Salud laboral: la prevención del cáncer profesional

Europa/29 de Mayo de 2016/

Por: Jesús Uzkudum

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el cáncer es la 2ª causa de muerte en la mayoría de los países desarrollados y principal causa de muerte en el trabajo. Se estiman unas 107.000 muertes anuales en el mundo, exclusivamente por la inhalación de fibras de amianto.

¡Ojo¡ No se puede olvidar, que existen otros cancerigenos laborales, a los que están expuestos un 24% de los trabajadores/as; en Euskadi, por el peso industrial, es probable que el porcentaje sea superior. Frente a los riesgos de estas sustancias, se requieren rigurosas medidas de prevención. Una asignatura pendiente para la mayoría de las empresas.

La IARC (Agencia Internacional de investigaciones sobre el Cáncer) reconoce 433 agentes cancerígenos, de los que aproximadamente la mitad están presentes en el ámbito laboral.

Además, define 18 procesos productivos como cancerigenos: producción de aluminio, fabricación de caucho, freír con alta temperatura, fundición de hierro o acero, trabajo nocturno … en todos ellos ha quedado demostrada la existencia de mayores índices de cáncer.

La exposición laboral a sustancias como amianto, sílice cristalina, polvo de maderas duras, humos de soldadura, cromo, hidrocarburos aromáticos, cloruro de vinilo,…etc., son causa de cientos de cánceres y graves enfermedades respiratorias, que anualmente se generan en nuestra Comunidad.

Conocer el riesgo y no implicarse en el reconocimiento del origen profesional de estás graves enfermedades profesionales es colaborar con el fraude y la ocultación existente por parte de las Mutuas. Ello supone, además, una burla a las victimas (que pierden la salud y las prestaciones económicas que les corresponden), evita la adopción de rigurosas medidas de prevención en las empresas y continua condenando a muertes prematuras a otros trabajadores.

Los cánceres profesionales son evitables, su prevención es posible, incluso, es fácil la sustitución de algunos cancerigenos. La legislación señala claramente, la obligación del empresario, para evitar o reducir el riesgo con rigurosas medidas preventivas. Obligación que viene siendo ignorada, con la colaboración de los Servicios de Prevención y la vista gorda de la Inspección de Trabajo.

Al parecer, la mayoría de las empresas y sus Mutuas, prefieren “la práctica del avestruz”, (tratando de ignorar el riesgo, para evitar futuras demandas judiciales de las victimas), mientras eluden asumir que la prevención es la opción mas rentable para las victimas, empresas y el conjunto de la sociedad.

Para la Comisión europea, el cáncer profesional, es la 1ª causa de mortalidad laboral, atribuyendo a la misma el 53% de las muertes en el trabajo. Por cierto, unas cifras muy diferentes a las aquí registradas (El CEPROSS registra en los 4 primeros meses de 2016, 10 cánceres y el 40% de ellos en Euskadi), dejando al descubierto la inhumana ocultación del origen laboral de las enfermedades.

Ante la gravedad del problema, la Comisión europa legisla para la mejora de la protección de trabajadores y trabajadoras ante estás sustancias, modificando la Directiva 2004/37/CE sobre Carcinógenos y Mutágenos, reduciendo los niveles de concentración máxima permisibles a 13 cancerigenos (Sílice, Cromo, Cloruro de Vinilo, Polvo de madera, Fibras cerámicas,…) en los lugares de trabajo. Aunque el nivel de seguridad, frente a un cancerigeno, es 0 de exposición, reducir la exposición supone un avance. Esa exigencia de reducción es necesario trasladarla ahora a las empresas.

Para la Comisaría Europea de Empleo y Asuntos Sociales, Marianne Thyssen: “El cáncer tiene repercusiones devastadoras en los trabajadores, las familias, la industria y la sociedad”. Con la modificación prevista de la Directiva, “Se salvarían cien mil vidas en los próximos 50 años”.

Decenas de miles de trabajadores/as continúan expuestos a sustancias cancerigenas en su trabajo, con el agravante de una escasa adopción de medidas de prevención. Por otro lado, nadie persigue con contundencia las infracciones preventivas de carácter criminal.

Resulta incompresible que las Autoridades Sanitarias continúen dando importancia exclusiva en sus campañas a los hábitos individuales de vida de los trabajadores, olvidando la intensa exposición a cancerigenos en el trabajo, precisamente donde más fácil y eficaces pueden ser las medidas preventivas contra la epidemia de cáncer y las enfermedades respiratorias.

Si alguien tenía dudas, múltiples sentencias judiciales demuestran como las empresas han incumplido la legislación vigente desde hace medio siglo. La legislación establecía: “El aire de los locales de trabajo y anexos, se mantendrá en un grado de pureza tal que no resulte nocivo a la salud del personal y cuando pueda llegar a serlo, se dispondrá de analizadores e indicadores de su composición, imponiéndose medidas preventivas”. Asimismo, desde 1961, se imponía (la necesidad de medir y reducir) los niveles máximos de concentración de partículas de Amianto y Sílice en los lugares de trabajo. Es cierto, como luego se ha demostrado, que dichos niveles de concentración no garantizaban la protección de la salud; pero aun así, de aplicarse, se hubiera reducido la actual epidemia de cáncer y enfermedades respiratorias.

Las empresas incumplieron con descaro las Leyes de Seguridad e Higiene, incluso la más elemental medida preventiva, como “lavar la ropa de trabajo”, para evitar el traslado del riesgo al domicilio.

Si las empresas continuan incumpliendo la legislación preventiva frente a los cancerigenos, sin vigilancia sanitaria adecuada del personal expuesto, la Autoridad laboral debería perseguir a los responsables, aplicando castigos ejemplares, incluida la legislación penal. Hay demasiadas vidas en juego para seguir mirando hacia otro lado.

Finalmente, considero necesario animar a los trabajadores/as y delegados/as sindicales, que aun teniendo en cuenta las dificultades para la acción sindical introducidas por la reforma laboral, a que se impliquen más que nunca en la defensa de la salud laboral, el control de las sustancias y hagan visible el indiscutible origen profesional de la epidemia de cáncer pulmonar y enfermedades respiratorias. Necesitamos recuperar el proverbio: “Piensa mal y acertaras” cuando un compañero o jubilado enferma de cáncer, tras haber estado expuesto a tóxicos laborales.

Reconocer el origen profesional del cáncer cuando afecta a un compañero o amigo, unido a la exigencia de compensación, es la mejor garantía para que se adopten medidas preventivas y se sustituyan las sustancias cancerigenas en el ámbito laboral.

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/salud-laboral-la-prevencion-del-cancer-profesional

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