera secreta, todo su trabajo fue público en las trece colonias y no hay ninguna documentación ni existe ningún biógrafo experto de la academia (que son los oficiales) que afirme o diga que fueron masones o logia masónica. Al estudiar la documentación completa de toda la teoría política (documentos federalistas) y la Constitución, jamás y de ningún modo, hay algún rasgo, señal o vestigio de ideas masónicas, es una documentación estrictamente de teoría política de gran nivel y excepcional, y como casi todos eran hombres cultos y conocían la filosofía griega, sabían leer latín y griego, pues era obvio que usaran símbolos con influencia de los clásicos griegos y romanos, al igual que la sabiduría egipcia.  

Los masones comenzaron con este chisme en 1827, cuando ya no existía vivo ningún padre de la patria. Desde entonces le han hecho creer a la gente que eran masones y desmentirlo sería agotador e infructuoso.

 fuente: http://www.sdpnoticias.com/columnas/2015/02/01/el-nuevo-orden-mundial-y-el-conspiracionismo

Comparte este contenido:

La reforma educativa de Trump

Por Roberto Rodriguez Gomez

Investigador de la UNAM-México

Tras la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, la prensa mexicana ha puesto el acento sobre aquellas propuestas, promesas y amenazas emitidas en la campaña del candidato que tienen implicaciones negativas para nuestro país. Es desde luego el caso del muro fronterizo, la eventual confiscación de las remesas, la asignación de aranceles a las exportaciones mexicanas, y la revisión e incluso cancelación del tratado de libre comercio.

Los especialistas coinciden en que, aun antes de ser realidad, el enfoque de proteccionismo comercial enarbolado por Trump, traerá consecuencias inmediatas que se pueden reflejar en la calificación de la economía mexicana a cargo de las agencias especializadas, las condiciones de nueva contratación y pago de deuda externa, y sobre las expectativas de recuperación del crecimiento del producto y el empleo. Se incluye también, en la canasta de riesgos, la posibilidad de que el gobierno de Trump, a cambio de suavizar algunas de las medidas anticipadas, presione a la diplomacia mexicana para que apoye iniciativas estadounidenses en la escena multilateral.

Otras posibilidades negativas, no menos importantes, provienen de la agenda de seguridad interior dibujada por el presidente electo, principalmente la intención de expulsar a los mexicanos que residen en Estados Unidos y tienen antecedentes de delincuencia, así como redefinir, sobre nuevas bases, la relación bilateral de seguridad fronteriza y combate al narcotráfico. La política de deportaciones, bajo la presidencia de Trump, podría extenderse a los indocumentados beneficiarios de la Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA) expedida por el presidente Obama, como orden ejecutiva, en 2012. La gran mayoría de los jóvenes amparados por DACA son de origen mexicano.

La preocupación sobre estos temas ha restado visibilidad, en nuestro contexto, a otros ángulos de la plataforma de políticas que Trump propone impulsar en su mandato. Es el caso de las reformas sobre el nuevo esquema de salud pública —el llamado Obamacare— que Trump primero amenazó con derogar, aunque recientemente ha propuesto solo modificar. Es también el caso de la reforma fiscal y de la reforma laboral comprometidas, asimismo de las propuestas de reforma de las políticas educativas en vigencia. Trump ha anunciado, tanto en campaña como en declaraciones en calidad de presidente electo, que emprenderá una amplia reforma educativa, cuyo objetivo final consiste, según ha declarado, en mejorar la distribución de oportunidades de acceso y logro de los niños y jóvenes estadounidenses en todos los niveles del sistema.

¿En qué consiste dicha reforma? Hasta el momento, el eje central de la propuesta consiste en restar autoridad, atribuciones y recursos al gobierno federal y a los gobiernos estatales en materia de organización del currículum y en la regulación de los servicios educativos. En el documento “Donald Trump’s Contract with the American Voter”, que incluye las acciones a desarrollar durante los primeros cien días de su administración, Trump anuncia que someterá al Congreso la iniciativa “School Choice and Education Opportunity Act.”

La propuesta normativa, se aclara, consiste en “redireccionar el gasto educativo para dar a los padres el derecho de enviar a sus hijos a instituciones educativas públicas o privadas, a escuelas en las modalidades charter y magnet, a escuelas religiosas e incluso a educación en el hogar, conforme a sus preferencias. Se da por terminado el tronco común (Common Core en educación básica), se amplía la educación vocacional y técnica, y mejoran las condiciones de asequibilidad en las instituciones de educación superior de dos y cuatro años.”

Previamente, el pasado 8 de septiembre pasado, el entonces candidato Trump se comprometió a gestionar una inversión federal de veinte mil millones de dólares para el proyecto de “school choice”, que se obtendrían al cancelar los programas educativos federales promovidos por la administración Obama. Agregó que apoyará decididamente el sistema “merit-pay” para los maestros en lugar del sistema de plazas en propiedad (tenure-system) que rige en la actualidad.

En la misma ocasión señaló que, a su juicio, “no hay una política fallida más necesitada de un cambio urgente que nuestro monopolio de educación administrado por el gobierno.” Y que, en consecuencia, el foco de la política educativa será romper con ese monopolio de manera que todas las familias, independientemente de su nivel socioeconómico, tengan la opción de elegir escuela según sus preferencias y creencias. Y que las escuelas, de distinto tipo, tengan libertad para determinar el currículum correspondiente. Si el dinero que gasta el gobierno en educación, indicó Trump, se transfiere directamente a las familias y a las escuelas, seguramente se tendrán mejores resultados. Esta medida, al decir de Trump, “no solamente empoderará a las familias, sino que creará un enorme mercado educativo, gobernado por incentivos de competitividad”.

