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PEDAGOGIA DEL OPRIMIDO. UN LIGERO ANÀLISIS

FREIRE

Julio C Valdez/ Venezuela

Paulo Freire escribe Pedagogía del Oprimido (1969) en una secuencia de exilios y de escape de dictaduras militares. Se trata de un ensayo, según él mismo lo señala, elaborado desde la experiencia. Dice compartir la autoría con los oprimidos del mundo, que hablan por su voz. Indica que la obra está dirigida a los hombres de izquierda, es decir, aquéllos que se plantean que el mundo debe ser transformado. Así, desde las primeras páginas, Freire se identifica con personas, grupos y movimientos que se plantean un cuestionamiento riguroso de la sociedad existente y señalan una mirada hacia futuros más promisorios y humanos para todos.

En un inicio, la obra cobra referencias más teológicas que religiosas. La palabra humana, que imita la divina, pasa a ser elemento protagónico. La palabra nombra y a la vez supera la realidad por el hecho de nombrarla, y es también acción transformadora. Así, la palabra (lenguaje) viene a ser el espacio ontológico donde nos movemos, pensamos y actuamos.

El libro Pedagogía del Oprimido transcurre en un lenguaje que se aleja tanto del habla de los poderes dominantes (orden, progreso, crecimiento económico, mercado, libre competencia) como de los términos del marxismo tradicional (lucha de clases, proletariado, burguesía, socialismo, comunismo). No obstante, Freire, hasta el final de su vida (incluso se lo escuchamos personalmente) se declaraba marxista. En el libro subsisten algunas categorías marxistas, tales como: opresión, alienación, praxis, concientización, dialéctica, pero amparadas por otras que se imponen: humanización, liberación, iluminación, ser más, diálogo. Toda la obra, por cierto, se acompaña de una dialéctica de términos contrapuestos: liberación/ opresión; humanización/ deshumanización; diálogo/ imposición;domesticar/ transformar. No obstante, esta dialéctica puede estar en el mismo grupo social, incluso en la misma persona.

Otra característica de Pedagogía del Oprimido es la integración interdisciplinaria e incluso transdisciplinaria en el discurso. Desde enfoques sociológicos (imposición alienante/ liberación y transformación, inserción crítica), incluyendo los psicológicos (sadismo de opresores, comportamiento neurótico, racionalización), escatológicos (iluminación, acto de amor, ser más),educacional (pedagogía liberadora, diálogo crítico y liberador, educación con mediación del mundo),en una síntesis discursiva y filosófica. Se trata de un ejercicio de conectividad, de integración, de confluencias.

Más, hay otro aspecto de la mayor relevancia en la obra. Se trata de la propuesta abierta a la construcción colectiva de un proyecto socio-educativo-cultural. Y todos los seres humanos (sin excepción) estamos convocados a este proceso. Veamos este proyecto desde sus propósitos, los oponentes y las acciones que involucra.

Propósitos: La búsqueda del conglomerado humano es la libertad, la humanización, el ser más. Esta búsqueda constituye un acto de amor, ligado también con la libertad y la justicia. Se trata de una tarea urgente, ineludible. Sus primeros protagonistas han de ser los oprimidos, pero a la larga tenemos que involucrarnos todas las personas, eso sí, asumiendo siempre el punto de vista de los oprimidos. Desde la situación concreta de estos, tejeremos esperanzas y utopías, siempre desde una mirada crítica. Los oprimidos no sólo han de liberarse a sí mismos, sino también han de liberar a sus opresores. La libertad es para todos, sin excepción.

Visualizar el camino: El camino a la liberación de todos los seres humanos implica la unidad entre la reflexión y la acción (praxis). Es acción pedagógica, cultural y también política. No hay otro camino que el de la práctica de una pedagogía liberadora, desde la cual ha de afianzarse el liderazgo revolucionario, que en vez de sobreponerse a los oprimidos y continuar manteniéndolos en el actual estado de “cosas”, establece con ellos una relación permanentemente dialógica.

En el momento en que los oprimidos descubren claramente al opresor, y se comprometen en la lucha organizada por su liberación, empiezan a creer en sí mismos. Así, trascienden su complicidad con el régimen opresor. Este descubrimiento, sin embargo, no se da sólo a nivel intelectual, sino que debe estar asociado a un intento serio de reflexión-acción.

Concepción de los seres humanos: En la mirada de Paulo Freire, los seres humanos somos seres inconclusos y conscientes de nuestra inconclusión y en permanente movimiento, tras la búsqueda de SER MÁS. Somos también seres en relación, dialógicos, antes que individuales. Somos seres que habitamos la palabra, y con ella nombramos el mundo y al nombrarlo ya lo estamos transformando. No obstante, la historia de la opresión nos ubica en una situación donde el mundo se compone de opresores y oprimidos. Aquéllos han desarrollado un ejercicio permanente de dominación que genera en los oprimidos situaciones de dicotomía, no reconocimiento de sí mismos, de dependencia, entre otras. No obstante, los oprimidos tienen la posibilidad de transformarse transformando, de buscar la libertad y la humanización plenas.

