Page 18 of 19
1 16 17 18 19

Educación y Pandemia: Reflexiones desde el Sur de Nuestra América

Por: Fernando J. Gómez

Ellos, los que perturban las horas

de  la decencia, los capaces de todo

engaño en el momento más terso,

no descansan. Que nuestro vicio absoluto

sea éste: la despiadada lucha sin tregua.

(Rafael Oscar Ielpi)

Apertura: una mirada sobre el pasado reciente

Volcando una mirada sobre nuestra historia no es difícil descubrir que en Argentina el principal elemento democratizador y aquel que en mayor medida permite la movilidad social ascendente es la educación pública. Ésta fue blanco de los principales ataques del neoliberalismo durante mucho tiempo y sólo se mantuvo en este rol social gracias a la resistencia colectiva de estudiantes y docentes, es decir a la resistencia política y militante de sus protagonistas. Cabe aclarar también que la educación pública es un valor reconocido y defendido por la mayoría de la sociedad. Más allá de la resistencia que se mencionaba, es sabido que la educación pública debió permitir ciertos avances privatizadores, la Ley de educación superior del menemismo (y los organismos internacionales), trajo consigo la reglamentación de la venta de recursos a terceros, posgrados pagos, alquiler y venta de bienes y servicios para lograr el autofinanciamiento. Esta ley también significó una pérdida de fuerza política y simbólica por parte del claustro estudiantil, el no-docente y de graduados, que vieron reducida su participación en los órganos de cogobierno de las universidades. Se reglamentó y se naturalizó con la sanción de dicha ley, una relación entre la universidad y el sector privado, esto tuvo lugar principalmente a partir de algunos planes de estudio. Disfrazando esta relación de imbricación con el sector productivo de un intento de potenciar las fuerzas internas de la sociedad para el beneficio colectivo, en lo concreto de estas relaciones, lo que sucedió fue que las empresas privadas pudieron formar a su antojo y escoger entre los mejores cuadros de la educación pública. Los ejemplos sobran, hay programas de estudio confeccionados íntegramente para satisfacer los deseos y las exigencias de las empresas privadas.

Virtualización de la enseñanza superior, neoliberalismo y pérdida de derechos

En medio de esta pandemia los docentes claman por que se los considere seres humanos que están atravesando una de las peores crisis que ha sufrido la humanidad en los últimos años, si no la peor. Las muertes se informan por millares, la desocupación, la desesperanza, el hambre, se anuncian en el horizonte y golpean desde las pantallas de los noticieros exponiendo el escarnio de una nueva realidad local e internacional. En Argentina se disparó la demanda en comedores y merenderos donde se vuelcan los sectores más desfavorecidos de la población. El tiempo presente nos ha encerrado y parece ser que no sólo los animales salvajes se pasean libres por la ciudades, sino que los think tanks del neoliberalismo planean con gran libertad el mundo nuevo. A través de las redes creadas en la actual coyuntura coinciden los análisis al respecto. El mal llamado trabajo virtual que tiene una férrea existencia real, es en realidad trabajo remoto y mayormente no está contemplado en el convenio colectivo de trabajo del sector. La exigencia del momento es reemplazar las actividades que se realizaban de manera presencial por actividades virtuales. Esto ha generado un escenario de sobreexigencia sobre el trabajador docente, sobre el que recae también la responsabilidad por las herramientas de trabajo/conectividad. En las actuales circunstancias se ha disparado el tiempo dedicado por los docentes a la tarea laboral. Esto no parece ser advertido por parte de quienes consideran los distintos estamentos del sector educativo público (y privado) ¿se pretende así ocultar la pérdida de derechos laborales que esto significa para el sector docente?

Relatos y ausencia de crítica

La construcción mediática del momento parece realizarse magnificando los beneficios de la virtualización de la enseñanza, que deja fuera a una fracción considerable de la sociedad, es decir, produce la virtual muerte o desaparición simbólica de grandes sectores de la población que no cuentan con la conectividad necesaria, ni con el tiempo, ni con la vitalidad que esta transformación -que nadie esperaba, que nadie deseaba- necesita o exige. Nuevamente, sólo algunos sectores docentes y algunos sectores estudiantiles poseen una mirada de conjunto de las complejidades que implica la prematura virtualización de la enseñanza del nivel universitario. Urgidos por un ideal de eficientismo y temerosos de las consecuencias de ejercer la crítica, muchos sufren una aquiescencia resignada y trabajan sin descanso denegando la realidad pandémica en que todo esto ocurre.

En Argentina, ya avanzado casi un mes y medio de aislamiento social preventivo y obligatorio, la cuestión educativa se encuentra en el centro de la escena, los sectores que han quedado desconectados de la virtualización por falta de recursos, resultan por el momento una verdadera incógnita. En este sentido, un punto a destacar, es el asignado a los padres, madres y en general a las familias respecto de la forma que está tomando la educación virtual; una parte sustancial en cuanto a la formación de los niños y las niñas recae sobre sus espaldas. ¿Debería poder relacionarse esto con la idea de capital humano que brilla en el acervo conceptual del neoliberalismo?

Desde los medios de comunicación se pervierte la mirada evitando la crítica, se destaca entonces a tal o cual maestra/o que en zonas rurales se encarga por sí mismo de llevar las tareas a sus alumnos. En una suerte de romantización de la crisis, a partir de las actitudes heroicas se construye un relato que desobliga al sistema educativo de sus responsabilidades. No es heroísmo individual lo que necesita la sociedad del futuro, es compromiso político y presupuestario con la formación de las generaciones por venir, es mayor conectividad, es una mirada de Derechos Humanos sobre los menos favorecidos lo que necesita el mundo del futuro; esto si es que el mundo del futuro pretende incluir a todos y todas.

