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¿Leer o jugar? Cultivando jóvenes lectores

 Por:  Elisa Guerra Cruz

¿Por qué, para algunas personas, es tan desagradable leer? Para quien ama la lectura, es inexplicable que otros la encuentren aburrida. Y ellos, por su parte, no entienden cómo alguien puede pasar horas con las manos pegadas a un libro.

No es necesario ahondar en los beneficios de la lectura. Los conocemos. Y sabemos que los lectores pobres se enfrentan a un futuro más difícil – por lo menos académicamente.  Los maestros pasamos horas tratando de lograr que nuestros alumnos lean más. Y lo intentamos todo: desde las promesas de la tecnología, los programas de moda, las tablas de control para alcanzar premios, los talleres de animación a la lectura y las lecciones remediales para casos difíciles.

Me parece, sin embargo, que la pregunta está mal formulada. No debemos cuestionarnos cómo hacer que los niños lean más, sino cómo lograr que se apasionen por los libros.

Pongamos un punto en claro: Nunca lograremos convertir a un niño en lector, si él no disfruta la lectura.  Puede ser que lo hagamos leer – aunque sea sólo para evitar reprobar, librarse de un castigo, eludir el ridículo o terminar de una buena vez con esa tarea. Quizá el niño intente zafarse de la lectura con excusas, pretextos, quejas o incluso trampas. Tan pronto como pueda, el niño abandonará la lectura. Y nunca más leerá a menos de que sea absolutamente necesario.

Por otro lado, igualmente difícil sería intentar convencer a un niño que ama leer, para que abandone los libros.

La clave para convertirse en un buen lector es disfrutar la lectura.

¿Cómo lograr esto en nuestros alumnos? No hay una respuesta simple, pero mucho de ello está en cómo los maestros abordamos la lectura:

  1. Leer debería ser fácil – y para ello, necesitamos acoger en la mente y el corazón lo que el libro nos susurra. Muchos niños (y adultos) pueden decodificar los símbolos escritos y traducirlos al lenguaje oral, pero un buen número de ellos no pueden realmente comprender textos complejos. La lectura, entonces, se vuelve sinónimo de frustración y aburrimiento. Un gran porcentaje de la población alfabetizada no leerá a menos de que no tengan escapatoria (por ejemplo, por exigencias escolares o laborales). Por mucho que nos duela reconocerlo, México no es un país de lectores (y no llevamos este estigma de manera exclusiva). Es tiempo de repensar cuándo y cómo es que enseñamos a nuestros niños a leer, porque si nos basamos en los resultados, es evidente que lo estamos haciendo muy tarde, muy poco y muy mal.
  1. niños-leyendoLeer no es un ejercicio – los niños no deberían leer “para ejercitarse” o como si fuera una dieta. Los adultos leemos sólo por una de dos razones: para obtener información o para obtener disfrute. Sin embargo, cuando enseñamos a leer esperamos que los alumnos completen un sinnúmero de planas de bolitas y palitos, y que lean todos los días en voz alta para “ir desarrollando su habilidad lectora” (y de paso demostrar sus avances a padres y maestros). Les pedimos que lean, y luego les hacemos “preguntas de comprensión” sobre lo que leyeron, para que nos comprueben que lo hicieron. Aún para quienes somos lectores, la idea de leer un libro sabiendo que al final alguien nos hará un examen disminuirá en mucho el disfrute que esa lectura podría habernos redituado. En vez de adentrarnos en el abrazo íntimo del libro, sin más premura que sentir su calidez, continuamente nos estaríamos preguntando: ¿Será que esto viene en el examen? ¿Debería subrayarlo? ¿Volverlo a leer? ¿Tomar notas? Una lectura constantemente interrumpida por este tipo de ansiedades no se disfruta – se sufre.

Los niños deberían leer, desde el principio, por el gusto de hacerlo o para adquirir información sobre algo que le interese – o las dos cosas juntas, aún mejor.

  1. Leer no es una materia escolar. Leer, de acuerdo a la Asociación Americana de Pediatría (Silver y Silver, 2011) y otros (Doman, 1971, Norton y Doman, 1982) es una función cerebral, como hablar o caminar. Dada la estimulación y oportunidad necesarias y adecuadas, todos los niños son capaces de leer. Los niños con necesidades educativas especiales requerirán mayor duración, intensidad y frecuencia en los estímulos, pero pueden también aprender a leer.

ninos-leyendoSi la lectura no es una materia escolar, deberíamos cuestionarnos por qué enseñamos a leer a los niños a los seis años –al inicio de la escolarización formal- y cómo lo hacemos: desmoronando la comprensión al fragmentar el lenguaje en pequeños pedacitos sin significado, para después enseñarlos reorganizándolos en unidades de aprendizaje (el primer mes abordamos las vocales, luego algunas consonantes, más tarde construimos sílabas, etcétera) ¿No es esto antinatural? Jamás lo haríamos con el lenguaje oral. Y la lectura es lenguaje.