Oponentes. Entre los factores que se oponen a este proceso de liberación y humanización están el miedo y recelo a la libertad, fruto de un proceso histórico de control deshumanizado que convierte a los oprimidos en objetos, acción que también convierte a los opresores en otra forma de oprimidos. Además de las condiciones objetivas de la dominación, existen también condiciones subjetivas de la misma. Es cuando se propicia la dependencia emocional que propicia una visión inauténtica del mundo y de la historia, y persiste la alienación que hace que la dependencia sea cada vez mayor.

Acciones. Es importante, en un inicio, que los oprimidos se reconozcan a sí mismos como seres humanos, en su vocación histórica y ontológica de ser más. Ello implica tan bien reconocerse como oprimidos, alienados y dependientes de otros. Y algo más profundo, es reconocer que alojan en sí mismos la opresión y la alienación, y hasta quieren ser como sus opresores. Luego, es relevante la problematización de la realidad y de las acciones y creencias humanas que las soportan. Todo esto ha de conducir a una búsqueda compartida, dialógica, de iluminación y de liberación desde situaciones y momentos históricos concretos, mediante acciones reflexivas o reflexiones accionadas (praxis). La inserción crítica, objetiva y subjetiva en la realidad es transformadora. Pero las acciones no sólo han de apuntar a la liberación de los oprimidos, sino de todos los seres humanos.

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*Demasiado feministas para la academia

La universidad ha sido, y lo es cada vez más, una estructura de exclusión y privatización, según la autora

Lucía Egaña

Periódico Diagonal

Como otras 20.000 personas más, hace menos de dos meses defendí mi tesis doctoral. En un breve plazo de tiempo, el reino de España ha producido más doctores que nunca en la historia de su academia, hoy en vías de reforma con el Plan Bolonia. Ante las “nuevas” lógicas mercantiles de la universidad, los “viejos” programas de doctorado han sido sometidos a una inminente clausura, arrastrando con ello la desaparición forzada de su alumnado. A esto se le ha llamado “extinción”.

Y en esta categoría “extinta”, como si de animales raros o pequeños dinosaurios enquistados en la academia se tratara, nos encontramos hoy unas 20.000 personas que hemos tenido que salir del paso para abrir terreno a la velocidad. Así ha sido que la universidad española ha tenido que deshacerse de este excedente de doctoras que representaban un modo de producción académica basada en la lentitud y la baja productividad, según criterios mercantiles.

En este contexto de desaparición forzada, había que hacer aquello que nunca tuvimos tiempo para hacer, desplazado por incontables motivos, las emergencias cotidianas y el pluriempleo: la tesis. Algunas de aquellas personas que teníamos pendiente la redacción del manuscrito nos caracterizábamos por no haber tenido becas de doctorado, por trabajar en muchas cosas y ninguna a la vez, en general personas con más de 35 años, muchas migrantes, viviendo en pisos compartidos. Personas que –ante currículos heterogéneos, por decirlo de forma elegante– quedábamos descalificadas de la mayoría de las becas doctorales o postdoctorales, y con ello, fuera de los canales oficiales de la trayectoria académica.

Por otro lado, al doctorarnos, también quedábamos fuera del mercado laboral tradicional, una suerte de “pringadas sobrecualificadas” con estudios superiores, pero demasiado heterogéneas. Como escribió la poeta tortillera valeria flores: “Dema­siado intelectual para el activismo, demasiado activista para la academia, demasiado feminista para la poesía, demasiado radical para la pedagogía, demasiado política para ser maestra, demasiado disidente para la política de la identidad, demasiado tortillera para ser maestra, demasiado maestra para la jerarquía del saber, demasiado tímida para la oratoria política, demasiado provinciana para la capital, demasiado prosexo para un feminismo que aún teme hablar de sexo, demasiado teórica para ser trabajadora”.

La universidad ha sido, y lo es cada vez más, una estructura de exclusión y privatización. Plantea formas para trazar trayectorias profes­ionales que requieren mucho tiempo o dinero, y una dedicación poco compatible con las vivencias de precariedad que definitivamente impiden dedicarse a una sola cosa a la vez. Muchas de las personas que han acabado la tesis ahora son profesoras asociadas, ese espacio académico en el que la promesa de futuro es lo que mantiene con vida un trabajo infravalorado a la vez que altamente rentabilizado por la institución.

Máquina de las miserias

La universidad, entonces, es una máquina que se alimenta de las miserias de las asociadas. Como indica Elena Fraj, profesora asociada en el Departamento de Diseño e Imagen de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, en la universidad se conjugan un sistema neo­liberal (competitividad y medición de la producción del conocimiento desde criterios exclusivamente de mercado) con uno feudal (relaciones de poder entre miembros del campo académico). En esta encrucijada, el 80% del profesorado precario son mujeres, mientras que el 80% que tiene contrato son hombres. ¿Y cuántas son migrantes, cuántas negras, cuántas feministas, cuántas lesbianas, cuántas trans? Las activistas que hemos podido llegar al punto de acabar una tesis, con toda la presión que esto significa, muy difícilmente podremos optar a espacios de poder, o como mínimo, a espacios laborales estables. Pero ¿alguna vez deseamos formar parte de los espacios de poder?