Dificultades en el horizonte, el sueño neoliberal

Se teme concretamente el retroceso en materia de derechos, no sólo en los derechos laborales de los docentes, sino en los derechos al acceso a la educación de sectores desconectados que aún en las condiciones más difíciles lograban llegar a una escuela o a una universidad pública. Se plantea como hipótesis la posibilidad de que este ensayo de virtualización sirva a los intereses de transformar el universo educativo público y se advierte sobre el riesgo que corren los derechos de la población. Es decir, se pretende advertir sobre el natural avance del neoliberalismo que se ha planteado en repetidas ocasiones como una forma de apropiación de los bienes comunes de la humanidad. El despliegue del neoliberalismo, de las lógicas neoliberales, a partir de cuestionar y destruir las culturas locales podría subrepticiamente estar avanzando sobre las ideas que sostienen la educación pública y gratuita en Argentina. Sin negar que la educación pública debe transformarse para poder transformar las realidades de Nuestra América en este siglo XXI, ninguna duda cabe sobre el interés del neoliberalismo por acabar definitivamente con la educación pública tal como la hemos conocido por generaciones en este Sur; sueñan los neoliberales con convertir la educación pública en una mercancía más, esperemos que más temprano que tarde, su sueño se convierta en pesadilla.

 Referencia del epígrafe:

Ielpi, R. (1968) El vicio absoluto. Rosario, Argentina, Editorial biblioteca.

*El autor escribe para OVE

Comparte este contenido:

Libro: La cruel Pedagogía del virus

Libro: La cruel Pedagogía del virus

Boaventura de Sousa Santos

CLACSO

 

«La vida humana, señala este intelectual, representa solo el 0.01% de la vida existente en la Tierra. La defensa de la vida en nuestro planeta en su conjunto es la condición para la continuación de la vida de la humanidad.

Según Boaventura de Sousa Santos, la idea conservadora de que no hay alternativa a la forma de vida impuesta por el hipercapitalismo en el que vivimos se desmorona. Y concluye afirmando que ‘las alternativas entrarán, cada vez con más frecuencia, en la vida de los ciudadanos a través de la puerta trasera de crisis pandémicas, desastres ambientales y colapsos financieros’.

Para Boaventura de Sousa Santos salvar nuestro planeta requiere ir más allá del marco de referencia eurocéntrico, reconociendo la pluralidad de modos de adquisición de conocimiento (que incluye el conocimiento científico), lo que Boaventura de Sousa Santos llamó las Epistemologías del Sur.»

Tomado de la Presentación

Autor del Libro: Boaventura de Sousa Santos

Descargue el libro completo en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20200430083046/La-cruel-pedagogia-del-virus.pdf

Fuente de la Información: CLACSO

Comparte este contenido:

Pandemia y capitalismo de vigilancia

Pandemia y capitalismo de vigilancia

Por Aram Aharonian

La pandemia del COVID-19 es más que un “cisne negro” (un hecho inesperado, poco frecuente). La pandemia seguramente pasará, pero la crisis quedará -la social, la económica, la política-, significando un mundo diferente que ni los más osados científicos sociales y politólogos han podido imaginar, con un estimado de más de tres mil millones de desempleados.

La necesidad de “quedarnos en nuestras casas” obligó a trabajadoras y trabajadores a seguir produciendo desde sus hogares con la modalidad del “teletrabajo”; docentes y estudiantes que continúan con parte de la currícula de manera virtual, así como también los grupos de riesgo dentro de los cuales se encuentran en gran medida nuestros jubilados y jubiladas, el sector de mayor riesgo en la pandemia.

¿Qué mundo les tocará vivir a las nuevas generaciones? En el mundo feliz (1932) del británico Aldous Huxley, las personas viven drogadas con el imaginario “soma”,y felices, manipuladas por un plan superior en el que la ciencia de punta sólo sirve a una estructura de dominación.

No tenemos soma, pero sí (tenemos Netflix y) un número infinito de aplicaciones y servicios gratis diseñados específicamente para convertirnos en felices adictos y en los auténticos recursos que surten la acumulación de riqueza en el nuevo capitalismo –el capitalismo de vigilancia- que ordena el mundo. Nunca nos hemos sentido tan libres pese a ser observados sin descanso.

El ser humano se ha convertido en un terminal de corrientes de datos. Hoy sabemos que con este saber se puede influir, controlar y dominar totalmente a las personas, a través de los algoritmos y la inteligencia artificial. La pandemia despertó la voracidad de los vendedores de dispositivos de vigilancia y tecnología de rastreo de personas, presuponiendo que la ciencia de datos será esencial para derrotar al enemigo invisible

Alentados por el éxito de China y Corea del Sur (entre otros países  asiáticos) en el combate al covid-19, líderes políticos de democracias liberales, de derecha e izquierda, se mostraron encantados con la capacidad de control de los dispositivos digitales y del modelo estadístico de los algoritmos que extraen padrones y realizan predicciones.

Cámaras, software, sensores, celulares, aplicaciones, detectores, son presentados ahora como las armas más sofisticadas para el combate al virus…y para la domesticación de las poblaciones.

La industria de telecomunicaciones e informática –que junto a la farmacéutica será una de las ganadoras en esta crisis- prospera gracias a un principio básico, el de extraer los datos personales y vender predicciones sobre los comportamientos de los usuarios a los anunciantes. Pero hasta ahora se lograban pronósticos que facilitaban la previsión de hechos, acontecimientos (y su manipulación, claro), no certezas.

Las empresas (y los gobiernos) comprendieron que para que aumenten los beneficios (financieros pero sobre todo de manipulación) se hacía necesario tratar de modificar las conductas humanas a gran escala.

La mano de obra ya no está configurada por empleados que reciben un salario a cambio de su trabajo, sino por usuarios de aplicaciones y servicios gratuitos, satisfechos de adquirirlos a cambio de ceder sin consentimiento a múltiples empresas un registro de sus experiencias vitales.

En el nuevo capitalismo, los datos personales se acumulan para producir el bien que se pondrá a la venta en el mercado: predicciones sobre nosotros mismos. Los propietarios de los medios de producción no son otros que los que ejercen el monopolio del negocio digital: Google, Facebook, Apple y Amazon, señala Patricia Serrano en El Economista de España.

Las medidas de excepción adoptadas, la llamada flexibilización de derechos, los cortes de salarios, el irrespeto a los principios básicos de la ciudadanía, las violaciones de privacidad, con el fin declarado de enfrentar al virus y la crisis, podrán no ser de excepción para convertirse en permanentes. E incluso ampliarse. El virus no destruirá el capitalismo. Todo indica que la vigilancia (policial, cibernética) conseguirá consolidarse.

“El capitalismo industrial, con todas sus crueldades, era un capitalismo para las personas. En el de vigilancia, por el contrario, las personas somos por encima de todo fuentes de información. No es un capitalismo para nosotros, sino por encima de nosotros”, sentencia Shoshana Zuboff , profesora emérita de la Harvard Business School en una entrevista en la BBC.