  1. La lectura es una elección –no una obligación. Esto va no sólo para el acto de leer en sí, sino también para los contenidos de dicha lectura. ¿Qué leen nuestros alumnos? Desde el inicio del ciclo escolar los armamos con una lista de “lecturas requeridas”. La misma lista que año tras año hemos entregado a generación tras generación de estudiantes. Si tenemos una lista de libros para cada grado, usémosla como sugerencia solamente. Cada niño debería poder elegir qué leer de acuerdo a su habilidad, intereses y gustos. Pero no es tan sencillo como abrirle las puertas de la biblioteca y dejar que se ahogue en la avalancha de opciones. El lector inexperimentado necesita que sus padres y maestros se vuelvan “curadores de libros” para él, que le introduzcan a diferentes géneros, que le ayuden a encontrar la voz del libro y a reconocer el susurro en sus palabras de papel.
  1. La lectura no es la antítesis del juego. Cuando hemos sugerido que los niños muy pequeños podrían aprender a leer, se han levantado voces para condenar la lectura temprana y para “recuperar” el tiempo de juego. Pero la lectura no es una actividad engorrosa que roba al niño de la libertad para jugar y disfrutar. La lectura no es un castigo (así es que nunca deberíamos dejar sin recreo a los niños y ponerlos a leer en el salón de clases como la pena que deban pagar por una falta).

¿Leer, o jugar? No es necesario elegir, porque una cosa no excluye a la otra. Y para el lector apasionado, la lectura es el mejor juego jamás inventado.

 Referencias:
Doman, G. (1971) How Brain Injured Children Learn to Read. In “Conference on Child Language” preprints of papers presented at the Conference, Chicago, Illinois, November 22-24, 1971, p. 433-460.
Norton, R., & Doman, G. (1982). The Gifted Child Fallacy. The Elementary School Journal,82(3), 249–255.
Silver, L, y Silver, D. (2011) Guide to Learning Disabilities for Primary Care.   American Academy of Pediatrics. 

*Articulo tomado de: http://www.educacionfutura.org/leer-o-jugar-cultivando-jovenes-lectores/

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Develan que el asma y las arritmias inciden en el rendimiento escolar

Argentina/25 mayo 2016/Autor:Luis Darío Larrateguy/Fuente:AIM Digital

Una serie de estudios en adultos y niños relacionan la historia de sibilancias  o diagnóstico de asma con la presencia de apnea obstructiva  del sueño, confirmó a AIM el médico Neumonólogo Luis Darío Larrateguy. Un estudio realizado en Paraná confirmó que la mayoría de los estudiantes con asma nocturna que desconocían ese diagnóstico tenían peor rendimiento escolar que el resto de sus compañeros.

En diálogo con esta Agencia, Larrateguy agregó que “el mecanismo propuesto para vincular estas enfermedades es la inflamación de las vías respiratorias asociada con hipertrofia amigdalina, factor que puede aumentar la resistencia de las vías respiratorias superiores y predisponer a la apnea obstructiva del sueño en la infancia”.

Luego recordó que e un trabajo realizado en la Universidad de Atenas, los investigadores estudiaron a 442 niños, de un promedio de edad de entre seis y siete años, que acudieron al servicio de urgencias por dolencias menores o fueron remitidos a una consulta de neumonología pediátrica por sibilancias recurrentes.

Tras considerar factores como la edad, sexo, índice de masa corporal y tabaquismo pasivo, los investigadores encontraron que la historia de sibilancias se asoció significativamente con la presencia de ronquido habitual en niños con hipertrofia de las amígdalas, pero no en los que no la tenían. “En un estudio que se realizó en 2003 en Paraná sobre hábitos de sueño a casi 500 adolescentes y niños, el 25,7 por ciento de los padres respondieron que sus hijos roncaban; un 30.9 por ciento de las respuestas describieron síntomas faríngeos frecuentes y 14.8 por ciento amigdalectomía quirúrgica”.

En Paraná

Larrateguy, titular del Centro Privado de Medicina Respiratoria,  explicó que en el mismo año, “nuestro grupo de investigación estudió esta vez 2884 estudiantes de todo el país (50 por ciento de varones, edad: 13,3 ± 1,5 años), y encontró ronquidos en el 23 por ciento de las respuestas de los padres y apneas observadas en el 10 por ciento. Estos datos fueron predictores independientes de bajo rendimiento académico, cuando se compararon las notas de lengua y matemáticas de los roncadores y no roncadores”.