Estas preguntas emergen de los espacios en blanco que crea la intersección entre precariedad, exclusión y activismo feminista y sexo-disidente. Mi historia para llegar a ser doctora es parte de una experiencia común –y de una condición– invisibilizada entre procesos protocolares institucionales, plazos ministeriales y un nuevo modelo de capitalización y privatización que reduce la financiación pública y aumenta el coste de las tasas por crédito al alumnado.

Me apunté al programa de doctorado en 2006, hace diez años, para alargar mi visado de estudiante. Sumo privilegio aquel de poder acceder a la universidad como espacio de “legalización” de una misma en un contexto migratorio que busca extinguir tus posibilidades de permanencia. No todas han podido hacerlo. Por otro lado, mi sobrecualificación se conjuga con un vivir con menos de lo que se considera un sueldo mínimo en este país. Un conflicto de clase entroncado en las incongruencias propias de la precariedad ilustrada de la que formo parte.

Quiero reivindicar la experiencia de las activistas feministas y sexo-disidentes que, con mucho esfuerzo, han terminado el proceso del doctorado desde un lugar extraño, porque la academia es incómoda para muchas, pero especialmente para las que nos sentimos “fuera”, aunque se nos premie con pequeños reconocimientos y logros, como permitirte acabar una tesis doctoral en condiciones de autoexplotación.

¿Qué significa ser feminista, transfeminista, disidente sexual y además pobre, migrante en el contexto del reino de España? Son condiciones que te obligan a olvidar el “cuarto propio”, buscándolo en bibliotecas públicas, o, como diría Gloria Anzaldúa, haciéndote escribir en el autobús, en la fila del paro, en el trabajo durante la comida, entre el dormir y el estar despierta.

Muchos discursos y vivencias están presentes, aunque invisibles, en los procesos de redacción de una tesis buscando agujerear los protocolos académicos. Conozco a muchas compañeras que han querido torcer el lenguaje, contaminar el canon, retribuir al feminismo la constante discriminación académica y, sobre todo, a la invisibilización de la experiencia activista dentro de esta esfera.

Las bolleras, las transfeministas, las disidentes sexuales que no logran separar la vida del activismo ni de una investigación regulada por los procesos institucionales y vetustos de una academia en descomposición, no buscan, en primera instancia, ser parte de esta estructura. Se trata, más bien, de ir dejando las marcas de algunos procesos marginales, sacarlos de su lugar invisible, del pie de página, de ser ese bicho incómodo al que no pueden matar. Y así aspirar, de forma utópica y colectiva, a una tenue politización de los pactos con la institución, a contaminar sus registros acostumbrados a la propia recursividad. Hacer que esa casa pierda los papeles y facilitar un cambio de roles para que cada vez sea más evidente que la universidad es ese lugar incómodo e inadecuado que habitualmente significamos nosotras.

Fuente del artículo: https://www.diagonalperiodico.net/saberes/30006-demasiado-feministas-para-la-academia.html

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Estado Docente y Democracia Participativa

Por Ana De Abreu

Con la puesta en práctica del proyecto de país, que se encuentra contemplado en la carta magna, y la irrupción de la democracia participativa en Venezuela como modelo político-social hegemónico, han surgido interminables debates referidos a la viabilidad de la implementación de dicho modelo en el marco del tipo de Estado que aún se mantiene vigente y de cómo la transformación del mismo (Estado) minimizaría los obstáculos para materialización del modelo societal antes referenciado.

La apertura de espacios para la actuación de nuevos sujetos sociales en la gestión pública puso en evidencia la perentoria necesidad, por parte de ese nuevo Estado emergente, de crear los mecanismos que por obligatoriedad constitucional debían aparecer para lograr dicha transformación. Al respecto, la Constitución ha sido muy clara cuando establece en su artículo 62 que todos los ciudadanos pueden participar en la formulación, ejecución y control de la gestión pública; lo cual significa, que para la conducción de este modelo democrático, la participación ciudadana es la base primordial para la definición, aplicación y evaluación de las decisiones públicas que los gobiernos locales, regionales y nacional elaboran para darle respuesta ala diversidad de problemas que surgen en las comunidades.

La presencia de este principio en el ámbito de las políticas públicas venezolanas puede dar suficientes pistas para el abordaje de la política educativa, la cual se ha caracterizado desde hace un extenso período (casi por dos siglos) por la actuación preponderante del Estado Docente, quien se ha abrogado para sí el papel rector de todo lo relativo al proceso educativo del país. Ante este hecho, es pertinente continuar preguntándose ¿si con la implementación del principio de la participación ciudadana en la educación en estos últimos años, se ha visto afectada esta doctrina política en el país? ¿Si los mecanismos que se han ejecutado en este ámbito han fortalecido al Estado Docente tal y como lo ha caracterizado en los últimos años? O ¿si es posible encontrar algún vestigio de un nuevo Estado “Docente” que sea expresión de los nuevos sujetos sociales organizados que participan en dicho ámbito?