Tu smartTV te observa. Pero también tu teléfono, tu coche, tu robot de limpieza,tu asistente de Google y hasta esa pulserita que monitoriza el número de pasos que das. Una pista: todos los productos que llevan la palabra smart o incluyen la coletilla de ‘personalizado’ ejercen de fieles soldados al servicio del capitalismo de vigilancia. Así lo resume Zuboff.

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, profesor en la Universidad de las Artes de Berlín y autor de una decena de libros, profundiza en esta idea: “El ser humano es un terminal de corrientes de datos, el resultado de una operación algorítmica. Con este saber se puede influir, controlar y dominar totalmente a las personas”.

“En la cárcel, hay una torre de vigilancia. Los presos no pueden ver nada pero todos son vistos. En la actualidad se establece una vigilancia donde los individuos son vistos pero no tienen sensación de vigilancia, sino de libertad”, explica en su obra “La expulsión de lo distinto”, que analiza el impacto de la hipercomunicación y la hiperconexión en la sociedad.

Para Han, la sensación de libertad que brota en los individuos es engañosa: “Las personas se sienten libres y se desnudan voluntariamente. La libertad no es restringida, sino explotada”. Añade que “la gran diferencia entre internet y la sociedad disciplinaria es que en esta última, la represión se experimenta. Hoy, en cambio, sin que seamos conscientes, somos dirigidos y controlados”.

Paloma Llaneza, abogada, experta en ciberseguridad y autora de Datanomics, señala que el consentimiento en realidad no existe cuando escribimos nuestros datos personales rápidamente para bajarnos aún más rápido una aplicación gratis o recibir una newsletter semanal. “El consentimiento es una de las grandes mentiras de internet”, afirma.

El problema empieza cuando nuestros datos son usados para otras finalidades y cedidos a terceras empresas que buscan conocernos mejor y sacar un perfil de cómo somos. “Sin saberlo, el usuario puede estar dando consentimiento a ser escaneado en redes sociales y, de ahí, se saca el perfil de la persona. Solo con las fotos de Instagram ya se pueden deducir cosas del comportamiento”, explica.

Mientras algunos líderes políticos apelaban a la “unidad” en la guerra contra el enemigo invisible, y otros negacionistas llevaban a su gente al genocidio, aparecían algunas líneas de fractura. A través de las redes sociales (y los cacerolazos) se compelía a los gobiernos a adoptar medidas drásticas para proteger a las poblaciones, la salud común.

El coronavirus afecta a toda la industria manufacturera de alto contenido tecnológico (incluyendo industria automotriz, aeronáutica y telecomunicaciones), básicamente porque su producción implica aglomeración de personas, no es considerada esencial y en definitiva se ajusta a las proyecciones de la demanda, nada alentadoras hoy.

En este análisis sólo se rescatan algunos sectores, primordialmente de servicios, entre los cuales tenemos el caso de las OTT (over the top), las empresas de telecomunicaciones que brindan servicios de streaming. O sea, usan internet para llegar a los usuarios con video (Netflix), audio (Spotify) o mensajería (Whatsapp, de Facebook) y/o aplicaciones de teleconferencia (como Skype o Zoom).

Con el aislamiento social, las plataformas que recolectan datos personales y los venden en el mercado avanzan para convertirse no solo en grandes intermediarios del entretenimiento sino también de la educación, lo que no puede aceptarse como algo natural y mucho menos como solución excepcional, señala Sérgio Amadeu da Silveira, profesor de la Universidad Federal de ABC, Brasil.

El covid-19 seguramente pasará. El neoliberalismo es una pandemia que durante cuatro décadas infectó hasta las fuerzas de izquierda que deberían haberlo combatirlo. Enfrentamos dos pandemias…

Autor: Aram Aharonian

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2020/04/pandemia-y-capitalismo-de-vigilancia-por-aram-aharonian/

Comparte este contenido:

Lecciones educativas desde una Europa confinada

Un gran laboratorio sobre cómo enseñar cuando la escuela ya no es un lugar físico. Secuencia interminable ensayo-error, con órdenes oficiales y altas dosis de autonomía. El aula virtual europea va encontrando respuestas al mismo ritmo que genera interrogantes. Los principales países del continente han activado protocolos de urgencia para que la educación no sucumba al cerrojo escolar. Las profesoras contactadas para este reportaje albergan mil dudas, aunque tienen algo claro: enseñar a distancia multiplica la carga de trabajo.

Como en España, se respira una atmósfera espesa en la que la confusión sobre cómo evaluar desdibuja los contornos. La brecha digital impide penalizar a los ausentes, esos “alumnos fantasma”, dice una docente alemana, hayan desaparecido estos por voluntad propia o debido a la falta de conexión.

Pero sin palo, sigue habiendo zanahoria. Así que Francia, Alemania -o la mayoría de sus estados federados- e Italia han optado por recomendar que el trabajo online cuente en las notas, mas solo en favor del estudiante. En cuanto a la promoción, Italia y Alemania apuestan por el aprobado general (salvo en los cursos clave). Francia aún se debate sobre qué hacer, si bien, por ahora, aconseja benevolencia.

Los diferentes niveles de rigor en el confinamiento marcan el posible retorno a las aulas. En los tres casos, la prioridad son los chavales que están cerca de obtener un título oficial. Sobre todo el de Bachillerato, equivalente (con matices) a nuestra EVAU, al menos en su función de salvoconducto para acceder a la universidad.

Varios länder (estados federados) alemanes ya han reabierto sus centros, por ahora focalizados en los exámenes Abitur. La reapertura en Francia está prevista para el 11 de mayo, aunque las pruebas del Bac quedaron canceladas hace semanas, con excepción de una pequeña parte oral. Italia se resiste a dar por finalizadas las clases presenciales, y mantiene la posibilidad de volver al aula -más como hipótesis lejana- a partir de mediados del próximo mes. La forma y contenido de su Maturitá quedan a expensas de la decisión final.

Francia: ¿el centralismo mató al Bac?

En el pico de la pandemia, las autoridades galas tomaron una drástica decisión, para muchos apresurada: suprimir este curso los exámenes del Bac y otros títulos oficiales como el Brévet. La mayoría interpretó que, al no poder garantizarlos en todo el país, ni su adecuada preparación entre los alumnos, el Gobierno había optado -en un alarde de igualitarismo centralista- por la cancelación total. En las calificaciones, la evaluación continua se erige este curso como máximo criterio.