Luego agregó que “en otro estudio realizado en nuestra ciudad, encontramos que la mayoría de los estudiantes con asma nocturna o sus padres, no sabían que tenían ese diagnóstico y tenían peor rendimiento escolar que el resto de sus compañeros. Por otro lado, el riesgo de arritmias nocturnas aumenta notablemente después de la presentación de episodios de apnea en los pacientes que sufren de trastornos de la respiración durante el sueño”.

Además, “se observa una relación directa entre los trastornos de la respiración durante el sueño y un aumento del riesgo de fibrilación auricular y taquicardia ventricular no sostenida, así como una propensión a la muerte súbita de origen cardiaco durante las horas de sueño nocturno”.

Otro estudio

En un estudio realizado en la Universidad de Cleveland se evaluaron 2.816 polisomnografías nocturnas para identificar la fibrilación auricular paroxística y taquicardia ventricular no sostenida.  Se encontraron 62 arritmias en  57 pacientes (media de edad 72,1 años) con trastornos respiratorios durante el sueño, de las cuales un 76 por ciento eran taquicardia ventricular no sostenida, una arritmia grave.

El análisis de regresión logística condicional demostró que había 18 veces más posibilidades de tener una arritmia nocturna luego de una apnea, que después de una respiración normal.

“La apnea obstructiva durante el sueño es un problema que afecta a una gran proporción de la población y su principal morbilidad es la enfermedad cardiovascular. Esta información nos enseña que es necesario detectar y tratar pacientes con apneas durante el sueño, sobre todo en los niños con hipertrofia amigdalina y en los pacientes con un elevado riesgo de enfermedad cardiovascular”, aseveró Larrateguy.

Fuente:

http://www.aimdigital.com.ar/2016/05/12/develan-que-el-asma-y-las-arritmias-inciden-en-el-rendimiento-escolar/

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Más educación, menos conflictos

España/25 mayo 2016/Autores:Sara García de Blas – Valeria Méndez de Vigo/Fuente: El País

“En Alepo estaban cerradas todas las escuelas. Estaba feliz y emocionada por salir del país”, cuenta Israa Cheikh Karrouch, de 15 años, estudiante en uno de los programas educativos que gestionamos en Líbano. Israa es una de los 44 millones de niños y niñas en países asolados por conflictos armados que no están escolarizados. Una de cada cuatro personas solicitantes de asilo en Europa tiene menos de 18 años. Hay niños y niñas que no pisan el colegio desde que comenzó el conflicto armado en Siria, hace ya cinco años.

La Unión Europea firmó el 18 de marzo un acuerdo con Turquía en el que se acordó, entre otras medidas, devolver a este país a las personas inmigrantes y refugiadas que lleguen a Grecia. Pero Turquía está sobrecargada –acoge a casi tres millones de personas sirias que han huido de la barbarie- y no tiene capacidad para garantizar el derecho a la educación de todos los niños y niñas refugiados. De hecho, en el curso actual, unos 400.000 mil niños y niñas sirios se han quedado sin educación en Turquía. Algunos padres no saben si sus hijos pueden matricularse en la escuela o no saben cómo hacerlo. Los niños y niñas afrontan múltiples dificultades al no hablar la lengua y muchos se ven obligados a trabajar para poder subsistir.

En muchos otros lugares del mundo, los conflictos suponen un enorme obstáculo para la educación. De media, la tasa de finalización de la educación primaria en países no afectados por conflictos es del 75%, mientras que en países en conflicto es del 58%. Además, en estos últimos, las jóvenes tienen casi un 90% más de posibilidades de no estar matriculadas en educación secundaria.

La educación es un derecho y promueve la dignidad humana, pero es que, además, como señala el JRS en su informe, es “una intervención que salva vidas”. Protege a los niños y niñas frente a la explotación y el reclutamiento por parte de grupos armados, les ayuda a hacer frente al daño psicosocial y a la separación familiar y les aporta estabilidad. Por encima de todo, la educación restaura su esperanza y les ayuda a construir un futuro digno. “Me gusta aprender porque aprendiendo avanzamos y nos ayuda a cumplir nuestros sueños”, dice Sahed Habbab, de 10 años, que participa en un programa educativo del JRS y Entreculturas en Líbano. Ali Mostafa tiene 14 años y, junto a su familia, dejó Siria hace tres años para refugiarse en Líbano, donde también estudia en un colegio del JRS, “Me gusta mucho ir al colegio y no quiero dejarlo porque mi única esperanza en el futuro es saber leer y escribir”.