Con esta máxima participativa fueron materializándose mecanismos impulsados por las diversas autoridades ministeriales,como fueron desde la convocatoria a la Constituyente Educativa hasta la publicación de la Resolución 058, lo que ha redundado en inyección de calidad a la apertura de las puertas de la gestión escolar a la comunidad. Tales dispositivos, para su ejecución están sustentados en la actuación de un ciudadano fortalecido, organizado, consciente de la tarea a cumplir y del estar en sintonía con el concepto de bienestar colectivo. Al respecto, señala Rinesi (2015) que en el desarrollo de la historia latinoamericana se ha observado permanentemente la conformación de un Estado que le antecede a la sociedad, por lo tanto, para la aparición de los ciudadanos indispensables para el desarrollo de la democracia participativa se estaría en presencia de la construcción de una sociedad desde arriba por el Estado. En el caso venezolano, la creación de mecanismos institucionales por un lado y la formación ciudadana por el otro son parte del camino escogido que garantizan la participación ciudadana, con lo cual se avanzará en la conformación de un nuevo Estado Docente, incluso de un nuevo Estado. Con esas opciones, ¿será posible que surja esa sociedad educadora, nuevo sujeto corresponsable de la política educativa? ¿Será esa sociedad educadora la única opción para superar al Estado Docente? o ¿podrán los movimientos populares, las comunidades y los sectores organizadoscapaces darle respuesta a la problemática educativa desde otra perspectiva social, clasista, popular, comunal y local sin perder el componente nacional?

Rinesi, E. (2015). “Nuestras ciencias sociales tienen el gran desafío de repensar el Estado en su complejidad”. En Cambio de época Voces de América Latina. Brito y Lewit (Coordinadores). Caracas: Fundación Editorial El perro y la rana

Fuente del Artículo: http://www.aporrea.org/educacion/a227190.html

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=Estado+Docente+y+Democracia+Participativa&biw=1024&bih=489&tbm=isch&source=lnms&sa=X&ved=0ahUKEwik0Y3twLzMAhXGJR4KHflaB94Q_AUIBigB&dpr=1#tbm=isch&q=Estado+Docente++&imgrc=WBlNJc_NJbn-SM%3A

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El racismo y el sexismo en la publicidad Mundial de hoy en día, se parecen mucho a la serie «Mad Men»

Incluso en 2016, el racismo y el sexismo están vivos y bien en la publicidad.

Crédito de la imagen: Nejron foto / Shutterstock

La demanda presentada a principios de este año por Erin Johnson, el director de comunicaciones de J. Walter Thompson, que llevó a la renuncia posterior del gerente general, Gustavo Martínez, no sorprenderá a ninguna mujer que ha trabajado en la publicidad. Una veterana ejecutiva de Comunicaciones de J. Walter Thompson, Erin Johnson, presentó una demanda ante la corte federal de Manhattan contra Gustavo Martínez, CEO de la red, y contra WPP, por someter a los empleados «a una corriente interminable de comentarios racistas y sexistas, así como contacto físico no deseado y otras conductas ilícitas», que incluyen chistes sobre violación y la comparación de los afroamericanos con los simios. En un vídeo utilizado como prueba contra él, Martínez dice que «se encontró con importantes personajes diferentes y extrañas en el ascensor» en un evento en Miami «Estaba pensando que iba a ser violada en el ascensor, y no de una manera agradable.» Los asistentes dicen que una de las partes, en gran parte a la que asistieron los afroamericanos, estaba teniendo lugar.

Como redactora que trabaja para una agencia de publicidad que más tarde se convirtió en parte de McCann Erickson, personalmente fui testigo de las actitudes de sexismo y racismo al estilo de Mad Men, describió Erin Johnson. Donde trabajaba, todos los hombres tenían oficinas, mientras que todas las mujeres tenían cubículos, eso paralelo a la estructura de pago en el que las mujeres ganaron una ínfima fracción de lo que los hombres recibían. Hubo dos excepciones: una mujer solitaria vicepresidente que me dijo que alcanzó su puesto por «mantener la boca cerrada» y una directora de artes que tenía una oficina en la que había un agujero sin ventanas, mientras que el director de arte masculino tenía una gran oficina con ventanas.

A las mujeres representantes ejecutivas se les prohibió el mantenimiento de las cuentas principales, porque consideraban que los clientes se podrían ofender si se les asignaba una mujer y pensarían que estaban recibiendo un menor trato al que estaban acostumbrados a tener. Una vez tuvo una reunión en la que un cliente le preguntó a un ejecutivo de cuentas  «¿Por qué la rubia tonta en la oficina?», refiriéndose a una empleada.

En el cumpleaños de un Vicepresidente, hombre nos pidieron a las las mujeres nos pidió colocaramos cupcakes iluminadas en  nuestros pechos para que soplara las velas, e hicieramos un circulo alrededor de él en la sala. ¿Por qué? Porque era un «hombre de boobies», nos dijeron. Otra mujer y yo nos negamos. «No es que no tengo sentido del humor,» dijo mi amiga la que se rehusó. «Es porque en mi cumpleaños no voy a tener religiosas para soplar».

Cuando se cerraba la puerta del director general, por lo general significaba que la gerente de la oficina iba allí a proporcionar un servicio al estilo Monica Lewinsky. Ella saldría radiante, y me hablaba de la «relación». Al igual que con los días  de la serie»Mad Men», las únicas mujeres con potencial para poder aspirar a un alto cargo era a través de su relación con un hombre poderoso.