Profesora de Biología y Geología en un lycée de Cusset (centro de Francia), Marie Laure Montel va más allá y observa motivos estructurales de más amplio recorrido: “El ministro [Jean-Michel Blanquer] ya había anunciado su intención de suprimirlos el próximo curso, y el confinamiento le ha permitido adelantar la medida a modo de prueba, en su camino hacia una reforma del modelo francés inspirada en los países anglosajones. Los exámenes nacionales -que gozan de gran consideración entre los docentes- se podrían haber hecho, quizá más tarde y gastando algo más de dinero. Ha sido una decisión política”.

La parte oral del Bac aún vigente se hará, en principio, de manera presencial. Otra novedad es que, dadas las restricciones de movilidad, los profesores evaluarán a sus propios alumnos, cuando normalmente estos se desplazan a lycées de otra regiones para asegurar la imparcialidad. Francesa de origen ecuatoriano, profesora de Español en Saintes (oeste de Francia), Carolina Sión alberga serias dudas sobre la reactivación de la vida escolar este curso. “Voy a proponerle a mi director hacer los exámenes por Skype. Antes de que podamos volver a los centros, tienen que existir las condiciones necesarias: distancia de seguridad, mascarillas, test… Sin esas condiciones, difíciles de alcanzar, la gran mayoría de profesores, en mi centro y me atrevo a decir que en toda Francia, no vamos a ir a trabajar”.

Surtido tecnológico a gusto del profesor y amplia libertad de acción acompañan la toma de decisiones. Y arrojan luz sobre las zonas de sombra que oscurecen la conversión forzosa hacia la enseñanza a distancia. Por ejemplo, se han de valorar -siempre en sentido positivo- las tareas que realice el alumno durante el confinamiento. Pero al volver al aula, no podrá ser examinado sobre lo aprendido. Los docentes también deben tener en cuenta, explica Sión, la asistencia, si bien nadie les ha explicado cómo pasar lista a través de la fibra óptica. Mientras, sobrevuela la incógnita en cuanto a la repetición. “Sabemos que en verano se van a generalizar talleres de recuperación a escala masiva en todos los centros”, añade Sión. Quizá una pista de que repetir este curso será, con toda probabilidad, absolutamente excepcional.

Montel se considera afortunada de contar con alumnos “autónomos y acostumbrados a las herramientas digitales”. Explica que son ellos mismos los que se han organizado en grupos de discusión para que el aprendizaje no pare. Ella se ha limitado a dejarse llevar por la iniciativa de sus pupilos.

Sión se declara neófita en artilugios y aplicaciones, aunque se las ha apañado (e-mail, WhatsApp, plataforma del Ministerio…) para subirse al carro de la “continuidad pedagógica”. Objetivo top oficial para el que las autoridades certifican un éxito del 95% de estudiantes. “En esa cifra”, se queja, “se incluye a todos los alumnos con los que el profesor ha podido contactar en algún momento, aunque haya sido una sola vez. Es un éxito ficticio”. Sión resume sus cinco semanas de enseñanza virtual: “Agotadoras”.

Alemania: diversidad federal con el virus a raya

Las jornadas maratonianas proliferan también al otro lado del Rín. Profesora de Lengua y Francés en un gymnasium (instituto académico) de Bonn, Ilona Levitin, define el confinamiento docente en términos casi hercúleos. Cuando logra aligerar de tareas por corregir la plataforma que utiliza, vuelve a entrar en ella para encontrarse en el punto de partida. Sin apenas problemas de conectividad, casi todos sus alumnos están cumpliendo a rajatabla.

Otros centros saltan la brecha digital como buenamente pueden. Levitin narra una de esas bellas historias que nos está regalando la pandemia: “Conozco muchos colegas en la ciudad, sobre todo de primaria, que cada día hacen un tour en bici para repartir tareas impresas en los buzones de sus alumnos más vulnerables, la mayoría de familias inmigrantes en las que se unen pobreza y grandes dificultades con el alemán”. Algo solo posible en un país que ha optado por una cuarentena light.

Levitin enseña en el estado federado (länder) de Renania del Norte-Westfalia, uno de los primeros en reabrir las aulas. Su gymnasium acoge alumnos desde el jueves 23, empezando por aquellos a punto de someterse al Abitur. Las asignaturas se concentran en largas sesiones de hasta tres horas con un máximo de 15 alumnos por clase. “Está muy bien organizado, con una incorporación progresiva y excluyendo por el momento a profesores y estudiantes que sean población de riesgo”, afirma Levitin. El estado de Hesse, incluso, realizó los exámenes finales semanas atrás, en el punto álgido de la crisis. Para el 4 de mayo, todos los länder tendrán escuelas funcionando.

Berlín (que administrativamente funciona como estado) examina alumnos desde el lunes 20. Rafael Hormann, estudiante de último curso de humanidades en un instituto de la capital, dice haber sido “capaz de ignorar la incertidumbre” la mayor parte del tiempo. Aunque reconoce que no siempre ha resultado fácil sustraerse a los rumores. “Al final me tuve que preguntar si estudiaba solo para el examen o porque aprender es bueno para mí y para mi futuro. En la respuesta encontré una importante fuente de motivación”, añade. Hormann explica que las autoridades han priorizado el retorno de alumnos de más edad no solo por cuestiones académicas. “En teoría somos más maduros y nos comportaremos con precaución. Habrá que verlo”, asegura escéptico.

Alemania no ha sido inmune a las directrices confusas llegadas desde arriba. En Renania del Norte-Westfalia, la autoridades indicaron primero que no se avanzara en los currículos y que el aprendizaje a distancia no afectaría a la nota. Después de Semana Santa, dijeron que sí se debía proseguir con el temario y que el esfuerzo del alumnado tendría recompensa numérica.

Levitin reconoce que su director hizo al principio caso omiso de la visión oficial: “Hemos seguido con los programas, nunca hemos parado”. En todo caso, explica, los docentes solo pueden enviar a sus alumnos “propuestas de aprendizaje” voluntarias, aunque, al retornar a las aulas, estas se considerarán contenidos ya vistos. Todo un “sinsentido”, en su opinión. Más duros, otros estados como Sajonia o Bavaria se han decantado por las clases virtuales obligatorias. Concepto relativo en tiempos de promoción automática.