Además, se ha demostrado la influencia directa que tiene la educación sobre los conflictos armados, porque cuanto mayor es el nivel educativo en un país, menores son las posibilidades de que se den conflictos armados. De hecho, tal y como señala la UNESCO, un aumento en la tasa de escolarización en la educación primaria del 67% al 100% habría reducido un 35% la probabilidad de guerra civil entre los años 1980 y 1999 a nivel mundial. Asimismo, incrementar el gasto en educación del 2,2% al 6,3% del PIB puede suponer un descenso del 54% en la probabilidad de que estalle una guerra civil. Naturalmente, una buena educación, inclusiva y equitativa, puede jugar un papel fundamental en promover una cultura de paz y de resolución pacífica de conflictos.

Para promover la educación en situación de conflicto es imprescindible tomar medidas para que las escuelas sean lugares accesibles, libres de violencia y espacios de aprendizaje con calidad y equidad, que enseñen tolerancia y convivencia. También es fundamental aumentar la financiación en educación en emergencias y conflictos. Los conflictos, los ataques contra escuelas o el enorme aumento de niños y niñas refugiados en el mundo en estos últimos años hacen que sea más relevante que nunca. Y sin embargo, la educación en situación de conflictos y emergencias tiene todavía un papel secundario en la agenda de los donantes, está en una especie de limbo entre el desarrollo y la ayuda humanitaria, sin que ni en una u otra opción se tome un partido decidido por ella. De hecho, sólo un irrisorio 2% de la ayuda humanitaria se destina a educación.

La Cumbre Mundial Humanitaria que se celebra los días 23 y 24 de mayo persigue que los líderes de los gobiernos, organizaciones no gubernamentales, sector privado, academia y comunidades se comprometan a trabajar juntos para tomar medidas que prevengan y reduzcan las consecuencias de futuras crisis. De cara a la Cumbre, Ban Ki-Moon ha elaborado la Agencia para la Humanidad, que recoge cinco responsabilidades para lograr este objetivo. Una de estas responsabilidades es no dejar a nadie atrás y, para conseguirlo, es imprescindible garantizar el acceso seguro a una educación primaria y secundaria de calidad e inclusiva para todos los niños y niñas durante y después de un conflicto o emergencia y en situación de desplazamiento.

En esta primera Cumbre se lanzará un fondo específico para educación en situaciones de emergencia, llamado La educación no puede esperar, que dará prioridad a la educación de los niños y niñas desplazados internos y refugiados. Los Estados deben comprometerse a invertir en educación, para que ésta se convierta en la herramienta más poderosa para luchar contra los conflictos. Tal y como señala Pau Vidal, SJ, director del Servicio Jesuita a Refugiados en Mabán, Sudán del Sur, “La educación es la construcción de un futuro mejor y un futuro en paz”. Protegiendo el derecho a la educación luchamos por la construcción de la paz. La educación aporta opciones de futuro a aquellos que se enfrentan a una situación adversa en la que parece que no queda espacio para la esperanza.

Fuente:

http://blogs.elpais.com/3500-millones/2016/05/mas-educacion-menos-conflictos.html

 

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¿Cómo dejar de ser un “huérfano digital” en el aula?

Chile/25 mayo 2016/Autor: Marcela Momberg/Fuente:Elige Educar

Hace unos días les compartimos una nota sobre cómo los profesores están utilizando los videojuegos para mejorar el aprendizaje de los estudiantes, incorporando así la tecnología a las salas de clases. Entendiendo el potencial que ésta tiene en el desarrollo de nuestros alumnos, hoy quisimos profundizar en un tema clave: la educación digital.

Conversamos con Marcela Momberg, profesora y experta en redes sociales y tecnologías aplicadas a la educación. Marcela es autora de «Huerfano Digital», libro que aborda cómo el sistema educativo no se ha actualizado para la nueva era de las comunicaciones, y el impacto de esta problemática. Además, hace 5 años que utiliza la tecnología con alumnos, a través de distintos métodos y utilizando diversas herramientas. ¿Resultado? Sus estudiantes han mejorado su rendimiento y aprendizaje.

Entendiendo el cambio

Para avanzar en educación digital e incorporar adecuadamente este tema al aula, Marce plantea una serie de consideraciones a tener en cuenta. Si bien para ella la educación digital en Chile todavía está en una fase inicial, señala que el primer paso es entender que los niños y jóvenes han cambiado su forma de comunicarse, investigar y utilizar la tecnología. “Hay que darse cuenta que estamos educando a niños que transitan en carreteras de la información totalmente distinta a los métodos tradicionales. La educación tiene que entender el cambio que provocó Internet en nuestra juventud, por lo que hay que adaptar nuestros métodos y nuestro rol como educadores. Bloquear Internet en colegios y prohibir el uso de tecnologías es un viaje contra el tránsito“, dice Marcela.