No había empleados afroamericanos. El único hombre negro en el local era un señor que asistía cada dos semanas para atender a las plantas. Los empleadores no tomban el ascensor después que él lo hacía y, literalmente, se tapaban la nariz cuando el hombre negro se presentaba en la empresa, lo que implicaba que olía mal. Deseo que fuera una broma.

Las mujeres y las minorías no eran los únicos ridiculizado y abusado por los chicos frat anuncio. Los clientes también eran burlados y engañados, como si no estaban apoyando a la agencia y con ello a nuestros salarios. Como si no estábamos comiendo las comidas de lujo suministrados por nuestros clientes con un restaurante y alojandonos en habitaciones de lujo suministrados por nuestros clientes con un hotel. Una vez que un cliente distribuidor de coche le preguntó cuánto costaría hacer un cambio menor en su anuncio de televisión, todos sabíamos que era varios cientos de dólares, pero el ejecutivo de cuenta dice al cliente con una cara seria varios miles de dólares. ¿Qué es un añadido cero o dos?

Hablando de los excesos financieros, empresas de producción y otros proveedores que querían nuestro negocio siempre estaban listos para empacar una nariz o dos con la cocaína y la snortola trabajó.

¿Por qué las mujeres preparadas académicamente, de mentes sanas podrían asumir que colocarse cupcakes  encendidos en frente de sus pechos, formara parte de su trabajo? Por la misma razón un Ana Hill siguió trabajando con un Clarence Thomas -esa es la forma en que los trabajos eran en ese entonces ante la alternativa era el desempleo ¿Cómo usted se queja a sus superiores sobre el abuso cuando los de arriba están siendo los que abusan?

En las campañas ofensivas en la década de 1970, eran comunes las campañas creadas por hombres sexistas cuyos anuncios avergonzaban a las mujeres, como la propaganda del «anillo de sucio alrededor del cuello» y «la campaña de líneas de las medias visibles», sin embargo la demanda de Erin Johnson, la renuncia de Gustavo Martínez y mi propia experiencia revela que estos hombres siguen dominando la industria.

Fuente: http://www.alternet.org/culture/racism-and-sexism-todays-advertising-world-are-lot-mad-men-era

Fuente de la magen: http://www.elquintopoder.cl/wp-content/uploads/2014/08/OCAC-Cosificaci%C3%B3n_mujer-600×364.jpg?dddb19

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Trabajadores, ¿unidos?

Juan J. Paz y Miño Cepeda

A mediados de la década de 1980, un grupo de investigadores unidos a través del proyecto ‘Historia del movimiento obrero ecuatoriano: proceso sindical y proceso político”’, auspiciado por varias instituciones académicas y, sobre todo, con la participación directa de las centrales de trabajadores, pudimos entregar al país una serie de estudios inéditos sobre la Cedoc (1938), CTE (1945) y CEOSL (1962).
Estas confederaciones de trabajadores, otrora enfrentadas por razones ideológicas, lograron converger en sus posturas clasistas y crearon el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), que ya luchó contra las dictaduras petroleras de los setenta. Sin embargo, a partir de 1979, con los gobiernos constitucionales, el FUT realizó impactantes huelgas nacionales, ampliamente apoyadas en el país.
Las “plataformas de lucha” del FUT tuvieron fuerza no solo por la unidad de acción sindical, sino también por el claro e importante liderazgo de sus dirigentes, el respaldo de las izquierdas (excepto los ‘chinos’ del PCML) y la vigencia teórica y política que aún tenían el marxismo y los ideales socialistas del triunfo proletario, que movilizaban a distintos sectores académicos y sociales.
El autoritarismo del gobierno de León Febres Cordero (1984-1988), el derrumbe del socialismo en el mundo a raíz de la perestroika, el incontenible avance del modelo empresarial de economía en la década de los noventa, la flexibilización laboral y el agotamiento de los liderazgos y formas de lucha obrera, afectaron gravemente al proceso sindical y político de los trabajadores.
Para el año 2006, el FUT, así como todas las centrales de trabajadores, incluida la UGTE (1994, ligada a los ‘chinos’) eran membretes débiles, sin la fuerza ni la presencia del pasado. Incluso la academia fue impactada, pues hasta la historia del movimiento obrero pasó a ser un área relegada.
Pese a quienes hacen gala de un vehemente criterio contrario, desde 2007, con la superación del modelo empresarial y la reorientación del Estado, se abrió el espacio para el resurgir del movimiento de los trabajadores, que pasó de la crisis sindical y política a la presencia activista.
Sin embargo, de la antigua unidad igualmente se cayó en el fraccionamiento, incluso por la formación de otras organizaciones como la CUT y el Parlamento Laboral. En el ambiente polarizado de la política nacional, también entre las organizaciones sindicales y los trabajadores, hay divisiones entre ‘correístas’ y ‘anticorreístas’.
Se ha privilegiado así la coyuntura por sobre la visión de largo plazo, que debía enfatizar en la fortaleza organizativa y en la lucha contra el poder real del capitalismo que todos cuestionan en teoría, y que se ubica del lado de los sectores de la derecha económica y política que, en cambio, tienen muy claros sus objetivos de clase y saben bien a quiénes deben enfrentar para retomar el Estado.
Sobre la base de las experiencias históricas solo cabe esperar que el movimiento obrero se fortalezca y replantee críticamente su unidad, para detener el avance de quienes manejan el poder real.