Italia: la utopía de volver

La posibilidad de que algunos alumnos italianos retomen las clases presenciales entre el 14 y el 18 de mayo sigue encima de la mesa. Pero pocos en el país transalpino lo ven factible. Buena parte de la comunidad educativa da por sentado que las escuelas no reabrirán hasta después del verano. El aprobado general -decretado para pasar de curso, aunque no para obtener títulos oficiales- permite adivinar un primer trimestre 2020-21 del todo excepcional. Una mezcla de pretemporada escolar y lenta transición hacia la normalidad.

“El reto es enorme. Hay varias posibilidades, nadie sabe exactamente qué ocurrirá”, comenta Lorenzo Benussi, de la Fondazione per la Scuola, muy activa en proyectos de innovación e inclusión educativa. Benussi se arma de optimismo y atisba un campo de oportunidades: “Como seguramente habrá que guardar la distancia seguridad, sería buena idea dividir clases y repartir alumnos en otros espacios públicos como museos, bibliotecas o incluso parques, lo que llevaría a la práctica radical de esa vieja aspiración de derribar los muros del aula y la escuela”.

Antes de que finalice el curso, la gran cuestión pendiente es el formato de la Maturitá. Si los centros no levantan el cerrojo, la prueba será oral a través de una plataforma digital aún por decidir. Mil dudas giran en torno a la opción online. ¿Resulta viable hacer un examen de Matemáticas a viva voz? ¿Quién vigila que los chavales no copien? Benussi no conoce las respuestas, pero se muestra convencido de que, más allá de asuntos coyunturales, el momento es propicio para “repensar conceptos y realizar inversiones (de equipamiento, de formación) que no sólo sirvan para salir al paso de esta crisis, sino que abran el camino hacia un cambio pedagógico profundo”. El virus, sostiene, ha destapado las muchas limitaciones de la escuela tradicional.

The post Lecciones educativas desde una Europa confinada appeared first on El Diario de la Educación.

Comparte este contenido:

¿Qué hay atrás de una tarea?

¿Qué hay atrás de una tarea?

Yunuén Verenice Vergara Rosales

 

Personalmente no me gustan las tareas, a menos que sean de investigar algo sencillo en familia. Como maestros de niños pequeños no podemos pensar en todas las tareas, como algo que genera un aprendizaje positivo en el niño, insisto al menos no todos los tipos de tarea.

A lo largo de mi tiempo como docente, he caído en la conclusión de que me he vuelto enemiga de dejar trabajos en casa, aclaro pequeños proyectos sencillos de investigación de temas que los niños eligen me parece perfecto; llevar a cabo alguna secuencia de instrucciones que le son familiares, tal vez; dejar juegos de diversos tipos con cosas que hay en casa o que les proporcioné siempre y cuando ellos tengan claras las reglas, excelente; pero “reforzar un contenido escolar que los padres desconocen” o “que aprendan un nuevo contenido de los del programa educativo” no, eso jamás, debemos pensar que el maestro viene acompañado de un trayecto de formación (debería al menos) que le permite acercarse a lo que el niño puede aprender, a cómo piensa, a cuáles son sus capacidades intelectuales o  sus intereses según la edad cronológica y mental, las formas en que decepciona y procesa la información, lo que en teoría debe ser la base de la propuesta del trabajo del maestro.

Pero y los padres ¿qué pasa con ellos? ¿También tienen esas bases? En el mejor de los casos si es hijo o nieto de profe del algún grado escolar cercano al del niño o tienen una gran facilidad para explicar, los hijos saldrán bien librados con las tareas, pero ¿y qué pasa con los que no? La tarea se volverá no solo un reto, sino una pesadilla.

Describiré cuál fue mi experiencia esta semana, mi pequeño hijo lleva un programa que incluye un método matemático de origen japonés con el que se utiliza el ábaco Sorobán, distinto al nuestro (sistema arábigo) con el que yo aprendí y que él también está aprendiendo. Él está iniciando su proceso de aprendizaje de sumas y restas con en este método, del cual su maestra dejó unos ejercicios de tarea, adjunto con un video de refuerzo. Para mi hijo fue familiar el tema, para mí fue como si me estuvieran hablando en otro idioma, literal. Por más que me esforcé no pude entender nada, revisé incluso el video varias veces y no, ni así, mi hijo quería saber si lo estaba haciendo bien, yo no tenía la más mínima idea, sentí una gran impotencia, ese día no pude ayudarlo.

El primer día que mi hijo debía hacer su tarea de esta asignatura, yo tuve una larguísima jornada de trabajo y aun estando en casa no pude prestar atención a cómo lo hacía, así que tuve que confiar en que él si sabía cómo, a pesar que su cara con mirada de duda me decía lo contrario, me invadió una especie de miedo a que me fuera a preguntar algo, tal vez por eso con mayor razón estaba absorta en mis cosas y entre trabajo, casa, limpieza así como el aseo, ignoré su mirada de duda y la hoja de resultados.

Al día siguiente tenía un poco de remordimiento, pero mi día de trabajo fue aun más abrumador que el anterior,entoncessí, literal no pude supervisarle esa tarea, las otras asignaturas si pues eran másfáciles, me apoyé en su hermana mayor que conoce muy bien el método (para mí es un gran respiro) para que lo ayudara, entonces recordé por qué me choca dejar tareas, porque en definitiva  los padres y los profes no hablamos el mismo idioma, tal vez la lengua sí, pero nuestro bagaje conceptual no es el mismo, no podemos dar por hecho que si le damos instrucción al padre de familia lo está entendiendo y que además podrá orientar correctamente al hijo.

El tercer día evitamos la tarea de esa materia y avanzamos en las otras, le dije “mañana que te explique tu hermana” vaya carga a la pobre niña de solo 11 años, sin formación normalista como la mía, aun así, pretender que le explicara a su hermano, afortunadamente es una experta en la materia y al parecer no fue tan complicado, a pesar de algunos pleitos entre ellos porque él no entendía y porque ella lo regañaba por no poner atención, aunque cabe aclarar que si lo hacía.