En este sentido, el desafío de los profesores es adaptar lo que todos hacemos en la vida privada a la sala de clases, como comunicarnos por mail, entrar a buscadores y relacionarnos con nuestros amigos y familiares por redes sociales. “Nuestro papel como educadores, padres y apoderados es acompañar a nuestros niños y jóvenes, ser parte del proceso de manera activa. Lo más probable es que no les vamos a enseñar a un joven el uso de la tecnología, sino que al contrario, él te puede enseñar a ti, pero vamos a ser un aporte poniendo nuestra experiencia para, por ejemplo, discriminar la fuente de información que ellos usan“, dice Marcela.

Uno de los problemas que Marcela identifica para comenzar a masificar la educación digital es la falta de políticas públicas al respecto, lo que implica que los profesores no conozcan nuevos procesos o innovaciones. “También se estigmatiza el peligro de estar conectado y los accesos a nivel pedagógico. Internet no es distinto a la vida misma, nos comportamos igual que en la vida diaria”, afirma Marcela.

Programando para el aprendizaje

En uno de los vídeos que Marcela ha compartido en Vimeo y en su página web respecto a este tema, recomienda utilizar aplicaciones como Google Earth y Google Street View como forma de aplicar tecnología al aula.

Sin embargo, más allá de recomendar o no determinadas aplicaciones para el aula, según Marcela lo fundamental es entender previamente que las aplicaciones están en constante cambio, y que por lo tanto será necesario, entendiendo que somos parte de una comunidad, adaptar la experiencia de otros a nuestras particularidades. “Mi involucramiento en el uso de tecnología en su inicio fue espontáneo, y ha ido sufriendo modificaciones, pero el cambio y desarrollo necesario parte por la decisión del cambio”, señala Marcela.

Una herramienta que han incorporado al aula países como Corea son las clases de “coding” (programación), y que les han significado grandes resultados. “En el taller digital que realizo lo puedo certificar, porque los alumnos hacen maravillas cuando saben programar, se les abre un mundo de posibilidades. Este es sin duda un paso que la educación primaria debería incorporar con urgencia”, cuenta Marcela.

Otro proceso importante que sirve para desarrollar la educación digital es su incorporación temprana a la investigación como parte del proceso de estudio a partir de 5° básico, ya que el estudio de casos o talleres genera un cambio significativo en el aprendizaje y la participación de los alumnos. Por otro lado, Marcela señala que también es importante incorporar a las escuelas el concepto “Alumni”, es decir, generar una base de datos que almacene los trabajos y el avance de la vida académica de nuestros estudiantes.

“¿Quién guarda hoy el trabajo de un alumno aparte de un registro de notas? Al no guardar el rastro estamos botando la materia gris fundamental de un niño, un aporte para otros colegios con menores recursos, un soporte para el alumno que está imposibilitado de asistir y un recurso valioso de la escuela que no puede cuantificar sus avances”, dice Marcela.

Fuente noticias:

www.eligeeducar.cl/educacion

Fuente imagen:

https://marcelamomberg.wordpress.com/2014/03/30/educacion-digital-desde-los-primeros-

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Confronting entertainment as anti-politics

What liberals forget is that elections no longer matter, because they are rigged. Moreover, changing governments results in very little change when it comes to the concentration of class power and the decimation of the commons and public good. At the same time, politicians in the age of Reality TV embody Neil Postman’s statement that cosmetics has replaced ideology and has helped to usher in the age of anti-politics. Power hides in the dictates of common sense and wields destruction and misery through the «innocent criminals» that produce austerity polices and delight in a global social order dominated by precarity, fear, anxiety, and isolation. What happens when politics turns into burlesque, when entertainment washes out all that matters, when violence espouses not simply the spectacle, but reaches for the threshold of the intolerable? What happens to a society when baby talk replaces thoughtful dialogue, infantilism becomes the modus operandi of news casters, and trivia becomes the only acceptable mode of narration? What happens when compassion is treated as a pathology and the culture of cruelty becomes a source of humor and an object of veneration? What happens to a democracy when it has lost all semblance of public memory and the welfare state and social contract are abandoned in order to fill the coffers of bankers, hedge fund managers, and the corporate elite?As Colin Crouch asked: How much capitalism can a democracy endure? What language and public spheres do we need to make hope realistic and a new politics possible?

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Política y protesta: Los estudiantes se levantan en todo el mundo

Tal como han documentado reportajes informativos de todo el mundo, desde principios del Siglo XXI hemos asistido a un aumento significativo del número de protestas estudiantiles a lo largo del planeta. Entre las de perfil más alto se cuentan las protestas en Alemania (2008-13), California (2009), el Reino Unido (2010), Chile (2010-13) y Canadá (2010-13).

Tal actividad plantea cuestiones importantes sobre las suposiciones que se han hecho por parte de algunos comentaristas sociales y políticos acerca de la apatía política de los jóvenes y la despolitización de las universidades.