  • Artículos recientes de Juan Paz y Miño en «El Telégrafo»: http://goo.gl/eHLSGQ

  • Fuente de la imagen: http://archivo.e-consulta.com/blogs/salario/pronunciamiento-de-apoyo-al-sindicato-de-trabajadores-unidos-de-honda-mexico-stuhm/

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Una semana para la educación… por los niños y el futuro

Por: Teresa Ortuño

Si todas las mujeres tuvieran acceso a educación primaria se reduciría en un sexto el número de matrimonios infantiles y la mortalidad de este sector.

Se evitarían dos tercios de las muertes maternas y también podrían prevenirse siete millones de casos de VIH/SIDA en la próxima década si cada niño recibiera educación.

Cada año más de escolarización puede aumentar los ingresos de un individuo en un 10 por ciento. Si todos los niños disfrutaran de igualdad en el acceso a la educación, el ingreso per cápita podría aumentar.

Los beneficios económicos de la educación primaria universal superarían con creces el aumento en el gasto público necesario para lograrlo.

En México, mucho se ha avanzado. En el año 2000, sólo el 32.8 por ciento de los jóvenes entre 15 y 24 años iba a la escuela. En 2015, con una población mayor, el 44 por ciento de ellos acude a estudiar. Sí, estupendo. Pero aún nos falta el 66 por ciento en Educación Media Superior y Superior.

En el mundo, hay 57 millones de infantes que no acuden a la Primaria. 57 millones de vidas, de personas que difícilmente romperán el círculo de la pobreza. A ellos hay que añadir otros 69 millones que no van a Secundaria.

Es por ello que la UNESCO lanza una campaña para que, en todo el mundo, durante la última semana de abril, se forme conciencia acerca de la importancia de destinar financiamiento a la Educación para cerrar estas brechas.

La Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME) es una semana de movilización ciudadana, fundamentalmente de niños, niñas y jóvenes, que pretende acercar las reivindicaciones de la Campaña a la sociedad en general y a los responsables políticos de cada país, y llamar su atención sobre la necesidad de hacer real el derecho a una educación básica de calidad.

salon-clasesMéxico es un país que gasta en Educación el porcentaje recomendado. Pero no gasta del todo bien. La Reforma Constitucional de 2011, que establece la obligación del Estado de brindar Educación Media Superior a todo el que la solicite, requiere, obviamente, que el alumno haya terminado la Secundaria. Se estableció un artículo transitorio en esa Reforma, a fin de que para 2021 (diez años después de emitida), las autoridades mexicanas pudieran estar en condiciones de brindar un espacio a todos los jóvenes.

Sin embargo, no parece que esa expectativa vaya a poderse cumplir cabalmente.

Para ello es que sirven estas campañas, para acentuar la insistencia no sólo en destinar los recursos financieros necesarios, sino para gastarlos bien. Que no se desperdicien.

La Semana de Acción Mundial por la Educación es un momento en que las Organizaciones de Sociedad Civil, como SUMA POR LA EDUCACIÓN, pueden alzar la voz para formar conciencia en el Poder Legislativo y Ejecutivo, así como en los tres órdenes de Gobierno, para analizar y proponer el Gasto Educativo como vía de acceso a una mejor calidad de vida para nuestros jóvenes.

Los gobernantes saben que no alcanza para todo, deben tomar decisiones y priorizar. Sin embargo, no basta el monto. Se ha señalado el desperdicio, y en ocasiones el despilfarro, en algunas partidas. Eso también forma parte de la agenda de exigencias ciudadanas al hablar de destinar mayores fondos a la educación.

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Elogio de la sultana

Con admiración de televidente, entusiasmo de sociólogo y fanatismo por la historia, confieso que he sido he sido cautivado por la telenovela turca llamada Muhtesen Yüsyil, que significa «El siglo magnífico», y que en Latinoamérica se ha conocido como El Sultán.  Soy parte de miles de personas que en Panamá han sido ganadas por esta teleserie, con quienes en reuniones familiares, tertulias espontáneas, incluso debates en las aulas, se arman apasionadas discusiones sobre la trama y los personajes de El Sultán.

 

Esta serie televisiva tiene como trasfondo los acontecimientos que hicieron la historia turca y europea del siglo XVI, en que se cimentaron las bases de la modernidad capitalista a sangre y fuego. Fue la época de conformación de los grandes estados nacionales europeos, regidos por monarquías absolutas, que sometieron a la nobleza medieval centralizando los feudos bajo su poder.

 

En el primer plano, la telenovela narra la vida del sultán Suleimán (1494-1566) y de su familia, durante su largo reinado de casi 50 años. Suleimán, apodado «El Magnífico», consolidó el imperio turco, conquistando con su espada desde la actual Hungría y Croacia, hasta los límites de Irán, gran parte del Mediterráneo y el norte de África. Suleimán fue el rival por excelencia del emperador Carlos V, del Sacro Imperio Romano Germánico, conocido como Carlos I en España (Charclen en la telenovela). Ambos se disputaron el control del mundo europeo.