La reforma tiene dos ángulos: hacer que cada estado, en concurrencia con las instituciones educativas públicas y privadas, determine la orientación y el contenido del currículum (no más estándares nacionales ni cosa por el estilo), y abrir la oferta de servicios educativos para que en ella participen tanto organizaciones civiles, como religiosas, empresariales y de los gobiernos locales. Como dice Trump, un inmenso mercado educativo.

¿Y la calidad? Bueno, de eso no se ha hablado.

Diposnible en la url: http://www.educacionfutura.org/la-reforma-educativa-de-trump/

Comparte este contenido:

El valor de la memoria

Por: Carmen Domingo

El valor de la memoria no es un paseo por las atrocidades que han supuesto el franquismo y el fascismo a las mujeres, a pesar de que estas no se escoran, sino el relato de una lucha por la dignidad personal y colectiva de las mujeres que luchaban contra ellos.

Cuando llegó a mis manos “El valor de la memoria” yo ya conocía la integridad y coherencia de Mercedes Núñez. Años atrás había leído “Cárcel de Ventas”, un librito pequeño, editado en los sesenta en Francia por Ebro, la editora del PCE, y lo había leído poco a poco, dosificando la lectura, incluso cerrando el libro a ratos, para tratar de recuperar la respiración, sosegarme, tras asumir las barbaridades que en él se contaban, de forma directa y sin aspavientos, de los sufrimientos y torturas que infringieron a las presas los franquistas tras acabar la guerra civil: mujeres apaleadas hasta partirles la columna por cuatro partes; niños cogidos por los pies para destrozar sus pequeñas cabezas contra una pared por el único delito de tener un nombre poco católico; torturas inimaginables con una respuesta de valor y entereza que sobrecoge; ancianas martirizadas hasta morir para que denuncien a sus hijos, a sus nietos; niños a los que se prohíbe la lactancia hasta dejarlos morir o regalarlos a cualquier familia franquista que lo pida por tener una madre que no quiere confesarse antes de recibir “la pepa”… En definitiva, mujeres, todas, a las que tratan de humillar, pero que con su entereza, con su dignidad, demuestran a diario que quien las trata con crueldad son en realidad los más débiles.

La segunda parte de “El valor de la memoria”, “Destinada al Crematorio”, nos traslada a la segunda guerra mundial. Tras aprovechar un error administrativo que le permite huir de España, Mercedes entra en la resistencia hasta que es detenida y llevada a Ravensbrück, “uno de los campos de la muerte”. Allí, la geografía es distinta, pero el desprecio por las detenidas y el fascismo el mismo. De nuevo las reacciones, al límite, en este caso en un campo de concentración, atrocidades y solidaridad a partes iguales e, igualmente, testimonios escalofriantes vividos en primera persona o narrados por alguna compañera “con la sinceridad que se tiene con una camarada de lucha a quien se puede decir la verdad, aunque sea espantosa” y así nos llega a nosotros, como un mazazo.

El valor de la memoria no es un paseo por las atrocidades que han supuesto el franquismo y el fascismo a las mujeres, a pesar de que estas no se escoran, sino el relato de una lucha por la dignidad personal y colectiva de las mujeres que luchaban contra ellos. Por eso es necesario recuperar testimonios como el de Mercedes Núñez, que nos sitúan desde una perspectiva distinta del detenido, la de la honestidad evitando heroicidades fingidas: “me sacan de quicio los que cuando escriben sus memorias se muestran modestamente a sí mismos como los perfectos héroes, que nunca tuvieron miedo, que naturalmente estuvieron al frente de acciones que salieron bien”.

Ella, militante primero de las JSU, más tarde del PSUC y por último del PCE, tenía claro el motivo de su ingreso en prisión, igual que más tarde tuvo claro su ingreso en Ravensbrück: una militancia consciente y meditada que le hacia defender sus ideas mucho más allá incluso de lo que hoy -acostumbrados como estamos a que nuestras ideas se limiten a si podemos o no salir de marcha un viernes por la noche y poco acostumbrados a alardes ideológicos- nos resulta sorprendente y, diría, envidiable por la coherencia.

Porque no, las mujeres no hacemos la guerra, vamos a remolque de ellos, de los hombres, que las deciden y ejecutan, pero os aseguro que no somos personajes secundarios de la historia -y el testimonio de Mercedes Núñez no es ni por asomo un caso aislado de nuestro pasado reciente, de “aquella hora demencial de la posguerra” -, que la sufrimos mucho más, si cabe. Por eso es importante la recuperación de testimonios como el de Mercedes que, sin dejarse vencer por el dolor y la indignidad, sale triunfal de la situación más atroz, porque lucha por unos ideales, convencida de que el nazismo no le ha vencido por algo tan maravilloso -a mi juicio- como que “no me ha hecho utilizar sus propios métodos”.

Fuente: http://www.lamarea.com/2016/11/19/memoria/

Comparte este contenido:
Page 2195 of 2686
1 2.193 2.194 2.195 2.196 2.197 2.686