Sin embargo, hay muchas pruebas de que, a pesar de su relativa falta de participación en la política electoral en muchos países, los estudiantes y otros jóvenes se han mantenido políticamente activos, y el incremento del activismo estudiantil en la última década puede estar relacionado con la frustración de los jóvenes frente a la política formal.

Ciertamente, numerosos estudios han demostrado que los jóvenes tienen interés en la política formal, pero creen que los partidos políticos convencionales raramente sirven a sus intereses y que a menudo los sistemas electorales son anticuados.

¿Cuán similares son estos movimientos?

En muchos aspectos, las protestas estudiantiles del Siglo XXI tienen mucho en común.

Varios de ellos han compartido su oposición a un ulterior despliegue de reformas de mercado en la enseñanza superior – particularmente en relación con la introducción (o el aumento) de los precios de matrícula y la consideración de la enseñanza superior como un bien privado en vez de un bien público.

Allí donde los estudiantes se han involucrado de forma intensa en movimientos más amplios, frecuentemente éstos también han surgido como respuesta a la intensificación de la reforma neoliberal.

Sin embargo, los estudiantes también han actuado por otras causas.

En Hong Kong, por ejemplo, los estudiantes fueron actores clave en el movimiento pro democracia de 2014 – con su boicot a las clases y su participación en actos más amplios de desobediencia civil para expresar sus preocupaciones por los retrasos de la reforma democrática y reclamar un proceso de selección abierto para decidir sobre los candidatos a liderar el territorio.

Se ha argumentado que las protestas estudiantiles de la última década pueden ser vistas, en cierta medida, como globalizadas – a causa de las formas en las que se han influenciado mutuamente y de la importancia de la tecnología sin fronteras como facilitadora buena parte de sus acciones.

Esto puede verse, por ejemplo, en la forma en que los hashtags de Twitter #RhodesMustFall y #FeesMustFall en Sudáfrica estimularon la protesta a través de África y más allá de ésta, y por los vínculos entre los manifestantes estudiantiles en Hong Kong y sus contrapartes en Taiwán.

Las nuevas tecnologías también fueron importantes en las protestas de 2010 en el Reino Unido contra los aumentos de los precios de matrícula, pues permitieron a los estudiantes que ocupaban edificios universitarios mantenerse en contacto con quienes llevaban a cabo actividades semejantes en otras instituciones.

Sin embargo, también es evidente que, a pesar de la indudable importancia de las nuevas tecnologías a la hora de facilitar la comunicación entre los estudiantes y activistas más allá de las fronteras nacionales, el estado-nación sigue ejerciendo una influencia importante en la naturaleza y el enfoque de las protestas.

Las protestas estudiantiles en Turquía, por ejemplo, como parte de la resistencia del parque Gezi en 2013, fueron en gran medida contra lo que los implicados percibían como una naturaleza conservadora y paternalista de su gobierno nacional, más que una preocupación por la mercantilización.

Por otra parte, la naturaleza de activismo estudiantil a lo largo de África se ha visto fuertemente influida por factores nacionales tales como el grado en que el estado ha desarrollado estructuras que permiten a los estudiantes participar formalmente en la formulación de políticas.

¿Qué impacto han tenido estos movimientos?

El estado-nación también ha tenido un efecto significativo sobre el impacto de los movimientos estudiantiles. Se ha evidenciado que tales protestas han dado lugar a cambios significativos en algunos países – por ejemplo, Chile, Alemania y Quebec en Canadá.

En Chile, este cambio ha sido de gran envergadura y se ha extendido más allá de la enseñanza superior a otras áreas de la vida social y política. En otros países, como el Reino Unido, las protestas estudiantiles han tenido mucho menos éxito en cuanto a lograr cambios.

En un intento de explicar el distinto impacto de estas protestas, algunos investigadores (como Manja Klemencic) han sugerido que las normas políticas generales son importantes.

De acuerdo con esta perspectiva, las protestas estudiantiles en el Reino Unido no tuvieron éxito en gran parte porque el gobierno creyó que los estudiantes no eran representativos de la opinión pública en sentido extenso, y que la población en general era ampliamente favorable a la introducción de nuevas reforma orientadas al mercado.

Otros expertos (como Lorenzo Cini) han sugerido que tenemos que mirar más de cerca las estructuras específicas de los sistemas de enseñanza superior. La investigación que ha explorado la manera distinta en que las protestas estudiantiles han sido tratadas en el Reino Unido e Italia, por ejemplo, ha mostrado que las diferencias en el sistema de gobierno pueden resultar significativas.