 

El siglo XVI, constituye el nacimiento del capitalismo con toda su racionalidad instrumental. Esto se reflejó en que las monarquías absolutas, como la de Suleimán,  modernizaron sus estados con una burocracia eficiente e informada. Suleimán se le conoce por su labor codificadora. Fue un protector y estimulador de las artes, en particular de la poesía, a la que él mismo se dedicaba bajo el seudónimo de «El Amante» (Muhibbi). Todo esto sin renunciar al consejo de Maquiavelo, cuya obra El Príncipe es múltiples veces citada en la teleserie, de preferir ser más temido que amado.

 

El siglo XVI en que vivieron, constituyó una especie de primera «ilustración» en todos los ámbitos de la cultura. Aunque en momentos diferenciados, es cuando vivieron Leonardo, Shakespeare, Cervantes, entre tantos otros. En esta centuria gobernaron Isabel I de Inglaterra, Francisco I de Francia, y los emperadores Carlos V y Suleimán. Es el siglo de la lucha entre la reforma protestante y la contrarreforma católica.

 

Disgreciones históricas aparte, la verdadera protagonista de esta maravillosa telenovela es un personaje sorprendente, que en la vida real también hizo aportes novedosos para la época, casi heréticos, y que también reflejaban el inicio de la modernidad en el seno de la familia y de las relaciones entre los géneros: la sultana Hurrem, interpretada magníficamente por la actriz Meryem Uzirli.

 

Por ser Hurrem el verdadero personaje central, por la revolución que introdujo en las costumbres de la sociedad turca, y por ser magistralmente interpretado, es que pensamos que la teleserie debió llamarse, con justicia, La Sultana.

 

Hurrem, el personaje histórico, llegó al harén de Suleimán como una esclava extranjera, de origen ruso o ucraniano. Desarrollando habilidades personales de astucia y conspiración, logró convertirse en la favorita del sultán y luego en su esposa formal, incluso pudo quedarse a vivir junto al emperador cuando sus hijos alcanzaron la mayoría de edad. A pesar de lo establecido por la tradición, según la cual, ella como madre de príncipes,  debía acompañarlos a gobernar una provincia lejana y salir del palacio del sultán..

 

No bastando con eso, Hurrem no se limitó a regir en el ámbito familiar y de la corte del  palacio, sino que influyó notablemente en la política del estado turco, excediendo las atribuciones tradicionales que, como mujer, la circunscribían al manejo interno del harén, un submundo con sus propias intrigas.

 

Lo más atrayente de la telenovela, es que no se trata de una historia o biografía plana, como muchas veces vemos en televisión. Sino que permite apreciar la realidad compleja de las relaciones personales y sociales de la época, no solo entre las clases dominantes y dominadas, sino entre los géneros masculino y femenino. La telenovela no se queda en el esquematismo habitual de dominados pasivos y obedientes; dominantes activos y actuantes;  o de mujeres sometidas y víctimas, buenas como princesas de cuento, o malas como brujas o madrastras.

 

Esta telenovela tiene el mérito de  mostrarnos la complejidad de las relaciones humanas, en las que las personas pueden nacer bajo un determinismo social impuesto por su condición de clase, de género, o de pertenencia a cierto tipo de familia, pero también pueden operar activamente, influir, cambiar parcial o totalmente su destino, a través de determinadas acciones, conspiraciones y alianzas.

 

En ese sentido, la vida de Hurrem, principalmente, pero también de otros personajes de la novela, muestra cómo las mujeres conspiraban entre sí, y contra sí, junto a miembros de clases inferiores o superiores, con sus hijos e hijas, para consolidar o mejorar su posición social. Así mismo, muestra cómo los miembros, varones y mujeres de clases inferiores, podían escalar si elegían bien sus alianzas con miembros, mujeres u hombres, de la clase gobernante. El mundo crudo y duro de la política, en el que todos son agentes activos y terminan influyendo de una u otra manera en los acontecimientos.

 

Manteniéndose fiel a la historia real de la época, y de las vicisitudes de esta dinastía osmanlí, en los trazos generales, por supuesto que la ficción corresponde a  los conflictos interpersonales y grupales, así como los sentimientos subjetivos de los personajes. Pero la grandeza de los directores (Yagmur y Durul Taylan, Mert Baykal y Yagiz Alp Akaydin) y los libretistas (Meral Okay y Yimaz Sahin) está en que podemos suponer que en la vida real, más o menos como aparecen representados, debieron producirse los conflictos políticos, familiares e interpersonales.

 

En la vida real y en la novela, Hurrem debe vencer los obstáculos de clase, de género y familiares (segunda concubina) para imponerse dentro del harén, alcanzar legitimidad social como esposa del sultán y, finalmente, asegurar la sucesión del trono para uno de sus hijos. En el marco de que, en la tradición turca de entonces, según diversas fuentes históricas a las que alude la teleserie, los hijos que aspiraban al trono debían asesinar a sus hermanos y hermanastros para que no hubiera disputa por la legitimidad del gobierno.