Pero bueno llegó el viernes con dos días de retraso mi supervisión a sus trabajos y su hermana tenía sus propios retos con las tareas escolares, fue día de limpieza y para mí de locos con el trabajo, pero me llamaba un pendiente, era revisar la tarea del “terror”, me senté a ver su hoja de resultados, con ayuda de mi calculadora por supuesto, para no perder tiempo, revisé sus cálculos, había en una hoja de muchos resultados solo un par de errores, me sentí aliviada y lo felicité, pero tenía que aparecer mi hija que todo pregunta “lo hiciste con el ábaco o mental” el respondió tímidamente “mental” ella repeló y dijo “se me hace que lo estás haciendo como una suma ordinaria” (se refería al método arábigo) el con toda honestidad dijo “a las que no les entiendo sí”, por los ojos que puso mi hija de desapruebo, supe que algo no andaba bien, ella insistió en que las hiciera de nuevo para rectificar las que tenía mal y las que tenía números más grandes, aunque el resultado fuera correcto, por supuestoél se molestó defendiendo que había terminado y yo apoyé sin decir nada.

Mi hija siguió con su tarea, pero cuando mi hijo a punto de guardar la hoja, que ya habíamos tomado foto para envío de evidencia, en una plataforma que por ahora ha tenido un poco de problemas totalmente ajenos a la escuela, pero que llena de mensajes y de frustración los WhatsApp de grupo de padres de familia, dice de nuevo “mamá deberías de revisar si los hizo como le dice su profe” oh no, estaba yo ante un gran aprieto, porque YO NO SÉ, CÓMO DICE SU PROFE, lo dejé guardara la tarea sin correcciones, al fin teníamos al sábado para envío.

Hoy sábado lista para mandar evidencias, pensé que debemos de corregir lo que estuvo mal, porque es para calificación, ya había la advertencia de un recado dejado por la maestra en la plataforma, entonces, había que mandarla corregida, mi hijo estaba cerca, lo llamé para corregir la tarea, trajo su hoja, su lápiz y su ábaco, puse un gran borrador cerca y me dice “no mamá está prohibido borrar” pensé que estaba bien(lo cual ya habían mencionado anteriormente mis hijos pero lo había olvidado) ya que los errores permitían a la maestra reforzar al día siguiente de clase dónde él estaba teniendo dificultades, pero hoy no habría un día siguiente a corto plazo por la pandemia, pero sí habría más tarea, eso me dio aprensión.

Pedí el apoyo de mi asistente estrellami hija, sostuvieron un diálogo que no entendí, ella corrigió la postura y su manejo del ábaco de su hermano, lo cuestionó de cómo los “números amigos pequeños funcionaban” mi hijo repelaba un poco y ella volvía a explicar, me empezaba a invadir la frustración y me estaba enojando con mi hijo, ¿lo pueden creer? ¡Qué acto de crueldad de mi parte! que terrible sensación, mi hija vio mi cara, primeo preocupada y luego para bajar la tensión sonrió, me dijo “¿no le entiendes mami?” yo respondí que “¡claro que no!”, ella en su intento de explicarme, me escribió en una hoja cómo funcionaban esos dichosos números, por más que mis sentidos estaban atentos a ella, a sus trazos, a sus palabras, no entendí nada. Le dije siento que me estás hablando en chino, se sonrió y dijo esa misma expresión usa mi profe para este método bromeando, que es como hablar en chino para otros que no lo saben.

¡Qué alivio sentí que ella estuviera ahí! con su paciencia explicando a mí y a su hermano la forma correcta de hacerlo, nuevamente, por fin entendí después de 5 años que mi hija había empezado a estudiarlos pude entender cómo iban esa complejas sumas, eso que había tenido algunos intentos fallidos de adentrarme con unos tutoriales en YOU TUBE, mi hijo también con el refuerzo de ambas pudo entender y hacer mas ejercicios que los de las hojas, emocionado de haber digerido perfectamente ese bocado y yo también.

Esto me llevó a pensar nuevamente en qué difícil ha de ser para los padres no ser maestros, no saber de psicología, de didáctica, de teorías pedagógicas, de metodologías variadas, de las características de la etapa cognitiva de sus hijos y en muchos casos de no tener una experta sobre los temas en casa, cuando los maestros les dejamos tareas así a sus hijos los metemos en aprietos.

Refuerzo no solo en mis conocimientos, sino en mi experiencia de madre, que las tareas pueden ser totalmente antipedagógicas, dejar un tema nuevo o pretender que los papás les expliquen, puede ser similar a patear un avispero. Puede llevar a padres a recurrir a la violencia física o psicológica para presionar a los hijos, a un desgaste emocional de toda la familia por no saber cómo hacerles entender, a fracturar el vínculo afectivo de los padres con los niños al estarlos regañando por no entender, pero lo que es peor a hacerle creer al niño que él es el incapaz y que esto lo marque de por vida, llevando más a un perjuicio que a un beneficio.

La gran pregunta es ¿cómo llevar al niño a alcanzar los aprendizajes esperados en este periodo de la pandemia con las estrategias de la educación a distancia? ¿cuáles contenidos son los que sí se pueden revisar en casa? Reflexionar muy profundamente como docentes, pero que esa reflexión nos pueda llevar también a la propuesta pedagógica pertinente, que aterrice en lo que es realmente importante para el desarrollo del niño.

Por ahora las dudas me abordan más que las respuestas, no veo la luz con claridad, pero si tengo más claro lo que no debemos hacer. Cada maestro debe conocer muy bien las características de su entorno escolar, las posibilidades, las problemáticas, pero también conocer algo del tipo de las familias de los niños, además de conocer los procesos de desarrollo de los niños de manera integral, a estas alturas del ciclo escolar deberíamos saber por lo menos algo de esto, mucho antes de pensar en un trabajo específico a dejar, así como estar conscientes de las condiciones totalmente inéditas y extraordinarias que estamos viviendo por la emergencia sanitaria que aqueja al mundo.

En definitiva, cuando esta etapa que estamos viviendo con la pandemia termine, los profes tendremos mucha tarea al regresar, ayudar a reconstruir, no solo una sociedad vulnerada por distintos factores, sino una tarea de gran compromiso ético, replantear los objetivos básicos de la escuela, porque después de esto no debemos ser los mismos y debemos revisar a fondo los planes, programas, metodologías, la pedagogía que actualmente implementamos, para poder retomar, valorar y replantear lo que sea necesario de nuestra intervención, pero sobre todo, de lo que buscamos lograr en nuestros niños a corto y largo plazo.