En Italia, los líderes universitarios son elegidos entre el profesorado, y necesitan mantener buenas relaciones con los estudiantes con el fin de mantener su posición institucional. Por lo tanto, son propensos a favorecer la negociación y el compromiso frente a los enfrentamientos.

Por el contrario, en el Reino Unido los líderes universitarios son designados mediante concurso abierto. Son, pues, menos dependientes de la opinión de los estudiantes que sus homólogos italianos y, en consecuencia, tratan de minimizar lo que perciben como «daño a la reputación” de su institución provocada por las protestas estudiantiles a través de tácticas más represivas y de confrontación.

Sin embargo, nuestro conocimiento acerca de por qué algunas protestas estudiantiles son más exitosas que otras sigue siendo parcial.

A pesar de la frecuencia de las protestas estudiantiles desde comienzos del Siglo XXI, y de la atención de los medios de comunicación subsiguiente, todavía es muy necesaria más investigación en esta área.
Traducción:Vera Sacristán

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¿Laicidad o clericalismo a la inversa?

El pasado 7 de mayo, Raphaëlle Bacqué y Ariane Chemin publicaban un artículo de tres páginas en las columnas de Le Monde, titulado “Cisma a izquierda” y presentaban la querella franco-francesa sobre la laicidad y el islam como “la más violenta que nunca haya producido la izquierda en su interior desde hace mucho tiempo”. Este debate tiene una dimensión internacional evidente sobre la que quiero volver aquí, intentado recordar los términos de una concepción auténticamente socialista de la laicidad.

Cuando un catecismo expulsa a otro

En la tradición del líder socialista francés Jean Jaurès, la laicidad es sinónima de democracia: “no hay igualdad de derechos si el apego de tal o cual ciudadano a tal o cual creencia, a tal o cual religión, supone para él un motivo de privilegio o de desgracia”. Sin embargo, Jaurès no pretende aislar la religión de la sociedad, reduciéndola a un asunto privado. Para él, “es en una sociedad natural y humana donde ella evoluciona, [y ella] solo será una fuerza abstracta y vana, sin afianzamiento y sin virtud, si no está en comunicación con la realidad social” (Discurso de Castres, 1904).

Dos años antes, Edouard Berth, uno de los pioneros del sindicalismo revolucionario, una corriente que va a controlar la CGT francesa hasta 1914, estigmatizaba el “clericalismo a la inversa” de esos “alcaldes socialistas (que) pasan su tiempo en aprobar los decretos más extraños y extravagantes con el único objetivo de ‘fastidiar’ a los curas”. Continuaba: “nuestros soñadores de unidad dogmática, intelectualista y jacobina (…) tienen siempre una concepción dogmática de la unidad. La Fuerza, destinada a esta unidad mística y transcendental, sola, cambia; el gendarme del Estado y el maestro laico reemplazan al inquisidor y al monje ignorante”. Concluía: “la creencia en lo que Marx llamaba tan felizmente el sobrenatural democrático se ha instalado soberanamente en la actual conciencia socialista”.

Verdaderamente, la laicidad no debe ser considerada como un arma para luchar contra las religiones, aunque solo fuera porque ella defiende de forma intransigente la libertad de pensamiento, de opinión y de creencia (o de no creencia): “(…) si reclamamos para nosotros una libertad plena e íntegra –señalaba Berth– ¿vamos a trabajar para arrebatarla a los otros?”. De esta forma denunciaba la Ley de Asociaciones de 1901, votada sin embargo por quince socialistas, “más anticlericales que socialistas”, que introducía un régimen de excepción para las congregaciones religiosas. “Antiguamente, concluía, ello estaba en la unidad de un catecismo religioso que nuestros reyes soñaban que mantendría la unidad nacional; en la actualidad, nuestros demócratas esperan el mismo milagro social de un catecismo cívico” (“La política anticlerical y el socialismo”, La RevueSocialiste, noviembre 1902).

La laicidad bien entendida no propone sin embargo una actitud relativista. Encuentra así su expresión plena e íntegra en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, cuando estipula: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye (…) la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público (lo subrayamos) como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia” (art. 18). Pretender excluir a la religión de la esfera pública es pues una propuesta política explícitamente liberticida.

Combatir los integrismos

En el terreno religioso, el integrismo (un término reivindicado por los tradicionalistas católicos de inicios del siglo XX) y el fundamentalismo (un término nacido más bien en la galaxia protestante) son sin duda la expresión de dinámicas sectarias; va lo mismo de la ortodoxia judía, del salafismo musulmán o del hindutva de inspiración hindú: todas estas corrientes transmiten un discurso anti-democrático, patriarcal u homófobo, de orientación totalitaria, radicalmente opuesto a las aspiraciones de emancipación humana que deben encarnar los valores socialistas. Otras tantas razones para combatirlas sin tregua en el terreno de las ideas.