 

De ahí la complejidad sicológica del personaje, que a ratos nos simpatiza como heroína que vence los obstáculos y las conspiraciones en su contra, y que en otros momentos  nos repugna por su frialdad criminal. Amorosa hacia sus hijos, pero capaz de asesinar a sus enemigos. Enemiga a muerte de su rival, Mahidevrán (concubina del sultán antes que ella) y su hijo Mustafá, con quien disputa el trono y el derecho de sucesión. Enemiga también de sus cuñadas, quienes la odian por exceder sus límites sociales, y quienes le reprochan que, pese a ser esposa del sultán, sigue siendo una sirvienta, pues no tiene sangre real.

 

En la vida real y en la ficción odiada por muchos, que la llamaban «Roxolana», para remarcar su origen. Pero amada por el sultán – poeta, que le dedicó muchos versos, algunos de los cuales recoge la serie, como los que dicen: «Trono de mi mihrab solitario, mi bien, mi amor, mi luna./ Mi amiga más sincera, mi confidente, mi propia existencia, mi sultana, mi único amor».

 

Esta novela es excepcional, por alejarse del maniqueísmo habitual, por crear personajes sicológicamente complejos, no solo los principales, sino toda la amplia gama que se va sucediendo a lo largo de la telenovela, desde los pashás (la otra vida interesante y paralela a la Hurrem es la de el Pashá Ibraim), beyes, efendis, comerciantes, soldados, eunucos, prostitutas, concubinas, sirvientas, jueces, etc.

 

Junto a la trama, lo otro destacable de esta telenovela, que salta a la vista de inmediato, es la calidad de los actores, que son capaces de representar los cambios de humor o actitud con gestos de la cara sin tener que recurrir a las gesticulaciones exageradas, ni al melodrama o la sobreactuación de los culebrones mexicanos o venezolanos.

 

La calidad de la actuación y la elección adecuada del elenco por los directores, producen la impresión de cada actor nació para encarnar exactamente el personaje que le tocó, y la sensación de que nadie más lo hubiera representado mejor. De entre decenas de personajes que discurren a lo largo de la serie, todos tan notables, se destaca la actuación del eunuco Sumbul, interpretado por Selim Bayraktar.

 

Otro elemento impresionante es el vestuario, en el que se aprecia una inversión millonaria. Según la información disponible en la web, la televisión turca invirtió aproximadamente 500 mil dólares por episodio, y algo más de 2 millones de dólares en vestuario y escenarios. La producción total rondó los 5 millones de dólares, en cuatro temporadas que duró la serie.

 

El Dr. Juan Carlos Mas, en un artículo reciente sobre esta telenovela, sostiene que el objetivo de ella, y de las otras que están de moda (fenómeno llamado por la televisión panameña, como la «turcomanía»), es el de vendernos la grandeza del imperio otomano para legitimar la política exterior del actual régimen turco. Algo de cierto debe haber en ello, pues la televisión turca y los productores que la financiaron no arriesgan presupuestos millonarios en una serie apostando a la incertidumbre de que se va a vender bien, lo cual en este caso ha sucedido. Muchas veces, detrás de los proyectos culturales se esconden inconfesados proyectos políticos.

 

Sin embargo, la realidad es más compleja, pues contrario a lo que supone nuestro amigo, el Dr. Mas, el actual gobernante de Turquía, el Sr. Erdogán, de ultraderecha religiosa, al igual que los sectores más conservadores de la sociedad turca, se opusieron y repudiaron esta teleserie. Bien pensado el asunto, la estructuración de la telenovela, con todas las características descritas, no puede haber sido producto de la mente cuadrada de algún fundamentalista.

 

Se requiere cierto grado de cultura y «modernidad», para armar una trama como la descrita. Apostamos por la hipótesis de que los productores, directores, libretistas y actores están más cerca del espectro político liberal, socialdemócrata e incluso marxista (que es grande en Turquía).

 

Probablemente los responsables de esta teleserie pertenecen a los sectores liberales que aspiran a que la Unión Europea rompa sus prejuicios medievales de «cruzados», que pretenden dividir  a Europa y al mundo entre cristianismo e islamismo. Que exigen de Bruselas, que acepte en sus filas a un país de mayoría musulmana, como Turquía. Después de todo ya comparten en la OTAN, donde son socios, junto a ingleses, franceses y alemanes para masacrar a los pueblos de la región, desde Siria a Irak, pasando por Kurdistán.

 

En ese sentido, la telenovela muestra un imperio Otomano bastante tolerante en el cual, pese a ser el Islam la religión oficial y mayoritaria, se respetaron las costumbres y creencias de los súbditos cristianos y judíos; en una época en que la católica España expulsaba u obliga a la conversión forzada a moros y sefarditas, y mediante la contrarreforma combatía a los protestantes.

 

El Sultán supera en todos los sentidos a otra teleserie creada por Radio y Televisión Española (RTVE),  para narrar la vida del emperador Carlos V, el alter ego de Suleimán, que se estrenó el año pasado bajo el nombre de «Carlos, Rey Emperador«.  Ésta también fue una gran superproducción, con gran elenco, vestuario y escenarios. Pero no lograron la magia cautivadora de la teleserie turca.

 

Lo peor de la serie española, que me hizo cambiar de canal enojado, es que pretendieron que Hernán Cortés fue víctima de los aztecas. Al menos los turcos le dieron un tratamiento menos hipócrita a los crímenes de Ibrahim Pashá, de Hurrem y del propio Suleimán.

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