La invitación pues a que las tareas que dejemos no sea por llenar solo un portafolio de evidencias, sino que tengan un verdadero sentido, que el trabajo del niño radique en aprender a pensar, mas que en ejecutar acciones como un instructivo y en definitiva cuidar las formas de nuestra propuesta.

Autora: YUNUÉN VERENICE  VERGARA ROSALES

Fuente: OVE

Comparte este contenido:

No son clases a distancia, son clases de emergencia

No son clases a distancia, son clases de emergencia

Por: Ilich Silva Peña

La pandemia por coronavirus ha llevado a tomar la decisión de cambiar las clases presenciales por actividades a distancia, trayendo consigo un conjunto de tensiones. Esta abrupta transición desafía tanto a docentes como estudiantes y las familias. En distintas partes del planeta, las instituciones educativas se encontraron de un momento a otro en un escenario distinto al planificado.

Si queremos disminuir las consecuencias traumáticas de esta pandemia, necesitamos comprender que hoy no se requieren clases a distancia, se requieren clases de emergencia. Y como en toda emergencia, debemos apuntar a lo esencial.

Uno de los primeros problemas revelados fue la inequidad de infraestructura para la utilización óptima de la tecnología. Estudiantes que carecen de acceso a Internet, familias que no tienen computadores para todos/as, docentes con espacios de trabajo improvisados, entre otros problemas. La respuesta a la pandemia, además de mostrar la brecha tecnológica, obliga a las familias que tienen acceso a dosificar el uso de la conexión. La emergencia condujo a docentes a ajustar el plan que tenían previsto. A los problemas de infraestructura se suman los de preparación. Aprender de manera rápida el nuevo entorno virtual es otro de los desafíos, en especial para docentes cuya tradición es el trabajo presencial.

Como si todo esto fuese poco, los procesos educativos están envueltos en un conjunto de emociones que no ayudan a una concentración en el aprendizaje (para estudiantes) ni en la enseñanza (para docentes).

Sé que muchos y muchas colegas están dándolo todo para continuar el proceso educativo.  La organización de los tiempos ha variado. Poco a poco se comienza a pensar en actividades asincrónicas como una forma de aportar en la distensión del ambiente.

Toda la comunidad debe comprender que no es necesario trasladar de modo automático la clase presencial expositiva a una videoconferencia expositiva. Aquello solo aumenta el stress. Hoy más que nunca se necesita hacer frente a esa pedagogía bancaria de la que nos hablaba Freire. Pensar que solo necesitamos depositar contenido en la mente de educandos es quizás el error y no la tecnología. Hoy no es momento del contenido.

El control a través del contenido y su expresión en las pruebas estandarizadas se evidencia en medio de la pandemia por covid-19. Si en el contexto habitual no podemos controlar, menos ahora. Para cualquiera que lleve más de un año en la docencia sabe que es imposible que la planificación resulte tal cual fue concebida.

Por supuesto que tiene importancia la planificación de la clase, sin embargo todos aquellos imponderables se multiplican en un espacio educativo al que no estamos acostumbrados. Por esta razón, no es extraño que existan actividades que puedan fallar. Una clase en línea tiene una infraestructura específica, una preparación determinada, una forma de hacerlo. Ya pasadas las primeras semanas de este proceso, habiendo superado la frustración inicial, debemos pensar en qué es lo central y sobre eso actuar.

La pedagogía de emergencia tiene como objetivo principal la capacidad de construir la esperanza. La continuidad del proceso educativo permite decir: «esto es un paréntesis», «esto continúa».

A través de la mantención del trabajo educativo construimos esperanza cotidiana, manteniendo las relaciones diarias, ritmos, hábitos. Por esta razón, la pedagogía de emergencia necesita dejar lo complejo, ir a lo simple, a lo esencial sin marearse con la tecnología.

También, la continuidad de la relación permite señalar que pensar en “vacaciones” en estos momentos sea un error pedagógico. La decisión de cortar el nexo que mantiene la relación con los pares solo puede venir de personas que piensan de modo tecnocrático más que pedagógico.

Hoy, más de un tercio de la población mundial está en situación de confinamiento. La pedagogía de emergencia se ha tomado el campo educativo y no sabemos por cuánto tiempo exactamente.

Esta será una experiencia que llevaremos en nuestros cuerpos por el resto de nuestra vida. Como dice Dewey, la educación es experiencia, pero no toda experiencia es educativa.

Por esta razón es que debemos pensar la forma en la que estamos educando en el 2020. La educación en medio de la pandemia por coronavirus definirá la vida de muchas personas. Para nadie será un año perdido, al contrario, serán muchos los aprendizajes que tendremos durante este periodo.

Para siempre recordaremos a la profesora que nos acompañó en los momentos más difíciles, por siempre estarán con nosotros aquellos compañeros y compañeras que a la distancia compartieron el camino de la esperanza.

En el contexto actual, la clase en emergencia será el refugio, será la forma de continuar, aquél lugar donde la amalgama de vivencias cotidianas se constituye en el aprendizaje perdurable. La clase de emergencia será aquél sitio protegido que nos contuvo en los momentos crisis.

Autor: Ilich Silva Peña

Fuente de la Información: https://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/no-son-clases-a-distancia-son-clases-de-emergencia/2020-04-08/101021.html

 

Comparte este contenido:

Las 10 herramientas más amigables de educación online que recomienda la Unesco

Las 10 herramientas más amigables de educación online que recomienda la Unesco

Texto por Cristina González

Las herramientas digitales cobran relevancia durante la pandemia del COVID-19. Las opciones que existen en Internet para desarrollar clases a distancia, por contacto online, son diversas. En Venezuela, las clases presenciales fueron suspendidas desde el 16 de marzo, y sustituidas por el programa “Cada familia una escuela”.

El gobierno de Nicolás Maduro estableció que el año escolar continúe en las casas, con la participación de los padres y representantes. También prevé el uso de distintos canales de información y comunicación, entre ellos Internet, a pesar de que 51% de los ciudadanos que cuentan con el servicio, reporta fallas en el hogar todos los días. La proporción deriva de una encuesta del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos.

Una lista, publicada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), presenta 70 herramientas para el aprendizaje online, como formas de educación a distancia durante la emergencia sanitaria.