En el plano más netamente político, fuerzas poderosas se reclaman hoy de la ortodoxia religiosa, como la Nueva Derecha Cristiana en los Estados Unidos que, desde los años 1980, ha favorecido el deslizamiento conservador y belicista del Partido Republicano; los Católicos de Identidad, en Francia, que han formado el grueso de las tropas de “La Manifestación para Todos”; los sionistas religiosos en Israel, que defienden un punto de vista colonialista y racista; el RSS (Organización de los Voluntarios) o la Shiv Sena (Ejército de Shivaji), ligados al BJP en el poder en India y que promueven un nacionalismo ultra-reaccionario. Tienen por supuesto sus homólogas en el seno del islam, se inspiren en la teocracia iraní, en el Jamaat-e-islami pakistaní, bengalí o indio, en el salafismo saudí, en los Hermanos Musulmanes o en otras ideologíasdel mismo tipo.

En el curso de estos últimos decenios, organizaciones terroristas (“yijadistas”) se han desarrollado también en el caldo de cultivo del wahabismo, en ruptura con el quietismo político tradicional de la mayoría de los salafistas o del programa político conservador del islam político dominante. Ellas se han desarrollado en el marco de sociedades brutalizadas por la miseria extrema, por dictaduras torturadoras y por guerras neocoloniales. En 2013, asesinos provenientes de ese entorno han asesinado fríamente a dos de los principales líderes de la izquierda tunecina: Chokri Belaïd y Mohamed Brahmi. Más ampliamente, sus fechorías han espantado, en primer lugar, en los países musulmanes pero también en Occidente: Estados Unidos (2001), España (2004), Gran Bretaña (2005), Francia (2015), Bélgica (2016)…

¿Por qué habría que caer en la islamofobia para denunciar el carácter profundamente reaccionario y liberticida del islam fundamentalista? El wahabismo es una secta ultra- retrógrada, cuya promoción internacional se ha beneficiado –y se beneficia- de enormes recursos financieros de sus padrinos saudís, con la bendición de las potencias occidentales, especialmente durante la guerra fría para combatir al nacionalismo árabe tercermundista, y de la complicidad de los Hermanos Musulmanes. Asimismo, el islam político de diversas obediencias desarrolla un discurso neoliberal-conservador que no retrocede para conseguir sus fines ante el autoritarismo y la violencia, como muestra en la actualidad Recep Erdogan en Turquía.

Pertenencia religiosa y lucha social

Sin embargo, no hay que confundir el islam sectario y las corrientes políticas que se reclaman del mismo con los centenares de millones de musulmanes que viven su fe y su espiritualidad con respeto a los otros. Digámoslo alto y fuerte: llevar el velo, no comer cerdo o no beber alcohol, no tienen nada que ver con una profesión de fe integrista. Lo testimonian las decenas de millares de mujeres, en parte con velo, que han bajado a las calles de Túnez, el 13 de agosto de 2013, para defender el Código del estatuto personal de 1956, que establece el principio de igualdad entre mujeres y hombres en este país del Magreb.

Sobre el terreno social, un número creciente de entre nosotros –creyentes o no, cristianos, judíos, musulmanes o ateos- debe responder al aumento de las desigualdades, de la precariedad e, incluso, de la pobreza y la exclusión. Así, es organizando la resistencia común de las capas populares como una izquierda socialista digna de este nombre lleva el combate por la justicia social, contra la explotación del trabajo y las diferentes formas de opresión. En esta perspectiva, y también porque este compromiso es imagen de la sociedad que queremos, nosotros rechazamos todo compromiso con los racismos que oponen y dividen, lo mismo que con el llamado “conflicto de civilizaciones” que justifica hoy suvuelta a la escena.

Durante el período de entre las dos guerras, la derecha antisemita trataba a los militantes comunistas, o simplemente de izquierda, de judeo-bolcheviques o de judeo-masónicos. Hoy, se encuentran cruzados de lucha anti-religiosa para tratar a los antirracistas, que dan la alerta contra el auge de la islamofobia –una forma de racismo que esencializa la religión musulmana y sus adeptos para estigmatizarlos-, de islamo-izquierdistas. Es una acusación completamente gratuita y, como defensores de una laicidad que rima con democracia, comprometidos en el combate por la emancipación social, no nos reconocemos de ninguna forma en ese ridículo apodo.

Jean Batou. Miembro de la dirección de SolidaritéS -un movimiento anticapitalista, feminista y ecologista por el socialismo del siglo XXI- en Suiza, y editor del bimensual SolidaritéS. Profesor de Historia Internacional Contemporánea de la Universidad de Lausana, Suiza. Es autor de numerosas publicaciones sobre la historia de la globalización y los movimientos sociales.

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