A efectos de la planificación de la educación a distancia, la Unesco recomienda “optar por la utilización de soluciones de alta o débil tecnología en función de la fiabilidad del abastecimiento en energía a nivel local, del acceso a Internet y a las competencias digitales de los docentes y alumnos”.

A continuación, presentamos las 10 opciones más amigables de la lista para el contexto nacional:

  1. ClassDojo

Este sistema conecta de forma virtual a maestros con estudiantes y padres a través de aulas virtuales. Los alumnos pueden exponer sus aprendizajes al agregar fotos y videos en carpetas digitales propias. La herramienta comparte la historia de la clase -mediante productos audiovisuales- con los padres por mensajes privados. Ellos también tienen la posibilidad de unirse a la clase virtual.

Los docentes pueden añadir música de fondo a sus lecciones, así como otros recursos digitales ofrecidos por la plataforma. Este sistema es ampliamente usado en Estados Unidos y tiene presencia en 180 países. La herramienta puede traducir automáticamente los mensajes en 35 idiomas.

  1. Edmodo

Este recurso también permite la interacción virtual entre profesores, estudiantes y familiares. Los docentes pueden enviar mensajes y compartir los materiales de la clase. Los estudiantes ejercitan competencias digitales y las familias reciben actualizaciones de la clase para apoyar el aprendizaje en casa.

La plataforma registra mas de 700 millones de recursos compartidos. «Desde su lanzamiento el 2008, Edmondo ha ayudado a más de 100 millones de usuarios a aprender mejor juntos en cientos de miles de escuelas, en todo el mundo», indica su portal web.

  1. Google Classroom

Es un espacio virtual sencillo para mantener organizados los materiales escolares y comunicarse de forma remota. La plataforma está sincronizada con otros productos de la compañía Google, como el correo electrónico Gmail, el calendario y plantillas de documentos compartidos como Google Docs.

  1. Moodle

Se presenta como la plataforma de aprendizaje más utilizada en el mundo. Está disponible en 100 idiomas y presenta una interfaz simple de acceso y publicación de contenidos, para los cuales admite diversos formatos como Word, Excel, audio y, videos.

Los docentes crean sus propios cursos de formación, con lecciones y tareas específicas, y pueden exponer las calificaciones de los estudiantes, en espacios diseñados para ello. La herramienta promueve la filosofía pedagógica del constructivismo, basada en que las personas construyen su aprendizaje a través de la relación con su entorno.

  1. Seesaw

Esta aplicación ofrece cuentas de usuario para estudiantes y maestros. Al ingresar, los alumnos pueden acceder a una sección de “Actividades” preparadas por los docentes. Para contestar, la plataforma presenta una opción de “Anexar respuesta”.

Los maestros transmiten sus mensajes a través de un buzón que aparece en la cuenta de cada alumno. La herramienta envía actualizaciones a padres y representantes sobre el progreso en las clases.

  1. Khan Academy

Es una organización sin fines de lucro que brinda una biblioteca de lecciones y prácticas en línea, al servicio de docentes, estudiantes y padres; sobre ciencias, matemáticas y humanidades. “Con Khan Academy los maestros pueden identificar las lagunas en la comprensión de sus estudiantes, crear una clase a la medida y satisfacer las necesidades de cada alumno”, señala su página web.

La organización registra que 90% de los maestros de Estados Unidos que usaron la plataforma la consideran efectiva. Está disponible en más de 40 idiomas y, su respuesta educativa al contexto del COVID-19 es financiada por grandes empresas, como Google, Novartis y Bank Of America.

  1. Teams

Es un producto de la compañía Microsoft y consiste en una plataforma de interacción online a través de videollamadas, llamadas telefónicas y mensajería, con garantías de seguridad y privacidad digital. Las videoconferencias permiten una amplia participación, “de 10 o 10.000 personas”, expone el portal web. Los usuarios además pueden compartir y editar archivos en tiempo real.

Esta herramienta tiene una sección exclusiva para que centros escolares se registren. La oferta invita a crear aulas colaborativas, que se conecten con otros compañeros y comunidades educativa. El servicio incluye recursos y guías para fortalecer la gestión del aula y la participación de los estudiantes.

8. Common Sense Education

Common Sense Education es un sitio especializado en educación a distancia, que también se ha puesto a tono con la pandemia y ofrece consejos y herramientas gratuitas para apoyar el cierre de escuelas y las transiciones al aprendizaje en línea y en el hogar.

A partir de la noción de “ciudadanía digital”,  tiene secciones dedicadas a docentes, alumnos y padres y representantes, con énfasis en el aspecto metodológico de la educación a distancia, expuesto a través de tutoriales amigables.

Con el surgimiento del COVID-19, se creó una sección denominada “soporte coronavirus”, en la cual hay una selección de herramientas para gestionar de la mejor manera el estrés que puede causar el confinamiento.

9. EdPuzzle

“Haz de cualquier video tu lección”, invita la página web de esta aplicación. “Elija un video, dele su toque mágico y rastree la comprensión de sus alumnos”. Este software permite crear y editar, de forma online, videos propios o de internet para adaptarlos a las lecciones escolares. Aunque la plataforma está en inglés, el proceso de edición se realiza de forma sencilla, mediante íconos deslizables.

Los docentes pueden cortar los videos, grabar su voz sobre ellos, así como también insertar preguntas abiertas y notas explicativas. La herramienta pone a disposición del maestro una tabla de control, que permite monitorear quién ha visto el video y quién no, y registrar las respuestas de las tareas pautadas en el producto audiovisual.

  1. Squigl

Crea videos a partir de palabras claves que la herramienta identifica en cualquier texto o discurso. La plataforma asocia las palabras con imágenes animadas de su biblioteca. Desde el 10 de marzo ofrece acceso gratuito a escuelas públicas, educadores en el hogar y educadores a distancia. Los interesados deben ponerse en contacto a través de un formulario.

“Numerosos estudios muestran que el uso de imágenes es mucho más impactante que el uso de texto. Además, las imágenes animadas son superiores a las imágenes fijas para captar la atención de los alumnos y aumentar su retención del mensaje”, indica su página web.

 

 

Fuente de la Información: https://efectococuyo.com/especiales/las-10-herramientas-mas-amigables-de-educacion-online-que-recomienda-la-unesco/

Comparte este contenido:
Page 18 of 19
1 16 17 18 19